Partida Rol por web

¡Alto, en nombre de Castilla! II: ¿Quién roba a la Muerte?

III. Persiguiendo al malhechor

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14/03/2014, 16:51
Fulgencio de Salete

Y es que aquel demonio no estaba ahí de casualidad. Cualquiera pudo ver ahora (Pelayo lo vio cuando se topó con él, antes de la llegada de sus compañero) que a un lado de la batalla habia como restos de carne y trozos óseos, ennegrecidos, rosados y desgarrados...

Fulgencio entonces, aún con la espada en su mano, dio uno pasos hasta esa estampa, se encorvó para ojearlos y luego volvió a mirar al ente, haciendo cábalas en su cabeza. Entonces, sin mediar palabra y sujetando muy bien su arma, se introdujo en la pequeña boscosidad en la que os hallábais a trote limpio, sin ni siquiera miraros, hablaros o comentaros nada. Se perdió en la espesura, dejandoos tirados.

Entonces Xisca fijó su mirada por la dirección en que Fulgencio se alejó.

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14/03/2014, 16:56
Xisca

Por ahí se va al Pericullo, al salto de agua que forma la charca de Montepenares... -mumuró la joven-.

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14/03/2014, 19:23
Damián

Llegó Damián corriendo junto a su Señor.- ¡Mi Señor de Arbás! ¿Os halláis herido? ¿Precisáis auxilio?.- Preguntó preocupado a la vez que con la espada apuntaba al ser yaciente, pues a pesar de la terrible herida infligida por el pícaro, el joven no se fiaba para nada de que volviera a levantarse de nuevo. Y en esto que el Fulgencio se largó.

-¿Y este? ¿Qué mosca le habrá picado?

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16/03/2014, 16:06
Potencio Flores

- ¡ASQUEROSA HIJA DE PUTA! - escupe al suelo en ese gesto tan característico suyo - ¡Eh señor Fulgencio! ¡Dónde váis! bueno eh... nada mejor será que vayamos hacia allá -qué prisas se lleva el hidelagranputa

Camina despacio y se gira para ver si el resto le sigue. - vamos vamos, cuanto antes lleguemos antes nos vamos.

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16/03/2014, 22:21
Pelayo de Arbás

-Estoy bien!-respondió el caballero limpiando su espada de la sangre de la criatura- Pero ese sabe algo, aquesta criatura del diablo no debería estar en el camino devorando personas y ese puerco nos tiene dando vueltas sin dar explicación alguna-acusó a Fulgencio.

Notas de juego

Osea trituro al demonio ese y viene potencio y me lo quita? Si esto fuera un videojuego se iba a cagar! XD

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17/03/2014, 19:58
Tariq el Shadid

Sorprendido por la actuación de Potencio, al que tenía por cobarde, y por ver morir a otro engendro en pocos días, no supe reaccionar cuando Fulgencio se fue corriendo. Aún sin guardar mis cuchillos, corrí en pos de mis compañeros.

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18/03/2014, 19:23
Director

Apretásteis el paso dejando allí a la criatura yaciente. El caballero Pelayo tuvo que bajar de la montura, pues ya era imposible cabalgar entre los árboles a medida que os acercábais al Pericullo. En cuestión de minutos vísteis entre dos árboles cómo una bella estampa llegaba a vuestros ojos: el salto del Pericullo. Era una cascada de lo más normal, aunque era ancha y tenía una bonita caída. Claro que, mientras estábais contemplándola, escuchásteis unas voces de personas, y más de una... ¿de dónde procedían? Observando bien, os dísteis cuenta de que el salto del Pericullo albergaba una pequeña galería en su interior, siendo la propia cascada la entrada de la misma. Eso es lo que debísteis deducir, ya que las voces, efectivamente, procedían de allí dentro.

Desde vuestra posición podíais llegar al interior tanto descendiendo la cascada por arriba sujetándose en los salientes de la roca (eso si, mojados, por suspuesto) o bien metiéndose en el agua donde caía la cascada y nadando un pequeño trecho hasta la propia entrada bajo el agua descendiente.

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18/03/2014, 19:57
Tariq el Shadid

Me dispuse a mojarme, pues a diferencia de la mayoría de la gente, tenía la ventaja de saber nadar. No demasiado bien, que, por fortuna, había pasado más tiempo a bordo de un barco que flotando directamente sobre las olas, pero sí lo suficiente como para defenderme.

Pero, antes de hacerlo, miré a los demás, y pregunté:

-¿Alguno ha consigo una caja o alguna cosa do podamos meter antorchas et yesquero et non se mojen?

Al mismo tiempo, dejé precisamente antorchas y yesquero en el suelo, ya que sería inútil llevarlas si se iban a mojar, pues quedarían inservibles, y de ese modo podría recuperarlos más tarde si no teníamos medios para evitar que se mojaran. También solté el saco, el bizcocho de viaje y el escudo, y comencé a desvestirme, pues el gambesón me dificultaría los movimientos.

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19/03/2014, 22:39
Damián

-Pues no soy yo mucho de nadar, así que si bajamos trepando mucho mejor ¿no?.- Comentó Damián, mientras también iba desprendiéndose de armadura, pues sabía que bajar trepando por una cascada con el gambesón bien podía provocar una aparatosa caída.

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21/03/2014, 13:23
Potencio Flores

- ¿Y tú eres el moro marino? ¡bah! métetelos en las pelotas, ya verás como no se mojan. Os digo una cosa... debemos ir con cuidado y sin hacer ruido. Aunque es posible que con el ruido del agua sea suficiente, quiero decir que el sonido del agua tapará el nuestro, pero por si acaso. Igual podíamos restregar tierra en todas las partes metálicas para que no brillen y nos vean venir. Mas puede que desde detrás de la cascada tampoco vea, no sé... todas las precauciones me parecen pocas para acercarnos más o meternos dentro.

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22/03/2014, 14:10
Pelayo de Arbás

PNJOTIZADO

Señores, encuéntrome cansado -confesó el caballero Calatravo-. Hartos espadazos le dí a aquel demonio... ¡Santo Bendito! -aún no interiorizaba su lucha contra aquel ser aberrante-..., et que aquí está la Xisca y la montura,y no vámosles a meter ahí dentro... -miró a uno y al otro-: yo me quedaré aquí. Damián, deja aquí tus enseres si quieres -le dijo a su pupilo refiriéndose a la armadura-. ¡Mas ten cuidado!

Sin duda que, poco a poco, Pelayo de Arbás parecíase más a padre que a mentor para con ese joven.

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22/03/2014, 14:16
Director

Y en éstas que pareciera que Potencio hubiérase forjado como soldado, que buena idea tuvo con lo de los yesqueros (aunque no creyera yo que funcionara) et con lo de las armaduras. Funcionara o no, el ladronzuelo y el askari se acercaron a la orilla, cogieron algo de barro y se ensuciaron un poco las armaduras, las ropas y los rostros; y Damián, una vez retiradas armaduras con ayuda de su mentor calatravo, fuése por encima de la cascada, cuidando de no resbalar.

Cuando el árabe y el truhán metieron ya sus pies, botas, el jovenzuelo comenzó a descender justo al lado de la caída del agua, por la zona de la pared donde había ciertos salientes de roca muy pronunciados (peligrosos, si, pero también facilitaban la trepa). El caso es que entre el mirar para abajo, apoyar el pie en descenso y el continuo ruido del agua azotando la concentración de Damián, llegó un momento en que el chico... ¡resbaló! La suela de su calzado resbaló con un saliente húmedo, su pie se torció y su cuerpo se tambaleó de tal manera que, ¡Ay Señor Mío!, el muchacho cayó cual agua del Pericullo, ¡¡QUE SE NOS MATA EL CHIQUILLO!!

Sus brazos se agitaban en círculos mientras su cuerpo ya caía, y sus pies pataleaban en el aire casi un segundo. Y quiso Dios o la Fortuna que no se diera en ninguno de las piedras de la pared, que la pequeña cascada no era muy alta, pero si peligrosa. Et que mientras que bien cautos parecieran Tariq y Potencio, su estrategia de sigilo vióse alterada y "puesta a retablo" por los gritos del Damián cayendo... ¡Que caía como su amo cayó del caballo de la Xisca!

¡¡PLAFF!! -el estruendo del impacto de Damián contra el agua fue bastante sonoro, aunque imperceptible debido al ruido del propio Pericullo en su azote descendiente-; sin embargo, la cabeza del joven escudero, ahora empapada, salió de nuevo nada más caer al agua, ¡Y púsose de pie bajo la cascada!

Y es que el agua nada cubría que no fuera hasta el cuello del Damián y hasta la cintura de Tariq y Potencio, y éstos dos últimos, dando pasos desde la orilla hasta el chiquillo, bien que lo comprobaron. Aquella poquísima profundidad hizo que ni tan siquiéra tuviérais que nadar, y en breves cruzásteis bajo el agua cayendo...

- Tiradas (1)

Notas de juego

Nota: los yesqueros y antorchas los tiene Pelayo, para que no se os mojen.

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22/03/2014, 14:33
Fulgencio de Salete

Atravesásteis la cascada. Damián tenía el miedo en el cuerpo tras caer las pocas varas de altura de la cascada (y pese a que cayó bien, angustia entróle hasta un buen rato después). Allí dentro había una estrecha cueva, aunque no era excesivamente grande (sino más bien alargada). Al final de aquel pasillo rocoso (no muy largo, por cierto, y excavado de forma natural), vísteis a dos hombres, uno como agachado y otro como sobre él. En una roca grande os ocultásteis, sin que éstos os vieran.

En el caso de hablar sin levantar mucho la voz, nadie podría oirse en aquella pequeña cuevita, bajo la cascada, pues el ruido del agua embotellaría vuestras voces. Sin embargo, al fondo bien que oíais lo que aquellos dos decían (más bien uno al otro), ya que las grandes voces que daban eran dignas de ser mencionadas.

¡¡CONFIESAAA!! -gritaba Fulgencio, pues era él, abofeteando a un tipo amoratado-. ¡¡NO ERES DIGNO DE SER QUIEN ERES, CONFIÉSA de tu propia boca INÚTIL!!  -Paff, Paff : el de Salete le brindaba con saña un par de puñetazos al que estaba bajo él-. ¡Yo os ví! ¡Os ví! ¡¡MANCEBERO!! ¡BESÁNDO A LA VUESTRA TÍA, IGUAL QUE BESÁSTEIS A MI ESPOSA!

El tipo que estaba en el suelo tendría ya cejas, nariz o labios rotos (quizá todo a la vez) de los continuos golpes que el de Salete le endosaba entre frase y frase. Fulgencio era un tipo enorme, buen soldado y sin duda alguien que podría hacer mucho daño con cualquier cosa. Entre sollozos (mezclados con evidentes muestras de dolor), el tipo negaba que "hubiera robado nada", e insistía varias veces, y de forma impotente que él "no sabía dónde estaba el cuerpo de doña Luisa", que "no lo había robado"

Entonces Fulgencio rió.

¡No! Ja ja -se jactaba el agresor malévolamente-: Que mataras a la esposa de don Ramiro para heredar poco me importa; yo robé el cuerpo para inculparte en venganza de lo que le hiciste a mi difunta tiempo atrás, ¡no de la propia muerte de doña Luisa! Ahora tu fama de faldero se acaba, Brisco.

El puñetazo que le dió pareció matarlo al instante, o al menos dejarlo inconsciente, pues su cuello dejó de hacer fuerza para sostener su cabeza y sus brazos cayeron hacia atrás. Fulgencio seguía sujetándole a dos manos, aún así, por las ropas.

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22/03/2014, 15:08
Xisca

Estabas hora sólo con la Xisca y la montura.

¿Creés que me colgarán ahora, señor? -dijo apenada la chica-. ¡Os pidos que me dejéis huir, yo no hice nada!

La muchacha entrelaba las manos en señal de súplica mientra te hablaba.
 

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22/03/2014, 16:17
Tariq el Shadid

Salí en seguida del escondite, y, asiendo dos cuchillos, uno en cada mano, me puse al descubierto antes de gritar:

-¡Maldicta rata sarnosa! ¡Nos quisiste buscar la ruyna acusándonos de robar la muerta, mas desque lo feciste supe que fuiste tú! Ha llegado la hora de ajustar cuentas. Alégrate, ca hoy te habrás de ayuntar con la zorra de tu mujer.

Dije esto último con la intención de que la rabia lo volviera imprudente y bajara la guardia, y, esperando su reacción, levanté los cuchillos para lanzárselos. Le tenía muchas ganas a aquel soldado estirado y traicionero, mas por fin había llegado el momento de acabar con él. Tal vez me recordaba en cierta manera a el Darr, mi rival en los puertos de Almería, que me había arrebatado el control de aquella zona, o tal vez solo era que creía haber encontrado un rival digno con el que batirme y echaba de menos una buena pelea; en cualquier caso, no estaba dispuesto a permitir que siguiera respirando.

Notas de juego

Si habla, lo dejaré hablar, pero en cuanto corra hacia mí le lanzaré ambos cuchillos (supongo que tengo bonificación por distancia corta, y que estoy sin escudo y sin armadura, pero sí con casco y que llevo el hacha).

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22/03/2014, 20:16
Pelayo de Arbás
Sólo para el director

¡Ni se te ocurra mujer! Quiero saber ahora mismo en que andabais metidos para tener algo que ver con criaturas de los infiernos-dijo el caballero con tono autoritario- Aún no entiendo lo que está ocurriendo pero si hablas sincera y con la fuerza de Jesucristo en tus palabras no dejaré que te cuelguen. 

Notas de juego

Debo estar un poco espeso por que de verdad que no se muy bien que ha tenido que ver la mujer con todo lo que está ocurriendo XD

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23/03/2014, 13:38
Damián

El joven, empapado y aún con el corazón desbocado, quedose escuchando la conversación entre el agresor y el hombre yaciente. Mas cuando asestó el último puñetazo, Damián presto desenvainó la espada y se dispuso a proteger al moro por si el de Salete embestía.

Notas de juego

Desenvaino y preparo Defensa completa (+50% a la tirada de parada con la espada) para cuando embista.

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23/03/2014, 19:14
Director

Notas de juego

Decir que Fulgencio todavía no os ha visto, está agachado/de rodillas sobre el otro tipo (por si creéis que os ataca en combate... Que no).

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23/03/2014, 19:16
Director

Notas de juego

Léete, en la escena 2, el post de:

21/02/2014, 11:07

(Aparte de eso, decirte que Xisca se acostaba con Brisco).

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23/03/2014, 19:34
Pelayo de Arbás
Sólo para el director

Notas de juego

Si si, si ya lo había leido. Pero no me queda claro eso de que vinieron a avisarle? ¿Por que? Avisarle de que? Y el pellicuro?