Partida Rol por web

Amoris Litterae ad Librum Duendam

Camino del camino

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02/03/2012, 22:55
El viejo alquimista

El Alquimista os guió hasta las salas inferiores. En ellas se encontraba la herrería y los almacenes, donde se guardaba el equipo de los soldados y demás pertrechos para los viajes. Se quedó junto a la puerta y y con una mano os indicó que entraseis.

-Cojed lo que necesitéis. Armas, armaduras...lo que os haga falta-dijo amablemente- podéis disponer de todo lo que queráis. Lo único que tenéis que tener en cuenta es que haréis el viaje a pie. San Miguel de Aralar está a mas de 11 leguas, no deberíais tardar mas de tres días en llegar allí.

Notas de juego

No os paseis, nada de pedir espadas llameantes, catapultas, cinco armaduras por que no hay tanta pasta, que estamos en crisis

Lo de los caballos se aplica tambien a los que os lo habeis comprado antes de empezar la aventura ;)

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04/03/2012, 08:02
Godesteo

Avanzó al fin más tranquilo y satisfecho por el comienzo de la aventura, y como toda aventura necesitaban ir bien equipados.Él, personalmente ya tenía todo lo que iba a utilizar, incluido algo de comida.No obstante no descartó en echarle un ojo a lo que había por ahí, quizás le interesara algo. -Veo ya.Por mi parte a caballo ire, espero que no importele maese alquimista, el corcel y yo somos inseparables, algo indispensable en batalla, convertirse caballo y humano en un solo ser- comentó mientras observaba si alguno de sus compañeros escogía alguna armadura o arma. Intentó cerciorarse ahora de si en la sala había algún tipo de cuchilla, pues le serviría como herramienta en la supervivencia en el campo por si alguna vez se veían obligados a acampar en raso, o incluso también le serviría como último recurso en batalla si se veía desarmado.

Notas de juego

Están todas las espadas y escudos que hay en el apartado equipo¿?

Master: Si

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04/03/2012, 10:14
Artal Cornel

Artal anduvo despacio por la estancia iluminada por las antorchas, observando con ojo crítico herramientas, armas y armaduras. Reprimió una sonrisa cuando pensó que en tantos años de batallar en el pasado no había conservado armadura alguna más que el bacinete tomado como botín y ahora tenía a su disposición arneses de caballero. Se vió a sí mismo embutido en arnés de placas montando un brioso corcel y midiéndose a caballeros en combate... y sacudiendo la cabeza, tomó simplemente una lóriga de malla y un escudo de metal como protección. Evaluó varias ballestas y tomó una de las que mejor estado presentaban, con su aljaba y virotes.

Luego avanzó por los barriles de los suministros y cargó con un odre de agua, varias piezas de cecina y queso de cabra. Finalmente, mientras salía pasó por los estantes de las herramientas y tomó cuerda, antorchas y yesquero y un saco para llevarlo todo, ya que el Alquimista había dicho que el viaje se haría a pie y no podrían cargar con mucho sin animales.

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04/03/2012, 12:50
Fadrique

Sin duda alguna que primero fue a visitar el almacén de armas. Hacía tiempo que Fadrique necesitaba de una espada nueva y era por seguro que esa oportunidad era perfecta para adquirir una. Sin embargo, entre el fuego iluminador de la estancia, encontró otras pertenencias que muy gustoso no dudó en sobreponérselas sobre el cuerpo hasta comprobar que le irían bien:

  • Espada de Mano (HAB). Daño: 1d8+1
  • Gambesón reforzado. PRO: 3 - RES: 75. -25% Nadar. Todo excepto cabeza.
  • Bacinete. PRO: 3 - RES: 40. Sin penalizaciones. Cabeza.
  • Escudo de metal: RES: 150. Contra ataques a distancia protege brazo, pehco y (cabeza o abdomen). -25% Nadar.

Luego fue al almacén donde se encontraban las alacenas y otros enseres, y no dudó de tomar humildemente algunas provisiones, pues no se encontraba en casa y debido a la empresa y su urgencia no había tiempo de adquirirlos con más calma:

  • Raciones de Viaje (15)  Incluye cecina, queso, pescado en salazón  y pan de higo. Dura 1 semana y permite comer durante 1 semana.
  • Odre  10  Cuero de cabra que puede contener hasta un azumbre de líquido. (Agua)
  • Manta  36  De lana merina o castellana. Para caballos 24.
  • Yesquero  6  Juego de eslabón(normalmente en forma de anillo) y pedernal.
  • Antorchas  3  Tres antorchas con una duración aprox. de dos horas cada una.

Notas de juego

Sacado de la escena de comercium. Si hay algún problema me dices.

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04/03/2012, 18:34
Godesteo

Se aproxima a los cuchillos, tantendo unos cuantos de ellos, peso, material y forma, quedándose finalmente con un fino estilete el cual se esconde en la parte trasera de la cintura.

No obstante, se dedica además a pasearse por la sala sin dejar de recordar los buenos tiempos que pasaba junto a la orden, aquellos pimeros días que los nervios y emoción le reconcomían, y la duda e indecisión de escoger armas y armaduras y entrenarse día y noche hasta caer exhausto.Se le escapa un suspiro mientras agarraba un espadón y lo manejaba con soltura.No era su especialidad, pero su gran fuerza permitía moverlo a su antojo.Le recordaba a su viejo amigo y capitán de la orden, el cual portaba un gran espadón allá en sus tiempos mozos y el cual aún mantenía en una bonita hurna en el salón principal.A Godesteo realmente le fascinaban las armas, para él eran más que simples objetos u armas blancas, eran obras de arte cuidadósamente creadas, algunas más que otras, y que seguro que muchas de ellas expresaban algún sentimiento o representaban alguna ilusión.

-Maese Alquimista- se da la vuelta para dirigirse ahora al anciano-.¿No pensose acompañarnos en nuestra aventura?- sind duda alguna la ayuda del alquimista les vendría realmente bien, pues a pesar de ser un hombre ya entrado en edad, era sabía y muchas veces la sabiduría representaba un arma incluso más letal y mortífera en la batalla y en la supervivencia del día a día.

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04/03/2012, 18:44
El viejo alquimista

Los caminos no están hechos para mis cansadas piernas, o quizás es al revés. Además, no soy yo guerrero ni caballero y los caminos se tornan peligrosos en el norte pues los bandidos campan en las montañas-dijo mientras osbservaba como elegíais equipo- además, sigo teniendo trabajo que hacer aquí y no me queda tanto tiempo como a vosotros los mas jóvenes-su forma de llamaros jóvenes era mas respetuosa que realista. Aunque en cierto modo, pese a vuestra larga edad el alquimista era ya mayor cuando vosotros apenas estabais aprendiendo a blandir el hierro.

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04/03/2012, 19:41
Alvar el Sordo

Se acercó, igual que el resto, a mirar armas, armaduras y demás objetos indispensables para el camino. Evaluó con ojo crítico todo lo que allí había calculando que, si a pie deberían ir, no podría llevar demasiado peso. Sopesó y probó varias hachas hasta que se decidió por una de tamaño medio y no demasiado pesada. Aquella hacha de armas estaría bien. Se quedó por unos segundos ante las espadas dudando si sería conveniente llevar una de esas, la cogió con cuidado y la giró en su mano para dejarla acto seguido en su sitio,  no la manejaba tan bien como quisiera así que se ahorraría cargar con un peso inútil.

Se dirigió en busca de las protecciones y, pasando de largo ante grebas, brazales, cotas y demás armaduras metálicas, fue directo hacia los gambesones eligiendo uno reforzado que parecía que no le caía del todo mal, así como un bacinete que asegurara que su ya de por sí dura cabeza, siguiera intacta durante mucho tiempo.

Y ahora a por el resto. Cogiendo un saco en el que meter todo lo que pudiera resultar necesario, fue revolviendo de acá para allá. A medida que iba encontrando los objetos adecuados, los iba introduciendo en el saco. Cogió esmeril, antorchas y yesquero, cuerda, raciones de viaje y un odre con agua. Y por último una manta y una estera para las largas noches, sin lugar a dudas sus viejos huesos agradecerían que los aislaran del húmedo suelo.

Cuando consideró que ya lo tenía todo, cerró el saco y miró al resto para ver si ellos también habían terminado.

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04/03/2012, 19:59
Director

Por fin estaba todo dispuesto. Aquella noche se hizo un pequeño banquete de despedida. En él, el asado de lechón y el buen vino fue lo mas sobresaliente de la mesa, pero no faltó el chorizo, queso, grandes hogazas de pan blanco... El resto de guardias del castillo os animaron en vuestro camino, aunque en verdad ninguno sabía con certeza el motivo ni el destino de vuestro viaje.
 Aquella noche pudisteis pasarla con vuestras familias que pese a sus lagrimas comprendían la importancia de lo encomendado por el alquimista y os desearon un pronto regreso y mucha suerte. Aquella noche tampoco faltaron los rezos, pues aunque  en la fortaleza no había ningún monje, ni cura la mayoría de los que allí habitaban eran buenos cristianos y se encomendaron al altísimo antes de partir.

                                                                 __________

La mañana se despertó fría, el gallo aun no había cantado y tras las montañas en el horizonte se vislumbraba la claridad del cercano amanecer. Todo estaba en silencio, la fortaleza dormía.
 En el portón estaba el viejo alquimista que os entregó el libro y os deseo buen viaje. No hubo demasiadas palabras. No eran necesarias. El camino se habría ante vosotros y no tardaríais mas de dos o tres días en vuestra travesía. Los ánimos, ante las perspectiva de una nueva "aventura", el roce de la espada en el muslo, el peso de la armadura sobre los hombros hacía que vuestros rostros, aun algo dormidos dibujasen una leve sonrisa ante el camino que os esperaba.

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04/03/2012, 21:32
Fadrique

Cuando me despedí de mi mujer y de mi hijo, les comenté las reticencias que podría haber para con el hijo de mi señor*.

Si veis alguna partida de guardias del hijo de Ulloa cerca de los terrenos o nuestra casa coge al niño y cabalga a cualquier parte ¿entendido? -le dije el día anterior a mi esposa. Ésta se despidió de mi y me entregó un pequeño crucifijo tallado para que no olvidara rezar hasta en las noches más desafortunadas. Lo cierto es que jamás lo haría (olvidar rezar), pues no era sino el Señor quien guiaría nuestros pasos, que en su voluntad se encuentran presto escritos los hitos de los hombres, aún de diferentes naturalezas.

________________________________________

Tirando de las correas de mi nuevo escudo (que pesaba lo suyo, por cierto), divisé el horizonte que albergaba frío aunque también decisión. Sin duda alguna nuestro viaje no era uno más, no uno cualquiera, pues parecía como un último aliento esperanzador para el Alquimista al concedernos tan preciada (y a su vez por algunos repudiada) carga.

¿Estáis listos señores? -pregunté levantando las cejas. Lo cierto es que poco deseo de aventuras me queda... es posible que una vida en mis terrenos sea lo que Dios me aguarde luego de cumplir el mandato, a no ser que quiera hacerme sentar en las alturas, después de caído. ¡Vámonos!

Notas de juego

*: puede verse en la historia del pj.

Una pregunta, ¿"Aralar" es un lugar?

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05/03/2012, 00:02
Alvar el Sordo

La madrugada se presentó fría, preludio de las nieves que pronto caerían. Alvar apagó los últimos rescoldos que aún quedaban entre las cenizas del hogar, dispuesto ya para el camino. Había tenido la precaución la noche anterior de beber poco vino, saldrían temprano en la mañana y no quería emprender viaje con los sentidos embotados por el alcohol.

Recogió el saco del suelo y echó un último vistazo a su alrededor, aunque poco había que mirar, el hogar con sus cuatro cacharros para cocinar, la vieja mesa con los toscos taburetes, el arcón donde guardaba sus míseras posesiones y la tela que separaba el catre donde solía dormir. No necesitaba más.

No se despidió de nadie porque de nadie se podía despedir, ni mujer ni hijos que lloraran su ausencia ni esperaran su regreso. Con un suspiro cerró la puerta y salió a la fría madrugada. Seguramente en menos de una semana estaría de vuelta, si Dios lo permitía.

Ya en la fortaleza y después de los últimos consejos del Alquimista, parecía que los cuatro estaban ya prestos a partir.

- Riesgo de muerte hay, sábelo Dios, pero no mentemos antes de partir a la Parca, que ya acude ella sola a nuestro lado sin necesidad de llamarla. Si ya estáis listos vayámonos pues.

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05/03/2012, 08:59
Artal Cornel

Artal se despidió de sus hijos, Sancho y Pilar, con escuetas palabras. Ambos eran ya crecidos y se empezaban a ganar su pan honradamente, como su difunta madre hubiera querido. Apuntó como por descuido la posibilidad de no volver, y de que se condujeran con rectitud y temor de Dios si por ventura fuera ese el desenlace de esta postrera aventura en la que se embarcaba.

Caminó en la noche en dirección al portón donde el Alquimista y sus compañeros esperaban, y por el camino sintió la vieja emoción del inicio de la aventura. Esbozó una sonrisa de la que solo las estrellas fueron testigo. El vaho de su respiración anunciaba un amanecer frío y flexionó los dedos para que no se entumecieran. Tanteó el zurrón donde el libro del Alquimista viajaba bien envuelto y se persignó antes de llegar a la vista de sus compañeros, no fuera que tomaran por cobardía un gesto que era de prevención y acogimiento a lo sagrado frente a lo impío que de seguro iban a enfrentar.

Al cabo de un rato, todos estaban allí, pertrechados ya para iniciar camino. Saludó con un asemtimiento, escueto en palabras como solía, y esperó a que todos convinieran que era momento de partir.

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05/03/2012, 11:13
Godesteo

Tras aprovisionarse como es debido, se marcha a una taberna donde pasaría gran parte de la noche, bebiendo ligeramente con sus hermanos de la orden, recordando viejos tiempos, batallas pasadas y riéndose de los males que ya no se encontraban entre ellos.Cuando llegó el momento, se despidió de ellos y rezó algunas oraciones a su Dios.

Más tarde se equipa con todas sus posesiones, se coloca uno de sus escudos a la espalda y el otro lo mantiene frente a él, bien firme.Besa su crucififijo plateado y anda hasta juntarse con sus amigos.

-Buena noche hace para partir- comenzaba con un animado saludo-.Si teneis preocupación alguna, mejor será quitarosla, pues acabaremos esta gesta con éxito.Ninguna hasta ahora no ha podido resistírseme, y garantizaos que no habrá muerte alguna- declaró por si alguno tenía alguna preocupación o quizás pensaba que no saldría de esta.Para terminar con alguno de sus amigos deberían pasar antes por encima de su cadaver.

-Cuando deseeislo, partamos y terminemos con esto cuanto antes- finalmente se presentó como preparado para partir.

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05/03/2012, 13:08
Director

Los cuatro guerreros se pusieron en marcha. El camino hasta San Miguel de Aralar era largo y en el norte hacía frío. Era sencillo ir hasta allí, pues en aquellos caminos no solía haber demasiados peligros pero nunca estaba de mas planear bien el viaje.

La mañana había amanecido fría y el sol se ocultaba tras una fina capa de nubes, aun así era un día hermoso y la amenaza de lluvia parecía lejana.

Notas de juego

Ya os dareis cuenta que me gustan los dias nublados y lluviosos XD

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06/03/2012, 17:49
Godesteo

Por fin comenzarón la aventura, y todo parecía ir de perlas, sin problema alguno.No le agradaba mucho que no hubiera algo de acción, pues era amante de la lucha y de la espada, no obstante, siempre se agradecía algo de tranquilidad.Respiraba el frío aire matutino mientras observaba los bellos paisajes que les rodeaban.El norte de la península era maravilloso, y más con la deficiente cantidad de musulmanes que habitaban en él.

-¿Conoceis a las brujas que vamos a visitar?- preguntó ligeramente intrigado a sus amigos, para comenzar una interesante conversación y así hacer del viaje algo más llevadero.Notaba bastante el viajar sin su fiel amigo Santiago, un poderoso podenco, de un intenso marrón oscuro, que le acompañaba en todas sus batallas y todas sus gestas, no obstante, era un hombre fornido y en forma, y ningún camino se le resistiría a sus pies.

Notas de juego

Puede haber un mapa con la distancia que hay de donde estamos hasta el objetivo, y el tiempo aprox que falta y los posibles pueblecillos o demás fortalezas que podamos encontrarnos durante la travesía¿?

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06/03/2012, 21:50
Alvar el Sordo

Ya estaban en camino, con la primera luz asomando por las montañas y el frío golpeándoles la cara. Los primeros pasos los dieron con viveza, para entrar en calor y desentumecer los huesos. Alvar apenas prestó atención a su alrededor, absorto como estaba en sus propios pensamientos y en intentar disipar esa leve desazón que le asaltaba cuando los trabajos que le encargaban parecían fáciles. Sin lugar a dudas se estaba haciendo viejo y cada vez le resultaba más difícil lanzarse a la aventura locamente, sin preocuparse de las consecuencias. Salió de su ensimismamiento cuando la voz de Godesteo resonó en el silencio de la mañana.

- No –fue su escueta respuesta mientras se santiguaba impulsivamente sin saber muy bien por qué.- Y si estas... brujas no saben qué le pasa al libro o, aún sabiendo la pregunta no conocen la respuesta, ¿qué pasará con el grimorio? Si destruirlo no podemos, entonces ¿volveremos con él o se lo dejaremos a esas... mujeres?

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06/03/2012, 22:03
Fadrique

Yo tampoco, Godesteo -dije. He oído muchas veces al Alquimista tan sólo nombrarlas, y lo cierto es que cuando sus nombres hacen eco en mis oídos no me place sino la idea de que se hallen quemadas, no por pura venganza por sus actos heréticos, sino más bien por sus almas: el fuego purificador del Altísimo guiará el camino de su espírituo con el Padre...

Lo cierto es que Fadrique ni quería tocar el libro ni visitar a esas brujas, pero un encargo del Alquimista (el cual parecía el último o de los últimos) no podría ser rechazado.

Si no aceptan el libro... bueno... ¡habrán de hacerlo! ¡Es deseo del Alquimista!

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06/03/2012, 23:10
Godesteo

-Ah, si....- respondió a sus amigos con voz suave pero acusadora-....esas malditas arpías, hijas del demonio.No me fio mucho de la descripción del maese alquimista.La brujas son pícaras y se pueden hacer pasar por un ser afable y bondadoso cuando no lo son, para atraer el ratón a la madriguera.No debemos fiarnos de esas pérfidas apóstatas.Su origen y destino es la magia, y no deberiamos depender de brujas, a las brujas no se les acude para pedir ayuda, ¡¡se las quema en la hoguera!!- declara cerrando su puño con fuerza y sacuiéndolo con furia, mostrando su entrecejo funcido y su mirada encendida.

-En mi caso, visitelas hace ya años atrás.Cuan tan solo no levantaba metro y medio del suelo.Mi padre, en un acto de cobardía, acudió a ellas para pedir consejo sobre su porvenir.Nunca le perdoné ese acto tan indigno y deseleal hacia sus creencias.Nunca confies en una bruja, o te llevará por los caminos más oscuros- declaraba decidido avanzando terreno sin decaer el ritmo-.Recuerdolas vágamente, no podria describirlas con certeza- se mostraba ahora pensativo intentando recordarlas mientras se fijaba en el suelo para no tropezar con ninguna piedra u obstáculo que se hallara en el camino.

-Sin duda alguna, querido Alvar, el libro no caerá en manos de esas sucias brujas, ¡ni hablar! Prefiero recorrer todos los reinos y vivir mil vidas para encontrar la solución antes que entregárselo a estas...- definitivamente dejaba clara su posición frente a las brujas, las odiaba a muerte como a todo ser mágico.Puede que en el fondo no tuvieran maldad, pero aún no había conocido bruja alguna con tal bondad.

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06/03/2012, 23:52
Artal Cornel

El corpulento aragonés avanzaba por el camino con su característico paso de largos trancos, con el tiracol del escudo asido con la mano izquierda para aliviar su peso en el hombro, como era su costumbre de muchos años siempre que andaba armado y en campaña. En su zurrón, bajo el escudo que colgaba a su espalda, viajaban los demás pertrechos y del hombro derecho andaba sujeta la ballesta, cuya aljaba pendía en su cintura. El estuche donde transportaba el grimorio del Alquimista lo llevaba atado bajo las ropas y a pesar de que era liviano, lo notaba como pesada carga. Serían largas las leguas que habrían de recorrer hasta su destino.

Pensó en las brujas. Birutia, Indarr y Sorguiñak eran sus nombres. Había oído al Alquimista nombrarlas en más de una ocasión, y no recordó que el Alquimista las mencionara con afecto, pero tampoco con miedo. Con cierta aprensión y cierta reverencia a la vez, si acaso. El Alquimista les había encomendado buscarlas para que dieran su consejo sobre el libro o les indicaran qué tenían que hacer para solucionar el problema del grimorio. Artal era hombre de Dios, pero tenía los pies en la tierra y era pragmático: si el Alquimista les había mandado a consultar a las brujas, no debían ser tenidas en principio como enemigas sino como colaboradoras.

- No diría verdad si dijera que conozco a las brujas que el Alquimista nos manda consultar. Pero el Alquimista ha sido claro en su encomienda: id a consultar a Birutia, Indarr y Sorguiñak de Aralar para que opinen sobre los males del grimorio.

Hizo una pausa y miró a derecha e izquierda buscando los rostros de sus compañeros, demorándose un instante más en el señor Godosteo. Luego hizo un esfuerzo y continuó hablando:

- No soy amigo de brujerías, hechizos, grimorios y similares cosas ajenas a Dios, bien lo sabéis todos, pero nuestro viejo amigo nos ha encomendado esta misión y nosotros la hemos aceptado, como tantas veces. Nos obliga nuestra palabra, y mientras no se vea en ello sacrilegio, es de esperar la obediencia como buen soldado sin cuestionar la encomienda, que esa es virtud de hombre de armas. Y yo no soy otra cosa que eso... un hombre de armas.

Miró de nuevo al señor Godosteo, como queriendo comprobar si sus palabras suavizaban su postura, y continuó hablando:

- Llevaremos el grimorio a las brujas y pediremos su opinión, tal como el Alquimista nos ha encomendado. Luego ya veremos, que cuando estemos ante las brujas no tendremos a nuestro lado al Alquimista y tendremos que conformarnos con nuestra corta sabiduría para juzgar la situación.

Y dicho esto, que era mucho para su costumbre, siguió el camino en silencio, atento al camino y sus lindes, porque aunque no fuera de mucho seso meterse en líos con cuatro hombres bien armados como ellos, no había repartido Dios demasiado sentido común entre salteadores y bandidos.

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07/03/2012, 00:25
Fadrique

Sabias palabras las del portador, ciertamente... -pensaba yo mientras seguía caminando y asintiendo al tiempo que miraba a Artal.

Godesteo -dije dirigiéndome a él-, no tantas diferencias se encuentran en nuestras posturas, pues vil será aquella cosa que hagan sin duda con el libro las harpías, ni tan siquiera el asomo que el Alquimista con cuidado trató este legajo; pero no podemos renegar ahora mismo de esta misión... ¡acabamos de partir! Eso si, no te quitaré yo la opción (pues así yo también lo ansío), de llegar allí, "ver el percal" de las susodichas y decidir el destino de la empresa. Tan sólo espero que el Alquimista no nos haya enviado a una muerte segura al final de nuestros dias...

Poco a poco me acostumbraba al peso de la armadura, el escudo y la espada. Mis huesos anhelaban un descanso, pero mi espíritu aventurero abandonaba poco a poco la apatía de las continuas luchas y se encaminaba, una vez más (tal vez la última) a recorrer los giros del destino que este Devenir tuviéranos preparado. Guerreros de Dios y de un Alquimista que no van sino a ver a los "Perros del Infierno"...: valiente panorama.

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07/03/2012, 20:14
Alvar el Sordo

- Mi buen Fadrique, si hasta hoy nos fiamos del Alquimista ¿por qué recelar en estos momentos de su criterio? Si él considera a esas tres como mujeres sabias en lugar de viejas adoradoras del diablo, no seré yo el que ponga en duda sus palabras aunque mi fe y mi juicio me hagan recelar. –Se acomodó mejor el saco en la espalda y, con la mano sobre el hacha, siguió caminando.- Y si es la muerte la que nos aguarda en esta última aventura, sólo espero que venga por mano humana o por fuerza divina.

Consciente era Alvar que, de los cuatro, él era el menos dado a formalidades y que entre sus logros se contaban los saqueos al infiel, sin importar que hubiera tregua o tratado pertinente y, aunque nacido y crecido en la fe cristiana, en algunas de esas cabalgadas había visto cosas ajenas a Dios que le habían hecho dudar, y si al nombrar a las brujas se santiguaba era más por superstición que por un odio visceral como el que impulsaba a Godesteo.

- En breve llegaremos a Aldaba, sería conveniente que decidiésemos la mejor ruta a seguir. Antes de mañana no llegaremos a Lekunberri y eso contando con que no llueva -miró al cielo que apenas mostraba nubes- no deberíamos encontrar contratiempos en el camino. Jajajaja... a no ser que algún pobre incauto con más hambre que seso nos intente detener.