Partida Rol por web

Esa tirada es para abrir el cofre, continuo... dime algo dire

no pero lo que digo es que me tendrás que decir lo que hay en el cofre para que lo ponga, si es que esa tirada es para el cofre

La cerradura, a pesar de estar vieja y algo oxidada, cede ante tus hábiles ganzúas, y la puerta de hierro se hable. El pequeño humano se lanza a piernas, abrazándote agradecido.

: Gracias, gracias... te...tenia mucho miedo... dijeron que me iban a comer... y esas cosas se movían. -Señala entre lagrimas los orbes azulados que vibran en algún momento como si tuviesen algo vivo en su interior.

Cuando te despegas del niño y entras en la jaula sin perder de vista los orbes, te percatas de un extraño olor. Pero no le das importancia y abres el cofre, en el que encuentras una buena cantidad de monedas de oro. Sin duda un buen hallazgo con el que podrás comprar algo de vuelta en el pueblo... si es que consigues regresar.

: Te... ten cuidado. El tiempo es mu...muy traicionero... seguro que hay ventisca cuando anochezca... yo me voy a casa... ¿No hay monstruos en el campamento verdad?

La helada superficie del lago te aguarda para que lo cruces, siendo como es tu único camino para continuar con el ascenso del monte Milter. También puedes retirarte y volver con el pequeño al pueblo... al menos has salvado un alma inocente, aunque muchas mas sufrirán si el Rey de la Montaña no es derrotado.

Conseguí abrir la jaula del cofre y por ende también del chico humano que había dentro, se me lanzó encima agradeciéndome lo que había hecho ya que lo había salvado. -Esta bien esta bien, ya estas fuera y todo eso- no era la mejor tratando con niños pero en cualquier caso el cofre estaba a mis espesas sin ninguna protección. -oh pobre cofre ¿que tendrás?, espero que no sea aire de lujo como el anterior- me dispuse a abrirlo y al menos esta vez no estaba vacío, se me escapó un suspiro de felicidad, tenía una gran cantidad de monedas que no dudé en tomar para mí para un posterior uso.

Ahora estaba el problema del chico, me avisaba de los problemas del clima, -no te preocupes por lo que me pueda pasar soy bastante resistente y si, debería de estar limpio el campamento o al menos cuando pasé lo vacié- le dije tranquilamente mientras me acercaba de nuevo a la jaula para recoger uno de los extraños orbes azules que se movían. -¿que demonios son?- 

En cualquier caso el chico salió corriendo y yo tenía una montaña llena de tesoros por delante o al menos eso creía ya que era el rey de la montaña, al ser rey hay que tener riquezas, -seguro que no le importar prestarme unas pocas para decoración- dicho eso me puse en marcha hacia la montaña de nuevo no quería perder demasiado tiempo ya que hacía mucho frío.

El niño humano sale corriendo y se pierde de tu vista tras la empalizada del campamento trasgo. Con el oro en tus bolsillos y el extraño orbe que has cogido, te diriges hacia el lago y empiezas a caminar cuidadosamente por la resbaladiza superficie, atenta a los crujidos del hielo bajo tus pies.  Por suerte parece que el hielo es suficientemente grueso para mantener tu peso y solo tienes que tener cuidado de algunas grietas diseminadas.

Cuando estas a mitad de camino notas una sensación extraña... te parece como si el hielo se hubiese movido, o como si algo se hubiese desplazado bajo el. Notas que algo no está bien, te vigilan.

Tu sensación se confirma cuando escuchas una risa... en uno de los riscos que rodean el lago, ves la silueta del niño humano que liberaste. Su vocecilla resuena y cambia de tonalidad, a medida que agita una especie de báculo.

El aire parece romperse alrededor del pequeño, mostrando su verdadera forma tras la ilusión. Un chaman trasgo.

: Jijijijijiji... tonta tonta...¿ Creías que podríais pasar tan fácilmente? Ahora pagaras por lo que le has hecho a mis camaradas. Ella no se tomara muy bien que hayas cogido sin permiso sus huevos jijijijijiji.

El pequeño trasgo suelta una risilla histérica mientras a tu alrededor el hielo empieza a crujir y a rajarse por todos lados. El orbe que cogiste se agita fuertemente y de él sale una especie de gusano, tan largo como tu brazo, que chasquea unas pequeñas pinzas, intentando apartarse de ti mientras lanza un irritante chillido.

A escasos metros, el hielo explota lanzando fragmentos de hielo y salpicando con la gélida agua del lago en todas direcciones. Surgiendo después una enorme criatura insectoide, cubierta de grandes escamas blancas afiladas y con innumerables patas. Una versión mucho mas grande de la criatura que salió del orbe, y posiblemente su madre.

Es un Remorhaz, un gusano de hielo de los glaciares y está claro que se trata de la madre de los huevos que resultaban ser esos extraños orbes. El tamaño de esta criatura es suficientemente grande como para devorarte de un solo bocado, además parece desenvolverse perfectamente en el lago helado y un solo golpe suyo podría hundirte en el agua congelada para no regresar nunca más.

La criatura parece tantear el aire, huele el olor de sus cría, escucha su llamada de auxilio y suelta un chillido aterrador, abriendo sus múltiples mandíbulas quitinosas, plagadas de dientes afilados como cuchillas. Sus grandes ojos compuestos se vuelven de un vivo color rojo, cuando empieza a nadar entre el hielo para abrirse camino hacia ti. A su alrededor el hielo cede y se despedaza y te das cuenta de que es un suicidio luchar en ese lugar contra semejante criatura.

Solo tienes una opción... correr a la orilla evitando las grietas, antes de que la criatura te atrape.

El pequeño se marcho sano y salvo, esperaba que no le ocurriese otra desgracia bastante había tenido con tener que estar encarcelado en la fría celda, un estornudo se me escapó mientras me dirigía hacia el lago -maldición, el haber estado parada abriendo la jaula me ha hecho tener frío de nuevo- soné mi nariz un poco antes de continuar maldito frío.

El lago tenía una capa gruesa de hielo, no parecía que fuese a colapsar o al menos eso me hice creer a mi misma, lo último que me faltaba era caer al agua helada y resfriarme, me puse de camino con algún que otro resbalón pero sin mucho problema, aunque sin duda todo empeoró al escuchar una voz feo que resonaba. Al girarme hacia el ruido pude ver al niño que acababa de salvar pero agitaba un báculo para después deshacerse y verse claramente que era un trasgo.

No me importaba si era un niño o un trasgo pero una vena se hinchó en mi frente no me gustaba demasiado que se burlasen de mí, -!que huevos ni que tonterías, ven aquí que te voy a dar los azotes que te mereces, seguro que aún no te..¡- en ese momento obviando la risa del trasgo había algo más y parecía mucho más grande. Saqué el orbe azul que tenia y al poco eclosionó convitiéndose en un gusano de grandes dimensiones que saltó al hielo escapando de mí mientras chillaba. No sabía que en cuanto la cría se alejó el hielo empezó a destrozarse a grandes trozos mientras salía de allí la versión XXXXL del mismo gusano. Mamá gusano no parecía demasiado feliz de que su pequeño gusanito estuviese en mi bolsillo durante un poco de tiempo, aunque a mí tampoco me hacía demasiada ilusión tenerla pero en cualquier caso no parecía amigable contra mí.

Entonces podíamos decir que mi sexto sentido, llámalo sentido de los obvio o lógica pero el ver los ojos rojos de aquella enorme criatura mientras me miraba y hacía grandes ruidos no parecía ser muy bueno, tan rápido como pude comencé a correr con la cara pálida como el papel. -Corre, corre, corre, nono plan B- mientras corría lo más rápido que podía evitando el hielo roto a la par que comenzaba a gritar ligeramente -vamos vamos capa, las palabras me dan igual vuela- ahora intentado levitar y sobrevolar rápidamente el lago destrozándose al paso del gusano gigante. -juro que si salgo de esta piensa masacrar a aquel trasgo muy muy muy sádicamente-

Bienvenido. Ahora es cuando pierde uno de los objetos aleatoriamente. Espero a que me digas cual antes de continuar.

Corres desesperadamente esquivando las grietas del hielo con el remorhaz a tu espalda, intentando activar tu capa. En un momento dado consigues patear el suelo y empiezas a ascender, evitando las grietas y dirigiéndote a toda velocidad a la orilla, surcando el viento gélido de la montaña... hasta que te detienes en el aire.

Miras hacia atrás y contemplas aterrada como una especie de tentáculo escamoso te agarra desde la mandíbula del gusano, que abre sus múltiples fauces, dispuesto a arrastrarte y convertirte en su alimento.

Pateas el tentáculo mientras fuerzas tu capa mágica a seguir adelante, pero no es lo bastante fuerte y cada vez te ves mas arrastrada a las fauces de la bestia. Te percatas también en ese momento de pánico, que el tentáculo no te agarra a ti, si no a una de tus pertenencias. Tu espada "El azote de los muertos" está firmemente agarrada y no tienes mas opción que soltarla para liberarte de la atadura y una muerte asegurada.

El tentáculo sale disparado agarrando la espada, directo a la boca de la criatura. Que se traga el artefacto de un bocado. TU por otro lado, liberada del yugo de la bestia, sales volando por los aires sin control, por la gran fuerza que has puesto en tu capa para sacarte de alli. Atraviesas el lago volando sin control y aterrizas aparatosamente sobre la nieve de la orilla.

A tu espalda, el remorhaz lanza un último rugido furioso y se vuelve a internar al lago helado. Has conseguido superar la peligrosa trampa. Pero aun te queda para llegar a la cumbre de la montaña. El sendero que asciende por las laderas ahora se abre ante ti, en un duro ascenso por la nieve.

Tenía que ir lo más rápido posible, tener a aquella bestia deseando comerme de un bocado por tocar a su cría no es que me gustase lo más mínimo, tal así que estaba dando todo lo que podía en aquella carrera. Notaba como mi corazón bombeaba al 100% mientras tenía que moverme entre las placas de hielo que se levantaban y hundían a toda velocidad por todas partes, cada vez más y más trozos se levantaban hasta que uno de los tentáculos agarró una de mis espadas. -!Déjame bestia, sueltame¡- gritaba para darme más fuerza psicológica mientras pateaba el tentáculo que me agarraba.

Muy a mi pesar tuve que soltar la espada de mi cinto saliendo por ende yo lanzada mientras el monstruo se disfrutaba mi espada, la capa me había resultado un enemigo en esta ocasión ya que por culpa de la fuerza que use no me permitió estabilizarme y acabé con la cabeza dentro de la nieve al otro lado del lago. Saqué la cabeza de golpe inspirando aire por la boca en una gran bocanada, ¿acababa de pasar un experiencia cercana a la muerte? en cualquier caso tuve que sentarme un poco mientras veía a la criatura moverse y empezar a marcharse poco a poco, -menuda suerte la mía, la proxima vez que vea un niño humano lo va a salvar quien yo me sé-.

Me reincorporé y sacudí la nieve de mi ropa, me había quedado sin mi espada mágica casi sin poder estrenarla pero por ahora estaba irrecuperable, solo podía continuar ya que el hielo del lago estaba destrozado y volver no era ahora mismo una opción, pero una cosa tenía clara, si veía otro huevo de esos lo más seguro es que lo aplastase sin pensar.

Finalmente dejas atrás el traicionero lago y emprendes el duro ascenso por la ladera de la montaña. A cada paso que das el ascenso se hace mas difícil y agotador. La nieve empieza a acumularse, habiendo momentos en los que prácticamente te llega por la cintura, si bien tu capa te permite atravesar este obstáculo cuando te resulta difícil avanzar. El aire de la alta montaña es aun mas frio y te azota el rostro como si quisiese arrancarte la carne de los huesos. Y lo peor de todo es que el cielo del atardecer empieza a filtrarse entre las nubes, que empiezan a descargar sus copos de nieve sobre tu cabeza... No queda mucho tiempo para que anochezca y pronto tendrás que encontrar un refugio o arriesgarte a quedar atrapada en la nieve por toda la noche.

A mitad del ascenso a la cumbre, la senda desemboca en un mirador natural, una amplia zona plana y cubierta de nieve acumulada, en cuyo borde luchas por recuperar el aliento del ascenso. El tiempo ha empeorado y la nevada está empezando a desembocar en una ventisca que empieza a dificultar la visión.

Pero algo capta tu atención en aquel lugar... Al otro lado de esa planicie, en la pared de la montaña, ves una puerta de piedra, tallada en la misma roca de la montaña. Y ante ella una figura, sentada y con la cabeza hundida entre sus brazos... una mujer.

Te acercas con precaución, con la nieve dificultando cada paso. A medida que te acercas, te das cuenta de de que tanto la puerta como la mujer estaban más lejos de lo que parecía, y son enormes... La extraña mujer levanta la cabeza y te mira fijamente... su piel es de un pálido tono azul cielo y sus cabellos plateados. El tiempo parece detenerse por un instante, mientras el viento silba en tus orejas... el viento y algo más.

Das justo a tiempo un salto atrás, cuando una enorme hacha cruza el espacio que ocupabas hace un segundo. Un grito gutural resuena en tus oídos mientras el hacha levanta una nube de polvo de nieve, que se disipa poco a poco, permitiéndote ver a una enorme criatura humanoide, también de piel clara y azulada. Posee una gran barba blanca y va pertrechado con una gran armadura de hierro y pieles, así como un yelmo. No te cabe la menor duda, te estás enfrentando a los antiguos habitantes de la montaña, los gigantes de las nieves.

Tras el guerrero gigante, la giganta se incorpora alzando los brazos al cielo y cantando una extraña melodía en su gutural idioma. Al instante el viento se recrudece, como si respondiera a sus ordenes... es una hechicera... y tanto ella como su hermano parecen no estar dispuestos a dejarte pasar por la gran puerta de piedra.

El lago ya quedaba en el recuerdo de mis pisadas mientras comenzaba a subir aquella ladera que parecía infinita, no solo era complicada de subir por la inclinación que tenía sino que además la nieve amontonada y el frío presentes todo el tiempo hacían que fuese terrible aquella escalada. No me extrañaba que muchas vidas se perdieran en esta montaña, lo que me recordaba que debía de anotar en algún sitio como masacras al trasgo niño para hacer que llorarse sangre, agité un poco la cabeza para volver en mí y centrarme en la subida de la maldita montaña.

Lo único que pensaba que podía ser útil era la posible cantidad de tesoros que tendría el rey de la montaña, pero en mi ascensión el tiempo empeoraba, hacía más frío y más aire que parecía querer ser un arma contra mí, el día por su parte parecía esfumarse de aquella montaña, -¿así que hará incluso más frío no?- . Tardé un tiempo en llegar a una pequeña zona plana donde seguramente podría descansar un poco, inspiré tranquilamente mientras notaba como el frío casi llegaba a mis pulmones, gracias a dios que podía mantenerme caliente con la ropa que llevaba, no era mucha pero la armadura también hacía algo.

En aquella explanada pude observar que había una puerta de gran tamaño tallada en la roca, parecía que cubría el paso de la montaña, extrañamente también había una figura de gran tamaño, parecía ser una mujer aunque tenía un extraño tono de color azul en la piel. Con forme me acercaba poco a poco la mujer se dio cuenta de mi presencia y no parecía que estuviese demasiado contenta, además en el momento que escuché un extraño ruido con el viento mi cuerpo sin pensarlo casi dio un gran salto hacia uno de los lados mientras veía como un enorme hacha aparecía de la nada a punto de golpearme y seguramente dejarme en el sitio.

-Por el amor de Arkay que cerca ha estado- me quejé ante el susto que recibí de aquella hacha, poco después un enorme rugido lo siguió pero parecía ser más humano de lo que a simple vista era, mientras me levantaba un hombre de las mismas características que la mujer aparecía. Por si no fuera poco el señor violento del hacha la mujer que parecía quieta se levantó para mostrar que podía con su voz controlar el clima ya que empeoró más de lo que pensaba.

Sin duda no podía quedarme allí o al menos no estar con los brazos cruzados, -me agrada mucho que vengan personalmente a recibirme con sus culturas más antiguas- poco a poco empecé a sacar mi florete y mi espada "matabrujas" una en cada mano -pero me temo que soy más de tomarme una jarra de hidromiel a la luz de una calentita chimenea, algo que sin duda deberían comprar, tienen un tono de piel preocupante-, suspiré un poco para calmarme, -pero no creo que esto se pueda resolver charlando ,¿verdad?- me coloqué en una pose defensiva dispuesta en realizar una estocada contra el primero de los dos que se acercase más de la cuenta o dejase o hueco libre