Partida Rol por web

Nos vamos a reir aqui xD

Anélido se encuentra en su aula y de momento te esta esperando a que tengas a bien pasarte por alli.

Sin perder más tiempo, me dirijo hacia el lugar donde se encuentre el profesor Anélido. Espero no tener muchos problemas... Aunque, lamentablemente, temo más por el humano. No sé si tendrá problemas, o tal vez se convierta en una fuente de los mismos...

El profesor Anélido esta sentado en su escritorio escribiendo algo, y al verte aparecer por la puerta lo recoje rápidamente y lo esconde en un cajón. Parece nervioso.
- Veo que dominas la magia, de no ser asi, no te hubieran mandado conmigo. Toma asiento si eres tan amable y háblame del tipo de magia que haces. Despues te diré lo que te voy a enseñar.

Me siento como puedo en una de las sillas que Anélido me indica. Las sillas serán perfectas para los humanos, pero lo cierto es que a mí me quedan un tanto pequeñas. No obstante, logro meterme a presión en una.

Una vez sentado, digo al hombre- Veamos. Mi magia proviene de la naturaleza, del entorno. Puedo dominar los elementos, desde el aire, el trueno y el fuego, hasta el agua y la tierra. También soy capaz de manejar las energías de la naturaleza para devolver las fuerzas y la salud...

Básicamente, en pocas palabras, esa es mi clase de magia.

 - Ese tipo de magia es muy poderosa. Pero has de saber que si en algún momento te encuentras en un elemento que no es el tuyo ¿que harás? .- El profesor estaba recostado en la silla con las puntas de los dedos juntas, muy tranquilo . - ¿Que harias por ejemplo si estuvieras en un glaciar? Has de saber controlar otras fuerzas, otras naturalezas, deberás aprender a esgrimir la magia arcana desde su propia raiz. Y a eso es a lo que te enseñaré yo. 

El hielo es agua... Y eso se contrarlo... Sólo tendría que transformalo, y sé como hacerlo... Aunque contestarle eso, sólo sería estúpido e impertinente por mi parte...

Mientras pienso si contestar o no, asiento con la cabeza al Doctor ante su propuesta de enseñarme magia. Para concluir, sólo puedo decir- Que así sea.

Lo de la magia arcana no me suena demasiado bien... Tendré que andar con sumo cuidado sobre esto...

 - Bien, lo primero que tienes que hacer es aprender a verlas. Ponte de pie

Anélido se pone de pie y se acerca a una estanteria de donde toma una jarra de madera toscamente tallada y una copa. De un armario saca una botella y vacia un inconfudible caldo morado en su interior. 

- No temas, en vino, aunque no muy bueno, pero para esto sirve. Esto te va a doler un poco, pero es necesario. 

Se moja los dedos en el vino y te los restriega por los ojos, lo cual te provoca un escozor, no muy fuerte, pero jode. Ante tus llorosos ojos, todo se ve negro y con chispitas de colores. 

- Concentrate, verás colorines sueltos, pero tienes que ver las linas de la magia como te rodean. Vibran a tu alrededor y esos colores que ves, son las lineas, sientelas, tocalas, puedes hacerlo. 

Mi instinto bravío surge unos instantes, pero después me traquilizo un poco. Desde luego este tipo es un gran hijo de puta. No le haré nada porque no soy vengativo, pero se merece una gran patada en los cojones.

No obstante, me centro un poco. Intento ver las lineas que dice... Pero lo único que veo son chiribitas de colores...

 Puedes ver las lineas de las que habla Anélido formarse en torno a ti, a él y al entorno que os rodea. Ves como de él salen unas lineas que se mezclan con las del ambiente y avanzan hacia abajo, al mismo tiempo ves como de él emana una nebulosa negra con tintes dorados. Fijandote en ti mismo puedes ver como una nebulosa con una forma parecida adquiere un tono entre amarillo y rojo, aunque cada vez predomina más el amarillo. Las lineas que salen de ti se mezclan con las del entorno y se van hacia el exterior. 

De manera inconsciente tu mano va a acariciar una de las lineas y sientes una sensación de bienestar y calor que recorre tu brazo. Ves las lineas que desprende Anélido y al ir a tocarla notas algo raro. Primero es un chispazo claramente, despues una sensación de placer casi sexual, y por último notas que algo te mira. Una figura de tonalidad entre negro y rojo, con una capucha y mucho más grande que tu subido en una bestia kodo lanza su mano dispuesto a agarrarte. En ese momento de manera instintiva das un paso atrás y entre las lágrimas y el susto recuperas tu vista. 

Ante ti, Anélido permanece muy serio. 

¿Qué ha sido eso? ¿Qué ha pasado? -pregunto algo asustado y aturdido. Ahora mismo, que el hombre que tengo delante me haya dejado ciego con un poco de vino, es lo que menos me preocupa...

Anélido parece perplejo ante las convulsiones que has tenido

- Toma asiento .- te acerca un taburete para que te sientes.- ¿Que has visto? Estabas bien pero de repente algo te asustó y empezastes a convulsionar

Era... Una extraña figura -Empiezo a contar, recordando lo que acabo de ver- Estaba envuelta en una extraña capucha, y montaba sobre un kodo. No sabría decir si fue real o no. No obstante, intentaba agarrarme.

Nunca imaginé que esto existiese junto con los hilos de la magia. ¿Qué era esa extraña figura? -pregunto intrigado a la par que intentando ver las intenciones del profesor. Seguro que sabe que he visto, y qué simboliza... O, incluso, quién es

 Anélido parece aliviado. 

- Esgrimir la magia arcana no es fácil. Verás, si iba en una bestia kodo puede que se tratase de ti mismo. Todos los seres tienen un lado bueno y uno malo. No es ningún secreto que la naturaleza de la magia arcana busca destruir todo aquello que la altera, puesto que su naturaleza primigenia es demoniaca. Por ello forma parte de nosotros el saber manipularla a nuestro antojo, pero sin que nos destruya

Anéilo hace una pausa mientras se toma una copa de vino y te tiende otra a ti

- No debes temer a la parte oscura de tu alma, se podría decir que es tener miedo de ti mismo, y eso es absurdo. Tienes que ser consciente de tus posibilidades y aprender a dominar la situación, por complicado que sea. 

Toma la copa de vino que Anélido me ofrece. No me fio mucho, pero supongo que no acostumbran a envenenar a sus estudiantes. Así pues, tomo la copa, aunque por cortesía, no bebo. En mi tribu, no se bebe hasta que el que sirve no ha probado la bebida.

No tengo miedo a la parte oscura de mi alma. Para avanzar, lo mejor es enfrentarse a nuestros propios fantasmas. Lo que ocurrió es que me pillo de sorpresa. -Comento a Anélido ante su comentario sobre la parte oscura de mí.

 - La magia es caprichosa y ¿porque no decirlo? Cruel. Busca lo bueno que hay en nosotros, corrompiendolo a su antojo para que sea el taumaturgo el que sirve a la magia y no al reves. Todo esto puede sonar un poco raro, pero a fin de cuentas es normal, ya que la magia arcana esta suministrada por los demonios del torbellino inferior, y es normal que su legado en nuestro mundo intente lo mismo que sus aviesas intenciones.  .- 

Anélido hace una pausa y vuelve a posicionarse delante tuyo. 

- ¿Quieres intentarlo de nuevo? Pero esta vez lo hacemos distinto, cierras los ojos y te concentras para ver las lineas de la magia sin necesidad de echarte vino en los ojos. Es un vino muy bueno como para desperdiciarlo en estas cosas. 

Lo cierto es que todo esto no me gusta... No me gusta nada. No obstante, no puedo echarme atrás. Si quiero infliltrarme, tendré que hacerlo con todas las consecuencias. Que la Madre Tierra me de fuerzas, para no caer en la tentación...

Está bien. Probemos sin vino... -contesto mientras pruebo el vino- Lo cierto es que es un buen vino...

 De nuevo ante ti aparecen las mismas lineas de antes, esta vez las puedes ir viendo poco a poco mientras abres los ojos hasta el punto de ver las cosas del plano material y a la vez las lineas de la magia.