Partida Rol por web

11 de Marzo del 990. Día

Hace unos días que la ciudad está cerrada. La incertidumbre empieza a pesar cada vez más, como unos grilletes de hierro poco sofisticados que, además, empiezan a apretar, causando cierta sensación de desaliento y duda. La mayoría de locales han cerrado u atrancado sus diversas entradas para proteger sus bienes, pues han sido los posaderos (en su mayoría) los primeros en asumir que se trata ahora mismo de sobrevivir hasta que "lo que sea que ha dejado la ciudad cerrada", pase.

Los menos afortunados y la escoria local (la cual ya era una elevada cantidad priori a los sucesos actuales) empiezan a actuar de manera más osada, ya que el cuerpo de seguridad de la ciudad, abrumado por el gentío, se las ha apañado para cerrar el Distrito del Mercado de Marfil, que alberga los muelles más grandes y los almacenes mejor provistos y atrincherarse allí, tomando la zona como lugar de operaciones. El resto de la ciudad, prácticamente la han abandonado a su suerte.

Hoy es 11 de Marzo del 990, y la situación no mejora. Los rumores acerca de que los señores de Gabriel y Phaion les han abandonado hacen mella en la moral, y el bandidaje se ha convertido en el pan de cada día. De todos modos, no hay fuerzas del orden, más o menos. Porque en el distrito del marfil no se ha notado todavía los efectos del aislamiento. Pero en el resto de la ciudad, se empieza a hablar de enfermedades que vuelven loca a la gente, como si los revertiera a sus estados más animales.

Los niños, los que conocían el lugar y unos pocos afortunados han logrado refugiarse en una posada que toma el nombre de "Samine". El lugar, no llega a estar abarrotado, pero si que alberga más "clientela" de la habitual. Como buenamente ha podido, la posadera se ha ido encargando como buenamente ha podido (valga la redundancia), pero las despensas no dan para mucho, apenas podría alimentar a los presentes durante unos pocos días más.

En silencio bajo las escaleras, notando la presencia tranquilizadora de Johann a mi espalda. Ya hace varios días que ésta pesadilla se ha iniciado, y está empeorando rápidamente. Nos sentamos en la mesa del fondo, junto con varios de los niños que han logrado llegar y refugiarse en la posada, y ambos cedemos el cuenco de gachas aguadas que nos corresponde a cada uno a favor de dos de los críos más pequeños. En los últimos dos días apenas hemos probado bocado, nos mantenemos casi a base de té y miel...y en mi caso la medicina, el dolor se vuelve cada vez más intenso.

En la posada se respira conmoción, dudas, nervios y bastante miedo, sobre todo por parte de los niños, que no entienden muy bien lo que pasa, y los adultos tampoco están mejor. Noto un par de ojos puestos sobre mí, pero antes de que pueda ver quién me está mirando de ésa manera Johann frunce el ceño (lo que le acentúa más las arrugas de expresión) y la sensación de estar siendo observada cesa al instante.

-Ésto no está yendo nada bien, va a haber que hacer algo.- Antes de que me dé tiempo a pensarlo mejor, las palabras salen de mi boca, y me da la impresión de que no es algo que haya pensado yo. Johann me mira y me acaricia la cabeza con suavidad, intentando tranquilizarme. Sabe que si me estreso es más difícil que me controle.- Necesitamos provisiones, y averiguar qué ocurre. No podemos permanecer aquí para siempre.

-¿Y qué propones?.- Un hombre me mira fijamente mientras me lo pregunta. Su lenguaje corporal me dice que está nervioso, asustado y que está ardiendo en deseos de hacer algo. Sus ojos oscuros se han clavado en mí y no me sueltan.

A Johann no le ha gustado su tono, y tampoco que me mire así, ya que se ha girado de cara a él, bloqueando cualquier contacto visual que el desconocido pudiera tener conmigo.-Somos extranjeros aquí, y no conocemos las circunstancias de la ciudad, pero es cierto que no podemos continuar así indefinidamente. Deberíamos salir a reconocer el terreno, averiguar algo de lo que pasa y conseguir algunas provisiones.- Lo miro, parece que está cabreado. Desde mi posición le veo la espalda ancha enfundada en un abrigo grisáceo, y la corta coleta de pelo rubio. Con la mano le agarro la parte de atrás del gabán para intentar calmarlo un poco, y gira levemente la cabeza para poder guiñarme un ojo.

-Johann, por favor...- Se gira completamente hacia mí y me da un beso leve en la mejilla, la barba descuidada me hace cosquillas, y me susurra que no me preocupe.

-Es muy fácil decirlo estando ahí sentado, anciano.- Ese hombre tiene la mirada fija en Johann, parece como si quisiera un enfrentamiento directo...sinceramente, espero que no, mi padre no va armado- Pero ¿quién estaría dispuesto a salir de la seguridad de la posada para una incursión?.

Es que ni lo dudamos, al instante siguiente mi voz se une a la de Johann, y noto una oleada de orgullo cuando me aprieta el cuello con cariño.- Yo.-

En silencio, esperamos a la respuesta del resto de personas de la posada...

El jaleo era mayor que nunca, todas las habitaciones ocupadas, los niños dormían de cuatro en cuatro en las camas, bien apiñados en la habitación de las literas dos en cada extremo de cada cama que eran a su vez cuatro también. Una habitación la ocupaban Rue junto a su padre, mientras que al lado se apiñaban un matrimonio y otra mujer en habitación de cama matrimonial. Rise dormía acompañada de la dueña del orfanato, que había quedado hecho un desastre por culpa de los desesperados que buscaban refugio y comida fácil y al lado de su habitación, en la última que quedaba por descubrir se había atrincherado toda la comida que habían podido conseguir entre los niños, los ciudadanos y ella antes de que todo el caos estallara de más... Cabía decir que estaba a buen recaudo bajo llave para que no cundiera el pánico y poder racionar aunque... se estaba terminando más rápido de lo que se pensaba en un principio.

Estaba saturada y aquello solo era el panorama en las habitaciones superiores, en el comedor de la posada ya no había mesas y sillas repartidas y espaciadas no, ahora estaban apiñadas en un rincón y aquello se había llenado de mantas tupidas tendidas en el suelo, zapatos y adultos descansando sobre el suelo frente a la chimenea, otros sentados en las pocas sillas que había o subidos en las mesas. Los turnos para ir a la letrina eran estrictos y se debía acatar la norma de ir en grupos de tres, bajo riesgo de ser atacados incluso en esos momentos pues estaban en la parte trasera de la posada, en el exterior.

Bajo todo aquel caos, y con un estrés creciente además de un ruido incesante por las voces descontentas de los ciudadanos allí reunidos hizo sonar la campana que colgaba de una de las bigas que sostenían el segundo piso, declarando toda la atención hacia si misma.

- Queda comida para tres días como mucho (Y ya de por si era aguada y pasada)... Hay que hacer algo ya mismo así que por favor, los que estén dispuestos, dad un paso adelante e intentaremos arreglar algo antes de que nos quedemos sin nada. 

Era la dueña de la taberna, tenía que poner algo de orden a todo aquello aunque sentía que le sobrepasaba demasiado la situación. Con lo fácil que era todo antes y eso que tenía poquísimo que ofrecer, deseaba que Durr estuviese con ella, sabría como actuar bien y controlar todo aquello de un modo magistral.

"viejo, te moriste demasiado pronto... Ayúdame por favor, algo me tuviste que enseñar que me sirva ahora..."

Justo después del "intercambio de opiniones" con nuestro "amable compañero de infortunio" oímos la campana, y luego a Rise (Dioses, parece que está a kilómetros de distancia) pidiendo gente que quiera ayudar. Aunque la posada es pequeña aún nos lleva tiempo llegar a la barra, pero ambos nos situamos donde se ponen el resto de voluntarios, mientras le sonreímos a Rise intentando darle ánimos. La verdad es que debemos de dar una imagen muy extraña, una muchacha demasiado alta y delgada que está apretando la mano de un hombre ya mayor aunque todavía robusto, rubio y de ojos azules con tanta fuerza que le está cortando la circulación. Los dos desarmados, y los dos vestidos con ropas sencillas aunque de calidad.

—Viejo, no salgas, que te darán calambres. —Estaba recostada sobre una mesa observando el panorama, hasta que ver al pobre señor queriendo ser valiente delante de su... nieta? hija? me hizo intervenir.
—Saldré yo.
Me levanto y empiezo a caminar entre la gente. Pantalones oscuros de cuero y botas, una camisa blanca bajo una prenda de cuero que permite moverse con comodidad. En el cinturón traigo sujetas unas boleadoras que castañean de tanto en tanto.
Y cómo demonios he venido a parar aquí? Solo venía a preguntar si tenían algo de vino, y como la gente se ha puesto bastante loquita con todo este asunto ahora me veo sin la posibilidad de salir. Bueno, más o menos.
Aprovecharé lo que ha dicho este viejo para ver si puedo regresar a casa, que me preocupa el estado en el que pueda estar.

—Siii... si encuentro algo de alimento regresaré a decirles. Sí, eso.
Voy caminando hasta la puerta cuando en eso la mucama se pone a hacer sonar una campana. Y ahora qué?

Aa... Ahora con más prisa me intento acercar a la puerta para salir, no quiero verme involucrada en nada de esto.

Una figura encapuchada pasa del todo inadvertida ante las meras palabras de los hombres. Sentado en una silla de madera que ha visto tiempos mejores, las maderas de la misma chirrían, luchando por aguantar el peso del individuo quien escucha pacientemente cada palabra, comentario y sugerencia. Lo siente, en cada tono de voz, percibe la duda, percibe el miedo, pues posiblemente sea el primero en entender que no todos saldrán de allí con vida. Aun así, se mantiene impávido. Sus ojos apagados en la sombra observan y distinguen. En su mente, va susurrándose "sí" o "no". Una apuesta en la que sólo él participa, sobre quienes viven y quienes mueren.

Para sí mismo, sonríe. No hay muchos que puedan sobrevivir, pero desde luego está decidido a hacer su pequeña "aportación" -Si queréis salir... quizás podríais usar el alcantarillado de la ciudad. Dudo que esté patrullado y no creo que haya mucha gente que lo emplee.. podría funcionar en vuestro beneficio...- comenta, llevándose dos dedos a su mentón - Pero sólo es una idea. Del mismo modo otros podrían pensar igual.. y ser vuestra tumba- añade, y sus palabras infectan a los civiles con un creciente temor, que se traduce en una parálisis masiva. La gente traga saliva, hace el silencio, bajan las miradas. Sea quien sea, ha logrado un potente impacto moral con cuatro palabras.

Me encontraba apoyado en una pared de la taberna con los brazos cruzados y una de mis piernas levantada a la altura de la rodilla, apoyada en la susodicha pared. No destacaba entre la multitud que allí se encontraba. Estaba cabizbajo, pensativo...

El destino me había traído a esta ciudad por causas de trabajo, pero en esta situación es imposible poder llevar a cabo la recolección de información necesaria para aceptar el trabajo o dejarlo pasar. Las puertas cerradas. Nadie entra o sale... ni siquiera suministros. Por ahora está calmada dentro de lo previsible. Parece que todavía no hay levantamientos ni nada y espero que así sea. Los levantamientos solo traen consigo sangre y caos, pero cuando la comida empiece a escasear va a ser algo inevitable.

Conozco la orden que me daría el jefe ante esta situación: Abortar la misión y salir cagando leches para esperar a que la situación se estabilice y poder volver a ello, pero no pienso dejar que tantos inocentes acaben mal. Ya me llevaré la bronca de él cuando termine en este lugar y se entere de que seguiré aquí intentando ayudar

Varias de las personas que hay en la taberna están discutiendo lo que quieren hacer... Un anciano con la que podría ser su nieta, la tabernera, algún personaje que no destaca en absoluto y una chica que parece tener prisa en abandonar la taberna. Los primeros parecen tener más intención de ayudar a la gente que de escapar, cosa que parece priorizar la última, aunque puede que esté equivocado, por supuesto. En ese momento , levantando un poco la mirada comienzo a hablar en un tono de voz alto, esperando que la gente me vaya escuchando

- Puedo decir que estáis todos en lo correcto.- sonrío incluso en una situación como esta. Una sonrisa bien plasmada en estas situaciones puede calmar incluso los corazones más inquietos, al menos dar algo de esperanza a la gente y ganar algo de tiempo antes de que empiecen a comportarse como animales desbocados.- Lo primero que tenemos que hacer es saber qué es lo que está ocurriendo y por qué las puertas han sido cerradas... No hay demasiadas razones por las que las puertas de una ciudad puedan ser cerradas a cal y canto, pero si no lo averiguamos de primero la cosa no va solucionarse por las buenas. Sea cual sea la razón los nobles no van a mover un dedo para arreglarlo mientras no se ven apretados, y todos sabemos que tardarán más que los habitantes de a pie en estar en problemas.- Salgo de posición para dirigirme en dirección al anciano y la posadera, que parecen estar más relajados que el resto.- Tres días dices?- Comento claramente como respuesta al comentario de la posadera.- Lo primero debería ser conseguir suministros entonces, pero tampoco es completamente prioritario... Deberíamos buscar una forma "pacífica"- Enfatizando en esta última palabra.- antes de algún tipo de actuación que pueda llevar a problemas con la guardia. Quién está dispuesto a arriesgarse a ver lo que ocurre ahí fuera?- Pregunto levantando la voz ante todos los presentes en la taberna.- Dejaré bien claro que yo fijo que saldré para intentar arreglar esto.

Después de mi comentario un hombre completamente encapuchado comienza a hablar y dar la idea de que la gente huya de la ciudad por las alcantarillas.- No creo que sea una buena idea señor. Sea cual sea la razón para cerrar la ciudad no creo que sean tan descuidados como para dejar las alcantarillas sin vigilancia. Pero cuando la cosa empeore para los guardias... ahí si podremos convencerlos para que nos ayuden. Todavía no descartemos esa idea tampoco.

—Pero qué dices, cabeza de trapo? —Iba enfilando hacia la puerta, pero me detengo y doy la vuelta, con las manos en la cintura, dirigiéndole la palabra al asunto misterioso que salió hablando de entre las sombras. —No me voy a meter en ningún alcantarillado, alguna vez estuviste allí? Huele feo.

—No, mi camino es otro. —Sin embargo... no será muy prudente durante el día, debería esperar a la noche. Me recacho... Eso es mucho tiempo! Necesito llegar a mi casa ahora!

—Pues como veas. —Le respondo al muchacho de la melenita que acaba de soltar sus opiniones. —Yo me piro.

Me asomo un poco por la puerta para avistar si hay gente, y poco a poco voy saliendo, y empiezo a trepar por la pared intentando llegar al techo de la posada. Nadie nunca vigila los techos, aunque siendo de día, si no tengo cuidado será fácil verme.
Solo debo tener cuidado, no apresurarme demasiado, ir con calma.

Mientras tanto pienso en la mejor manera de llegar hasta el bote, luego huiré por el río, será difícil que estén bloqueando el río, tal vez exista una manera de salir. Me planteo la posibilidad de ir bajo agua, pero eso implicaría abandonar mi casa, y por ahora no me viene resultando una opción viable.

Justo acabamos de ponernos cerca de Rise y ése chico empieza a hablar...¿cómo no me he dado cuenta hasta ahora de que estaba ahí?. Tiene una voz encantadora, su forma de moverse invita a la simpatía...e incluso tiene el pelo más claro que yo. Apenas me doy cuenta de que Johann acaba de girar su cara hacia mí, sorprendido, porque ahora mismo estoy bastante ocupada coincidiendo en todo lo que ese agradable desconocido me está contando.

El calambre no es para nada serio, pero sí me hace perder la concentración en lo que estaba pensando y volver a enfocar en lo que realmente importa. A mi lado Johann suelta un sonidito que se parece misteriosamente a una risa ahogada.

Y entonces en hombre encapuchado habla, y la temperatura en la sala baja varios grados. Me cobijo en mis pensamientos, notando la firme presencia de Johann a mi lado, y aprieto aún más fuerte su mano. Justo ése es el momento en el que la señora vestida de cuero decide coger y largarse, lo cuál me parece ridículo y peligroso, pero allá ella. Como bien dicen por ahí, es mayorcita para hacerse la cama, y no me ha gustado el que le haya llamado "anciano", ni su tono.

Tengo un momento de estupor y me giro hacia Johann, para decidir lo que vamos a hacer. Tras un par de segundos en silencio, ambos asentimos con la cabeza.-Tal vez Rise, que vive aquí, o tú - Digo hacia el chico del pelo claro.-  podáis conocer a alguien que nos podría dar esa información en esta parte de la ciudad. Si podemos conseguirlo, preferiría usar la forma pacífica, pero no veo factible ir por las alcantarillas, ya que aún en el improbable caso de que no hayan puesto guardia, es casi seguro que alguna gente ya habrá tenido ésa idea, y casi seguramente no serán ciudadanos de bien, lo cuál hace ése plan bastante peligroso.- voy ganando confianza poco a poco.- Por otra parte, cuando la cosa empeore para los guardias nosotros ya estaremos en serios problemas, creo que es mejor echar un vistazo fuera antes de llegar a ése punto y ver si podemos conseguir algo de comida e información.- Miro a Johann, que no ha abierto la boca, y vuelvo a asentir.- Yo me presento voluntaria para salir e intentarlo, pero Johann se queda aquí, alguien tiene que proteger a los niños. Rise, seguro que tú tienes algunas ideas.- Le sonrío a la tabernera, intentando darle ánimos.

Había tanta gente que no se percató del encapuchado que pronto hizo cundir el pánico, haciendo callar y de temer la situación aunque eso a Rise le venía bien, porque podía empezar a ordenar un poco las ideas y las cosas. No podía ir dando información sin más porque la mayoría de los que allí estaban si se enteraban solo harían que cundir en pánico masivo y no del que había logrado aquel misterioso hombre no, si no del de gritos, comienzos de pelea y salidas atropelladas con posibles heridos de por enmedio. Teniendo eso en mente, aprovechó aquel silencio sepulcral tras la salida de la (para ella) insensata mujer para disponerse a hablar cuando un chico bastante guapo pero que había pasado por alto con tanto ajetreo y trabajo se pronunció. La pequeña Rue no tardó en responderle y no pudo más que sonreír, tenían cabeza amueblada y eso le iba bastante bien dada la situación actual.

-Bien, calmaos... a ver, todo aquel que desee hacer una incursión para buscar provisiones, haga el favor de subir al piso superior y entrar en la habitación más alejada de todas. No quiero a más de tres personas, si somos más podría ser incluso peor que ir solos pues podríamos llamar demasiado la atención. 

Se conocía el barrio pobre como la palma de su mano y como no, a sus habitantes también quienes consideraban que alguien solitario era presa fácil, pero un grupo grande siempre escondería un suculento botín para los que quisieran atacar y eso era precisamente lo que debían evitar en ese momento de crisis. Dicho eso y tras pedirle a Johann que se encargase de la taberna se dirigió a su habitación donde esperó pacientemente a que subiesen los susodichos interesados que de momento parecían ser Rue y el joven moreno de cabello plateado. Esperó el tiempo justo y necesario y cuando vio que estaban todos empezó a hablar tras cerrar la puerta y asegurarse de que nadie subiría gracias a Johann a quien también le había pedido el favor de guardar las escaleras. 

-No debe cundir el pánico y por ello guardo silencio, si estáis dispuestos a salir a por provisiones o a arreglar aunque sea minimamente este asunto, quiere decir que tenéis cabeza suficiente para no dejar que el terror se esparza por esta gente pues podría haber heridos por rencillas. 

Hizo un leve silencio para suspirar, todo aquel tema era asqueroso para ella.

-Se cuenta por ahí, en forma de rumor que hay una droga nueva que se vende en un segundo almacén del barrio de márfil, en las afueras de este. La droga parece ser que provoca una felicidad ficticia y lo más extraño de todo, es que hay quienes pasean por la ciudad sin problema alguno entre dementes y maleantes. ¿Que quiere decir eso? Que tienen mucho poder y son peligrosos, lo suficiente como para que ni el más estúpido de los rateros se intente acercar a ellos. 

Puso las manos sobre el barril que hacía de mesa en su habitación y miró a los presentes con seriedad.

-El distrito del mercado de Marfil ha sido tomado como centro de operaciones y o bien es una tapadera de los ricos para lograr algún fin o por el contrario son unos ciegos que no ven que el problema está a escasos pasos de ellos... Mi opinión es que incluso los ciegos escuchan, así que me decanto por la primera opción completamente. 

Suspiró levemente y cerró los ojos unos instantes, a pesar de que sabía que debía hablar y estaba acostumbrada a ello por su trabajo, no le gustaba en absoluto hacerlo demasiado y menos si era para dar malas noticias de situación.

-Sabiendo esto, propongo ir a por algunas provisiones, de algo tienen que comer los que aquí se encuentran y tras eso, propongo ir a investigar a fondo qué está pasando aquí... Porque la guardia os aseguro que no hará nada al respecto si los que están detrás son los ricos, ya que bueno,  son ellos los que les mandan. 

Terminó la charla y con ello se acarició sobre su falda levemente ambas pistolas, aunque externamente solo se vería a una camarera alistando su falda y el cancan de debajo de la misma. Cruzó los brazos a sabiendas que no se libraría de tener que usarlas y esperó la respuesta de los allí presentes. 

Cuando Rise nos da la opción de subir con ella le doy un último apretón en la mano a Johann y voy detrás de la tabernera, sabiendo que la gente que se queda abajo está bien protegida. Entramos en la habitación, y tomo asiento tranquilamente a los pies de la cama, preparada para oír las noticias que Rise tiene para nosotros. Después de escucharlas le sonrío, aunque me acaba de preocupar.- Entiendo todo lo que has dicho, y doy por sentado que podrías llevarnos por rutas seguras hasta algún sitio dónde podamos conseguir comida para la gente que se queda aquí.- Espero su gesto de asentimiento. -Estoy de acuerdo también en lo que dijiste de conseguir algo de información, ya que si la cosa sigue así en la ciudad se va a desatar el caos, y desde luego la guardia no va a mover un sólo músculo para evitar que toda la gente que está en estos barrios muera. Si queremos que esto se solucione, y que no haya una masacre, debemos averiguar qué sucede, porque no estoy dispuesta a que muera gente inocente. Pero debemos de hacerlo con mucho tacto y cuidado, por muy buenos que seamos ellos son más, es mejor hacerlo sin que nos pillen que enfrentarnos a un combate directo.- miro al chico moreno.- ¿Tú qué opinas?.

Sonrío ante la respuesta de la chiquilla acompañada por el anciano. ¿De verdad se había planteado que mi idea de que los soldados quedasen sin suministros era por su mano? Que ingenua... Pero tampoco parece del tanto ingenua. La educación que ha tenido para su temprana edad no debe ser algo demasiado común; esa forma de pensar y la valentía para decir que iría ella sola fuera si fuese necesario... y no solo eso, sino que su acompañante no le decía nada en absoluto de forma de negarse. Parece que debe tener un par de trucos escondidos para esa confianza o realmente es alguien a quien tener en cuenta. En ese momento Rise comenta que subamos aquellos que queremos hacer algo por la ciudad. Tengo que ser sincero conmigo mismo. No quiero que nadie en la ciudad sufra, pero mi misión no consiste en ayudarlos tan directamente; pero tampoco puedo llevarla a cabo si la situación está como ahora mismo . Así pues subo y la dueña del local comienza a hablar con total tranquilidad y los rumores que hay en la ciudad. ¿Qué mejor persona para conocer los rumores de una ciudad que una mujer que escucha todos los rumores de esta? Será mejor tener en cuenta sus suposiciones y darlas como correctas.

- Ya veo, así que una nueva droga que causa ese tipo de efectos puede ser un gran desastre para una ciudad...- Comento con preocupación y tono pensativo. La jovencita también da su opinión al respecto y tampoco es que esté muy errada. Es necesario conseguir primero los suministros para que la gente no entre en caos y la ciudad se vuelva un hervidero de sangre y muerte de los ciudadanos de a pie.- Estoy mayormente de acuerdo en lo que habéis dicho ambas. Pero lo que deberíamos priorizar es una inspección inicial de la zona en cuarentena.- Espeto con total tranquilidad.- Localizar los lugares donde está la mayoría de la guardia, donde tienen los suministros tanto ellos como los nobles, cuanta gente está en otros lugares a punto de estallar y comenzar una revolución... Toda esa información debería ser obtenida antes de dar ningún paso, ya que si actuamos sin pensarlo la cosa puede ponerse fea demasiado rápido.- Hago una pausa mirando a los presentes. ¿Qué demonios podría hacer con esta gente ahora mismo? No puedo asegurar que no tengan alguna habilidad útil, sobre todo Rise que se debe de haber criado en esta ciudad y será la clave para reconocer la ciudad de forma más rápida y fiable, pero Rue... no sé qué es lo que puede hacer.- No quiero ofenderlas, pero saben que si dos damiselas de tal belleza salen ahora mismo al exterior serán probablemente el objetivo directo de cualquier maleante, verdad? No debería ser problema protegerlas desde las sombras, pero eso alertaría a cualquiera si no se hace con excesiva cautela.

Sonrío levemente al chico. No hace falta tener un sexto sentido para saber lo que está pensando, pero no se lo voy a poner cuesta arriba. -Te agradezco profundamente tu preocupación hacia mí, pero me temo que soy el 50% de toda la ayuda que vas a poder conseguir, lamentablemente, así que me esforzaré al máximo para poder hacer todo lo que pueda.- Sigo sonriendo mientras cruzo las piernas.- De hecho, la intención es mantenernos en el perfil más bajo posible, sin llamar la atención, y luego encontrar a alguien que tenga la información que queremos y simplemente conseguirla. Creo que el primer paso sería hacer una especie de mapa, o tener muy claro cómo es la distribución de la ciudad, estoy segura de que tú podrás darnos esa información, Rise. Aparte de eso, ¿conoces a alguien de la guardia que estuviera dispuesto a ayudarte?. Éso facilitaría muchísimo las cosas...

Precisamente porque es poca la ayuda que puedo conseguir me preocupo señorita. ¿Cómo quedaría yo si mi único apoyo fuese herida sin yo hacer nada al respecto?- contesto sonriente.- Tengo claro que su educación por la actitud que ha tenido allí abajo no es precisamente la más común para alguien de su edad pero... Alguna de ustedes tiene experiencia militar?.- Vale, lo mío no es precisamente por parte militar, pero si puedo considerarme alguien con experiencia tanto en las artes del subterfugio como del combate directo de ser necesario. Pero claramente no es algo que vaya a decir... Conozco la opinión de la mayoría de la gente para aquellos con mi trabajo, aunque sea con buenas intenciones...- Infiltración, espionaje, combate, huída... son factores que pueden decidir una situación como esta en cualquier momento y necesito saber a quién tengo de aliado para poder actuar en consonancia.  ¿Creen que de ser necesario serían capaces de acabar matando a un enemigo? ¿o por el contrario buscarían la forma de dejarlo con vida y sacarle información?- Yo apostaría por la segunda opción, lo admito, pero continuaría con la primera cuando le sonsacara lo necesario... No puedo dejar que la gente reconozca mi cara tan fácilmente. Al menos no aquellos que puedo considerar mis enemigos- ¿estarían dispuestas a utilizar "carnada" para una estrategia que incluya civiles o lo harían todo por su cuenta sin sopesar la primera opción?- Enfatizo la palabra carnada aunque no me refiero a los civiles como tal... Crear una cortina de humo por ciudadanos enfadados podría ser una buena estrategia para conseguir suministros mientras tienen ocupados a los guardias, pero la posibilidad de bajas civiles con guardias que permiten estos actos es bastante alta.- La información gana guerras, pero no solo las del enemigo, también la de los aliados...

Escucho atenta al chico mientras intento ponerme en su lugar, y me empiezo a poner pálida. Agarro con fuerza los bordes de mi silla mientras intento relajarme y respirar, sin mirar a nadie. "Dentro y fuera, así, otra vez, Rue, vamos...sabes cómo se hace"...pero es horrible, me cuesta focalizar, y un torno invisible empieza a apretarme las sienes. Procurando que no se den cuenta apoyo mi pie en el barril y aprieto, retorciendo mis dedos hacia atrás. Mucho mejor ahora, el dolor hace que me centre. Cuando termina su comentario hasta soy capaz de sonreír.- Lo primero de todo, no sé si lo he dicho antes, pero me llamo Rue. Los nombres son una buena manera de empezar a...ganar confianza. Lo segundo, se acostumbra a decir lo que uno es capaz de hacer antes de preguntarle al resto.- No lo digo como una crítica, y de hecho estoy sonriendo, simplemente estoy haciendo constar un hecho.- Porque si no da la impresión de que...queremos curiosear. No, no tengo ningún tipo de experiencia militar, gracias a Dios, pero soy medianamente buena en espionaje, y puedo sobrevivir si tengo que infiltrarme usando distracciones. A tu siguiente pregunta, - Las voy numerando con los dedos, o corro el riesgo de perderme.- La información vale muchísimo más que el oro, así que en caso de capturar a un enemigo intentaría sacarle toda la información posible, pero no lo mataría, sencillamente porque nunca lo he hecho, no quiero hacerlo y considero que hay muchos más métodos antes de llegar a ése para que no te persiga más.- Cuando oigo la palabra "carnada" tuerzo el gesto, claramente disgustada.- No, definitivamente jamás usaría gente inocente como carnada, no es justo poner en peligro a alguien para mi propio beneficio, pero no me importa ser carnada si confío.- Hago hincapié.- en mis compañeros, y conozco...métodos para conseguir poner a unos soldados en contra de los otros, sobre todo si están enfadados ó asustados, y el estrés que ellos sufran jugará en nuestro favor.- Suelto un suspiro de alivio y luego sonrío, mirándolo. Parece que lo estoy mirando a los ojos, pero en realidad tengo la vista fija en un punto indeterminado un poco a la derecha de su cabeza, porque la mía me está matando ya.- ¿Alguna otra duda ó pregunta, amable chico del cual aún no conozco el nombre?.

Suspiró algo pesadamente pues todo aquello le estaba trayendo de cabeza desde un inicio y cuando el chico mencionó si tenían alguna experiencia en combate se decantó por esperar unos segundos a ver si Rue empezaba la conversación, estaba esperando a ver como se podía desenvolver la chiquilla pues a pesar de que sabía que se valía por si sola, no debía ser quien lo mentase si no ella misma, con sus palabras y sus actos así pues, dejó que hablase primero. Tras escuchar su final no dudó en meter mano bajo su cancan y desatar ambas armas, descubriendo sobre el barril que actuaba de mesa dos trabucos bastante bonitos y cuidados con mucho mimo mientras observaba al muchacho.

-Rue tiene razón, no sabemos siquiera tu nombre y es un buen punto para empezar. El mío es Rise y no dudaré en usarlas si es necesario.

Sonaba con experiencia al decir aquello y quizá eso jugaba a su favor minimamente...

-Nunca mates a la ligera, solo si te van a matar a ti y en caso de poder encerrarlos lejos de tu cuello no hace ni falta. Sobre la carnada, olvidalo... Solo si alguien está deacuerdo en serlo está bien hacerlo, de lo contrario estarías poniendo en peligro alguien inocente desconocedor del problema y eso, eso está mal. 

Al decir aquello lo miró casi riñendo al chaval por el comentario que había hecho, la vida era muy valiosa como para andar matando a diestro y siniestro...Aún así, en ningún momento respondió si estaría dispuesta o no, más bien fue un " ya se verá si es necesario" No quería abordar ese tema y se podía notar en un leve apretón que les dio a las pistolas con ambas manos antes de volverselas a enfundar bajo la falda.

-Dicho esto, tengo claro por donde debemos ir para llegar pronto a donde necesitamos estar... Pero es mi posada y mi responsabilidad así que si venís conmigo nos vamos primero a por provisiones y luego a por la información. Si hacéis esto, tendremos un lugar medianamente pacífico al que regresar para pensarnos las cosas... de lo contrario nos encontraremos con una revuelta y a merced de una noche en una ciudad llena de drogadictos y vándalos. Vosotros elegís. 

Con esto último fue muy tajante y no porque estuviese enfadada ni nada por el estilo, pero quería dejar clara la situación y lo que pasaría si no iban pronto a por provisiones para pasar la semana, que se traducía posiblemente en menos tiempo a causa de que cada vez venía más gente y se quedaba el lugar sin espacio ya. 

Toda mente es un revuelto de pensamientos e imágenes fugaces que pasan o bien desapercibidas o bien claras... En esos momentos, cuando el muchacho preguntó qué sabían hacer Rue lo que puede escuchar claramente en la cabeza de Rise fue:

-Algo prohibido, no quiero, no lo haré... no de nuevo.

Rue va a tener dolor de cabeza agudo me da, porque un montón de imágenes de recuerdos pasan por la mente, todas entremezcladas hasta que el muchacho habla sobre matar o dejar vivir, allí es donde una imagen se vuelve más nitida y es la de una Rise muy joven, de la edad de Rue disparandole a bocajarro a lo que parece un borracho tirado en una cama de camarote, pero lo que sale de la pistola no es una bala y un chasquido si no una bola enorme de fuego que lo quema vivo y empieza a incendiar el lugar. Lo siguiente que se ve es un montón de hombres tirándose por la borda de un barco, cadáveres de niños y niñas ensangrentados y quemados mezclados con otros de marineros y un grupo de niños entre los que está Rise observando aquella escena.

Tras esa escena lo siguiente que se ve es la cocina desde la que anteriormente la había visto cocinar Rue a solas pero esta vez había un hombre con ella, grandullón y algo regordete ya mayor que la reprendía por algo a lo que con un chasquido de pistola todo alrededor se vuelve un vendaval que hizo apagar el fuego de la potencia, destrozó parte de las paredes dejando marcas de erosión y lanzó todo el contenido del lugar por los aires... 

Su mente es un caos y lo único que puedes escuchar en sus pensamientos son palabras del estilo

-Está mal.
-Otra vez no.
-Si las enseño asustan por si solas.
-No las uses, no debes.
-Te encontrarán y matarán si lo usas.

- Pero qué educación la mía. Mi nombre es Clay.- Sonrío a pesar de las contestaciones que he tenido por parte de mis dos nuevas "compañeras".- Y lo siento mucho si no estáis acostumbradas a este tipo de trato, pero no habéis entendido mi conversación de antes. Si tengo experiencia militar, estoy dispuesto a matar de ser necesario y también a usar carnada... si es por un bien mayor, por supuesto.- espeto sin ningún tipo de remordimiento. Realmente les había dado toda la información sobre mi en cuanto a las preguntas que les había hecho, pero parece que no lo habían entendido de primeras. No parece que estén demasiado acostumbradas a tratar este tipo de situaciones así que deberé ser un poco más directo.- Si con una vida, sea buena o mala, se puede salvar a cientos de ellas no dudaré, incluso si esa vida es la mía.- Intentaré por todos los métidos posibles que no lleguemos al último extremo, pero para eso me he alistado en su momento. Mis condiciones habían sido bastante claras al respecto.- Si la forma de conseguir la información empieza por conseguir suministros te seguiré, señorita Rise. Necesitaré un par de minutos para prepararme y estaré listo para partir a donde me digan

Quitando lo que ya describo en mis post en cuanto a los pensamientos de Clay, puedes ver como está buscando diferentes estratagemas para que la mínima gente se vea afectada por la situación. Siempre busca que la cantidad de víctimas sea 0 pero es consciente de que no siempre se puede llegar a ese óptimo resultado.

También se encuentra bastante preocupada por vosotras dos, ya que no os conoce de nada y está bastante dudoso de que seais capaces de ser "útiles" si las cosas se ponen feas. Y por supuesto el encapuchado de antes abajo lo tiene completamente atento. Parece que llegó alguien simplemente para dar una idea disparatada y no está descartando en ningún momento que sea un agente enemigo que esté intentando borrar del mapa a aquellos que tengan el mínimo valor para actuar de alguna manera.

El dolor de cabeza está empezando a amainar, pero me masajeo la sien un momento.- Rise, estoy totalmente de acuerdo contigo. Lo primero es traer comida y asegurar la posada para que los pequeños y el resto de la gente esté a salvo, aunque confío profundamente en Johann para que guarde el fuerte. Entiendo perfectamente lo de sacrificarse, Clay, y a veces las buenas intenciones resarcen los peores trabajos.- Cuando digo ésto establezco contacto visual con él durante un par de segundos y luego vuelvo a desviar la mirada.- Y si podemos esquivar al encapuchado de la planta baja, mejor que mejor. No nos va a dar más que disgustos. -Me recuesto un poco en la silla.- Así que tracemos un plan.