Tras recitar las palabras arcanas, sientes como un poder enorme se arremolina a tu alrededor. Es mucha más energía de la que Aaron estaba acostumbrado a sentir... de hecho, parecía que iba a estallar. Un pequeño temblor siguió a aquella agitación de energía y pequeñas piedras cayeron desde lo alto de la boca de la "tumba", golpeando en el cuerpo de Aaron, causandole cierta molestia.
Pero aquella energía concentrada no acababa de tomar forma, aparecían alas, picos, ojos de cuervo que le miraban fíjamente, hasta que, de pronto y en un estallido púrpura se formó un cuervo sobre él, a unos dos metros, con los ojos rojos.
Con un graznido sepulcral se lanzó hacia Aaron, a una velocidad endiablada y en vez de posarse sobre él, le atravesó el pecho, causandole un espeluznante dolor. Pero no un dolor físico, sino más espiritual, acababan de arrancarle parte de su alma, gran cantidad de su esencia desapareció con el cuervo en otra explosión púrpura.
Sentía como si le hubieran desgarrado el interior. Era realmente espantoso.
Y tras este espectáculo dantesco, volvía a estar solo, en el mismo lugar.
Oscuridad.
Silencio.
Nada.
Motivo: Convocar
Tirada: 1d100
Dificultad: 200+
Resultado: 24(+130)=154 (Fracaso)
Fallas la invocación por 34 y pierdes el doble de zeón de lo que tratabas de gastar.
Y como apunte...
¿Lanzas una de tus invocaciones más poderosas a pelo? ¿Sin saber donde estás? ¿Estando malherido? O.o
¿a pelo? no, dije:
No se que bonificador daba pero se concentra unos cinco minutos. Lanzaria yo el dado, pero no se si tengo algún penalizador externo.
Eso estaba aplicado... te da un +10 XD me refería a otra cosa ;)
Aaron calló al suelo... sabia que lo que queria hacer era dificil... y no lo logró... en otra situación y con tanta concentración, no le habria costado, pero en esa situación...
Su cuerpo se quedó tumbado, se sentia agotado, no sabia cuando fué la última vez que comió y tenia hambre, necesitaba curar su cuerpo... y su alma...
Se incorporó un poco y se apoyó en la pared sentandose en esta... y alli se quedó largo rato... (pues ha espera de que pase algo... a menos que en unas cuantas horas no pase nada, en ese caso, decidirá hacer algo...) En ese tiempo, de vez en cuento, gritará un poco.
te da un +10
¿entonces por que me pones un 130 en invocar si tengo 230 de base? ¿tengo un -110 de penalizador por dolor? Jou... si era un penalizador tan grande podias avisar XD XD XD
Nadie...
Tu cuerpo estima que habrán pasado más de dos horas...
Dos horas allí encerrado, sin saber qué hacer, sin saber dónde estás. El único sonido que llevas escuchando es un incansable sonido de goteo.
clonc, clonc, clonc, clonc.
Acabarás por volverte loco allí dentro.
No he dicho en ningún momento que sea por dolor. Aunque puede tener que ver. Y si lo calculas, cuando te he dicho que fallabas por 34, es que tu tirada final ha sido de 164. ^^
Xerine asintió, algo más seria
Sí. Aún no conozco bien esta mansión, será mejor que me acompañe para evitar perderme
Otra burda mentira, por supuesto. No es que Xerine tuviera una memoria fotográfica, pero solía recordar bien los detalles, y había hecho muchos mapas mentales de esa mansión durante el día anterior, a la vista del tiempo que probablemente iba a pasar allí. El asesino debe conocer el terreno, decía su maestra. Una buena enseñanza, sin duda
Esperó a que el sirviente le llevara al comedor, sin intercambiar palabra con él. Era un mero mayordomo, nada más. Y en aquellos momentos estaba demasiado centrada en decidir que hacer como para preocuparse un ápice por él. Cualquier paso en falso podría arruinarlo todo
Y ahora supongo que es cuando la lleva a la sala de torturas, y allí el Marqués la chupa la sangre como buen vampiro que es ;)
Acompañeme señorita. Está aquí al lado.
Pennyworth comenzó a caminar de frente, por el extenso pasillo, hasta llegar a la misma puerta por la que pasasteis el día anterior en la comida con el señor marqués. Al parecer no tiene nada de tramposo, ¿tiene sentido que se desayune en el comedor... no?
-Pase por favor, Guido le está esperando.
Xerine asintió. Luego cruzó el umbral, con expresión inmutable
El chico se envolvió en su capa y se puso la capucha, de modo que de su rostro solo se veían los ojos y la nariz.
-Descuida; volveré en unos minutos.
Quint se despidió de Faliar con estas palabras y salió de su escondite dirección al pueblo. Se movía rápido, pegado a las paredes de las casas y evitando las calles más transitadas. Cuando se cruzaba con alguien mantenía la cabeza baja, evitando así que la gente le prestara atención.
Voy hacia la posada.
Faliar se quedó junto a los árboles, observando como Quint se alejaba. Tal vez tuviese unos momentos para escribir un poco en su diario; hacía tiempo que no cogía el lapiz y plasmaba sus pensamientos en las hojas de papel. Sacó sus utensilios de escritura, y comenzó a escribir
Ya posteo el relato mañana, que hoy es tarde xD
Xerine cruzó la puerta que conectaba el pasillo con el gran salón comedor del marqués para encontrarse al otro lado con la misma habitación que había visitado el día anterior. Aunque esta vez no contaba con los músicos en una esquina. La gran mesa permanecía en el centro de la habitación, tal y como la recordaba, y la silla de piedra con gárgolas talladas seguía presidiéndola.
Allí, el marqués de Cavalcanti volvía a estar sentado en esa lujosa butaca. Al entrar la bella dama, le lanzó una mirada de apremio, y le señaló una silla para que tomara asiento. Estaban en la habitación solos ella y él. Émil no estaba por ningún lado.
La mesa se encontraba vacía, y solo estaba un cesto con fruta frente al marqués, y un gran tazón de leche. Era muy distinta a la mesa vista ayer, con tantos manjares al alcance de la mano.
-Sientate querida. Y pide a Alber que te traiga lo que desees. Me gustaría hablar contigo.
El pueblo parecía estar despertándose de nuevo, la gente paseaba por la calle, con su habitual semblante agrio y apagado. La puerta de la iglesia permanecía igual que la dejasteis, como si nadie se dignara a entrar en aquel lugar sagrado y Miriam, la posadera salía a ver la luz del sol y a reposar un momento sentada en un banco en la plaza.
Cualquiera diría que es un día normal en un pueblo perdido. Si no fuera por lo que Quint sabía.
Quint se acercó hasta la posadera intentando no llamar demasiado la atención. Cuanto más tardaran en saber que estaba allí, más tardaría Émil en reaccionar.
-Buenos días, Miriam. ¿Podemos hablar dentro? No me gusta la cara con la que me mira la gente del pueblo...
Miriam de pronto cambió la expresión de la cara. Pensaba que ese hombre se había ido del pueblo, no esperaba verle de nuevo, y sabía que estar con él le traería problemas. Bajando un poco la voz y acercándose a Quint le dijo.
-No deberían vernos juntos... me traerá problemas. ¿Qué es lo que quieres?, ¡rápido!
Émil no estaba en la ciudad aún. O al menos... eso parecía.
Gracias, señor Marqués. Es usted muy amable al ofrecerme techo y comida
Se acercó a la mesa, y se sentó, sin dejar que la sorpresa de no ver a Guido en la mesa se trasluciera en su expresión
Sobre todo después de todo lo que han hecho los otros. No tengo palabras para describir su comportamiento...
No dijo nada más. Si el Marqués había dicho que quería hablar con ella, era por algo. Y, si Xerine no se equivocaba, su expresión dejaba claro que no tenía muchas ganas de tocar temas banales, o de centrarse mucho en la etiqueta. Ese "me gustaría hablar contigo" dejaba claro que, en aquel instante, Xerine se jugaba mucho más que el favor del Marqués: Se jugaba su propia supervivencia en la isla
No pidió nada más que un vaso de leche, pues supuso que el otro era para el Marqués. Comería alguna pieza de fruta, quizás. Pero, en aquel momento, no tenía demasiada hambre
Albert se fue por la puerta sin hacer demasiado ruido. Esa velada era para Guido y para ella, nadie más tendría que estar allí.
Aclarándose la garganta, Guido miró a su invitada y cogió una manzana de la fuente. Y, mientras la pelaba con un pequeño cuchillo de plata, empezo a hablar.
-¿Sabes? Voy a ir directo al grano, no me gustaría estar hablando de banalidades hasta llegar al tema que quiero tocar.
Guido miró a Xerine a los ojos. Y esta sintió como si le atravesase el alma. Había algo extraño en esos ojos, no podría decir que era algo sobrenatural, pero realmente Xerine notó algo de preocupación en su mirada.
-¿Qué es lo que pretendes hacer con Émil?
Quint no esperaba ser recibido con los brazos abiertos, aunque tampoco esperaba tanta rudeza por parte de la misma persona que se ofreció a ayudarles el día anterior.
-Lo que nos ofreciste ayer a Faliar y a mí. Comida. Nos tuvimos que ir antes de lo previsto y no pudimos cogerla. Y si no quieres que nos vean juntos podemos quedar en algún lugar apartado a donde no vaya la gente de la aldea.
Miriam tenía un tono de urgencia en su voz. Quizá sabía que Émil llegaría en cualquier momento, o quizá pensara que si cualquiera le veía hablando con Quint la delataría. En todo caso, respondió rápido.
-Muy bien, os dejaré un saco con provisiones a medio día... justo detrás de mi posada... bajo unos troncos. ¿De acuerdo? Pero entiende que es peligroso que me vean con vosotros... si alguien se lo cuenta a Émil...
A Miriam le dio un escalofrío. Era evidente que no le gustaba la idea.
La pregunta pilló a Xerine desprevenida
Yo... Eh... No acabo de entender la pregunta
Apartó la mirada, algo confusa. Su mente daba vueltas, mientras intentaba encontrar una respuesta adecuada. ¿"Manipularle como una marioneta"? ¿"Llegar a ti a través de él"? ¿"Utilizarle para mis propios fines"?
El señor Emil ha sido muy amable conmigo... Ha confiado en mí, y me ha protegido de esos brujos. Yo... Solo le debo gratitud
No iba a ser suficiente. Pero eso le daría unos segundos más para pensar
Guido continuó mirando a su invitada, y hablando con voz suave, dijo:
-No me has respondido.
Émil parece un poco... atontado en tu presencia. No sé si me explico. Quiero saber... cuales son tus intenciones.
El marques hablaba pausadamente, midiendo las palabras. Podría pensarse que no le gustaba que su "hijo" jugueteara con damiselas, o todo lo contrario y quería conocer más a fondo a la chica con la que jugaba su protegido. Guido era una máscara de misterio.