Partida Rol por web

Era el turno de la guardia nocturna de Conrad; el momento que Faliar estaba esperando para charlar con él. Se levantó del suelo, y, procurando no despertar a nadie, se acercó a la hoguera donde Conrad montaba guardia.

- ¿Como va la noche?

Llevaban ya tres días de viaje, y justo antes del anochecer, al fin habían encontrado la fuente natural de la que Julius les había hablado. Habían montado campamento y habían comenzado a abastecerse y a preparar la cena. Después, la mayoría se había ido a dormir, y a Conrad le había correspondido la primera guardia. Fue entonces cuando, por fin, Faliar decidió acercarse al cartógrafo, el cual no se esperaba que el guerrero hubiese esperado tanto. Cuando éste le preguntó, aún tenía la mirada perdida en las profundidades de las llamas. Alzó la cabeza al oír la pregunta, y le observó con expresión inescrutable.

- .....tranquila -dijo al tiempo que volvía a centrar su vista en la fogata, tras unos minutos de slencio.

- Ah, sí, ahora toca la otra mitad. Ya iba siendo hora, ¿no?

Faliar se sentó junto al cartógrafo y permaneció callado unos segundos, mientras buscaba la mejor forma de abordar el tema. Pero dado que Conrad sabría perfectamente a que se debía su presencia ahí, decidió ir directamente al grano.

- La última vez que hablamos te quedaste bastante callado, pero tampoco era un buen momento para hablar. Voy a ir directo al grano: ¿los nombres de Fredo o Rose te dicen algo?

No se dignó a mirar a su interlocutor, sino que siguió contemplando la hoguera.

- ¿Deberían?

Faliar se encoge de hombros

- No lo sé; por eso pregunto. A lo mejor me equivoco, porque en los pocos recuerdos que tengo de Chaville casi siempre voy borracho, pero creo haberte visto en ellos. ¿No conociste hace más de veinte años a un joven llamado Fredo?

Suspiró, y respondió sin apartar la vista del fuego, cuyas llamas se reflejaban en sus pupilas.

- Hace unos veinte años, conocía a un hombre que se hacía llamar Fredo, y que decía ser mi amigo, y me confió su verdadero nombre...Faliar.

Las cartas estaban echadas, no tenía sentido seguir negándole a Faliar que se conocían, ya que era necesario para llevar a cabo el plan. Y estaba totalmente claro que para el guerrero no se trataba de ninguna clase de juego, y que realmente le faltaban recuerdos. Unas lagunas de las que Pierre esperaba poder aprovecharse.

¿Quién llevaría la mejor mano?

Por las palabras de Conrad, Faliar dedujo que también le había hecho algo. Sonrió, pero era una sonrisa triste y cansada; ya estaba empezando a acostumbrarse a ello.

- En fin, ha pasado mucho tiempo, y ya no soy esa persona... ¿Que ocurrió, Conrad? ¿Quien era Rose, y que fue de ella?

Su tono de voz era apagado y triste, aunque también intentaba ser conciliador

¿Quién era Rose? ¿ÉL, precisamente, le estaba preguntando quién era Rose? Sí, había perdido la memoria, pero no dejaba de resultarle irónico que Faliar le preguntase quién era Rose. No obstante, debía controlarse, no dejarse llevar por las emociones. Tenía que pensar con calma cómo responderle.

El cartógrafo, por fin, giró la cabeza, mirando directamente a los ojos de Faliar. No había enfado en su expresión, ni rabia contenida. Sólo............¿nostalgia?

- ...ya no eres esa persona....¿cómo sabes eso, si no recuerdas qué clase de persona eras?

Faliar miró al cielo, sin ninguna expresión en particular en el rostro

- Una no muy buena, eso te lo aseguro. Cada vez que miro a mi pasado, solo veo restos destrozados de vidas que dejé atrás. No quiero que vuelva a ocurrir; no con Catherine y Nahia. De hecho, a Nahia ya la perdí una vez...

Conrad volvió a mirar hacia la fogata.

- Y sin embargo, a pesar de ello, intentas descubrir más cosas sobre ese pasado, en vez de enterrarlo. Si ya no eres el Faliar de antes... ¿por qué iba a preocuparte Rose? Tú ni siquiera la conociste. Fue el otro Faliar.

- Porque enterrar las cosas y hacer como que nunca hubiesen ocurrido no cambia nada ni ayuda a seguir adelante. Si quiero ser mejor de lo que fui, debo conocer y aceptar mi pasado. Solo así podré enmendar mis errores y reconciliarme con todo, y quizás ser merecedor de alguien como Catherine y Nahia.

Los ojos del cartógrafo se entrecerraron ligeramente en la última frase de Faliar.

- Catherine y Nahia -emitió un leve ruido por la nariz, una especie de risa interna- tu...nueva familia feliz. Está claro que no recuerdas a Rose. Ni deberías querer recordarla.

Faliar siguió mirando al cielo, inexpresivo. Esa noche si tenía las ideas claras.

- Pero aún así quiero, porque se lo debo a Rose, y creo que a Xerine también. Ya he hablado con Catherine y Nahia del tema; lo comprenden y no me juzgan por ello. Así que no tengo miedo de averiguar la verdad.

- El problema no es que ellas te juzguen. Es, cómo te sentirás tú, tratando de vivir tu nueva vida feliz con ellas, después de juzgarte a ti mismo. Después de saber lo que ocurrió.

Faliar suspiró

- Tengo que intentarlo. Sé que en el pasado serví a un "rey negro",  y mis conjeturas acerca de lo poco que se de mi vida antes de que apareciese por Chaville indican que probablemente he hecho muchas cosas terribles. Pero es mi culpa, mi estigma, y mi penitencia. La pérdida de memoria apartó de mi mi pasado, me dio la oportunidad de convertirme en alguien diferente, alguien mejor, y ser capaz de poder mirarme en el espejo todas las mañanas sin sentirme un monstruo. Pero eso no basta; la ignorancia no es una bendición. 

Miró fijamente a Conrad

- Así que dime, ¿me vas a contar lo que ocurrió?

El cartógrafo le devolvió la mirada.

- ¿Y si, cuanto más recuerdes, más vuelves a ser el que eras antes? Al perder tus recuerdos, dices que te convertiste en otra persona, pero no te has planteado que al recuperarlos, poco a poco vuelvas a ser quien eras. Yo conocía a esa persona de la que hablas. Ese Faliar era mi amigo.