Partida Rol por web

Faliar se levantó del banco y se colocó frente a Quint

- Si, creo en los fantasmas. Lo del Padre Scott fue tan real para mi como lo fue para ti; aquel día estuve muerto un tiempo, pero no el suficiente como para convertirme en un fantasma. A menos que todo lo que he vivido durante estos tres años sea una perversa figuración de algún dios que se divierte a mi costa. ¿No crees que todo lo que te he contado es demasiado elaborado para un fantasma que se ha limitado a seguirte todos estos años? Y bueno, hasta donde yo sé, los fantasmas son intangibles. Yo como, bebo, respiro... Y mi tacto es tan sólido como el de cualquiera.

Dicho esto le apoyó la mano en el hombro y apretó, sin llegar a hacer fuerza

La mano de Faliar atravesó el hombro de Quint, mientras éste se convertía en humo. El aura del muchacho se volvió durante un segundo en el más puro negro, y la respiración de Faliar se detuvo.

Había intentado tener contacto con el rubio, y no había podido.

Era poco menos que inquietante.

La gente de alrededor se detuvo por unos instantes, asustada o incrédula por lo que acababa de sentir. Durante esa fracción de segundo, el frío inundó la sala. Un frío fantasmagórico.

Sin inmutarse, Quint contestó al argumento de Faliar.

-Algunos fantasmas pueden palparse, mientras que otros no. Cada uno tienes sus fantasmas, Faliar, y los míos han intentado matarme varias veces. Así no me probarás nada, y lo sabes.

Al terminar la frase, Quint levantó la mano y agarró el brazo de su amigo para apartarlo de su hombro.

- ¿¡Pero que...!?

Faliar retrocedió, esta vez visiblemente asustado. Su respiración estaba algo entrecortada. Bebió un poco de su copa para calmarse. Eso último había resultado bastante inquietante, pero estaba convencido de que no había sido su mano la que se había vuelto intangible, sino el propio cuerpo de Quint. 

- No sé que es eso que has hecho, pero no importa ahora. Ahora dime, ¿que se supone que tengo que hacer para demostrarte que no soy un fantasma?

Quint se levantó del banco y se sacudió los pantalones con las manos. Luego se encaminó de nuevo a donde las chicas le esperaban. Todo había sido dicho, una vez más.

-¡Qué frío hace aquí! Debe haber una corriente de aire en este lugar... Me vuelvo con los demás antes de helarme. -Exclamó en un tono alto mientras se alejaba de Faliar y de paso para tranquilizar un poco a los escasos presentes.

Sorpréndeme...

Faliar siguió a Quint con la mirada. Tenía ganas de darle un puñetazo, pero visto lo que había ocurrido, y estando en mitad de una fiesta, no lo creía prudente. Menos aún, hacer una demostración de magia

- Nahia quiere verte ¿Le digo que piensas que ella es un fantasma, o prefieres decírselo tu?

Quint no dejó de andar. Para estar rodeado de tanta gente, ya había llamado bastante la atención hablando solo tanto tiempo.

-Nahia nunca querría volver a verme.

Para eso escribí aquella carta.

Faliar siguió a Quint entre la multitud

- Soy su padre, Quint. Creo que sé mejor que nadie si quiere verte o no.

Quint se detuvo en mita de su recorrido, usando como excusa una bandeja de aperitivos para volverse hacia Faliar.

-Ella es la única que no ha venido a verme desde el accidente. ¿Por qué iba a querer hacerlo ahora?

Por un momento había pensado en dar por finalizada la conversación, pero entonces tuvo una idea.

-Bueno, tal vez deberías dejar que haga lo que quiera. Tal vez ella pueda ayudarte a probar algo. Y mi nombre es Oliver Maska, intenta recordarlo al menos hasta mañana.

La hija del barón también se quedó mirando a Niobe extrañada. Es cierto, tenían facciones en común, y eso era un poco perturbador, pero no sería más que la mera casualidad.

-Yo... creo que tendría que ir a...

No terminó la frase.

Faliar asintió; al menos había conseguido hacerle dudar.

- De acuerdo, Oliver. Si quieres, sígueme; estábamos por aquí cerca. Y por cierto, mientras estemos aquí, llámame Nicolai. Nicoali Organov. 

Luego sonrió

- Aunque si solo tú puedes verme y oirme, ¿por que te iba a llamar por otro nombre?

Dicho esto, volvió con Nahia, Cath y Xerine

El anfitrión volvió a entrar por la puerta, con la cara visiblemente pálida. El hombre trataba de forzar una sonrisa pero se notaba a la legua que no estaba del todo cómodo con la situación. De todas maneras, volvió a la fiesta. Un hombre de su posición no podía permitirse faltar durante tanto tiempo a una reunión que él mismo había convocado, y menos habíendo retrasado tantísimo su salida.

Quint se separó del camino que había escogido Faliar y se dirigió hacia donde había dejado a las chicas.

-Disculpadme por ausentarme tan de repente. Creo que el alcohol se me subió más rápido de lo normal y tuve que salir a tomar el aire. ¿Me he perdido algo? ¿Se encuentra ya bien nuestro querido Frederic?

-Nahia... ¿qué te pasa? Estás nerviosa...

Catherine sintió un cambio en la actitud de su amiga, al parecer haber visto a Quint allí la había alterado. Mucho. Poniendo su mano sobre el hombro de Nahia trató de tranquilizarla. 

-No te preocupes, seguro que está bien, y podemos hablar todos de nuevo. Aunque recuerda las palabras de Faliar. Aquí no somos los que éramos. Puede ser peligroso decir nuestro verdadero nombre a desconocidos... _{y sobre todo... nada de apellidos}

Las palabras de Cath fueron perdiendo fuerza según hablaba, tratando de que sólo Nahia pudiera escucharlas.

Quint cogió otro camino del que había seguido Faliar, y volvió con su séquito. Además, en el lugar donde antes estaban las tres damas, sólo quedaban dos de ellas. Beatrice se había ido... y con una mirada la encontró. Se encontraba en la pista de baile, danzando junto a Aaron.

Y el chico parecía complacido, a pesar de no tener ninguna idea de danza.

La pista de baile se había revitalizado. Ahora varias parejas se habían sumado a la danza y entre ellas había una que llamó la atención de tres personas en especial de esa fiesta. No porque bailaran especialmente bien, que no era el caso, sino por quienes eran los que bailaban.

Aaron y Beatrice.

Faliar volvió con su esposa y su hija; no pudo evitar esbozar una sonrisa al ver a Xerine bailando con Aaron, aunque teniendo en cuenta el estado de la memoria de Aaron, le parecía un poco perverso por parte de Xerine. Pero tampoco le extrañaba.

Cuando se unió a las dos chicas, la sonrisa ya no estaba; solo un gesto de incredulidad.

- Esto es de locos... Quint piensa que solo él salió vivo del naufragio, ¡y que yo soy un fantasma!

Miró a Nahia

- Tal vez debas hablar con él; mencionó que tu podrías convencerle de que somos reales.

-Siento mucho este comportamiento tan extraño, pero creo que algo me ha sentado mal... me siento un poco extraño. Pero no os preocupéis.

Dijo con una sonrisa. Tras esto, hizo una seña a uno de los mayordomos y se perdió tras una puerta.

-¿De qué estábamos hablando?

Beatrice negó con la cabeza, ensombreciéndose su mirada durante unos instantes

No desde hace tiempo, no. Suelo venir sola a este tipo de eventos. Mi marido, Emil, desapareció hace dos años en extrañas circunstancias. Pero eso ya pasó. El muerto al hoyo, el vivo al bollo. ¿No estás de acuerdo?

Se acercó ligeramente a Aaron, bailando algo más pegada a él que antes, aunque sin llegar a resultar demasiado explícita. Fue un movimiento más sutil, pero que a esa corta distancia no pasaba del todo desapercibido si se estaba prestando atención

Fue bonito mientras duró, casi un sueño... Pero me cansé de esperarle hace tiempo, y ya todos le dan por muerto

Miró a los ojos de Aaron, algo más seria

No se puede vivir en una fantasía, por muy bella que parezca

Contuvo el aliento, expectante. ¿Como reaccionaría el chico ante esa última frase?

Mmmm... Creo que llevo un tiempo sin hablar contigo, querido. ¿Sigues ahí?