Partida Rol por web

La energía de Faliar cruzó su cuerpo hasta llegar a la chiquilla. Aquella comunión de almas hizo que el mago sintiera casi como suyo el dolor por el que había pasado la niña. Ahora su vida pendía de un hilo, y era Faliar el único que sostenía la madeja. Tiraba de ella hacia arriba, tratando de evitar que cayera al abismo.

Todos por el contrario veían como la niña adquiría un tono de piel más intenso, y su pecho comenzaba a moverse lentamente, pero con un ritmo definido. 

Mas cuando llevaba ya un rato trasmitiendo su Ki, la niña abrió los ojos de repente. Tosió escupiendo una gran bolsa de sangre y se agarró el costado de nuevo. Tosió, tosió sangre de nuevo. A pesar de que su vida parecía estar ya controlada, aquella herida del pecho seguía destilando sangre a cada segundo. 

Moriría desangrada en cuestión de horas si nadie hacía nada, y la energía de Faliar no era infinita.

Faliar respiró aliviado, al menos seguía viva y le había conseguido algo de tiempo. ¿Pero como curar la hemorragia?

Entonces fue consciente de lo que estaba sucediendo a su alrededor; la Vigilia se retiraba, y si no se daban prisa los arrastraría con ellos. Tenían que salir de allí cuanto antes... pero Cath no estaba por ningún lado. Solo tenía unos segundos para pensar, así que deseando con toda su alma que Cath hubiese decidido emplear la grieta que se estaba abriendo en las escaleras, cogió a la niña en brazos y se lanzó contra aquella grieta

- ¡Rapido! ¡Tenemos que salir todos por la misma si queremos permanecer juntos!

Los pies de Faliar comenzaban a atravesar la grieta. Al parecer lo que se veía desde ahí era una empalizada de madera, con un portón a escasos metros. Pero cuando el cuerpo de la niña tocó el portal, fue expulsada, cayendo unos metros a un lado y salpicando sangre.

El mago, sin poder hacer nada más que continuar su descenso lo último que vio fue a Stefanía cayendo a su lado, sin poder atravesar el portal. Ante ella se volvía opaco y sólo reaccionaba ante Faliar, el primero en atravesar la barrera.

Alice observó el efecto de la grieta con curiosidad renovada

Parece que, efectivamente, vamos a tener que volver a separarnos

Acto seguido se acercó a la niña

Dejad que le eche un vistazo. Intentaré estabilizarla, si es posible, aunque no prometo nada. Luego podemos lanzarla por esa grieta Señaló la plaza del pueblo Llegará al pueblo y podrán atenderla mejor. El resto, id pensando a donde os apetece ir de vacaciones...

Sin demorarse más se centró en la niña

-El resto, seguid a Faliar. -Puntualizó Quint.- Os recuerdo que si queremos llegar a nuestro destino tenemos que hacerlo todos juntos.

El cazabrujas se apartó de Nahia y se puso al lado de Xerine y Stefanía.

-Yo me quedo para intentar sacar a la niña. Es mi culpa que todo haya acabado así; dudé un instante y llegué tarde para evitar que la criatura le hiciera... eso.

Alice ni siquiera se giró para responderle, centrada como estaba en la niña

¿Estás ciego o simplemente no quieres ver? Conrad, intenta atravesar la grieta de Faliar

Conrad, que acababa de envainar el estoque en su bastón, alzó una ceja ante la orden de Alice.

pero no se perdía nada por dejar las cosas claras al presuntuoso cazador de brujas. En el peor de los casos, iría donde estaba Faliar. En el...peor también, se quedaría allí.

Se acercó a las escaleras, y trató de introducir su bastón por donde había desaparecido el guerrero.

- Creo que está bastante claro, pero....¿ves? -dijo, palpando la grieta con la punta del bastón- Nadie puede pasar por donde ya ha pasado otra persona. Lo que implica tener que separarnos y luego tratar de encontrarnos todos.

Aaron frunció el ceño. Parecía algo enfadado.

Su mirada paseó por las grietas restantes que quedaban. Si tenía que elegir una era mejor hacerlo con cabeza.

-¿Cuál vamos a elegir cada uno? ¿Tenéis alguna preferencia?

El enfado que vino después de la lectura mágica fue devastador. ¿Aquella vigilia no era real? ¿Quien coño estaba jugando con ellos y porqué lo hacía? Pero Nathaniel no estaba enfadado por eso. Si aquel lugar no era real y alguien lo había creado significaba que también había introducido esos "truquitos", y eso implicaba que sabía el secreto de Nathaniel. Le dejaba en muy mala posición y debía subsanar ese error...

El mundo se sacudía a su alrededor. Estaban en un lugar que la realidad misma desechaba un residuo condenado al olvido. No eran sólo las grietas dimensionales que se abrían a su alrededor, sino también que comenzaba a generarse una gran inestabilidad. 

Las muñecas de su alrededor saltaban por los temblores, y los maderos del techo comenzaban a caer según sus sujeciones eran absorbidas por la realidad.

Aaron se vio sacudido por la realidad y cayó de bruces contra el suelo.

-No es por meter prisa-Trató de incorporarse-pero...-Otra sacudida le dejó en el suelo.

Conrad también cayó al suelo, desestabilizado por los temblores que sacudían la mismísima realidad. Trató de incorporarse, despacio, para no perder de nuevo el equilibrio. Se mantuvo de rodillas, apoyándose con la mano izquierda en el suelo y con la derecha en su bastón.

- Creo que Alice tiene razón, debemos mandar a Stefanía a la plaza, con la esperanza de que realmente llegue el pueblo y la ayuden. Y el resto tendremos que ir por otros caminos, y tratar de reencontrarnos. Yo iré por allí -decidió, señalando con su bastón la grieta que mostraba una chimenea- a menos que alguien tenga inconveniente.

Aaron terminó de incorporarse y se apoyó en la pared para evitar volver a caer.

-Yo por allí-Señaló con el dedo a la grieta del lago.

-En ese caso no perdamos más el tiempo. -Dijo Quint mientras cargaba a la niña y se acercaba hacia la grieta que daba a la plaza de Koven- Nos reagruparemos en Koven cuanto antes.

Arrojó a Stefanía por ella y luego se dejó caer por la que daba a un altar de lo que parecía una iglesia. Solo esperaba que no estuviera muy lejos de su destino, ya que ni él mismo podría recorrer una gran distancia rápidamente en su estado actual.

Aaron esperaba un poco más de ritualismo por parte del rubio, pero como tampoco estaban para perder el tiempo, le imitó y saltó por su grieta.

El suelo se tragó a Quint, al igual que a Aaron. Las dos grietas se cerraron de inmediato, y la que había pasado Faliar también, así como la que había devorado a la niña. Sólo quedaba un resplandor blanquecino, pero parecía más sólido incluso que las propias paredes de la casa. Quedaban tres portales, tres grietas a atravesar...

Alice logró mantenerse en pie a duras penas, lo justo para poder improvisar una venda con la propia ropa de la niña, rasgándola a conciencia y luego atándola de forma que no apretara tanto como para matar los nervios o detener el flujo de sangre, pero sí lo suficiente como para evitar que siguiera sangrando de forma tan copiosa. Centrada como estaba en su trabajo, con el cuerpo aún cubierto de sangre y su propia herida del costado mandándole latigazos de dolor, apenas si advirtió como Quint se acerca a ella. Quizás fue esa la razón por la que dio un respingo cuando este se agachó y le arrebató a la niña de las manos sin más miramientos, sin preguntarle siquiera si había terminado. Durante unos segundos sus manos volaron hacia un punto en sus ropajes, pero se detuvieron a medio camino. Sus pupilas, súbitamente dilatadas, estaban fijas en el cazabrujas, y su postura era la de un animal asustado, dispuesta a acabar con cualquier amenaza que la acechara

Solo tras unos fatídicos instantes pareció racionalizar lo que había ocurrido, y, suspirando, relajó sus músculos y se incorporó lentamente, observando como Quint lanzaba a la niña sin más ceremonia por una de las grietas. No dijo nada ni dejó traslucir ninguna emoción a través de su rostro, pero sus ojos siguieron fijos en el rubio hasta poco después de que este desapareciera por su propia grieta