Partida Rol por web

Aaron se levantó en silencio y se situó junto a Faliar.

Sí, abandonar a los demás a su suerte se te da muy bien

Faliar se encogió de hombros; las provocaciones de Xerine apenas le afectaban ya. La tenía calada.

- Es la suerte que tu misma has elegido. Y precisamente porque no quiero abandonar a Catherine a su suerte, paso de tus provocaciones.

-Basta ya, por favor. Tenemos cosas más importantes que hacer que discutir.

Estoy de acuerdo

Volvió a cerrar los ojos y se apoyó de nuevo contra la madera. No especificó a quién estaba respondiendo

Faliar sonrió con sorna. Lanzaba la puya y luego se hacía la loca; justo lo que esperaba. Puede que no supiese mucho de aquella mujer, pero cuando le daba por comportarse como una niñata ya no le impresionaba lo mas mínimo.

Mientras Xerine discutía con Faliar y Aaron, Quint hacía lo imposible por no dejarse llevar y cerrarle la boca para siempre. Tywyll tenía que estar pasándoselo en grande viéndole perder el control poco a poco desde las sombras de su alma. Tenía que controlarse, o si no no podría cumplir su promesa de traer a Selten de vuelta. Eso era lo que más urgía, y para ello necesitaba a todos con vida, incluyendo a esa zorra manipuladora y a la desaparecida Cath.

Mi mujer embarazada podría estar muerta, o perdida en la Vigilia, y no tengo ganas de aguantar vuestras disputas.

Hasta escuchar esas palabras, Quint no se había parado a pensar en ese dato ni en cómo podrían encontrarse los demás. Estaba ocecado con su sed de sangre y no veía más allá de su venganza. Había olvidado que la venganza es un plato que se sirve frío, y ya había perdido una fuente de información por no pararse a pensar antes de actuar. No podía matar a Xerine. No todavía.

Esta intentando que la mate. Me está desafiando abiertamente a que lo haga. ¿Pero por qué? Nunca me gustó, al igual que yo a ella, pero tampoco la he amenazado desde lo de la mansión. No como ella. ¿A qué diablos juega?

Si no quería compartir la información que poseía, por el momento tendría que ser así. Ya había encontrado dos posibles informantes, uno se había suicidado antes de hablar y el otro parecía querer hacer lo mismo. Pero ya sabía el nombre de su enemigo, y que eran un grupo. Una organización. Seguro que podría encontrar alguna forma de rastrearlos cuando todo esto acabara, incluso sin la ayuda de Xerine.

Pues que siga jugando. Pero que lo haga ella sola de ahora en adelante.

Quint se levantó de golpe y sin avisar, pero para sorpresa de los demás su movimiento no terminó con sangre de alguno de los presentes esparcida por las paredes, si no que se quedó quito, como una estatua, mierando fíjamente a Xerine. Seguía sujetando el pomo de su arma y el cuerpo de su amigo.

-Si tantas ganas tienes de morir, que así sea. Pero no cuentes conmigo para hacer el trabajo.

El cazabrujas levantó y cargó sobre su hombro el cuerpo de Julius, soltando la daga para hacerlo, y se bajó del carro. Antes de hacerlo, escupió a los pies de la asesina herida.

-Tenemos cosas más importantes que hacer, y seres queridos de los que encargarnos. Aunque dudo que sepas lo que significa ese término.

Se aseguró mejor el cuerpo para evitar que se cayera al andar y comenzó a caminar campo a través. A fin de cuentas, el camino a casa nunca se olvida, y así llegaría antes que caminando por el camino apto para carros.

-Er... señor... hice una promesa.. le hice una promesa.

François, que había estado callado durante todo el viaje, con la cara pálida y temiendo lo peor se vio obligado a intervenir. Quizá recibiera una daga en el cuello, o algo peor, pero por una vez reunió el valor suficiente como para que sus palabras pudieran salir de sus labios.

-Me hizo prometer que le llevaría a Elbrus. No... no puedo permitirme, no puedo permitirle que se lo lleve.

Genial, el cochero ganándose una daga en el cuello. Justo lo que faltaba para rematar tan ameno viaje

- No seas estúpido, chico. Quint era su mejor amigo; él sabe mejor que nadie donde está Elbrus

No volvió a hablar de nuevo. Parecía sumida en sus pensamientos, ajena a la escena que se desarrollaba frente a sus narices

- Quint, Faliar, si queréis atajar, el menos decidme por dónde debo conducir el carro para llegar hasta allí y reunirnos. Es posible que no soportéis que estemos todos juntos, la verdad es que me trae sin cuidado, pero debemos estar todos juntos en el momento de entrar en Ark, de modo que confío en que vuestro carácter no se convierta en un impedimento para que entre en la ciudad a buscar a Niobe. Sería una lamentable condusión.

La voz del cartógrafo no estaba teñida de súplica, sorna, ni nada similar, sólo estaba informándoles y solicitando las indicaciones.

Faliar suspiró al ver marchar a Quint; volvió a dejar sus cosas en el pescante y subió de nuevo al carro

- Déjalo, es mejor así; necesita un rato para estar solo y calmarse. Seguiremos por el camino de carros; a fin de cuentas, vamos al mismo lugar.

Aaron dudó un instante y subió al carro en silencio. Prefería ir con ellos a ir a solas con Quint, el proyecto de inquisidor.

Nahia no dejaba de mirar como Quint abandonaba el vehículo. Quería ir con él pero el panorama del rubio de mal humor, el cadáver de Julius y ella caminando solos no le atraía demasiado. además empezaba su racha de comportarse como un cretino, aún tenia en su mente a Cath. 

Pero tampoco quería dejarlo solo, quizás le viniese bien la compañía de alguien con ...¿sangre corriendo por las venas?

Sacó la mitad de su cuerpo del carro, dudando aún si su decisión sería la correcta.

Finalmente posó ambos pies sobre el suelo del terreno.

-Yo lo acompañaré. -Susurró a su padre sin que la imagen de Cath se borrase ni por un instante de su mente,

Faliar asintió; no estaba preocupado, porque sabía que Quint no le haría ningún daño a Nahia, y que de encontrarse con algún peligro, los dos se bastarían para afrontarlo. Además, Nahia no había tenido una oportunidad de hablar a solas con él desde que se habían reencontrado, y tal y como pintaban las cosas, más valía que no desaprovechase esa oportunidad

- Ten cuidado; nos vemos en Elbrus - le dijo en voz baja

Luego, en un tono más alto, se dirigió al resto de sus compañeros y azuzó a los caballos para que reemprendiesen la marcha

- Bien, en marcha

Alice abrió los ojos de par en par y miró a Faliar, estupefacta. Por primera vez desde que había entrado en el carromato, pareció vulnerable y confundida

Q... ¡¿Qué?! ¿Vas a dejar que...? ¡No! ¡No, maldita sea! ¡Tú no...!

Cerró la boca de inmediato, recuperando su expresión neutral. Pero la mirada que le estaba echando al hechicero... No auguraba nada bueno

- Si te parece mal que deje que mi hija decida por si misma, te sugiero me que digas que debería hacer, ya que pareces tan experta en esas lides.

Faliar aún estaba bastante mosqueado por todo lo que había ocurrido, y la paciencia para soportar las intromisiones y provocaciones de Xerine empezaba a agotarse

Aaron ladeó la cabeza con curiosidad. ¿Por que Alice tenía tanto aprecio por la muchacha cuando había estado sacando de quicio a prácticamente todos los integrantes del viaje? ¿Por qué precisamente a la niña?

Gruñó con frustración. Si de verdad les conocía seguro que era por algo que había pasado en la isla. Gruñó una vez más, puso mala cara y apoyó la cabeza en la esquina mientras se hacía un ovillo.

Alice movió la cabeza de un lado a otro, frustrada, y luego miró a Faliar como si este fuera retrasado

-O eres idiota o eres un mentiroso -Aunque parecía que estaba hablando consigo misma, y su tono apenas denotaba emoción alguna, cada palabra era como uno de sus estiletes, directos a Faliar. La armadura que este se había forjado contra ellos, sin embargo, le hacía inmune a las críticas de Alice casi por completo

-Claro que no debes detenerla, y tampoco podrías aunque debieras. Pero tú y yo sabemos que ahí afuera hay algo peor que simples asesinas y demonios de sangre. El hombre cuervo va detrás nuestra, e incluso con tu ayuda es harto improbable que salieran victoriosos. Pero aquí no te queda nada: Aaron no te recuerda y los otros dos son poco más que desconocidos. Diablos, incluso aunque Cath estuviera aquí... Pero si es eso lo que te preocupa, yo misma te daré mi palabra de que la protegeré en caso de que lleguemos a encontrarla. Tú vete con tu amigo y tu hija, si es cierto que le tienes un mínimo de aprecio. Si el rubio quiere suicidarse bien por él. Pero no dejes que Nahia le siga al averno Frunció el ceño ligeramente -Y si no eres capaz de protegerla, al menos podrás morir con ella. Al menos podrás cogerle de la mano y decirle que todo irá bien, aunque sepas que es mentira. Al menos podrás cuidarla en sus últimos momentos. Como debe hacer un padre

En sus últimas palabras había cierto tono... ¿De reproche?