Partida Rol por web

El día amaneció en lo meteorológico, parecido a los días previos, tal vez hubiera refrescado un poco más, pero muy poco.

Nuestros protagonistas despertaron sin padecer resaca, ni restos ni aun pequeños de excesos en la bebida o en la comida.

Todos sabían que hoy tocaba batalla campal, o contienda, y que sería sin usar espada. La espada es el arma favorita de todos ellos, y esto se antoja una útil oportunidad para medir y entrenar la  destreza con lanza, por ser esta el arma secundaria de todos ellos.

Ahora, solo quedaba prepararse para la lucha, comer apenas un bocado y marchar para la zona indicada.

Esplendido amaneció el día. Un poco frío, quizá, empero aquello era bueno para mitigar el calor que el atavío de la armadura producía durante el fragor del combate. Los preparativos del torneo estaban en marcha. Ya se había sucedido la justa, y también la competición de tiro el día anterior. Hoy tocaba la batalla ficticia entre los dos ejércitos del día, así como una suerte de variados desafíos en los que probar valor para el contento y divertimento de los presentes.

Me acerqué sin demora al lugar indicado. Busqué al heraldo, quien sin duda indicaría posiciones y turnos tanto para el combate como para los desafíos. Aproveché, además, para mostrarme ante las damas buscando la aprobación de éstas, que, como si de macizos de flores estivales se trataran, se hallaban congregadas en grupos de abigarrados colores en el palco...

Sir Seisil procuró madrugar para pasar por la iglesia a poner una vela antes de la jornada de competiciones del sábado. El día anterior había empezado con mal pie, cometiendo errores de escudero en la ceremonia de los yelmos, y sentía la culpa de que esto era motivado por no haber presentado su devoción al altísimo antes del evento.*

Después, se acercó al lugar del evento y siguió al reguero de caballeros que se acercaban a la explanada donde se desarrollaría la batalla campal. Tomó la lanza que le tendía su escudero y esperó pacientemente a que designaran los participantes en cada bando para saber con quien debía luchar en la batalla.

Sir Elisedd se levantó y observó el día. Un espléndido día para la lid. Parecía que estaba de buen humor, así que fue a dar un paseo por los alrededores del pueblo. Luego de disfrutar del paseo, se dirigió a la zona de justas. Quería ver cómo se disponía el campo. Y sin otro particular, esperó a que llegase el momento del combate.

Aun queriendo madrugar para marchar al pueblo hacer la ofrenda y volver,  sir Seisil no puedo hacerlo, asi qeu prefirió dejar la vela alumbrado su tienda, y rezando una oración arrodillado ante ella.

Una vez lo cual, siguió con el protocolo del dia.

A la mañana siguiente, al  torneo le toca la batalla campal.

En ella todos los participantes se dividen en dos grupos local y visitante y luchan entre ellos con armas embotadas. Hay una zona de seguridad en cada extremo del recinto de lucha en el que los combatientes pueden tomar agua descansar o ver cómo va el combate.

En este torneo hay una peculiaridad, y es que en la contienda se podrán usar cualquier arma menos la espada y se hará pie a tierra.

Habrá unos 50 luchadores por bando. Y Mariscales que vigilaran y eliminarán a los que resulten heridos o hagan trampa.

Se considerará que un luchador vence o bien cuando tira al suelo al rival o bien  cuando es capaz de hacerle sangrar.

las armas son embotadas.

Esta vez todos vosotros habeis seguido las normas protocolarias, rellenado el lugar correcto en la fila, a tiempo y correctamente bien equipados. Vuestra mayor destreza con la lanza, la hace elegirla como segunda arma, y es la que usareis ahora, al no poder tocar la espada.

No sois los unicos en llevar ese arma puesto que muchos caballeros apuestan tambien por ella aunque hay alguno tambien aficionado al hacha.

Os colocais los 3 juntos en el bando local.

Seisil se agrupó con el equipo de los visitantes portando la lanza embotada. Se encontraba nervioso. Se culpaba de no haber tenido la suficiente voluntad para levantarse temprano y dedicar una vela al Buen Señor en la iglesia y sabía que esto no era buena señal.

Espero inquieto a que comenzase la batalla pero tenía la cabeza más en la vela que iluminaba solitaria su tienda que en los estandartes y escudos que desfilaban frente a él.

Ya en el campo de batalla, con la lanza en la diestra y escudo en la siniestra, y tras analizar los escudos y emblemas del bando enemigo, me preparé para el combate. Me acerqué a varios caballeros con los que había coincidido en bando y a quienes vi luchar dignamente ayer durante las justas. Eran éstos Sir Elisedd y Sir Seisil de nombre y, aunque pocas palabras había cruzado con éstos, se me antojaban nobles y valerosos a primer vista. Quizá juntando fuerza y espaldas con ellos consiguieramos así cierta ventaja sobre el enemigo.

exito heraldica:

En vuestro bando como locales, compartis fila con muchos luchadores britanos e irlandeses. Los franceses, occitanos y cornicos, parecen haber apostado con orgullo, por el bando visitante. Hay caballeros romanos en ambos equipos, se conoce que para nivelar numero, aunque parece que el bando local tienen una sutil diferencia de caballeros en contra.

La lanza es el arma mayoritaria en el lado britano e irlandés, en el otro bando se ven también muchas lanzas y algún hacha.

Los combatientes con los que luchareis si seguis en linea recta( lo esperado), parecen debiles y timoratos caballeros romanos. Asi que tu seguiras de frente.

-Paresçe que el enemigo habe de cierta superioridad. -dije refiriéndome al número de caballeros en contra nuestra sutilmente superior al nuestro. -Camaradas, compartimos filas con britanos et irlandeses, et por contra veo franceses, occitanos et cornicos en demasía. Gastan aquestos muchas lanzas empero también hachas et non extrañaríame ver algúna pesada maza.

Los romanos compartían ambos bandos, seguramente para rellenar filas. Aquel detalle no era relevante para mis aliados:
-De fazer carga en linea recta entablaremos pendencia con los caballeros romanos. Paresçen ser aquestos los más débiles et timoratos.

-¿Que decís, camaradas?. -Pregunté, lanza en ristre, a mis nuevos hermanos de armas...

De entre vuestras filas se oyen voces de animo, alguna voz peculiar la reconoceis del banquete:

- Atacad caballeros et no ceseis  ¡ como si tuviereis guebos!

La ocurrencia es respondida por gritos de aprobación de entre los Irlandeses, por lo menos que vosotros reconozcais.

Los colorines  de los escudos enemigos te hacen quedarte bloqueado. Ya no sabes si son britanos o sajones, ni puedes discernir a los enemigos que tendras delante. 

¿ sera que estas perdiendo visión, o que al tensión de una lucha aun simulada te hace no reaccionar?

Todos dispuestos a ambos lados. Solo falta la presencia del heraldo para poner en orden las reglas.

En agora habemus contienda.

Esto es habemus caballeros locales et visitantes a ambosdos lados. Usense armas a pie et no espadas, todas embotadas para dañar poco.

El que caiga al suelo, fuera.

El que sangre, fuera.

El que los alguaciles de la contienda, por mal luchar, o por tener daño en mucho, fuera también.

Que Dios todo poderoso et eterno, ayudennos et protegannos, et más a los aquí luchantes.

El elegido como más mejor llevase de manos del conde Roderick, bolsa de monedas de plata et caballo corcel,

adelante pues.

Una sonada de trompeta y la retirada de los heraldos y alguaciles de la contiendan dan comienzo a la lucha.

Las dos filas de caballeros enfrentadas comienzan a acelerar el paso, correrian, si no llevasen eficaces pero pesadas armaduras.

Gritos gaelicos de ruidosos irlandeses salen de vuestras filas.

Manteneis el ritmo de vuestros camaradas resoplando más de lo que creiais. ¿ seran asi las batallas verdaderas?. Vuestra fila no se rompe, al menos por vuestro lado, mas bien por el lado que vuestro yelmo os permite ver. 

chocais con vuestros rivales a lanzazos.

Sir Seisil:

Sir Seisil:

Otro bellaco prefiere atacar sir Seisil que ya esta ocupado en un combate.

¡Nadie dijo  que esto iba a ser asi, pero tampoco es ilegal!

Sir Elisedd:

al menos este caballero solo recibe e ataque de un rival.

Sir Gwilherm,:

parece que empiezas a saldar cuentas.

Sir Irabasl el córnico se las ha arreglado para hacerte frente  con la lanza.