Partida Rol por web

¿ decidis acercaros más al carnero, o preferis seguir manteniendo una distancia prudente?

No me ha quedado clara vuestra respuesta. 

Al acercaos el bicho os siente. se gira amenazante, pues habeis sobrepasado su zona de seguridad.

Ante ello responde con un bufido espectral que os hace erizar la piel.

tirad otra vez por valiente.

Esta vez mi pulso se mantiene tranquilo. El horrendo mugido de la bestia evidencia que es algo real, por desagradable que resulte a mis oídos. Está claro que el bicho es muy consciente de nuestra presencia. Pero es momento de ver si es heraldo de algo o una simple amenaza que doblegar a golpe de espada....

La bestia se detiene amenazante pero Sir Owen no se intimida, su corazón le da la determinación necesaria para mantenerse firme ante semejante imagen. Cuando uno tiene una misión no hay nada que pueda detenerle y eso justamente era lo que estaba siendo evidenciado. 

Tan tranquilo estaba frente al peligro que se permitió hacer una broma a ser Walter para sacarle una sonrisa en medio de esta situación tan tensa. -Vaya cambios de humor... Dice en voz baja en referencia al cambio de actitud del animal. 

Ambos manteneis el tipo y la posición ante el gesto del bicho. A ese bufido inicial le sigue otro resoplido no menor que el anterior. Tras estto, la figura se desvanece ante vosotros.

La noche termina sin más sobresalto, aunque creéis que las horas de noche han sido más breves de lo que acostumbra a ser.

Retornais hasta vuestro campamento, y veis a vuestros escuderos dormidos placidamente. Todo parece estar en orden, salvo esa pesada niebla que va y viene.

El día siguiente os ponéis en camino de igual manera. No os habéis sacudido del todo el susto de ver en la noche aquella criatura lanosa.

En verdad detectáis que la vegetación ha cambiado y los árboles son cada vez menos verdes y más marrones, eso si mantienen ese brillo especial que no habéis dejado de percibir se mantiene y no cesa.

El camino sigue rumbo oeste. Cuando calculáis que tendrían que ser el medio día, se echa otra vez la niebla y el sol parece que desciende, como si las horas pasasen más rápido de lo usual.

Pues eso, otra vez se está echando la noche, y encontráis poco más adelante un sitio estupendo donde acampar. Así lo hacéis, y ponéis en marcha el ritual habitual de las paradas. Montar campamento, atar y  mandar atender y cuidar a los caballos.

Sir Owen, creo que si esta noche regresa la criatura lanuda será una prueba de que nuestra suposición de que es algo más que una simple bestia no es errada. Después de lo pasado en la última noche, si regresa, no me cabrá duda de que algo quiere o desea de nosotros...

-Estoy de acuerdo. No creo que sea una coincidencia si hoy regresa, algo tendrá que significar su presencia, pues al parecer aquí nada pasa por casualidad. 

Notáis fresco en la noche y otra vez esa molesta bruma que padecisteis la noche anterior, aquella de la que aparecía aquel cordero lanudo de mal recuerdo.

Repetís el ritual de cenar entorno a la hoguera y otra vez casi lo mismo.

Tirad por valentía -10.

Fallan y paralizados mientras ven a la figura a lejarse. Otra tirada. Fallan se meten de nuevo en la tienda. Pasa puede reaccionar.

Ante vuestros ojos se os aparece una figura blanca y mortecina. Viste harapos blancos, y sobrepasa los 2 metros y medio de altura. Y pronuncia con una voz horripilante el siguiente mensaje conciso y aterrador.

La noche parece una repetición de la anterior. Eso me incomoda, podría ser efecto de las magias que se le suponen a estas tierras. Me esfuerzo en no repetir mis actividades del campamento anterior... pero es imposible no sentirme repitiendo todos y cada uno de los actos de la noche anterior... ¿estaré acaso hechizado? Me esfuerzo en que los demás no perciban lo que pasa por mi cabeza y me muestro bromista y desenfadado.

Sir Owen muda el gesto. su miedo es evidente.

Ante vuestros ojos se os aparece una figura blanca y mortecina. Viste harapos blancos, y sobrepasa los 2 metros y medio de altura. Y pronuncia con una voz horripilante el siguiente mensaje conciso y aterrador.

¡ fueraaaaaaaaaaaaaaa!

 El miedo os deja paralizados, mientras veis a la figura alejarse

Una vez lejos os veis sacudidos del espanto, y acertais a pronunciar algunas palabras.

Acaso , por ventura, visteis la mesma cosa que yo.

¿Tambien vos, sir Walter, notasteis las rodillas temblar et los brazos como entumecidos?

Mi rostro está casi tan blanco como la de esa cosa que nos ha gritado. Pero mi poblada barba oculta en gran medida la mueca de sorpresa y horror de mi cara. Parpadeo y digo para animarme a reaccionar:

Sir Owen, lo que he visto no podría describirlo. Pero verlo, lo vi. La cordura no os ha abandonado a vos ni a mí. Pero seguir a esa cosa en la oscuridad no creo que sea buena cosa. Mantengamos el fuego bien encendido y la mano junto a la espada. Al alba investigaremos el posible rastro de esa cosa. Sin la luz del sol sobre mi cabeza no me siento con fuerzas de afrontar tal ser. Permanezcamos alerta, ha parecido una advertencia más que un grito de guerra.

Non parece el fuego cosa que espante a ese fantasma, pero no obstante, no  parece prudente dejarlo apagar.

Notáis fresco en la noche y otra vez esa molesta bruma que padecisteis la noche anterior, aquella de la que aparecía aquel cordero lanudo de mal recuerdo.

Repetís el ritual de cenar entorno a la hoguera , pero esta vez no aparece ningun ser ajeno a vosotros, los escuderos y vuestros caballos..

Tras la fresca noche y no menos fresca mañana, continuais ritmo. Seguis andando. El sol no termina de calentar, y vuestros huesos no han entrado aun en calor. La monotonia de un paisaje enfermo y gris, lleno de arboles y raices enfermos y secos, se rompe con la visión de un sendero bifurcado. Esto es, hay un camino que gira al norte, y otro al este.

¿ cual seguireis?

Desmonto y coloco el yelmo bajo mi brazo. Contemplo ambos caminos con la esperanza de que uno de los dos parezca menos siniestro que el otro. Pero pronto concluyo que no hay mucha diferencia de uno a otro a parte de la supuesta dirección que toman. Rasco mi poblada y ya un tanto agreste barba mientras decido. Doy un último vistazo pero nada encuentro que incline la balanza a uno u otro lado. Me vuelvo a colocar el casco y subo a lomos de mi montura. 

Vayamos al este sir Owen. Siempre hay un camino a la derecha, he oído alguna vez...