Partida Rol por web

Marcellette da un respingo cuando oye su nombre detrás suyo. No, no era Valerius. Era la segunda persona que más miedo le podía dar encontrarse en la fiesta esa noche.

Pero estaba todo controlado. Había estado practicando para ese caso.

Marcellette se gira súbitamente y dice tan rápido que casi no se la entendía:

- No es mío, ¡lo juro!

"Ah, espera. ¡Pero podría malinterpretar que lo he robado!"

- Quiero decir, ¡no lo he elegido yo! Yo jamás elegiría un... es decir...

Marcellette carraspea dos veces y termina la frase con una inusitada calma - aunque por dentro se muere de vergüenza -:

- Que no tengo la... capacidad... de apreciar la exquisita costura de un... vestido como este.

"En fin. Fiesta 3, Marcellette -1"

- Ahhh... - se coloca el pelo detrás de la oreja - L-lo siento. Todo esto aún es muy nuevo para mi... me alegro de verle señor Clamfell.

Y entonces se inclina como saludo.

Thadeus levanta las cejas, sorprendido ante el atropello de palabras de Marcellette, pero termina sonriendo con diversión. 

- Tranquila, Marcellette. N-no te estoy juzgando ni nada. - Dice algo nervioso. - Y puedes llamarme Thadeus, si quieres. - Mira a su alrededor antes de añadir. - Dices que te estás acostumbrando... ¿Cómo has acabado aquí exactamente? - Dice con curiosidad. 

Butch regresa a la fiesta intentando atraer el menor número de miradas posibles, sin acercarse a la zona dónde había roto el vaso. Con la mirada busca a Marcellette y Julia, con suerte habrían vuelto ya... Y al cabo de varios minutos termina por encontrar a Marcellette. La sorpresa llega cuando comprueba quien la acompañaba... No era Julia, cosa que le resulta extraño, si no un hombre... Y no un hombre cualquiera... Era Thadeus Clamfell, su objetivo. 

- Ah bueno, vengo del lavabo, que está por all...

En ese momento, Marcellette enrojece como nunca, carraspea dos veces más y vuelve a empezar.

- Ahem, pues... mi jefe, el señor Vanguard, parece tener contactos y tenía dos invitaciones. Le sobraba una y decidió que yo era una digna candidata a venir a la fiesta. Grave error, parece ser.

Esta última frase Marcellette la dice sonriendo tímidamente con modestia. Pretendía ser un comentario gracioso.

- Oh, no no. - Dice Thadeus, de forma algo apresurada. - M-me alegro de verte aquí. Quiero decir, es una sorpresa, pero es una grata sorpresa. - Vuelve a mirar hacía los lados. ¿Sería una costumbre suya o realmente buscaba algo? - Entonces... ¿Te lo estás pasando... bien? - Dice algo inseguro. 

Sí, al fin, ahora solo tengo que estar a solas con él.

El pulso se me acelera pero no de nerviosismo sino de impaciencia, una vez que cumpla mi misión podré encargarme de mis asuntos personales.

Coloco adecuadamente mi traje y me dirijo hacia Marcellete y mi futura víctima con paso firme y seguro, como lo haría un guardia de seguridad.

Gracias Marcellete por darme una excusa.

Me acerco hacia Marcellete y su acompañante.

- Lady Marcellete.

Ejecuto una leve reverencia.

- ¿Se encuentra mejor? ¿Julia pudo asistirla?

Me giro hacia su acompañante con gesto apologético

- Disculpe mis modales, ¿Esta disfrutando del evento, señor....?

Marcellette estaba abriendo la boca para intervenir en la conversación justo cuando Valerius aparece. Este hecho parece molestar a Thadeus, que frunce el ceño mientras que centra su atención en Valerius. Durante unos segundos parece que solamente lo va a observar en silencio hasta que con cierta sequedad dice:

- Clamfell. - Y no tarda en devolver la atención a Marcellette, con una mezcla de curiosidad y preocupación en el rostro. - ¿No te encontrabas bien, Marcellette?

Marcellette traga saliva. ¿Lo sabría? Lo sabía. Seguro. Si había llegado hasta ahí era sin duda inteligente. Pero tenía que intentar alejarlo lo más posible de Julia... y bueno, de ella misma. No parecía caerle bien a Thadeus, así que eso jugaría a su favor.

Marcellette mira a Valerius algo nerviosa y luego a Thadeus.

- Ah... sí... me encontraba algo... indispuesta. Sí.

Entonces se gira hacia Valerius, pone una sonrisa como buenamente puede y dice:

- Julia me ha tratado estupendamente. Creo que estoy algo mejor. Pensé que estarías... que estaría usted con Julia ya. Creo que mencionó algo de la puerta de entrada.

- Oh, eso me tranquiliza.

Ante el comentario sobre Julia Valerius responde coloquialmente.

- Bueno hubo un reporte sobre un hombre sospechoso, creemos que estaba buscando a alguien o algo, viste...

Valerius se sorprende a sí mismo de estar hablando más de la cuenta y calla.

- Disculpen, no es algo que de lo que deban preocuparse, volveré a mis deberes.

Con una leve reverencia se despide de la pareja

- Lady Marcellete, señor Clamfell.

Marcellette se despide con un leve gesto de la mano de Valerius cuando este anuncia su marcha, aunque su expresión era algo seria.

- Que hombre tan... - Dice Thadeus una vez que Valerius esta lo suficientemente lejos. Parece que el cuesta encontrar la palabra que está buscando. - ... Extraño. No me da buenas vibraciones, pero... - Mira a Marcellette con una sonrisa de disculpa. - Supongo que serán cosas mías. Entonces, ya te encuentras mejor, ¿No? ¿Te apetece que... vayamos a tomar algo? O quizás prefieras volver con tu jefe... 

Mientras Thadeus hablaba al principio, Marcellette seguía a Valerius con la mirada mientras asentía.

Al final sale de su ensimismamiento y responde:

- Ah... ¡Sí, por favor! Quiero decir... sí. Me encantaría Thadeus.

Y sonríe a Thadeus como buenamente puede. Se nota su esfuerzo por sonreír, pero en estos momentos le cuesta un poco mostrar esa faceta. Se rinde un poco a sus impulsos cuando dice:

- A mi tampoco me da buenas vibraciones...

¿Debía contárselo a Thadeus? Quizá eso formaba un alboroto, y es lo que menos le convenía a Julia. Y bueno, a la fiesta en general. No, confiaría en que Julia hiciera bien su trabajo. Su deber como ciudadana estaba cumplido, y ahora tenía que disfrutar de la fiesta. Sí. Disfrutar. ¿Podría hacerlo?

Me dirijo a la entrada y repaso lo que acabo de ver, el porte, la pose de Clamfell, su expresión...

Disfruta de la fiesta mientras puedas.

Thadeus parecía un hombre sencillo. Se movía de forma nerviosa, cómo si se sintiera inseguro de forma constante, y para nada capaz de aguantar una pelea cuerpo a cuerpo a juzgar por su constitución. Alguien que fácilmente pasaba desapercibido en un lugar cómo aquel. Un detalle en el que se fija Butch es en cómo protegía la bandolera que llevaba colgada del hombro... ¿Sería allí dónde llevaba la información que tenía que destruir Butch una vez que terminara con él?

Una vez terminada su inspección, Butch se encamina hacía la entrada tal y cómo Marcellette le había indicado. Sin embargo, no encuentra rastro de Julia allí... ¿Dónde se había metido esa chica? Sin duda el no estar con su compañero iba a facilitar las cosas, pero no dejaba de resultar extraño no verla por ningún lado.

Sin ánimo de querer llamar la atención después de la advertencia del guardaespaldas de Luther, Butch sigue patrullando con naturalidad con al expectativa de que Julia apareciera eventualmente y sin perder vista a Thadeus, que parecía que iba a pasar rato con Marcellette. 

Thadeus simplemente asiente, serio y pensativo, ante ese último comentario de Marcellette, dándole así la oportunidad a Marcellette de dejar el tema apartado. Y aunque la tensión se palpaba un poco en general, ambos se encaminan hacía una de las barras de bebidas repartidas en la sala. Después de escoger bebidas sencillas y no alcohólicas, se sientan en una mesa cercana. 

Después de unos segundos de incómodo silencio y de varios inicios fallidos para sacar un tema de conversación, por fin la conversación comienza a fluir con naturalidad. Marcellette, a pesar de los nervios, es la que lleva la mayor parte de la misma, explicando brevemente sus pasiones particulares o recomendandole a Thadeus libros que le puedan interesar. Thadeus, por su lado, aseguraba que su vida no era tan interesante y que no tenía muchas historias que contar, pero le explica a Marcellette algunos de los proyectos caritativos que había llevado a cabo en los suburbios: Para construir estructuras más adecuadas, para formar mejor a los niños y otras cosas por el estilo. 

En definitiva, la velada termina siendo tan encantadora que Marcellette apenas se acuerda de que había un asesino paseándose por el evento. A lo que si que le da vueltas es al hecho de que Julia no regresara... ¿Habría tenido alguna clase de problema? Esperaba que no... 

Llegado un punto de la noche, horas después de la llegada de los invitados, los altavoces repartidos por la Sala de Eventos comienzan a anunciar que pronto iba a comenzar la actuación estrella de la noche protagonizada por Undine. Hasta entonces en los distintos escenarios habían actuado diversos tipos de artistas que habían ofrecido principalmente música ambiental o bailes de fondo, pero aquella iba a ser una actuación con todas las letras y por lo que se sentía en todas partes, había mucha expectación al respecto. Tanta era la expectación que incluso gran parte de los empleados del servicio se permite el lujo de distraerse de su trabajo y acercarse a curiosear cuando la actuación esta a punto de comenzar. 

El momento llega por fin y las luces de la sala se atenúan en el salón principal para que los invitados centren su atención en el escenario, de momento sólo ligeramente más iluminado. Las voces se van apagando poco a poco, hasta que gran parte de los presentes centra su atención en el escenario con expectación creciente. 

Al cabo de un rato, poco a poco el escenario se va iluminando de una luz azulada que creaba reflejos en la oscuridad. Como una tenue iluminación bajo el agua que transportaba la sala de actos en una plácida ambientación acuática. En el escenario empiezan a aparecer pequeñas formas de agua, como gotas que en vez de descender subían lentamente hacia el techo.

En medio de estas empieza a levantarse una columna de agua, alzándose hasta tener la altura de una persona que se moldea en contornos y curvas que mostraban una grácil figura femenina. La mujer de agua  levanta delicadamente un brazo hacia el público y el agua que la cubría empieza a descender por su cuerpo, revelando la mujer que había debajo.

Undine se mostraba ahora hacia el público [Ver traje], con una preciosa y cálida sonrisa y un aspecto digno de una diosa de agua. Su cabello y su vestido se movían suavemente en el aire, como si la cantante estuviese sumergida en el agua de ese irreal ambiente acuático.

Manteniendo su preciosa sonrisa da unos pasos hacia el público, sus pisadas creaban pequeñas ondas expansivas en el agua a su paso, y se inclina hacia adelante en una elegante reverencia que hace ondear su cabello y las cintas de su vestido en el aire. Al incorporarse de nuevo los focos la iluminan, y el silencio se hace aún más intenso mientras la música empieza a sonar muy levemente, casi imperceptible, va subiendo de volumen hasta formar una melodía y Undine empieza a cantar con voz clara y dulce. 

[Canción 1]

La canción empieza con unos coros hasta que la voz de Undine se alza harmoniosa entre las demás. Su voz se proyectaba dulce y preciosa, con un toque suave marcado por su juventud. Su apariencia, con esa belleza resplandeciente, completaba aún más esa sensación de estar observando una criatura digna de ensueño.

La canción era de Naldur, así que muchos no podían entender su letra. Pero el sentimiento en la voz de Undine era claro y sincero, cantado desde el corazón.
Su ritmo era acompañado por los movimientos de la hermosa joven, formando un baile lleno de gráciles y elegantes movimientos que, acompañados por la tela y las cintas que creaban su vestido, se volvía hipnótico al ver cómo flotaban y seguían a Undine. A sus pies las ondas de agua se expandían suavemente hacia el público y en los momentos en que Undine cantaba con más sentimiento su baile ganaba emoción y las ondas de agua se extendían como un latido que los espectadores sentían como propio. Y así la voz de Undine entona el último verso de la primera canción y la música se apaga lentamente mientras ella hace una leve reverencia al público con su preciosa sonrisa.

El público aplaude con ganas está primera actuación, visiblemente sorprendidos con las habilidades de Undine. Era una cantante que poco a poco había comenzado a sonar en los oídos de la gente durante los últimos años, pero verla actuar sin duda dejaba claro que su ascenso hasta llegar a este punto era merecido. Tal era la atención del público que casi parecía que estuviera hipnotizados escuchando, incluso los pocos chismorreos o comentarios de la gente se terminan rápidamente cuando ven que Undine va a comenzar con su segunda canción. 

La siguiente canción era algo más animada y instrumental y Undine se lucía por el escenario con movimientos llenos de pasión, su cuerpo se movía en armonía con la música en una canción que iba mezclando ritmos y movimientos de diferentes partes del mundo, conformando una historia que se transportaba más allá de las fronteras. Ni siquiera hacía falta letra, era como ver una obra de teatro de un solo personaje,  los diálogos y sentimientos se leían a la perfección observando sus movimientos y escuchando la música. Sus pasos eran seguros, mostrando una agilidad sorprendente y una elegancia innata en su actuación. Estos mostraban determinación, fuerza, a veces la docilidad y la calidez de una amante con movimientos seductores pero delicados, otros mostraban tristeza y pesar. Pero finalmente era la determinación y su carácter victorioso el que se alzaba como acto final de es baile subacuático.

De nuevo una pequeña reverencia ante los aplausos del público. Dando ese baile por terminado con su preciosa sonrisa y la respiración algo agitada por el cansancio. Aún así se mantenía con su perfecta actitud ante los invitados de la fiesta.

Una gran ovación vuelve a inundar el escenario, ahora más acentuada. 

La luz del escenario se vuelve más tenue, los focos la iluminan y las formas de agua empiezan a rodearla en pequeños círculos de movimientos lentos. Undine se mantenía de pié en el centro del escenario con los ojos cerrados cuando empieza a cantar de nuevo con su voz dulce y delicada.

[Canción 2]

Proyectando su voz en esa canción de amor, se podía ver la metáfora, dedicando esta vez la canción a Cele. Cantando con el corazón y la emoción. En su voz se podía notar algo irreal, motivo por el cual su voz era muy apreciada entre los que la escuchaban. Mientras cantaba las formas de agua se iban agrupando a su alrededor, haciendo ondas que se extendían y descendían por el escenario hacia el público.

Esta parte de la actuación parece resultar mucho más emotiva entre el público, trayendo lágrimas incluso a algunos de los invitados, creando un hechizo general del que pocos eran capaces de escapar. 

Cuando la canción termina, la música no para.

​[Canción 3]

Undine no había hecho ninguna reverencia esta vez pese a los aplausos, se mantiene de pié en el escenario con una sonrisa serena mientras mira al público. Las suaves cascadas de agua del escenario empiezan a introducirse aún más entre los asistentes, moviéndose entre los invitados, flotando en el aire y bailando suavemente entre la gente de toda la sala. Estos podían interactuar con ellas, y si alguien intentaba tocarlas podían ver claramente que eran hologramas. Aunque al pasar la mano por el agua esta se deshacía en pequeñas formas, actuando acorde a las físicas del agua en gravedad cero.

Entonces Undine empieza a entonar unas notas que resuenan como ecos por las paredes de la sala de actos y las formas de agua vuelven lentamente al escenario, atraídas hacia Undine mientras esta empieza a bailar de nuevo.

La música iba volviéndose cada vez más poderosa mientras el agua que salía del público rodeaban a la bailarina en esa épica actuación. Sus iniciales movimientos,delicados y plácidos, se volvían más enérgicos, con más pasión en ese baile que resplandecía de belleza, elegancia y poder.

Pero no solo eso. Por el escenario el agua empieza a crear pequeñas estructuras, al principio algo aleatorias, pero van creciendo absorbiendo el agua y de entre ellas se alzan lentamente grandes columnas. Poco a poco todas esas estructuras van formando pequeñas casas, llenándose de detalles mientras Undine baila a los pies de las grandes columnas. Podía empezarse a relacionar, vislumbrando lo que eran los suburbios, las columnas con los ascensores y, finalmente, en el clímax final, una imponente Cele de agua se forma en todo lo alto.

Esa preciosa visión de Cele se completa en el escenario con Undine bailando rodeada de esas delicadas estructuras de agua. La música se calma y Undine entona sus últimos tonos dando por finalizada la actuación en una solemne y delicada reverencia al público.

Tras la ovación de aplausos Undine se levanta con su preciosa sonrisa. El agotamiento de esa actuación no estropeaba su belleza y repite la reverencia, esta vez agradecida y feliz por los aplausos. 
El efecto de la gravedad subacuática había durado toda la actuación y su cabello seguía meciéndose suavemente en el aire, junto a las cintas y telas de su vestido.

De nuevo levanta suavemente un brazo hacia el público y igual que había aparecido, su cuerpo se envuelve de agua convirtiéndose de nuevo en una mujer de agua. Y como si el hechizo se hubiese terminado de golpe, toda el agua que flotaba en el aire del escenario, junto a esa mujer de agua, de deshacen cayendo al suelo por su propio peso. Haciendo que el escenario quede completamente vacío y dando por finalizada la actuación de Undine.

Undine sale del pequeño ascensor que había usado cómo trampilla para salir del escenario de forma teatral y después de recibir una gran ovación también por parte del equipo que se había encargado de todos los efectos audiovisuales de la actuación, termina llegando Margeryth acompañada por William. Margeryth sonreía entusiasmada e incluso la neutralidad de William se veía distorsionada ligeramente por un amago de sonrisa que quedaba algo forzada en su cara. 

- Ha sido impresionante, Undine. - La felicita Margeryth y le pone una mano en el hombro a Undine, sin embargo Undine capta una cierta ansía en su postura, parecía capaz de abrazarla pero al parecer se contiene por estar rodeada de gente. - Sabía que iba a serlo después de los ensayos, pero verlo todo en marcha... - Se queda sin palabras, pensativa. - Realmente es difícil de describir. Los has hipnotizado, sin duda. Ha sido todo un éxito. 

William asentía ante las palabras de Margeryth, convencido de su veracidad.