Partida Rol por web

Marcus volvió a levantar la espada, parecía que no les iban a dar demasiado tiempo para descansar, esos bichos empezaban a ser realmente molestos, esperaba que se hiciese de día pronto.

- Espero que salga el sol pronto, esto empieza a ser molesto, estos monstruitos empiezan a ser cargantes. Además empiezo a notar cansancio. – La verdad es que era cierto, el joven guerrero estaba sudando con el esfuerzo de mantener a esos bichos a raya.

Nostradamus parece encontrarse mejor de sus heridas y eso anima a la guerrera.
La joven continúa luchando con una jabata, animada por la esperanza de que pronto amanecerá.

Último turno de asedio, aquí, todas las criaturas van a entrar si consiguen un éxito en su ataque y las tiradas son para ver el daño que puedan provocar.

Millicent evita el daño, el resto reciben ataque y sufren 7 de daño.

Las sombras se agitan, sus molestos chirridos inundan el ambiente, pero el ataque no sobreviene. A pesar de todo, vuestra tensión solo aumenta, pues aunque no avancen, las sombras se agitan violentamente y chillan entre ellas. De pronto, las sombras se detienen y guardan silencio mientras observan desde la niebla la casa. Entonces un demonio chilla, luego otro, poco a poco, se le van sumando el resto hasta que de pronto, cientos de voces se alzan por encima de cualquier ruido, sus cuerpos se tensan, sus brazos se agitan. Y nos os queda duda. Se disponen a atacar sin piedad. Las criaturas se abalanzan todas a la vez contra todos los puntos.

Lo que antes fueran sombras en la niebla van tornándose en horrores corpóreos a medida que se acercan al edificio. El primero en recibirlos es Regathix que apenas puede evitar que el primero le muerda en el cuello. Sin esperar que el cadáver de la criatura caiga al suelo, su sable realiza un movimiento parabólico ascendente para golpear a otro ser que intenta agarrarle desde arriba. Un tercero le ataque por la izquierda pero con el otro sable lo parte en dos. Nuevos enemigos saltan sobre él, haciéndole dirigir sus dos espadas hacia delante en dos arcos amplios. Demasiados enemigos, demasiadas garras y demasiados dientes. De pronto Regathix suelta un grito, una de las criaturas la mordido en el muslo. Con un rápido tajo decapita a la criatura, pero apenas puede recuperarse cuando dos nuevas criaturas saltan sobre él. La primera muere ensartada, pero la segunda consigue clavarle las garras en el omóplato izquierdo. Echándose para atrás con violencia, golpea al ser contra el marco de la puerta haciéndole caer, momento en el que lo patea y devuelve al exterior. Al lanzar un nuevo tajo, el dolor del hombro y de la pierna le hacen fallar un golpe y solo un rápido movimiento de cadera impide que las criaturas se le abalancen a la vez. Los demonios parecen infinitos pero aun herido, el Acechador del fango se dispone a vender cara su vida, pues al fin y al cabo, aun no han conseguido entrar, solo dañarle a él. Una sangre morada resbala de sus heridas.

En cuanto el ataque empieza en la puerta, también lo hace en la ventana. Con las energías renovadas y confiados en su fuerza, el guerrero y la mujer se disponen a rechazar al enemigo. Sin embargo, aun cubriendo toda la ventana, la zona es muy amplia y los demonios demasiados. En cuanto el primero intenta entrar, se encuentra con el espadón de Marcus que lo decapita al instante y el segundo muere ensartado por el florete de Millicent. Los luchadores descargan golpes uno tras otro impidiendo la entrada de las criaturas. Su defensa parece estar teniendo éxito, pero es solo una ilusión. De pronto, las criaturas reculan para lanzarse al instante todas a la vez. Millicent que lo ve, insta al luchador a echarse para atrás, mientras ella hace lo mismo, pero la pesada armadura del guerrero le impide moverse tan rápido como ella y recibe el impacto de tres de esas criaturas que se han lanzado sobre él.

Otras cuatro criaturas saltan sobre Millicent, pero esta vez está preparada y tras analizar la situación en menos de un segundo, su cuerpo se pone en movimiento. Primero se inclina hacia atrás, haciendo que la primera de las criaturas falle su ataque y pase sobre ella. Sin piedad, atraviesa el corazón de la criatura antes de que caiga al suelo. Aprovechando la inercia, gira sobre sí misma y lanza un fuerte golpe ascendente que ensarta a la segunda criatura sin dejarla atacar. Desde su posición, ve llegar a las dos últimas criaturas, pero no se amedrenta, con habilidad, toma a la tercera por el apéndice en mitad del aire, la sacude y con ella golpea al cuarto, cuando están en el suelo, solo necesita dar un rápido tajo para matarlas a las dos. Con sus enemigos caidos, la mujer se gira hacia Marcus.

El guerrero, con varias criaturas sobre él, se debate por quitárselas de encima y solo suy armadura le han salvado de morir por los desgarros de aquellas bestias. A pesar de todo, parece que las criaturas han conseguido dañarlo cerca de la cintura, donde la armadura es más débil y tiene un corte feo en la mejilla izquierda. Marcus intenta sacudírselos con violencia, pero aun así, las criaturas parecen aguantar sobre él. Entonces un destello metálico aparece frente a él. Millicent se ha aproximado y  su florete ha acabado rápidamente con las dos criaturas que buscaban sus ojos. Sin esas dos criaturas, Marcus tiene libertad suficiente para ver y atacar a las restantes. Con la mano enguantada en la armadura, golpea con fuerza a una de las bestias en la cabeza, haciéndola caer al suelo, donde la recibe la espada bastarda del luchador.  El último demonio, agarrado a su pierna, ataca con más ahínco, intentando atravesar la capa metálica. Descargando un golpe con la empuñadura, Marcus consigue que el ser se suelte y caiga al suelo, pero esta vez no es la espada lo que suelta. Dejandose llevar por la adrenalina, el guerrero alza la pierna y descarga todo su peso sobre el enemigo quien baña de sangre y vísceras el suelo al recibir el impacto. Una vez libres los dos, vuelven a cargar contra las criaturas que están consiguiendo entrar.

Guilles Y Nostradamus se disponían a ayudar a sus compañeros cuando la puerta de la habitación se parte en pequeñas astillas y decenas de criaturas penetran en el lugar. Lod demonios miran un instante l s ala y rápidamente fijan su vista en los dos aventureros. Estos se preparan para frenar su embestida  pues con las energías renovadas, sienten que su fuerza ha vuelto a ellos. Sin embargo, son demasiados. Con tan poco espacio, el mago apenas puede formular hechizos, teniendo que conformarse con golpear con el bastón o aprovechar su agilidad natural para esquivar los ataques. A pesar de su contundencia, sus golpes no parecen surtir efecto y no tarda en sentir el lacerante dolor de las garras de los demonios. Uno de ellos le ha saltado a la espalda y clava con saña sus poderosas zarpas, haciendo que dos regueros de sangre resbalen por su espina dorsal. Intenta golpearla con su bastón, pero el momento de distracción producido por el dolor provoca que los demonios se agarren a su báculo, impidiéndole que lo mueva.

Todo parece perdido para Nostradamus, cuando Guilles aparece de un salto y extendiendo el brazo, saca la hoja oculta que lleva en la muñeca y la clava en el engendro que cuelga de la espalda del mago. El ser se suelta de inmediato y cae inerte al suelo, pero los demás, se abalanzan sobre el pícaro, que solo puede levantar los brazos para evitar que lleguen a partes vitales. De pronto, varios pares de guarras le sacuden y golpean, produciéndole varios cortes en abdomen y brazos, mientras se debate por levantarse. La vista se le nubla por el dolor, cuando una llama roja pasa sobre él, chamuscando a las criaturas que le atacaban. A su lado, Nostradamus respira con dificultad por el sobre esfuerzo y apenas consigue esquivar el siguiente ataque. Ignorando todo el dolor que siente, Guilles se pone en pie de un salto y descarga un rápido golpe con la primera criatura que tiene cerca. Mago y pícaro, intenta rechazar a los demonios haciéndolos retroceder hacia la puerta.

Regathix ruge de dolor ante la avalancha de uñas y dientes que se le viene encima. La puerta es un torbellino de destrucción y cuesta reconocer donde empieza y donde acaba el acechador, y sus enemigos.

De repente un rugido infernal desgarra la noche… el acechador clama a sus dioses. El amuleto que pende del cuello de Regathix comienza a brillar, primero los ojos, y luego todo él. El brillo carmesí comienza a extenderse por el pecho, luego los brazos y pernas, y finalmente la cabeza… Una segunda piel, reptiloide, maligna y traslucida, cubren al acechador. En su rostro, sus facciones parecen transformarse en una pesadilla de escamas y muerte. Las inmundas criaturas retroceden con espanto. El acechador parece crecer, sus músculos hincharse, y hasta su reciente herida en el muslo se convierte en una simple cicatriz…

El acechador mira con desprecio a las inmundicias que le muestran su terror. Casi con burla, coge la cabeza decapitada de la que había logrado lastimarle, y hablándole con una voz infernal, dice –Ridícula abominación… ¿pensaste que podías matarme?

Su rostro demoníaco se vuelve a sus enemigos aún vivos, y con un rugido exclama

-¡ESTA NOCHE… YO SOY LA MUERTE! RRRAAAGGHHHHH!!!!!!!!!!!!!!

Y arrojando la cabeza decapitada contra sus aterrorizados enemigos, vuelve al ataque de los que todavía se atreven a acercarse.

La acción es frenética siente que debe compensar a su compañero y dejarse vencer por el cansancio o heridas, no es el momento y decide echar el resto para ayudar su sus compañeros y familia.
-Vamos damiselas que no se note que vendemos barata nuestra piel. Podemos y lo lograremos.
Se tensa la situación y siente que no las tienen todas consigo y eso no le preocupa porfin hay algo por lo que dar la vida.

Millicent continúa luchando estocada tras estocada.
Su florete ha acabado rápidamente con las criaturas que buscaban los ojos de Marcus. Sin esas dos criaturas, el guerrero tiene libertad suficiente para continuar luchando. La batalla no ha terminado. Y, aunque la joven se siente aún fuerte tras los nuevos ánimos que ella misma se ha infundado, no puede evitar que la invada la preocupación ante las nuevas heridas que marcan la pálida piel de su hermano.
Guilles -susurra sin dejar de luchar.
La suave voz del pícaro la llena de una extraña congoja. Recuerdos de días felices inundan su mente, mientras trincha implacable engendro tras engendro.

Marcus había sido derribado, pero gracias a su compañera no le habían hecho tanto daño como esperaba.  Aunque le habían salvado seguía con problemas, ya que esos bichos no habían desaparecido, seguían apareciendo poco a poco, eso se estaba poniendo demasiado peligroso para todos ellos.

Esperemos que el amanecer llegue pronto, porque si no estamos muertos.

Aunque la cosa se estaba poniendo demasiado feas el soldado no pensaba retroceder, si moría moriría luchando. Levanto su espada y cargo contra el monstruo más cercano. Tenían que acabar con todos los que pudieran.

Ataque final, solo Millicent recibe daño. Fin del asedio.

La ola de criaturas continua incesantemente su ataque, os sentís exhaustos, pero no podéis rendiros. Sachando todas las fuerzas posibles desde los lugares más recónditos de vuestro cuerpo y mente, mantenéis vuestras armas altas y vuestra determinación firme. No permitiréis que las criaturas os devoren.

Sin embargo, los demonios no parecen dispuestos a rendirse tampoco. En la puerta, Regathix siente que la presión aumenta con cada golpe y las bestias le están obligando a retroceder. Por poco evita un ataque mortal contra su pecho y ante el siguiente solo puede cubrirse para evitar caer. Da un nuevo paso hacia atrás, luego otro, cediendo lentamente terreno ante las criaturas. Sus músculos duelen, el agotamiento le inunda y aunque intenta atacar, su cuerpo no responde con la suficiente velocidad. Pero eso no le hace rendirse, tomando el amuleto que tomó de sus camaradas caidos, desata su poder, dejando que su poder le inunde y se extienda hasta sus enemigos. Tan pronto como su efecto se deja ver, las criaturas se detienen, temerosas. la magia del colgante los paraliza e incluso algunos retroceden entre lastimeros chirridos. Regathix no desaprovecha la oportunidad y comienza a lanzar tajos al tiempo que da un paso. Poco a poco, va recuperando el terreno perdido.

En la ventana, Marcus y Millicent han conseguido frenar la entrada de bestias, pero estas se niegan a abandonar. El metal silba en el aire con cada golpe desatado por los luchadores, Marcus ya no usa el escudo como defensa y por el contrario, intenta golpear con él a todos los que intentan atacarle por el flanco. De pronto, una criatura se abalanza contra Millicent que al verlo, lanza una fuerte estocada hacia delante. El golpe impacta, pero algo más ocurre. Tropezando con uno de los cuerpos de las criaturas que cubren el suelo, la luchadora pierde el equilibrio cayendo hacia delante y hasta la ventana. Al intentar incorporarse, una criatura la agarra el brazo desde fuera y tira de ella intentando sacarla del edificio. Al resistirse, siente como unos dientes se cierran en su brazo extendido al ser atacada por otra criatura. A pesar del dolor, Millicent sigue intentando zafarse pero la fuerza de los enemigos, unida a su cansancio la hacen perder terreno. Cuando está convencida que la han vencido, un relámpago brillante brilla a su lado. Es la espada de Marcus que al verla se ha aproximado a ayudar. Solo necesita un par de golpes para acabar con los demonios que la tienen atrapada para recuperarse y volverse a colocar en posición de ataque. Uno junto al otro, continúan la lucha.

En la puerta de la habitación, todo parece desatarse pues las criaturas avanzan sin cesar. Las heridas de Guilles son graves y eso se nota en sus lentos e imprecisos ataques, sin embargo, a pesar de todo consigue impedir que los demonios le alcancen. Y a su lado, Nostradamus, totalmente agotado de usar la magia, golpea con su bastón con precisión, impidiendo que las criaturas puedan pasar a través de ellos.

A pesar de todo, no podéis evitar ir cediendo terreno poco a poco. Con lentitud pero continuamente, debéis ir acercándoos unos a otros ante la ferocidad del enemigo hasta quedar casi espalda con espalda. los ataques son bestiales, y toda esperanza parece perdida, cuando misteriosamente notáis que la presión disminuye. En cuanto matáis a las criaturas más cercanas, el resto se detiene a vuestro alrededor, mirándoos con furia. Durante unos instantes podéis sentir su sed de sangre y el profundo odio que sienten por vosotros, os preparáis para el asalto final, cuando de pronto, empiezan a retroceder. Lentamente, las criaturas se retiran para, en pocos minutos, perderse en la niebla, que al poco, empieza a disiparse. Al hacerlo, un leve rayo de luz toca el suelo frente a la casa. El día ha llegado y habéis sobrevivido.

Agotada, la guerrera se deja caer al suelo del destartalado hogar.
Gracias -dice entre resuellos, sonriendo a Marcus-. Aunque supongo que estamos en paz.
¿En paz? ¿A caso importa?
Han luchado de forma soberbia. Todos ellos.
Millicent no pensaba que fueran a sobrevivir y ahora se siente culpable por su pesimismo.
¡Ha sido tan difícil! ¡Tan duro!
La luz llena de esperanza su inseguro corazón, que aún teme que el mal vuelva a la carga con fuerzas renovadas.
Glorioso sol -suspira, recobrando el aliento-. Nunca pensé que un amanecer sería tan importante en mi vida.
Ligeramente recuperada se pone en pie y comienza a examinar a sus compañeros.
Guilles, esas heridas no tienen buena pinta.
Bueno, las de ninguno...
Aunque todo parezca haber llegado a su fin, por el momento, no deberíamos bajar la guardia.
No obstante, antes de movernos, será mejor que nos recompongamos un poco.

De nuevo el poder de supervivencia de los de su raza había echo acopio y había logrado sobrevivir a lo que parecía un final de muerte inminente, ahora arrodillado con una piernamientras aguantaba aún por la tensión las armas firmemente y miraba a todos los lados, aún estaba en tensión continua su sangre le hacía estar alerta aún cuando todo parecía haber acabado, la sangre de las heridas se iban secando muy poco a poco, Regathix tenía los ojos en alerta mirando y mirando asegurándose de que todo había acabado, después de escuchar a Millicent pareció que Regathix se relajaba un poquito, pero aún seguía expectante...

"Había acabado verdaderamente todo por ahora" , había luchado en batallas donde las cosas se ponían difíciles, pero nunca había luchado en una en la cual estaba seguro que acabaría yaciendo el suelo muerto, ahora miraba al grupo y una sensación que aún no conocía del todo le invadía, gratitud, gratitud por estar con aquel grupo, era extraño y debía asimilarlo, pero una simple palabra salió de sus labios.

- Gracias!!

Marcus guarda la espada y observa a los demás, parece que todos habían conseguido sobrevivir. Todos estaban agotados y heridos, pero vivos al fin y al cabo. El guerrero sabía que no podían detenerse, aunque merecían un descanso.

- Chicos… ¿Qué creéis que debemos hacer? Deberíamos descansar, pero no creo que este lugar sea el mejor para detenernos, pero si seguimos avanzando. Igual nos encontramos con algún enemigo igual no podemos hacerle frente.

Por fin la luz del día nos da descanso, cansado trato de reponerme y mirar a mi alrededor inseguro de que las bestias este muertas o no nos deparen mas sorpresas. Miro con cuidado fuera de la casa y dentro. Mirando marcas y rastros, ese maldito nos trato de engañar, no ha podido matarnos; pero le daremos su justo merecido la próxima vez.
Después de deambular por la casa y alrededores hago caso a Millicent y me recuesto para recuperar energías.

-Bueno compañeros, recuperémonos rápido no quiero pasar ni un minuto mas del necesario aquí dentro y con la falta de caballos el viaje se hará mas largo.

No podia creerlo, el ataque de los demonios habia terminado al fin, la luz del sol, mas hermosa que nunca al fin se habia hecho presente, al terminar con el ultimo de los enemigos, y ver como los demas desaparecen junto con la neblina, no puedo mas y dejo caer mi cuerpo exausto al suelo para recuperar energía.

lo logramos!!! no puedo mover uno solo de mis musculos estoy agotado, nunca me habia visto en la necesidad de utilizar tal cantidad de energia arcana, gracias amigos, en verdad que si no hubieramos trabajado juntos, no lo hubiesemos logrado, giro mi cabeza hacia Regatix eres un gran Guerreo gracias... todos en verdad estoy orgulloso de permanecer al grupo... y dejo mi cuerpo inerte en el suelo recuperando mis fuerzas.

Tirado en el suelo y con mis ojos cerrados hablo al grupo, devemos de ponernos en movimiento de inmediato, la linterna oscura esta a dia y medio de distancia, llevamos mas de la mitad del camino, llegando a la linterna analizaremos la situacion y volveremos a tomar desisiones, la verdad no sabemos que esperar, talves haya sido tomada por el enemigo, y ciertamente necesitamos descansar, asi que no sabemos como este, por alla, tomemos una hora de descanzo, comamos bebamos y partamos cuanto antes, revisemos si quedo algo que nos sea de utilidad de lo que llevava el corcel, dicho esto levanto una piedra con mi mano derecha esperando a ver si podia cargarla con la extinta vida de los demonios ahi perecidos, en verdad no sabia si funcionaria con estos monstruos... que opinan? digo manteniendo cerrado mis ojos y con mis manos levantadas sosteniendo la roca con la llema de mis dedos

Por fin, tras una ardua noche, podéis respirar tranquilos, la cálida luz del sol que se filtra por la ventana nunca os había reconfortado tanto. y sin embargo, sabéis que no podéis permanecer demasiado tiempo quietos. Durante una hora, curáis vuestras heridas más acuciantes y comprobáis vuestras pertenencias. No os queda mucho, apenas raciones para un par de días, más los pertrechos que llevabais encima. Nostradamus intenta cargar la piedra del alma, pero la esencia de las criaturas parece disiparse con rapidez y tan solo consigue atrapar en su interior una pequeña porción de esa energía.

Cuando os disponéis a seguir vuestra marcha, las nubes comienzan a cubrir de nuevo el cielo. El sol que antes se mostrara ante vosotros cual faro en la niebla, ahora se va extinguiendo y las sombras empiezan a crecer a vuestro alrededor. Sabiendo que esto puede ser una señal para salir del pueblo, no lo demoráis más. Para cuando veis el final de la solitaria urbe, las nubes han cubierto nuevamente el sol y el frio vuelve a envolverlo todo. Esto os pone inicialmente a la defensiva, pudiendo significar que la niebla vuelve, pero tras mirar a vuestra espalda, no veis nada lo que os relaja aunque solo sea un poco.

Finalmente tomáis el camino que os llevará a la linterna oscura. Instintivamente miráis nuevamente a vuestra espalda, viendo el pueblo por última vez. Pero lo que os eriza la piel es lo que hay más allá del pueblo. De pie, observándoos en la distancia se encuentra aquel ser que dice ser un Dios, inmóvil, con la mirada fija en vosotros. Está sonriendo. No le podéis ver, pero lo sentís en lo más profundo de vuestro ser. La sombra que proyecta es enorme, antinatural y se extiende por todo el pueblo hasta... vosotros. Preparados para lo que sea, esperáis a ver el movimiento del enemigo, pero solo parpadeáis para descubrir que ha desaparecido. Volvéis a estar solos. Liberados de la presencia del Dios, recuperáis la compostura e iniciáis la marcha.

El camino es bastante llano y recto, pero la muerte que os rodea, unido a la falta de luz os hace que el mismo ambiente os atenace el corazón. Al principio solo es desesperanza lo que sentís, pero tras varias horas de caminata, notáis que os empieza a faltar el aire y el agotamiento os atenaza. El aire se siente viciado y no os provee de todo el aire que necesitáis. Seguís avanzando pero el dolor de vuestros músculos solo se acrecenta, el hambre os atenaza. Entonces, tras subir una última ladera, a lo lejos, a apenas medio día de camino, podéis ver la costa y recortando el horizonte una oscura torre que se alza en medio del mar. Vuestro destino está cerca.

Muy bien, salgamos del camino y descancemos de una a dos horas, no podemos llegar asi a la lnterna, si hay enemigos, la gravedad de nuestras heridas, nuestra sed y ambre jugarian en nuestra contra, asi que tratemos nuestras heridas, apaguemos las sed y llenemos el estomago..... digo mientras busco un lugar en el cual podamos descanzar...

Seguí al brujo, parecía que por fin íbamos a descansar un poco, era lo mejor que podíamos hacer, ya que si no acabaríamos perdidos, no habríamos podido vencer a un enemigo de gran rango en nuestra actual condición. Cuando llegamos al lugar adecuado me senté para poder descansar un poco.

-Nostradamus tiene razón, un poco de descanso y recomponeros es lo que necesitamos.
Miro atrás desconfiado de que el mal llamado dios nos deje así como así. Cierto que la batalla fue dura pero… Encendiendo una fogata.
-Bueno compañeros ¿Cómo vemos nuestro plan de acción?

sin fogatas... podemos dar nuestra posicion por el humo... depues de encontrar un lugar observo al horizonte  saco el libro de LG para poder obsevar y comparar contra registros y encontrar alguna pista que nos ayude a llegar rapido y con bien a la linterna...