Partida Rol por web

Apocalipsis

La Plaga

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21/12/2009, 17:00
Director

Kendallville, Indiana. 24 de Diciembre de 2012

Hoy Stan cerrararía a por la tarde. Esa noche era Nochebuena, y al día siguiente la navidad. Ya tenía preparados los regalos para sus hijas y su mujer, y por ello estaba contento. Solo le molestaba tener que reencontrarse con sus suegros, especialmente Larry, el padre de Grace, que no le consideraba el hombre que su hija merecía, a pesar de todo.

Jim Flint era un asiduo a la cafetería. Se trataba de un hombre que rondaba la cincuentena y que trabajaba como guardia forestal en el condado. Todas las mañanas venía, y siempre tomaba un café cortado y desayunaba un huevo frito con bacon o unas tortitas con jarabe de arce. Se trataba de un hombre panzón y muy buena persona, que solía charlar con él de temas de actualidad, respetándole al considerarle "un hombre con mucho mundo".

Dos metros más allá, en su taburete, estaba Randy Kleogg, un mozo que trabajaba en la tienda de aperos industriales y de obra del pueblo, un lugar donde se vendían desde palas de jardín a cubetas para mezclar cemento. Se trataba de un chaval de unos 20 y pocos, con camisa a cuadros y barba corrida*, que en esta época del año solía llevar un grueso plumón y una gorra con orejeras. Tomaba, como siempre, un café con leche y unos creppes con chocolate, mientras veía la televisión en silencio.

Serían las 8 de la mañana, y Larry leía el periódico abstraído. Luego, lo dejó sobre la mesa y le señaló un titular.

Notas de juego

*Dejada crecer sin cuidar.

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21/12/2009, 17:23
Jim Flint

-¿Has visto esto, Stan?

Señaló un titular que decía "fracaso del 2012", una especie de reseña satírica.

-Tanto maya y tanto maya. Y al final ha pasado el día 22 y no ha ocurrido absolutamente nada. Todo aquel bombo que le dieron. ¿Te acuerdas de la peli del John Cusack? Joder, que actor más malo. Todavía me acuerdo de aquella mierda de escena con los niños rusos obesos, que daban ganas de llorar.

Bebió un sorbito de café.

-Hablando de retoños. ¿Que tal están las niñas?

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21/12/2009, 17:33
Director

Manitowish, Wisconsin. 26 de Diciembre de 2012

La ranchera se detuvo en el camino, antes de llegar a la casa de los Svenson. Alex bajó despacio, respirando el aire puro del lugar. Para ella, la región más bonita del mundo. Las aguas de la cercana laguna hacían el ambiente todavía más gélido. El paisaje estaba cubierto de nieve, y ella llevaba un chaquetón con un jersey de lana y un gorro, con guantes de lana.

De lejos, vió abrir la puerta a la señora Svenson, una mujer rubia y bien parecida de unos 40 y tantos, y como esta le saludaba con la mano. La veterinaría había venido a ver a Snowball, el pastor alemán de la familia. Al parecer, estaba enfermo desde hacía casi una semana.

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21/12/2009, 17:45
Director

USC University Hospital, Los Ángeles. 24 de diciembre de 2012

El reloj marcó las 13:30 en el reloj, cuando los presentes en la sala dejaron de murmurar. Los trabajadores de la Cruz Roja del condado de Los Ángeles habían sido invitados a una copa de despedida en vísperas de la navidad. Muchos de ellos, sin embargo, seguirían trabajando aún en esas fechas, haciendo que fueran felices para las personas más desfavorecidas de la región.

Entre los asistentes a la copa, estaban Gina, Albert y Corine, todavía con la ropa de trabajo puesta, y con un vaso de plástico en la mano. Erika estaba junto a ellos, hablandoles tonterías y riéndose entre todos, cuando vió entrar al doctor McGavin, director del hospital.

Este era un hombre mulato de unos 40 años, opinado como un excelentísimo profesional en su materia: la cardiología. Sin más, se acercó al pequeño estrado de la sala de conferencias y subió, comprobando que el micro funcionaba.

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21/12/2009, 18:01
Dr. McGavin

-Debo darles las gracias -comenzó a decir- Todos los años por estas fechas, el USC recalca la inmensa labor de la Cruz Roja Americana en el terreno médico, en la terapia ocupacional, el trabajo social y la geriatría. Hombres y mujeres como ustedes hacen de este país un lugar mejor, gracias a su labor desinterasada, a su humanitarismo y sus ganas de ayudar. Una vez más, gracias.

Los presentes aplaudieron, y el doctor sonrió, reclamando silencio.

-Y como todos los años, el USC tiene el privilegio de entregar la placa conmemorativa al voluntariado supremo, que premia la labor del mejor voluntario del año.

Hubo un silencio entonces, mientras el hombre sacaba un sobre.

-Puedo leerles lo que hay aquí dentro. Pero también puedo decirlo de viva voz, porque yo fui uno de los miembros del tribunal que otorgó este premio tan merecido.

Hubo murmullos.

-Todos conocemos a esta persona, y como a pesar de su juventud ha demostrado tener una voluntad ferrea y un corazón dorado, ayudando a los que más lo necesitan.

Sonrió entonces, y miró a Erika.

-Estoy hablando, como no, de la señorita Erika Stevens. Felicidades.

Le hizo un gesto para que subiera al estrado a recoger su premio y decir unas palabras. Mientras, sus amigos comenzaron a sumarse al creciente aplauso de los presentes, e incluso Albert la jaleó. Era la primera vez en su vida que le pasaba algo así.

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21/12/2009, 18:17
Director

Cafetería Starbucks, Times Square, Nueva York. 24 de diciembre de 2012

Hoy había salido del trabajo bien pronto. El jefe de sección había insistido en que, dado su estado, debía tomarse la mitad del día libre en vísperas a la llamada "fecha tan especial", que a ella normalmente solía importarle un huevo, a excepción de los regalos que tuviera que hacer.

Entró en la cafetería, con su abrigo de piel y sus gafas de sol, los labios pintados y el gorro de piel de zorro, elegante hasta extremos casi indecentes. No en vano, en Times Square aquello no desentonaba lo más mínimo. Brokers de Wall Street pasaban por allí a pedir su café, vestidos de Emidio Tucci y con móviles de última generación.

Pero no era eso lo que ella buscaba, sino a dos personas que pronto ubicó dentro del establecimiento, sentadas en una elegante mesa-sofá redonda tapizada de verde. Eran Amanda y Nathalie, y había conseguido juntarlas de nuevo antes de tener que pasar por el calvario de la cena familiar de nochebuena.

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21/12/2009, 18:33
Nathalie Cadeau

Ella se levantó enseguida, tan pizpireta como había sido siempre, y corrió a darle dos besos.

-¡La chica de hierro! -dijo, rememorando el apodo que tenía en el campus- Estás guapísima. Como te cuidas, ¿No?

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21/12/2009, 18:36
Director

Santa Mónica, Condado de Los Ángeles. 24 de diciembre de 2012

Eran las 10 de la mañana y Howard iba por su tercer vaso de whisky. Lo de escritor bohemio y borracho estaba bien para vender, pero aquello era ya casi como una obsesión. Quizá sus mejores amigos fueran ahora Jack Daniells y Johnny Walker, pero prefería no pensar demasiado en ello.

Escribía en su habitación con el portátil, uno de los pocos lujos que tenía, y pensaba en que debía cumplir su plazo mensual de historia policiaca para la revista. Los del periódico seguían dado por saco con el relato semanal, y poco a poco iba perfilando lo que él llamaba "su obra maestra", su primera novela. Daría el paso del relato corto al mundo editorial de primera categoría, y podría dejar de vivir de subvenciones estatales y de gorronearle el piso a David.

Esos pensamientos tenía cuando se escuchó abrirse la puerta principal del piso, y escuchó los andares característicos de su colega acercándose a su habitación.

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21/12/2009, 18:49
David Norman

David venía pronto de la tienda, muy pronto. Era algo raro.

Su colega llevaba una tienda de informática en el barrio, una tienda cojonuda. Se creía un triunfador, solo por tener más pasta que él. Pero era buen tío, y se llevaban muy bien. Por eso le dejaba vivir allí solo compartiendo los gastos de la comunidad y las facturas, sin pagar alquiler ni esas cosas que él no podría permitirse.

-No te lo vas a creer. Han cortado la calle para la puta cabalgata de Papá Noel. Es increible lo gilipollas que se pone la gente cuando llega la puta navidad.

Luego se acercó y tomó la jarra del monstruo de Tazmania que Howard tenía sobre la mesa, oliendo su contenido.

-Me cago en tu calavera. Son las 10, tío. ¿Cuantos whiskis te has metido ya?

No iba a sermonearle, porque no era su madre, así que le dejó la jarra encima de la impresora y comenzó a mirar cosas en uno de los armarios de allí, que usaba como trastero y demás.

-Se rumorea que tienes familia en alguna parte, y esta noche es nochebuena. Deberías dejar esa mierda e ir a comprarles unos regalos a los tuyos, si es que no lo has hecho ya. Que no me extrañaría, la verdad.

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21/12/2009, 19:03
Stanley Westen

Stanley se encuentra de pie detrás de la barra, mirando hacia fuera por el gran ventanal de vidrio que da a la calle de en frente, mientras entre sus manos tiene una taza y un trapo con el cual la limpia, aunque ya parece estar tan limpia como es posible. Lo cierto es que Stanley no presta mucha atención a eso, tan solo se encuentra con la vista perdida, como hipnotizado por lo que se ve del otro lado, aunque tampoco mira a través del ventanal, tan solo esta pensando, repasando lo que tiene que hacer durante el día.

Realmente no es mucho, cerrar el local dentro de una hora, ir a casa, tomar un baño y preparar todo para la cena de navidad. No es algo para darle muchas vueltas, ni por lo que preocuparse, pero siempre se pone un tanto nostálgico para esas fechas. Tal vez la idea de que a su medre le encantaba aquella víspera, y de no haber podido pasar los últimos años con ella, le hacen sentirse de esa forma, como si se le recordara de aquella deuda pendiente que tiene y que posiblemente nunca vuelva a saldar – Tal vez pueda pasar por el cementerio luego de cerrar – piensa entre tantas cosas, como si aquello le hiciera sentir mejor con él mismo, acercándose a algo parecido a una visita navideña.

Todos los años aquel pensamiento llega a él en aquellas fechas, aunque sea por un minuto, pero rápidamente los borra al recordar lo bien que lo pasa junto a sus hijas y su esposa, ahuyentando cualquier tinte depresivo que puedan tener aquellas fiestas para él, y olvidando el asunto nuevamente.

Las palabras de Jim le quitan de aquel trance, haciéndole volverse de nuevo y dejar la taza sobre la mesa, mientras se cuelga el trapo al hombro. Tan solo responde con una sonrisa ante aquel comentario. Realmente le hace bastante gracia, puesto que si bien ahora se muestra escéptico, Jim había estado dando bastante lata acerca de aquel asunto del “2012” durante todo el año, aunque posiblemente también impulsado por todo el “bombo” que le habían dado el asunto. De todas formas a Stanley no le molesta, ya esta acostumbrado a que Jim le comente cada noticia del diario, y hasta le agrada.

- ¿Las niñas? Pues bien, ya sabes como se ponen en esta época del año – dice mientras ordena las estanterías debajo de la barra, pues no quiere perder mucho tiempo a la hora de cerrar - ¿A que niño no le gusta la navidad? Tan solo espero no haberme equivocado con los regalos – se incorpora por sobre la barra y mira a Jim – tendrías que ver la clase de nombres que les ponen a esos juguetes... y eso es lo de menos – dice mientras vuelve a agacharse para terminar de ordenar – había algunos que siquiera sabía por donde mirarlos... ¿sabes? - dice mientras se vuelve a poner de pie, colgándose el trapo de nuevo al hombro – cuando era pequeño tenía suerte si me regalaban un suéter para navidad... y si lo hacían me ponía muy contento, pero ahora... - dice, aunque no termina esa frase, tan solo niega con la cabeza mientras dibuja una sonrisa y toma la jarra de café - ¿Una mas? - pregunta a Jim mientras le ofrece cargar una vez mas su taza con café.

 

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21/12/2009, 19:22
Jim Flint

Jim asiente, dejando que le rellenes la taza de nuevo.

-No te preocupes. Tienes unas niñas muy buenas, y seguro que no te ponen caras por los regalos. La gente de hoy en día es muy desagradecida y sibarita, porque se han criado en la abundancia. Acuerdate de la crisis de hace cuatro años. Fue el puñetero caos, porque estaban acostumbrados a todo lo bueno.

Entonces, se escuchó un derrape fuera, en la calle, y Jim parpadeó.

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21/12/2009, 19:25
Director

Stanley pudo ver desde el cristal como un coche ford utilitario de color metalizado derrapaba por la acera, llevándose por delante una boca de riego antes de estrellarse en diagonal y con el morro contra la pared de ladrillo al lado del portal de la consulta del dentista. El coche quedó detenido de inmediato, y se levantó una columna de agua.

Jim no salía de su asombro, y Stanley Tampoco. Entonces, vieron como la puerta del coche se abría despacio. Al parecer, quedaba alguien consciente después del impacto.

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21/12/2009, 20:03
Ashton Northely

Desde el preciso instante en el que entró la inundó la agradable calidez reinante en el local. Sus mejillas comenzaron a tornarse a algo más rosadas bajo la ligera capa de maquillaje que llevaba, la marca cara que cubría su tez todavía aseguraba otro largo par de horas de buen color y fina piel sedosa.

Unos pasos firmes y resueltos la llevaron hasta las dos mujeres con las que había quedado. El reloj de Asthon marcaba la hora exacta que habían concretado para verse, es lo que tiene no dejar nada al azar…

La sonrisa que había comenzado a pincelarse en su semblante al reconocerlas era muy amplia cuando llegó hasta ellas. Mucho más natural que las que solía esbozar, y, por supuesto, inmensamente más cálida. El mote juvenil, casi lejano y totalmente merecido la había enternecido como sólo ellas y pocas personas del resto del mundo conseguían. Se alegraba sinceramente de verlas… y de poder darles por fin la buena nueva que se había resistido a contar por un funcional y antipersonal móvil, aunque fuese ultra moderno.

Se quitó el abrigo, todavía con la expresión alegre en su bello rostro tras besar a su inquieta compañera de universidad. -¿Yo?- Fingió un tono sorprendido, realmente divertida en realidad, pese a que sabía que algo de razón llevaba, todos decían que sus rasgos estaban mas hermosos desde hacía unos cuantos meses, por el mejor de los motivos para ella además. Pero eso no quitaba que su Nathalie, siempre tan modesta, estaba sencillamente espectacular. -¿Acaso estás ciega? La mitad de los tios del café te están mirando desde que te has levantado…- Con un elegante y pausado movimiento dejó el chaquetón prendido de su brazo al terminar de hablar: Todo era evidente entonces. Disfrutó plenamente de la sensación que la inundó.

Miro hacia Amanda y se inclinó para darle un cálido beso en la mejilla, con decisión y sin querer reparar en si estaba cohibida por el hallazgo o no. -Me temo que me he olvidado de contaros un pequeño detalle…- La mejor defensa siempre es un buen ataque, o eso dicen. Ella normalmente lo lleva a rajatabla. El tono seguía siendo distendido, totalmente feliz -La culpa es vuestra por estar tan ocupadas siempre.

Pasó la mano por su melena perfectamente peinada mientras aquella sonrisa cómplice se resistía a abandonarla.

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21/12/2009, 20:07
Amanda Roberts

Estaba sentada tomando un capuchino (un pequeño antojo navideño), con su traje de ralla diplomática y su coleta. Cuando ella se acercó, se levantó y le puso las mejillas, respondiendo a los besos que le dió, más fingidamente que otra cosa. Entre ellas, las apariencias y los modales siempre habían sido algo clave. Si, desde jovencitas habían sido unas jodidas superficiales y pijas del montón. Pero justamente por eso no les había ido nada mal.

Ella ladeó el rostro, componiendo una sonrisa irónica, mitad interés mitad reproche.

-¿Un pequeño detalle? -preguntó, como ofendida por la falta de información, pero en tono siempre jocoso- ¿Es que nuestra chica de hierro ha encontrado ya a su príncipe azul y no nos habíamos enterado?

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21/12/2009, 21:17
Stanley Westen

- Bueno, Jim, no los culpo por eso – dice con una sonrisa, y medio en broma, respecto a su ultimo comentario, mientras deja de servir en la taza y se da media vuelta para dejar la jarra de nuevo en la cafetera. Es entonces cuando oye aquel sonido. Escuchar a un automóvil derrapar por aquellas calles no es algo normal, la gente de por ahí no va a todo gas por las calles, ni mucho menos. Aquel sonido podría haber pasado de inadvertido en la gran ciudad, pero en un lugar como ese sin duda llama la atención.

Stanley gira la cabeza y mira por la ventana al oír ese sonido, mientras aun sujeta con la mano derecha la jarra del café,que acaba de dejar en la cafetera. Todos hacen silencio, un poco sorprendidos por aquel sonido, como si intentaran ver u oír algo mas, cuando ven a aquel vehículo pasar por el frente del local llevándose todo por delante hasta dar a parar con uno de los lados del local del dentista. Stanley se sobresalta ante tal espectáculo, pero sin embargo no se mueve de su lugar. Siquiera suelta la jarra de café.

El lugar vuelve a estar en silencio y lo único que atina a hacer Stanley es girarse hacia donde esta Jim y mirarlo un tanto incrédulo, aun sosteniendo la jarra de café por su manilla. Es entonces cuando ve la puerta del coche abrirse, cosa que, al menos a Stanley, le hace reaccionar. Suelta la jarra y tira el trapo que llevaba al hombro sobre la mesa mientras sale de la barra y camina hacia la salida del bar.

- Vamos, Jim – le dice mientras apura el paso. No reconoce el auto, por lo que no sabe quien puede ir dentro, ni tampoco sabe por que razón apareció de esa forma y se fue a dar contra el frente del despacho del dentista... pero de todas formas sea quien sea que este dentro del coche necesita ayuda, y eso no lo puede negar.

Sale rápidamente del local, a paso apurado y acercándose a la puerta abierta del coche, sin preocuparse por que el agua que emana la boca de riego le empapara la ropa – ¡Oiga!, ¿¡Esta bien!? - pregunta. De estar mas tranquilo seguramente se daría cuenta de lo absurdo de preguntar aquello, pero en esa situación no se le ocurre otra cosa.

 

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21/12/2009, 22:16
Director

Cuando Stanley llegó, el dentista, Jimmy Price, ya se había asomado desde la puerta. El suelo comenzó a llenarse de agua, y Stan rodeó el coche (que tenía matrícula de California) hasta la puerta abierta. Entonces, vió a un tipo con un uniforme de guardia de seguridad, azul marino, que se arrastraba por el agua del suelo.

Su aspecto era muy malo. Tenía unas ojeras de color verde-azulado, con los ojos de color claro y la piel blancuzca, con enrojecimientos en los pliegues del rostro. Parecía que estaba tosiendo y le costaba respirar.

-¿Os habéis fijado? -dijo Randy Kleogg desde un segundo plano- No creo que se haya hecho eso en la cara al carse del coche.

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21/12/2009, 22:20
Jim Flint

Jim había salido detrás de Stan, a ver en qué podía ayudar. Todo el mundo del barrio se conocía, y aquella era una ciudad pequeña y acogedora del interior. Todos eran personas buenas, o al menos la mayoría.

-Yo estuve una vez con gente de la EMS en la frontera y vi a inmigrantes chinos que tenían el cólera. Se parecía mucho a esto.

Todos esperaron la reacción de Stanley, que era el más cercano al accidentado.

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21/12/2009, 22:22
Director

El hombre intentó arrastrarse, mientras tosía y pedía ayuda. Pero lo curioso es que no la pedía por él, sino por su mujer y su hija, que al parecer estaban dentro del coche.

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21/12/2009, 23:19
Erika Stevens
Sólo para el director

Erika charlaba sobre la cena de Nochebuena, que estaba al caer, tan solo siete horas escasas, cuando apareció el respetado Doctor Mc.Gravin. Admiraba a ese hombre por dedicar tantos años a la Cruz Roja, a los demás.
En su modestia, se creía a años luz de él.

Saludó con una sonrisa y levantando la mano.

Se recostó en la silla y sonreía escuchando a McGravin. Ni se le había pasado por la cabeza que fuera a ser ella.

Gina ha hecho muy buen trabajo este año, seguro que le cae a ella, es una chica excelente...

 -Todos conocemos a esta persona, y como a pesar de su juventud ha demostrado tener una voluntad ferrea y un corazón dorado, ayudando a los que más lo necesitan.

Sonrió entonces, y miró a Erika. Ella se encontraba con el codo de la mano derecha en una rodilla, y la palma en la barbilla, escuchando.
¿Para qué me mira...!?  Pensó levantando un poco las cejas, y cuando fue a mirar detrás suyo, continuó.

 -Estoy hablando, como no, de la señorita Erika Stevens. Felicidades.

¿Q-Qué...? Erika levantó enormemente las cejas, y se encogió apocada ante las felicitaciones y los aplausos
¿Yo, de que...!? Si... si lo hago porque quiero no es esfuerzo, no.. AGHHH!! ¡Que me llama para que subaaa!!

Sus compañeros casi tuvieron que levantarla de la silla, y Erika, roja como un tomate y las manos en los bolsillos, fue hacia el estrado, sonriendo a todo el mundo pero con la cabeza un tanto engocida entre los hombros.
¡Le muerdoooo! ¡Que vergüenzaaaa!

Cuando llegó, sonrió al cadiólogo, y de espaldas al resto, le dio un fuerte abrazo.

Gracias.... McGravin insistió hacia el micrófono, y Erika se puso delante y lo miró un poco, unos segundos callada.

...

Carraspeó y acercó los labios al aparato.

A veces me pregunto... ¿Porqué no se estropearán los micros cuando no sabes qué decir... para no quedar como una boba?
Aún roja, sonrió, distendiéndose ella misma un poco con aquella broma. Al fin y al cao todos eran conocidos o amigos.

Seguro que si tengo algo que decir, se escacharra Miró al micro frunciendo el ceño como si le regañase, pero enseguida lució una de sus enormes sonrisas, a punto de reír, y se puso un poco más seria. Tras mirar de nuevo a McGravin y coger aire, siguió.

A... ahora en serio... No me esperaba un 'premio' ni nada de eso... No hago esto por premios o por subir a ninguna parte a decir nada... La vergüenza volvía a aflorar un poco, y desviaba las miradas, cruzando las manos tras la espalda. Lo hago por lo que lo hacemos todos aquí... sentirnos útiles, sentirnos buenos... porque creemos que el mundo puede cambiar a bien con buena voluntad...

Sonrió guardando un par de segundos de silencio.
Gracias a todos... Feliz Navidad... y próspero año nuevo si no nos vemos.... Se dio un cuarto de vuelta hacia McGravin, dando por terminada la breve charla, más roja aún de lo que estaba cuando subió.

Ésta te la guardoo...!!!