Partida Rol por web

Intervino hablando con Pelayo.

-Si le gusta rolear ya no tienes excusa. La metemos en las partidas, que se lo va a pasar de puta madre.

Se azoró y todo por el cumplido. Le gustaba mucho que alabaran su trabajo, especialmente en el que ponía especial cariño por ser cuestión de frikadas roleras. Sus personajes eran para ella una parte muy importante de su ser.

-Es que Gracielle es super cuqui.

Su novio intervino.

-Si, pero no la pilles cabreada.

Pelayo añadió un dato.

-Graciellelathotep.

Hablaron un rato de cosas de mangas, animes y demás. Pero ella tenía que seguir currando y a ellos se les enfriaba el shawarma, así que se despidieron y quedaron en conocerse mejor. En tomar un café en el piso de Pelayo o algo de eso.

Y volvieron a quedarse a solas.

Repartió unas promos a unos chavales y Pelayo se quedó cerca. Hablaron de tonterías y de cosas de anime. Lo bueno de aquel trabajo es que si hablabas en la calle con amigos no pasaba nada. Incluso quedaba más casual si luego abordabas a la gente.

Vieron que del cercano pub Playmóbil salían dos chavalas de 17 o 18 años comiéndose la boca en plan super lésbico. Se metían mano como si no hubiera un mañana. Sus manos bajaron hasta su faldilla y pantaloncillo respectivamente y se tocaron lo que venía siendo todo el coño.

Jesús como estaba el patio.

Para mí, la cosa fue poco a poco convirtiéndose en una fiesta universitaria. De esas que había visto tanto en las pelis. Porque, por lo demás, no lo había vivido en carnes, ni lo había visto, o casi. Bailé con las niñas, ya me daba igual con quien o cómo. Pero bailé y me reí, y bebí…Y de pronto…!WTF! Era como…Joder, no había explicación. Era un éxtasis, era un peso que ya no tenía sobre la espalda. El peso de los complejos, que yo creo que hasta me puse recto y todo. Copón. Que bien me sentía…Y…Y QUE GANAS DE FOLLAR.

La polla, como una de las piedras del Stonehenge, me molestaba dentro de los pantalones. Y en esas, Lorena se me acerca con cara de leona en celo, me come la boca mientras me toca todo el MARTILLO DE THOR, y me pide algo que yo ya estaba exigiendo fisiológicamente.

- Te voy a dar hashhhta que te duela, me cago en todo - digo con voz ronca y todo.

Y me bajo los pantalones y los calzones, que quedan por los tos tobillos. Si aún no se ha deshecho de la tela que impide que le meta el cipote hasta el galillo, yo la ayudo. Y le quito la camiseta, y el sujetador, y todo lo que lleve. Con fiereza y casi con la boca. La quiero empotra contra la pared más cercana. Sin piedad.

Y la mexicana se corrió. Vamos que si. Tuvo que reprimir los gemidos por que en un aparcamiento, la iba a escuchar el vigilante dos plantas más arriba como si la tuviera al lado. Oh Dios. El mundo daba vueltas y no podía controlar el temblor de las piernas. Le estaba dejando la carrocería del coche hecha un cristo.

Poco tiempo después de que ella se viniera, él se sacó el martillo de thor, su pene de un tamaño más que decente. Un tamaño "de batalla", con los pelos púbicos rubios. Hasta ese momento, ella no sabía que existiera tal cosa. Se puso un condón rápidamente, por que era un hombre sensato, y luego la atrajo a si, un poco, al borde del capó, y la penetró con ternura... para comenzar a follarla sin tanta ternura.

Se le notaba hombre experimentado en aquellas lides sexuales, y eso le gustó. No tener que preocuparse de que el otro no fuera a dar la talla. Simplemente, gozar como una loca.

La acorraló contra la pared. Eran de la misma altura, así que no fue difícil penetrarla. Entró fácilmente, por que ella estaba muy mojada. Era diferente de con Carmen, se sentía incluso mejor, más calentito, suave. Era lo que tenía la juventud vaginal.

La penetró de frente, y ella le besó con lengua. Sus besos sabían muy bien. La sentía ardiendo contra él, caliente como el mismo infierno. Aquello se sentía tan bien, tan correcto. Tan biológicamente correcto. Un macho y una hembra apareándose como locos, y que reventaran las feministas con sus mierdas sobre el patriarcado. Su cuerpo jóven, que temblaba por él. Borja se movía, se frotaba, ella gemía, le cogía la nuca en un puñado, estrujando un poco con sus uñas de laca marca la pava.

-DIOS SIIII... FÓLLAME...

Se la sacó, pero era un engañifa. Le miró con cara de mala, sacando la lengua. Entonces se dió la vuelta, apoyando las manos en la pared, y agachó el torso, ofreciéndole el culo, la cadera y el coño que ardía como el mismo infierno. Y como no podía ser de otra manera, Borja repitió operación acordándose del puti. Y la penetró salvajemente, follándola por detrás, chocando con sus suaves nalgas de quinceañera.

Sentía que los huevos le ardían, trabajando a destajo. Trabajando en la fabricación de espermatozoides, reponiendo existencias. Era casi mágico. Sentía que los cojones le pesaban una barbaridad, y que estaban duros y prietos. Que debía descargar, que debía fecundar a aquella rubia cani. Meterle el semen hasta el fondo.

-QUIERO QUE TE CORRASSSS -siseó como loca- LLÉNAME, JODER!!

Quería de eso muchas veces, todos los días y todas las noches. Se lo quería quedar para ella y hacerle sus veneraciones diarias. Por fin consiguió un poco de control en su cuerpo pero fue por poco tiempo.

De pronto, lo observó sacar su herramienta y la cara de sorpresa de la mexicana no fue disimulada en absoluto. Y cuando se puso aquel condón, le robó el corazón definitivamente, la cuidaba y se cuidaba o quizás solo se cuidaba pero a ella le encantó y cuando lo sintió por fin, madre santa de Guadalupe, si que era grande.

Buscó sus manos y se dejó llevar por el placer mientras jadeaba bajito porque no quería que él vigilante los descubriera para nada, no se podía perder aquello.

Por suerte la tenia tan mojada que no había manera de que la lastimase a pesar de lo grande que era. Ella apretaba al refugiado, no fuera cosa que la hiciera correrse de nuevo, no, ella lo quería sentir a pleno.

-Así, Björn, así... No sabía que los noruegos fueran tan cachondos... Dios!

La alta se había acercado entretando a Will, le comía boca. Él le tocaba las tetas, y ella se quitó la parte de arriba y el sujetador para que se las chupara. Allí cada cual tenía sus filias, pero en general el instinto del ser humano era muy parecido.

-Ssshhhh... así mi niño.

Le tocó la polla regordeta como una morcilla de Burgos y parecía complacida de que fuera de ese modo. Luego se dió la vuelta con decisión y se subió la falda, tirando de las bragas hacia abajo. Las bajó lo justo para que la metiera, apoyándose en la barra manchada de agua y líquido de las copas. Sus partes chorreaban hacia abajo que no era ni normal.

-Y ahora TÓMAME, AMERICANO LOCO.

Aquello parecía una peli porno del torbe. Pero todos lo veían bien normal. Incluso un tío le acercó la polla a la chavala desde el otro lado de la barra para que se la chupara, cosa que ésta hizo. William le miró un momento y levantó el dedo. A pesar de todo, el poder de la amistad hacía que no se olvidara de su colega. De que estaban follando a lo salvaje con unas quinceañeras guarras de Granada. Que aquello no tuviera pies ni cabeza era algo que ni siquiera pasaba por su cabeza.

Enculaba a la chica sin piedad ni misericordia, y sus grandes ubres rebotaban bamboleándose en cada embestida hacia adelante y hacia atrás.

-I'M GONNA FILL YOU WITH MY NASTY SPERM, YOU SPANISH SLUT!!

El mundo se volvía loco, pero ellos disfrutaban de su propia locura. Una locura consciente. El noruego la tomó con pasión, besándola, tocándola a veces, prestando atención a sus pechos. Pero su cintura era implacable. Entraba y salía con facilidad debido a que ella estaba mojada.

Se dejaron llevar, hicieron el amor salvajemente, cambiaron de postura, ella de pie, de espaldas, con el vientre apoyado en el capó, y él la penetró por detrás. Y luego, incluso, él se sentó en el capó y ella se puso encima. El coche hacía ñiqui-ñiqui por que la suspensión lo hacía subir y bajar con las embestidas.

Follaron, desatados, apasionados, hasta que el noruego se corrió dentro de ella, y pudo sentir sus espasmos. Ella agarró su cabeza, con su propio pelo negro sudado y cayéndole en la frente y sobre los ojos. Sonreía. Le decía cosas bonitas mientras se corría, cariñosa. Y se quedaron un buen rato así, todavía dentro.

Dios, había sido intenso, y no habían durado más de treinta minutos. Un polvo de los de "aquí te pillo" y "aquí te mato" clásicos. Eran las 11 de la noche.

La mujer se acercó y la acompañó hasta al interior de la ambulancia, donde había una silla para sentar a los pacientes menos graves. La iluminación allí dentro te dejaba ciego, como en un hospital, si estabas acostumbrada a la semipenumbra del alumbrado público.

-A ver, niña. Te han arrancado parte del cuero cabelludo, virgensita. No te preocupes, casi que se cura solo, pero estarás más de un mes con calvas en el pelo.

Le desinfectó la zona y aplicó unos apósitos. En un momento tuvo la situación bajo control de nuevo y la hemorragia detenida.

¿Esta era la que se reía de nosotros, no? ¿Qué somos muy callos? Pues toma pollazo con alegría. La madre que la pario. Seguro que era una hija de puta de esas, pero como le entraba, y que gustito. Y que bien me sentía dentro mientras le arremetía sin piedad, como una jodida maquina industrial. Como un documental de gorilas de la 2 de después de comer. Todo muy animal. Como la monta que le hizo Rocky (el perrete de la yaya) a la caniche de mamá. Todo muy salvaje, natural e instintivo. Era el ciclo de la vida. REPRODUCIRSE. Pues me estaba reproduciendo, copón, y de qué forma.

Ella ahora abría la boca, pero no para reírse. Estaba disfrutando como una perra. Como la perra que era. La rubia de bote, que seguro lo tenía morenote. El color de la ceja es el mismo que el de la almeja….etc, etc. Y todas esas cosas que se dicen. Y probando algo que había visto en las pelis, allí lleve la mano. A la pescadería, a estimular almejas  y mejillones. Porque siempre pensé que molaría mil hacerlo. Estar a ambas cosas a la vez. Y de paso así gritaba más, que eso me ponía a tono que te cagas.

- Quiero que griteshh como una perra… - y eso le solté al oído, porque me salía del nabo. Nunca mejor dicho.

La efervescencia huevera no sé si era normal. No tenía pinta. Pero por algún motivo me la sudaba. Me la sudaba todo. Salvo las ganas de rellenarla como un pavo de Navidad. Doble ración de salsita blanca. Como la del kebab, pero gratis y más ecológica. En esas Will, me alza el pulgar en camaraderia. Que buen amigo, me cago en la hostia.

- !You can, motherfucker! - había que animar a los amigos. Obvio.
 

Siguió follándola, casi tan fuerte que en circunstancias normales le haría daño. Pero aquellas no eran circunstancias normales, no. Ella seguía chorreando pierna abajo, y la polla casi entraba y salía sola. Chillaba como una perra, con los pezones a punto de estallar de duros que estaban. Le cogió una tetilla y le frotó uno de ellos. Y la chica se corrió, así de pie. Temblando y gritando.

La gente en el pub se follaba en cualquier sitio. Contra la pared, sobre los taburetes, sobre la barra, en el suelo, en el baño... aquello era como la Roma antigua en un buen día de lupanares. Y sintió que llegaba el momento, así que la cogió de la cadera con decisión y plas, plas, plas.

El vértigo familiar, la sensación de opresión en la cabeza, la euforia eyaculadora. Y se derramó como si no hubiera un mañana, bien dentro de ella. Enormes disparos de salsilla viscosa cargada de espermatozoides. Al sentirlo, la cani jadeó como la perra que en realidad era. Sin droga y sin nada. Hay gente que es que es asín.

-Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.... SSIIIIIIIIIIII... LLÉNAME ASÍIIII!!!

Y se siguió corriendo bien corrido hasta tenerla rellena como un pavo. La sacó, por que se estaba chuchurriendo un poco, tras haber cumplido su objetivo. Ella se quedó así un momento más, pegada en la pared, con el coño chorreando las dos especies, propia y ajena.

Él se apartó para recuperar el aliento, y la merienda se le bajó. Un momento de lucidez, que no iba a durar mucho. De mirar alrededor. Fue correrse él y a los tres minutos otro maromo ocupó su lugar en el culo de Lorena, metiéndosela hasta el fondo. Aquello era self-service, y había que localizar a la próxima víctima.

Hizo un barrido en plan terminator, en busca de nueva inquilina para aquel pene inquieto, que volvía a amenazar con endurecerse.

Se cruzó con ella. Con la public relations. Con la tía hiperbuena. La tía que había cometido el error de beberse un par de tercios con mandanga incluída. Que llevaba el tóxico en las venas. La public que acababa de sentir la llamada de la selva, y que se acercaba a él, apartando a otra gente.

Su merienda se puso bien dura nada más verla. Ella sonrió, hablándole como una total, complete, irremediable SLUT. Un putón desorejado y verbenero.

-¿Tienes más semen para mi? -dijo, comenzando a pajearle.

Se agachó y se la chupó, eliminando restos de merienda de la jornada anterior. Su boquita de fresa se sentía como el Olimpo.

-Mmmmm... que bien sabe. Vas cargadito.

Aquello era extraño, definitivamente no era normal. Tantas tías obsesionadas con el espermatozoide. Pero en aquel momento impetuoso, recién drogao, afectao, caído en una espiral sin freno de sexo con desconocidas, le parecía la cosa más normal del mundo. Resistance is futile.

-Lo quiero para mi, nene...

Dicho lo cual, lo obligó a sentarse en un sillón que tenía el local, el único que no había ido a parar al almacén con motivo de la fiesta. Se desnudó de cintura para abajo, y ella misma se metió su tranca en su, otra vez, chichi mojado y en llamas. Y comenzó a follárselo.

Live is good.

Aquello era el paraíso. El puto paraíso se quedaba corto al lado de los polvos que se habían echado. Sentía que debajo de ella había mas líquidos de los que hubiera tenido nunca y es que aunque no había tenido muchos amantes, los dos anteriores eran unos niños comparados con Björn.

Agradecía que no fuera su primera vez porque de esa manera lo disfrutaba mucho más y podía hacerlo disfrutar a él. Lo abrazó y deseo que no terminara nunca la noche pero podían volver, bailar y luego repetir como un buen plato. Lo miró a los ojos, capaz tenía novia y mejor que se callara no fuera a ser que no hubiera un segundo polvo.

-Eso fue genial... Podría hacértelo toda la noche, ¿entiendes eso?

Sonrió maliciosa, era dulce al decírselo pero era seria, lo decía en serio aunque se sonriera. Acarició su pecho y remeneó las caderas un poquito juguetonamente.

-¿Quieres que volvamos a la fiesta?

Quizá sería sólo un polvo pero sería uno épico.

La radio se activó muchas veces, en una cacofonía confusa. Eso solo quería decir que se estaba armando un pitote. El subinspector pidió órden y se solicitó un informe.

-Aquí Central. Estamos recibiendo mensajes confusos y llamadas desde Pedro Antonio y el resto de la ciudad. Parece ser que... -hizo una pausa- Parece ser que la gente se está follando en los bares y en la calle.

-Repita eso -solicitó el subinspector.

-Una especie de orgías espontáneas masivas.

No sabían si aquello era de cachondeo o no. Pero no. Se giraron a mirar al botellódromo y lo que vieron les dejó FLIPADOS. Miles de chavales habían dejado de beber y comenzaban a métersela los unos a los otros. Tíos con tíos, tías con tíos, tías con tías, orgías grupales, de todo. El sonido del cachondeo y la fiesta fue reemplazado por el de los gemidos.

La sueca venía como ida. Sudada, con los pezones como piedras. Su amiga la vió venir, sin reconocerla. Sin más preámbulo, se acercó a Marqués y estiró la mano para posarla en su arma. No en la reglamentaria, claro. A la otra.

-Ven... -susurraba, como invitándole a sumarse a la macroorgía- Ven, follemos.

Llevaba las bragas en la otra mano.

Ya iban dos. La Lore quedó rellena con la manga pastelera. Hasta el fondo del bollito. Apenas reparo unos breves instantes en que el resto del local también está entregado a esta clase magistral de confitería. Pero pronto me focalizaría en un pastelito en concreto, y a tomar por culo todo lo demás. La potranca de los flyers. No sé si lo que hace esta hembra en celo sea repartir exactamente flyers o qué, pero ¿Qué más da? Lo que reparte ahora es mandanga de la buena. Merengue merengue.

La perrilla se baja al pilón, y la agarro del pelo y todo. Otra rubia de bote. Y ahí se pone, a darle al calipo de una forma que no era ni medio normal.

¿La fieshhta es así? ¿Deshde cuando se hacen orgíash en el Playmobil? Shi lo llego a shaber pasho de shubir a diamante en el LOL y shalgo mash. *

La relaciones PÚBICAS se pone después en modo amazona, y la agarro de las caderas para sincronizar el ritmo o lo que hubiera que sincronizar en ese pinchito felíz.

- Te voy a poner fina filipina - le aseguro. No sé cómo se llama, pero me resbala. Nunca mejor dicho, nuevamente.

Pero yo me quedé con todas las ganas de ver la mercancia pechil que gasta. Así que, sin darle vuelta alguna al asunto, le arranco la camiseta de putilla. Mi amigo el cierre del sujetador y yo, teníamos otra cita pendiente.

Bjorn estaba coladito por ella, pero era un tío centrado. No quería seguir follando en el parking. Podían irse tranquilamente a Cenes y seguir la fiesta en el piso de su amigo. Además, con suerte, Carmen se vendría también y se estrenaría con Dortias.

-Vamos a mi piso, pero tengo que avisar amigo mío. No quiero dejar tirado.

Sacó el móvil y trató de llamarlo. Allí abajo había poca cobertura, pero ese no era el problema. El problema es que el móvil sonaba pero nadie lo cogía. Comenzó a rallarse y preocuparse. Lupita se volvió a poner el pantalón y las bragas, mirándole desde lo alto del coche.

-Ven, vamos a buscar amigos nuestros.

Deshicieron el camino andado, y vieron que el guardia de la garita no estaba en su puesto. Estaba en lo alto de la rampa, mirando hacia el descampado de Hipercor. Ellos subieron también, y la escena les dejó mudos de asombro y espanto.

La gente se había vuelto loca. Era una orgía multitudinaria. Decenas de miles de jóvenes follando entre si, hombres con mujeres, mujeres con mujeres, hombres con hombres. Se quedaron así, mudos, juntos al guardia que tenía la radio en la mano y no daba crédito.

Definitivamente, aquello no era nada normal. Para nada normal.

La Jimeno le enseñó lo que era bueno. Se movía, hambrienta de pene, frotándose con energía. Aquella postura molaba, decididamente. Él le subió la camiseta y ella se la quitó. Luego le ayudó con el sujetador, y él se amorró a la teta como un bebé mamando de su madre. Pero sin que saliera leche. Y de forma bastante más porno.

Sus manos en torno a su culo. Escuchó como William se corría con grandes alaridos en el centro del pub, y la Lizzy le martilleaba incensantemente con la cadera, pidiendo lo mismo. Pidiendo mandanga. Pidiendo líquido elemento. La olió, y se puso cachondísimo. Había algo animal, que no conocía pero intuía. Algo que le decía que la Jimeno estaba en su ciclo fértil, y que podía dar en la diana.

Follaron durante casi veinte minutos, desenfrenados. Ella sudaba en lo alto de él, gemía, se corrió un par de veces. Hasta que Borja volvió a lo propio, y el vértigo (menos mal que estaba sentao) precedió a otra descarga de artillería, copiosa, que a punto estuvo de hacerle perder el conocimiento.

-Así nenito, así... -dijo, dulce, moviéndose para ordeñarlo del todo.

Cuando él hubo cumplido su función, Elizabeth se levantó con piernas temblorosas. Los pequeños borjas chorreaban pata abajo, y él volvió a recuperar algo de cordura. En un parpadeo siguiente, vió que se enrollaba con otro tío del pub.