Partida Rol por web

El joven te sonrió ampliamente-es todo un honor que una dama como vos venga a mi encuentro...-dio un paso al frente, acercándose. Ahora que habías reparado en él con mayor detenimiento, y que se encontraba a menos distancia, te dabas cuenta de que era bastante alto-y... Decidme, ¿qué puede hacer por vos un herrero como yo?-dijo, cruzando los brazos sobre su pecho. En aquella postura se delineaban aún más sus desarrollados músculos.

Respeto todos los pensamientos de los demás, no tendría tan buena relación con Wolfram sino pero sé que para nuestra madre tierra todos somos iguales, nuestras ropas y pertenencias son solo banalidades, solo es polvo, tendriaís que saber que nada de lo material se quedará sólo prevalecera lo que tengan a bien los dioses y nuestra madre Ennoia. No me siento incómoda rodeada de ellos,saben quien soy.(aleman)

Entiendo —contesto—. Así que sois de la zona. Yo soy forastera, de Viena, y me alegro de conoceros. Yo soy Melusine, ¿y vuestro nombre? (Alemán)

Procedo de los bosques no muy lejos de aqui, mi nombre es Dana, encantada de conoceros.¿Viena? No conozco ese lugar,espero que sea hermoso.(aleman)

Me alegra que hayáis accedido a acompañarnos en esta velada, Grisel-el noble desvió su mirada hacia la joven-aunque hayáis llegado algo tardíamente, podréis disfrutar aún si esa es vuestra intención(alemán)

Como todas las ciudades —me giro un poco y miro hacia el este, hacia Viena, hablando con la vista perdida—, intenta ser majestuosa, pero dentro de las casas de piedra sólo viven ratas enfermizas y rabiosas en vez de hombres. (Alemán)

Cruzo las manos tras mi espalda, entrelazándolas y apoyándolas en el lomo. Dejo una pausa y me aclaro la garganta.

Pero en fin, eso es otro menester, hermana —me vuelvo a voltear hacia ella, mirándola con interés y un brillo curioso en los ojos que se marida con el reflejo titilante de las llamas no tan lejanas—. Así que sois seguidora de Ennoia. Confiáis en las bestias y la tierra, imagino, y de ellas proviene vuestro poder. (Alemán)

Hermana Ennoia es la madre de todos,-me agacho y tomo un poco de tierra en mi mano,agarro suavemente la mano de Melusine y le pongo un poco en su palma-ella está aqui, protegiéndonos, cuidándonos.... Confío en todos los espiritus del bosque, de los seres.....

Mi cabeza baja rápidamente, con los ojos abiertos de sorpresa, ante el frío e inesperado tacto de la tierra en mis manos.

Por supuesto (Alemán)—concedo, sonriendo con algo más de dificultad que antes. Agarro su mano junto a la tierra durante un par de segundos y luego dejo caer el exceso.

Hermana, os dejo continuar vuestra celebración, yo seguiré hablando con la gente (Alemán) —dicho esto, me doy la vuelta, manteniendo las manos lejos de mi vestido para no mancharlo, y comienzo a caminar por la plaza.

Me alejo de la vista de los de la mesa y de Dana, en busca del otro extremo de la hoguera, para buscar a algún mortal con el que divertirme un rato.

Sonrio a la mujer y le digo adios con la mano.Quizás nunca sabra apreciar el valor de lo que he puesto en su mano. Me alejo un poco de los festejos a un lado de la plaza, quiero saber el origen de esa voz la cual hizo parar mi baile en seco,¿quien puede ofenderse por mi felicidad?¿Que extraño ser no estaría felíz tras esto?

 Me siento en un lugar donde nadie pueda verme y observo tanto a los cainitas como a los humanos intentándo estudiar la situación.Los dioses estarán felices de mi alegría cualquier dios lo estaría estoy hacíendo mi cometido.

B-buenas noches. - le responde cortésmente, tal como ha sido educada, aunque tomada por sorpresa. Yo soy Katherine de Weldevarden, encantada. inclina ligeramente su cabeza y un par de rizos negros escapan de su capucha. A decir verdad... ciertas circunstancias me privan de poder disfrutar esta bella noche como debería.  - sonríe, algo nerviosa, y no puede evitar que sus ojos se posen por un segundo en las mangas harapientas. Al ver que el no la estaba mirando se relaja un poco. Y que decis vos, (sin saber muy bién cómo dirigirse a él, le agrega el honorífico) mi señor, es esta velada de su agrado? (alemán)

De acuerdo, Katherine - hablé en un tono sereno, tranquilo. La chica parecía nerviosa y yo no quería ser la fuente de ese sentimiento - No indagaré más en ese aspecto. - me recliné en la silla, levanté mis brazos para intentar ponerme más cómodo, pero la situación seguía sin gustarme - Respecto a mí, no hace falta que me tratéis con tanto respeto. No soy noble, y sólo alguna vez fui un auténtico monje. Ahora, ni tan siquiera soy eso, sólo me quedan mis creencias... (alemán)

...y esas mismas creencias hacen que no me guste el paganismo de esta velada... pero he de estar aquí, he de satisfacer las necesidades de mi anfitrión. - terminé por susurrarle con una sonrisa a aquella joven.

Al mirar las mangas harapientas de Gabriel, te percatas de que sus manos están vendadas. Estos vendajes, además, están manchados de sangre.

Doy un paso al frente, acortándo aún más la distancia que me separa de aquel semental. Su cuerpo despierta en mi instintos primitivos, deseos de acercarme y sentir sus músculos bajo mis manos, acariciar su boca con mis labios y descubrir cuánta pasión puede albergar un hombre que trabaja con el fuego y el metal. Una parte de mi, más profunda y oscura, se pregunta cuán delicioso será el sabor de su sangre en mis boca.

- Os lo haré saber cuando estemos en vuestro taller... a solas - le digo en voz baja, mirándole a los ojos - Pero primero ¿por qué no me sacais a bailar? - pregunto inocente, mostrándole una sonrisa pícara.

Observas cómo su cuerpo se tensa en cuanto la distancia vuelve a acortarse. Puedes notar sus gruesas venas pulsando a cada latido, en su cuello. Al oirte hablar traga saliva, y su sonrisa se vuelve ávida, pícara y espectante-Por supuesto, bailaremos, y luego iremos a mi taller... Para hablar... A solas...-te dice, agachándose, susurrando cerca de tu oido. Vuelve entonces a erguirse, y toma tu mano, mientras posa una de las de él sobre tu cintura. Su tacto es cálido, y puedes sentir su corazón bombear bajo su piel-Vaya... estáis helada... Pronto entraréis en calor...-y entonces, tira levemente de ti, introduciéndote junto a él en la vorágine, entre los campesinos que bailan, cantan y ríen.

Apoyo mi mano en su hombro y me dejo llevar, disfrutando del ambiente de la fiesta y de su compañía. Hacía tiempo que no disfrutaba de un momento de distracción así. Me sentía bien estando con alguien que no sabía nada de mi pasado, me hacía olvidar a la corte y todos los cuchicheos que he tenido que soportar las últimas semanas, aunque debía tomar precauciones para que no sospechara nada sobre mi naturaleza. Gracias al Señor, los poderes de mi sangre me permiten llevar a cabo algunos trucos para evitar las sospechas de los mortales. Concentrando apenas unas gotas de vitae pude devolver el calor a mi cuerpo, logrando que Nicholas sintiera mi tacto agradable y cálido.

Comienzo a bailar con él despreocupada, riendo a cada rato a la vez que le dedico miradas cargadas de significado. En mi fuero interno me pregunto cuánto tiempo debe pasar hasta que pueda escaparme con él. Deseo marcharme cuanto antes para poder disfrutar de un rato a solas. Sin embargo, una parte de mi conciencia se pregunta si eso es lo más adecuado. Mis ojos se desvían durante unos segundos a Sir Wolfram, sentado en su mesa. ¿Sería correcto dejar a solas a mi señor? ¿No estaré yendo en contra de mi juramento? Dudo durante un momento, insegura, pero el sonido del corazón de Nicholas bajo su pecho me persuaden. La calidez de su cuerpo se vuelve demasiado irresistible como para negármela al menos por un rato.