Partida Rol por web

-¿Has perdido a tu madre?- pregunto al chaval de cabellos rubios. Sostengo su mirada, veo el dolor en sus ojos y el fuego tras ellos. Asiento -Soy Lukan Azareh. Ella es Zharis Azareh.- Hago un gesto hacia la posada sin dejar de mirar a Thomas -Entra. Bebamos y cuéntamelo todo sobre esas sagas. Cada día que sigan respirando es una ofensa a nuestro nombre-. Me giro y, tras encogerme de hombros -Entrad todos si no os molesta el desorden y los cadáveres de aquellos que estaban mancillando el hogar de Denna... de vuestra Dhara.-

Observo como el tipo regresa al edificio y me giro hacia Locligan -Es un...- el viejo asiente. Desliza la mirada por los presentes deteniéndose unos segundos más en Lizzy. El anciano aprieta los labios formando una recta. -No obviemos su invitación a la ligera.- Sostengo la mirada de Lucilla -Nos interesa tenerlo de nuestro lado- añado haciendo una mueca ante el desagrado que la mujer rubia muestra. -Un oscuro de nuestro lado... Eso está por ver- añado incrédula.

Al entrar en la posada encontráis signos que delatan que, antes de que llegarais a Quejío de Gato, La Orden de la Verdad estuvo ahí, arrestó a los bardos y juglares que allí había (pues la mayoría dejaron allí sus instrumentos) y se los llevaron a Nana de jubón (presumiblemente). Quedaron un puñado de Guardianes de la Verdad registrando la posada para cuando llegaron Zharis y Lukan y... bueno, Lukan entró buscando a Dhara (Nombre real Denna).

Locligan y Lukan se colocarán en lugares opuestos de la estancia. Tan alejados que lo que se hable con unos no podrá ser escuchado por otros.

Tras beber y comer lo que podáis conseguir o cocinar, Locligan subirá a la última planta.

Creo que me di cuenta de qué me pasaba entonces. Estaba... huyendo. Quería huir. Tanto tiempo esperando estos momentos, en los que por fin pudiera responder tantas dudas... que no sabía ni qué preguntar, que no quería ni preguntar. Con el fracaso del rescate a los padres de Thomas, la pérdida de Dhara y que casi perdía yo a Gang... la sobrecarga emocional me había paralizado. Como me pasó cuando supe que tenía que abrazar a Thomas y decirle algo y no supe qué hacer, y me fui a por una maldita daga primero. Pues ahora quería hacer lo mismo. Y no entendía por qué. Llevaba toda mi vida soñando con este momento, el momento en que Locligan de Ilüf pudiera responder todas mis preguntas. ¡Ay, ojalá las hubiera escrito en el cuaderno! Pero ¿cómo dibujas la confusión, cómo dibujas preguntas sin escribirlas? ¿Y por qué ahora me estaba dando un ataque de inspiración y ganas de dibujar? ¡Otra vez mi subconsciente buscando maneras de huir!

Pero no podía, ni debía, ni quería huir. Me acordé de cuando Gang me envió a hablar con Locligan de incógnito, y yo tenía miedo porque no sabía qué preguntar. Necesitaba a Gang entonces también para hacer las preguntas, pero una vez más tendría que hacerlas yo sola. La conversación, esperaba, iría para largo así que convendría hacerlo con un plato de comida delante. Todos teníamos hambre y estábamos cansados del viaje. Así que tomé iniciativa. Primero le pedí ayuda a Aaliyah para sacar los cuerpos fuera, a nadie le gusta comer con la visión de muertos alrededor. Y luego le pedí ayuda a Lucille para que cocináramos algo para el grupo, incluidos los mortíferos Lukan Azareh y su hija Zharis Azareh. Allí en Nana de Jubón, en la posada de los medianos Morsa de Pan, Diente Sedoso y Chispa de Mantequilla, me enseñaron a servir y un poquito a cocinar. Nada grandioso ni ninguna receta secreta familiar, sólo lo básico. Pero seguro que Lucilla sabía cocinar de verdad, yo podría hacerle de ayudante. Normalmente de todo esto se habría encargado Dhara ella sola ... pero claro...

Una vez tuvieramos los platos, yo iría a servirlos. Primero a los Azareh, y a Thomas, que me imaginaba estaría con ellos, y esperaba que Lucille también se sentara con ellos para apoyar a Thomas y hablar sobre Dhara y los padres de Thomas, y sobre las brujas y sobre la sangre real que corría en Thomas. Luego de servir a los demás me sentaría frente a Locligan. Muy astutamente el viejo se había sentado lo más lejos posible del otro grupo, lo cual yo agradecía, porque tenía muchísimo que preguntarle, demasiado. No me importaba que se enterasen Pandora, quien de hecho imaginaba querría igual que yo hablar con Locligan, ni tampoco Aaliyah, quien no estaba segura de si iría mejor con Lukan, quien pareció comprenderle de un plumazo. ¡El chico había perdido a su madre! Qué poca perceptiva y considerada había sido yo. ¡Por eso nos había brindado su ayuda! Él mejor que nadie sabía entonces lo que era perder a la familia y intentó lo posible por ayudarnos a que no pasara otra vez. Habíamos fracasado y ahora debía estar tan perdido como yo misma...

No me importaba si esos dos escuchaban lo que tenía Locligan que decirme. Pero me daba mucho apuro... y-y miedo que Lucilla y Thomas se enterasen y no sabía bien si sabía por qué. En el caso de Lucilla creo que era porque la veía como una especie de figura materna y... como que no quería decepcionarla, o hacerla sentir mal. Aún recordaba cómo se me encogió el corazón al ver sus lágrimas cuando Eidamar la disparó. No le culpaba a él tampoco, alguien quien a pesar de ser Guardián de la Verdad, en lo poco que vi de él vi en él a un buen tutor para Thomas, y alguien capaz de anteponer su deber a sus sentimientos y su familia. Eso merecía de mi respeto. Quizá yo un día también me vería obligada. Y creo que no sabría elegir, me paralizaría, como ahora mismo... como cuando lo de Thomas. Ay, en su caso... no quería que se enterase especialmente tampoco. Cosa curiosa porque le había confiado ya varios de mis secretos, como mi sombra, y que podía hacer magia... Así que... ¿por qué esto no? Lo habría achacado simplemente a que me daba vergüenza pero... después de aquel momento en que vi... en que vi a un asesino en él... bueno, en su otro él... S-si mi intuición no me fallaba (y-y rara vez lo hacía) como con Dhara, Pandora y Aaliyah yo tenía una conexión con Thomas. Y-y la persona que había visto al otro lado... ...yo... n-no quería pensar en ello. No ahora. Ay, otra vez huía.

Una vez se sentó frente a Locligan, Lizzy se desenganchó con cuidado la cadena de plata que le colgaba del cuello, la del hermoso colgante que había recibido de Locligan, y lo colocó con suavidad frente a él en la mesa para que lo viera. Aquel broche tan bonito con filagrana de plata con una lágrima de piedra preciosa completamente negra tallada. Esa que contenía a Faela, esa que decía que solo una Fonn'Aster podría romperlo. Esa que vino en una carta donde Locligan se disculpaba con ella por haberle borrado los recuerdos a ella y a Gang. 'Por el bien de todos'.

"Por favor, necesito saberlo." pidió con el corazón en un puño, pero intentando mantener la calma y el tono de voz bajo. "¿Cómo pudiste? ¿Cómo pudiste borrarnos los recuerdos? ¿Por qué lo hiciste? Por favor. Dímelo. "

"Dime quién soy."

Pandora no quería estar especialmente cerca de un tipo tan violento como aquel tal Lukan, pero había preguntado sobre las sagas y a parte de Locligan solo ella sabía sobre lo que más o menos había acontecido. Aunque ni ella misma comprendía del todo la situación.

Se sentó por ello cerca de aquel hombre, después de saludar a Locligan con un gesto de cabeza haciéndole saber que no se tenía que preocupar, pues ella daría parte de lo ocurrido. Por ello tomando un asiento cercano al hombre pero a suficiente distancia como para tener tiempo a reaccionar si este le atacaba pues no era fácil para ella confiar en un extraño como aquel.

Empezó su historia en el momento en el que fue secuestrada por parte de los atacantes del norte, ahorrándose la parte en que le secuestraron antes los bárbaros norteños de una aldea montañosa pues está primera parte no era de especial interés. Pero si lo era el segundo secuestro siendo este donde hizo contacto con plañidera, la saga onírica.

Esta saga adelantándose almplan de "sus hermanas", le pidió que procurara lograr "libros y escritos peculiares" que le habría tenido que entregar mediante un ritual extraño que le hubiera permitido llevarlos aquel mundo onírico. Pero antes de ello le pidió conseguir de su hermana saga un peculiar instrumento de gran poder.

¿Cómo explicar debidamente algo que no acababa de entender? Era difícil, pero quiso dejarle claro que plañidera no deseaba la destrucción que buscaban sus otras hermanas. Ella no era un ser benigno, era consciente de ello, pero se alimentaba de la corrupción paulatina de las cosas, si todo era destruido... Ella se quedaría sin poder a largo plazo seguramente a pesar de obtener una sobredosis momentánea. Le contó cómo de algún modo que no comprendía, utilizó el instrumento robado para pactar con un segundo ente onírico, seguramente un plan de la propia Plañidera para liberarla del lado "oscuro" que iba a tener que tomar ella al lado de sus hermanas.

Se dio cuenta de ello cuando la vio junto a ellas en el ataque en el que sin dudarlo, Pandora entregó el libro a la saga en la que quiso confiar, estuvo unida a ella y de algún modo sentía que está estaba relacionada de algún modo con la peculiar mujer alada de sus sueños. Pandora se tomó la libertad de pedir algo de puedas hacia esta tercera saga, que sin dudarlo ayudó a la madre de Thomas entregándole el libro que había recibido de la propia Pandora. Ella sintió que entregarle ese libro era lo más inteligente, pues entre extraños no habría sabido en quien confiar, pies los propios humanos tendían a ver a un enemigo al que atacar en la joven Eagle.

¿Que pensaría aquel hombre? ¿Sería para él una enemiga o un monstruo? O podrían seguir hablando...

Concentrándose en su conjuro para secar por si requería usarlo ante un ataque fugaz, se deshizo los moños por un momento, dejando sus enroscados cuernos a la vista, para Pandora saber quien podía ver esos cuernos sin lanzarse a atacarla era esencial, sobretodo si intuía que podían volver a cruzar sus caminos, no le gustaba tener que huir eternamente, había recibido poder con el que defenderse, ya no era la muchacha escurridiza UE requería escapar eternamente de los "monstruosos humanos" que le atacaban sin siquiera entender el motivo. Seguramente seguiría viviendo cuando se calmara su entorno en algún bosque sin preocupaciones innecesarias, algún bosque volvería a Sr "el bosque de la bruja", pero en esos instantes era más necesario luchar.

El silencio era el mejor sonido tras un tiro de arco certero. Mas ese silencio fue roto por las agresivas palabras encolerizadas que Padre escupía hacia aquel hombre de barbas largas.

-Dónde está Denna- clamó con la excitación del combate todavía en su garganta. Locligan cerró los ojos, respiró y bajó la mirada.

-¡Zharis! Ven aquí.- ordenó -Ven a conocer al hombre que hizo que tu madre se desposase con otro hombre- apretaba los puños hasta el punto de marcar sus palmas con las uñas, la cólera que empoderaba a aquella furia que sentía por el pasado, era el paso previo al temible inhumano que escondía.

Salí del bosque y en silencio anduve hasta lograr estar al lado de mi padre, me sentí observada, examinada y curioseada por los integrantes de aquel grupo diverso. Locligan, aquel anciano que los había conducido hasta Quejío de Gato me contemplaba desde lo alto de la carreta, sereno y tranquilo, imperturbable frente al lenguaje burdo y recriminatorio de Padre.

La mujer rubia añadió un detalle importante a la escena. Al parecer era cierto lo que a simple vista desde mi escondite percibí, aquel diverso grupo volvía de una lucha dura, una librada con sagas… y además, Dhara, Denna… tragué saliva, había quedado atrás, junto con los padres del joven con el gesto de dolor. Padre invitó a entrar a la posada a todos, comeríamos y beberíamos todos juntos.

Una vez retirados los cadáveres de las mesas, la mujer rubia y la niña se metieron en la cocina y comenzaron a cocinar. Bajo la inspección de mis movimientos de Padre y tras responderle con una desafiante mirada, las seguí dentro de la cocina.

Acaricié la madera de la barra que llevaba hacia los fuegos de aquel lugar, este era el hogar de Denna… y, ella no estaba. 

La cocina de Quejío de gato era bastante amplia, grandes fuegos, ollas viejas, sartenes quemadas, muchas especias en tarros, hierbas colgando y agujeros de ratones en el techo. Sonreí, “las cocinas exitosas siempre tienen un toque salvaje”, me dijo Padre un día en la infancia.

La niña de ojos rojos suspiraba mientras acercaba ingredientes que ni ella misma sabía, hablaba para sí misma y se lamentaba hablando de alguien con buena mano en la cocina. La mujer rubia parecía tenía algo más de mano cortando verduras y agregándolas a la olla. Me acerqué hacia las hierbas y seleccione algunas hojas de laurel que quedaban vivas entre un montón secas por no haberlas conservado como se debía, después, tomé con la mano un puñado de pimienta y corriendo intentando desperdiciar lo mínimo posible lo eché a la olla, junto con el laurel. –La pimienta le dará un toque de fuerza a la salsa que se elaborará tras hervir y el laurel siempre es un gran aliado de la carne- sonreí. –Padre me contó que Denna era una gran cocinera y que sus platos enamoraban hasta el estómago más complicado- Salí de la cocina algo entristecida, aquellas personas que ahora estaban en el salón, todas ellas, habían conocido a mi madre, miles de preguntas me asaltaban la mente.

Me senté junto a mi padre en la mesa y fueron sirviendo un plato con comida a cada uno, agaché la cabeza en agradecimiento. Pandora, como así se llamaba se sentó junto a mi padre y comenzó a contarle la historia.

-Mi nombre es Zharis Arahez- susurré mientras miraba los trozos de carne que tenía el plato viejo y enjuagado minutos antes de ser servido. Moví un pedazo con el tenedor roto –Mi madre es Dhara Cuervonegro… - alcé la vista hacia Locligan. – ¿Por qué tuvo que morir? Quiero saberlo todo-

Tardé un momento en darme cuenta de que estaba hablándome a mi—. Si —contesté, sin apartar mi mirada de la suya. ¿Qué había sido eso? No había sido una alucinación ni un juego de luces y sombras, estaba seguro. Ese hombre había destrozado a varios Guardianes él solo, con sus manos desnudas, y ni se había inmutado. No era natural. ¿Era la forma que tomaba el poder? Si era así, si eso era lo que necesitaba para matar a las sagas, a Ismene y a cualquier otro que se opusiera, entonces lo obtendría. Lukan me ayudaría, lo intuía. Y yo aprendería.

Una vez dentro, me senté a su lado. Le conté lo que sabía, que no era mucho, pero en mi voz había veneno para las tres brujas, ni pizca de la defensa que Pandora esgrimía para una de ellas. No, todas eran responsables. Todas merecían morir.

Enfrascado en mi venganza, ni siquiera me di cuenta de ciertas cosas. De las preguntas de Lizzy, que para mi no tenían sentido, pero si mayor importancia de la era consciente. Ni de la afirmación de Zharis, que la convertía, por tanto, en mi sobrina. En esos momentos era ajeno a todo porque, en mi cabeza, solo había un objetivo: recuperar a mi madre y hacer pagar a los responsables.

Todos
El interior de la posada estaba destrozado. Casi no parecía la misma que Dhara regentaba días atrás. La mirada del joven Aaliyah fue de un cadáver a otro. No era solo la visión de los cadáveres sino el olor de la sangre. Incluso Lucilla se llevó una mano a la boca al contemplar aquel espectáculo. El combate debió ser brutal.

Lukan vio la cocina y la congoja se aferró a su pecho. Al fin y al cabo fue él quien enseño a cocinar a Denna. -Esto es lo que soy- murmuró mientras sanaba sus heridas con hierbas y vendas. Tras ello se centró en sacar los cuerpos a la parte delantera y los dejaba sentados, apoyados en la baranda con sus rostros muertos orientados al camino. -Que sean lo primero que vean- dijo a la persona que le ayudaba a sacar los cuerpos.

Locligan se había desplazado por el lugar, visitando la planta de arriba mientras el resto hacía lo que podía y como la comida estuvo preparada antes de que el salón principal estuviera decente, Lukan optó por sacar dos mesas al patio trasero, colocándolas tan apartadas como pudo.

Poco a poco, las mesas en el patio trasero se fueron llenando de alimentos y bebida. La comida estaba lista y los comensales empezaron a ocupar sus asientos. La mesa de Lukan estaba bajo la sombra del limonero que reinaba aquel patio. La mesa de Locligan estaba al sol, junto al pozo. La brisa mecía la hierba larga que casi oculta las piedras que forman un estrecho camino que une la entrada con el pozo.

Con Locligan se sentó Lizzy, Aaliyah, Lucilla y Gang.
Junto a Lukan se sentaron Zharis, Thomas y Pandora.

Lizzy
El anciano comía con parsimonia dando pequeños sorbos a su copa de vinos. Lucilla y Aalillah se mantuvieron en silencio mientras en la mesa contigua Pandora y Thomas narraban todo lo ocurrido a Lukan y Zharis.

Sumida en tus pensamientos, no conseguías probar bocado. Lucilla te miró, Aaliyah te preguntó -¿Te pasa algo?- y fue cuando rompiste el silencio. "Por favor, necesito saberlo." Locligan percibió tu tono y la copa se detuvo rozando sus labios "¿Cómo pudiste? ¿Cómo pudiste borrarnos los recuerdos? ¿Por qué lo hiciste? Por favor. Dímelo."

"Dime quién soy."

Locligan bebió. Dejó la copa que sostenía con la mano derecha y se limpió la boca con la izquierda. Sus ojos grises. -No- sentenció y sentiste el cielo caer sobre ti. -¿No?-

-No puedes cargarme con la responsabilidad de definirte aquí, ahora, solo con palabras. Eso me resulta imposible. Lizzy, eres cada uno de los lugares en los que has estado, cada camino que te queda por recorrer, las personas que conocerás, los puentes que dinamitas cuando te marchas.- Posa una mano en tu hombro -Pero puedo darte las explicaciones que alivien tu pecho.- Mira hacia la otra mesa -La ausente Dhara, Thomas, Pandora, Aaliyah, Gang tú y algunos otros sois...- sostiene tu mirada evaluando el momento. ¿Está preparada para la revelación que estaba a punto de hacer? -...sois Augures.- 

-Sí, existen. Augures. Habría preferido que no aparecieran en esta historia pero en gran parte va de ellos. Tu don despertó siendo demasiado pequeña y, con la visión inocente que tienen los niños podías verlo todo. En tu mente, pasado, presente y futuro se mezclaron. Debimos esperar a que cumplieras cierta edad para eliminar los recuerdos y así, la locura que te atormentaba.-

Vuelvo a mirar a la otra mesa -Cuando estáis juntos vuestros sueños se hacen más fuertes, vuestras visiones... cada Augure no puede ver a voluntad sino que está vinculado a su propia esencia. A las reencarnaciones pasadas o futuras de su ser en la vasta existencia de los planos.- 

La cuchara de Aaliyah cae de su mano golpeando sonoramente el plato. Su boca está entreabierta. Lucilla observa con los ojos enrojecidos, parece víctima de una gran agitación.

-Hay Augures que van despertando los recuerdos de todas sus vidas... y su poder o casi, dependiendo del mundo en el que se encuentren- Locligan hace un gesto hacia él. -En este mundo no existe la magia, ya lo sabéis, porque todavía no ha ocurrido el Despertar que está por llegar. Pero los Augures sí pueden hacer magia e incluso enseñarla a otros.- Hace un gesto hacia Lucilla -Como yo te enseñé a ti-

-Ahora entendéis la increíble amenaza que suponen los Augures para la Orden de la Verdad. Si los Guardianes de la Verdad eliminan a todos los augures, el acceso a la magia de este mundo dejaría de existir. Habrían vencido.-

Locligan hace una pausa, da otro sorbo a su copa de vino y te observa esperando que comprendas sus palabras. -Ahora comamos que se enfría. Seguiremos hablando tras la comida, con el café.-

Pandora, Thomas y Zharis

Lukan escucha vuestra historia con atención mientras en la otra mesa hablan de otros temas. No muestra sorpresa al ver los cuernos de Pandora sólo una ligera sonrisa de aceptación. Seguís con la narrativa hasta su final. Es entonces cuando Lukan responde -Portales a otros planos... jamás deben cruzarse y vosotros menos. Oh Denna.- Al pronunciar estas palabras contempla vuestros rostros. -¿Qué? No lo sabéis. ¿A caso Locligan no os lo ha contado?- Os miráis entre vosotros. -¡Ja! Puto viejo loco-

-No quiere cargarse con esa responsabilidad.- Mira hacia la otra mesa -Mi amada Denna, Thomas, Pandora, aquel renacuajo Aaliyah, Gang, Lizzy y algunos otros sois...- sostiene vuestra mirada evaluando el momento. ¿Están preparada para la revelación que les voy a hacer? -...sois Augures.- 

-Sí, existen. Augures. Vuestro don despertó y soñáis con otras vidas que habéis vivido-

Vuelvo a mirar a la otra mesa -Sois reencarnaciones de esas vidas y cuando estáis juntos vuestros sueños se hacen más fuertes, vuestras visiones... cada Augure no puede ver pasado o futuro a voluntad sino que está vinculado a su propia esencia. A las reencarnaciones pasadas o futuras de su ser en la vasta existencia de los planos.- 

La cuchara de Aaliyah cae de su mano golpeando sonoramente el plato por algo que ha dicho Locligan. Su boca está entreabierta. Lucilla observa con los ojos enrojecidos, parece víctima de una gran agitación. Lukan continúa:

-Hay Augures que van despertando los recuerdos de todas sus vidas... y su poder o casi, dependiendo del mundo en el que se encuentren- hace un gesto hacia Locligan y un gesto hacia sí mismo -En este mundo no existe la magia, ya lo sabéis, porque todavía no ha ocurrido la Conjunción que está por llegar. Pero los Augures sí pueden recordar la magia de sus vidas pasadas y ejecutarla, e incluso enseñarla a otros.- Miro a Zharis -Como hice contigo-

-Ahora entendéis la increíble amenaza que suponen los Augures para la Orden de la Verdad. Si los Guardianes de la Verdad eliminan a todos los augures, el acceso a la magia de este mundo dejaría de existir. Habrían vencido... o eso piensan. Pero hay otras formas para traer la magia de otros mundos. La más insensata es abrir un puto portal y el mayor de los riesgos para un Augure es cruzarlo.- Me aprieto el puente de la nariz -Hay que traerlas de vuelta- concluyo refiriéndome a Denna y la madre de Thomas -Y asegurarnos que esas sagas jamás vuelvan a hacer nada parecido-

Me levanto sonoramente de la silla y alzo mi copa atrayendo la atención de todos -Brindo por los Augures, por su primera reunión en esta vida y el increíble potencial que tienen juntos...- me acerco la copa a mis labios -...con la orientación adecuada.- Bebo todo el contenido del vaso.

Locligan me mira y asiento confirmando que se lo he contado todo... o casi todo. Allí, la única que no parece ser una Augure es Lucilla.

Me siento de nuevo en la mesa -Y ahora hablemos de cómo vamos a traerlas de vuelta. ¿Del portal quedó algo a este lado?-

Augur. ¿Eso era? ¿Mis sueños eran, en verdad, recuerdos de otras vidas? ¿Y de qué me valdría eso? Si pudiera obtener el poder de ese hombre... Pero no, aquello era imposible. Yo no era ese, no era el monstruo a través del cual vivía mis pesadillas. Lo sería encantado si con ello salvaba a lo que quedaba de mi familia y podía hacer pagar a los causantes de que otros ya no estuvieran, pero era imposible. En cambio, Lukan era muy real, y acababa de confirmar que había enseñado magia a aquella chiquilla. Eso significaba que podía hacerlo de nuevo, conmigo.

Saqué el trozo de meta retorcido que Lucilla me había entregado. Una llave. Se lo mostré al hombre, pero no lo solté ni se lo ofrecí. No era para él.

—Esto es lo único que quedó, pero no te lo daré. Me ensañarás a usarlo, a desatar una fuerza como la tuya, y entonces liberaré a mi madre y a mi hermanastra. —Le miré a los ojos, desafiante—. Me dan igual los riesgos.

Escuchó atenta lo que aquel hombre decía, Loc ya le dijo algo semejante ¿No? O al menos alguien le había hablado ya de augures, aunque cuando dio a entender que ella misma era una no pudo evitar reír suavemente - Pues espero que no sea literalmente una augur de esas, la chica con la que sueño gritaría de rabia por no haber llegado a trascender emmm... ¿Todo? Demasiado quería abarcar creo... No sé es algo confuso, pero; creo que soy bastante opuesta a ella, ella buscaba un "todo" y yo a duras penas solo quisiera vivir tranquila.

En cuanto a los riesgos de los ¿Planos había dicho? Recordaba que aquella otra chica los cruzaba sin preocupaciones. Aunque ella no parecía tan ¿Joven? Aparentaba más joven que ella misma pero su porte denotaba alguna que otra década de conocimiento.

- La tercera saga a la que hago referencia preside el... Plano... Onírico, haciéndome conseguir el instrumento que rogamos a la primera saga, se aseguró de ofrecerme un nuevo pacto con otro ente, sin saber bien que hacer con el libro con el que las sagas estaban abriendo el extraño portal, cuando logré arrebatárselo a la segunda saga sin duda pensé que debía confiar en la tercera. Ésta entregó el libro a la mujer... De...nna... Cuando lo pidió.

Era difícil saber cómo llamar a alguien con más de un nombre sin molestar a nadie - aún y así, entre el ataque del norte y esto... Me veo demasiado enfrascada en temas extraños. Siempre me persiguieron o temieron, pero estos eventos son demasiado raros. Creo que no debe ser casualidad, por lo que si puedo, ayudaré.

Augur. Ahora comprendí porque un grupo tan dispar de criaturas habían acabado viajando sobre una carreta hasta esta taberna perdida, donde mi madre, Denna, les reunía. Mis ojos brillaron, era la pizca de ilusión de una niña arropada por la sombra de este mundo, que se crio a golpes de tinieblas sin conocer su pasado y que ahora tenía la oportunidad de seguir con la historia. 

Afilando una pequeña daga con el mango farbicado con cuerda verde, me hundía en mis pensamientos mientras Lukan les proponía buscar a las sagas -Iré con vosotros Padre- dije, miré a Thomas, miré a Pandora. Elevé medio labio, entre la maldad y la curiosidad, sonreía.

¡¿Cómo que no?! ¡¿Cómo que no iba a decírselo?! Se había imaginado posibles respuestas, como alguna de esas enigmáticas en las que contesta pero realmente no dice nada. ¿¡Pero de ahi a directamente decirle que no iba a contestar!? ¡Bueno, al menos era franco! Y le explicó el motivo de por qué... ¡Pero no por ello iba a quedar satisfecha! Lizzy a empezó a pensar nuevas preguntas, especialmente tras oir la explicación de los Augures. ¡Pero el anciano no quería hablar más! Quería comer su comida caliente, era de esperar...

"Puedes... ¿puedes al menos decirme cómo se escribe Liz Rai?" le ofreció casi suplicantemente su bloc de dibujo, en una página de autorretrato.

Con respeto, le pedí prestado cuaderno y lápiz a la pequeña Lizzy. -¿Puedo ojearlo?- pregunté dispuesto a escribir su nombre en la página adecuada*. Tras una pasada completa del cuaderno volvió a la hoja elegida y escribió: Lythrai Fonn'Aster.

Abierto por la página te devolvió el cuaderno y se centró en ingerir su alimentos.

Mientras tanto, en la otra mesa, Thomas y Pandora habían terminado de contar lo que había pasado y, después de eso, sorprendentemente, Lukan también hablaba de Augures.

Miré el trozo de metal que me mostraba Thomas y asentí -Ese trozo está aquí para ti. Iremos al pueblo y en la herrería pedirás que lo conviertan en lo que quieras. Es suficiente metal para una daga, una cadena con un broche o una gran llave. Haremos lo necesario- Luego hice una pausa -¿Qué opinas, Zharis?- miré a mi hija -¿Te gustaría tener un compañero?-

Tras ello miré a Pandora. -Sigue soñando y descubrirás si la chica consiguió lo que se propuso.- Deslicé mi mirada por sus cuernos. -Eagle- dije su apellido. Estaba casi seguro que ella no lo había pronunciado en este tiempo. Vi su reacción y sonreí. -¿Cómo te llamabas?- le pregunté de nuevo y entonces sentí la necesidad de explicarme. -Tuve un compañero. Fue hace muchos años, Zharis era sólo una niña de teta y estaba con su madre. Zacarías Eagle. Ambos teníais eso en común y, por tu reacción, supongo que sois parientes-

A duras penas consigo cruzar la posada e irrumpo en el patio trasero -¡Oh!- exclamo al verlos a todos allí reunidos. Me apriento el torso. Veo como Lyzzi me mira -Estoy bien. Pinta peor de lo que es, me llevé varios golpes y creo que tengo la nariz rota pero estoy vivo y conseguí burlar a esos brutos que...- mientras hablaba mi mirada se deslizaba por los presentes, vi a Zharis y luego a Lukan. Se me heló la sangre en las venas. Me puse de pie, recto y solemne. -Siento haberme marchado sin avisar. Aquel no era mi sitio. Pero, por favor, maestro, no me haga volver.-

-Sauko- pronuncié el nombre del desertor y mi voz resonó más de lo que había pretendido. El muchacho pareció hundirse en sí mismo. -Te dije que si volvía a verte...-

-¡Lo sé! ¡Pero he encontrado una!- Me apresuré a decir mientras veía cómo Lukan se levantaba. -He encontrado una- repetí luchando por que no se me salieran las lágrimas e intentando, en vano, poner peso y convicción a mis palabras. Lukan frunce el ceño, demasiado como para haberle convencido. -¡Piensa que miento!-

A punto estuve de mirar a Lyzzi pero me contuve. No quería revelar nada hasta estar seguro.