Partida Rol por web

Tizoc a Hazir
El trasgo se acercó al humano una vez que hubo acabado de agitar el bastón. - Tu corazón sonaba como un tambor cuando has visto aparecer a ese... esa... el demonio de los bichos. Se reconocer el pánico cuando lo veo. - dijo el trasgo. - ¿Que... ¿Que sabes de él? - preguntó no muy convencido de si iba a recibir respuesta. 

Hazir, Ishrad, Lythrai, Nickar, Yzlin, Serge y Tizoc
El trasgo cambió de dirección y se acercó un momento a Hazir cuando este hubo terminado de agitar el bastón y comenzó a susurrar algo. 

Hazir, Ishrad, Lythrai, Nickar, Yzlin, Serge y Tizoc
Hazir miró al pequeño trasgo, y una vez más se asombró de su oído de zorro. Le daba la impresión de que oía cuanto se decía en aquel barco. Le preguntó sobre Ugeus, del que nadie parecía saber nada. Supongo que aquí no es tan conocido. 

-Se llama Ugeus, Ugeus la Plaga. Es el protagonista de muchos cuentos infantiles quishashis, donde siempre es el malo que oprime, esclaviza y roba niños. Mi madre me contaba esos cuentos cuando no quería dormir. Por eso, en mi país todos conocen su nombre, y todos los niños le temen. Es una leyenda, y los datos históricos reales sobre él no están muy claros, aunque sí se sabe que fue emperador, cuando aún había emperadores en mi país. Es alguien peligroso e implacable, para el que solo existen los súbditos y los enemigos, además de ser un señor de las momias, lo que ya es peligroso por sí mismo. 

Pero no te preocupes-dijo, tranquilizador-Parece estar de nuestra parte. Eso sí, no te acerques a los ak'zartune. Nunca se sabe. 

Hazir, Ishrad, Lythrai, Nickar, Yzlin, Serge y Tizoc
Hazir respondió al pequeño trasgo, y, aunque no susurró realmente, su voz baja y todo el ruido de cubierta hicieron que no se oyera su respuesta. 

Hazir, Ishrad, Lythrai, Nickar, Yzlin, Serge y Tizoc
La respuesta de Hazir hizo que Tizoc tragase saliva al tiempo que asentía. - Necesito subir a cubierta, tomar el aire. - dijo el trasgo dirigiéndose a cubierta. 

Hazir, Ishrad, Lythrai, Nickar, Yzlin, Serge y Tizoc
Vio como Tizoc susurraba a Hazir

— Ya veo que somos una gran familia. 

Hazir, Ishrad, Lythrai, Nickar, Yzlin, Serge y Tizoc
Hazir sonrió a Gohozor tras su comentario. Era una sonrisa divertida, como el hombre planta hubiera contado un chiste. 

El quishashi nunca había conocido a un hombre planta, pero no se les había imaginado tan gruñones. O tal vez fuese sólo este en particular y no toda su raza. Se acercó a él, sonriendo, poniendo cuidado de no acercarse a los escarabajos, y le habló con tono despreocupado, como si estuvieran en una taberna. Realmente no tenía esperanzas de que dejara de gruñir y quejarse, pero creyó que deberían saber lo que habían hablado. 

-Tranquilo, hombre planta, aún no estamos tramando nada. Mi amigo Tizoc preguntaba por qué parecía... umm... sorprendido cuando ha aparecido nuestro amigo el de los escarabajos. No es que no quiera que tú lo oyeras, más bien no quería que lo oyera el propio Ugeus. 

Miró al resto de sus compañeros, y esta vez habló bajo, pero lo suficientemente audible como para que lo escucharan todos los presos, y repitió lo que le había contado a Tizoc. 

-Se llama Ugeus, Ugeus la Plaga. Es el protagonista de muchos cuentos infantiles quishashis, donde siempre es el malo que oprime, esclaviza y roba niños. Mi madre me contaba esos cuentos cuando no quería dormir. Por eso, en mi país todos conocen su nombre, y todos los niños le temen. Es una leyenda, y los datos históricos reales sobre él no están muy claros, aunque sí se sabe que fue emperador, cuando aún había emperadores en mi país. Es alguien peligroso e implacable, para el que solo existen los súbditos y los enemigos, además de ser un señor de las momias, lo que ya es peligroso por sí mismo. 

Miró a Gohozor, con la sonrisa bailando en sus ojos a la par que en los labios.

-¿Satisfecho, mi buen amigo? ¿Podemos ya ser tu gran familia?

Hazir, Ishrad, Lythrai, Nickar, Yzlin, Serge y Tizoc
Todo pasó tan rápido, tan deprisa... salí de la celda en compañía de mis camaradas, en silencio. No tenía tiempo de recuperarme, ni siquiera de analizar las implicaciones de lo que había pasado hace escasos segundos. -Aún tengo el sonido de los escarabajos clavados en mi mente.- Mientras cruzo la estancia mis ojos se fijan en la mirada de Krishnarj para adivinar cuáles son sus pertenencias, sus armas. No tardo mucho en hacerlo, la verdad, el pobre tiene tanto miedo entre nosotros después de ser... como es. No lo culpo, en su lugar me lanzaría a por ellas. Pero estoy ahí, lista, no he prestado atención a otra cosa, ni siquiera a coger mis propias pertenencias. Sólo lo miro a él y, antes de que llegue al cofre, le bloqueo el paso. Mis cabellos se estiran hacia él, amenazadores, para morderle mientras yo agacho la cabeza para otorgar a mis pequeñas más alcance. Él retrocede colocándose a la distancia que cree prudencial. Hago repito el gesto hacia delante, sólo con la cabeza, y mis serpientes vuelven a intentar morderle. De nuevo, cada vez que se acerca a por las armas, como si estuviera poseída, como su fuera más un animal que una medusa -se confía- y cuando veo que cree saber cuál es mi alcance, cuando se relaja, repito el gesto pero esta vez... -Sassin...

Hace pocos minutos
Krishnarj había acertado. Evocó dolorosos recuerdos en mi mente, recuerdos que hicieron florecer esa chispa, esa motivación que me mantiene viva. Fue tras sus palabras cuando dejé de temblar presa del nerviosismo por haberme aventurado a salir de la celda. Desperté, pero luego Nickar me defendió, Hazir se encaró a él... fue entonces cuando supe lo que tenía que hacer... y mis ojos se clavaron en el hobgoblin. Escuché como un eco lejano lo que mis compañeros decían.

Entonces la tensión, la alerta en la sala me sacó del ensimismamiento como un jarro de agua fría. Ugeus hizo una impresionante muestra de su poder dejándome en un punto medio entre maravillada y temerosa. Muchos años han pasado por este ser... -y se nota.-

Tras él llegó Crom. Un ser que en principio despertó mi odio a los humanos al parecerse tanto a aquellos que... pero sólo era apariencia. Este hombre transmitía seguridad, valor, voluntad...

-Nuestros verdaderos carceleros se muestran- susurré a mis compañeros. Sí, formidables, no hay duda. -Mayor será nuestra gloria cuando los veamos caer- pensé y me maldije al no poder contener la mirada con ninguno de los dos.

Pero se marcharon y lo ignoré todo y a todos. Sólo había un ser en mi mente ahora: Krishnarj.

Ahora

...Sassin- mi serpiente que en todo momento se ha mantenido oculta en mis cabellos, camuflada, salta sobre Krishnarj para morder mientras aprovecho la distracción, me giro, cojo su arma más mortífera y apunto a su cuello. -Krisssshnarj- Lo llamo con voz serpentina antes de que pudiera hacer daño a mi pequeña que vuelve reptando, sube por mi pierna y termina en mi cabeza con una ondulante caricia. Lo miro, pero no saboreo el momento, no, sólo quiero una cosa: -De rodillas- le digo y avanzo hacia él hasta que su propia arma toque su mugriento cuello. -De rodillas. Ya.- Agacho la cabeza, adoptando el gesto de un depredador, aprieto el arma -quiero sangre. Mátalo ahora Yzlin. Riega de rojo las tablas que pisas-... -Tienes razón, he tenido una infancia dura, pero no tanto como la tuya. Yo aún sé cuál es mi lugar en el mundo, entre los míos, aquí. Deja que te muestre cuál es el tuyo. De rodillas.-

Recurro a toda mi fuerza de voluntad para no acabar con él, aquí y ahora. -Nos harás un favor a todos y prestarás batalla mañana- Suelto su arma violentamente, clavándola contra el suelo de la cubierta y eliminando la tentación -Si quieres sobrevivir nunca olvides que eres menos que cualquiera de nosotros-

Tras ello y sintiéndome con el respaldo de mis compañeros me giro hacia ellos. -Sassin- la llamo mientras me acerco a Nikcar. Ella se desliza por mi cuello hasta el hombro. Extiendo la mano hacia la pequeña alada y la estrecho fuertemente dejando que ella pase de mi cuerpo al suyo -Que su veneno entre hondo en nuestros enemigos- le digo con una sonrisa refiriéndome no sólo a lo que quiera que nos ataque mañana.

Luego miro hacia nuestra celda -¡Gohozor! ¡Arriba!- le grito al hombre planta que se niega a salir -No querrás perder la oportunidad de ver cómo luchan nuestros carceleros- los miro a todos ellos -Analicémoslos. Son cuatro, seguramente trabajarán en equipo y sus habilidades, muy superiores a las nuestras, se complementarán a la perfección. Debemos saber a qué nos enfrentamos. En la cena, si podéis entablad conversación con ellos intentad sonsacarles todo. El conocimiento es poder.- Luego me giro hacia Lisa, Nickar, Tizoc y Cisco -Vosotros sois los más pequeños. Durante la noche, si podéis... ¿qué os parece si registráis cada rincón de este barco? En especial, desde donde se mueve y cómo levita.

Los ladrones que abran puertas y registren. Los combatientes que se preparen para arrasar con todo. No nos quedemos parados señores. Ésta es nuestra oportunidad de escapar... y el que quiera que llene los bolsillos con lo que pille- Sonrío -Aún no somos de Arokhan y los enemigos estos enemigos- señalo al techo -son nuestros amigos.- Vuelvo a mirar hacia Gohozor esperando que mis palabras lo motiven a que, por lo menos, suba a cubierta.

Puede que a estas alturas sea la última que coja mis pertenencias. -No importa.-

Tras hacerlo camino con paso firme (pero entre mis compañeros) hacia la cubierta dispuesta, con toda mi voluntad, a saber por qué somos tan importantes para Arokhan y qué es lo que saben de nosotros.

Después de haber escuchado la descripción de Hazir provocada por Gohozor sobre Ugeus no puedo evitar pensar si nuestro amigo planta y La Plaga usan el mismo tipo de magia.

Y, por último, intercambio una mirada con Ishrad -Dame tiempo. Descubriré tus pasiones-

Hazir, Ishrad, Lythrai, Nickar, Yzlin, Serge y Tizoc
Seguir a Crom con una serpiente venenosa a su lado, ni en sus momentos de lujo podía soñar en caminar (sin ser atacada) con una preciosa, hermosa, magnífica, carismática, le faltaban palabras para describir su júbilo. El veneno era un bien agadale, de olor susceptible que si se sabía disimular, se tornaba un gran don. Acercó mientras subía las escaleras, la punta de colmillo a la serpiente - vigila no te lo vayas a clavar, si me lo adornas con un poco de veneno, colmillo será tu influencia por un ataque. - no sabía si le entendía, por ello no acercó en exceso la punta del lujoso estoque, para que no lo viera como una amenaza.

Hazir, Ishrad, Lythrai, Nickar, Yzlin, Serge y Tizoc
Se levantó — Está bien,  Yzlin, iré a ver como combaten nuestros carceleros;  pero no esperes que luche por los intereses de ellos y menos por los de un no muerto. 

Pasó junto a Hazir — Por supuesto,  todo aclarado.  Te conozco lo suficiente para saber que no mientes — dijo ironicamente — No te preocupes, cuando yo hable en secreto tampoco estaré tramando nada. 

Tras eso se ajustó la armadura de cuero y se dirigió a la cubierta. 

Hazir, Ishrad, Lythrai, Nickar, Yzlin, Serge y Tizoc
Estuvo a punto de contestar a Krishnarj cuando ya Hazir le plantó cara antes que ella, y al poco también Nickar. Se fijó en cómo miraban al hobgoblin, no gozaba del respeto de muchos precisamente... Lyhtrai estaba de acuerdo con que el respeto ha de ganarse, pero ciertamente, no parecía que el hobgoblin se aplicara sus propias palabras. El tipo de las vendas y el acento romance se dirigió a ella entonces, diciéndole que eran muy afortunados de contar con su ayuda y su energía. Aquello la arrancó una sonrisa: "Gracias, Serge." le agradeció con sinceridad. "Será un honor combatir con vosotros. Heh... tengo ganas de ver cómo te las arreglas en un combate... seguro que escondes más de un arma secreta bajo esas vendas..."

No se fijó en un primer momento en los escarabajos, hasta que la cantidad de estos empezó a ser demasiado grande como para ignorarla. Los Ak'zartune, los presentó el quishashi. Escarabajos devoradores de carne, que se juntaron en una aún más espeluznante criatura que parecía haber salido de las más terribles historias. Ugeus, parecía llamarse, y hablaba del valor de las vidas animales. Se había aparecido justo delante de su celda. Lythrai instintivamente miró a Gohozor, buscando si él lo conocía o si, en el peor de los casos, Ugeus era el enemigo que todos habian anunciado que llegaba, el hombre de hojas tal vez sería el único capaz de hacerle frente. 

Afortunadamente parecía que no era así, y pronto otro individuo se mostró ante ellos. Así que los auténticos carceleros hacían por fin su aparición... Crom Daral, quien decía era protector de la ciudad a la que se dirigían, lugarteniente de una facción que parecía llamarse la Orden Roja. Este tipo no le inspiraba terror, sino todo lo contrario, plena confianza. Parecía un general capaz, el tipo de hombre al que soldados como ella confiarían su vida sin dudar alguna. Sí, ya desde ahí se podía sentir y casi ver el aura de valor que transmitía con su mera presencia. Lythrai pudo permitirse relajar los hombros y bajar la guardia mientras escuchaba. Parecía que la amenaza era tan peligrosa que iban a necesitar que ayudasen. Había hecho sus deberes, conocía los nombres de cada uno de ellos... ¿Habría quizás tenido que ver con que ellos estuvieran en ese barco en primer lugar? Parecía conocer especialmente a Nickar, por ejemplo... o al menos, sus armas y su instrumento musical.

Empezó a abrirles las celdas, notando cómo no el que las de ellos había quedado... bueno, abierta. Hehehe. Tuvo además el detalle de traerles un cofre con las pertenencias, y darles una cena en condiciones, señalando que eso era obra del Rey No Muerto. Los presos salieron de las prisiones a por ellas, pero Gohozor, Lisa y ella permanecieron dentro en un primer momento, observándolo todo. Escuchó las información de Tizoc sobre que los marineros también eran presos, y se aseguró de agradecerle que la compartiera. "Eso suena importante. Gracias por compartirlo."

Antes de que Gohozor e Yzlin se vayan.

Si el Guardian quería salir a tomar el aire, le concedería el permiso. Le hubiera gustado compartir el entusiasmo de los presos por salir y recoger sus cosas. De hecho, lo normal hubiera sido que así lo hiciera. Pero por alguna razón, no lo estaba, y se quedó junto a Gohozor, que acababa de regresar de recuperar sus cosas, y Lisa, que tampoco se había movido. "No te preocupes por los lobbys, nosotros también somos uno." le dijo al druída. "Conforme nos conozcamos mejor, podremos fiarnos mejor los unos de los otros y la confianza aumentará." Había otros detalles que pensar, mucho de lo que preocuparse. De los carceleros de la élite, sabía que el Nigromante la temía a ella, así que podía por el momento descartarle de sus pensamientos. "Temo a Ugeus especialmente. Temo su magia. ¿Es como tú? ¿Una criatura con poder sobre la naturaleza?" murmuró de brazos cruzados al hombre planta. Al poco después de que Yzlin terminara con el hobgoblin, vino a sumarse a la conversación, (para decirle a Gohozor que se levantara y moviera). "Temo a Ugeus especialmente, y me temo que Crom Daral también podría ser un problema. Ese elfo borra el miedo... Es capaz de empujar a la gente guerrera como yo a hacer locuras que normalmente no haría, y eso es bueno, pero también es un arma de doble filo..." Robillard en cambio le inspiraba confianza, parecía una persona sensata, sabia, prudente e inteligente. Era un mago, y la magia debía temerse. Pero se había mostrado bastante  "También hay algunos presos de los que no sabemos nada..." le venía a la mente Ishrad, por ejemplo. "Quiero conocer mejor a los que me han caído bien, pero especialmente deberíamos tener cuidado con aquellos que desconocemos por completo, sobretodo para saber si supondrán o no una amenaza." El ogro, el hobgoblin... tal vez la bárbara, aunque esta no se había mostrado muy hostil...

¿Después de que Gohozor e Yzlin se vayan?

Al final, fue de las últimas en salir a mirar el cofre. "Anda mira, ¡pero si es mi bolsita para conjuros!" exclamó encontrándola en el cofre. La distinguió fácilmente porque era negra por completo, a excepción de un lazo blanco con sangre seca. Un recuerdo de algun combate, tal vez. Al igual que Hazir, ella no tenía armas. Esperaba encontrar, al menos, su armadura, pero en aquel cofre no cabía, y no estaba. Se acercó a Robillard y con una inclinación de cabeza le dijo: "Maese Robillard... Si no morimos aquí, tendré unas cuantas preguntas para ti. Dónde está el fundador... más detalles sobre esa... oscuridad de la que hablabas... ...y... si conociste por casualidad a Daran Fonn'Aster... mi tío."

"Pero por el momento me urge más preguntar... si habéis visto una armadura de placas y mallas negra como el carbón, con el símbolo de mi compañía. Mi lanza se quebró tras ensartarla en los soldados, y la espada..." se encogió de hombros. "Ni idea. A saber qué fue de ella. Pero mi armadura... mi armadura estaba conmigo cuando me capturaron, y... me pregunto si sabéis si está en el barco. Es fácil de distinguir por el color negro y porque tiene el símbolo de la compañía en varias partes."

Hazir, Ishrad, Lythrai, Nickar, Yzlin, Serge y Tizoc
La presencia de aquella especie de muerto viviente había dejado a sus compañeros peor de lo que se esperaría de ver a un simple zombi. Vale que encontrarse con una de esas criaturas nunca era agradable, pero el tal Ugeus debía ser alguien especialmente peligroso y no sólo un hechicero con gusto por los insectos grandes y repugnantes. Bueno era saberlo, para estar alerta por lo que pudiera pasar.

Y entonces Yzlin empezó a dar órdenes como si realmente quisiera ganarse ese puesto de líder. ¿Poner en su sitio al imbécil de Krishnarj? Eso el ladrón lo aplaudía con ganas. ¿Decirle lo que debía hacer? Eso ya le gustaba menos. Pero no por ello se molestó con la mujer, ¡por supuesto que no! Sólo había que explicarle con detenimiento cómo funcionaban los ladrones en general y él en particular.

 -Yzlin, ma cherie… Entiendo lo que haces, c'est vrai que lo hago. Estamos en mitad de una situación realmente peligrosa, con situaciones inestables que fácilmente podrían conducirnos a una mort rápida o, peor aún, a una lenta y horrible. Sin embargo, me temo que eso no te da derecho a decirnos lo que devons hacer. Registrar un lugar al modo de los fils de Olidammara está muy bien, por supuesto, pero a mí no me parece la meilleur de las ideas comportarse como un ladronzuelo en casa de quienes nos devuelven nuestras pertenencias y nos invitan a una splendide cena.

Serge Leblanc se permitió una pequeña pausa mientras se acercaba a la mujer.

 -Ya te he dicho antes que si quieres hablar serás escuchada, mais eso no quiere decir que si ordenas vayas a ser obedecida.

El ladrón se paró delante de Yzlin, tomando la mano de la mujer delicadamente entre sus dedos.

 -Dices ser capaz de adivinar nuestras passions. Lo que nos mueve, lo que nos motiva…

Llevó la mano de la medusa hasta sus labios, dejando un ligero beso sobre su dorso.

 -La pasión es uno de mis temas favoritos, cherie. Estaría bien tomarnos nuestro tiempo para discutirlo. En privé.

Tras decir aquello soltó la mano de la mujer y la dejó marcharse junto con el hombre planta mientras le dedicaba una sonrisa.

Hazir, Ishrad, Lythrai, Nickar, Yzlin, Serge y Tizoc
Prestó atención a lo que decían Lythrai y Serge. Lo que dijo Serge era lo único lógico que había escuchado en todo ese tiempo. No puedes dar órdenes a desconocidos y esperar que la obedezcan,  incluso en un ejército organizado con objetivos claros la obediencia sólo dura hasta que choca con el deseo de supervivencia y ellos distaban mucho de ser un ejército organizado con objetivos comunes. 

— Ugeus...  En cierto sentido si es como yo,  aunque su poder parece más centrado en la plaga de escarabajos que controla aunque me temo que es más poderoso que yo. Pero como dices el elfo es el problema si es él quien lo controla — se encogió de hombros — ¿estás segura que el problema son los que han mostrado sus cartas? La bárbara, el ogro y el hobgoblin hará lo que su naturaleza les diga, el resto... — y siguió a Yzlin. 

Se puso a la altura de la medusa — Jefa — dijo medio en broma,  medio en serio — ¿No creés que ya tenemos bastantes enemigos para hacerte uno que puede acabar durmiendo en tu misma celda? Creí que los magos erais más sutiles. 

Se alejó de Yzlin y buscó al hobgoblin, le mostró las palmas de las manos dando a entender que no pretendía nada — Tú y yo sabemos que la naturaleza sólo proteje a los más fuertes, si me preguntaran les diría que se equivocan al despreciarte. Pueden decir lo que quieran pero al final no son distintos a ti o a mí,  harán lo que sea por sobrevivir. Pero deja que te diga una cosa,  hasta el lobo más fuerte se asegura de tener una manada. 

Subió a la cubierta y observó alrededor buscando un lugar desde donde observar el combate quese acercaba. 

Hazir, Ishrad, Lythrai, Nickar, Yzlin, Serge y Tizoc
Siguiendo a "su supuesto liberador" aun intentando comentarle algo, le pareció gracioso que todos fueran a colaborar. A ella le daba un poco igual, hacía lo que quería y cuando quería, pero tampoco tenía problemas o temores muy claros "todos amigos", la experiencia le había demostrado que los amigos eran algo pasajero, personajes de los que aprovecharse y por los que dejarse manipular en un grado semejante hasta que ese interés mutuo se desvanecía.

En esos instantes una batalla podía ser divertida, y solo por ello seguía a Crom, para que su lucha fuera todavía más divertida, ese aura que desprendía solo le sirvió para percatarse de que no iban a cambiar de dimensión, y el gesto brusco del barco, se debió pues al cambio de tripulación, se mostró encogida para nada, y el "que cogieran aire" fue solo un desvarío del anterior capitán.

Comenzó a tocar su flauta, sujeta con las garritas de sus alas, y sin dejar de mostrarlas como si solo fueran una capa. Su divertida petición se reservaba en espera de que aquel elfo decidiera escucharla, mientras llegaba el momento, una amistosa melodía fue su decisión.

Pain
No hay tiempo. Cuando parece que Comadreja me va a dar respuestas, algo desvía su atención; algo no, la luz. Aquellos extraños destellos azulados del exterior me han pasado inadvertidos, o más bien los he ignorado, por el momento, pero ahora distraen a mi compañero. Estoy a punto de preguntar que es aquello..., cuando me doy cuenta de que algo ocurre, algo que pone nervioso a Virming. Y si él está alterado, yo también debo, aunque de igual modo debo parecer tranquilo, aguardar. Es un juego peligroso, uno que no me gusta, pero no hay más opciones: no puedo vencer a un enemigo que no conozco. Al menos eso, por suerte, cambia rápido.

Bichos. Decenas, cientos, miles..., uno. La aparición de aquél ser me repugna y me hace estremecerme a partes iguales. No es una agradable sensación tener delante a ese monstruo, y aún se vuelve peor cuando me sonríe; no puedo devolver el gesto, estoy..., paralizado. Pero no es por miedo, es algo distinto, algo que no comprendo, pero no tiene nada que ver con el terror que seguramente causa en otros. Puede confundirse con la admiración, si uno no está atento. 

Sólo la mención de una batalla me logra sacar de ese ensimismado estado, y para ese momento el druida, no, el druida no, aquella plaga andante ya ha desaparecido, filtrándose por los tablones de la madera. Con asco, suelto la fruta que estaba comiendo hasta hacía poco, y esta cae junto a otro montón de restos putrefactos. Entonces miro a mi compañero, al "capitán", que parece tener menos poder del que uno podría haber supuesto en un momento, y ladeo la cabeza. 

– ¿Quién es...?

No me da tiempo a preguntar. Todo está sucediendo increíblemente rápido. Demasiado. Por la puerta, entra otra persona, una elfa. Y que elfa...

Sé perfectamente que su apariencia no es más que un truco, un arma que usa contra los hombres, y yo soy más fuerte que eso. Pero aún así me permito recrearme en aquella magnífica vista, me deleito en su cuerpo, en sus curvas, en esa belleza tan exuberante como peligrosa. Tanto que apenas presto atención a lo que dice, y es que no me interesa demasiado; al menos no lo hacen sus palabras..., hasta el final. Yo no tengo ninguna pertenencia que recoger abajo, pero aún así es una buena oportunidad para seguir el plan de Virming, para unirme a los compañeros. Sé que él lo entiende sin necesidad de que se lo explique, así que me levanto y sonrió. Es hora de jugar.

– ¿Me acompañarás abajo? – más que preguntarlo, lo exijo, pero apenas tiene importancia. Espero un sí por respuesta.

Hazir, Ishrad, Lythrai, Nickar, Yzlin, Serge y Tizoc
-Tienes razón, Serge.- Me giro hacia mis copañeros mientras asecendemos hacia la cubierta -Disculpad me ha salido el lado mandón de mi raza. Tomadlo como una sugerencia.- Continúo hablando con Serge -Jejeje, hijos de Olidammara no, más bien algo más furtivo, sin levantar sospechas y siempre que vosotros lo veais conveniente.- Luego bajo un poco la voz -Las pasiones son siempre las mismas y surgen una vez superadas las necesidades. Codicia, poder, control, ambición... en definitiva, ser más, llegar a más, superarse para satisfacerlas. Las razas, sobre todo la humana, son inconformistas por naturaleza, siempre quieren más. Sólo hay que saber una cosa: ¿Más de qué?

Por supuesto, esta es sólo una opinión y estoy interesada en saber cuál es la tuya, cuando y donde quieras.- Sostengo su mirada con una pícara sonrisa.

Gohozor me habló con sabiduría. Era muy arriesgado tentar a ese ser más aún cuando compartimos estado y, posiblemente casa. En el mismo tono de voz con el que hablé a Serge le contesto -Es un hobgoblin, para nosotras los trasgoides son esclavos. Me ha ofendido y no puede quedar inmune. Sospecho que en el fondo ha sido una provocación más que un enfrentamiento, un ataque a mi determinación mostrando lo que él cree que es una debilidad y  desprestigiándome delante de todos vosotros. Le he dado una respuesta directa. Una sorpresa. Pero tienes toda la razón, pese a tener algunos trucos reservados puede que haya sido demasiado temeraria.- Asiento con la cabeza -Lo arreglaré con él... a su debido tiempo- le aseguro y, ciertamente, tengo la intención de hacerlo.

Hazir, Ishrad, Lythrai, Nickar, Yzlin, Serge y Tizoc
El goblin estaba ya en las escaleras lejos de las miradas de la mayoría, tal vez sólo Nickar pudo verlo. Su espalda se tensó, su mirada se achicó un poco y a punto estuvo de detener su torpe caminar. Inspiró hondo, dejó escapar un sonido que claramente significaba no merece la pena y escupió a un lado mientras seguía avanzando hacia cubierta.

Hazir, Ishrad, Lythrai, Nickar, Yzlin, Serge y Tizoc
Soy el último en salir de mi celda, tras Hazir, Alona y Tizoc pero, como todos los demás, voy hacia nuestras pertenencias sintiendo el apremiante deseo de volver a estar armado. Mi conjunto de dagas, mi estoque y el petate cargado son todo lo que necesito para comenzar a urdir un verdadero plan. Dejo que ellos cojan primero, pero ya puedo ver las empuñaduras. Me dirijo hacia el cofre cuando la medusa se interpone en mi camino. Como una posesa mueve la cabeza y escucho el chasquido de las mandíbulas de sus cabellos en el aire. Cerca, demasiado cerca. La loca escamada no deja que me acerque, pero tampoco se atreve a atacarme. -¿Qué pretende con este espectáculo? Así...- Pero una de las serpientes se desprende. Veo el brillo de sus ponzoñosos colmillos. Salto hacia atrás, me cae en el pecho y, por acto reflejo, me sacudo escuchando su cuerpo golpear contra el suelo produciendo un sonido aplastado. -¿Maldit...?- Veo mi estoque. Su filo apunta a mi cuello con firmeza.

Yzlin comienza a hablar y entonces escucho las palabras -De rodillas- -de rodillas- repito mentalmente grabando este momento y encendiendo en mí un odio genético. Fríamente guardo silencio. Ella sigue hablando. Algunos de los otros reos lanzan miradas desafiantes contra mí y siento mermar mi voluntad. Afortunadamente, a punto de flexionar la pierna, ella suelta el arma que se clava en el maderamen y se gira hacia el resto.

Lanzo una mirada de odio a la medusa pero, de inmediato, cojo mis pertenencias y me aparto del cofre, relegando mi figura a un segundo plano en la pared opuesta de la puerta que da a cubierta. -Este grupo es fuerte y, tal y como puntúa el hombre planta, estoy solo. Necesito una manada y dudo que entre ellos haya alguno que se atreva a confiar en mí.- Sonrío -Estoy tan acostumbrado a mi antiguo grupo que los he tratado como tales... no, son muy diferentes.-

Nickar
La serpiente de Yzlin se acercó a Colmillo con cuidado, desconfiada al principio. Tras unos segundos un icor amarillo verdoso corrió por la hoja de tu cimitarra embadurnando su filo. Sassín, habiendo cumplido su cometido, hizo el gesto de volver a su dueña y, mientras subís las escaleras de madera, utiliza tu cuerpo para ello.

Pain
Sonrío con picardía cuando el hombre me pide, con un peligroso matiz de orden, que le acompañe abajo. -Amor, sólo me dejo acompañar de hombres dignos.- Le contesto posando mis manos en las empuñaduras de las armas que descansan junto a mis caderas. Me acerco a él y, al estar sentado, me encorvo poniéndome muy cerca -Enséñame mañana que eres un hombre digno y...- miro hacia abajo, a su pecho, su abdomen, sus fuertes brazos, sonrío -...puede que te acompañe a bajar a algún que otro lugar interesante- le digo completamente convencida de que así será. De que en un futuro no muy lejano seré yo quien le lleve a su celda y... una vez allí...

Me aparto de él y regreso con Crom tras escucharlo subir y dar las órdenes de preparar un banquete para los presos. Miro a Comadreja -El Rey Muerto- digo con desprecio -Ese es su juego. Darles poca comida para tentarlos a pelear por ella y los que mueran...- y el nigromante que hay aquí los alzará.

Veo a Comadreja asentir. Me giro y salgo de la estancia no sin antes dedicar una mirada de curiosidad a los dos hombres que comparten la mesa: Pain y Comadreja. Curiosa pareja.