Partida Rol por web

Sólo para Lythrai e Yzlin

Tras el éxito de Lisa, cuatro marineros descendieron a la bodega en actitud distendida y sin entablar conversación con vosotros. El tiempo pasó lento. Cuando el cielo se tiñó de rojo por el atardecer, comenzásteis el descenso. En pocos segundos llegaréis a vuestro destino y más presos (los últimos) subirán a bordo.
 

Sólo para Lythrai e Yzlin

Camino por la cubierta lanzando órdenes a medida que perdemos altitud -¡Amainad! Recoged el velamen, dejad sólo la mayor. Que vean que nos acercamos- soy consciente que mi voz llega a los prisioneros -Bajad a las bodegas. ¡Preparad todos los cañones! ya sabéis lo que hay que hacer. ¡¡Y vigilad a los presos!! Si desean escapar no tendrán una opción mejor que ésta.- Grito a pleno pulmón y río después con estruendosas carcajadas.
 

Sólo para Lythrai e Yzlin

A los primeros cuatro marineros les siguieron muchos más que se amontonaban en pequeños grupos en torno a los cañones. Impidiendo ver a través de las escotillas. Cuando el navío se acercó a tierra reinó el silencio que sólo fue roto por la materialización de la pasarlea mágica y su sonido al golpear contra el suelo.

El capitán hizo lo mismo en todas las cárceles a las que acudió. Causar espectación con una entrada inesperada y contundente.

Sólo para Lythrai e Yzlin

Gohozor parecía indignado ante la propuesta de Yzlin, y no tardó en señarlárselo a la gorgona, llamándola poco menos que una buena y sumisa sierva. Lythrai se llevó la mano a la barbilla a punto de repensarse todo aquello, cuando el hombre planta se dirigió entonces a ella. –Creí que servías a Shar— le dijo, a lo que Lythrai contestó con un "¿Uh?" confundida, mirándole. –Si los deseos de tu diosa son los del Rey Muerto tu diosa no me inspira ningún respeto.— "¡Yo no he dicho nada!" protestó cuando Gohozor la incluyó en su reproche. "¡No metas a Shar en esto, arbusto parlante!" arrugó el puño con fuerza, ofendida. "¡Los deseos de Shar son los suyos propios, no los de ningún Rey no muerto!"

Se sentó de vuelta en su sitio, refunfuñando. { XDDDDD } Lisa, además apuntó el hecho de que si se dejaban llevar por el plan de los gobernantes, cuando murieran acabarían sirviendo al Rey Muerto, para el resto de la eternidad. Meramente imaginarlo ya le causó escalofríos.

...

Después hubo una nueva conmoción. Todos pudieron oir la pequeña indirecta del capitán. Lythrai rompió el silencio: "...¿Es eso una invitación, o una trampa?"

Sólo para Lythrai e Yzlin

Se acercó a Lythrai y sonrió. No iba a disculparse por ser él, si se había enfadado mejor, que canalizase era ira contra los que los tenían presos – ¿entonces estamos de acuerdo en salir de aquí? – Al parecer se acercaban al lugar donde tendrían su oportunidad y el capitán les ponía guardias para asegurarse. Podía entenderlo. Fallar a amos como el Rey de los Muertos nunca era aconseable.

Se acercó a Lisa y le susurró para que los guardias no lo oyeran – esconde bien esas ganzuas, que no las encuentren aunque nos capturen.

Por último se acercó a Yzlin – Decide. Escapar y buscar ser tu propia dueña o quedarte y ser poderosa para otros. Si eliges quedarte puede que sea la última vez que tienes que elegir.

Sólo para Lythrai e Yzlin

Las dudas y la curiosidad por ver dónde íbamos se agolpaban en su cabeza pero Gohozor tenía razón. Debía vivir el presente y olvidar los "quizás" futuros. -Siempre hay opción a elegir- contesté al grandullón más por orgullo y evitar darle la razón que por estar molesta -Estoy con vosotros desde el momento en que nos pusieron en la misma celda- dije con confianza en la mirada y media sonrisa -Hasta la libertad o la muerte- susurré, aunque en este caso la muerte suponía un futuro incierto y muy malo.

Miro a Lisa -llevarlas encima es muy arriesgado. Quizá sea conveniente esconderlas aquí- concluí -si nos atrapan fuera nos registrarán, pero si nos devuelven aquí (los dioses no lo quieran) las tendremos listas para volverlas a usar- Comenté aunque en realidad son un recurso muy valioso como para perderlo. Fue entonces cuando caí en la cuenta -Dámelas a mí- le dije con confianza y con voz baja, luego señale la maraña de serpientes que cuelgan de mi cabeza -sé un sitio donde no se atreverán a meter la mano- 

"Sí, estamos de acuerdo." contestó, especialmente molesta ante la sonrisita triunfal de Gohozor. Pero no podía culparle: lo que decían Lisa y él era cierto, y la propia Yzlin, que había tenido la idea, aceptó mantener el plan de huida en pie. De hecho, hasta ofreció sus serpientes como el escondite perfecto de las ganzúas. Muy inteligente: nadie en su sano juicio metería la mano en un nido de serpientes venenosas.

Lythrai se puso en pie. "Necesitaré robarles un arma. Y a poder ser, una armadura también." susurró. Apartó su vista del Guardián, al que dejaría sus cosas en paz, aún cuando él tenía puesta una tentadora armadura. En su lugar miró a los nuevos vigilantes. Eran marineros, tal vez no tenían siquiera armaduras ligeras de cuero, pero seguro que tendrían armas.

Sólo para Lythrai e Yzlin

Desciendo hasta las bodegas y me detengo delante de la celda donde yacen los cinco supervivientes. -La orden del capitán. Preparaos para atacar- Trasmito el mensaje con voz gutural, pausada y susurrada. Me giro y miro al lobo del hombre planta. Me gruñe mostrándome los colmillos. Inclino la cabeza y a una orden hago descender a los no-muertos ya en plenas facultades. Oriento mi cabeza hacia Gohozor e Izlín y muestro mi desagrado. -No deberíais estar aquí- les digo señalándolos de la misma forma pausada y lenta. -No sois dignos de recibir órdenes del Rey Muerto. A vosotros ninguno de los gobernantes os ha llamado- Mi odio hacia la vida es evidente esos seres representan la fuerza de la naturaleza. La gnoma no representa ninguna amenaza pero una fiel de la diosa de la oscuridad... -...y tú- digo señalándola -mantente alejada de mis muertos- No sé qué poder tendrá y podría representar una amenaza.

Me quedo ahí. Observándolos en silencio después de haber plantado la semilla de la duda en Gohozor e Yzlín. Mando a los no-muertos que se fijen ellos mientras yo miro a Lythrai y estoy atento a sus movimientos.

Sólo para Lythrai e Yzlin

Entro en la sala al escuchar las palabras del no-muerto y me coloco tras él dispuesto a darle un golpe bajo con oratoria -No, es cierto. A Gohozor e Yzlín no los demandan los gobernantes sino el gremio de druidas de Arkhania.- Les miro mientras acaricio a Ruffus, que ha estado durante todo el trayecto bajo mis atentos cuidados -El Bosque de las Bestias está enfermo. Se muere y necesitan a alguien que pueda llegar hasta lo más profundo del mismo- noto la frustración del no-muerto -Tragaos vuestras pataletas. Yo no sirvo ni jamás serviré a vuestro señor.- Sentencio provocando la risa de los marineros que allí se encuentran, apostados en los cañones -Ni tampoco a los amos del capitán- Les digo a los presos. Odio las contradicciones o las medias verdades. Tras ello y para ser justos señalo a Lythrai -La Compañía Fonn'Aster- le sonrío -Seguro que te interesará saber quién dio tu nombre- y por último, el ser que más curiosidad me produce, la pequeña gnoma -Y Lisa- acaricio la puerta de la celda -estoy seguro de que tus compañeros ya saben por qué estás aquí.-

Sólo para Lythrai e Yzlin

-Que... estás... haciendo- le pregunto al mago exhalando odio en vez de aliento en cada palabra. Mis ojos brillan mientras aparto la atención de Lythrai.

Sólo para Lythrai e Yzlin

-Muestro las cartas- Contesto -Soy un estudioso, no un combatiente. Que este barco siga surcando las corrientes arcanas me beneficia y para que eso ocurra debemos cumplir con esta encomienda.- Miro a los presos, en especial a Gohozor y acaricio a su lobo que lame mi mano. -Pones nervioso a Ruffus. Ve con tus muertos a cubierta. Protege al capitán. Yo me quedo con ellos.- digo al no-muerto

Sólo para Lythrai e Yzlin

El nigromante se enfrenta cara a cara con el mago y en ese instante podéis ver cómo los marineros más cercanos se ponen de parte del arcano, dejando en evidente minoría al no-muerto y sus súbditos que, prometiendo un futuro encuentro, sale de cubierta.

Los marineros siguen mirando y se preparan para encender la mecha de los cañones en cuanto el capitán dé la orden. -Mi nombre es Robillard- El mago se os presenta y queda en el ambiente la sensación de que tiene mucho más que deciros, pero se limita a guardar silencio y mirar a Ruffus.

Sólo para Lythrai e Yzlin

-¡¡Eh!! Ese no muerto es un soldado de otra prisión- Se oye gritar a un guardia poniendo a todos en alerta. Ya no atenderán a razones. Un virote se clava profundamente en la pasarela. Comadreja abre mucho los ojos al ver el desencadenante. Otros virotes seguirán al primero y hace un gesto a los presos para que suban al tiempo que da la orden -¡FUEGO!- y da un paso atrás para ocultarse

Los cañones, que apuntan a las edificaciones más altas o lujosas, lanzan la primera andanada. El polvo y los gritos no tardan en llenar la atmósfera. Bolas de fuego y centenares de flechas son lanzadas contra el barco que se prepara para salir de allí en cuanto los presos (los que sobrevivan) suban a bordo.

El barco, suspendido en el aire, se sacude violentamente.

De pronto, toda la situación adquiere una vertiginosa rapidez. Primero, el no-muerto no augura nada bueno, luego el mago afirma contarnos la verdad -¿Soldado bueno, soldado malo?-. Durante mi infancia viví una mentira y el despertar a la realidad fue tan doloroso que aún no lo he superado. Como consecuencia, tengo un gran aprecio por la verdad y una precavida falta de confianza a las palabras de los desconocidos.

-¿Cómo podemos confiar...?- Pero antes de que pudiera terminar los gritos del soldado y la ofensiva orden del capitán se solapan con mis palabras seguidas del estruendo de los cañones. ¡Cañones! Era la primera vez que sentía algo así. A cada explosión toda la estancia se llenaba de humo, un humo agobiante con olor a pólvora pero no tan denso como para impedir la visión.

Las sacudidas casi hacen que pierda el equilibrio. Los marineros están ahí afanados en volver a cargar sus cañones mientras escuchamos los virotes tamborilear en el casco del barco junto a otros estallidos provenientes del exterior.

Miro primero a mis compañeros. Extiendo la mano hacia Lisa esperando que me entregue las ganzúas y ocultarlas entre mis serpenteantes cabellos mientras mis ojos buscan la mirada de Gohozor. -Maldita sea- afirmo al comprender que saldríamos a un campo de batalla, a la muerte producida por los soldados de esa prisión a la que hemos llegado pero, aún así, barajo las opciones. -Salir ahora sería un suicidio- comento en susurros asegurándome que el mago no me oye.

El nigromante que antes casi provocaba la muerte de su nuevo subalterno el Guardián, había vuelto a la escena. Le dijo que se mantuviera alejada de sus muertos. "¿Por qué? ¿Tienes miedo de que rompa tus juguetitos?" enseñó los colmillos en una sonrisa felina, y se pegó a los barrotes, agarrándolos con fuerza, mirando fijamente al no muerto, aunque no podía ver más allá de la sombra de su capucha. Se notaba que al tipo no le hacía ninguna gracia que ella le hubiera arrebatado la posibilidad de obtener un sirviente fácil. Él desconocía su magia, y eso la hacía temible a sus ojos. Temida por un nigromante. ¡Ella! Oh, qué divertidísima situación.

Permanecieron así, mirándose fijamente el uno al otro hasta que apareció aquel mago, que en un abrir y cerrar de ojos dejó en ridículo al Nigromante. Así que el gremio de druidas de Arkhania y no un Gobernante eran los que habían reclamado a Gohozor e Yzlin ...¿eh? Parecía que además del Rey Muerto y los otros Gobernantes, había otras facciones con poder político en Arokham... facciones que podían bien ser tan peligrosas como cualquier otra. Se preguntó a qué facción pertenecería aquel mago hasta que mencionó un nombre que Lythrai creía que jamás escucharía de nuevo. -La Compañía Fonn'Aster. Seguro que te interesará saber quién dio tu nombre-.

Abrió mucho los ojos con genuina sorpresa y dejó de mirar al Nigromante como si ya no existiera para mirar al mago, y se quedó literalmente boquiabierta y sin palabras. Cuando estuvo a punto de recuperar la compostura, el Nigromante encaró al mago, y los marineros demostraron estar atentos y se posicionaron detrás de él, dejando al Nigromante sin posibilidad de venganza. Cuando el hechicero de la muerte abandonó la estancia, el mago se presentó. -Mi nombre es Robillard- dijo, y como si de un trueno se tratase a su sentencia le siguió el caos de una batalla, en la que incluso se oyeron los dispararos los cañones y las balistas, y una humareda de polvo y humo no tardó en embadurnar la sala. Caos. Caos y el furor de la batalla.

Confundida, sin saber muy bien qué nuevo curso de acción tomar ante los acontecimientos, buscó apoyo en sus camaradas, mirándoles. ¿Deberían aprovechar el caos de la batalla, o...? No, no era buena idea, les avisó Yzlin. Actuar ahora sería un suicidio...

Bajó la mirada y miró a todas partes, incómoda porque el mago sabía cosas de su familia, de su compañía, que ella quería saber. Era hora de preguntar. Recordó el muslo de pollo que había comido antes, y pensó que podría ofrecérselo al sabueso de Gohozor. Agarró el hueso del plato y miró al hombre planta: "¿Puedo?" señaló el hueso y al perro, pidiéndole permiso al dueño para alimentar al animal. Se agachó en cuclillas para mirar a Robillard cara a cara, pues si estaba acariciando al perro estaría agachado o sentado. En caso de tener permiso de Gohozor, aprovecharía para darle el hueso a aquel lobo. De igual forma, ahora estaba cara a cara con Robillard.

"...¿Quién me dio mi nombre... te refieres al fundador? ¿Al fundador de la Compañía de Mercenarios Fonn'Aster?"

Todo su cuerpo se tensó cuando volvió el nigromante. Mentiras y más mentiras. Es lo único que se puede esperar de la gente que no deja descansar a los muertos. Ni siguiera le prestó atención. Tal vez si se acercaba lo suficiente a las rejas volviera a prestarle atención para romperle el cuello.

La aparición del nuevo capturador le resultó molesta desde el principio –¿No tiene demasiados capitanes esta nave?¿druidas?¿bosque de las bestias? Si estamos entre hermanos puedes abrir la celda – dejando claro que nada de todo lo que le dijeran cambiaba lo esencial: lo habían arrancado de su hogar para meterlo en una celda. Si el culpable era un nigromante, un druida o los mismos dioses carecía de importancia.

Asintió con la cabeza a Lytrhai cuando dijo de echar el hueso a Ruffus.

Lo que sucedió después si descolocó a Gohozor ¿estaban combatiendo con los guardias de su última parada? Si era como parecía Yzlin llevaba razón. Iba a ser imposible escapar. Necesitaban una nueva estrategia.

– De estudioso del arte a estudioso de la naturaleza – se dirigió a Robillard – esa guerra que mantienen entre las diversas facciones parece perseguir un objetivo mayor que la conquista, si no las diversas facciones se asegurarían de no fortalecer al Rey de los Muertos ¿qué es lo que buscan sus amos en todo esto? – con molestarle al llamarle siervo se daría por satisfecho – y ya que nos sinceramos ¿a quien sirve usted, Robillard?

Sólo para Lythrai e Yzlin

La sacudida hizo al mago mover un pie y Ruffus se agachó para mantener el equilibrio. El lobo mostraba su valentía al mantener el rabo erguido. Miro a Yzlín cuando habla de confianza -la confianza es el bien más valioso y más escaso de nuestro destino- y tras ello contesto -El único capitán es Virming nosotros velamos por los intereses de nuestra facciones- digo moviendo los brazos para mantener el equilibrio. Camino con cuidado hacia la salida  -me necesitan en cubierta- pero me detengo para mirar contundentemente a Lythrai -¿Fortalecer al rey de los muertos? No, compañero. Él es el que menos debería preocuparte- Hago una pausa y acompaño la escala con gestos de la mano marcando los niveles del lugar al que nos dirigimos -Naturaleza y magia. Latrocinio y subterfugios. Muerte- y vuelvo a repetir los niveles para que relacionen -gobierno, oscuridad...- (mirada a Lytrhai de nuevo) -...carceleros- y me detengo unos segundos parar mirar este grupo, recordando los individuos que subirán de esta cárcel a la que asediamos. -Normalmente buscan conquistadores. Pero sospecho que este viaje es diferente. Se acercan cambios.- Comento con confianza -quizá este grupo sí llegue a ganarse la libertad por sus servicios- me apoyo en el marco de la puerta para aguantar de pie otra sacudida -Preferiría contar con vosotros en cubierta que teneros aquí con vuestras dotes desperdiciadas. Pero es depende sólo de vosotros.-

Salgo raudo al exterior

Lythrai

El mago desaparece de tu vista dejándote con la cabeza dando vueltas -¿quién...?- te preguntas y es entonces cuando el sonido de los cañones parece amortiguarse como si se produjera debajo del agua. En ese breve instante sientes el susurro de la oscuridad en forma de risa femenina. Tu diosa está contigo. Pero sabes que eso no dura de no ser que seas valiosa para ella.

Todo se oscurece como bañado por un sudario de tinta negra que devora tu entorno, engulle a los marineros, los cañones y sus explosiones, los barrotes que te aprisionan y, por último, a tus compañeros, dejándote en completo silencio y con tal negrura en torno a ti, que por primera vez experimentas la sensación de haberte quedado ciega.

El silencio sólo es roto por el rítmico latido de tu corazón que tamborilea en tu pecho con fuerza desmedida, emocionada.

Parpadeas y el estruendo continúa. Los marineros siguen ahí, tus compañeros miran hacia la puerta y ves la túnica del mago Robillard ascender por las escaleras. Pese a que te han parecido segundos, parece no haber pasado el tiempo.

Hazir, Serge y Tizoc

Descendiendo por las escaleras, sumergidos en el olor a pólvora, quemado, madera vieja y sudor, os reunís con Alona y Krishnarj.

Llegáis a vuestro destino. El interior de aquella estancia es agobiante y allí, grupos de marineros se afanan en volver a cargar los cañones y seguir disparando mientras os desplazan atravesando una atmósfera cargada de humo. Distinguís tres celdas más o menos en el centro de la amplia habitación, sus paredes eran simples barrotes regios y resistentes. Los marineros, bajo la atenta (aunque parcial) mirada de sus compañeros, os conducen hasta la celda central y os meten a todos (a los cinco) allí.

En la celda contigua a la vuestra hay cinco individuos. Un hombre planta, una medusa cuya cabellera serpentea nerviosa, una mujer emocionada con todo lo que está ocurriendo, un humano con indumentaria de guardia de prisiones y una gnoma pequeña y algo asustada.

También veis un magistral lobo en la puerta de aquella celda, manteniendo el equilibrio por las sacudidas (como todos) pero con el rabo en alto. Preparado para saltar en cualquier momento.

A los de olfato más agudo os llega el aroma de la sangre que yace en el suelo de esa celda. Algo reseca pero relativamente reciente.

Gohozor, Lyzray e Yzlin

Con rapidez y contundencia, conducen a los primeros reos (compañeros vuestros) a la celda central de la estancia, contigua a la vuestra. Los primeros en acceder son una potente mujer rubia de musculoso cuerpo y larga cabellera dorada y un hobgoblin con el rostro torcido por el desagrado que le produce llegar allí. Tras ellos entran tres más, un humano de tez morena y sangre en el gemelo izquierdo y la sien izquierda, otro de tez pálida y vendas por todo el cuerpo y un diminuto trasgo de mirada nerviosa.

Hazir, Serge y Tizoc

-¡Otra celda!- Grito al ver a dónde nos conducen e intento detenerme a sus puertas -¡Os arrancaré la cabeza!- grito a los soldados intentando volverme pero Krishnarj me empuja hacia dentro.