Partida Rol por web

Arquitectos de Voluntad. Libro-5.I: Residuos del Dolor

Misión 1: La reina Azur

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01/12/2017, 23:18
Socar Fonn'Aster

    La batalla tocaba a su fin, los "soldados rasos" estaban muertos o fuera de combate, sus "generales" desaparecido o batiéndose en retirada, ya solo se mantenía en pie aquella mole elemental y no estaba seguro de qué poder esperar de ella. La había oído hablar antes, así que debía de poseer un mínimo de inteligencia, pero aquello no la convertía en nuestra aliada, aunque tampoco tendría porque convertirse en un enemigo más. Avancé tras la exgorgona y Theod hasta ponerme frente a aquel ser sin perder de vista a la hiena de gran tamaño, parecía que los trucos del arquero habían sido efectivos pero, por mucho que su conducta hubiese pasado a ser la de un cobarde, la fiera siempre era más peligrosa cuando se encontraba en peligro.

   No obstante, no podía desconcentrarme, Hazir y Lythrai deberían ser suficientes para reducir al gnoll, yo debía de sumarme a Grook y los demás, si el elemental atacaba debería de estar allí para detenerlo, así que me aproxime hasta quedar entre él y el resto, la punta del tridente estaba baja pero alcé el escudo con gesto defensivo, le había visto librarse de la araña gigante sin apenas esfuerzo y si decidía atacar daba por sentado que el combate sería más complicado que reducir a aquel grupo de gnolls.

    -Tal y como ha dicho el arquero parecíais estar bajo el influjo de un encantamiento de nuestros adversarios, de ser así no tiene sentido prolongar la lucha, nos hemos librados de ellos por el momento, así que deponed las armas y no os causaremos más problemas.- No estaba seguro de como dirigirme a aquella cosa, pero traté de ser diplomático, sus puños de roca bien podrían reducir a un hombre osado a un montón de pulpa gelatinosa.

Notas de juego

Trato de realizar únicamente acción de movimiento para quedar en una casilla que esté entre el elemental y el resto de compañeros y si me da, adoptar una posición de defensa total salvo que vea que ataca antes a Ahradiel. Vamos, que no tengo intención de combatir salvo que el se muestre beligerante.

Ahradiel, creo que marcaste en el turno a jugadores que ya no están en escena.

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02/12/2017, 01:04
Hazir Al-Tamsa

Hazir se lanzó como un relámpago a por el gnoll que le cerraba el paso. Su objetivo era la hiena, y alrededor sus compañeros luchaban, el acero chocaba contra el acero, y los gnolls caían como trigo maduro ante la siembra. La cosecha podía olerse en el aire, nubes de sangre que subían de los cuellos cercenados de las criaturas como si se tratara de los perfumes que las criadas de las mansiones quisashis ponían en los cojines de seda entre las tablas del suelo. La sangre impregnaba el aire, y su hedor era embriagador como el buen vino. Los gemidos de los perros al morir le recordaban otro lugar y otro tiempo, hasta el punto que podía casi oler la arena manchada de sudor, sangre, vísceras y gloria, podía oír los aullidos del público enardecido, podía sentir la arena bajo los pies. Se sentía pleno, completo, y feliz, rodeado de todos aquellos sonidos, de aquellos olores, de la muerte vertida por el filo y de sus compañeros gruñendo y gritando en el combate. Sobre todo, se sentía feliz, arrebatadoramente feliz. Terriblemente feliz. Tan feliz que aquel sentimiento desbordaba la felicidad tal y como el amor desborda la simple atracción, era ferocidad coagulada, era fascinación, obsesión. 

Era, simple y llanamente, locura. 

Aún no había entrado en la sharkandir, aunque notaba sus garras tirando de él, suplicantes, exigiéndole que la liberara, que se dejara llevar por ella, que entrara en sus alas de fuego que quemaban el dolor y las dudas y dejaban tan sólo un brillante rescoldo de ira, de fuerza, de poder primitivo. Sin embargo, aún no lo permitía, el no haber entrado aún en el frenesí propio de los guerreros como él le permitía analizar la situación. Yzlin seguía con su mirada perdida y sus órdenes medio claras medio confusas; la intensidad de la mirada del ilícido hablaba de que estaba empleando algún tipo de magia, fuera la que fuese, el elemental permanecía confuso; los animales corrían por todas partes. La inmensa araña ocupaba el centro, y la manada se dispersaba a su alrededor, mordiendo y atacando, pero también oliendo, y parecía que había algo allí, algo más que no habían podido ver. Hazir podía sentirlo, olerlo: allí había algo más, una cosa extraña que no se parecía a nada que hubiera conocido. Estaba claro que había que acabar ya con los gnolls, la carne de cañón, y su líder, para enfocarse en el verdadero enemigo, el ilícido y la otra cosa que se ocultaba. Y también el elemental, si es que se convertía en un enemigo a pesar de desaparecer el control mental. Hazir soltó una carcajada, mientras notaba cómo morían los enemigos a su alrededor, sentía sus chispas vitales extinguirse como velas ante una tormenta de arena. El alfanjón zumbaba en sus manos, una vibración en el límite del espectro auditivo, y Hazir sabía que pedía sangre, que pedía muerte. Hazir dio un paso, golpeó el suelo con el pie, propulsándose hacia delante, saliendo despedido hacia el gnoll como un proyectil. Recorrió un metro en el aire, con el arma alzada dispuesta a caer sobre su adversario, pero éste se giró, tratando de esquivar el golpe, y cuando la hoja bajó, brillando de placer ante los reflejos de la sangre derramada, no cortó el cuerpo del gnoll, sino la cuerda de la ballesta, cargada, que el gnoll llevaba a la espalda. El arma disparó una última vez, antes de quedar inutilizable, y el proyectil reventó en el techo con furia, haciéndose pedazos y terminando de soltar un fragmento de roca que estaba ya suelto por el desgaste de la piedra. Por puro instinto, Hazir saltó hacia atrás, invirtiendo en un solo instante el impulso de su carga en sentido contrario, y logró evitar la cascada de roca que en un momento cayó sobre ellos. Saltando con ambos pies, realizó una media voltereta que le permitió esquivar el cadáver del gnoll que yacía destrozado justo tras él, y quedó de pie, donde había iniciado su carga. 

En cuanto volvió a mirar, el gnoll había muerto, y junto a él solo quedaba la hiena, que mostraba signos que Hazir reconocería en cualquier parte, en cualquier criatura y en cualquier circunstancia, pues él mismo los había notado en mil ocasiones. La mirada demasiado fija, las pupilas dilatadas, los músculos creciendo de tamaño, la ira tomando el control de todo su cuerpo, de toda su mente. Era uno de los suyos sin duda, y sin duda acababa de entrar en la sharkandir. Hazir sonrió salvajemente. ¿Podía pedir un rival más digno? Jamás había que subestimar a un luchador en la sharkandir, y Hazir no pensaba hacerlo. Solo esperaba que los demás tuvieran cuidado con él, pues su poder se demostró al instante en el brutal golpe que asestó al drow. 

Sin darle tiempo a seguir atacando, Hazir cargó de nuevo, ahora por encima del cadáver del gnoll de la ballesta, y lanzó su alfanjón hacia delante en un fiero golpe capaz de partir en dos a un caballo. 

Pero la hiena no era un caballo, y tenía recursos. Golpeó hábilmente con su hacha el plano del arma Hazir, con fuerza y precisión, justo en el momento en el que se le venía encima, y el acero de arena reverberó y gimió como una campana golpeada. No era suficiente para romperlo ni causarle ningún daño al extraordinario material, pero sí para desviarlo lo suficiente como para que el arma solo cortara aire. Pasó silbando a escasa distancia de su objetivo, y Hazir se recompuso con rapidez, listo para volver a golpear. 

Sin embargo, antes de que el sonido del golpe al arma se hubiera extinguido del todo, el combate había terminado. Varios lobos, el ilícido, la cosa invisible, Pain, Esderian, Ishrad, e incluso una sección semicircular de la mesa desparecieron al instante, evaporados en un resplandor cegador, y el mueble se derrumbó con estrépito, desprovisto de la mitad de sus patas, esparciendo dados por doquier. A su alrededor no quedaba ningún gnoll con vida, y todos sus compañeros se dirigían ahora hacia la hiena y el elemental. La araña trató de atrapar al elemental, pero se libró con facilidad y de un solo golpe la evaporó en una nube verdosa, que mostró que no era sino una invocación. Oyó las maldiciones de la mercenaria al quedarse sin enemigos a los que golpear, y sus pasos al dirigirse también hacia la hiena. Sin embargo... había algo mal en su ataque. No lanzaba la punta de su arma como un ariete, como otras veces, ni chisporroteaba la magia alrededor, ni la veía impulsando todo su cuerpo para dar fuerza a la embestida. Hazir no supo qué estaba haciendo hasta que vio que su arma se enredaba en la del gnoll y tiraba hacia fuera, una maniobra ejecutada con fluidez y maestría, propia de un guerrero profesional, una maniobra con la que al enemigo no le quedaría más remedio que soltar el arma. Y habría funcionado en un enemigo normal, a la perfección. 

Por desgracia, un luchador gnoll en plena sharkandir no es un enemigo normal, y con él pocas maniobras, por muy profesionales que sean, darán resultado. Sólo sirve la fuerza bruta, aplastarle con un poder mayor al suyo, y se demostró cuando el gnoll, lejos de soltar el arma, respondió con un brutal golpe que hizo retroceder a la Fonn'Aster. Por suerte, aunque sin duda doloroso, no era nada grave, y no preocupó a Hazir. 

Lo que sí le preocupó fue cuando la mesa terminó de derrumbarse sobre sus patas, destrozada, con su círculo cortado limpiamente, y atronó por la estancia. Como si ese sonido hubiera devuelto a la hiena a la realidad, alzó la vista de pronto, y vio que en la estancia solo quedaban enemigos, que le habían dejado ahí para morir y que su líder había huido. Y, si el líder huye, los soldados lo harán también, puede que incluso aquellos sumidos en el frenesí, si tienen tendencia natural a huir. Y el gnoll la tenía. Con un rugido, la furia dejó paso al terror, y se dio la vuelta rápido como una centella, echando a correr por el pasillo del fondo, aullando como un poseso. 

Hazir lo pensó en medio segundo: si corría, aullando como iba, sin duda llamaría la atención de quien hubiera más adelante, y estos llamarían a otros y, luego a otros, y, en pocos minutos, podían tener allí a Azur entera dispuesta a machacarlos. Sí, de acuerdo, ya sabían que estaban allí, ya habían hecho ruido, y además, el ilícido y el resto se habrían teleportado a algún lugar donde poder dar la alarma, pero eso tardaría más en llegar hasta ellos, ya que primero deberían enfrentarse a dos lobos, un caballero hábil, un asesino terrible y un guerrero avezado. No era una amenaza menor, y tardarían en someterla. Era más preocupante el gnoll aullando por todos los pasillos como una alarma andante. 

Así que ni se lo planteó: giró sobre sus talones y echó a correr a toda velocidad, sin prestar atención a lo que decían sus compañeros, ya se preocuparía por eso más adelante. Decidió dejar el asunto del elemental en manos más expertas en magia, y tratar de atrapar a aquella hiena cobarde. Corriendo a velocidad sobrehumana, desapareció por el lugar por el que había huido la hiena. 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Por fin XD Que no pare la fiesta. Voy tras la hiena, mejor que no llame a nadie más. Si alguien puede seguirnos, que nos siga xD

Corro a 160' por asalto (40x4). 

(Por cierto, ese TS tendría que haberlo hecho en el asalto anterior, lo sé, pero se me fue la olla. Como lo he superado, no afecta a mis acciones ya declaradas) 

Ah, sé que no has dicho lo de la mesa, pero me ha hecho gracia imaginarme que además de ellos se teleportaba también el cacho de la mesa que queda en el círculo amarillo xD

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02/12/2017, 02:28
Hazir Al-Tamsa
Sólo para el director

Notas de juego

Si se va de mi vista o le pierdo, uso el olfato si puedo para localizarle. 

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03/12/2017, 22:36
Lythrai Fonn'Aster

El contraataque de la criatura la lanzó al suelo con un dolor agudo en las costillas. Sabía que se había roto algo, y que si se mantenía en pie era por la magia que se había lanzado a sí misma para cerrar sus heridas. Nada grave: podía seguir luchando. Pero eso no la ayudaba precisamente a sentirse mejor.

Lythrai se sentía humillada. Muy humillada. Se sentía tan inútil combatiente como inútil estratega. ¿Qué habría pensado su Diosa al ver semejante acto de estupidez suicida? Mal. Mal. Muy mal. Extremadamente mal. No es como si pudiera permitirse fallos estúpidos, en la quizás más importante misión para ella durante toda su estancia en Arkhania.

La criatura hizo muestra de que no solo era mejor guerrera que ella, sino también exhibía una inteligencia mayor. Sabía cuándo no debía meterse con adversarios que podían con ella, así que emprendió la huida, y Hazir se fue tras ella. Lythrai se puso en pie ayudándose por la lanza, y maldito fuera ese día y ese momento en el que tuvo que darle gracias a los hados de que el gnoll se hubiera pirado en vez de intentar rematarla.

Y es que, desde luego, que sabía que la humillación a la que la Hiena la había hecho pasar era en última instancia culpa propia: Lythrai había intentado desarmar a la criatura sin darse cuenta de que estaba sumergida en la ira. En ningún momento habría intentado desarmar a un Hazir embriagado por la furia salvaje ¿así que por qué diantres lo había intentado con la Hiena? 'Porque no me fijé.' ¿De veras que esa era su única excusa? ¿En serio? No, y lo peor es que, efectivamente, lo era. Lo era y no precisamente se sentía mejor por ello. Un despiste de principiante que bien podría haberle costado la vida. La maniobra habría funcionado en condiciones normales. Pero no contra un combatiente embriagado por la furia.

Humillada. Humillada por un gnoll.

Intentando no mostrar lo herida que se sentía tanto en su orgullo como en su cuerpo, trató de alejarse del elemental y acercarse a Theod. Pues el elemental era un adversario contra el que, quizás, como la hiena, debería retirarse y no meterse con él. Más aún teniendo en cuenta que estaba controlado mentalmente, no luchaba contra los presos por voluntad propia.

"Sanador. Atiende mis heridas." le pidió a Theod, cansada. Le hubiera gustado que aquello sonara más a orden que a súplica. Pero por desgracia, no le quedaba otra. Era muy consciente de hasta qué punto la magia de su conjuro podría protegerla, y no olvidaba las heridas anteriores, cuando fue electrocutada por los lagartos. En cuanto la duración del conjuro terminase, volverían a abrirse. Y seguiría viva, desde luego que sí. Pero no en condiciones de combatir, prácticamente al borde de la muerte.

Hubiera deseado acompañar a Hazir, no dejarlo al quisashi solo, pero no tenía opción. Al menos, hasta que el esclavo de Unrir curase a una sierva de Shar. ¿Y qué hacer si se negaba a ello? ¿Matarlo? ¿Estaba siquiera, en condiciones de conseguirlo? Por no hablar de que, les gustase o no, necesitaban al calvito con vida. Escupió al suelo. Llegados a este punto, no le cabía duda de que Esderian podría hacer lo que ella hacía y había venido a hacer, y mejor que ella.

Notas de juego

¡Disculpad el retrasoooooo! >__<

PD: Pobre Lythrai JAJAJA. ¡Le atribuyo la culpa al jugador que la controla! >_< XD

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04/12/2017, 03:19
Grook

"Vaya... eso son muchas preguntas."

- Normalmente estaría de acuerdo contigo, señorita - respondió a Yzlin. - Pero necesitamos "perder el tiempo" con ellos un poco más. Como has dicho, tenemos que orientarnos y saber adónde han ido los demás, pero por desgracia no puedo darte la respuesta a esas preguntas. Quizá esa gnoll pueda.

Centrando su atención brevemente en La Hiena, vio cómo abandonaba la batalla e intentaba huir para salvar la vida. Sensato, teniendo en cuenta al ritmo al que habían caído sus súbditos, la inferioridad numérica en la que se encontraba y el hecho de que sus patrones la habían abandonado. Sin embargo era peligroso dejarla escapar y que pudiese dar la alarma, por no hablar de que podría tener información útil, pero el elfo arquero la detuvo y Hazir se lanzó a la persecución.

- No la matéis, puede que la necesitemos - dijo, considerando resuelto el problema de la huída.

Con La Hiena seguramente necesitarían una tortura al uso, pero el especialista del grupo había sido abducido, lo cual volvería el proceso mucho más lento. Otra opción era disponerse a matarla y aplicar una pequeña técnica que había llevado a cabo varias veces, tanto en su antigua banda como en anteriores misiones. Técnica que consistía en utilizar el conjuro que le permitía percibir los pensamientos de otra criatura, en el mismo instante en el que creyese que va a morir. El conjuro sólo le mostraba los pensamientos más superficiales, más obvios, por lo que nunca podría utilizarlo para obtener la información que deseaba de forma directa. ¿Pero en qué pensaban todos antes de morir? En asuntos pendientes, lo más importante que hubieran dejado sin hacer. Y en el momento que alguien exponía aquello que consideraba más importante, era cuando quedaba verdaderamente a tu merced. A partir de ahí consistía en una amenaza de muerte a una hija, una falsa promesa de protección a un hermano... lo que mejor se adaptase a la persona y las circunstancias. Muy pocos guardaban silencio entonces.

Pero todo a su tiempo. Las cosas no marchaban nada bien, habían perdido a dos compañeros a causa de los lagartos y a tres más con la trampa mágica. Debían ser cautos y evitar un enfrentamiento innecesario contra ese elemental, no podían seguir desgantándose así. La expresión de la criatura volvía a ser de confusión, lo que daba a entender que volvía a ser libre. Pero también parecía indicar que no comprendía las palabras de Greta. En ese caso...

- Voy a intentar calmarlo. Salvo si me ataca... mejor que nadie haga movimientos bruscos.

Murmuró un nuevo conjuro, y abandonando la protección que le proporcionaba la humana, comenzó a acercarse muy despacio al elemental hablando su idioma raíz: el primordial. Por supuesto cada tipo de elemental tenía su dialecto, pero al no estar seguro de si debía inclinarse por el de los de tierra o los de fuego, la lengua madre parecía una apuesta más segura. Seguía hablando, y seguía acercándose muy poco a poco, hasta que llegó a la posición de Socar; y la sobrepasó. Trataba de dar una muestra de confianza, y llevando la apuesta hasta las últimas consecuencias, para cuando terminó de hablar se encontraba a poco más de un metro de la ciatura.

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04/12/2017, 03:22
Grook
Sólo para el director

- Tranquilo, no temas. No somos tus enemigos, esa araña sólo intentaba atraparte, no hacerte daño. Estábamos luchando contra un grupo, uno de ellos se había apoderado de tu mente. ¿Me recuerdas? Intenté ayudarte antes, pero no lo conseguí del todo. Ya ves, no es sólo que no seamos enemigos, sino que tenemos enemigos comunes. Mi nombre es Grook, ¿cuál es el tuyo?

- Tiradas (1)

Notas de juego

Doy por sentado que nadie sabe primordial, por eso publico aparte. Preparo acción: forma de niebla si me ataca.

Edit: se me ha olvidado ponerlo en el post anterior, estoy utilizando Don de lenguas.

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04/12/2017, 10:57
Sumo Inquisidor Scahrossar

-En el seno de Scahrossar no hay lugar para la compasión o la conciencia. Creemos realmente que es necesario aferrar la hoja de la iluminación y sufrir sus heridas antes de alcanzar la verdad.- El Sumo Inquisidor habla tras la mesa mirando a Pain tras el desafío lanzado por Esderian. -Aquellos sin la voluntad o la perspicacia para resistir lo que podrían aprender son apartados a un lado con tristeza, pero sin titubeos. No perdemos tiempo ni recursos en los que no sienten la insoportable necesidad que permite sufrir, cambiar y crecer.- Comienza a rodear la mesa y ello provoca la reacción de algunos presentes. El primero en descender es el desollador mental, que baja las escaleras y camina a la derecha quedando relegado a un segundo plano. Dugaris, baja con Pain y van a la izquierda. Dos guardias a puntan a Ishrad y le hacen un gesto para que baje por la escalinata trasera. Los lobos, al ver que todos abandonan aquel lugar, bajan con el rabo entre las piernas pero mostrando colmillos a aquellos que se les acercan. -Los sumos inquisidores elegimos a aquellos que han oído la canción y los castigamos, flagelamos y destrozamos hasta que alcanzan la cúspide de la conciencia terrorífica y definitiva. Solo entonces les limpiamos las lágrimas con el cariño de un amante, le aliviamos las heridas y los suplicantes son admitidos en la plenitud del glorioso abrazo de Scahrossar.- Llega al pie de las escaleras -Sólo mediante el dolor nos elevamos- sentencia con contundencia y sus seguidores, incluida Dugaris repiten la frase -Sólo mediante el dolor nos elevamos-. El coro se alza en la estancia -Sé maestro, torturado y amante de cualquier que busque la iluminación- Dugaris acaricia el pecho de Pain -Practica lo que aprendas. La sabiduría no tiene sentido si no va acompañada por la acción.- Todos repiten mientras avanza hacia Esderian -Cultiva un jardín para poder mostrar el poder de tu propia creación.- Un paso más -Busca a aquellos al borde de la consciencia e inícialos- se detiene frente al caballero -Reúnete con tus hermanos y hermanas para compartir nuestro conocimiento y angustia- El grueso repite la última frase de la doctrina y la estancia queda sumida en el silencio, salvo por un sonido metálico que va acompañado del gesto del Sumo Inquisidor mientras alza la mano hacia arriba en gesto de súplica a un ente superior. Scahrossar. Cierra el puño y el conjuro se desencadena con violencia. El suelo estalla en puntos concretos y cadenas entrelazadas se abren paso como serpientes hacia arriba, atrapando a Esderian a su paso.

El sumo inquisidor hace otro gesto para controlar algunas de estas cadenas que son las que se enroscan en los brazos y las piernas de Esderian mientras eslabones rechinan y giran.

Mientras las cadenas mantienen entretenido a Esderian, lanza una orden -Traed el fuego de alquimista- y uno de los guardias de la entrada sale con rapidez, dejando patente que lo estaba deseando.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Muro de cadenas mortales. TS de Reflejos reducirá el daño a la mitad. Las cadenas atacan cada asalto y TS de Reflejos para evitar que las cadenas te atrapen. En ambos la CD es 18.

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04/12/2017, 11:32
-Residuos del Dolor-

Las cadenas saltan hacia Esderian mientras los guardias que obligaron a bajar a Ishrad lanzan otra orden hacia él -¡Las armas, al suelo!- le gritan mientras le apuntan con las ballestas. Los lobos, al no ver a su dueño, sólo buscan un lugar para salir y se lanzan hacia la puerta. El guardia que queda dispara un proyectil a uno de ellos. La flecha se clava profundamente en el costado de Triela provocando el aullido del animal pero éste no deja de correr y ambos salen de la estancia.

Al sumo inquisidor no parece importarle.

- Tiradas (3)
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04/12/2017, 11:39
Dugaris

-Van a traer el fuego de alquimista. ¿Lo conoces? es delicioso- comento susurrando al oído de Pain -Te he echado mucho de menos- le mordisqueo una oreja con delicadeza -¿Qué ocurrió?¡Cuétamelo! Pocos en la orden saben qué es lo que te pasó. Dijeron que nos habías traicionado, pero yo no lo creo. Tú no.- Le susurro ahora que el Sumo Inquisidor está distraído, divertido viendo el combate de Esderian contra sus cadenas. -Pero me abandonaste- sigue paralizado por Yhujias por lo que no me fue difícil transformar una de mis manos en una garra mientras lo abrazo. Le muestro mi mano, deforme, transformada en la garra de una mole sombría. El cambio llega hasta el hombro y parte del pecho pues necesito esos músculos para moverla. -Me abandonaste- le repito y con un rápido movimiento clavo la garra en su abdomen, en sus entrañas. -Quiero sentir su sangre de nuevo- aprieto su cuerpo contra el mío -Como en los viejos tiempos ¿eh?- siento cómo sus músculos se tensan, no por el dolor al que está acostumbrado sino por el ataque en sí mismo, por su instinto asesino.

- Tiradas (2)
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04/12/2017, 11:48
-Residuos del Dolor-

La Hiena sale por uno de los accesos del fondo al tiempo que el ataque de Ahradiel impacta en sus cuartos traseros -¡¡Aioiih!!- chilla desapareciendo de vuestra vista. Tras él, Hazir lo sigue con rápidos movimientos. En el interior, Grook intercambia unas palabras con Yzlin y se gira hacia el elemental...

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04/12/2017, 11:49
-Residuos del Dolor-

Como tú, La Hiena es un corredor formidable. Podrías haberlo perdido de no dejar un rastro tan claro. Mezcla de perro ensangrentado y miedo que te resulta familiar y te sigue evocando la arena de combate. Sales del estrecho corredor, desembocando en un colector de aguas residuales bastante ancho. Un río de fango marrón oscuro discurre por él con cierta velocidad. El hedor es espantoso y satura tu olfato, pero ya estabas preparado. Lo habías percibido con antelación y un paño cubre tu rostro. A la izquierda, por el estrecho borde, corre La Hiena, más despacio pues parece haber perdido impulso, cojea y va con cuidado por la piedra resbaladiza a causa de una capa color ocre que la cubre.

Al fondo, la luz de la mañana se filtra desde arriba. Una salida a la superficie. Su salida.

Notas de juego

Lanza un TS de Reflejos a CD 10. Si lo superas, le darás alcance y su reacción será tirarse al suelo boca arriba (como hacen los perros). A medida que huía abandonó la furia. Es decir, que salió corriendo muy rápido, casi sin sentir el disparo de Ahradiel. Pero ahora, el dolor agudo le impide correr. Además sufre los penalizadores pertinentes.

Si fallas, saldrá por la boca de la alcantarilla.

Si pifias, te escurres y caes al río de fango marrón.

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04/12/2017, 11:55
-Residuos del Dolor-

Theod camina hacia Lythrai y Lyssdar. Su primera intención era curar al elfo negro para que siguiera luchando, pero al no ser necesario prefiere curar a la humana que aun drow. No obstante, está con Ahradiel de la noble casa Ur'Dómine y eso hace que, tras sanar a la mercenaria, cure también las heridas de un elfo oscuro.

Grook, mientras tanto, habla con el elemental en una lengua extraña que pocos conocen pero que parece surtir efecto. El elemental no se tranquiliza de momento (no permite que nadie se le acerque) pero no parece que vaya a iniciar un ataque inminente. Para ayudar a Grook, Greta, delante del elemental y en un gesto de valentía, envaina su espada y le muestra las manos desnudas.

Poco a poco, en el tiempo que Theod cura a los heridos, el elemental recobra la cordura.

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04/12/2017, 11:59
Etharium

Lo primero, un agudo dolor de cabeza le obliga a llevarse la mano libre a la sien. Tras ello, con el ceño fruncido, mira a los presentes y su actitud. -¿Será un truco?- En su mente resuenan frases en el lenguaje primordial. Mira al pequeño que las ha pronunciado y asiente. Se incorpora en toda su altura (imponente) y da un paso hacia Greta y él. -Gracias- dice en común para que la humana pueda entenderlo también. La palabra va acompañada de una ligera reverencia. Tras ello, algo desorientado, mira en derredor intentando ubicarse y su mente va recordando, poco a poco, cómo fue controlado, manipulado, desprovisto de todo, como un títere. El fuego de su interior se va haciendo más intenso y sus ojos destellan. La temperatura de la habitación comienza a levarse debido al intenso calor que emite. Grook y Greta se ven obligados a dar un paso atrás. -¡AAAAAARGH!- Grita para aliviar la frustración y da un fuerte golpe contra su propio escudo con la mano libre. Tras ello, el calor disminuye y todo va volviendo poco a poco a la normalidad.

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04/12/2017, 12:03
-Residuos del Dolor-

A tu espalda, escuchas un grito gutural -AAAAAARGH- proveniente del elemental y, a continuación, un golpe que retumba en las alcantarillas. Luego, silencio.

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04/12/2017, 16:07
Hazir Al-Tamsa

Aquella maldita criatura corría como si le persiguieran todos los demonios de los Nueve Infiernos, y realmente no era para menos. Había visto cómo todos sus soldados eran eliminados en una abrir y cerrar de ojos, y había sentido su alfanjón a centímetros de la cara, cosa capaz de desmoralizar a casi cualquiera. Sus líderes habían huido, y se había quedado solo en una sala llena de enemigos, por lo que su reacción era tan cobarde como natural. Corrió, con el viento silbándole en los oídos, con el suelo huyendo a toda velocidad bajo sus pies. Derrapaba sobre la piedra, a más velocidad de la que cualquier humano hubiera podido alcanzar, pero, aun así, pronto perdió de vista a su objetivo. Era un bárbaro, como él, y eso significaba que también era un corredor rápido incluso para su raza. Le llevaba ventaja por los pasillos, y eso habría supuesto el final de la persecución si Hazir fuese solo un bárbaro normal y corriente. 

Pero no lo era, de hecho estaba lejos de serlo, y el rastro de la hiena era claro como un río de oro. La herida hecha por el arquero sangraba abundantemente, habría que estar ciego para no verlo, y habría que ser un humano sin nariz para no oler a la hiena: miedo, pelo mojado y sangre. Del mismo modo en el que uno es capaz de reconocer su nombre aunque se pronuncie en una sala llena de gente hablando, Hazir reconocería ese olor entre mil. Incluso allí, en una alcantarilla fétida, restallaba claro contra sus fosas nasales como la mayor de las fragancias: era el aroma de las arenas de combate, era el olor acre del miedo y el sudor en el pelo de gnoll. Incluso sin el cocodrilo dentro, Hazir jamás habría podido perder aquel rastro. 

Tras unos minutos de intensa carrera, en los que Hazir rastreó como un implacable lobo las alcantarillas, se encontró con una amplia tubería de residuos fecales, e inmediatamente se cubrió el rostro con un paño. No solo para ocultar el olor, que era como una bofetada: los residuos humanos eran muy tóxicos, y no quería que le salpicaran. No sabían cuánto les quedaba de misión, y no era buen momento para caer enfermo. Por suerte, no tenía heridas que pudieran infectarse, pues lo que quedaba del ataque de los lagartos era solo el daño interno que las descargas habían provocado. 

Al doblar la esquina, por fin vio a su presa, y tanto él como el cocodrilo de su estómago se relamieron al unísono. No iba a dejarle escapar, ningún licántropo lo haría, y ahí lo tenía, cojeando, vulnerable y debilitado como un cansado camello que se acerca a beber al río sin saber que dos ojos reptilianos le acechan desde las profundidades. 

Atacó tal y como lo habría hecho el cocodrilo: rápido como el rayo y sin darle la menor oportunidad de escapar. La salida estaba cerca, muy cerca, pero nunca llegaría a ella. De dos rápidas zancadas salvó el espacio que les separaba, con el alfanjón silbando en la mano, y cayó sobre él. Resultaba evidente que la sharkandir le había abandonado ya hacía rato, y ahora notaba los efectos de la furia desaparecer, por eso había disminuido su carrera, y por eso cojeaba, pues aún tenía la flecha del arquero clavada. 

Hazir le alcanzó sin dificultad, y la hiena se echó al suelo, boca arriba, sin más resistencia. El quishashi le puso un pie sobre el pecho, inmovilizándole, y el filo del alfanjón en el cuello. Su primer impulso, lo que le gritaba su instinto, era que le decapitara inmediatamente, allí mismo: un bárbaro no era bueno como prisionero, era demasiado salvaje, demasiado peligroso, y además estaba claro que poco iba a saber un mercenario contratado, pues estaba claro que eso era. Sin embargo, recordó a Grook diciendo que no le mataran, y que él podría saber algo. Para información ya tenían al elemental, por lo que la hiena era innecesaria, y sin duda, de haber estado solo Hazir, le habría degollado sin más preámbulos. Sin embargo, aquella era una de las desventajas de trabajar en grupo, tendría que hacer por lo menos algo de caso a los demás. Por desgracia. 

El alfanjón, apoyado sobre el cuello de la hiena, hizo que un hilo de sangre le corriera por el cuello. Estaba tan afilado que el mero contacto ya cortaba: si tuviera barba, Hazir habría podido afeitarse con él. Si el gnoll se movía lo más mínimo, se cortaría él solo el cuello. Hazir dejó que la locura, la ira y el fondo oscuro de depredador tras sus ojos se revelaran con toda su crudeza, mientras apretaba el pecho de la criatura con el pie, casi sin dejarle respirar. Con voz grave, baja y silbante como el sonido de una cobra, le dijo:

-Si hablas la común, es momento de que empieces a contarlo todo. Si te mueves, te corto el cuello, y si gritas o te vas por las ramas, lo mismo. -apretó un poco más- y date prisa. Soy un hombre ocupado.

¿Dónde han ido nuestros compañeros? ¿Quién te ha contratado? ¿Ese ilícido es parte de los Scharochamierdas? ¿A dónde da este túnel?

- Tiradas (2)

Notas de juego

Uo, dos 18 xD

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05/12/2017, 06:58
La Hiena

Al darle alcance La Hiena gime, se revuelve y a punto está de saltar a las aguas fecales si con eso escapa del verdugo quisashi. Pero fuiste más rápido, más preciso. Cayó al suelo, retorciéndose hasta que tu bota lo inmovilizó contra la fría y húmeda piedra. El filo le rozó;  al sentir su sangre alza la barbilla como si estirar el cuello evitara más daños y levanta las manos dejando el hacha a su costado. -No- su voz temblorosa sale como un susurro y con gran esfuerzo por la presión en su pecho y la tirantez del cuello -hablaré, hablaré- continúa con dificultad. Traga saliva y el movimiento de la nuez provoca que el alfanjón abra un poco más la herida y otra gota de sangre se desliza por el cuello. -Nos contrató una mujer, Dugaris es su nombre, de los Scahrossar.- Sus ojos no parpadeaban, estaban fijos en tu brazo, tenso, empuñando el arma -El ilícito se llama Yhujias. Ambos estaban en la estancia y ambos nos abandonaron. Dugaris... no, espera, no sé si el ilícito es miembro de esta secta de locos o es otro mercenario, pero Dugaris es la mano derecha del Sumo Inquisidor.- Niega con la cabeza -No sé dónde han ido tus amigos pero sí dónde están las celdas.- Comenta... cierra los ojos y sientes que ese es el momento en que su voluntad termina de hacerse añicos -Me han traicionado esos canallas.- Te mira y detectas el odio en sus ojos, la furia dentro de él que se asoma sin tomar el control -¡Mátalos!- se agita hacia a ti y a punto está de rajarse el cuello con el arma. -Alguien os ha traicionado- afirma -No sé quién lo ha hecho. Creía que estábamos ahí para mataros a todos, pero sólo han cogido a tres de vosotros y se los han llevado.- Las últimas palabras se exponen con amargura -Me han traicionado- repite con tristeza y ríe con dificultad -supongo que debí haberlo visto venir- vuelve a mirarte -es una trampa y tienen un arma que usarán contra Arkhania- sentencia con seriedad -Consiste...- pero no puede seguir hablando. Un hedor insoportable llega hasta vosotros y, de pronto, todo lo que había en su estómago está esparcido por la cornisa con espasmos y desagradables bocanadas. -¡Aah!- da un grito y un tirón, pero no puede mover la pierna.

Quitas el pie del pecho y te giras, el nauseabundo fango amarronado de las cloacas se alza ante la pareja. Aferra un pie del gnoll con un pseudópodo viscoso que parece estar recubierto de una sustancia amarillenta corrosiva. Herramientas oxidadas, trapos viejos y trozos de animales putrefactos se ven arrastrados, destrozando sus bordes contra la piedra cuando el cieno se mueve.

-¡Auh! Quema... No me dejes así. Esa salida da a un callejón... ah aaaah... junto a la plaza central... ¡aaah!¡¡Os ayudaré!! ¡¡¡Lo juro!!! ¡¡¡¡Estaré en deuda con tigo!!!!¡¡¡¡¡CON TODOS!!!!! ¡¡¡¡¡AAAAAAAH!!!!!- 

La protuberancia del cieno tira de él hacia el río de aguas residuales mientras La Hiena, desesperadamente se agarra a cualquier saliente destrozándose los dedos en cada grieta con cada tirón, visiblemente desesperado.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Debes superar un TS de Fortaleza por el hedor que despide. La CD original es 21 pero como has tenido la precaución de taparte la boca con un trapo la reducimos a 19.

Si fallas quedarás indispuesto durante 10 asaltos. Afortunadamente, el cieno no te ha cogido a ti, sino a La Hiena. Y estará entretenido durante un buen rato.

Para saber qué es esta criatura es necesaria una prueba de saber (arcano).

Opción:

1) eliges salvar a La Hiena cortando el pseudópodo. Ésta se os unirá para ayudaros. Está claro que no es un aliado fiable (cambia de bando al verse traicionado) pero hasta el final de esta misión, no tiene otro bando al que cambiar. Si vuelve con los Scahrossar lo matarán (quizá de una forma peor que ser devorado por un cieno séptico). Pero el cieno se enfurecerá y os seguirá. Deberéis luchar contra él.

2) no salvas a La Hiena. El cieno la arrastra y no lo volverás a ver. No será una amenaza cuando tú y el grupo decidáis pasar por las alcantarillas porque estará comiendo en el fondo de ese río de aguas fecales.

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05/12/2017, 19:03
Ahradiel Ur'Domine

Bien, aquel Cobold y Greta parecía que habían hecho un buen trabajo con aquel elemental, y aunque mi disparo no detuvo a la hiena, si que habrá mermado su velocidad, al menos lo suficiente para que los demás podamos darle alcance, además de que ya estaban atendiendo a los heridos, por lo que solo quedaba un asunto pendiente, la desaparición de nuestros compañeros, para lo cual, la mejor opción para obtener información, sería capturar vivo a aquel que dejaron atrás - ahora iré a apoyar a quien fue a perseguirlo, señorita Davenrost- dije mientras me acercaba a la rubia con los mapas en mano -aquí hay información para facilitar un poco su misión, sería bueno que los estudiaran mientras vuelvo con el preso y el enemigo- así tras entregarle los mapas, comencé a correr y saltar por las alcantarillas, rastreando la ruta por la que se habían ido la hiena y el preso, afortunadamente, ninguno se había molestado en ocultar su rastro por lo que hallarlos sería fácil, aunque no así alcanzarlos 

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06/12/2017, 10:20
Esderian Fonn'Aster

Esa escoria se acercó con lentitud. Rezando una letanía a su diosa, la misma que la de Pain. Aferré el mango de mi arma sintiendo su tacto, su peso. Estaba preparado para el combate, preveía que pudiera usar algún tipo de magia ofensiva en forma de rayo o quizá una esfera de fuego así que en ningún  momento aparté la vista de mi enemigo.

Se coloca a mi altura. Alzo la barbilla con orgullo y el combate comienza. El suelo se sacude y un muro de cadenas nos separa. No tengo tiempo de esquivarlo y los eslabones, con sus púas y cuchillas, me hieren en el muslo izquierdo y el pecho. Salto hacia atrás y golpeo con la espada para evitar ser atrapado. Retrocedo hasta ponerme fuera del alcance de aquello y cambio la espada por el arco. -Quizá encuentre un hueco entre las cadenas-

- Tiradas (2)

Notas de juego

Muro de cadenas mortales. TS de Reflejos reducirá el daño a la mitad. Las cadenas atacan cada asalto y TS de Reflejos para evitar que las cadenas te atrapen. En ambos la CD es 18.

Primera tirada: fallo, me como los 12 pg

Segunda tirada: éxito, me alejo de las cadenas

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07/12/2017, 00:54
Hazir Al-Tamsa
Sólo para el director
- Tiradas (3)

Notas de juego

Si doy al cieno con 20, le hago 22 de daño.

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07/12/2017, 17:19
-Residuos del Dolor-

Ahradiel siguió el camino lógico que Hazir y La Hiena habrían seguido y no tardó en llegar al colector principal. Una galería ancha por la que discurre un río de fango marrón oscuro tan pestilente que no puede evitar llevarse la mano a la nariz. A ambos lados discurre un pequeño saliente de piedra enmohecida que luce una capa de sustancia ocre bastante desagradable y resbaladiza.

Un ruido llama la atención del elfo a su izquierda.

Hazir se gira viendo cómo el río se alza tras ellos. El quisashi pisaba el pecho del gnoll y lo mantenía dócil con el alfanjón al cuello hasta que la criatura (el río de residuos parece cobrar vida) se alzó tras ellos.

Al fondo, se encuentra la salida de las alcantarillas.

Hazir podría haber dejado que el cieno se llevara a La Hiena y, mientras se la come, tendrían paso franco hasta la superficie. Sin embargo, el gnoll podría ser un gran aliado. No tuvo que pensárselo. Ataca el pseudópodo con el que mantiene la pierna del gnoll aferrada. La protuberancia se diluye en un charco que regresa a su dueño mientras La Hiena se incorpora. El cieno, que hasta el momento lucía un tono marrón claro, parece temblar y exudar una sustancia ocre de la que emanan vapores tóxicos. Una gota de esta sustancia cae junto a la pareja y comienza a fundir la piedra. -¡Corre!- grita el gnoll a Hazir. La Hiena lo insta a regresar con el resto de sus compañeros.

Notas de juego

Ahradiel, el hedor es tan intenso y desagradable que debes hacer una tirada: Olor nauseabundo (TS fort CD 21).

Si fallas quedarás indispuesto durante 10 asaltos. Afortunadamente, el cieno no te ha cogido a ti, sino a La Hiena. Y estará entretenido durante un buen rato.

Para saber qué es esta criatura es necesaria una prueba de saber (arcano).