Partida Rol por web

-Vuestra manera de entender el mundo es más acertada que la de otros dioses. Vuestra postura me beneficia. Como ya sabéis, por el tiempo de conflictos (la Guerra Divina) las fronteras entre los planos se diluyeron y los dones caímos a la dimensión mortal perdiendo parte de nuestra esencia al mezclarnos en vuestros asuntos. El resto de dones ha regresado ya, todos salvo uno. Mi más mortal enemigo. Inspiración.- Alzo la mano hacia Pain, como si pudiera leer sus pensamientos -No, no quiero utilizaros para mi campaña personal. Quiero liberaros porque siendo vosotros mismos, implantando de nuevo vuestras doctrinas, contribuiréis al regreso de Unrir- 

-Buscad la libertad, sed vosotros mismos. Pero sabed que no sois los únicos, aunque sí los más prometedores-

Roriarkas parecía haberle malentendido, quiso dar una explicación a la muerte de la sacerdotisa, lo que le molestó a la tiflin fue esa mirada molesta, ¿manía de juntarle a un bando? ¿Lo dijo por pedirle ser uno de sus generales? El "bando" como lo llamó él de Nickar no era una facción, era el todo, era el nada, cuando le ofreció aquel puesto quería que entendiera que no le olvidaba, sus generales eran libres de llevar su camino como creyeran conveniente... Tal vez pensó que le daba igual la caída de Eliannha y no era así, le molestaba, pero ofuscarse en ello no le ayudaría en nada. Ya le dijo una vez que no necesitaba ser de su futuro grupo, que le bastaría con que decidiera visitarla de vez en cuando...

- lo creas o no, me hubiera gustado tenerle cerca, sabe mucho que desconozco, y el conocimiento es poder... Aun así, no puedo lamentar cada paso, aciertos o fallos, si me detengo estoy muerta... Veamos quien llega, me inspira la curiosidad - miró a quienes tenía cerca - si alguien tiene cualquier información de ese volcán con piernas y consciencia estará bien saberlo.

Aun no sabía nada de la celda misteriosa, a ese paso tendría que ir a comprobarla personalmente. Se comenzó a acercar a la plaza, con una sola idea en la cabeza, si no sabía como llegar a los mandamáses, quizás debería crear una expedición hacia las celdas inferiores. ¿Por eso algunas culturas situaban el infierno a sus pies? ¿Por esa sucia manipulación de mantener a esos dioses en esa posición?

Miró al gigante y habló con calma sin acercarse en exceso para no molestarle - bienvenido, no se de donde vienes, pero si puedo ayudarte será un honor conocer tu historia.

Sus armas seguían enfundadas y solo adelanto una mano para invitarle a hablar - si quieres podemos ir a un lugar sin tantas miradas si te son molestas.

Comadreja y tú subisteis pero por un camino alternativo. No por la escalera de acceso que desemboca en El Grosero, sino por la zona de la cocina del refugio de Virming. Al otro lado de esta habitación cuadrada donde no hay señales del sirviente invisible, al otro lado de una puerta secreta muy bien oculta, se encuentran los aposentos privados que desembocan, a través de otra puerta oculta tras su armario, a una red de túneles y galerías subterráneas.

-Sigue el musgo verde- comentó Comadreja -Te mantendrá a este nivel. Si tomas algún corredor que contenga musgo seco, estarás descendiendo y adentrándote en el pabellón de los presos más peligrosos.- No te hacía falta ver el tono rojizo del musgo seco pues su olor se hacía evidente. Los túneles superiores mantienen un aroma familiar. -Pero ten cuidado en ciertas noches pues los cambiaformas se desplazan por aquí- concluye avisándote -Ahora estamos seguros. ¡Vamos!-

Al llegar a la superficie tus oídos escuchan más allá de las calles y callejones cercanos. La conmoción por las muertes es generalizada. Todos los bandos de la prisión han sufrido alguna pérdida. Virming, Hernst y Roriarkas cuentan hoy con menos hombres que ayer. Por lo que la victimología no determina (a priori) sospechosos en uno u otro grupo.

En determinado punto, acercándoos a la plaza delante de El Grosero, pero por otro ángulo, escuchas una conversación curiosa que estás seguro que Virming no ha detectado.

-Han habido algunas purgas indeseadas, Eliannha entre ellas, por otro lado... - es la voz de Roriarkas -llevada por la ayuda de la propia fallecida, he fundado el arca, esperó que seas uno de mis generales...

-Comadreja quería hablar contigo, seguro que en un instante tendrás a caracortada y algún otro llamándote, así que te ahorro una intervención.- Pausa -que me dorias de usurpar el lugar de Rosen...- Nickar se detiene en su argumento y añade -nada, pobre al día primero... 

Presientes la ira de su interlocutor y el dolor. Roriarkas, con voz algo congestionada (en realidad imperceptible para un humano) contesta -Purgas indeseadas. Eliannha- Por la voz, la tensión, sabes que está a punto de dar un bofetón a Nickar. Pero se contiene. -Han habido purgas indeseadas- había dicho. -¿Qué te hace pensar que me interesa ningún bando?- masculla con los dientes apretados -¿Dónde está el cuerpo?- pregunta pero no deja que Nickar responda -Escuchame atentamente. Mi banda es tuya, mi grupo es tuyo. Si alguien vuelve a intentar vincularme a un bando u otro lo enviaré a una verdadera prisión el resto de sus días- sus puños se aprietan, crujen sus nudillos y dejas de sentirlo al tiempo que añade -Soy un renegado de este mundo-. Sin duda ha usado algún tipo de conjuro de teleportación.

Amok, cuyo olor se te antoja muy intenso, entra en escena. -No lo necesitamos- casi puedes imaginar el desagradable aliento del bruto -Pero ha aparecido un nuevo preso- alzas la vista y, es cierto, un cuerpo que desciende lentamente envuelto en polvo -...y es grande.-

Al tocar la superficie se movió deprisa, cauteloso, pese a su cuerpo grotesco parecía un animal asustado, pero la resonancia que provocaban sus pisadas (haciendo retumbar los cimientos del edificio más profundo), denunciaban su enorme fuerza. Al ver las miradas cerró los puños y se preparó por si tenía que luchar. Sus articulaciones crujieron y su fuego interior se tornó rojo. La temperatura a su alrededor comenzó a subir.

Fue Nickar (que aún está por los alrededores) la primera en acudir a la mole de roca y fuego, apaciguando con dulces al ser desconocido.

Cuando estás lo suficientemente cerca, distingues la inteligencia en sus ojos y una profunda pena. No parece entender tus palabras pero sí tus gestos. Observa tu mano suave adelantarse hacia él, pero ve tus alas, tus ojos rojos, tus cuernos negros sobre el liso cabello blanco. -Eeeeeeeemmmmh- emite un sonido gutural, ronco, exhalando humo negro traslúcido y, mucho más tenue, como un susurro, pronuncia una palabra -Fooooonnn'Aaaaaasssteeeeeeer-

Adviertes que le cuesta hablar y distingues roturas en la roca que forma su cabeza, su cuello, su tórax. Éste elemental ha sido torturado, pero indudablemente conoce a la organización mercenaria de la que Lythrai forma parte.

Acto seguido posa una mano en su pecho y, no sin dificultad, añade -Amiiiigo, Irvina- Irvina, el nombre de la reina Azur, la protagonista de vuestra misión.

Un personaje interesante ¿pero amigo de la reina Azur? ¿Como actuar ante él? Aquella reina no tenía su simpatía, de hecho, la habría matado sin dudar, pero al parecer tenía aliados interesantes, y si no quería desperdiciar su intento de ganar la simpatía de aquel elemental, debería aceptarla como futura sierva encargada de una sección de su reino mundial, eso le impediría adquirir el reino azur de manera automática, pero era la mejor opción. ¿Como proceder pues? Solo se le ocurría una manera.

- Fonn'Aster está de misión - despacio para que no malinterpretara el gesto, tomó su estilete y lo llevó ante su propio rostro - salvar reino Azur - hablaba con calma, si le costaba tanto hablar era preferible ser paciente, enfundó su estoque y posó su mano en el pecho - te ofrezco asilo a mi lado, hasta que vuelva Fonn'Aster - no quería dejar en manos de cualquiera a aquel personaje, además no sería malo que Lythrai le debiera una.

Miró a su lado, seguramente nadie cercano conociera la lengua de aquel ser. Solo podía esperar ser comprendida, si en vez de actuar agresivamente había intentado hablar, supuso que debía estar actuando apropiadamente.

Los sentidos superdesarrollados que ahora poseía le permitían ser consciente de cosas que los simples mortales no podían percibir. Por eso no necesitó valerse de los ojos para moverse por aquellos túneles, le bastó con su olfato. No dejaba de maravillarse con todas las cosas que ahora podía hacer que antes jamás habría pensado que podría llegar a realizar. Como escuchar conversaciones en la distancia, cosa que hizo en cuanto salieron a la superficie.

Nickar parecía estar negociando con Roriarkas para fortalecer su “imperio”, pero el hombre no parecía estar muy de acuerdo con ella. ¿Es que la tiflin no se daba cuenta de que iba a acabar con una daga entre los hombros de seguir así? Desde luego, nunca dejaba de sorprenderle…

Y justo cuando las cosas se ponían interesantes, Roriarkas se marchó, dejando a Amok con Nickar, hablando sobre cosas que realmente no interesaban a Serge. Bueno, no le interesaban a medias, porque podía ver claramente la cosa que descendía hacia la prisión, envuelta en una nube de polvo.

 -¿Qué demonios es esa chose?

Parecía fuerte y peligrosa. Y en cuanto aterrizó, adoptó una postura de combate y empezó a subir su temperatura, como si estuviera hecho de fuego. ¿Sería un elemental? Maldición, si decidía ponerse a luchar, las cosas podían acabar muy mal para todo el mundo. Y para empeorar las cosas, Nickar había ido a hablar con él, intentando tranquilizarle. Como la conversación saliera como la que había tenido con Roriarkas, iban a acabar convertidos en una parrillada de criminales. La cuestión era, ¿intervenir o escapar?

 -Virming, ¿conoces a esa criatura? ¿Qué possibilités crees que tiene Nickar de hacer que nos maten a todos?

El ser accede a acompañar a Nickar, la única mirada no hostil que ve en la plaza. Su caminar es lento pero la tiflin demuestra una gran paciencia. Pese a que muchos desean abordarles, ninguno da el paso pues no conocen este tipo de elemental y ya han tenido suficientes explosiones y muertes en Arkham... por ahora.

Mirando a quienes estaban cerca, sonrió, enemistarse con algo que no se conocía nunca era buena idea, pero era molesto no poder comunicarse. Pensó si aquel recién llegado sabría algún idioma coincidente con ella.

Acompañó al elemental flotando con calma, sentada en el aire pensativa, ya no sabía muy bien que hacer, quería saber quien había en la celda de su llave, quería patrullar y dar caza a los asesinos, quería mantenerse informada de quienes llegaban, necesitaba reclutar a más gente,... Demasiadas cosas.

Cisco, Amok, Nameoght, no contaba con más nombres tras la muerte de Eliannha, a parte de aquellos que ya le estuvieran sirviendo sin siquiera haber dado sus nombres, por ello habló a quienes le rodearan por si alguien pudiera responder - ¿algún presente seguía a Eliannha? ¿Alguien que esté dispuesto a honrarla y extender su legado? - necesitaba un grupo capaz de sanar, y si no eran capaces de ello, quizás alguien quisiera unirse en honor a la sacerdotisa igualmente.

Su vuelo se dirigía a un lado, para que el "nuevo" pudiera descansar de miradas. Pero también necesitaba pensar, la sacerdotisa era básicamente su "mejor cara", el rostro y la bondad que atraería a otros humanos y entes benignos, Nameoght podía suplir ligeramente esa sensación de que su grupo no era solo para seres agresivos, pero necesitaba a alguien más.

Sus pensamientos no acababan ahí, querría también contactar con los drows de fuera de la prisión, para extender el manto de su control, y saber si el viejo ingeniero con el que tuvo ocasión de hablar al fin, podría hacerle un pequeño objeto especial... Una vez más, demasiadas cosas.

Y... Podría haber algún modo de llegar hasta los enanos de azur? Esos seres eran orgullosos, si les hablaba en su idioma, quizás podría llamar su atención.

-Esa cosa es un interesante giro de los acontecimientos. Es uno de los siervos de la reina Azur- miro con curiosidad a Serge -Parece que tus compañeros están haciendo un buen trabajo- sonrío con cierta envidia -Su consejo privado está formado por tres integrantes: un guerrero de élite, un consejero y un ladrón. Y una especie de guardaespaldas elemental. Es evidente que ha perdido al guardaespaldas.- Cuando el vampiro me mira encojo los hombros -Intentemos sacar provecho de ello.-

Miramos como Nickar se aleja -¿Conoces bien a esta tiflin? añado tras verla desaparecer.

Roriarkas había desaparecido, pero no tardaría en volver. Mientras tanto, una nueva noticia llegó a vuestros oídos por medio de observadores que Virming tiene apostados por la prisión. Herst "El envenenador" ha regresado de su misión.

¿Mi forma es... mejor? Me relamí, ansioso, notando un sabor metálico en la lengua. Mi sangre. Sin querer, sin darme cuenta, me había mordido el labio. Un dulce néctar.

Primero Gerkashan, traidor y renegado a Scahrossar. Me había incitado contra mi propia Diosa, me había llamado a sus filas para acabar desde dentro con todo lo establecido. Después, Desesperación, decidido a crear una guerra allí mismo y, cuando derrumbaran los muros de la prisión, por todo el mundo. Un mundo que se sumiría en las tinieblas, dónde yo podría moverme sin miedo a nada, pues sería el único terror de la eterna noche. Era una cruzada que podía perseguir. Juntos, me habían dado poder y un objetivo, cosas que no iba a desaprovechar.

De un salto, me puse en pie y miré a aquellos Avatares que tenía a mi alrededor, sonreí bajo mi máscara y asentí al fin. Habían sellado el destino de Arokham con tan solo unas palabras. Y yo sería la mano ejecutora. Tan solo necesitaba un poco de ayuda. Y viendo que La Estirpe no parecía dispuesta, debían valer ellos.

—Tal vez podáis ayudarme. Si queréis hacer esto, necesitaré la ayuda de una mujer. ¿El apellido Ir'van os suena de algo?

Aquella información hizo sonreír al ladrón. Así que sus compañeros estaban triunfando allí donde él había caído, eso siempre era bueno. Qué ganas que tenía de reunirse con ellos, especialmente con Yzlin y Lythrai, con su suave y tierna carne gritando “muérdeme”.

Sacudió la cabeza para centrarse en lo que tenían delante y alejar las fantasías de su mente. Puede que sus compañeros estuvieran triunfando en su misión, pero ellos podían tener muchos problemas con aquel guardaespaldas elemental.

 -¿Que qué se de Nickar? Bueno, la conocí casi al mismo tiempo que a ti, por lo que no es como si lo supiera todo sobre ella. Pero también es cierto que esa fille hace poco por ocultarse. Lo que ves es lo que hay, una tiflin joven y magnifique que tiene unos aires de grandeza lo bastante grandes como para llenar esta ciudad. Si puede sacar provecho de una situación, lo hará. Y si está hablando con ese elemental, es porque quiere convertirle en su siervo. Así es como trata a tout le monde que colabora con ella.

Y si llegaba a hacerlo, se podía liar una buena. Ojalá ese elemental tuviera más ego de lo que parecía a simple vista.

El elemental caminó a tu lado en silencio. Su paso pesado retumbaba en los edificios cercanos provocando un rítmico resonar que ayudaba a hilar pensamientos.

[Pumg... Pumg... Pumg]

Lanzaste la oferta referente a la difunta Eliannha obteniendo como respuesta ceños fruncidos, cejas arqueadas, murmullos de curiosidad pero ningún voluntario (por ahora). Te fijaste en que, con tu voz, el elemental inclinó la cabeza al escucharte pero no dijo nada. No estás segura de que entendiera las palabras, menos aún el contexto.

Sumida en las reflexiones llegaste al hogar de Roriarkas, donde Nameogh quedó boquiabierto al contemplar la mole de roca y sentir cómo la estancia rápidamente adquiría una temperatura agradable.

-¿Habéis sentido eso?- Un ligero retumbar sacudía levemente la estancia, lento, rítmico. Pero no sabría de qué se trataba hasta que Nickar y su nuevo acompañante llegaron.

Al verlo, por acto reflejo, sondeó su mente en un rápido barrido buscando amenaza pero sólo encontró pesadumbre, miedo e incertidumbre. Indudablemente era un ser impresionante, pero no había maldad en su interior. Con el sondeo supe también que no conocía nuestro idioma. Así que me puse en pie, hice una cortés reverencia a Nickar para que el elemental viera que estoy con ella y posé la mano sobre mi pecho. -Nameoght- dije con voz firme. Él repitió el gesto y pronuncio su nombre -Etharium- por su pronunciación corroboré que no habla común. -¿Quizás infracomún?-

-Es un ser increíble, Nickar- le digo si apartar la mirada de la mole de roca caliente. Apenas si le llego a la altura de la rodilla. -¿Te has fijado en sus ropas? Son de una calidad exquisita. ¿De dónde viene?- Podría seguir sondeando sus pensamientos, pero era una violación de la privacidad de la criatura que no estaba dispuesto a ofender.

-Por otro lado, como consejero, me encuentro con cierta incertidumbre sobre nuestros objetivos. ¿Cuál será el rumbo de la organización? ¿Qué lista de tareas debemos cumplir? Mi consejo es hacer una lista y después encuadrarlas en el tiempo. Aunque antes de sentarnos a hablar, tengo curiosidad de qué vas a hacer con él- Señalé al elemental.

El resto de divinidades se miraron al escuchar el apellido Ir¡van pero sus rostros inexpresivos no eran prometedores. Entre tanto, el avatar rojo ya había sembrado la semilla de la destrucción de la prisión, de la liberación, no tenía sentido que siguiera allí.

Inesperada pero convenientemente, fue Kirshnarj quien se adelantó a los otros dioses -Hay una Ir'van en la prisión, en los niveles inferiores: Leixle Ir'van.- Pronunció con cautela y respeto. Casi no se le notaba el deseo por complacer, por ser útil.

-En los niveles inferiores hay seres muy interesantes- comentó el avatar de Shar y, por interesantes se refería a poderosos. Pese al ritual divino la simbiosis entre humano y deidad no era perfecta, por lo tanto, la parte mortal seguía siendo vulnerable a ataques sin poder recurrir (aún) a sus dones divinos y una acumulación masiva de daños rompería la simbiosis al acabar con la vida de la parte mortal y devolviendo a la divinidad a su celda.

...Y si está hablando con ese elemental, es porque quiere convertirle en su siervo. Así es como trata a tout le monde que colabora con ella.- Serge terminó la frase y exclamé con una carcajada: -¡Jaja! Ese elemental es fiel siervo de la reina Azur. Si eso es lo que pretende se va a llevar una desilusión.- 

Inspiré hondo y mi mente comenzó a reflexionar por otros caminos -Me temo que la liberación de Rosencrantz se va a aplazar por ahora, hemos perdido a Roriarkas y Leixle no creo que sea muy colaborativa. Sin embargo, hay otro que vendrá muy bien a nuestra causa, sea la liberación del antiguo líder de La Aguja o cualquier otra: Ascario. Un mago versado en la adivinación. Su historia estuvo ligada...-

Pero alguien me interrumpió al pronunciar el nombre de Serge y ambos nos giramos.

-¿Serge?¿Eres tú?- Lo veía, pero albergaba sentimientos contradictorios. Por un lado, mis ojos me decían que sí, que es mi compañero y amigo Serge Leblanc. Pero por otro lado y por primera vez, sentí miedo. -¿Quizá por su compañís?- Era una sensación rara e inexplicable.

Pero cuando el ladrón se giró y la sonrisa apareció en su rostro al verme, no tuve duda y me lancé para abrazarlo. -¡Serge!- exclamé mientras lo hacía. Lo cierto era que en el grupo en el que me tocó viajar (con Hernst) no estuve nada cómoda, más bien todo lo contrario. Lo abracé y el nerviosismo me impedía dejar de hablar -¿Sabes algo de los demás?¿Han vuelto?¿Vamos a la torre de Roriarkas? Todos están bien ¿verdad? me enteré de las explosiones. Tienes que ponerte más abrigo, estás frío, te vas a resfriar y aquí no creo que haya muchos sanadores. ¿Has escuchado lo del asesino? Que raro que aún no lo hayan cogido aquí, ha levantado odio entre los presos.- Al notar la mirada de Virming alcé la vista hacia él. También sonreía. Me sonrojé (la sangre de su corazón bombardeaba sus mejillas con un pulso rítmico y apetecible).

-Me alegro de verte a ti también, Comadreja. ¿Todo bien?- les dediqué a ambos una amplia y cálida sonrisa.

Allí estaba Nameoght, recibiendo al recién llegado, y preguntando por próximos movimientos, y por Etharium,...

- sobre él, primero dejarle descansar lejos de tantas miradas, por lo poco que se, es amigo de la reina Azur, y conoce a una... ¿Amiga? No se, ese termino es un poco extraño para mi, no creo que "los amigos" que he tenido, sean lo que otros seres llaman amigos, conocida sería más correcto creo...

- ¿elven? - preguntó al elemental en nidioma elfo, ese idioma no creía que le molestara escucharlo, después cogió aire, y volvió a mirar a Nameoght - demasiadas cosas debemos hacer,... Una lista... Mmmmm - suspiró le daba pereza enumerarlas todas.

- ahí voy, tomas nota? - dejó unos segundos antes de soltar el chaparrón de cosas que deseaba hacer...

1. Encontrar a alguien que pueda hablar con él amistosamente, que se sienta cómodo...
2. De paso que me transmita los sonantes básicos para aprender su idioma...
3. Encontrar a alguien que muestre que en mi reino todos son bienvenidos, algún humano a ser posible fuerte que pueda alzar su propio estandarte.
4. Necesitaremos sanadores, ya sean magos, paladines o druidas, el ataque puede ser una buena defensa pero si se muere de poco sirve. A menos que su cultura honre al que perece en batalla.
5. Deseo saber que prisionero hay en la celda cuya llave poseo, para saber si será o no propicio para nosotros liberarle o mantenerle donde está.
6. Contactar con los drows de fuera de la prisión y saber si aceptarán ser otro de nuestros estandartes, ya hablé con ellos una vez, y se que son poderosos.
7. Averiguar como salir de aquí, quiero hablar con los enanos que parecen estar truncando las cosas en la misión, son muy orgullosos, y me caen realmente bien, aprender su idioma fue un honor para mi.
8. Contactar con Daebius un ingeniero bastante interesante, para preguntarle si me podría hacer un artefacto que controle la gravedad de mi alrededor, así como lo que me pedirá por ello, más el mensaje "las máquinas de asedio deberán esperar". Esta 8a la dijo en voz baja a Nameoght, no quería que "las paredes escucharan", ese era un pequeño encargo personal.
9. Ofrecer un mensaje a quienes temen dar un paso adelante, "un millón de hormigas pueden matar a un oso, les invito a ser parte de ese grupo y a escoger por votación al líder que les represente y porte el estandarte".
10. Quiero interferir en un evento peculiar, pretenderán mandar a un grupo extraño "yurik, leisle, Rosencrantz y Ahradiel", quiero saber donde y cuando, solo necesito que Rosencrantz reciba un mensaje - susurró el mensaje a Nameoght - "se que quieren que mates al don del tiempo, es una trampa,cuando lo hagas todos a quienes amas morirán, si quieres evitarlo dile al don del tiempo que Nickar velará por él, es un dios, entenderá todo al instante", además de eso pretenderán mandar a Serge en su lugar, necesito truncar esa idea, si eso sucede nuestro tiempo actual desaparecería, necesitamos que el don del tiempo entienda la situación y obre en nuestro favor.

Seguro que se dejaba cosas, pero para empezar no estaba mal...

Un dolor punzante atravesó la muñeca del mediano cuando terminaba de escribir a velocidad frenética. Luego se tomó un tiempo para inspirar, espirar y leer lo escrito en voz alta añadiendo algunas anotaciones en los márgenes o espacios que quedaban en la improvisada nota que luego pasará a limpio:

1. Encontrar a alguien que pueda hablar con el elemental
-1.1. Descubrir si habla más de una lengua y cuál es su lengua materna.
-1.2. Encontrar a alguien de confianza para ser traductor.

2. Nick aprenderá su lengua. Traductor como profesor.

3. Encontrar a alguien que Heraldo que transmita bienvenida reinado Nickar. Humano propio estandarte.

4. Sanadores.

5. ¿Qué hay en la celda?¿Prisionero propicio?

6. Contacto drows. Visitar a Neyderrad Eymonim.

7. Fuga. Enanos que truncan misión.

8. Daebius: gravedad (maquinas de asedio en espera).

9. Unir a la causa. Millón de hormigas vs oso.

10. Interferir en un evento. "Yurik, Leisle, Rosencrantz y Ahradiel"

Parpadeo, parece que tiene las cosas claras. -¿Por dónde le gustaría empezar? Quizá yo pueda ayudar con eso-

-Aquí hay un drow, el segundo de Hernst Daragón. Su nombre es Neyderrad, sé que traicionó a su casa (a su mujer) y lo desterró. Por su raza, no tardó en dar con sus huesos aquí.

-Déjame la llave un momento, haré un dibujo y preguntaré por ahí qué abre.

-Los puntos 7, 8 y 10 no los entiendo muy bien. ¿A qué enanos te refieres en el punto 7? En el punto 8 ¿te vale con concertar una reunión con el ingeniero? y, del evento del 10... no entiendo nada. ¿Quieres que hable con Leixle? Yurik está en la superficie, el muy cabrón es el que nos usa para conquistar ahí fuera con sus portales. ¿Quién es Ahradiel?- Cuantas menos dudas tuviera, más efectivo seré cumpliendo mis funciones.

-¿Todo bien? Mejor imposible, pequeña Lisa. Parece que el último grupo está haciendo las cosas muy bien.- Miro a Serge con picardía en el rostro -Estáis demostrando ser de lo mejor que, desafortunadamente, ha entrado en la prisión- veo que enrojece -Todos, salvo una. Nickar. ¿Sabes que está intentando funda un reino aquí abajo? Hay gente peligrosa y tememos que le hagan daño. Quizá puedas hablar con ella y decirme cuáles son sus planes. Así podríamos ayudarla y, sobre todo, protegerla. Protegeros a todos.-

Poso una mano en mi pecho -Ya que fui yo quien os trajo, me siento un poquito responsable.-

Lisa frunce el ceño. Quizá la subestimé y sea más lista de lo que parece. -Nunca subestimar a la raza gnoma- pero, pese a mis segundas intenciones, todo lo que he dicho sobre la tiflin es completamente cierto.