- Es la llave de una celda del Pabellón A. Pero no se a quien libera, en cuanto a enanos... Hago referencia a uno que "puede" que haya atacado al grupo de Roriarkas y secuestrado a Crom... No se si hay más enanos, pero si son un grupo, es probable.

La tiflin pensó en que hacer y como explicar algunas cosas...

- lo primero sería lo referente a nuestro invitado, a la vez que esto, se pueden llevar a cabo la concertación de una reunión con Daebius, también contactar con Neyderrad. Creo que esas son las más rápidas y sencillas,... Y respecto a la décima, bastará por el momento con que vigilemos a Comadreja para saber cuando pretenden hacer su movimiento o saber si Leixie es llamada, ese propósito no lo tengas más en cuenta que eso por ahora.

A parte de esos puntos, no sabía bien que priorizar. Pensaba que los monstruos de Leixie podían haber matado a Eli por acercarse a dicha celda, aun así, una revuelta hacia abajo podía ser interesante, pero esa idea dependía de disponer o no de un ejército drow. Además de el mayor número de guerreros dispuestos. De no poder una, si supiera quien podría ayudarle a crear un portal para ir a por Crom, (algo le decía que él también tenía algo que ver).

 -Non deberías subestimar a Nickar, mon ami. Su testarudez puede alcanzar niveles dracónicos con facilidad.

Se rio de su propio comentario durante unos instantes, hasta que Lisa apareció en su campo visual. Entonces se quedó quieto, casi paralizado, mirándola. ¿Hacía cuánto que se había separado de ella? Parecía que habían pasado siglos desde la última vez que la había sostenido entre sus brazos. Y sin embargo su olor seguía tan fresco en su memoria como si acabara de abrazarla hacía unos momentos.

 -Lisa, ma petite cherie…

La abrazó con fuerza, pero no más de la que habría usado cuando estaba vivo. Su calor le resultaba tan dulce y reconfortante… Y a la vez, la proximidad del cuerpo de la gnoma agitaba su hambre con intensidad, despertando el deseo de devorarla en ese momento y lugar con inusitada fuerza.

Sin saber muy bien cómo, el ladrón consiguió controlarse y separarse un poco de Lisa antes de clavar sus colmillos en su suave piel para empezar a beber el líquido rojo que su cuerpo le pedía.

 -Eres la primera que veo Lisa, aparte de Nickar. Los demás imagino que seguirán de mission y que lo están haciendo bien porque… -señaló al elemental- Ese es uno de sus ennemis. Y ya ves dónde ha acabado.

Acarició la mejilla de la muchacha y le sonrió. Intentó que fuera una sonrisa dulce, pero el ansia depredadora se dejó ver en aquel gesto con bastante claridad. Tenía hambre, quería comer cuanto antes y si no encontraba a una víctima anónima a la que nadie fuera a echar de menos, acabaría por llevarse a Lisa a un lugar privado para disfrutarla como la delicatessen que era.

 -Por lo que veo vuestro grupo sí que terminó… Tal vez ahora que habéis vuelto podamos organizar más grupos de búsqueda para encontrar al assassin. Ciertamente es un problema que me gustaría ver resuelto cuanto antes.

La voz de Virming le hizo mirarle, distrayéndole un poco de su adorada y ansiada Lisa.

 -Es un détail que te preocupes por nosotros, jefe. Y aunque si tu preocupación es sincera o no puede ser cuestionado… -el ladrón miró a Lisa- Tiene razón respecto a Nickar. Está reuniendo méritos para ser la próxima ejecutada publiquement si sigue con sus ideas de fundar un reino en esta prisión. Averiguar sus planes podría ser útil para salvarle el pellejo cuando las cosas se pongan feas de verdad. Aunque si no quieres hacerlo, yo lo entenderé, cherie. Lo único, que tendríamos que encontrar una manera de llenar ese tiempo libre que te quedará…

Sonreí de medio lado y, con un gesto de la mano, quité importancia a la situación. A aquella respuesta. En realidad, no me habían dicho nada que no supiera ya, y tampoco me esperaba algo diferente. Todos a quienes preguntaba habían dado la misma respuesta, habían respondido con el mismo rechazo: los niveles inferiores eran peligrosos. ¡Ja! ¿Que no lo era en aquél lugar?

Pero Kirshnarj estaba ansioso, estaba deseoso de seguirme, de complacerme, de ser útil. Él era una rareza y por ello era más valioso que todos los demás. Sobre él cimentaría mi poder, y sobre mi poder se alzaría mi dominio. Y mi venganza. Tenía a tantos a los que someter. A tantos a los que matar. Mi garganta se llenó con el cobrizo sabor de la sangre que manaba de una llaga abierta en mi labio, de nuevo abierta, y asentí, dispuesto a ello.

—Vamos. —Chasqué los dedos hacia el trasgo para que me acompañara, y me puse a caminar con tranquilidad. Habíamos acabado, y al igual que Rojo, ya no tenía porque seguir allí.

Me alejé lo suficiente de los avatares y su imponente compañía, de la colina y su visión de la ciudad a mis pies, de la lluvia fresca y del viento helado. Dejé todo aquello para volver con la escoria de la prisión, a sus oscuras callejuelas, dónde olía a sangre, a vómito, a mierda y a descomposición. Aún quedaba un ligero tufo en el ambiente, a quemado, restos de la explosión que había tenido lugar días atrás, y que seguramente había lanzado algún tablón calcinado hasta aquella parte de Arkham, dónde nadie se había molestado en buscar, pues tampoco le importaba a nadie más que a los deshechos. Como en cualquier otro lugar del mundo. Hay cosas que jamás cambian, estés dónde estés. Y mientras, la sombra seguía siguiéndole.

—Cuéntame. —Se detuvo de golpe en medio de un paso, adrede, obligando a mi seguidor a esforzarse por no chocarse conmigo. Pero era ágil, y no lo hizo. Estaba atento. Sabía lo que hacía. Eso era bueno. Me di la vuelta—. Mis fieles están fuera de aquí, la mayor parte. Ya me has dicho que debo —entrecerré los ojos al escupir esa palabra, pero seguí hablando— salir si quiero controlarles. Bien, de acuerdo. Tengo que salir igualmente, hay más que requieren mi atención. Traidores con los que debo acabar, cuentas que saldar. —Un además de la mano. Todo ese asunto quedaba demasiado lejos. Podía pasar mucho tiempo. Yo, no tenía prisa—. Pero ahora hay que pensar en más pequeño. Aquí. ¿Tengo también seguidores? Si el Sol Negro. —Carraspeé, incómodo un instante—. Yo. Si he estado aquí encerrado, otros habrán venido a por mi. ¿No es así? ¿Qué ha sido de ellos?

Muevo la cabeza afirmativamente. Aún tenía muchas dudas pero no la necesidad de exponerlas todas de golpe. -En ese caso, hagamos que nuestro invitado hable. A ver si podemos identificar el idioma.-

Cogí pergamino, tinta y la llave. Junto a Nikar nos acercamos al grandullón de roca y fuego que nos miró frunciendo su pedregoso ceño.

-Bien hallado, corpulento amigo- hago una reverencia -¿Tienes hambre?- y repetí esa frase en todas las lenguas que conocía mejor o peor pronunciado. Conseguí que hablara algo, poco para mi gusto, pero revelador. Su idioma me recordó a sonido contundente y arrastrado del terraro pero quizá un dialecto que incluía sencillez en vocablos propia del infracomún. 

-Sé quién puede ayudarnos pero... no es una compañía agradable- comenté algo ensimismado -Voy en su encuentro... en cuanto termine aquí.-

Un par de trazos y la representación más o menos acertada de la llave quedó plasmada en el lienzo. No obstante, miro detenidamente la herramienta grabando sus formas en la mente para poder... inspirar con mis dones a aquellos que observen el dibujo, supliendo así las evidentes diferencias con la realidad.

Emprendo la marcha con el beneplácito de Nickar cuando a punto estoy de chocar con alguien que entra. Roriarkas. Su semblante es triste. Echo una última mirada a la tiflin y salgo para dejarlos a solas o, casi a solas.

Roriarkas regresa a su hogar con pesadumbre. Te dedica una breve mirada antes de pasar al elemental que observa con mayor detenimiento. Pero no dice nada. Camina hasta el asiento más cercano y se sienta. Inspira (o suspira), la pérdida de su compañera le ha afectado pero poco a poco parece que se va recuperando.

-Grka'hiy- pronucia mirando a Roriarkas. Cuando le miras se señala su corazón y luego alza el índice recorriendo el camino que simula una lágrima cayendo de un ojo por la mejilla. Un gesto que indica que puede apreciar el dolor de Roriarkas. Pero luego pronuncia en dialencto enano -Cosim camman denoctusd- una expresión de los enanos de las profundidades (los Svirfneblis) que significa literalmente: "La quietud de la tierra antes que el terremoto" o, traducida la expresión al común "la calma que precede a la tormenta".

-No voy a vengar su muerte. Eso no la traerá de vuelta- comento después de las palabras de aquel ser -¿Se sabe algo de Socar y el resto?- pregunto finalmente intentando mantener la mente distraída de la pérdida -¿Cómo encajan ellos en tus planes de dominio?-

Lisa sostuvo la mirada de Serge con cariño y asintió -Lo haré- dijo esperanzada. No le agradaba la idea de que nadie sufriera. Robar no implica dañar (sólo redistribuir la riqueza) y no podría dormir tranquila si alguien sufría sabiendo cómo evitarlo.

-Iré ahora mismo si queréis- pero se detuvo mirando a Serge -¿Dónde te encuentro luego?- preguntó con coquetería, inmediatamente se sonrojó -tengo pocos amigos aquí y me apetece pasar tiempo con ellos- argumentó intentando excusar a los ojos de Virming lo que por un momento pasó por su cabeza. Tras ello, marchó para encontrar a Nickar.

Golpeé la puerta con los nudillos suavemente, abrí y me asomé. -¿Se puede?- registré con la mirada la habitación y sonreí al encontrar allí a Nickar. Casi salto hacia ella, pero los otros dos (Roriarkas y un elemental enorme) me hicieron aguardar allí, sólo con la cabeza asomada. -Si soy inoportuna vendré a verte en otro momento. Pero estás bien ¿no? He vuelto de una horrible misión al mando de ese Herst y no encuentro ningún rostro conocido.- En mis palabras había preocupación, no estaba mendigando compañía -Y he venido aquí preocupada por ti, Nickar. Hay rumores...- me ruborizo -...¡Pero si molesto vuelvo en otro momento!- Siempre hablo demasiado cuando estoy nerviosa.

Al ver a Roriarkas la tiflin sonrió en sus adentros, no a modo de burla si no de alivio, temía que hiciera alguna locura, escuchó al elemental y sonrió con calma, Nickar no entendía los sentimentalismos como la mayoría, y le iba bien ver que alguien podía transformar en palabras un sentimiento.

- (en idioma enano) tienes una empatía que me falta, entiendo los sentimientos pero los entiendo algo diferentes - era bueno encontrar un idioma con el que hablarle, aunque no era seguro que supiera dicho idioma, podía ser que solo utilizara una frase hecha.

Miró a Roriarkas y respondió no sin aclarar algo antes.

- te pido disculpas si te soné brusca, lo creas o no, para mi ella también era muy importante, y no sólo como sacerdotisa o como vínculo con otros humanos, me caía extrañamente bien, y... ¿Que decís los humanos en estas ocasiones? ... Lamento tu pérdida... - dar el pésame tampoco devolvía al muerto ¿porque lo hacían exactamente? Una cosa de tantas que aún debía evaluar y comprender - en la dominación nunca sobran aliados, querer un mundo para todos conlleva aceptar lo bueno y lo malo, y buscar un lugar en el que cada ser pueda actuar como lo desee sin chocar con zonas dispuestas para los pacíficos o para los combatientes.

Acababa de responder cuando Lisa entraba - pasa sin miedo Lisa, la información nunca es molesta. Dime ¿que te preocupa? ¿Que rumores? Y ¿que puedo hacer por ti?

Serge sonrió a la gnoma y le dio un toquecito en la nariz.

 -Cuando quieras verme, ve al Grosero y di que tu viens a buscarme. Ya se encargarán allí de avisarme para que podamos reunirnos, chérie.

Apreciaba a Lisa, de verdad que sí, pero no pensaba hablarle de su refugio vampírico de buenas a primeras estando aún delante de Virming. Ya la llevaría después y se aseguraría de que no le fuera con el cuento a nadie. De una manera no letal, por supuesto. Lisa era de esas personas a las que Serge quería mantener a su lado.

 -Y ve ahora si quieres, Nickar se alegrará de verte. O eso o al menos te tratará como una de sus subordonnées privilegiadas. Creo que es lo que nos hace a los que viajamos junto a ella en el Despeñapresos. Mucha suerte, ma petite chérie.

Negué con a cabeza a su pregunta. -Cuando los dioses fueron encerrados se cortaron toda comunicación con sus fieles. Los clérigos perdieron sus dones y, por lo tanto, su influencia.- Miré la prisión -Este plano es más que una dimensión. Aquí tenéis vuestros poderes encerrados- quería añadir algo más, pero en ese momento vi el resplandor y supe que la última misión regresaba a la prisión.

Con el resplandor, tu cuerpo se llena de un sentimiento extraño.

La prisión reclama a sus huéspedes, los que fueron tus compañeros. Sientes el orgullo de un trabajo bien hecho transmitido por aquel plano extraño. Es este el momento en que comprendes que la prisión tiene conciencia propia, tiene voluntad. Una personalidad que en primera apariencia parece simpatizar con los gobernantes.

Nickar dijo algo en lengua enana que hizo reaccionar al elemental, aunque no sabría explicar cómo. También dio el pésame a Roriarkas y mi corazón empatizó con la tristeza de ambos por la perdida.

Cuando se dirigió a mí, rebusqué en mi interior encontrando las palabras adecuadas. -Dicen que estás intentando crear un reino aquí en la prisión y...- Lisa pronuncia sus palabras con preocupación sincera -...que habría que matarte para dar ejemplo.- Se le hizo un nudo en la garganta -Yo no quiero... estoy aquí para quedarme- anunció con energía. No le gustaba aquellos rumores contra su compañera de viaje pues sabía que pronto se extenderían al resta. Lythrai, Yzlin, Serge... todos ellos se verían afectados y lo mejor que podía hacer por el bien de todos ellos es mantener la unión. -Unidos somos más fuertes-.

Tras las palabras de Lisa, un brillo entra por la ventana.

Con el resplandor, tu cuerpo se llena de un sentimiento extraño.

La prisión reclama a sus huéspedes, los que fueron tus compañeros. Sientes el orgullo de un trabajo bien hecho transmitido por aquel plano extraño que ahora es tu hogar. Es este el momento en que comprendes que la prisión tiene conciencia propia, tiene voluntad. Una personalidad que en primera apariencia parece simpatizar con los gobernantes.

Lisa te mira -¡Vamos!- comenta -Son ellos. Virming llegó primero, yo llegué con Herst. Los únicos que quedan son Lyth, Hazir, Yzlin y el resto-

Roriarkas, que sin duda sintió lo mismo, se levantó y cruzó una mirada contigo. Incluso el mismo elemental se sintió intrigado. Todos dirigisteis vuestros pasos hacia aquel resplandor parpadeante.

Lisa estrujó un poco más entre sus brazos a su compañero antes de marchar al refugio de Nickar y dejar a solas a la curiosa pareja. Virming y Serge.

La gnoma había percibido que Serge no era el mismo, aunque no sabría expresar en qué había cambiado y tampoco preguntaría. Dejará que sea el ladrón quien dé el primer paso.

Los minutos se escurrieron tras la marcha de Lisa, no muchos, cuando un brillo curioso iluminó la prisión.

Con el resplandor, tu cuerpo se llena de un sentimiento extraño.

La prisión reclama a sus huéspedes, los que fueron tus compañeros. Sientes el orgullo de un trabajo bien hecho transmitido por aquel plano extraño. Es este el momento en que comprendes que la prisión tiene conciencia propia, tiene voluntad. Una personalidad que en primera apariencia parece simpatizar con los gobernantes. Pero ese sentimiento es lejano y se desvanece, se deshace entre las fibras de tu nuevo ser. Aunque su influjo aún está latente, ya no eres un preso de Arkham.

-Un triunfo- comento reconociendo lo sucedido en la lejanía. Miro a Serge -Son los únicos que quedan y parece que tu grupo ha tenido éxito. ¿Qué tal si vamos a darles la bienvenida?- Conociendo la respuesta de mi compañero comienzo a andar.

Capítulo 3-Revelaciones

El resplandor de aviso inundó Arkham. Los presos comenzaron a acercarse a la plaza donde días antes habían sido convocados en torno a un pilar sin estatua, frente al edificio más emblemático.

Un nuevo resplandor, seguido de otro más. A cada brillo el portal se formaba despacio pero constante. Al otro lado podían verse partículas unirse para formar cuerpos sólidos de presos que llevaron a buen término su misión. Herst y Comadreja dirigieron sus miradas hacia Roriarkas que, tras muchos años, volvía a sentir el éxito trasmitido por el plano. Un éxito que no le correspondía a él pues llegó mucho antes por causa de muerte.

Roriarkas, junto con sus acompañantes Nickar y Lisa, caminaron hasta ponerse delante de la puerta. Muchos de los presos querían hablar (o increpar) a la tiflin, pero aquella pequeña se había agenciado un guardaespaldas de piedra volcánica de lo más disuasorio. Virming y Serge también caminaron hasta plantarse junto al portal, saludando con las miradas. Herst, por su parte, se quedó en un discreto segundo plano.

Otro resplandor y los cuerpos comenzaban a ser reconocibles: Hazir, Lythrai, Ishrad, Socar e Yzlin cruzaron a este lado del portal y el brillo cesó. La luz se apagó como si jamás hubiera estado allí. Todos los presentes sabían que habían tenido éxito, pero no hubo aplausos ni alabanzas. Al menos no en principio pues todas las empresas fueron exitosas, si bien, se esperaba que esta en concreto terminase con un abrumador fracaso... no fue así.

-Dulce es el placer cuando la prisión cura las heridas de aquellos que regresan triunfantes- comento conocedor de que todos sus males han sido sanadas en el viaje -¡Con ellos todos hemos ganado!- grito a los míos y hago una reverencia hacia Yzlin. -Querida mía, estás aún más hermosa que cuando te marchaste- extiendo una mano con cortesía hacia ella -Serge y yo estamos deseosos de que nos cuentes esta aventura-

Doy un paso adelante y atraigo la atención de Ishrad. Le hago un gesto para que se acerque. Jamás pensé que este recién llegado tendría la suerte de formar equipo con los inesperados triunfadores. Repito el gesto de la mano para que venga hacia mí.