Cuando Fulgens Meteora y los suyos partieron lo hicieron bien pertrechados a caballo, sin dejar ni mirar nada atrás. Aquellos cinco que decidieron quedarse en aras del miedo o la pereza serían juzgados por el Señor, no por él, les permitió quedarse las armas en gesto de gratitud pero no las armaduras que tanto escaseaban en su tropa. Podía ser generoso, pero antes debía velar por los suyos.

Puso rumbo a Tamarit para entrevistarse con a Guillem de Mataró, el párroco recién llegado, a quien le solicitó una misa para él y sus hombres antes de unirse a la guerra del Arzobispo, el Excelentisimo y Reverendisimo Monseñor Berenguer de Vilademuls. Tras ello se reunió en privado para confesarse y hablar sobre lo sucedido en el castillo.-Padre, en breve partiré a la guerra y no deseo hacerlo con ningún peso sobre mis hombros. He intentado ser un buen Castellano para con nuestra eminencia, pero os devuelvo el cargo y así se lo haré saber a él mismo en persona en cuanto le vea. Guardaos de todo mal padre, pues en aquel castillo habitan un hombre y una mujer de perfidia sin igual, paganos ambos. El es hijo de un ajusticiado por tratos con el demonio, Noah se hace llamar, y ella una sarracena de ojos negros como pozos sin alma que miente más que hablar. El señor sabe que he intentado llevarlos por el buen camino, pero han conspirado contra mi a mis espaldas con mezquindad, ante tamaños ultrajes no me queda más que marchar, no pienso ser participe de los macabros rituales que allí se den. Si debéis verlo vuestros propios ojos acudid oculto a la cala tras el castillo y veréis con que clase de seres se relacionan esos profanos a los que el hierro les ha maldecido con la muerte.

Entrego mi cargo y todas las rentas que se me asignaron a la santa casa como forma de perdón en espera de que la guerra pueda actuar de penitencia sobre mi alma. Si puedo sugeriros algo, set totalmente contundente ante estos despropósitos, hacedlos arder en la hoguera o excomulgad a cuentos le sirvan, Dios sabe que tramarán en nuestra contra. Guardaos de ellos y de sus malas artes, yo buscaré consejo y ayuda, tratando de ponerles fin cuanto antes con la ayuda de Dios todopoderoso.-Marc de Bonany firmó un documento otorgándole el cargo de forma temporal a Guillem de Mataró hasta que el Arzobispo disponga lo contrario, mientras tanto Marc de Bonany otorga la plenitud de la rentas su gestión y administración a la Santa Casa. Fulgens Meteora empezaba así la guerra contra Iuxta Mare, dejándoles de nuevo sin renta alguna, sin hombres y sumidos en la absoluta miseria.-Por otro lado, no soy hombre bueno con las palabras, pero tengo entendido que vos si. Os agradecería el que me pudierais escribir una carta sobre mis gestas contra el Baró Carles de Torredenbarra. Y como conseguí someter el más majestuoso de los corceles, mi ahora fiel compañero Incitatus.- así en una manera más distendida le contó todo lo sucedido al párroco, esperando poder enviar así una misiva digna a Castra Solaris con las gestas realizadas hasta ahora. Esperaba poder aportar más tras la guerra.

Al atardecer al descansar se reunió con Incitatus en el establo, donde le pidió al corcel que le hablase sobre sus gestas, así no solo se conocerían sino que cumpliría su promesa para con el animal.

Marc de Bonany aprovechó la guarnición que portaba para ofrecer protección en el viaje a Tarragona a cualquiera que lo hubiera de menester, así como se ofreció al párroco para llevar cualquier tipo de misiva en nombre de la Santa Casa. A aquellos más pudientes les pediría un pequeño donativo, en forma de comida para los suyos y una pequeña dádiva para la capilla local. Si las buenas palabras del párroco y sus gestas hacían que algún hombre más se les uniera bienvenido sería.

El caballero Marc de Bonany emrendió la marcha hacia Tarragona con su tropa. Cargados con impedimenta y no queriendo fatigtar a las monturas decidieron hacer noche extramuros de la ciudad antes de entrar en ella a la mañana siguiente.

Habiendo levantado campamento Fulgens ex Meteora decidió probarse la capa que recuperaran del antiguo sanctum del malogrado Roc-Berenguer. Se trataba ciertamente de un noble ropaje que abrigaría contra el frio de la noche.

Al colocarse la capa y cerrar el broche el mago notó como esta le atenaza como si fuera una criatura viva sobrecargando sus sentidos con una potente luz blanca cegadora y un horrible chirrido que hizo temblar hasta sus huesos.

Fuerzas místicas sin control le sacuden pero logra apenas dominarlas evitando ser arrastrado a un profundo abismo más allá de este reino. Aunque el esfuerzo le hace caer al suelo y convulsionarse ante las miradas y gritos preocupados de sus hombres. Cuando nota que la marejada de magia sin control retrocede trata de ponerse en pie pero se marea y vomita la cena mientras poderosas arcadas lo sacuden por completo.

Tarda aun otro minuto en lograr recuperarse y arrojar lejos de si la peligrosa capa.

Una vez arribado a Tarragona Fulgens Meteora, bajo el amparo del nombre mundano Marc de Bonany, se presentó ante su viejo amigo el Muy Ilustre Monseñor Teobald de Montcada. Le contó las nuevas sobre el castillo tal y como lo hizo con Guillem de Mataró esperando que la presencia de las sirenas junto con la asociación con infernalistas declarados culpables dejase cerrada cualquier posible vía de entendimiento. Ofreciose también a estar presente durante las reunión que pudiera tener la Santa Casa con los enviados de Iuxta Mare para proteger al Arzobispo de todo mal, tras ello se dispuso ha preparar a sus hombres para la inminente campaña.

Se reunió en varias ocasiones con los diferentes allegados de la Iglesia los cuales iban a participar de la razia, fue una gran ventaja ir de la mano de su amigo, al fin y al cabo la relación de Fulgens Meteora con la Iglesia siempre había sido buena. Al principio muchos fueron reacios ha colaborar con él, sin embargo tras comprobar el sincero respeto que le tenían sus hombres, el conocimiento del terreno que poseía y el flamante corcel que cabalgaba la mayoría decidió que sería mejor tenerlo a él en el frente como amigo que no como rival en las lides con la nobleza local. Por otro lado el color del dinero no tiene nombre ni honra, anticipándose a la situación el Magus no solo trató con quienes tenían poco que darle, sino que por el bien de los hombres dejó entrever que de no obtener lo necesario recurriría a los judíos. Algo criticado por muchos, lo cual cortó de raíz indicando que sino estaban dispuestos a donar ellos el dinero de la campaña a la Iglesia bien recurría él a cualquier medio que permitiera llevar la cruz ante el salón del Rey Lobo.

La batalla amenazaba ser cruenta, antes del enfrentamiento obligó a todos sus hombres a hincar la rodilla para rezarle al Señor, así mientras pedían el amparo de Dios Fulgens Meteora les protegía con su magia contra las flechas, golpes y odio del enemigo esperando así poder regar su fe no solo en la causa sino en algo mucho más elevado. No enviaría a los suyos al matadero, no segaría al rival hasta regar los campos con sangre si podía ponerlo a la fuga y si los rumores eran cierto algo más se escondía entre las filas del cadi de Peñiscola.

En ese momento, ante un adversario de verdad Fulgens Meteora miles de la Orden de Hermes, por deferencia se dignó a brindarle unas breves palabras.-Únete a la Orden o muere, no tienes elección...-sin acritud, sin odio, sin que fuera algo visceral. Eran las palabras del código y así las expresaba, no había alternativa.

Al volver de la razia con demasiadas muertes a sus espaldas Marc de Bonany reuniose con su amigo el Muy Ilustre Monseñor Teobald de Montcada. ¿Cómo era posible que un fiel del señor y sus hombres hubieran pasado hambre y penurias durante la campaña?Airado por la falta de fe entre las gentes de Tarragona juró no partir más a la guerra sino era en condiciones dignas, estaba muy molesto por el trato dispensado y por la avaricia de los judíos quienes bien seguro acaparaban la mayoría de las viandas de la ciudad. Tal vez por ello sus allegados decidieron conducirles a una casa de huéspedes para recuperarse así de los rigores de la guerra.

Bien sabiendo que una vida no puede ser restaurada les confió la estación de descanso a sus hombres y les entregó a todos y cada uno de ellos media libra más, agradeciéndoles sus servicios del primero al último. Con las heridas cerradas gracias a su magia, decidió recurrir a algo más para que estas no empeorasen.

En un noche cerrada sin luna acompañado de su fiel corcel se acercó a las inmediaciones de Iuxta Mare, para poder conjurar la magia necesaria para que sus heridas mejorasen por si solas. A viva voz y con grandes gestos encomendó los poderes que el don del confería a través de su cuerpo, eso haría que durante la estación se fuera curando de manera normal.

Una vez arreglado el problema, se puso a disposición de Arzobispo para ayudarle en lo posible con los por menores de la Catedral. Velaría las obras para que nada ni nadie interfiriera con ellas o les causase más retraso.

Por otro lado le solicitó a Marçal ver cuan buena era su prosa, pidiéndole si se prestaría a escribir sus gestas y las de Incitatus para poder enviarlas a Castra Solaris, pudiendo así convertirse en el orgullo de sus hermanos al haber combatido y abatido a un miembro de la Orden de Suleiman.

Marçal tras localizarte te entrega el libro remitido por la viuda Rocabertí y se congratula de verte con vida. Muy admirado te comenta que hará llegar las nuevas a Castra Solis y a cualquiera que quiera escucharle. El Boina Roja es un chismoso pero eso puede ser tanto una virtud como un vicio.

A la vez te reunes con tu protector y confesor el Canónigo Dean Teobald de Montcada quien ensalza tu celo para con la Iglesia y te comunica que el mismisimo Arzobispo ha oido como tuviste que abandonar Iuxta Mare. Su Excelencia Reverendisima no te dejará en la estacada y con una sonrisa Teobald te comunica que espera poder darte buenas noticias en breves.

Ya recuperado te ofreces a ayudar en la catedral pero poco hay que, al menos a simple vista, puedas hacer. La catedral dispone de materiales y peones pero no maestro de obras. Y tus habilidades como arquitecto y masón son escasas. Por otro lado aunque oyes rumores no descubres nada que a primera vista pueda implicar complicaciones sobrenaturales.

Tu maestro de armas te propone gastar alguna libra de plata en tratar de reunir nuevos reclutas o incluso hombres de armas desocupados.

Confiando en su buen hacer Marc de Bonany le permitió a su amigo y maestro de armas contratar hombres hasta un valor de 11 libras. Otra iría para que los trovadores cantaran sus gestas por donde fueren y escribiesen canciones en su nombre.

Todavía le quedaba la proclama sobre Iuxta Mare, así como un estación de reposo examinando el recién adquirido texto. Pues cuando uno mejor conoce al enemigo, mejor preparado está para enfrentarse a él. De todos modos la vida de Fulgens Meteora no solía ser ociosa, siempre algo acechaba en la espesura hasta que llegaba a sus oídos...

Se cuenta y se dice...

.... que en los pantanos de la riba del rio Gaia, a medio día al norte de Altafulla, ronda una terrible bestia. Nadie la ha visto y vivido para contarlo pero se dice que mide mas de cuatro varas de largo y que devora a todo cristiano que se le acerque.

Tu maestro de armas ha tenido suerte, o el que volvieras cargado de plata ha ayudado, pero ha conseguido reclutar a no menos de 20 hombres. Claro está que para mantenerlos y armarlos se ha fundido toda la plata que le entregaste. A la que se le pase una pequeña jaqueca, en absoluto relacionada con el vinacho que venden en el arrabal de Tarragona, empezará a entrenarlos.

¡Espléndidas noticias! Que la leva se conozca, beba y descanse ya habrá tiempo para la guerra. Fulgens Meteora decidió dedicar la estación a leer el tractatus sobre la Orden de Suleiman, mientras se daba a conocer por Tarragona en buscas de rumores. No solo de la bestia de los pantanos de la riba del río Gaia, sino también de aquellos que moral cerca del Pont del Diable, lugar el cual el Flambeau sospecha que es un antro de perversión hacia lo infernal.

Otoño 1179: EL DESCANSO DEL GUERRERO ES LA FORJA DEL CONOCIMIENTO

Fulgens dedicó la estación a descansar, reponer fuerzas armamentos y hombres. Sus filas se engrosaron de nuevo con nuevos reclutas atraidos por la fama y el botín de Marc de Bonany. El sargento de armas braganzon volvió a dejarse la voz gritando y amenazando a una nueva recua de reclutas con la esperanza de que al menos entendiesen cual era el lado por el que asir una lanza.

Por su parte Fulgens tras curarse sus heridas se dedicó a leer el segundo tomo de los diarios de Ignius ex Flambeau. En estos se relataban numerosas escaramuzas contra los misteriosos y perversos sahir. Hechiceros mahometanos como el que Fulgens matara en Peñiscola. Daba claves para reconocerlos, consejos sobre como acabar con ellos y advertencias sobre el poder de los malvados espiritus que los sirven: los djinn. Habla largamente de aquellos que mató y aquellos que escaparon. Y deja claras sus ganas de vengar a su maestro caido en las carnes de tres impíos. Omar al Binkra de quien dice posee una lanza hechizada que nunca falla el golpe, Yusuf de Alcañiz a quien atribuye la capacidad de cegar a cualquier hombre o bestia y el más terrible Hakim el Rojo de quien dice ha matado a tres valerosos Flambeau y conserva sus cuerpos como esclavos de ultratumba.

En lo más cercano sus hombres le traen varios rumores sobre la bestia del pantano. Hay mucho cuento de comadre y borracho, algunos dicen que escupe fuego (aunque la mayoría lo niegan) otros que la bestia puede vivir bajo las fetidas aguas, otros que tiene un lomo cubierto de gruesas escamas como escudos, todos coinciden que causa miedo y desasosiego solo con intuirla cerca. Parece claro al ojo entrenado de Fulgens que se trata de alguna bestia magica de cierto peligro. Probablemente una tarrasca.

Sobre la posada del pont del diable no oye demasiado. Que si es un sitio de putañerio, juego de dados y malos vicios. Sobre si algunos hombres han apostado hasta la virginidad de sus hijas o las sortijas de sus madres muertas y las han perdido ahí en partidas amañadas. Pero poco a lo que dar crédito.

Invierno 1179: LA HONRA DEL HIJO DE GARUS

Tras la misiva tuvo un mal presentimiento, algo en su interior le decía que podría ser un emboscada, pero ni bajo esas circunstancia el Flambeau faltaría a su juramento. Si aquello era cierto era su deber defender a la Orden de cualquier mal, y si caía tal vez otros a través de la conexión arcana con la nota pudiera hacer algo más que su inconcluso sacrificio.

Esperaba poder contar con la ayuda de su fiel compañero de fatigas, el noble corcel Incitatus, con más motivo para protegerse ambos decidió visitar las ruinas muchos día antes de la reunión.

Y aunque al principio el equino no deseaba acompañar a Fulgens a (sus propias palabras) "patear todos los malditos pedregales bajo estas lluvias" al final la camaradería forjada en la batalla fue mayor que la pereza y a la mañana de su partida Incitatus le esperaba.

Quería poder conocer el terreno de primera mano, por si llegado el momento la cosa se torcía. Gracias a su magia podía aparecer y desaparecer de los lugares estratégicos ocultos entre las ruinas para sorprender a sus enemigos. El alejado lugar estaba en lo alto de un escarpado promontorio, un lugar de muy difícil acceso al cual se accedía desde un estrecho sendero, largo tuvo que merodear por la zona para buscar un pico desde donde poder espiar el lugar el día que llegase si pretendía no ser visto. Las ascensión era incomoda por lo húmedo de la zona, nubes bajas y bancos de niebla complicaban la ascensión alternadas por recuentes ráfagas de viento; sin duda aquella había sido una gran posición defensiva antes de caer en la ruina.

Tras tener que reandar varias veces algunos caminos o tomar amplios rodeos para superar torrentes embravecidos por las lluvias o bloqueados por rocas caidas ambos lograron llegar a las ruinas del castillo donde lo citara la carta. Caía ya la noche cuando arribaron cubiertos de barro y calados hasta los huesos.

Una vez en la cima los restos de la destrozada barbacana debían superarse antes de acceder al viejo patio central, desde el cual se podía ver todavía los restos de un precario primer piso. Los cimientos todavía se sostenían pero las partes altas habían sido fuertemente castigadas por la lluvia y el viento, el musgo se había tragado lo que quedaba de la fortaleza casi por completo dejando que la maleza empezase ha horadar el legado de la adusta fortaleza.  

Fulgens era plenamente consciente de sus limitaciones, no era alguien que se ocultase con facilidad ni dado a las artes del subterfugio, por eso mismo tuvo que utilizar una argucia para acercarse sin ser visto. El recurría a sus artes para aparecer oculto bajo los restos del muro del castillo, mientras Incitatus llevaría sobre el un señuelo vestido con sus ropajes y una armadura parecida a la suya. Eso al menos le daría la oportunidad de acercarse sin ser visto antes de que todo estallase.

En su visita previa tuvo la precaución de analizar el aura de la zona, no quería ser sorprendido en ningún aspecto.

Su meticulosa inspección pero no le reveló que existiese aura alguna o que hubiese gentes escondidas en el lugar. Pero sus ojos cansados y sus musculos entumecidos bien podrían haber pasado algo por alto. O quien sabe quizás fuera víctima de algún embrujo pues cayó en un sueño intranquilo y despertó ya de noche cerrada. La oscuridad de la noche rota por un circulo de antorchas alrededor de la ruina sostenidas por varias decenas de hombres de armas cubiertos con extrañas máscaras que cubrían por entero su cabeza y presentaban la forma de una testa canina.

Supo Fulgen sin necesidad de que se lo dijeran que había caido en la trampa que temía. Pero no por elloo ni él ni el valiente Incitatus temieron. Una emboscada que se conteste con fiereza devuelve con creces el daño que busca causar.  Su trampa pareció surtir efecto cuando los hombres de armas divisaron a Incitatus y corrieron a atacarle y a su vez Fulgens cayó sobre ellos. 

Tanto él como el corcel hirieron y abatieron a muchos y bien parecería que mediante espada y fuego arcano la victoria sonreiría al miles Flambeau. Pero entonces una roca voladora impactó con fuerza contra el costado de Incitatus y Marc vió como de la misma tierra surgían brazos mágicamente animados que trataban de sujetarle. Su Parma fue asaltada por varios frentes hasta que finalmente un doloroso hechizo venció su resistencia y una horrenda herida se abrió en su costado. Mientras Incitatus sufria bajo el asalto de rocas que impulsadas mágicamente volaban hacía él desde lo alto de los muros del castillo. 

Las defensas de los dos camaradas flaqueaban, sangraban por varias heridas y el asalto de los desconocidos enemigos arcanos no flaqueaba. Si había que intentar una huida, parecían decir los ojos de Incitatus quien sangraba por varios cortes, era ahora o nunca.

Y solo si uno se quedaba resistiendo podrían tener esperanza de lograrlo.

Tal vez Fulgens Meteora hubiera podido huir desapareciendo en el aire, dando caza a los desconocidos hechiceros que le asediaban; pero en lugar de ello miró a su maltrecho compañero para desencadenar un último hechizo que aliviaría el dolor de las heridas de este, al menos hasta el orto.-¡Es a mi a quien quieren!¡Márchate mi buen amigo y no mires atrás!Cuéntale todo a Marçal.¡Ve!-dándole la espalda apresurose a interponerse entre él y sus enemigos dándole tiempo a escapar. Una vez Incitatus estuvo fuera de peligro la espada del Flamebau dejó de arder en llamas y con amarga sonrisa alzó la mano pidiendo tregua.-Debo ceder este combate tanto si me place como sino, pero solo me rendiré antes mis sodales si es que me queréis vivo. Sino me iré al infierno, pero todavía puedo arrastrar a muchos de vosotros conmigo. Decidid pues, ofrezco mi rendición a cambiar del respeto que se me debe.-no estaba en posición de negociar, pero incluso en la derrota el Flambeau tratada de demostrar el pundonor que se esperaba de aquellos que seguían el código de Garrus.

Por toda respuesta de los misteriosos atacantes uno de ellos realizó una serie de gestos arcanos y pronunció u hechizo que Fulgens no alcanzó a oir. El barro a su alrededor pareció tomar vida y alzarse para envolverlo. Por mucho que forcejeó el Flambeau no pudo resistir y asifxiado cayó primero de rodillas y luego en la inconsciencia.

Mientras con lagrimas en los ojos el veloz Incitatus huia en la noche los misteriosos atacantes se hicieron con el cuerpo inconsciente de Fulgens para llevarlo a quien sabe que terribles avernos

Todos y cada uno de sus enemigos lo había pagado con la vida, la hoja de luz una vez saciada ha vuelto a desvanecerse dejando más preguntas tras de si que al principio. El extraño circulo que inhibe el Don es todo un misterio para Fulgens, pero por ahora la capa, las botas y una hoja de los caídos es cuanto necesita el Flambeau para saber que deben abandonar el lugar antes de que aparezcan los refuerzos.

Los días suceden a las noches, las heridas y el cansancio van dejando paso al hambre y la sed, aunque con dificultades entre ambos sodales se las ingenian para sobrevivir. El vinculo que se forja con Marçal es muchísimo mayor que el compartido en su temporal paso por Iuxta Mare, al fin y al cabo con él a sangrado, ha sufrido, ha vivido y se han salvado la vida mutuamente.-Marçal¿os comentó algo más la doncella de la espada?por ahora parece ser que su sed de sangre se ha saciado. Os agradezco vuestra ayuda, me habéis salvado la vida, si consiguiera encontrar un aura adecuada donde residir y fundar una pequeña Alianza para mi sería un honor el teneros como compañero. Mucho más que como sodales.-Marc le ofreció un sincro abrazo al goliardo, habían salido juntos de una situación a vida o muerte. Debían replegarse descansar y contraatacar.

Cuando se encuentran con "Alric" la confusión del guerrero es máxima.-¡Por las barbas del profeta!¿Debo decir Alric,Dònat o Roc Berenguer?Espero que tengáis una muy buena explicación para todo esto, por que no concibo ser la marioneta de nadie, ni del mismo Berengal.- dice el iracundo Flambeau una vez ya tiene cogidas las riendas del caballo.-¿A donde se supone que nos dirigimos?¿Y qué le paso a Ignius?-a sido torturado, vilipendiado, ha luchado por su vida y se ha arrastrado durante varios días por la espesura. No esta de humor para acertijos.

El mago lanza un largo y teatral suspiro mientras con la practica de un jinete experto pone en marcha su caballo. 

¡Dioses! Cada año que pasa son más tontos murmura entre dientes pero asegurandose de que lo oyes Dónat filius Berengal Magus ad Societas Jerbiton un placer conoceros cara a cara Fulgens Meteora. Sirva como explicación que si no fuera por mi tus captores hubieran cumplido con su plan original de ahorcarte en la carcel secreta donde os retenían. Claro está en que alguien les metió la cabeza que para cortar la tuya era mejor un cambio de escenario. Me debes tu pequeña vida. Explica sin volverse mientras trota frente a vosotros, descubres que su voz es más aguda que la de cuando lo conociste como Alric, y por descontado el tono educado del autocrata brilla por su ausencia. Este Dónat es alguien acostumbrado a mandar. Nos dirigimos a un lugar seguro donde soportaré vuestra compañía hasta que Berengal lo ordene, lo que espero sea pronto.

Por el momento estais bajo mi proteción pero os advierto. Y aquí si que hace detenerse al caballo para volverse y lanzaros una mirada sorprendentemente severa. Que mis ordenes son manteneros vivos, nada más ¿entendidos? Así que nada de intentos de fuga ni otras memeces. 

La mención de Ignius le hace sonreir y su sonrisa...resulta más inquietante que su ceño fruncido Ignius por lo que sé se lo tragó el infierno, o se arrojó al fondo del mar o por fin alguien logró matarlo. Pero puedo jurar que no fuí yo quien acabó con él. Nunca me importó lo suficiente para ello.

Y si vuestra curiosidad está saciada callaos y cabalgad. O puedo sencillamente desafiaros a Certamen y obligaros a ello. 

El Flambeau no estaba de humor para monsergas y mucho menos para las altanerías de aquel petulante Jerbiton.-¿Saber mi vida?Mal os toque la peste a vos y a vuestro parens, pues bien seguro entre ambos habéis orquestado toda esta conjura. Se lo dije a vuestro parens y os lo repito a vos¡No soy el peón de nadie!. Bien seguro vuestro interés no está en mi, sino en la espada.-miró a Marçal dejando que el decidiera su curso de acción por si mismo.-No reconoceré una deuda que habéis conjurado para crear, y no os preocupéis por soportarme pues aquí mismo se separan nuestros caminos. Lo que aquí se conjura es mucho más importante que lo pretendéis evitar con un mero certamen, no caeré en vuestras triquiñuelas, suficientes ardides he tenido ya por vuestra parte.-ciertamente la exasperación del Flambeau crecía por momento, era a él a quien habían encarcelado y torturado para que ahora encima Donat viniera a exigirle nada.- Marçal de Camprodon ¿qué deseáis hacer?¿queréis venir conmigo o acompañar a Donat?Bien sois libre de escoger. En cuanto a vos Donat, si pretendéis encerrarme de nuevo en un jaula de oro lo haréis sobre mi tumba o la vuestra, bien os advierto que no habrá más roturas del código que no queden sin castigo.-que pretendieran privarle de libertad, de su capacidad de estudio, poder mágico o libre albedrío ya era el colmo de los colmos. Si entre sus pensamientos y susurros las doncella de la espada tenía a bien escucharle este sería un buen momento para manifestarse. Tan poco le había importado a Donat la muerte de su compañero Ignius como a Fulgens Meteora el fin de aquel petulante malnacido.

Los animos se están caldeando por momentos cuando Marçal, subido al caballo con ciertas dificultades dadas sus heridas decide hablar. Aun así Fulgens ha podido percebir un gesto de franca sorpresa en Donat ante la mención de la espada.

Me temo Fulgens que por una vez, quizás la primera, dice la verdad. Mira fijamente a Donat largamente Conozco a Donat desde hace años, si nos quisiera obligar a seguirle ya lo hubiera hecho ¿Verdad Donat? Siempre he sospechado que el juramento de la Orden nunca fue un freno para ti a la hora de emplear tu magia.

Este hombre dice dirigiendose a Fulgens mientras con la cabeza señala a Donat Es uno de los más despiadados maestros del arte de Mentem. Si hubiese querido secuestrarnos estoy seguro que ahora seríamos meros cuerpos balbuceantes, nuestras mentes hechas jirones. Pero tanto él como Berengal siempre han sido leales conmigo.  Concluye con un cierto tono de resignación.

Sospecho además que ninguna relación tiene con nuestros captores si no es de enemistad. Y que rescatarnos no ha sido una obra de amor si no de necesidad. Así que Donat ¿jurais que si os acompañamos no nos causareis ningún mal ni a mi ni a mi señor Fulgens? ¿Atendereis nuestras heridas y nos guardareis como exige el Código? Solo si lo jurais por lo que tengais más estima os acompañaremos de grado. Eso si, llegado el momento exigiremos como pago a nuestra colaboración la verdad, y solo la verdad, sobre vuestro conocimiento de nuestros captores.

Y acercando su caballo al suyo te murmura En nuestro estado seremos presa facil de nuestros enemigos quienes no tardarán en buscarnos. No descartaría que en cuanto vean que hemos escapado encanten alguna conexión arcana para seguirnos y son peligrosos. Barcelona es la Alianza más poderosa de esta región y su protección puede ser imprescindible.

Donat gruñe por toda respuesta pero levanta la mano derecha mientras con la izquierda se toca el corazón indicando que lo jura. Hecho esto vuelve a hacer girar su caballo y lo espolea sin decir una palabra contando en que los seguireis.

Durante los siguientes dias seguis a Donat en una ruta que sospechais es tortuosa para despistar a perseguidores mágicos y mundanos. Dormiis en una posada, una pequeña abadía e incluso el castillo de un señor feudal. En todos lados os reciben de forma cortés, aunque no amable, y podeis comer caliente y dormir en camas mullidas.

Finalmente al llegais a una casona en un pequeño valle desde donde a lo lejos se divisa una villa amurallada. Aun a pesar de que el verano empieza a abrirse paso el vallo es humedo y fresco. En las mañanas una densa niebla cubre el lugar hasta bien entrada la hora undecima. Marçal en un aparte te indica que cree que la villa avistada es Vic o Manlleu.

La casa, un mas o casa de campo fortificada típica de la Catalunya Vieja, está habitada por un mayordomo o batlle que al parecer gobierna sobre la casa y las tierras cercanas en nombre de un noble que reside en Barcelona. Os recibe con cortesía y pone a vuestra disposición habitaciones y servicio para cada uno e incluso un curandero local asistido por una moza se encarga de vuestras heridas. No debeis ser los primeros ocupantes herméticos de la casa pues reconoces una habitación dispuesta como un laboratorio, aunque le faltan materiales, y una pequeña biblioteca compuesta por un par de armaria y una mesa scriptoria.

Donat os indica durante la primera cena los tres solos en el salon principal y mientras apura una copa de vino que no debeis abandonar las envistas de la casa. Pero que mientras podeis hacer lo que os plazca. A medida que pasan los días quizás el aburrimiento le impulsa a hablar y el Jerbiton parece más proclive a responder alguna pregunta.

Los días pasan y los ánimos se calman a medida que lo hacen el dolor de las heridas y las calamidades del camino. Una noche tras una buena cena junto al fuego el Flambeau trata de poner sus ideas en mente para intentar darle sentido a todo aquello, esperando que Donat y Marçal puedan arrojar algo de luz sobre sus múltiples dudas.-¿Cómo os capturaron a vos Marçal?¿Os hizo llegar Incitatus mi mensaje?Os atraparon al marchaos o al llegar, si alguna de vuestras misiva se ha perdido es un crimen aún mayor para esos sectarios dentro de la Orden.-con esto pretendía averiguar lo básico antes de pasar a preguntarle a Donat.-Entonces de la fundación de Iuxta Mare ¿qué era cierto y qué no?¿qué interés había oculto en que unos jóvenes repoblasen la Alianza?Sabéis que fue lo que provocó la muerte de Climia y el crepusculo de Roc-Berenger, si es que este sucedió. Imagino que todo esto tiene que ver con las inconclusas investigaciones de Climia.¿Qué busca la secta que ha tratado de matarnos?Pude contar un mínimo de tres Magus entre ellos, la mención a Ammit la roedora de huesos deja claro que no son de origen europeo.¿Qué sabéis de nuestros enemigos y sus intenciones Donat?¿Por que implicarnos a nosotros en todo esto?Arrojad algo de sentido sobre esta situación.-la altanerías se habían dejado de lado para dejar paso a la necesidad de comprender la situación en ciernes. Por primera vez en mucho tiempo Fulgens Meteora se sirvió más vino de lo habitual, tanto a él como a sus sodales, aquella podía ser una noche muy larga.