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Asesinato en Puerta de Baldur

Aventura | 9. Falsos mendigos (SUSPENDIDA)

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09/03/2018, 21:51
Ciudad Baja, día

Justo antes de que declararais vuestra decisión de iros -cosa que parece haberles apenado-, los tres parroquianos han elogiado tu humildad, Aishël. Respecto a la marcha, tu incomodidad ha sido perceptible, elfa, pero parece que las palabras de Zhork la han tapado bastante bien, ya que os habéis despedido todos muy cordialmente. Dejando atrás esta singular taberna -El Jabalí Sonriente, como llegaréis a saber-, esquiváis a la gente por la concurrida calle en vuestro camino aún sin rumbo determinado.

Notas de juego

Saliendo de El Jabalí Sonriente: son las 11.15 (am).

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11/03/2018, 15:54
Zhork

—Te entiendo — le dije, sonriendo ligeramente —. Yo tampoco termino de acostumbrarme... Pero no te preocupes. En unos meses ya nadie recordará lo que hicimos, y volveremos a pertenecer al mundo del anonimato como nos corresponde.

Esto nos pasa a todos, indiferentemente de la raza a la que perteneciéramos. Enanos, elfos, humanos... la fama era algo que venía y desaparecía rápidamente. De la noche a la mañana haces algo por los que muchos te recuerdan, pero con el tiempo... ese recuerdo desaparecerá.

Tarde o temprano, nos pasará a nosotros también.

—Lamentablemente, no tengo ni idea de dónde pueden estar ese jovencitos — añadí finalmente —. Bueno, tomémonos este día de descanso. Un paseo por la ciudad atentos a encontrarles, pero si no lo hacemos... a la noche les veremos. No hay de qué preocuparse. Quizás incluso encontremos información útil por nuestro lado.

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12/03/2018, 14:04
Aishël

Asintió ante las palabras del enano, pasear era algo que le gustaba, sin gente cotilleando, ni gente parándose delante de ellos porque los habían reconocido, solo pasear, al gente estaba en la calle muy ocupada en sus que haceres como para fijarse mucho en ellos, aun con aquellas pintas tan exóticas. Cuando escucho al enano, suspiro, eso esperaba, que la fama se olvidase pronto -Eso espero, eso espero-

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23/03/2018, 11:30
Ciudad Baja, día

Con ociosa despreocupación, dejáis que vuestros pasos os lleven por las calles de la ciudad. Sí, es cierto: tenéis entre manos un encargo de gran importancia, confiado por nada más y nada menos que uno de los gobernantes locales. Y, sí, hay algunas pistas y líneas que podríais seguir, pero… No es cuestión tampoco de desaprovechar este día primaveral con asuntos tan engorrosos, ¿no? ¡Puede que incluso encontréis algo! No hay que subestimar a la suerte. A veces la moneda también cae de canto.

Así, pronto os veis formando parte de las multitudes que llenan de vida y ajetreo las calles de la ciudad, ora subiendo entre criados y niños por empinadas escaleras, ora serpenteando junto a porteadores y mercaderes por alguna bulliciosa calle de talleres y tiendas, o asomándoos a las aguas del puerto con los marineros y estibadores, o incluso paseando vuestras sombras contra los grandes sillares de las murallas, bajo la atenta mirada de los guardias.

En una plazoleta de Sierraflorida, no lejos de la taberna, un sacerdote casa a una pareja frente a una estatua engalanada del dios Gond y ante la mirada de amigos y familiares. Un pequeño cría de humano (de género indefinido) salta frente a vosotros y os dispara con una ballesta imaginaria antes de salir corriendo, pero su madre le atrapa y le suelta una colleja.

En una calle de los Acantilados, unos obreros han delimitado una zona con postes y cuerdas y están cambiando el empedrado. Tres viejos -un hin, un hombre y un enano- comentan la tarea. El enano, con una voz que parece el sonido de tela al rasgarse, afirma que él trajo los empedrados a Puerta de Baldur. Nadie parece darle importancia, o credibilidad.

En Montonera, mientras recorréis una calle poco concurrida, una voz de mujer grita desde una ventana «¡Agua va!» al tiempo que lanza por ella el contenido de un orinal. Con tus reflejos sobrenaturales, Aishël, consigues apartarte, pero tú, Zhork, quedas empapado de heces y orines. Tardáis un poco en encontrar una fuente donde lavarte.

Las campanas que han sonado hace poco, dando la una de la tarde, os informan de que han pasado dos horas desde que dejasteis la taberna. Os sentáis para descansar las piernas en la misma plaza donde tú, Zhork, te has lavado. No deja de pasar gente.

¡Khlav kalash! ¡Compren aquí su delizoso khlav kalash! —grita una voz grave y ronca.

Los gritos provienen de una especie de caseto miserable, apenas más ancho que una letrina o una garita. En su interior, un enorme medioorco agita en el aire unos pinchos con algún tipo de carne churretosa ensartada. El olor especiado y ahumado llega hasta vosotros y vuestros estómagos reclaman atención. Tú, Aishël, ni siquiera has comido nada hoy.

- Tiradas (2)

Notas de juego

[1.15 pm]

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27/03/2018, 14:21
Aishël

Mira al enano, agradecida por poder dejar de arrugar la nariz por el anterior olor, por suerte ya desaparecido, sentada en la fuente mira hacía el puesto y tuerce un poco el gesto.

-Igual deberíamos comer algo, no parece lo más apetitoso del mundo, pero seguramente bien regado entre bien- dijo señalando con la cabeza el puesto, realmente con todo lo anterior se le había olvidado comer y ya empezaba  a hacerle mella la falta de energía. no acostumbraba a comer esas cosas, pero no había nada más cerca y una vez no le haría daño.

Se encano al puesto, esperando que el enano a siguiese -¿vamos?-

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29/03/2018, 20:30
Zhork

Maldita mala costumbre de tirar las heces avisando justo en el mismo momento. ¿Pero qué trabajo les costaría decirlo al menos un par de segundos antes de lanzarlas? En fin, en peores cosas me había bañado, no estaba como para ser delicado tampoco... Peor olían, después de todo, las vísceras de los trasgos.

—Sí, entremos — dije al tiempo que exprimía una vez más mi camiseta para quitarle todo el agua que pudiera quedarle, y me la ponía justo después —. Empiezo a tener hambre. Tú también, ¿no?

Ni siquiera el haber sido bañado en el meado de una familia entera podía quitarme el apetito. Menos ahora, que ya por fin olía a rosas de nuevo... bueno, quizás no a rosas pues el agua sólo no hace maravillas, pero algo mejor que minutos antes desde luego.

—Me pregunto de qué carne estará hecha el Khlav kalash ése...

Aunque, viniendo de un semiorco, casi que era mejor no saberlo.

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01/04/2018, 21:28
Ciudad Baja, día

Cuando os acercáis, dos hombres ya se alejan del negocio mordisqueando su compra. El puesto es tan precario que «entrar en el local» no es más que aproximarse al mostrador, bajo el panel de maderos que al elevarse hace de techumbre y al bajarse cierra la barraca. Dentro apenas hay sitio para una parrilla y para el propio mestizo pielverde. Tú, Aishël, puedes ver en una esquina una caja llena de espetos con carne cruda y un cubo con lo que parece ser el adobo. La carne es… Bueno: inidentificable. Al cocinarla es obvio que coge mucho mejor aspecto y aroma.

¡Klav kalash! ¡Delizoso klav kalash! Vosotros comprar y… ¡Ñam! —os explica elocuentemente el fornido vendedor al tiempo que se acaricia la barriga. Los colmillos inferiores le sobresalen. El pelo negro se le pega a la frente—. ¡Sólo dos mecos cada! ¡Ah! Y también bebida: zumo de cangrejo, zumo de montaña —añade, apartándose para revelar lo que hay tras él.

Dos barriletes reposan de pie sobre otros dos: los de la derecha tienen un triángulo dibujado en tiza; los de la izquierda, un círculo con... ¿Pinzas? Desconocéis estas bebidas y el tipo tampoco tiene las dotes comunicatorias necesarias para explicarlo en un idioma que conozcáis. Una «ración» de cualquiera de las dos, os dice, cuesta también dos mecos. [1]

Una vez atendidos [2], tú, Zhork, te fijas en algo que llama tu atención: en la boca de un sucio y solitario callejón, quizás creyéndose invisibles a las miradas de la gente, dos vagabundos que han llegado a la plaza por dos calles diferentes se han puesto a hablar. Hay algo peculiar en sus gestos, y pronto te percatas de lo que es: ¡son señas de ladrones! Señas que, por desgracia, no sabes interpretar. Tú, Aishël, te has percatado de que tu socio ha visto algo extraño y también te has fijado en los dos hombres. En un momento, ambos captáis el brillo de un arma en el cinto de uno de ellos. Parece que van a internarse en el callejón. [3]

- Tiradas (2)

Notas de juego

[1] Un espeto de carne, 2 pc. Una ración de "zumo", 2 pc. El zumo os lo servirá en vuestras tazas de peltre que van en los kits de acampada que lleváis en vuestras mochilas. Es barato.

[2] Aunque haya narrado lo de los vagabundos (para agilizar), decidís comprar o no antes de fijaros en ellos. ¿Qué decidís?

[3] ¿Qué hacéis?

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04/04/2018, 12:51
Zhork

Zumo de montaña y la carne rara. No sé si era un acierto culinario, quizás aquel semiorco era un gourmet incomprendido, pero el hambre llamaba a mi barriga y yo estaba dispuesto a zamparme lo que fuera sin pensar demasiado. Sin embargo, cuando ya estaba a punto de darle el primer bocado a la carne y degustar la bebida de las montañas aún sin saber por qué diablos se llamaba así... vi algo que me hizo parar en seco.

Al principio parecían vagabundos, pero sus gestos guardaban secretos que no se podían ocultar fácilmente de la mirada de alguien que entiende de este mundo. Eran ladrones, no había duda. Y... si la hubiera, desaparecería al instante al ver el brillo del acero en el cinto de uno de ellos.

—Guarda la comida para luego, jovencita — dije a mi acompañante al tiempo que le hacía un gesto con la cabeza en dirección al callejón —. Creo que tenemos algo interesante que investigar.

Mis tripas hacían ruido, pero mi espíritu de aventurero era más fuerte después de todo. Si había intriga y posible lucha, Zhork debía estar presente.

Notas de juego

[2] Me pido las dos cosas para Zhork. El "zumo", o lo que quiera dios que sea, el de montaña.

[3] Por mi parte está claro, seguirles a una distancia prudente.

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04/04/2018, 14:31
Aishël

Iba a darle un bocado a uno de los pinchos que le compro al piel verde, y darle un sorbo al zumo de montaña, que prefirió no peguntar absolutamente nada, dada la pinta de todo, mejor no pensarlo, después de todo necesitaba comer, llevaba tiempo sin comer y si eso no la mataba le iría bien.

Pero justo en ese momento la voz de Zhork la frenó en seco, miro su comida y luego al enano, cuando este le indico con la cabeza pudo ver lo mismo que él, se habría quedado tranquilamente comiendo, no era asunto suyo lo que pasara allí, pero... ¿como dejar al enano solo? solo hacía meterse en líos.

-Ays- suspiro y dejo la comida sobre el "mostrador/barra" y miro al semiorco -voy a volver por mi comida- y siguió al enano.

Notas de juego

Compro un pincho y un zumo y sigo a enano ¿que remedio? XD

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05/04/2018, 14:04
Ciudad Baja, día

¡Que la comida espere, aventureros! Tras devolver los espetos al medioorco -algo confundido por la situación- y guardando de nuevo vuestras tazas de peltre, os encamináis a buen paso hacia los dos tipos... ¡Justo a tiempo para verles internarse en el callejón! No parece que se hayan percatado de que los estabais observando, ni de que os estabais dirigiendo hacia ellos. Sea lo que sea lo que estén haciendo, no parece que puedan ir lejos: un callejón tan sucio y poco transitado no debe de tener salida.

Notas de juego

Anotados -4 pc/cabeza.

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08/04/2018, 12:49
Zhork

Con todo el sigilo que un enano podía tener, intenté ocultarme en un lugar desde donde no se viera mi rechoncho cuerpo y observé a aquellos ladrones. Quería saber qué diablos pasaba antes de entrar en acción... y esperaba que la elfa pensara y actuara como yo. Estaba seguro de que sí, los elfos son astutos y les encanta el sigilo; de hecho... seguro que se le daría mejor que yo eso de encontrar lugar en el que esconderse.

Notas de juego

Ejem, espero que no haga falta tirada, jajaja.

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09/04/2018, 13:37
Aishël

Siguió a Zhork, sin duda había visto lo mismo que el enano, aunque no sabia que quería descubrir este ¿que podían hacer dos ladrones en un callejón? para Aishël no tenia mucho interés, pero no iba a dejar solo al enano, después de todo el sigilo no era su fuerte, era totalmente una pandereta andante, sería un milagro que aun no los hubiesen detectados. Legó hasta él y encontró donde esconderse de los ladrones para poder ver sin ser vista.

Notas de juego

Si hace falta tirada, dime de que.

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10/04/2018, 13:32
Ciudad Baja, día

Pasando entre la gente que cruza la plaza, camináis hasta ambos lados de la la boca del callejón. Desgraciadamente, al asomaros con disimulo para averiguar que está sucediendo, tú, Zhork, avanzas demasiado y sin querer resbalas en una monda de fruta que hay en el suelo, trastabillando hacia adelante. La pila de basura que hay frente a ti cae ruidosamente y quedas expuesto. Los dos mendigos, que se dirigían hacia una puerta en la pared izquierda del callejón -un gran edificio abandonado-, se han percatado de tu presencia.

¿Quién anda ahí…? —pregunta uno de ellos, nervioso, girándose.

Ahem… ahem… ¿Alguna alma caritativa dispuesta a ayudar a estos dos pobres de solemnidad? —trata de disimular el segundo.

¿Qué quieres, enano? —vuelve a preguntar el primero, ignorando a su compañero. Con fallida discreción, coge algo de su cinto (¿una daga?) y pega el brazo al cuerpo, ocultando la mano entre los harapos—. Largo de aquí si no quieres problemas.

Tras ellos, el mugriento callejón no tiene salida, sólo la puerta hacia la que se dirigían. A ti no te han visto aún, Aishël.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Podéis imaginar el callejón como queráis, y con lo que queráis, respetando lo descrito.

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13/04/2018, 23:36
Zhork

Maldije una y mil veces. ¿Quién me mandaba a mí pisar aquella cáscara de fruta? Por fortuna, parecía que a mi compañera no la habían visto aún. Eso nos daba una enorme ventaja.

—¡Oh! Vaya — exclamé al tiempo que sonreía de manera bonachona —. Por poco me mato, jojo. Claro, claro. Es mi deber ayudar, y quizás vosotros también me podáis ayudar a mí. Soy nuevo en la ciudad, y me he perdido. ¿Podríais indicarme qué edificio es éste? A ver si me oriento de una vez, jojo.

Omití al que parecía tomar el papel protagonista e hice caso al que trataba de disimular haciéndose pasar por mendigo. En cualquier caso, me llevé con disimulo la mano a la correa del martillo y la aflojé, de manera que si todo se ponía feo, sólo tendría que coger el mango y empezar a repartir martillazos a diestro y siniestro.

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16/04/2018, 14:34
Aishël

Negó con la cabeza, vaya entrada en escena que había hecho el enano, aunque realmente se esperaba que no fuese demasiado bien, era un enano, el sigilo y ellos no iban de la mano precisamente, por suerte a ella aun no la habían visto, el factor sorpresa aun lo tenían, no sabía si la interpretación del enano saldría bien, pero había tenido buena salida de la metedura de pata. Preparo el arco por si había que ayudar al enano y la cosa se ponía fea, pero seguía en su puesto, no tenía necesidad de descubrirse aun.  

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16/04/2018, 17:42
Ciudad Baja, día

¿Qué te importa eso, hombre-topo folla-cabras? —te escupe el falso mendigo que se encuentra más cerca de la puerta del fondo—. No hay lombrices por aquí que puedas comer.

«Hombre-topo» hace referencia a la inmemorial costumbre enana de vivir bajo las montañas, obviamente. Lo de «folla-cabras» también tiene que ver con las montañas, claro, pero no con sus interiores. Dos típicos insultos que ciertos pre-cadáveres de Faerûn tienen a dirigir a los enanos.

El hombre no se mueve de su sitio, pero lanza un par de furtivas miradas hacia la puerta.

O-oh… ¿E-el edificio? —pregunta el otro, bastante nervioso—. Oh, no es… No es nada… U-un convento helmita abandonado… Un lugar d-donde pasar las frías y húmedas noches… Acércate, amigo, y t-te lo enseñaré…

Una de sus manos se ha metido dentro de sus ropajes y permanece ahí, mientras la otra te hace gestos entre apaciguadores y mendicantes.

Como es sabido, Helm era hace cien años el dios de los vigilantes, pero murió en el Año del Fuego Azul, en un duelo con el dios de la justicia, Tyr, por un engaño de Cyric, Príncipe de las Mentiras. (Una tragedia de proporciones cósmicas -revelada por los dioses y confirmada por los sabios- que ocurrió en la «Era de los Trastornos», cuando los grandes poderes caminaron entre los mortales y el mundo sufrió las consecuencias. Aún está por escribirse el libro que narre y explique todo lo que sucedió en ese período.) Los desolados fieles de Helm fueron acogidos por Torm -dios del deber, y de vuestro socio Caedwyr-, pero muchos de sus lugares fueron abandonados. Por las ventanas tapiadas y el estado en general ruinoso del edificio, parece que el hombre dice la verdad.

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17/04/2018, 15:47
Zhork

—Jo,jo,jo — dije al tiempo que cogía el mango de mi martillo y terminaba de sacarlo.

Que me dijera hombre-topo lo podía permitir, incluso lo de que me follara a cabras... ¿pero lo de que comiera lombrices? No, por ahí un enano no pasa.

—Tú, el que se hace pasar por vagabundo — dije refiriéndome al que se había llevado la mano al cinto, probablemente buscando una daga que clavarme en la espalda a traición —, si no quieres tener el cráneo aplastado ya puedes echarte a un lado. Y tú — miré al otro —, el que se hace pasar por valiente, tienes 3 segundos para tirarte al suelo y empezar a comer arena, luego te vas a levantar y me vas a pedir disculpas, ¿de acuerdo?

Levanté mi mano, mostrando tres dedos, los cuáles fui restando cuando comencé la cuenta.

—3, 2...

Presentía que me ganaría una bronca de la elfa, pero... un enano no puede permitir estas cosas.

Notas de juego

Lo siento, Aishël... jajajajaja.

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18/04/2018, 18:45
Aishël

Cabeza de chorlito, dejarse llevar por un meros insultos ¿De que te sorprendes Aishël? es un enano temperamental como ellos solos. Seguramente el enano era capaz de ocuparse de aquellos dos adversarios el solito, aun así ella no era de la que subestimaba a sus contrincantes y siempre cabía la posibilidad de que en agilidad ganasen al enano.

Salió de su escondite, ya con el arco tensado y una flecha colocada en él, ahora mismo le preocupaba mas el que estaba más alejado del enano, pues podía lanzar su arma y estaba lejos para que el enano lo alcanzase con su arma, no así la de la elfa.

-Yo que vosotros me lo pensaría dos veces antes de hacer alguna tontería- dijo apuntando.

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20/04/2018, 01:03
Ciudad Baja, día

En cuanto desenfundas tu martillo, Zhork, el mendigo del fondo -«el valiente», que luce una canosa y ancha barba- abandona cualquier atisbo de farsa y puedes ver su mano oculta, que efectivamente lleva una daga. Parece que va a rugir algo, pero tu aparición, Aishël, le enmudece y una expresión de alarma toma forma en su rostro. ¡No había contado contigo! Con agilidad, el hombre se lanza hacia la puerta, quién sabe con qué propósito, pero rápidamente actúas: la cuerda de tu arco vibra audiblemente, tu flecha silba en el aire, el bandido suelta un gruñido seco, un impacto resuena, y su cuerpo golpea el suelo adoquinado. [1]

En cuanto al segundo hombre, de aspecto comadrejil, durante un instante contempla aterrorizado tanto a tu martillo, Zhork, como a ti, elfa, pero en un parpadeo su rostro pasa a ser el de un animal rabioso y atrapado y se lanza sobre ti, enano, abrazándote y tratando de clavarte su daga en las tripas. Como es de esperar, la difícil maniobra no tiene éxito: el filo de su acero se desliza inofensivo sobre tu armadura y consigues desembarazarte de él. Frustrado, trata de mantenerte ahora entre sí mismo y tu compañera, pero está en franca desventaja. No tiene ninguna posibilidad. [2]

- Tiradas (7)

Notas de juego

[1] He resuelto el turno de Aishël porque le tocaba primera y, sabiendo lo que tú, Dedrith, querías hacer, preferí agilizar. Tu ataque ha reducido a 0 PG al enemigo. Debes decidir si Aishël disparó a matar o para inmovilizarle.

[2] El segundo mendigo ha intentado atacar a Zhork y apresarle (para usarte de escudo) a la vez. (Si alguien quiere saber cómo he calculado esto a nivel de reglas, porque he tenido que improvisarlo, que avise.) Lo que intentaba era superdifícil y ha fallado las dos cosas, pero se ha colocado de forma que Zhork está ahora entre él y Aishël. Esto normalmente le daría algo de cobertura, pero como simplemente moviéndose los dos aventureros ya le joden la maniobra, ya ni lo computo.

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23/04/2018, 14:13
Aishël

Gracias a su puntería, dejo inmovilizado al primer [1] mendigo, el que intentaba escapar por la puerta que tenia cercana, sin duda seria el candidato a interrogar, sabía que con el otro podía encargarse en enano solito, aunque dudaba que saliese muy bien parado si quiera para hablar.

-Maese Zhork deje de jugar- le dice sonriendo -tenemos cosas que hacer y una comida que espera- dijo refiriéndose a interrogar al otro y a por a comida que habían dejado a medias donde el semi-orco, ya que ella llevaba sin probar bocado todo el día y su estomago empezaba a protestar realmente molesto.