Partida Rol por web

Lo tengo-pensó satisfecha. Ahora solo hacía falta saber como introducir el tema en la conversación. Nada especialmente dificil. Sin embargo, decidió mirar con aire desinteresado a su alrededor para asegurarse que no hubiese nadie.

Asintió, reconociendo la pericia de Ambrose para la infiltración, para luego separarse y comenzar a barrer la masa de invitados bandeja en mano. La esencia del alcohol iba llenando el aire de a poco, las conversaciones se tornaban menos discretas, los gestos se entorpecían y los alientos empeoraban. Les tomó un tiempo considerable, pero la victoria obtenida con esfuerzo era más dulce. Sólo restaba aprovecharla.

En su estado de nervios, Piazza se había permitido una copa a escondidas. Medio embelesado como estaba, dejó que la paranoia creciera. De repente, se sentía observado nuevamente, aunque esta vez algo respiraba en su nuca, un terror que no podía controlar. Transpirado, no podía concentrarse en interrogar a los comensales. En cambio, oteó la entereza del salón en busca de... en realidad, no lo sabía.

Te has dado cuenta de que hay alguien observandoos, un tipo con gafas de montura dorada, pelo corto negro y una nariz algo ganchuda. Va vestido de traje, pero no parece relacionarse apenas con los invitados. Más bien parece que se limita a observar.

Le resultaba aliviador saber que la paranoia no era producto de locura o de vapores nocivos del laboratorio, sino esa intuición que un largo entrenamiento le había concedido. De repente, ya no parecía un hombre asustado que desentonaba con el ambiente festivo; se convirtió, en un parpadeo, en un camarero común y corriente azotado por el calor de la sala atiborrada de invitados.

Así como cualquier cosa que pretendía hacer entre el jolgorio, le tomó más de lo que le hubiera gustado hallar a Ambrose. No podía alejarse demasiado de su área de interés, pero no le fue necesario. Se acercó a su hermano con más sutileza esta vez, blandiendo una sonrisa picarona, como si estuviera ávido de compartir sus preferencias sobre las mujeres de la fiesta. En cambio, le llamó la atención sobre el hombre de nariz ganchuda y anteojos de montura dorada que observaba la multitud con algo más que interés. -¿Lo reconoces? Podría ponerlo a dormir en un lugar apartado. No parece nazi, más bien un vigía- Atendió a un comensal medio borracho embutido en su uniforme, manteniendo su mueca a pesar de una ráfaga de aliento pútrido con vestigios de alcohol.

Ambrose dirigió una rápida mirada furtiva al hombre que le señalaba su hermano. A primera vista no había visto muy bien a quien se refería por la cosa de no quedarse mirando al tipo, sería muy descarado y desconsiderado por su parte. Ante todo, era un profesional, incluso cuando se hacía pasar por otro oficio. 

- Dame una bandeja de bebidas, y si puedes vuelva somnifero de efecto retardado, no quiero que nadie caiga desplomado al instante, pero si se van amodorrando, eso que ganamos, así será más fácil sacarlos cuando monten el espectáculo y podremos hablar con ellos de manera más relajada. 

Friedrich ve con desilusión que sus palabras no consiguen levantar en Albrecht mas que una sencilla apatía, asi que opta por cerrar la boca antes de estropearlo aun mas.

Ethel percibió durante un segundo la inseguridad en el rostro de su hermano y decidió tomar cartas en el asunto. Era una jugada arriesgada y un error la descubriría. Sin embargo, la mujer estaba segura de sus capacidades así que finalmente se volvió a su "marido" y alzando las cejas con expresión preocupada.

¿Cielo?...¿Por qué no se lo dices?-Ethel esperó unos segundos a que su hermano la mirase antes de continuar- Si no se lo dices tu, lo haré yo.

La asesina judía lanzó una melancólica mirada a Fiodor Albrecht y tomándole la mano a sabiendas de que un ligero contacto femenino podía ser mucho más efectivo que todos los discursos patrióticos del mundo comenzó a hablar

Herr Albrecht -susurró con la mirada baja, aparentando estar destrozada- como le acabamos de decir, mi queridisimo Friedich y yo vamos a contraer matrimonio...Yo no soportaría verme alejada de él... y ahora mismo estamos pasando por malos momentos ya que mis padres están enfermos....No le pido que le libre de ir a la guerra, pues eso es algo impropio de alemanes pero...-Ethel levantó los ojos- ¿Realmente creé que hay posibilidades de victoria? Por favor, cuentenos lo que sabe...así al menos estaré tranquila sabiendo que mi marido no correrá ningún riesgo.
Por supuesto, todo esto quedará entre nosotros...y mi tío...mi tío es Hermann Forsyth* quizas podría hacerle algún favor a cambio...

y eliminarte antes de que se lo pidas

Por cierto, domenico está esperando que respondas a su pregunta de si reconoces al tipo que os está observando xD Puedes tirar de nuevo Compostura + Astucia

Fiodor parece algo suspicaz con esa pregunta

- ¿Victoria? La victoria es inevitable, querida. Nos guía la mano del Führer y el ingenio del gran Rommel. Pronto toda Europa será nuestra; es nuestro derecho.

No lo habías visto bien al principio, pero ahora te das cuenta de una cosa. La nariz que lleva el tipo que te señala Domenico es falsa, y sus gafas también son de pega; no las necesita. Quitando la nariz y las gafas, y también la discreta ropa que lleva, se te queda una imagen muy clara.

Es el tipo de la Gestapo, Otto Schuzle

Se acerca discretamente a Domenico y le susurra unas palabras, de profesional a profesional. 

- Gestapo.- simula unas toses y prosigue.- Bien, como te decía, son seis segundos para botellas con dosificador, entonces se le añade el refresco. Así logramos una copa con la medida justa. 

¡Estúpida! ¡estúpida! ¡estúpida! disimula...

Ohhh eso es un gran alivio... -respondió con una amplía sonrisa que reflejaba alegría. -Nunca dudaré de la victoria de nuestra gran nación pero realmente temía por las bajas. Por cierto-añadió tratando de cambiar sutilmente de tema para no levantar sospechas- que bajitos son los españoles...aunque tienen fama de aguerridos.