Partida Rol por web

Han sido unos meses muy ajetreados, viajando por toda Europa mientras seguíais el rastro de Suzan. Gracias a los contactos de Friedrich, averiguasteis que la traidora había cruzado la frontera con Francia, y a los pocos días, cruzó también los Pirineos en dirección a España. Allí le perdisteis el rastro durante unas semanas, pero luego recuperasteis el rastro cuando apareció en Cádiz. Las últimas noticias que tuvistéis de ella es que tomó un barco en dirección a Egipto. 

Inmediatamente, la Hermandad os destinó a un refugio en El Cairo para que prosiguieseis con el seguimiento, pero todo se entorpeció cuando el 12 de Febrero, Hitler envió apoyo a las tropas italianas que estaban siendo masacradas por los ingleses en aquella zona. Las Afrika Korps, al mando del general Rommel, llegaron a Trípoli y enseguida tomaron una posición ofensiva. Aunque todavía no se ha producido ningún enfrentamiento grande entre las tropas alemanas e inglesas, los nazis se están moviendo hacia Tobruk, donde se espera una gran batalla.

Por el momento, en El Cairo se han instalado unos cuantos nazis. Han tomado el control del cuartel militar de la ciudad, y están al mando del Coronel Fiodor Albrecht. Vuestras órdenes son vigilar de cerca a Albrecht y a sus hombres, y que estéis atentos a cualquier rastro de Suzan. 

El refugio de El Cairo se encuentra ubicado en un antiguo sistema de alcantarillas del barrio copto. Se trata de varias estaciones de drenaje abandonadas que se usan a modo de salas, conectadas mediante túneles de alcantarilla. La zona está perfectamente aclimatada y nadie diría que eso fue anteriormente una alcantarilla; cuenta con sala de reuniones, laboratorio, armería, biblioteca, sala de entrenamiento y habitaciones particulares. Hay dos accesos: uno a través de del sótano de un minarete en una mezquita del barrio copto, y otro que conecta directamente con el sistema de alcantarillado moderno de la ciudad. 

El hombre que se encarga de mantener el refugio es uno que se hace llamar simplemente "Al'Nesr", un tipo oscuro, que no habla mucho, y del que se dice que desciende del propio Altaïr. Entre otros Asesinos, os han presentado a un italiano llamado Domenico, un médico experto en drogas, venenos y fármacos. 

Cantarella

Sólo el rasgar de la pluma sobre el papel interrumpía el imperante silencio del laboratorio. El doctor cortó un trozo de cinta adhesiva y pegó la etiqueta a lo ancho del pequeño frasco en su mano izquierda; contenía una ínfima cantidad de un polvo blanco que podía pasar por azúcar, pero que tendría efectos desastrosos en cualquier taza de café. Recorrió la sala para guardar el veneno en un viejo armario, cuyos estantes estaban ocupados por hierbas, hojas y sustancias cuidadosamente clasificadas y almacenadas. Incluso se podían ver una serie de órganos ahogados en formol.

Mientras se deslizaba con un sigilo innato por el lugar, Domenico tomó un trozo de queso que guardaba en algún recoveco de sus ropajes de Asesino. Se agachó junto al hábitat de "Sujeto de pruebas n° 6", una jaula dentro de la cual un ratoncito blanco se movía de manera inquieta. El doctor sabía bien que lo mejor era ponerles nombres genéricos. Lo último que deseaba era encariñarse con un animal que más tarde sería alimentado con pequeñas dosis de sus sustancias experimentales.

-Hermano Piazza- El característico acento de Al'Nesr le provocó un sobresalto. -Los invitados han llegado. Me gustaría presentarlo, sino está muy ocupado-

Sus pasos resonaban en las antiguas alcantarillas. La Hermandad había hecho un buen trabajo adaptándolas a un refugio; no había goteras molestas, hedores perturbadores ni alimañas peligrosas. En demasía, al menos. El eco de sus botas en los pasillos era menor, casi como si fuera un espectro, al igual que el resto de hermanos.

Estrechó las manos de los invitados con la misma calidez que los egipcios le habían dado la bienvenida. -Bienvenidos. Yo también soy un intruso en este refugio, aunque me han hecho sentir como en casa en este lugar- comentó Piazza, con una leve sonrisa. -Vengo desde Roma en busca de respuestas sobre la historia de uno de mis antepasados, la Hermana Iltani, que tuvo la gracia y habilidad para envenenar a Alejandro Magno. Aunque eso ya lo saben, por supuesto- dijo, al parecer dándose cuenta de que había extendido su saludo demasiado.

Las razones de aquella visita le eran desconocidas, pero prefirió dejar que el tema surgiera por su cuenta.

Ambrose estrechó la mano del nuevo hermano que acababa de conocer. 

- Encantado de conocerte. A mi me llaman Ambrose de Cornualles. 

Sin más ceremonia comenzó a pasear despreocupadamente por la habitación mientras jugueteaba con un cigarro sin encender, llevando las manos cruzadas a la espalda y observando con cierta indiferencia lo que había en el laboratorio. 

Ethel dió un rapido vistazo a su alrededor pasando a la habitación que parecíaser un laboratorio.

Ethel Rosemberg-dijo simplemente la asesina tendiendo la mano a su interlocutor.-Es un placer- añadió finalmente.

Iltani...Especialista en venenos -pensó con satisfacción. La mujer no dijo más y se mantuvo de pié tras una enigmática sonrisa observando lo que ocurría, a la espera de acontecimientos. No convenía acelerar las cosas. Había que ser paciente.

Friedrich, nuevamente vestido de paisano, recorrió con los ojos toda la estancia, maravillado con el trabajo de restauración que había sido realizado. Y pensar que esto era una alcantarilla...

Una vez allí, se presentó un italiano llamado Piazza. No sabía de donde había salido, pero si lo habían traído hasta allí sería por algo. Como él ya había sido presentado, Friedrich hizo lo mismo como gesto de cortesía. Me llamo Friedrich Steiner- dijo, con una leve inclinación de cabeza a modo de saludo.

¿La Hermana Iltani? Pensó Friedrich con algo de amargura. Nosotros aquí realizando la importante misión de encontrar a Suzan y recuperar lo que robó, y este tipejo ha venido a documentarse en plena guerra.

El maestro del refugio permanece callado durante la presentación. Cuando Friedrich termina, se dirige a vosotros.

- Bien, ahora que ya os conocéis, acompañadme por favor. Tenemos cosas de que hablar

Su voz es grave y áspera, sin sentimiento. Da escalofríos.

El maestro os conduce hasta la sala de reuniones. Al igual que en vuestro anterior refugio, hay una mesa redonda en el centro, con el símbolo de la Hermandad grabado. Al'Nesr se sienta frente al vértice del símbolo, el lugar que corresponde al maestro, y os invita a sentaros. Estáis solos los cuatro.

- Bien, como ya sabréis, Rommel se dirige a asediar la ciudad de Tobruk, un punto de vital importancia estratégica para combatir a los ingleses. No obstante, nunca es todo tan simple, especialmente cuando se trata de Hitler y Rommel. Tenemos que averiguar que buscan realmente los nazis en Tobruk.

¿Tienes pensado algún plan inicial...o simplemente improvisamos?-preguntó la asesina con uno tono ligeramente irónico

Ethel suponía que Al'Nesr tendría algún plan en mente. Los temas de los nazis no eran como para tomarselo a broma y, si no hubiese sido por la actuación de los asesinos era muyn probable que Hitler ya tuviese el mundo a sus pies con las desastrosas consecuencias que esto acarreaba. La mujer sabía que del interés de Hitler por los objetos sagrados de la biblia y el ocultismo en general y sospechaba que el Führer andaba tras algún objeto concreto.

¿Hay alguna teoría sobre que puede estar buscando? ¿Quizás algun objeto de los faraones asociado a alguno de los dioses?Ya sabeís que ese enano adora ese tipo de botines

- Eso es lo que queremos averiguar; por eso quiero que os peguéis a estos dos tipos, y a toda la gente que les rodea -abre una carpeta y saca dos fotografías, ambas de oficiales alemanes- El primero ya lo conocéis: Fiodor Albrecht, Standartenführer de las SS al cargo del cuartel de El Cairo. El segundo es Otto Schuzle, Sturmbanführer de la Gestapo. Este indeseable -señala al de la Gestapo- es el más peligroso de los dos. Nadie lo ha visto; se mezcla en las sombras y desaparece. Sabemos que está aquí por los rumores, pero de momento no sabemos por donde se mueve, que busca o donde se esconde. Y además es un Templario. No voy a andarme con detalles; tenéis un dossier de ambos en la biblioteca. Pero tenéis que encontrarlos y averiguar todo lo que podáis, de la forma más discreta posible. Infiltraros en el cuartel, en su entorno familiar, entre sus amistades... donde sea  Y una vez hayáis obtenido de ellos lo que queremos, los elimináis.

Se recuesta sobre una silla

- Dentro de dos días se celebrará una fiesta en los salones "La Luna de El Cairo" a la que asistirán todos los altos mandos nazis de la ciudad. Será el momento propicio para acercaros a ellos.

Domenico pensó en decenas de maneras para aplicar una de sus sustancias caseras rodeado de camareros, humo de cigarros y bullicio. La única pega era que no pertenecía al círculo nazi, pero eso no había sido un problema sin solución en el pasado.

-Peces gordos...- El doctor farfulló, capaz de sentir las primeras gotas de sudor formándose sobre su cabeza. Todos las verían. Mientras trabajaba, usaba sólo parte de sus ropajes, y no contaba con su capucha en el momento. De hecho, ya le estaban mirando. Sus murmullos habían llamado la atención. Tomó una de las fotografías, un poco para disimular, otro tanto para memorizar el rostro del templario.

-Es un honor contar con su confianza, maestro. Esto parece ser... es una tarea de gran importancia- Encontró la mirada de Al'Nesr con gravedad y firmeza, buscando demostrarle cuanto comprendía la seriedad de la misión. -Sino descubriésemos las intenciones de estos oficiales antes de esta fiesta, ¿aún así querrá que aprovechemos cualquier oportunidad para eliminarlos? Existe la posibilidad de sonsacar la información directamente de estos individuos, aunque sea mucho más riesgoso- Piazza daba la impresión de ser frágil y tímido, pero sabía teñir sus palabras con una seguridad que contrastaba con sus gestos y maneras. 

- No, no. Quiero que aprovechéis la fiesta para dar los primeros pasos; Otto probablemente se deje ver por allí. A partir de ahí, ir obteniendo la información, y finalmente eliminarlos

No te preocupes...la discrección es el mejor arma, y sabremos utilizarla a la perfección

- Bien, eso es todo. Como ya os dije, tenéis la biblioteca a vuestra disposición, así como el arsenal y el laboratorio, para lo que necesitéis. Buena suerte en vuestra misión, hermanos.

Friedrich decidió que estudiaría el dossier de la biblioteca en cuanto fuera posible. La información es poder, Friedrich lo sabía demasiado bien. También pasaría por el arsenal, e incluso puede que diera una vuelta por el laboratorio. La preparación es la clave del éxito. No obstante, antes decidió comunicar algo a sus hermanos. Trataré de infiltrarme en la fiesta. Un oficial del Reich no levantaría sospechas entre tantos oficiales nazis. Así podría obtener información sobre los objetivos, descubrir sus debilidades y preparar así un plan de ataque.

Me haré pasar por tu mujer. Es muy habitual que los oficiales vayan acompañados y ya se sabe que las esposas de los oficiales tienen las lenguas muy largas, especialmente cuando presumen entre ellas de quien tiene el mejor marido.

Los días que pasasen hasta la fiesta Ethel los dedicaría a investigar a obtener información sobre los asistentes al evento asi como a estudiar los planos con todas las entradas y salidas de la sala.

Una fiesta, que bien. 

Ambrose entonces estaría en su campo, jugaría con ventaja. Copas de burdeos que van y vienen y con suerte algún narcótico en una bebida y asunto solucionado. Crear un disturbio en la fiesta es una buena forma de poder evaluar la velocidad con la que responde el enemigo. El plan iba trazandose lentamente en su mente, pero cuando lo tuviera del todo perfilado la cosa iba a cambiar bastante. 

Domenico inspeccionaba la fotografía de Albrecht, habiendo dejado la otra junto al dossier correspondiente. -Antes que nada, lo primero será investigar sobre nuestros objetivos, aunque la idea de infiltrarse como un oficial del Reich suena convincente, pero muy riesgosa. ¿Tienes algo en mente, hermano?- dijo a Steiner, completamente ignorante de la posición de su compañero en las filas del ejército alemán. El doctor parecía inmune a la dureza en el rostro de Friedrich. Si había algo que había aprendido en la Hermandad, era a considerar a sus integrantes como verdaderos hermanos de sangre, una nueva familia, y tratarlos con la confianza acorde. 

-La actuación no es mi fuerte, pero soy capaz de adaptarme. Quizás podría pasar por un camarero o cocinero, si hiciera falta. Propongo que averigüemos todo lo posible sobre estos dos- señaló las fotografías sobre la mesa -y sus allegados. Luego podremos discutir un plan, y finalmente decidir si mis servicios como... herbalista serán necesarios. Lo mejor será apresurarse. Desconozco las sustancias que necesitaremos con certeza, y mezclarlas bien podría llevarme un par de días-

Los dossiers de los dos objetivos son los siguientes

Fiodor Albrecht

Fiodor es de los oficiales de alto rango más jóvenes de las SS. Tiene 26 años y ya ocupa un puesto de alta responsabilidad y poder. Muchos sospechan que ha sido gracias a su padre, íntimo amigo de Himmler, ya que el joven Fiodor no destaca precisamente por su genio militar. Estuvo en las invasiones de Polonia y Francia, y se limitó a dejar que fueran otros los que diesen las órdenes. Pese a su inexperiencia, es un personaje despiadado y sin escrúpulos. Interceptó a unos refugiados franceses tratando de huir a España. Los ató de dos en dos, los puso al borde de un puente, y mandó disparar solo a uno de las parejas, de tal modo que el cadáver de uno arrastrase al otro. Lo hizo para ahorrar balas. Y a un musulman polaco lo ejecutó utilizando balas empapadas en sangre de cerdo, según el, para enviarlo directamente al Infierno. También dicen que un oficial que ansiaba su puesto intentó quitarle del medio con una granada lanzada "por accidente" durante una batalla en Polonia; Albrecht se libró de milagro, pero el oficial apareció poco tiempo después con el cuello rajado y evidentes signos de brutal tortura.

Sus compañeros lo describen como insufrible y prepotente, pero afirman que tiene talento para el miedo. Sus enemigos saben que, de ser capturados, serán torturados, humillados y ejecutados, así que se lo piensan dos veces antes de molestarle.

Otto Schuzle

Poco se sabe de este oficial de la Gestapo. Tiene un talento innato para aparecer de ninguna parte, hacer su siniestro trabajo, y volver a desaparecer como si nada. Se le ha visto al cargo de la vigilancia de los ghettos en Polonia, combatiendo a la resistencia francesa, investigando casos de conspiraciones contra Hitler en Berlín, y su presencia en El Cairo no augura nada bueno. Es un genio, un detective nato, y sabe hacer su trabajo sin ser visto. No es de su gusto mancharse las manos; prefiere que sean otros los que hagan el trabajo sucio por él. Su falta de piedad es más como resultado de una gran eficiencia, que por maldad pura y dura. Se le ha asociado con los Templarios, por lo que es un objetivo prioritario para nuestra Hermandad. Sin embargo, sabe que estamos detrás de él, y por ello es muy cuidadoso. Habría sido un gran Asesino.

Poca gente ha estado el suficiente tiempo con él como para forjarse una opinión sólida de su carácter. La mayor parte de los que han servido bajo sus órdenes lo describen como silencioso y ausente; solo abre la boca para decir algo que merezca la pena.