Partida Rol por web

Adelbor, cloaca planetaria. Traficantes de Odium, funcionarios corruptos, piratas y celdas hediondas. Eso es todo lo que puede ofrecer al visitante un planeta como este. Precisamente, comprobando la comodidad del calabozo del espaciopuerto de Adelbor se encontraba la tripulación del Pandora al completo. La estancia era pequeña, asfixiante, sobre todo si se compartía con una mutante de dos metros y medio. Mormorac y sus hombres llevaban encerrados allí un par de días compartiendo una letrina maloliente, y un rancho que olía todavía peor, debido a un cruel giro del destino. 

El capitán del Pandora se sentía como si mil demonios le royeran las entrañas. ¿Cómo iba a saber Mormorac que el gas con que se alimentaban ciertos cortadores de plastiacero era considerado ilegal en el sistema Tuniger-16? Sherezade, la muy zorra, tenía que haberle avisado. ¿Para qué sirve una IA en tu nave si está loca de atar? Aún así debió olérselo, ya era perro viejo en estas lides, un trabajo demasiado bien pagado para ser tan sencillo. El maldito Branigan se la había jugado otra vez y el veterano capitán se juró a si mismo que le arrancaría esos implantes luminosos de la cara con una vibrosierra mal afilada la próxima vez que se encontraran.

La monotonía del encierro se rompió cuando uno de los guardias de espaciopuerto se acercó a la celda...

¡En pie escoria! Parece que habéis tenido suerte. El Gobernador Adenof quiere hablar con vosotros. No sé a qué se deberá tal honor pero si por mí fuera os dejaría disfrutando de la hospitalidad Adelboriana en esta celda unos días más antes de ser juzgados. Poneos en fila, las manos en la cabeza y salid despacio.

Acto seguido el policía hizo un gesto a una cámara de vigilancia ubicada en un rincón del pasillo y la puerta de la celda comenzó a deslizarse sobre sus carriles con un siseo metálico.

- "Haré lo que sea... ¡lo que sea por no estar encerrada!" Murmuraba Rona mientras se ponía en pie. -"¿qué creéis que quiere de nosotros?"

El pequeño androide llevaba ya unas cuantas horas optimizando datos, rutas de enlace y procedimientos diversos a fin de acelerar un proceso artificial que los humanos llamarían crecimiento, si se refiriesen a uno de sus cachorros claro. Tenía la suerte de poder desconectar algunos de sus sensores, gracias a ello había conseguido evitar aquel repugnante olor a cloaca de la que tanto se quejaban sus compañeros y tampoco tenía la necesidad de probar bocado del guiso de rata que les daban por comida. Entonces uno de sus sistemas le informó de que algo había cambiado en la configuración de la celda.

Ch1ld_08:Starting...

- ¿Qué está pasando? Nos movemos... -apreció con su sintética voz ante la evidencia de ver cómo se levantaba la mutante- ¿A dónde nos llevan? ¿Kimbo? ¿Capitán?

Ch1ld_08:Danger Alarm Disable

Era la primera vez que se encontraba en un lugar con tantos organismos encerrados. No entendía demasiado bien las normas de la sociedad humana ni el motivo por el que unos tenían potestad para privar de su libertad a otros. Sherezade, a la que el pequeño Ch1ld llamaba cariñosamente Shiri, le había explicado cómo él mismo había sido también esclavo de sus propios "padres biológicos", así como el significado que tenía para los humanos esa expresión.

Tranquilo, estas a salvo CH-1 Dijo tras apartar momentáneamente la mirada de la pared de la celda.
Agente, no se si habrá detectado cómo amarillea la pared en ese punto, es una fuga de agua, que calculo llevará unos 3 años. Deberían repararla o la pared terminará cayendo de una simple patada. Debe ser una tubería picada. No lo dejen.
Y se encaminó pesadamente a la salida que se abría ante si.

El lugar era húmedo, repugnante, maloliente y no solo por nuestro mutante y, en definitiva, un criadero de infecciones. En cuanto se acerca el guardia, lo único que le digo es:

Oiga, ha pensado en mantener limpias estas celdas? Aquí los criminales morirían antes de ser jugados.

Eso me ponía de muy mala leche, suficiente tenía con curar a los pacientes normales con enfermedades normales, que encima me podrían encargar hacerme cargo de una posible epidemia.

Uno a uno, todos y cada uno de los presos salieron de mayor o menor grado de sus celdas, hasta formar una irregular hilera a las puertas de las mismas. Todos menos uno.

- Eh, "capitán". - Dijo el guardia con el mismo tono amistoso. - Sal ahora si no quieres que te saquemos por las malas.

Largo silencio. El guardia soltó un gruñido gutural y con un gesto seco desenfundó una porra de aspecto ominoso que chasqueó en el aire, cargada de electricidad.

- ¡QUE SALGAS! - Rugió a pleno pulmón.

Un profundo suspiro, cargado de paciencia y desagrado, surgió de las oscuras profundidades de la celda. Algo metálico rechinó contra el suelo de cemento. Y luego el sonido de golpe y arrastre se aproximó sin ninguna prisa hasta la trémula luz que iluminaba el pasillo. Una parpadeante luz roja brilló en la oscuridad, antes de que el resto del rostro que rodeaba aquel viejo ojo biónico se hiciera visible bajo el haz de las luces hololíticas.

El hombre, un espectro delgado de semblante tan afilado como una navaja, apartó unas largas greñas negras para mirar al guardia con ferocidad no disimulada. Aquella mirada duró algo mas de lo que sería prudente, dadas las circunstancias. Y después salió del todo al pasillo, arrastrando el puntal metálico que sustituía, de rodilla para abajo, su pierna izquierda.

- La hospitalidad de esta agradable casa no hace sino disminuir, me parece a mi. - Dijo con voz cascada, aguardentosa y tan afilada como su rostro. Las palabras salían de entre aquellos labios agrietados como andanadas de blaster. Bruscas. Hirientes. - Así que "su señoría" nos reclama... ¿Debo arrastrar mi pierna hasta el como un perro? ¿O voy a poder recuperar mis malditos objetos personales?

¡Calla basura! - Espetó el policía gritando en la cara a Mormorac - Si por mi fuera ya hubiérais sido reacondicionados y reeducados convenientemente incluyendo el despiece de esa antigüalla. - dijo señalando con un gesto hacia el Ch1ld_08 - Caminad delante de mi en fila india siguiendo la raya roja iluminada en el suelo.

Morlum,-Dijo apretando sus puños como mazas.- Ese tipo te ha llamado basura, no es muy amable ¿verdad? 

Se inclinó para estudiar al policía más detenidamente .-¿Debo...corregirle? 

- "Si... creo que podrían mejorar sus modales". Murmuró en voz baja manteniendo la vista en la raya roja. "Sólo espero que nos saquen de aquí pronto o me volveré loca".

Kimbo se inclinó sobre el guardia que sin pensárselo dos veces utilizó su porra eléctrica para soltar en el bajo vientre una poderosa descarga al mecánico que paralizándole le imposibilitó respirar durante unos segundos.

Antes de responder a esta descarga que me he visto obligado a aplicarte recuerda que por esta prisión han pasado tipos más grandes, más fuertes y más peligrosos que tú y ninguno se me ha subido a las barbas. Cuando recuperes la respiración vas a andar detrás de la basura que llamas compañeros hasta que yo diga que pares. ¡¿Entendido pedazo de escoria chocolate?!

Antes de que ninguno de los restantes miembros de la tripulación hiciera nada que les pusiera en peligro, Morlum alzó la mano con un gesto brusco. Después se inclinó lo mejor que pudo a causa de su prótesis y ayudó a Kimbo a ponerse en pié. Su ojo biónico chirrió al enfocar de cerca al guardia.

- Seguro, maese carcelero, que por aquí han pasado tipos mas grandes. Dejemos en suspenso lo de mas peligrosos. Porque nos conoce tanto como al albedo de un agujero negro. - Pronunció despacio con voz ronca, mientras se esforzaba por sostener la mole del mecánico. Su mirada siguió siendo siniestra, casi febril. - ¿Pero cuantos, en su larga experiencia, han sido reclamados por el propio Gobernador? Piénselo, maese carcelero. Piénselo bien. Y ahora, si es tan amable, conduzcanos de manera civilizada. Para que ninguno tengamos que averiguar cuan poco sabemos unos y otros en realidad.

Kimbo se levantó lentamente, en silencio , en un silencio pasmoso y con una mirada carente de toda emoción. Estaba enfadado , por supuesto, pero más consigo mismo y con su estupidez que con el carcelero.

Sin embargo...agente num 3327bf, agente num 3327bf agente num 3327bf...

Rona se pregunta en voz alta si también serían más grandes que ella... por un momento siente una especie de alivio.

-" ¿Necesitas ayuda Kimbo?"

Avanzaban por el pasillo cuando escuchó la discusión tras de sí. Al volverse, tan solo pudo contemplar horrorizado como el cuerpo de Kimbo yacía sobre el suelo del pasillo mientras recibía golpes de la porra eléctrica del guardia. Inmediatamente después, un mensaje apareció en la interfaz del cyborg.

<Error de comprension>

<Fallo del sistema>

<Apagando...>

Su pequeño cuerpo se desplomaba también hasta tocar suelo. Era el primer signo de violenca que presenciaba y para agravar la situación, la victima era su amigo Kimbo.

Jimbo transcurridos unos segundos, ya recuperado de la descarga eléctrica aupó en sus fuertes brazos el cuerpo momentaneamente inerte de Ch1ld_08 y así la tripulación del Pandora formada en fila de a uno comenzó a caminar siguiendo la línea de luces rojas tal y como el policía había ordenado. Salieron de la galería C-03 del centro penitenciario del espaciopuerto de Adelbor y avanzaron por pasillos tubulares con ventanas que dejaban ver el denso tránsito comercial de Odium que el sistema Tuniger-16 albergaba.

Tras unos minutos el grupo de navegantes atravesó un pasillo flanqueado por puertas a a ambos lados que terminaba en una puerta más grande custodiada por dos hombres con el mismo uniforme que el policía que les escoltaba. Mientras Mormorac y sus hombres avanzaban por el pasillo algunas de las puertas que quedaban a los lados estaban entreabiertas, en su interior burócratas y controladores de tráfico espacial conectados al Sistema con sus interfaces hápticos se afanaban en mantener en marcha la complicada maquinaria del concurrido espaciopuerto.

Al llegar al final del pasillo el escolta del grupo de reclusos tomó la delantera y tras una breve conversación con los dos guardias que vigilaban la puerta estos procedieron a abrirla. Ante todos ellos se descubrió una sala coronada por una cúpula transparente hacia las estrellas decorada con la típica opulencia de la clase alta aldeboriana. Una sobria figura enfundada en un pulcro traje gris permanecía de pie en el centro de la sala mirando fijamente a los visitantes.

Bienvenidos a mi humilde despacho caballeros, soy Adenof el Gobernador del planeta. Siento de veras conocerles en estas circunstancias tan desagradables y tener que importunar su estancia en el bello y próspero Adelbor. Muy a mi pesar, pues no podrán disfrutar de su estancia tal y como merecen, debo proponerles ciertos asuntos de naturaleza demasiado prosaica aunque espero que no les incomode demasiado hablar de negocios algo - aquí Adenof hizo una pausa como si dudara - turbios.

Tomen asiento señores - dijo indicando con un ademán una mesa rodeada de sillas en cuya cercanía esperaba un droide de servicio para atender las demandas de los invitados - y conozcámonos un poco mejor pero sin demorarnos demasiado pues urgente es el trabajo que desearía proponerles.

Rona siente cierto alivio al confirmarse el motivo de la reunión con el Gobernador. Aunque sea para hacer un trabajito sucio para este tipo no estaría metida en una celda por más tiempo.

Se dirige hacia una de las sillas sin tener muy claro si cabrá en ella y en caso de caber si ésta aguantaría sin problemas su peso. Mira con cierta angustia a Mormorac dudosa de si tomar asiento o no... - No se si esta silla... quizás la rompa. Puedo quedarme en pie. Se queda quieta mirando a su jefe y al Gobernador esperando instrucciones. 

Los constantes cambios térmicos que sus sensores registraban, lo sacaron de su estado de reposo. Del mismo modo, los sensores de movimiento confirmaron que su pequeño cuerpo, aún estando inconsciente, se movía involuntariamente por lo que su despertar fué un tanto brusco.

<Inicializando...>

<Alarma de estado: En movimiento>

- ¡Nos movemos!¿Dónde estamos? -preguntó desorientado.

Entonces recordó lo que había pasado con el guardia y miró a Kimbo que era precisamente el que lo transportaba. No le pareció apreciar ninguna magulladura ni signo visible de los golpes, así que se lo preguntó directamente.

- ¿Estás bien?¿Que me ha pasado? -mientras avanzaban por los pasillos tubulares contemplando el flujo constante de naves estelares de carga. Nunca había imaginado que un espaciopuerto fuese un lugar tan grande ni tan concurrido.

Una vez llegaron a la sala de reuniones, parecía no entender nada. Además de haberles sacado de esa celda, ahora este humano varón de edad más avanzada que la del Capitán, les ofrecía trabajo. Y no solo a ellos, también al extraño ser que tenían como compañero de celda. Parecía una hembra, pero no estaba del todo seguro por lo que decidió no preguntar por si se pudiera ofender. Shiri le había enseñado que los seres sintientes aún pudiendo parecer temibles, podían ambergar sus propios temores y recordarselo no era buena idea. Menos si cabe teniendo en cuenta el tonelaje que se gastaba la susodicha.

No te preocupes , roboto, te has desconectado por precaución, le echaré un vistazo a tu protocolo de seguridad cuando tengamos un momento. Y corregiré ese bug.

Gracias, Rona, hace falta más  que eso para tumbarme, te lo aseguro.

Se quedó mirando al gobernador, y alternativamente a Morlum.

El Capitán manda señor Gobernador, proponga y él decidirá.