Partida Rol por web

Astérope

La Gran Llegada

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17/01/2021, 13:19
Bediviere Lafayette

Bediviere dio un respingo, sorprendida por el roce de la mano de Ingvild. La miró, atónita, mientras señalaba al punto exacto en el que antes había estado Bryan, comprendiendo. Ella también lo había visto, y aquella noción provocó que tragase saliva, y que asintiese, apretando su mano. El roce de sus dedos, sobre su cicatriz, le provocó un fuerte escalofrío, que la sacó de su ensimismamiento. 

Asentía agradecida. Una caricia, breve, sobre el pelo de la noruega, y una muy leve sonrisa empañada acompañaban aquel gesto. Miraba de nuevo hacia Elio, reparando en que no había terminado de responderle, y negaba con el rostro- No, nadie a quien partirle la cara. Pero tomo nota. Cuando necesite que le partan sólo una pierna a alguien, te llamaré. Si necesito que le partan las dos... Llamaré a Nikita.-bromeó, apoyando, también en lo que suponía una caricia breve, la mano sobre la mejilla de Elio, emitiendo un suspiro, para luego volver a pasarse el dorso de las manos por las mejillas, inspirando hondo. 

Entonces miró alrededor, y reparó en la presencia de Bryony bajo el árbol. Y en la de Chiba y Carme, que parecían preocupados y circunspectos. Era el primero el que se acercaba a ellos, con voz baja y calma, para declarar que aquello que estaba ocurriendo le parecía un terremoto- ¿Cómo un terremoto? ¿Lo dices en serio?- preguntó, con el mismo tono, mirando a los demás, conminándolos con un barrido visual, a mantener la calma de la misma manera. 

Su teléfono vibraba, antes de que pudiera decir nada. Lo que sea que estuviera leyendo en la pantalla, le robó de nuevo el color a su rostro. Respiró hondo y tragó saliva, pasando su brazo por el de Elio, casi previendo una reacción. Si se parecía lo suficiente a su hermano, bien podía salir corriendo. Y había asegurado a Nikita que iba a cuidar de todos los que se encontraban con ella.

Nikita cree que es un tsunami. - dijo, aún sin elevar la voz, posando las pupilas sobre cada uno de ellos, seria- No sé si esto va en serio o no. Pero sospechando esto no podemos quedarnos sin hacer nada. Tenemos que intentar vaciar la casa lo máximo posible, sin que la gente se vuelva histérica. -apuntó. Su postura, su forma de hablar, no eran el de la Bediviere que hubiesen escuchado sus compañeros hasta ahora. Quizá tan solo Adam, cuando había explicado todo aquel tema del crecimiento de pelo post-mortem y los pormenores de la condición de fetus in fetu, podía intuir que la americana se había puesto un uniforme figurado en ese preciso instante. 

Escribid en los grupos de clase o de la facultad que tengáis. Escribid a vuestros amigos que se encuentren aquí. Decid que va a venir la policía. Que los vecinos se han quejado y que a quien no se vaya le van a poner un multazo, lo van a llevar a comisaría, o lo que os parezca. Pero haced que la gente quiera marcharse sin perder la cabeza. -dijo, mientras escribía en el teléfono, con un tono acostumbrado a dar indicaciones. - Nosotros nos quedaremos aquí, cerca del árbol. Estamos en la parte alta de la casa y no tenemos nada sobre nuestras cabezas.  Y Nikita va a volver con su hermana a este mismo punto. -indicó, apretando algo más el brazo de Elio. 

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17/01/2021, 13:21
Bediviere Lafayette

¿Qué?!! 
Chiba dice un terremoto. Vamos a dispersar gente. Diremos que viene la poli. Estamos en piscina. NO dejo a nadie irse. Tengo agarrado a Elio xsiacaso. Vera?? Vienes????!

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17/01/2021, 19:24
Branwen Glyndwr

Que en la oscuridad, Adam apostara su contacto de la suave jugada de las manos a la más intensa del abrazo, la sumergió en el mar de su pecho, su oído adherido al latido de su corazón y los sonidos de su voz.

Branwen alzo la mirada hacia su mentón, ahíta de la sensación biunívoca de desnudez empática que estaban compartiendo a sorbitos. La intención protectora de él, fue correspondida sin rodeos por ella, en el reflejo de lo que se estaba gestando en sus ánimos desde que la parte divertida había decidido irse hasta otro día. Y no solo eso, si no también la voluntad saciada de curiosidad por el conocimiento de aquellos detalles que lo definían, que si bien había sido ávida (movida, quizás, por un ansia de primeriza) al paso del tiempo le parecía más meditada.

Solo pensó que no fuera necesario el tener que estar drogados para llegar a un segundo o mejor aún un tercer encuentro, aunque se dijo que haría lo que el momento necesitara para que los dos estuvieran a gusto.

Presto atención directamente, desde el filo de su esternón al raspado diferente del sonido de la voz pronunciando su broma sobre monstruos. Ella miró al cielo, negruzco y salpicado de las pinceladas de las luces lejanas - Sería un puntazo mejor que la visión de un bicho de Ryleh. Más si fuera como aquel capítulo de South Park de Robert Smith. Aún estoy por decidir si va a ser lo mismo para los Atlantes.

Lo dijo también con tono distendido, pero añadiendo por debajo, con su cuerpo, que había una tensión preocupada que su arrobo había ayudado a atemperar. Sensación de dulcificado de lo que experimentaban que ella se esmeró en devolver por el mismo canal.

Era extraño porque apenas lo conocía. A Adam, a Ingvild, a Bryony, a los demás y justo esa afirmación vestida de frase lapidaria se estaba quedando colgada en el aire, cañoneada a la noche, por la Inglesa. Afirmación cabreada de Bry en la que tenía razón en la circunstancia, pero que Branwen sintió que no el fondo.

Era como si hablaran entre ellos cada mundo interior, y al ser fuertes universos paralelos, solo se remarcara las incomprensiones. Faltaba algo que en su opinión era frágil porque apenas lo habían plantado y no sabía si se habían parado a regarlo. Miro en la oscuridad hacia Adam delineado en la fugacidad de los relámpagos y las luces de los móviles.

Eso ya lo sabemos. Si algo hemos de aspirar es que al final podamos llamarnos amigos y sea de verdad. En su cabeza se estaban agrupando estas palabras para contestarle a la peculiar Londinense, agrietada por un instante su constante de felicidad, pero las vio ahogadas en las noticias que brotaron aquí y allá con nervio. Si alguien pudo discernir lo que había tenido dentro solo habría de ser Adam y tendría que traducir las inquietudes de su cuerpo. Y entretanto una chica muy guapa ya estaba hablándole a Bry con agradable familiaridad.

- ¿Un Maremoto? - compartió, creyó, la incredulidad y la preocupación con sus compañeros y el crecimiento de la tensión del acervo de una nativa de una localidad costera. La seriedad de Bediviere la caló hasta las entrañas. Asintió y preguntó con voz tensa - ¿Esto lo sabemos solo nosotros o es una noticia oficial? Porque no se escucha ninguna puñetera sirena. Deberían escucharse las puñeteras sirenas de alarma - su gesto era que estaba de acuerdo con Bediviere, pero que ella estaba pensando desesperada en toda la costa - ¿Cuánto tiempo tenemos?

 

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18/01/2021, 00:48
Ingvild Hoem

Apenas sintió las caricias sobre su pelo cuando las palabras que le dedicó Bryony la dejaron helada. Quiso ir a abrazarla, decirle que se equivocaba, pedirle perdón, y sin embargo se quedó ahí, sentada, en silencio, con los brazos inertes a ambos lados de su cuerpo, apenas un envoltorio de carne que no respondía a sus impulsos. Tal vez por eso cuando Chiba anunció la posibilidad de terremoto a Ingvild no le sorprendió, el terremoto llegaría tan sólo para afianzar la grieta que había surgido entre ellas, la realidad es una cosa que va de dentro hacia fuera.

—Bry... no es así, yo sólo estaba enfadada... oh, por favor, perdóname.

Pero entonces Bediviere se hizo cargo de todos los aspectos prácticos que atañen a la supervivencia. ¿Qué se hacía en un terremoto? En Noruega no habían temblores, apenas desplazamientos de tierra y entonces de un momento a otro PAM seis o siete cabañas sepultadas bajo la tierra, bajo la nieve, una gran tragedia, evitable, ira hacia las autoridades, de pronto el Rey aparece en TV con sus párpados caídos apoyando a las familias y es un héroe, se justifica toda la existencia de la realeza hasta el siguiente desplazamiento de tierra, que debería ocurrir, a juicio de Ingvild, sobre el punto exacto donde se alza el palacio de la familia real, de ser posible evitando a los jóvenes guardias que ejecutaban esas coreografías tan pintorescas.

La adrenalina que le produjo la noticia al menos tenía un aspecto positivo, poco a poco avanzaba, primero una rodilla y luego la otra, como hacen los bebes, cauta pero firme se dirigía hacia el sitio donde Bry abrazaba sus propias rodillas con brazos de mondadiente. La conexión que había sentido con ella desde el primer momento que la vió en el salón de actos había aumentado en intensidad desde entonces, Ingvild no tenía demasiadas amigas pero sabía que ella era una, juntas podían hablar de arte, podían divertirse,  podía confiarle lo que había descubierto y sobre todo podía ser ella misma sin sentirse perdida dentro de aquel grupo tan diverso.

Paso a paso y ya estaba a mitad de camino y sólo aquel estúpido árbol las separaba. Tenía esa difusa sensación de un borracho que recupera algo de sobriedad, se dió cuenta que tal vez estaba haciendo el ridículo gateando sobre el pasto pero tampoco le importó demasiado, un terremoto venía en camino, habían cosas más importantes a las cuales prestar atención.

—Bry...

De terremoto pasó a maremoto, eso era aún peor, Ingvild no sabía nadar, de pronto le pareció ver un agujero en el plan, estaban demasiado cerca de la costa, aquello no sonaba bien, pero Nikita llegaría de un momento a otro con más información como la que solicitaba Bran, y debían esperarlo, reflexionó sin dejar de avanzar.

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18/01/2021, 02:36
Bryony J. White

Cuando Frida apareció y se sentó a su lado, Bry la miró con una gratitud que no podía expresar con palabras. Suspiró hondamente y apoyó la cabeza en el hombro de su compañera de casa. 

—Psé, luego te explico —respondió en voz baja, sin querer explicarle en ese momento lo que acababa de pasar—. Perdona. No sé dónde he dejado el teléfono, no lo tengo aquí. 

Cerró los ojos por algunos segundos, dejando que el aroma de la piel de Frida y el cascabeleo del árbol de cobre llenasen sus sentidos, reconfortándola un poco en una burbuja que la apartaba del mundo y le permitía ignorar sus voces.

Salió de ese pequeño nido cálido al escuchar a Chiba hablar de un terremoto, aunque la cosa escaló enseguida cuando Bediviere intervino. Había algo excitante en la idea de presenciar un desastre como ese, aunque también daba miedo y erizaba el vello de la nuca. De todo eso de los mensajes que decía la americana se desentendió, por un lado porque no tenía el móvil encima y por otro porque estaba aburrida de escuchar cómo daban órdenes. Enderezó la espalda y exhaló el aire de los pulmones, mirando a Frida. 

—¿Tienes el móvil? Si es un terremoto deberíamos llamar a emergencias para avisar. Tendrán que dar la alarma en toda la isla y además así nos dirán qué tenemos que hacer. 

En eso escuchó a Ingvild decir su nombre y la miró mientras gateaba por el suelo. Su espalda se tensó al ver que se acercaba, sin saber con qué intenciones lo hacía. Y en todo caso, fuesen las que fuesen, la noruega era en ese momento una de las últimas personas que quería tener al lado. 

—Tía, ¿qué haces? Pareces una rana.

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19/01/2021, 12:39
Adam Dyer

Adam sonrió con sinceridad ante la referencia tanto a los mitos de Lovecraft como a la serie South Park. Muy bien hilados ambos, dadas las circunstancias. Allí, bajo sus brazos, Branwen parecía no tener intención de moverse. Lo cual le reconfortaba... de hecho, él tampoco quería que ese contacto estrecho... íntimo, acabase de forma inmediata. Y sabía que tarde o temprano terminaría, pero estaba dispuesto a aguantar hasta ese momento que su piel y la de ella se confundiesen un poco. Ya que Su freno de mano había paralizado la situación antes, ahora estaba la pelota metafórica en su terreno y no tenía intención de permitir que su cerebro, antes anulado por otras facetas de su consciencia y ahora plenamente dominador de todo su ser, le volviese a jugar una mala pasada. Aguanta y calla... a saber cuándo te verás en otra de estas.

Sin embargo la sensación creciente de peligro hacía que el ánimo corporal no fuese a nada más. El efecto de la cocaína ingerida minutos atrás parecía disiparse ante la excitación de todo lo se les venía encima. Los ojos buscaban aquí y allá, escudriñando en la oscuridad de aquella noche, un atisbo de indicación sobre qué esperar. Pero al ser todo tan antinatural cualquier posible pista habría sido discriminada con la misma velocidad que los rayos seguían iluminando el horizonte. 

Y un input sí consiguió sacarlo de su ensalmo... de su estado de alerta vacío. La refriega entre Bry e Ingvild estaba acaparando cotas peligrosas. Estaban muy pasadas de todo... de droga, de amor, de alcohol... de sensaciones. Tanto que a Adam le vino a la cabeza las palabras que usó antes con Branwen al ofrecer meterse una raya juntos: "la mesotés griega". Por un lado se sentía en un limbo de superioridad moral al haber optado por el término medio y poder afrontar la situación con una entereza y sobriedad recomendable. Por otro, mesotés también era sinónima de la mediocritas... si algo era él, era un mediocre. Y si de algo eran culpables Ingvild y Bryony, solo era de vivir las cosas al máximo. De cualquier modo las palabras de la inglesa acerca de la amistad inexistente entre ellos le dolieron. Tal vez para ella fuera así, tal vez lo fuera para todos... pero Adam no había hablado de sus padres con nadie hasta llegar a Astérope, no había descubierto sus carencias anatómicas hasta llegar a Astérope, no había sentido que alguien que no fuese de su familia le protegiese por el mero hecho de querer hacerlo y, por supuesto, nadie le había besado antes como Branwen lo había hecho. No quiso entrar en la polémica... pero necesitaba explicarse a sí mismo que eso que él había vivido en las últimas setenta y dos horas, significaba algo. Su voz sonó ronca, grave... como si no quisiese que le escuchase nadie más.

A mi nadie me conoce más que como me habéis conocido vosotros... 

La frase, por sí sola, no tenía mucho sentido, pero sí completaba el tren de pensamientos que le había llevado hasta esas palabras desde el exabrupto de Bry. Rápidamente usó esa energía de su voz en funcionamiento para ponerse en marcha... 

¿Un terremoto...? ¿Un maremoto...? Si eso es así no deberíamos quedarnos junto a la costa. Hay que desalojar la casa y tenemos que irnos de aquí hacia el interior.

Sacó su móvil presto a avisar en el grupo de clase... "Gente. Algún vecino gilipollas ha llamado a la poli y vienen de camino. Se acabó la fiesta a menos que queráis pasar la noche en comisaría." Solo eran una veintena de contactos pero su agenda social no daba para más. Esperaba que, con suerte, la bola corriese lo más rápido posible y la casa se vaciase en minutos.

Solo restaba esperar a que regresase Nikita.

 

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20/01/2021, 00:12
Vera Pontecorvo

La hermana de Nikita se quedó mirándolo fijamente, arrugando la nariz. Se notaba que había bebido y quizá iba un poco drogada. Actuó con decisión, como hacía siempre.

—¡Coia! ¡Anem! ¡Anémon!

Y sus amigas la siguieron como esas películas donde las fuerzas especiales entran uno detrás de otro, en fila india.

Al la cabeza Rachele, que se puso la primera de la cola y comenzó a abrirse paso con la gente con la determinación de un rompehielos, seguida de Franza, lanzando improperios. Cerraba la formación Zoe, que miró por un segundo a Nikita como para decirle algo pero cambió el gesto a verle la cara por uno serio.

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20/01/2021, 00:14
Sharif Karamani

Sharif miró a Nikita con calmo espanto cuando leyó el mensaje que le había mandado Bediviere. Le llegó otro de Adam:

Gente. Algún vecino gilipollas ha llamado a la poli y vienen de camino. Se acabó la fiesta a menos que queráis pasar la noche en comisaría.

Como si leyera los pensamientos a Nikita su amigo sacó su móvil.

—¡Cride'n-Sandman! —así llamaban a un amigo siniestro que trabajaba en una subcontrata que llevaba el Sistema de Control del puerto Morrisley, ambos sabían que él tenía acceso al monitoreo de cosas como el tiempo atmosférico o el estado de la mar.

Estaba marcando el teléfono cuando el suelo tembló, fue cosa de siete u ocho segundos y aunque hubieron cosas de algunos estantes, vasos que estaban dejados en cualquier sitio y gente que o bien iban muy borrachos o el temblor les pillaba en un mal momento que cayeron al suelo. Algunos soltaron un improperio, o algún tipo de exclamación. En general estaban en la antesala del grito.

Todo seguía oscuro aunque la ratio de móviles con la linterna encendida era muy alta. Se notaba el polvo cayendo del techo, que había hecho un ruido raro, como si se abriera una grieta en la escayola, aunque no era evidente que fuera algo estructural.

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20/01/2021, 00:14
Chiba Mori

Chiba asintió a las palabras de Adam y luego les habló dirigiéndose a Branwen:

—Esto no es el pacífico, en el Mediterráneo no hay sirenas en las playas. Debe ser lejos, porque no se nota más que una tensión… y eso... O es muy profundo… Eso nos da algo de tiempo… Mierda.

En ese momento el suelo pareció deshincharse un poco y volverse a hinchar. Sintieron la tierra como se siente una ola calma un poco mar adentro. La piscina hizo un ruido raro y una manguera de los aspersores reventó, lejos de ellos, las plantas temblaron y el árbol del cobre, que siguió con su música de cascabeles, pero ahora como si le hubieran dado un puñetazo.

Alguien gritó pero en ese punto parecía más de sorpresa que de terror. Ese efecto se repitió cuatro veces en diez segundos, luego pareció parar.

Sólo se cayó Azia pero no fue más que una culada.

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20/01/2021, 00:15
Frida Farkas

Frida, que durante los temblores se había abrazado a Bryony, le dio un beso en la cabeza y se levantó.

—Tienes razón, Adam. En casa tenemos dos coches y una vespa —señaló una caseta que había cerca—, tienen las llaves puestas. Llevaros a quien podáis, que yo me quedo a desalojar y me marcho con la moto.

Miró a Bryony, con intensidad.

—¿Te quedarás conmigo?

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20/01/2021, 00:16
Nikita Pontecorvo

A pesar de que Vera y sus amigas reaccionaron con rapidez, el corazón de Nikita latía a tal velocidad que en ese momento no fue capaz de sentir alivio. La vibración del teléfono en su mano hizo que volviera a mirar la pantalla para encontrar aquel mensaje de Bediviere. Y luego entró el de Adam.

No, no… —susurró al ver sus intenciones. Aquello provocaría un desalojo desastroso, quién sabe cuánta gente podría decidir bajar a la playa o marcharse por la carretera paralela al mar. Respondió a toda prisa al whatssap del grupo de afinidad.

Policía no!

Todos tienen q irse lo + rápido posible pero TIERRA ADENTRO. Voy a avisar.

B. llévalos a mi coche y q Elio lleve a Vera y cia al d Sharif. Seguid a Sharif. Van para allá.

Mientras su amigo llamaba a Sandman, Nikita buscó con la mirada un mueble al que poder subirse. Estaba aterrado solo de pensar en permanecer allí, en levantar los ojos y encontrar a la muerte mirándole de frente. Sus pensamientos se aceleraban hundiéndose en las más oscuras posibilidades: que ya era tarde. Que nadie saldría con vida. Que mucha gente moriría en Sassaneva y en otras ciudades costeras… Pero todos ellos se detuvieron de pronto cuando sintió el suelo temblar bajo sus pies.

¿Ya había ocurrido o era solo un preludio?

Cuando el temblor cesó, Nikita le dio las llaves de su coche a Sharif. Lo miró de hito en hito, mortalmente serio.

Dáselas a Bediviere. Llévate a mis hermanos y a las chiquillas y que ella te siga. Yo me acoplo con cualquiera. ¡Vete ya! —rogó desaforado.

Nikita tragó saliva y se puso de pie sobre el mueble; esa noche había decidido que nadie iba a morir nunca más por culpa de su silencio. Se obligó a levantar la vista hacia la sala aunque estaba helado de espanto.

¡Escuchad! Hay una alerta de maremoto del sistema de control del puerto —señaló en dirección al horizonte—. Podría formarse un tsumani. ¡Hay que marcharse tierra adentro ya! Quien tenga sitio en el coche que recoja a otros. ¡Avisad a todos!

Sentía el latido de su corazón totalmente desbocado.

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20/01/2021, 00:17
Nikita Pontecorvo

Todos recibieron un  mensaje de Nikita en el whatsapp del grupo de afinidad:

Policía no!

Todos tienen q irse lo + rápido posible pero TIERRA ADENTRO. Voy a avisar.

B. llévalos a mi coche y q Elio lleve a Vera y cia hasta el d Sharif. Seguid a Sharif. Van para allá.

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20/01/2021, 01:31
Bediviere Lafayette

Bediviere emitió un jadeo ahogado, al notar cómo el suelo se movía, bajo sus pies. Separó las piernas, como intentando ampliar su base de sustentación, y miró alrededor, absolutamente empalidecida y evidentemente contenida.

Aquellos segundos se le antojaron eternos, y tras ellos, se llevó una mano al pecho, notando el corazón desbocado- Vale...-dijo, más para si misma que para los demás- Vale...-repitió, notando cómo vibraba el móvil en su mano, y leyendo los mensajes que Nikita mandaba al grupo de afinidad, con estupor. 

De pronto, se sentía inmersa en una suerte de día de la marmota, mientras sus dedos entraban en frenesí sobre la pantalla del móvil, en lo que respondía a aquellos mensajes. 

Ya habéis leído. Elio, tu hermano quiere que te lleves a las chicas, con Sharif. Eres su hombre.- declaró, respirando hondo- Vosotros, podéis recoger a más gente, en los coches de Frida, los que sepáis conducir, si así lo consideráis- dijo, mirando hacia el resto de su grupo de afinidad, y hacia Chiba y Carme- Yo voy a ayudar a desalojar en cuanto pongamos a las crías a buen recaudo, y voy a procurar tirar de la jodida oreja de Nikita para que salga de aquí de una maldita vez. -indicó, llevándose las manos al pelo, mientras se acercaba hacia la barandilla que daba a la parte baja de la casa, sin alejarse demasiado de la piscina.

¡EH! ¡VOSOTROS! ¡SALID DE AQUÍ YA! ¡ESTO NO ES UN JODIDO SIMULACRO! ¡HAY QUE DESALOJAR LA PUÑETERA CASA! ¡CORRED LA VOZ!- gritó, tratando de enconar y aumentar el volumen de su voz con las manos, a quien pudiera escucharla. 

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20/01/2021, 01:32
Bediviere Lafayette

NO voy a irme SIN TI y con toda esta gente en la casa, FFS*. Espero a tu hermana y Sharif, pongo a buen recaudo, y t ayudo a avisar y desalojar. 

 

*FOR FUCK'S SAKE 

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20/01/2021, 17:04
Adam Dyer

La palabra maremoto sonó un par de veces aquí y allá, pero no sonaba creíble. Era como si alguien intentase causar el caos cuándo era evidente que algo tan grande no podía estar pasando. Un maremoto... ¿cómo se escapa de un maremoto? En las películas los protagonistas corren y llegan a escapar de la onda expansiva de una explosión. Lo cual resulta realmente absurdo. Y un maremoto no debe ser muy diferente, ¿no? Tanto así que, cuando el propio Adam apuntó a que, si fuera un maremoto, con un "si" condicional bien grande, ya tendrían que estar todos marchando hacia el interior de la isla, no lo dijo en realidad con verdadera convicción. 

Pero no. El maremoto parecía ser real. Real como un infarto y el plan de Adam, si es que se le podía llamar plan a aquella frase de ascensor, era en verdad una directriz que habría que seguir a pies juntillas si no querían acabar mal. Los mensajes de Nikita y las voces apresuradas de Bediviere sacaron a Adam de su ensalmo. Soltó a Branwen y notó casi físicamente que eso le haría caer al suelo, pero no fue así. Debían moverse.

Adam parecía aún un poco en estado de shock... la palabra "maremoto" se hacía cada vez más y más grande en su mente y no le dejaba pensar con claridad. Había dos coches y una Vespa... ¿qué podía hacer él que no sabía conducir ni una cosa ni la otra? Miró alrededor con ojos suplicantes. Según las indicaciones de Bediviere (que, por cierto, pensaba seguir a rajatabla por su determinación y sus llaves de krav-magá) Rashid y Elio debían llevarse al primer grupo. La Vespa la ocuparían Frida y Bryony. Lo que implicaba que el segundo coche debía quedarse para ayudar a Bediviere y a Nikita a salir de allí.

Un coche tiene que quedarse para que Bediviere y Nikita puedan ir después. Vamos, tenemos que movernos ya.

Se acercó a Bediviere y le habló con miedo en la voz.

Me quedaría a ayudar a Nikita... él lo haría por mí. Pero sé que si lo hago le retrasaré aún más. Estate pendiente del móvil. Vamos a buscar un lugar un poco alto y os mando ubicación. Nos vemos allí, ¿de acuerdo?

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20/01/2021, 20:53
Branwen Glyndwr

El calor de Adam se difuminó como demasiado pronto al separarse y, en cierta forma, su ausencia le sacudió más que el breve eructo que acaeció a sus pies. Porque la tierra había incumplido su usual comportamiento de ser el elemento firme. Si eso no había encendido en todo el mundo el instinto primario de que empieza a haber algo que está mal, debería haber estado marcado con el premio darwin en la frente ya.

El wasap y el telegram y la red satelaria de internet quemaban, y era uno de esos momentos que ella no apreciaba por saturación. Se peleó para encontrar el hilo de Idris e insistir en la urgencia, pero cuando el tráfico se expandió hacia ríos de caos, se convenció de que el método de Bediviere era el mejor.

Le hizo un gesto negativo a los demás en relación con el tema de la conducción y mientras sacudió el móvil para buscar en google earth un punto de elevación a donde conducir a la gente (¿valdrían una cota de 10 metros, 20?). Marcó un par y los traslado a la red. Oía a Adam y Bediviere organizando la acción y supo que se quedaría en retaguardia, hasta el borde del hundimiento del barco. Echando cabos.

No era un pensamiento meditado. Era y ya - Yo me quedo hasta el final.

Branwen no rezaba. Tenía una relación con Dios, con todos los dioses ya puestos a puntualizar, racionalmente tensa. Comprendía la existencia de esencias más grandes que la humanidad, pero no el que su responsabilidad estuviera sujeta a agradecimiento expreso. Si un dios tenía una encomienda debía hacerla y ya esta y ella se lo reconocería, pero el que se hicieran de rogar no la persuadía.

A veces se había planteado el disponerse a esa conversación, pero al final creía que la había entablado desde otras formas, como la matemática (quien hubiera soñado la existencia de esa maravilla ya tenía su cariño eterno), con lo que con la forma verbal no tenía práctica pues nunca se había puesto a ello.

Así que cuando se tomó unos segundos y encaró el árbol feérico en medio de la confusión rampante y dijo lo que sentía intento plasmarla con toda sinceridad y sobre todo la menor cantidad de miedo pero si con todo el respeto. Se lo dijo a la cabeza de león más cercana sin saber si había alguien al otro lado y si el vacío era lo que iba a obtener como única respuesta, pero no dudo ni trato nada más que ser sincera. Contra su pecho sostuvo el ojo en su dedo. 

- Os gwelwch yn dda atal y Dinistr hwn. Dim ond chi sydd â'r mesur o ymddiheuriad. Gobeithio y gallwch chi feddwl am un arall. Trugaredd - dijo casi como en caricias.

Se sintió a la vez aliviada y sobrecargada cuando terminó. Con la ligereza de quien ha sido sincera con el mundo y el peso de saber que el mundo continuaba. Y que había puesto toda SU carne en el asador con sus consecuencias. Se dijo ahora de orar con la forma que sabía. La acción.

Empezó a moverse y a gritar a la gente que se moviera y que saliera y que acudiera a los puntos de reunión o que buscaran otro, pero que fuera en alto y que se lo pasaran a los otros. Mientras lanzó ojeadas profundas y esporádicas al mar e intentó escuchar el rugido. Lo primero que vendrá será el ruido y la pared le seguirá a la mitad de su paso. Entonces sí que habrá que correr

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21/01/2021, 11:59
Ingvild Hoem

«Rana». A Ingvild la habían llamado de muchas cosas en su vida, epítetos que se concentraban en su mayoría en una breve fase de confusión adolescente en la que se había transformado en la única gótica capaz de desmayarse al ver sangre. Pero «Rana» era nuevo. En el ranking de insultos debía estar bastante abajo, se podía interpretar incluso como un elogio, no cualquiera tiene la flexibilidad de una rana, esa larga y peluda lengua atrapa mosquitos —Ingvild no sabía si era peluda, pero algo en ese momento le decía que sí, que sin dudas, aunque no descartaba que fuera áspera como la de un gato—. Además las ranas tenían la ventaja añadida de saber nadar, y así podría surfear aquel maremoto del que todos hablaban.

Sin embargo el contexto lo es todo, y la forma despectiva con la que Bry la catalogó como miembro del género de anfibios anuros de la familia Ranidae y sus propia y humillante circunstancia provocaron que le diera la espalda a la británica y a su amiga a mitad de camino, ocultando la sorpresa en el rostro al tiempo que sentía como sus mejillas y sus orejas se encendían en color. 

Justo entonces la tierra se hinchó como la panza de un troll de montaña que se despierta y se rasca distraídamente el ombligo, tal vez por eso comenzaron a sonar los cascabeles, el árbol era el ombligo. Se incorporó con dificultad pero también con decisión, con la firme resolución de demostrarle al mundo que no era una rana y la más firme voluntad de evitar el rostro de Bryony.

—Yo sé manejar... —dijo mirando con seriedad a sus compañeros, intentando ser útil, ignorando la certeza que seguramente todos compartían, esa que afirmaba que morir en un coche donde ella estuviera la volante era incluso más probable que perecer tragados por las olas.

Se quedó ahí, mirando como perdida a Bediviere, a Adam y a Bran, decidiendo en su interior que esa era la última vez que acudía a una fiesta sin la compañía de una buena amiga, esas que te llevan al baño y te sostienen las cosas mientras lo vomitas todo en el WC.

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21/01/2021, 13:06
Bryony J. White

Los ojos de Bry se abrieron como platos cuando sintió el suelo ondularse debajo de ella y lo que había sido tan solo una palabra, se hizo presente de golpe, muy presente. El pulso se le aceleró y sintió que el mundo a su alrededor se movía más despacio de lo que funcionaba su cabeza. Abrazó a Frida, tenía la respiración agitada y un montón de impulsos se acumulaban en sus terminaciones nerviosas. Cuando pareció que el movimiento se detenía se puso de pie con ella y asintió con la cabeza. 

—Me quedo contigo —declaró, sin un ápice de duda. 

Y en un primer momento eso fue exactamente lo que hizo, revolotear alrededor de su compañera de casa, sin saber muy bien qué hacer. Nunca se había enfrentado a un desastre natural más allá de las lluvias torrenciales de Londres y no tenía ni idea de si debían ir hacia el interior, colocarse bajo el marco de una puerta o zambullirse en el mar. Pero entre todos los gritos y revuelo, trató de pensar con practicidad. 

—¿No deberíamos coger nuestra documentación? —le preguntó, mirando con duda hacia la casa.

«Y recoger mi móvil tampoco estaría mal», pensó, viendo que todos andaban enviando mensajes. Con la adrenalina se le había encendido una luz en la cabeza y ya sabía dónde lo había dejado: con las drogas, cuando repartió a Nikita, Bediviere y su amigo. Estiró una mano para apretar la de Frida y la miró, más decidida, como si al estar con ella se hubiera imbuido de la responsabilidad del anfitrión. 

—Voy a sacar a la gente de dentro y decirles que intenten llenar los coches al irse, que nadie se vaya andando. Y a llamar a emergencias. ¿Hay algo importante que tengas que coger?

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21/01/2021, 21:41
Bryony J. White

Casa de Bryony

El plan era a grosso modo que Bediviere entraría a ayudar a Nikita y Sharif a conminar a la gente de dentro para que saliera de allí cuanto antes. Branwen también se quedaba, hasta el final, al igual que Bryony, junto con la dueña de la casa.

Adam e Ingvild se irían en uno de los dos coches, llevándose con ellos a Chiba, Carme y Azia. Se suponía que Vera y sus amigas adolescentes estaban yendo hacia ellos con Sharif, que se las llevaría a ellas y a Elio en su coche, guiando a los demás.

Luego Nikita, Bediviere, Branwen y Frida podrían irse en el otro coche de la casa o en el de Nikita.

Con esas cuentas iban sobrados de transporte.

Playa de noche

La gente empezó a salir. Algunos parecían confusos pero se movían con relativa fluidez. A aquello no se le podría llamar avalancha pero aun así eran muchos a la vez y aquellos eran sólo los primeros.

Bryony y Bediviere entraron en la casa mientras Frida se quedaba junto a la piscina, avisando a la gente para que huyera de la costa.

Notas de juego

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21/01/2021, 21:43
Bryony J. White

Sharif Karamani

La gente empezó a salir. Algunos parecían confusos pero se movían con relativa fluidez. A aquello no se le podría llamar avalancha pero aun así eran muchos a la vez y aquellos eran sólo los primeros.

Bryony y Bediviere entraron en la casa mientras Frida se quedaba junto a la piscina, avisando a la gente para que huyera de la costa. 

Notas de juego

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