Partida Rol por web

Astérope

La Gran Llegada

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11/01/2021, 06:41
Director

I N T R O D U C C I Ó N

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11/01/2021, 06:42
Ingvild Hoem

Abrió mucho los ojos cuando Bry, chasqueando los dedos y haciendo como un gesto de fuego con ellos le contó la anécdota de los magos. No tuvo tiempo de replicar porque justo en ese momento la escena más cute de la noche se descubrió ante las chicas.

—Oiiiiiiiii —exclamó juntando las palmas de las manos, mientras rodeaba a los incautos como quien evita a un vagabundo— ¡Qué cuquis! —dijo mirando desde el cielo a Bran y Adam —Ya veo por qué no me hicieron caso —la reprimenda perdía fuerza con la tierna sonrisa de la noruega— Bran, tienes que decirme en dónde compraste ese vestido.

Como si aún se encontrase en la pista de baile, el tono de voz de la noruega era un poco estridente.

—Estamos siguiendo los pezones duros de Nikita —dijo señalando a un chico rubio y esbelto que, aunque no era el asteropénse, se le parecía mucho— Van hacia la piscina —añadió adoptando un tono de confidencias mientras volvía a coger la mano de Bry. Las pupilas dilatadas de los grandes ojos de la noruega no dejaban muchas dudas respecto al estado actual de sus neurotransmisores.

Pero en ese instante el cielo se iluminó y el verdadero espectáculo de luces comenzó. Le dió la sensación de que veían la escena a traves de un lente convexo, como si la imagen estuviera invertida según es natural a las reglas de la óptica, de abajo hacia arriba: del mar hacia el cielo. Un estremecimiento recorrió por su espalda. La tormenta tenía algo de fotográfico, como si el tiempo se hubiera detenido y fuera el mismo en toda la superficie, algo que no se cumple en la pintura; aunque tan sólo fuera por las sucesivas capas que el pintor deja a su paso sobre el lienzo. Por eso no podía ver una fotografía durante demasiado tiempo. Tal vez por eso Ingvild apartó la mirada del horizonte.

Se apretó aún más contra el cuerpo de Bry, de repente muy cansada de tanto bailar, y apoyó la cabeza sobre su hombro.

—No me gusta —comentó preocupada. La tormenta avanzaba, y ella tan sólo quería enterrar su rostro en el pecho de Bryony, adjuntarse de alguna manera a la luz de otra persona, como si ella misma no fuera más que otra especie de sombra.

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11/01/2021, 09:44
Nikita Pontecorvo

Nikita asintió con la cabeza a la explicación de Bediviere mientras la miraba a los ojos. Imaginaba algo así cuando la chica le dijo que confiara en ella y le tomó la mano mientras le contaba. Él por si acaso esta vez sí, había venido preparado y la funda de sus audífonos no era la único que llevaba en los bolsillos. Le gustó aquella señal de confianza, esa breve pero importante confesión íntima, cuando de pronto vio algo relumbrar fugazmente por el espejo retrovisor. Bediviere también había notado algo, pues vio sus ojos desviarse hacia la luna trasera.

¿Qué…?

Nikita se volteó para ver cómo el horizonte relampagueaba y comenzaba a enviar descargas luminosas hacia el cielo. Jamás había visto nada igual, no parecían ramificarse de la manera como lo hacen los rayos y cambiaban de color durante su viaje hacia el cielo.

¿Qué es eso? —preguntó mientras sus pupilas seguían fijas sobre el espectáculo luminoso. Su cuerpo se tensó y la mano que tomaba la de Bediviere se contrajo apretándola, mientras su mente empezaba a tratar de dilucidar si aquello, fuera lo que fuera, parecía acercarse o hacerse más intenso.

Notas de juego

Edito: una repetición.

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11/01/2021, 13:21
Adam Dyer

El cuerpo de Adam temblaba de deseo. No sabía por qué lo había hecho pero se odiaba a sí mismo por haber cortado aquel momento de comunión mística. Deseaba a Branwen con cada poro de su ser... con un avidez que no había sentido nunca. Era algo irracional y físico pero igual mente real.

Y tuvo que joderlo...

Ella empezó a hablar. Daba la sensación de que echaba balones fuera. Que la torpe interrupción del chico no la afectaba más de lo justo y necesario y eso, valga la redundancia, no era justo para ella. Los cuerpos habían hablado y se entendían. Y ahora estaban a cientos de kilómetros el uno del otro y la mente de ella, ponía paños calientes sobre la imbecilidad de él.

Pero... pero, pero... Yo no quiero esperar. —consiguió articular Adam con la elocuencia de una cuchara. —Y claro que me pones... y claro que quiero llevar a... a... ¿tercera base? No, no... quiero hacer carrera completa y home run pero yo soy de banquillo y quiero darle bien a la bola con el bate... para... para... yo qué sé. No sé de beisbol y ya no entiendo esta metáfora ni yo.

Adam se acercó de nuevo a la chica y le robó un beso. Uno pequeño y especialmente dulce. Quizá eso sí fuese elocuente.

Necesitamos un lugar... 

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11/01/2021, 13:21
Adam Dyer

El fogonazo y las llegada de las chicas cual las hordas bárbaras cortaron el rollo de Adam y Branwen y la conversación que mantenían, completamente de cuajo. Parecía que aquel (el fogonazo) no había sido el primero pero tanto él como ella estaban... en otro lado. Pero una vez descubierto era imposible negar su existencia o simplemente ignorarlo. El horizonte se había dado la vuelta literalmente y algo que, por otro lado en el sentido acostumbrado, ya habría causado cierta preocupación, al estar "del revés" y habiendo visto y vivido cuando había pasado ante sus ojos, hizo que Adam quedase mudo de pura estupefacción.

Echó a levantarse de la hierba para vislumbrar lo que allí pasaba pero decidió de pronto no hacerlo y quedarse junto a Branwen sentado en la hierba... con las rodillas replegadas sobre el pecho y ella adosada a su costado. Manos entrelazadas... Casi en una postura gemela a como Ingvild se acurrucó al seno de Bry un par de metros más allá... lo cual no pasó desapercibido al canadiense.

¿Qué es eso? —preguntó como un perro que ladra contra el viento.

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11/01/2021, 13:30
Bryony J. White

Los ojos de Bry se fijaron en los dos que estaban tirados en el suelo, en sus rostros, en sus manos, en lo cerca que estaban, y una sonrisa traviesa se perfiló en sus labios. 

—Es que es la noche del amor —sentenció, en respuesta a las palabras que les dedicaba Ingvild, para después ponerse a cantar una canción de Disney mientras giraba sobre sí misma—. Eeeees la noooocheeee deeeel amooooor, el cieloooo traeeee paaaaz. 

Tenía la voz bonita, pero no se podía decir que atinase demasiado con las notas, lo cual, por otro lado, tampoco parecía importarle lo más mínimo. Fue con esa mención al cielo que llevó la mirada hacia el mar y entonces se quedó callada de golpe. 

Durante algunos segundos tan sólo contempló esos rayos que hacían el recorrido al revés de lo que dictaba la lógica, con los labios entreabiertos y mirada fascinada. Por un momento se planteó si aquello sólo lo estaría viendo ella, pero las voces de Adam e Ingvild le sacudieron esa idea de encima y soltó una carcajada cantarina. 

—¡Es una pasada! Después de siglos... ¡de milenios! el mar se ha cansado de que el cielo le tire rayos y ha decidido devolvérselos. —Abrazó fugazmente a la noruega y la soltó para empezar a palparse el cuerpo en busca de algo que no encontró—. Ah, mierda. ¿Dónde he dejado mi móvil? ¡Quiero grabar eso! Joder. Por esto no me gusta llevar cosas encima cuando estoy de fiesta. Nunca sé dónde lo dejo. Debe ser el espectáculo de fuegos artificiales —siguió diciendo, hablando acelerada—. Me dijeron que iban a hacerlo, pero no sabía que sería tan grande y tan... impresionante. ¿Cómo lo habrán hecho? ¡Eh! —exclamó, cambiando de tema sin casi tomar aliento—. ¿Habéis visto el árbol de cobre? Es súper bonito. ¿Alguien me deja un móvil?

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11/01/2021, 17:27
Bediviere Lafayette

Bediviere entreabrió los labios, en lo que era una expresión a medio camino entre el asombro y la confusión, clavando sus pupilas en la luna del coche. El fogonazo de luz difractaba en sus pestañas mojadas, y por un momento pensó que llevaba mal puestas las lentillas. Se pasó el dorso de la mano libre, por los ojos, y parpadeó, sin soltar la mano de Nikita-  ¿Qué cojones...?

Negó, incapaz de responder en un primer instante, al escuchar la pregunta del chico, que viraba el rostro para ver también aquellas luces radiantes y antinaturales. Notaba cómo apretaba su mano, y aquello pareció devolverla a tierra- No puede ser... -dijo, más para si misma que otra cosa- Son, ¿fuegos artificiales?-trató de dilucidar, repentinamente empalidecida, sin estar del todo segura de lo que vocalizaba- Nikita, ¿qué hay ahí, mar adentro? ¿Hay algo? ¿Las marismas?¿La Atlántida?

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11/01/2021, 18:38
Branwen Glyndwr

No podía leer completamente las emociones de Adam pero si ofrecer las suyas. Resplandeció cuando él confirmó que estaba sintiendo la misma necesidad. Le encanto el beso de premio y lo agradeció con el aporte de su impulso en él.

Batallarían con la inexperiencia, las dudas, las propias traiciones de sus cuerpos y sus mentes, pero era una lucha que no podía ganarles porque la sensación que habían descubierto juntos era como un derrame de sol. Y también cada vez caería en la decadencia el desconocimiento de uno del otro. Sabrían por qué uno hacia que, que pulsaba al otro hacia cuál

Lo volvió a cubrir con su calor en vaso menudo de piel y músculos y pelo y le acarició la cara.

Necesitamos un lugar... 

Oh Siiiii - contestó entre sonrisa y siseo.

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11/01/2021, 19:12
Casa de Bryony

Tanto la Atlántida como las marismas estaban al sur y el resplandor venía del oeste, del interior del Mar de Leucipe —la parte del Mediterráneo que bañaba las costas de Astérope, Sicilia y Túnez. El brillo ocupaba en el arco del horizonte una distancia demasiado grande para un barco o unos fuegos artificiales. Los fogonazos iban ocurriendo espaciados en el tiempo de una forma irregular, cada pocos segundos.

Un coche que pasaba por la carretera redujo la velocidad, pero no paró, pasando de largo.

Notas de juego

Editada la última línea.

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11/01/2021, 18:58
Branwen Glyndwr

Les envolvió la voz de Ingvild tañida como una campana, que no hubiera sido tan importante si no fuera porque venía acompañada de su cara, y la de otros. Allí estaba también Bry y una pequeña banda.

Estaba decidida a negar su presencia o si no eficiente raptarse de la escena a ellos dos buscando un destino menos atestado a la carrera, pero se dio cuenta de que la campana no había sido solo Ingvild si no que había una reunión de trueno contra trueno en la lontananza. No, no tan lejos pero si bien fuerte.

Vislumbro los rostros que habían pasado de su foco... - gracias a los sabios ¿O no tan gracias? - ... hacia un punto de atención en la superficie del mar. Hacia la procesión de relámpagos a cuya algarabía pertenecían los truenos.

Las luces rasgaban el agua en la dirección inversa a la que debían y sacudían la atmosfera. Branwen recordó el flash de su visión - evidentemente inicialmente apartada de su atención - de nubes tornasoladas de repente por arte de ensalmo.

Entonces, ya, la cháchara de Ingvild, el canto de Bryony, la invasión de las mil cabezas y el chute propio se hicieron pequeños. Primero porque Adam se había acongojado, o eso creyó por puro reflejo propio, aunque ella estaba un poco macerada en una pizquita de ocho kilos de enfado por la elección de tiempos del artificio.

Eso lo conjuro pasando el brazo por la cintura del muchacho y apretujando sus contactos mientras el preguntaba.

¿Qué es eso? 

- ¿Aguafiestas? - le contesto tibiamente subyacente su disgusto. No con él, él no podría disgustarle hasta la primavera y se lo tendría que currar muy mucho. No con Ingvild o Bry o los demás, Ni la aparición de un millar de Ingvilds endrogadas podrían ponerle de mala tecla. Era otra cosa. Una disputa vieja y neblinosa entre su empeño general y constante a que no la empañara. Una querella personal con el universo y ese puntito de mala leche que destilaba.

Si claro lo segundo. Lo segundo tenía que ver con lo Bry estaba en ese momento contando. Y no podía quedarse callado.

- Esto Bry, te querría hablar del árbol - no ahora maldita sea, pero ahora es cuando toca - sé como lo han puesto. ¿Lo vistes tú? Es un obsequio. Supongo que para ti como anfitriona. Para presentar los respetos, como íbamos a hacer nosotros, pero con más alardes. Y quizás dobles sentidos. ¿El que lo puso lo conociste?¿Conociste a alguien peculiar? - no lo pregunto capciosa, si no con genuina curiosidad - porque creo que eso ha sido solo la presentación del grueso de la visita que, creo, que viene ahora - comentó mirando la demostración mientras escarbaba en el bolso y sacaba la cámara y se la lanzaba a la inglesa. Era una de esas estrechas que parecía una caja para lápices metálica - Toma. Captúralo para la posteridad.

Suspiró. Quería estar en otra dimensión menos ajetreada con una sola ocupación a tiempo completo y un solo acompañante.

- Al menos vienen cuando estamos con nuestras mejores galas. Os imagináis si vinieran el lunes y estuviéramos en chándal. Pero no me hagáis del todo caso. Tengo el termostato mental a ciento ochenta y las neuronas como en festival y... bueno, me puedo equivocar como a la de ya.

- Espero que sea así. Tengo tantas ganas de invitaros a mi cumple largo. ¿Habéis visto a Nikita y a Bediviere? - dijo mientras acurrucaba su cabeza en el hombro de Adam

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11/01/2021, 20:08
Nikita Pontecorvo

No, fuegos artificiales, no… —conjeturó mientras entornaba los ojos al observar la envergadura que parecía tener el fenómeno. El arco del horizonte que ocupaba era demasiado grande para un embarcación y en aquella dirección y distancia no había ninguna isla—. Aquello es el oeste. Hacia allí está Túnez, ni siquiera Malta, estamos demasiado al sur. Y la marisma y la Atlántida están a unos kilómetros al sur de aquí —explicó sin dejar de mirar hacia atrás viendo cómo los fogonazos se repetían una y otra vez, aunque con ritmo irregular. 

No parece natural pero tampoco artificial… —dijo girándose momentáneamente hacia la chica mirándola con preocupación. Estaba profundamente desconcertado—. ¿Oyes algo? ¿Algo parecido a truenos o algo así? —preguntó. Nikita se había quedado algo pálido pero sus ojos brillaban. 

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11/01/2021, 20:16
Bryony J. White

La mención de Branwen del árbol hizo que los ojos de Bryony brillasen al buscar a la joven galesa, olvidando por un instante la ausencia de cualquier objeto más allá del culotte y el vestido en su atuendo. Tenía las pupilas tan dilatadas que apenas era visible un aro finísimo de verde alrededor de ellas.

—¡Sí! —exclamó, asintiendo con la cabeza—. Claro que lo vi, fue una pasada. ¿Lo viste tú? Fue un regalo, creo que en parte por robarme al poeta de los sueños olvidados y las fiestas encontradas antes de tiempo; y en parte porque me gustó el bastón. Era precioso, tenía una cabeza de león. Y entonces lo clavó en la tierra y... ¡CHAS! —exclamó, abriendo la mano con simulando una explosión—, salió un montón de purpurina y donde estaba el bastón, ahora está el árbol. Es muy bonito, ¿verdad? —Lo buscó con la mirada para señalárselo a Ingvild con el dedo—. Está ahí, ¿ves? 

No pilló a qué se refería con lo de venir en ese momento o el lunes, pero tampoco pareció que le importase demasiado no haberse enterado. Tomó la cámara que le ofrecía la chica y se puso a grabar el horizonte, esforzándose por permanecer recta. Mientras, siguió hablando.

—Peculiar. ¿Y quién no es peculiar aquí? Esta isla es lo contrario a aburrido, ¿verdad? Eran como actores, o magos, o hadas. —Se rió al decir lo último, con una carcajada—. Poetas, vaya. No lo tengo claro, me parece que estaban montando una performance o algo. Estuve bailando con Nikita y Bediviere, pero ahora deben estar follando en algún rincón. A cambio tenemos a su amigo, el portador de luz —señaló con la cabeza hacia uno de los chicos que habían llegado con ellas— y a su hermano, el de los pezones duros. ¿Cuándo es tu cumple? 

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11/01/2021, 20:45
Bediviere Lafayette

No, no oigo nada.- dijo, negando con el rostro, mirándolo, igual de perpleja, con los labios entreabiertos de pura impresión al encontrarse con sus pupilas brillantes. A medida que se sucedían aquellas fulguraciones, ella también apretaba su mano. Se le antojaban tan hermosas como perturbadoras.

Ven.-sugirió, tras varios segundos de contemplación en el más absoluto silencio, abriendo la puerta a su lado, para salir al cielo abierto, pisando el suelo como si se estuviese subiendo a la cubierta de un barco en plena travesía, aún sin soltarlo. 

Notas de juego

Edité, que me di cuenta de que sí que la mira. 

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12/01/2021, 00:54
Casa de Bryony

El que parecía a Nikita saludó cuando hicieron referencia a sus pezones.

—Soy su hermano, Elio.

Y mientras Bryony cantaba miró al cielo, como casi todos los que estaban en el jardín.

—¿Qué cojones? Alguien sabe... ¿Qué coño es eso?

El "árbol de cobre" no llamaba la atención, como si fuera un objeto de decoración más. Estaba a unos metros de ellos, hincado en el césped. Con sus ramas de alambre con hojas de metal las que colgaban frutitos rojos.

El de cara de buena persona confesó algo a destiempo y un poco como al aire.

—He dicho una mentirijilla. Mi nombre no significa "el que trae la luz".

Chiba y Carme miraban al horizonte serios, sin decir nada. Esta última frunciendo el ceño.

Azia se acercó a Ingvild cuando Bryony se separó de ella y le buscó la mirada. Abrió la boca como para decir algo pero sólo soltó una especie de resoplido a lo que siguió una sonrisa forzada.

Aquello no paraba, cada poco -a veces al instante, a veces pasaban cinco o diez segundos- un nuevo destello iluminaba la negrura del horizonte.

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12/01/2021, 00:56
Casa de Bryony

Cuando salieron del coche podían ver en el horizonte los destellos sucediéndose cada pocos segundos.

No se ramificaban como los rayos. Eran más como relámpagos que viraban el color en su evolución.

En el silencio aquello le transmitió a Bediviere cierta calma, algo análogo a lo que hubiera podido sentir viendo un el fuego consumir algo a cámara lenta.

Nikita intuyó, como hacen los animales, que aquello era peligroso. Como ver el hongo de una bomba atómica.

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12/01/2021, 01:09
Ingvild Hoem

Cada palabra pronunciada por Branwen era como un martillazo en su cabeza. Las palabras de la irlandesa parecían querer abrirse paso en su cerebro, tentativas de sinapsis frustradas por la bruma en la que estaba sumido el intelecto de la chica. Aún así, algo le quedó claro, algo que al parecer Bryony pasaba por alto.

—Espera, Bran. Dices... dices... ¿que ya están entre nosotros? —preguntó mirando hacia ambos lados, insegura— Bry, ¿has vuelto a ver a los poetas? ¿Y si realmente fueran hadas? Por qué eso es lo que dices, ¿verdad Bran? ¿Y si esta fuera la gran llegada de la que nos habló Ashley? Recuerda... ¡dijo que sería aquí, en Astérope!

Entretanto Nikita se aproximaba y Sharif admitía el engaño. Ingvild, a quien le costaba horrores concentrarse, dejó escapar una risotada.

—Si, claro... tú eres... y yo soy Skiagraphos, el pintor de sombras.

Era difícil entender a qué venía el nombre del primer artista en sentar las bases del chiaroscuro en sus obras, pero las conexiones de la mente de la noruega formaban parte de un universo fracturado, discreto y parcial.

Observó con atención el árbol de cobre, imaginando la escena que Bry describía.

—Qué pasada... —murmuró, acariciando las ramas de alambre, preguntándose si aquel fruto rojo sería comestible.

Entonces otra figura colorada llamó su atención. Azia, en un trance irremediable, la contemplaba con ojos de cachorrito perdido. Se acercó a ella y cogió su mano, decidida a no abandonarla hasta verla más entera o al menos dejarla sana y salva en su casa.

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12/01/2021, 01:20
Nikita Pontecorvo

Bediviere abrió la puerta del coche y Nikita escuchó ese "ven" que le dio la impresión de que habría acatado aunque lo que se estuviera desatando ahí fuera fuera el mismo infierno. La chica no le soltó la mano y él se quedó igualmente aferrado a ella.

Una vez a la intemperie la brisa le golpeó el rostro. Pero lejos de tener el efecto balsámico que solía tener sobre él, le dio la sensación de que, a pesar de la gran distancia que los separaba, lo dejaba expuesto al influjo funesto de aquellas luces cuya belleza comenzó a parecerle de verdad inquietante. Hasta las palabras de Tomomi sobre el miedo que le provocaba la Yumeko volvieron a su mente. Porque había algo así, como si estuviera mirando el preludio de algo increíblemente peligroso.

Apretó con más fuerza la mano de Bediviere y aunque trató de moderar su sensación de alarma, sus ojos como espantados no habrían dejado a la chica la más mínima duda acerca de cuál era su impresión. Nikita empezó a sentir cómo el corazón le golpeaba las costillas.

Volvamos a la casa —sugirió con apremio—. Tenemos que encontrar a mis hermanos y a los demás.

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12/01/2021, 01:46
Bediviere Lafayette

Bediviere parecía apaciguada, ante la grandiosidad de aquellos haces de luz cambiante. Observaba el espectáculo que emergía del mar, estremecida y maravillada, con la mirada de quien encuentra en algo un reflejo de la belleza en si misma. O quizá con la de la emoción que siente aquel que quiere ver el mundo arder, cuando de hecho esto ocurre. 

Sintió el apretón de la mano de Nikita, como algo disonante, en su calma. Lo miró, confusa, sin comprender su evidente temor. Parpadeaba, como si acabase de salir de una especie de ensueño inducido, y asentía- Vale, volvamos.-dijo, no sin que su tono sonase ligeramente reticente, o sin que su mirada de pupilas dilatadas se posase de nuevo, brevemente, sobre aquellas luces, como si algo en ellas tirase forzosamente de su atención. 

Acarició con el pulgar el dorso de la mano de Nikita,  queriendo transmitirle aquella paz que ella misma sentía, y realizó un gesto breve con la cabeza, señalando hacia la casa. 

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13/01/2021, 12:00
Adam Dyer

Adam finalmente se decidió y se incorporó ayudando por el camino a que Branwen también pudiese ponerse de pie. Lo que sucedía en el horizonte era un espectáculo digno de ver. Extraño y un tanto aterrador, pero igualmente era imponente y digno de ser admirado. Imposible de ignorar. El momento con Branwen había acabado y, aunque ambos aún seguían adheridos, intentando no decirle a sus cuerpos que así era, fuese lo que fuese lo que estuviese por pasar, al final no pasó. Tendría que ser en otra ocasión...

No así con Nikita y Bediviere quienes, según afirmaba Bry, sin duda estarían enzarzados en una tórrida sesión de gemidos, ajenos a aquella tormenta sobrenatural que parecía estar a punto de cernirse sobre la isla de Astérope entera. Si finalmente eran las hadas, sabían hacer una entrada.

Y hablando de hacer entradas... y hablando de Nikita... el apellido Pontecovo parecía manar testosterona por dónde fuesen. La mención de Bry a los pezones del hermano de Nikita no pasó desapercibida para Adam. Tal y como pasara con el mayor, ahora el hermano pequeño las volvía locas con su mera presencia. Su opinión respecto a Nikita había cambiado radicalmente a tenor de lo vivido en las últimas horas, pero el tal Elio reabría una herida aún fresca y Adam se sentía intimidado en su presencia. 

Lo que me faltaba... un mini macho alpha super fucker. Y este viene con Sancho Panza incorporado.

Y luego estaba el asunto del arbol de cobre... los poetas o actores que lo habían plantado y cómo este había echado raíces casi como por ensalmo. Las hadas ya estaban allí y, lo que parecía absurdo el día anterior por la mañana, en ese momento era simplemente una realidad.

Bry... creo que es oficial. Tu fiesta es un éxito pero se te ha ido de las manos. ¿sabéis si finalmente ha venido la profesora Arraúte? Ella o el maromo de su novio igual saben de qué va todo esto.

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13/01/2021, 18:54
Branwen Glyndwr

Huérfana del tirón principal de su libido, la exacerbación de sus neuronas se entretuvo en tocar otras emociones; básicamente el miedo, el enojo y la paranoia, que tienen como costumbre estar rondando por los bordes. Plumajes a los que no estaba acostumbrada y que le generaban una cierta ansiedad.

Pero si estaba hecha a los obstáculos cuanto más a un poco de turbación. Lo tenía claro. Nunca rendirse a la resignación y siempre buscándole el hueco positivo. Se acogió al calor de ese sentimiento pretendiendo sellarlo con un beso, pero habiéndose levantado en automático, su objetivo, de promesa para luego, se quedó otra vez a un palmo. Al contrario de lo que podía haber sido frustración sintió gracia y su risa suave cantó entre sus dientes.

Improvisó, y puso su ósculo en el dorso de la mano de él, con toda la taquigrafía sensual intencionada: Propuesta pospuesta que no cancelada, mientras contemplaban el insólito espectáculo. No estuvo segura del grado de la recepción del mensaje por Adam debido al incremento de interferencia social. Demasiados puntos de atención y demasiados colores desatados. Y sin embargo le pareció el más firme en el suelo señalando buscar a la Profe.

Ella solo atinó a responderle oblicuamente a Ingvild y sin todo el trasfondo emocional y explicativo a Bry.

- Sí. Sí. Ingvild... Creo que eso es lo que, más que menos, he querido decir - le dijo a la Noruega con la inflexión de estar revisando sus ideas para corroborarlas -. Esos poetas. Quizás. O el prestidigitador del truco del bastón. Que no es un truco. Es un artilugio - luego le sonrió al verla arrullar dulcemente a Azia y después, como sin venir a cuento o completamente lo contrario, contestó a Bryony - en Halloween. Alrededor de las doce.

Su mejilla cogía una parte del calor en el que apoyaba, gracias hombro de Adam, y lo que apoyaba era un ajuste de engranajes en su mollera. Si iban a haber hadas involucradas había que seguir reglas. Cortesía por supuesto. Listeza en buena proporción. Y si todo fallaba, hagamos el máximo para no llegar a ello, una buena sartén de hierro.

Empecemos por la cortesía.

- Hola, Elio. Hola 'No Lucifer' - sacudió en un saludo afable la mano hacia ellos y los demás sin asociar a un nombre - Encantada. Soy Branwen - dejó la libertad a Adam de ejercer su derecho a presentación - Curiosa la cosa ¿No? Creo que vamos a estar todos juntos. Que será lo mejor. ¿Tienes localizado a tu hermano? - se interesó mirando de reojo la reacción de los otros dos colegas de farra de las chicas.

No podía rozar el tacto del ojo en su dedo porque este descansaba entre los Adam, pero si le susurraba internamente que le extendiera la protección a él y si pudiera a todos los presentes.