Partida Rol por web

Intento volverme a transformar en Águila para indicarles la posición a Bam Bam y Celestina, pero todo el mundo ve como me arrodillo, agotado. No puedo hacer eso sin descansar. Miro con tristeza a Efrain:

- N... no puedo. Lo siento.

-Impresionante actuación compañero- Comentó Mikeala ante la aparición de Hamleen. -Veo que no solo sabes robarte los escenarios, en la vida real tambien lo haces. Ese es el Hamleen que yo recordaba, tranquilo, descansa, 

Dió un par de pasos hacia la puerta y asomó la cabeza esperando ver algo adentro. 

-Si entramos sigilosamente, podemos colarnos fácilmente sin ser descubiertos.

-O podría manipularles la mente para que nos cuenten qué está pasando ahí dentro y todo lo que saben de la princesa Megania. Comadreja, ¿hablan nuestra lengua?

-Que vamos a hacer capitán, volvemos sobre nuestros pasos o aprovechamos esta hermosa oportunidad que tenemos

Comadreja se alegró enormemente de ver a Hamleen de una pieza, aunque lo disimuló muy bien. Lo cierto es que tenía el presentimiento de que estaría a salvo, pero deseaba confirmarlo lo antes posible. Apoyó su mano en el hombro del bardo y le dedicó una tímida sonrisa.

-Me alegro de que estés bien... Billy.

Se giró a la hechicera para contestar su pregunta.

-Hasta donde yo sé, no hablan otro idioma que el suyo propio. Yo... Yo sé hablarlo-, reconoció eludiendo un ligero temblor en su voz. -No lo domino, pero sí puedo hacerme entender y comprenderles cuando lo hablan. Sin embargo, milady, debo preveniros. Si interrogáis a uno, le necesitaréis vivo. Y no es buena idea encontrarse con un gigante vivo...

Estas últimas palabras las dirigió a Ser Autumnshield en un tono que parecía prevenir del peligro que estaban a punto de afrontar.

- Dos o tres horas es mucho trecho que recorrer…- Miró a Hamleen, agotado, y pensó en el resto del equipo. Por otro lado, estaba el tema del idioma… algo que no había tenido del todo en cuenta: quien quiera que los hubiera contratado debía haberse comunicado con ellos, y el gigante no es un idioma muy común en las academias de Faerün estos días. Debía haber otra forma, podrían conocer otro idioma o tal vez mediante un conjuro… Y además estaba el hecho que no sabían dónde estaba realmente la princesa.
- Lady Edevane, ¿tiene alguna manera de escudriñar el interior de la fortaleza en busca del lugar donde tienen encerrada a su magestad la princesa Megania.- Preguntó a la hechicera antes de girarse hacia el bardo.- ¿Conocéis algún hechizo para comunicaros con estos seres? No puedo quitarme de la cabeza la profecía de milady: Parecen nuestros enemigos pero, ¿lo serán realmente o habrá alguna manera de volverlos contra nuestro enemigo?- preguntó, dando voz a los pensamientos y dudas que lo invadían.
- Sé bien que las oportunidades las pintan calvas, pero deberíamos retroceder un poco, buscar cobertura y aguardar la llegada de Sor Celestina y Bam Bam, tiempo para que nuestro amigo Billy recupere el aliento y milady use su arte. De nada nos servirá adentrarnos a ciegas en la boca del lobo, con la mitad del equipo y un compañero cansado. Ya tenemos bastantes variables en contra.- Miró a su equipo. Aunque no podían ver la presión con la que apretaba su mandíbula, sí podían apreciar cierta tensión en su voz.- ¡Retirada! Aguardaremos los refuerzos y lo haremos a la primera. Señor Zevran, cuento con su vista de ágila y la de la señorita Comadreja para que nos avisen si se acerca peligro. Y espero que el señor McCheese haga lo mismo con su sensible olfato. Retroceded…- ordenó mientras hacía lo propio.

- Lady Edevane, ¿tiene alguna manera de escudriñar el interior de la fortaleza en busca del lugar donde tienen encerrada a su majestad la princesa Megania.- Preguntó a la hechicera antes de girarse hacia el bardo.- ¿Conocéis algún hechizo para comunicaros con estos seres? 

-Hacerme invisible y entrar a hurtadillas, no más que eso- Respondió a la pregunta de Efraín, y aunque la segunda pregunta no fue dirigida a ella, también la respondió-Yo puedo comunicarme con ellos, Tener un hechizo que te de la capacidad de hablar todos los idiomas que existen es muy útil cuando uno tiene que relacionarse en la corte con personas procedentes de todos los rincones de Faérun. Aunque la verdad, nunca imaginé que terminaría usándolo para interrogar un gigante. 

Cuando Efrain anuncia la retirada, suspiro aliviado. Demasiado pronto para fiestas, apenas he dormido desde que volvimos al Serendipia. Ademas de demasiadas emociones, estoy mirando a Arilith y un cosquilleo recorre mi estómago mientras me levanto con dificultad, pues me había acostado un momento agotado.

- Yo podría tratar de infiltrarme también, talvez con Mikeala, pero olvídense de mi mejor musica en la incursión si hago eso previamente. Estoy con el capitan, deberíamos retroceder y localizar al resto del equipo. No vayamos a privarles de la fiesta que se avecina. - Sonrío levemente y se me nota un poco la falta de fuerzas.

- Vamos, es por aquí.

Y empiezo a guiarles alejándome del castillo.

Transcurren varias horas desde que Efrain anuncia batirse en retirada para recuperar a los extraviados Bam Bam y Celestina. La ayuda del chico águila Billy Banjo -más conocido entre sus amistades cercanas como Hamleen-, resulta esencial para dar rápidamente con los rezagados y reunir al equipo al completo, una vez más, frente a la escalitana de la impresionante Fortaleza de Hielo.

El día ha avanzado hasta su atardecer y el sol, temeroso del horrible frío que se cierne sobre el valle, comienza a ocultar su rostro luminoso en el horizonte. Pronto, el valle estará cubierto por una impenetrable negrura.

Bam Bam no era la compañía más habladora en mitad de la misión. A decir verdad, no era el más hablador del grupo, pero tenía su particular forma de comunicarse. El dracónido era una criatura de hechos, más que de palabras. Cuando Hamleen le divisó, caminaba imparable hacia el baluarte de los gigantes con Celestina asentada en su hombro. No se inmutaba por el frío y tampoco parecía fatigado. Aceptó de mala gana la pausa para descansar, considerando que era un signo de debilidad. Aunque lo cierto era que para Bam Bam hacer dominadas con los dos brazos era manifiesta muestra de tener una constitución insignificante.

Se plantó junto a Efrain y cruzado de brazos susurró algo al paladín con su voz atronadora.

-ES EVIDENTE QUE NO SABES EL APETITO QUE TIENE UN GIGANTE, EFRAIN-. Por primera vez le llamó por el nombre, señal inequívoca de que ahora le consideraba algo parecido a un igual. -CADA MINUTO QUE PASE ES UN MINUTO MENOS PARA QUE LA PRINCESA SEA LA CENA DE ESOS CABEZAS HUECAS.

No esperaba réplica. Ni siquiera se planteaba la presión que estaba depositando en los hombros del caballero. Para Bam Bam las gestas no se superaban sin cicatrices, sin moratones y sin lamentar bajas. El dracónido olía la guerra en el ambiente y su sangre hervía de emoción.

La maestra de armas trató de apaciguar a la Bestia.

-Aprecio vuestra fiereza, guerrero, pero no es el momento de cuestionar órdenes. Este sea quizás el último descanso que tengamos hasta concluir esta misión. Algunos de los nuestros lo necesitan. Eres uno más en este grupo. No lo olvides-, recordó Laureena atajando la discusión y llevándose por respuesta una brillante y peligrosa mirada ambarina por parte del titán dorado.

-A ímpetu no le gana nadie, eso se lo reconozco. Agradezco contar con su hacha-. Ataviada con su armadura completa, la Leona Roja era una visión imponente. Sus ojos glaucos relucían especialmente aquel día con la claridad de la mañana. -Ser, querría tener con usted una pequeña charla táctica. Pisamos terreno desconocido. Esa fortaleza será a buen seguro una trampa natural para nosotros. Somos mucho más pequeños que nuestros enemigos y si nos descubren tendremos muy difícil la escapatoria. Si hemos de entablar combate, rezo porque nuestros magos tengan forma de ocultar nuestra presencia...

Comadreja compartía unas tiras de cecina y un trozo de queso con Hamleen hasta que escuchó la conversación.

La rastreadora dedicó una mirada incisiva a Efrain.

-Espere rivales de más de 20 pies de altura, Ser. Son duros como la roca y muy difíciles de abatir. Toleran muy bien el dolor y son inmunes al frío. A diferencia de otros gigantes, los de escarcha no son estúpidos. Tienen una tradición guerrera que data de siglos atrás y aunque no dominan el arte de la forja, no estarán armados con troncos de árboles o piedras. Estos gigantes son protagonistas de muchísimas leyendas y algunos de sus héroes lograron matar dragones en combate singular. No debemos subestimarlos...

En su voz había una chispa de emoción incontenible.

Bam Bam lanzó un gruñido desafiante.

-CUANTO MÁS GRANDES SEAN, MAYOR SERÁ LA CAÍDA... PUEDE QUE SEAN INMUNES AL FRÍO... PERO YO SOY FUEGO... YO... SOY... MUERTE.

Fue el bueno de Chafee el que pidió avanzar en vanguardia para realizar la operación de reconocimiento.

El roedor había comprobado que los gigantes imponían bastante temor y respeto en la mayor parte de los integrantes del grupo, a salvo quizás del colosal Bam Bam, que estaba sólo a unos 12 pies de igualar en altura a uno de esos cenutrios de piel azulada.  Y lo cierto es que el propio Chafee estaba extrañamente tranquilo. Y lo estaba porque él sólo tenía miedo a una cosa:

Los gatos.

Por suerte, aquella misión no implicaba vérselas con una horda de gatos hambrientos, agazapados todos ellos en la oscuridad. Era, por cierto, una pesadilla recurrente de Chafee. Soñaba que había una tarta de queso con mermelada de frambuesa salvaje en el centro de una habitación en penumbra y una miríada de ojos gatunos le observaban, expectantes. Preparados para abalanzarse sobre él.

Aquella pesadilla le producía un severo picor en el píloro. Por suerte, en aquel momento estaba con todos sus sentidos agudizados y listo para jugársela. Pidió a Comadreja que dejase el asunto a los profesionales -es decir, ÉL-, recibió el abrazo de su colega Zevran y se ajustó sus anteojos y sus botas de velocidad antes de asentir al jefe Autumnshield e iniciar la operación de infiltración a toda velocidad.

Allá iba el ladrón más rápido de todo Faerûn.

La trufa del hocico de Chafee asomó por el umbral del enorme portón de entrada y olfateó un par de veces.

Apestaba. En aras de la precisión, apestaba a queso. Pero no del comestible. ¡APESTABA A PIES!

Chafee se deslizó en la oscuridad y empezó a moverse a tal velocidad que había que ser consumidor habitual de cafeína en estado puro para percibir su desplazamiento. El roedor reptaba por suelos, paredes y techos inclusive. Nada se resistía a la agilidad rátida del hábil Chafee.

Advirtió a tres gigantes roncando en el vestíbulo de la entrada. Estaban prácticamente desnudos y parecían caricaturas aberrantes de seres humanos, pero con los rasgos exagerados. Sus rostros estaban enrojecidos y emanaban un insoportable hedor que mezclaba sudor, suciedad y un potentísimo alcohol.

Una escalera de caracol que le hizo sentirse un insecto se retorcía ascendiendo a la planta superior.

Superado el vestíbulo, Chafee advirtió un largo pasillo franqueado por dos enormes portones, uno a la izquierda, otro a la derecha. Al fondo, risotadas y gritos por doquier se escapaban de lo que dejó al ladronzuelo helado.

Un banquete.

Los gigantes estaban de celebración.

Chafee notó los bellotines alcanzándole el gaznate.

Los gigantes del salón tenían la piel azul como el zafiro y melenas y barbas blancas como la nieve. Todos sin excepción vestían algún tipo de armadura que cubría su torso. Y todos, sin excepción, portaban algún tipo de arma de aspecto escalofriante. Chafee no se dejó dominar por el pánico y contó. Contó. Y contó otra vez.

-Treinta y cuatro... Dioses... Estamos condenados...-

* * * * *

Cuando regresó, Chafee resoplaba al borde del síncope.

-Recuento enemigo: Treinta y cuatro gigantes celebrando lo que parece un banquete en el salón al fondo del pasillo. Son como los que describe Comadreja. Aparte, he visto a otros doce que no cuadran en la descripción. Son blanquitos y lechosos, como el jefe o la lady. Pero más feos. Y huelen fatal. Eeeeeegggggg...-. El roedor reprimió una arcada, lo cual podía resultar preocupante puesto que si algo generaba náuseas a un hombre rata, ¿QUÉ GENERARÍA EN UN SER HUMANO?

-Hay más. Hay ogros sirviendo comida a los gigantes. ¡OGROS! ¡Y les llevan la comida en escudos más grandes que Bam Bam! Dioses... Creo que somos muy pocos para hacer esto...

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-CUANTO MÁS GRANDES SEAN, MAYOR SERÁ LA CAÍDA... PUEDE QUE SEAN INMUNES AL FRÍO... PERO YO SOY FUEGO... YO... SOY... MUERTE.

Mikeala escuchó las palabras de la Leona y de Comadreja. Palabras sensatas en su mayor medida, pero demasiado derrotistas. Luego Bam Bam que parecía seguro que iba a derribar unos cuantos gigantes, se rió de sus miedos y Mikeala decidió intervenir

Estaba cansada de que todos velen por sus intereses, era necesario que todos lucharan juntos, y que todos comiencen a funcionar como equipo. No como un puñado de habilidosos reunidos por el capricho de un robot. Se necesitaba confianza de todos con todos.

-Un enemigo pequeño no significa presa fácil, no si es inteligente. Si entablamos combate debemos ser rápidos, escurridizos, entrar y salir del combate como buenos guerrilleros. Puede que un golpe de un gigante sea mortal, pero si no les damos la oportunidad de golpear, vamos a estar bien.

No soy una estratega galardonada como la Leona, y a decir verdad solo había escuchado hablar de los gigantes un poco y leído otro poco en algún libro, no tengo el conocimiento personal que tiene Comadreja. Sin embargo, si creen que soy una refinada dama de la corte que solo ha aprendido las artes de la política y la diplomacia están equivocados-Miró a la leona- Recuerda que 4 de nosotros fuimos llamados para esta misión por ser los héroes de Barovia, por haber derrotado a Strhad y a muchos de sus esbirros, humanos y vampiros. Seguro que tus hazañas han sido grandes, pero no trates al resto como si no tuviéramos experiencia en combate. Podrías discutir tus tácticas con todos en lugar de solo con Efraín, y quizás todos podamos aportar. En lugar de rezar porque nosotros, a quienes llamas magos, Tina, Hamleen y Yo, tengamos formas de ocultar nuestra presencia, confía en que también tenemos formas de matar gigantes en el tiempo que tu tardas en desenvainar tu espada. Estoy seguro que has escuchado hace años las noticias desde aguas profundas, cuando una Lady desarmo en una noche toda una cofradía de asesinos que intentaron matarla. Se hacer muchas otras cosas además de convencer a la gente.

-No dudo del conocimiento de Comadreja, y no subestimo a nuestro posible enemigo, como quizás esté haciendo BB. Ten cuidado guerrero-Le dijo al dracónido- que ningún héroe de leyenda llego a serlo sin haber elegido cuales batallas pelear, o en qué momento hacerlo. Sin embargo, a veces escucho hablar a algunos miembros de este grupo y pienso que subestiman las habilidades de nuestros miembros.

-Zevran, el mejor pistolero de todo Faérun, capaz de disparar dos armas a la vez mientras que con las otras dos, lanza dagas por si llegara a ser necesario. Nunca he visto en acción esas armas que usa, pero no creo que un gigante pueda soportar un par de disparos colocados entre ceja y ceja. Y estoy seguro que puede hacer esos disparos con la misma soltura que tiene para bailar.

-Tina, diablos Tina, tienes problemas, serios problemas. Es cierto que todos quedamos trastornados al volver de Barovia, pero debes recomponerte. Si no tienes fe en este mundo, por mi está bien. Pero tus amigos te necesitamos, necesitamos a la vieja Tina, asi que suelta esa botella por el amor de tu Lathander y escucha sus enseñanzas. Renacer, nuevas oportunidades. Esta misión es tu oportunidad de volver a tener fe, de salvarte a ti mismo, y de paso, salvarnos el pellejo. He visto a la vieja tina tener la misma facilidad para incinerar a un vampiro o para cerrar de un chasquido una herida mortal. Joder, incluso has traído a personas que habían cruzado el umbral de la muerte, de vuelta para este lado.

-Hamleen. Parece que no tengo que decirte nada, has vuelto, zagas, despierto, intrépido, y un tanto molesto. Hamleen es el hombre que necesitamos para darle confianza a este grupo. El puede lograr que otras personas hagan tareas que ellos mismos ven como imposibles. Sin contar el poder de su magia que todos hemos visto al aparecer transformado en águila gigante.

-Chafee: detrás de ese pelaje sucio y esa apariencia supuestamente cobarde, se que tenemos el mejor infiltrador que existe. Si lo hubieran mandado solo a Chafee, probablemente podría entrar en la fortaleza y salir con Megania sin ser vistos

-Efraín: El mismísimo verdugo de Strahd, portador de la Lanza Solar. Avezado guerrero, cazador, y un hombre cargado de sorpresas que ni se imaginan. Pero no tengo que hablarte demasiado de él cierto Laureena?. Probablemente sepas más de su vida que yo, a pesar que he convivido con él durante varios años.

-Laureena: La reputación de tu padre te precede, un gran guerrero y un héroe del continente. Pero la reputación de tu padre me importa un bledo. Tras esa mirada felina intimidante veo el potencial de opacar su la leyenda y hacer que la tuya se alce por el cielo. Que se escriban tantas canciones sobre ti como las que se han escrito de Efraín.

-Comadreja: De ti nada sabemos, o casi nada. Sin embargo, hay que ser muy tonto para no darse cuenta del potencial de tus habilidades. Desde que bajamos aquí te has desenvuelto como pez en el agua, cómoda, serena, fría y calculadora. Confía más en ti, tendrás la venganza que buscas, pero espera el momento adecuado.

-Bam Bam: Lo único más impresionante que la masa de músculos que mueves con cada paso es la sabiduría que transmites con tan pocas palabras. Usa esa sabiduría junto con tu fuerza y te convertirás en el bárbaro mas temido y respetado entre los de tu raza. Golpea fuerte, pero piensa con más fuerza.

-Entonces a ver, si, los gigantes son imponentes, poderosos. Pero porque nunca hablamos del poder, la fuerza y el ímpetu que hay reunido en este equipo?. Sus 20 pies de altura no alcanzan para igualar la altura del poder y las habilidades que hay aquí reunidas-

Pausa dramática

-Vamos a seguir hablando con miedo y admiración de ellos, o vamos a ponernos en el lugar que nos corresponde como dignos de la tarea que se nos ha encomendado.

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El discurso de Miekala pareció que le llegó a chafee quien comenzó a contar todo lo que había visto. Era claramente el mejor infiltrador como había dicho, pero Mikeala tampoco se había equivocado al decir que era un cobarde.

-Chafee, Chafee, esucha, reacciona- Mikeala pronunció un hechizo rápido para hacer que el ratón se fije en ella.

-¿No has escuchado todo lo que te dije?. Los ogros son meros peones, cualquiera de nosotros puede encargarse de ellos sin siquiera despeinarse, y si están en un banquete seguro estarán ebrios y mas de la mitad dormidos en lo que tardamos en volver a la fortaleza. Enfócate que te necesitamos. Describe a esos gigantes extraños, los diferentes, Háblale a comadreja, quizás ella sepa mejor de que se trata.

Luego de preguntar tomo a chafe de las mejillas. -Escucha, te sentirás raro, dicúlpame amigo, tuve que usar magia para calmarte si?, no te enojes, es por tu bien