Partida Rol por web

Aquella pregunta pilló por sorpresa a Comadreja, que pareció muy sobresaltada.

-Euh... ¿Yo?-.

"¡MIERDA!"

La joven recordó entonces el condenado hechizo del amante confeso de la verdad que era Ser Autumnshield. Balbucear no era una buena forma de intentar esquivar la aureola mágica del conjuro.

-S... Sí... Pe-pero...-, empezó a decir.

"¡DAS PENA! ¡PODRÍAS HABER MANTENIDO LA BOCA CERRADA!"

Shaft sonrió. Mejor dicho, no dejó de hacerlo. Qué rostro más aburrido el del felino.

-Ajá. Lo supe al instante de verla. Tiene unos ojos poco comunes, ¿sabe? Unos ojos bastante singulares...-, comenzó diciendo el agente de Stedman. No añadió más. En su lugar, cambió de tercio y señaló el mapa.

-Observe atentamente, jovencita. Aquí tiene el hito que marca el ascenso a la cordillera del Cinturón de Piedra. El camino hasta ahí es sencillo para un grupo bien preparado como ustedes. El ascenso, en cambio, es muy duro. Más aún si la tormenta prolonga su duración esta noche. Habrá mucho hielo y sólo un escalador experto podría afrontar la tarea de ascender la cara de la montaña. Es por esto que les sugiero atravesar este sistema de cavernas que supone un atajo natural por el interior de las montañas. Las grutas conducen hasta el pico en el que se halla la Fortaleza de Hielo. Es el mejor modo de llegar. 

Terminó su bebida y paladeó con éxtasis.

-Aaaaaaaah... Excelente. Ahem. Claro que también puede usted improvisar... Al fin y al cabo, usted conoce estas tierras, ¿verdad?-, dijo dando una palmadita amistosa a Comadreja y dedicándole una sonrisa tan neutra que ya no estaba claro si estaba desafiándola a cuestionar su buen juicio o simplemente le gustaba el color de su pelo.

Entonces ocurrió algo imprevisto.

Las pupilas de Shaft se dilataron hasta cobrar la forma de dos soles eclipsados y señaló muy tembloroso algo.

Algo que parecía estar en la capa de Comadreja, a juzgar por cómo la señalaba con gesto febril.

Algo que a juzgar en la tensa expresión facial de Shaft debía ser un ente horrible y grotesco.

Un ser abyecto y vil oriundo de otra dimensión cósmica que hacía acto de presencia con el único propósito de devorar Faerûn.

Y estaba allí... En la capa de viaje de Comadreja.

Es cierto. No tenía sentido... 

En realidad, era un simple brizna de tela deshilachada.

-No... No... N-no se mueva, señorita... Debo... Debo... ¡MIAAAAAAAAAAAUUUUUU!-. Shaft lanzó un zarpazo directo al hilo y pareció mantener una pelea mortal con él intercambiando una docena de tarascadas. La refriega, por cierto, duró un parpadeo, ya que reparó el felino en que había captado la atención de todos los presentes, ahora observándole con gesto de incomprensión y desconcierto.

-Ahem. Perdonen. Trastorno deshilachador gatuno de grado III. Perdí mi medicación durante el ataque. Ahem.

-¡CALLENSE TODOS!- Dijo Mikeala alzando la voz e interrumpiendo todo. Se levanto de la silla y fue hasta la mesa, apoyándose con las dos manos sobre ella.

-Este conjuro no está funcionando de manera correcta, Al final está siendo un arma de doble filo, y estoy perdiendo la paciencia.

-Tabaxi. Tu no harás más preguntas limítate a responder. Efraín, ¿él está bajo la influencia de la magia?. Comadreja, ¿Que jurarías?. Dime que ves de extraño en ese mapa, que te llama la atención?. Explayate tranquila, nadie va a preguntarte sobre tu origen, pero necesitamos saber qué ves.

-No me hace gracia su actitud señor Shaft, aqui me huele a gato encerrado, así que luego de que Comadreja explique sus inquietudes más le vale que se muestre más complaciente con nosotros o me veré obligada a quitarle la información con métodos menos amables que mi compañero. Créame no tendrá oportunidad de usar evasivas ni otros ardides conmigo, y si descubro que hay algo que no nos está diciendo voy a enojarme. La hermandad de la daga en Aguas profundas fueron los últimos que me hicieron enojar mucho. Eran una pequeña cofradía de asesinos- Pausa dramática- Eran

-Tabaxi. Tu no harás más preguntas limítate a responder.

-Escucho y obedezco, ¡ji, ji, ji!-, dijo solícito mientras se encogía de hombros y hacía una reverencia dejando escapar una risilla. Sus ojos miraron divertidos al paladín, como si valorase cuestionar quién estaba al mando. Con todo, el gato era prudente. Extraño y singular, no cabía duda. Pero prudente.

-No me hace gracia su actitud señor Shaft, aqui me huele a gato encerrado, así que luego de que Comadreja explique sus inquietudes más le vale que se muestre más complaciente con nosotros o me veré obligada a quitarle la información con métodos menos amables que mi compañero. Créame no tendrá oportunidad de usar evasivas ni otros ardides conmigo, y si descubro que hay algo que no nos está diciendo voy a enojarme. La hermandad de la daga en Aguas profundas fueron los últimos que me hicieron enojar mucho. Eran una pequeña cofradía de asesinos- Pausa dramática- Eran

-¡Ji, ji, ji! ¡Excelente chiste, milady! ¡Ji, ji, ji! ¡Y mucho más original del reiterado ad nauseam "eres un gato con botas"! ¡Ji, ji, ji!-, concedió el felino atusándose los bigotes. Su risa puso los pelos de punta a Chafee.

No pareció especialmente afectado por la dureza de la hechicera, a todas luces una interrogadora mucho menos amable que el paladín. Mantuvo las yemas de sus dedos pegadas y su sonrisa conciliadora e inmortal.

Comadreja, ¿Que jurarías?. Dime que ves de extraño en ese mapa, que te llama la atención?. Explayate tranquila, nadie va a preguntarte sobre tu origen, pero necesitamos saber qué ves.

La joven exploradora tragó saliva y miró el mapa de nuevo. Tardó un instante en responder. 

-El trazado de este dibujo me ha resultado confuso al principio, milady. Eso es todo. Con las indicaciones del señor Shaft he logrado orientarme. El sistema de cuevas que comenta lo conozco bien. Al menos en sus niveles inferiores. Nunca he ascendido la montaña desde su interior, señora, pero tiene razón al decir que la cara de la montaña puede ser muy difícil de escalar. Y muy peligroso si la tormenta recobra fuerzas. El hielo podría hacer la subida impracticable. Y creo...-. Miró fijamente a Efrain. -Creo que no tenemos demasiado tiempo...-.

Estaba claro que se sentía incómoda, pero respondió con confianza y aplomo.

… >Decidle a la bruja que hay platos que se sirven fríos… decidle…<

¡Silencio! No es una bruja y no es nuestra enemiga. Centraos en el felino, puso paz el caballero en su mente.

^{…>Siii, la bruja…<}

Las voces en su cabeza meguaron hasta casi desaparecer.

Por supuesto, nada más lanzar el hechizo el paladín supo quién se había resistido y quién no, pero no le importó que sus compañeros se escaparan. Mejor así, de hecho. Solo le interesaba una persona en ese agujero: su presa.

Sin embargo, y a pesar de estar bajo el efecto del conjuro, el tabaxi no se lo iba a poner fácil. Aprovechando el juego diplomático que había empezado Efrain, Killen se explayó dando respuestas ciertas pero largas y carentes de información sustancial. Conocía el juego demasiado bien como para tener siquiera una posibilidad de perder… y para muestra, un botón. O, en este caso, un mapa toscamente dibujado. Según él, se trataba del camino más seguro para llegar hasta el castillo de hielo de los gigantes, pero ¿qué era lo que no les estaba diciendo? Las posibilidades eran muchas:

Puede ser una trampa y estar los gigantes esperándonos. Si vamos por ese camino nuestros enemigos no tendrán que perder el tiempo buscándonos ya que iremos directos a sus manos. Además, él mismo nos ha avisado: "Muchos hombre han muerto para traernos esta información". Si fuera tan seguro como dice, no les habría costado la vida.

>> Puede que la princesa ya no esté allí y él lo sepa. Ir allí nos hará perder un valioso tiempo y, además, podrá costarnos la vida.

>> Tal vez sí lo lleváramos con nosotros y su propia vida peligrara podría mostrarse más colaborador…, meditó.

El caballero comenzó a dar forma en su mente a las siguientes preguntas que le haría, sabiendo que su oponente era "gato viejo" en estas lides, pero fue interrumpido bruscamente por la intervención de Mikeala.

Bueno, tal vez sus métodos sean los necesarios en este caso, concedió a la noble.

- Bueno, aprovechando que ya somos amigos y podemos sernos sinceros, le diré que creo que es usted un felino taimado y artero que sería capaz de vender a su propia madre si obtuviera algo a cambio por ello.- Mientras hablaba miraba al espía sonriendo, como si le estuviera diciendo un piropo a una joven hermosa en lugar de un insulto a un enemigo.- Por eso creo que sabe usted mucho más de lo que ha dicho hasta ahora. Es más, estoy bastante seguro de que sabe usted quién y por qué ha secuestrado a la princesa y, de hecho, ya ha hecho un trato con ellos para sacar tajada de todo esto.- Volvió a sonreir. Cuando Efrain sonreía, su rostro solía iluminarse o llenarse de bondad, pero su risa ahora estaba más a juego con su parche en el ojo izquierdo que con su brillante armadura. 

Lentamente pero sin titubear, se levantó de su asiento (en el que no había probado ni una gota del brebaje), se acercó a la trampilla que hacía de salida y la cerró desde dentro. 

- Así pues, voy a dejar que lady Edevane continúe el interrogatorio por mí- concedió desde lo alto de la escalera.- Adelante, nuestro anfitión está bajo el efecto de la bendición, milady.

- Pero no te confíes, casi ha agotado el conjuro con su zalamería y sus juegos. A lo sumo quedará para una o dos preguntas más y a partir de ahí… puedes "retorcerle la mente" o como lo llames. Todo tuyo- susurró entre dientes a la hechicera, recordando que estaba aún esperando una respuesta.

- No te preocupes- indicó a Comadreja al volver a bajar,- Nos preocuparemos de cómo cruzar ese puente cuando lleguemos a él.

Y a continuación se sentó de nuevo en la misma silla que antes, al lado de su sospechoso informante y bien atento a lo que hiciese.

- Jajajaja-, Mikeala rió de forma sinica. -Pensé que nunca lo dirías.

Lanzó de nuevo su truco y susurró. -Atalo, que no se mueva- solo Efraín podía escucharla. Luego esperando que el paladín actúe, decidió lanzar una pregunta aprovechando el aura de verdad.

-Vera señor Shaft, encuentro poco útil la magia de mi compañero, porque siempre puedes irte por la tangente como has hecho tu ahora, sin embargo algo de jugo le puedo sacar. Dime, solo si o no. ¿Nos has estado ocultando algo?

¿Nos has estado ocultando algo?

Me había mantenido al margen, desde que Efrain había lanzado el hechizo, mi plan era abrir ojos y cerrar boca. Por eso, cuando solté ese bufido resignado ante la pregunta de Mikeala, quedé sorprendido hasta yo. - Pfffff... [cof, cof] - la última calada del cigarro que me acababa de encender se había metido por otro orificio.

- ¿Es que no es evidente que sí, su alteza? - El hechizo me afectaba de lleno, apenas me había resistido a él, planeando no intervenir, y fue esa misma aura de sinceridad la que hizo aflorar las palabras de mi boca. - Según yo lo veo, aquí el agente cero cero furro, lleva esperándonos desde que la desgracia en el pueblo ocurrió para llevarnos de patitas a la boca del lobo. - Escupo en el suelo. - "Nozz enfrentamozzz a un enemigo terriblezzz" - Le imito tristemente. - "Por lazzz cuevazz zzzerá mázzz zzeguroo, ziiii". - Les miro a todos tratando de ocultar mis ojos tras el ala del sombrero ejecutando mi habilidad especial, la pausa dramática.

- ¿Se nos ha olvidado ya que nuestro medio de transporte es mucho más eficaz que atravesar a patita el frío de la ventisca o la humedad del subsuelo? - Pausa dramática de nuevo. - Yo dejaría de perder el tiempo con este, lo ataba, como bien ha dicho, y lo amordazaba de paso. Creo que la investigación será mucho más fructífera si la ejecutamos por nuestros propios medios. - La verdad es  que el felino me ha caído  gordo desde el minuto uno, no tengo pruebas contra él, pero pocas dudas albergo de que huele a problemas. Prefería haberme reservado la opinion, pero  el maldito hechizo me ha cogido desprevenido.

De repente me podía ver a mí desde fuera, y sentí la vergüenza que no sentía hace años de haber estado dando la nota sin darme cuenta. Agacho la cabeza, apoyo mi espalda en la pared: - Disculpe, marquesa, todo suyo.

Al igual que Comadreja, Zevran parecía tan tenso como un "gato en un alambre" ante el cariz que estaba tomando la situación.

-Mierda, Chaf... Estos tíos juegan intenso...-, susurró a su compañero de fatigas mientras su mano se aproximaba a la funda de su revólver, por si el felino intentaba algo.

En su fuero interno, el alien de cuatro brazos tenía claro que acorralar a Shaft podía tener una resolución sangrienta e imprevisible.

Erraba en lo primero.

Chafee seguía a cubierto tras su colega y miraba con suspicacia al felino, una suspicacia que presidía su mirada desde que le vio aparecer. El intercambio de palabras entre la hechicera y el gato le había emocionado bastante, pero mantenía un silencio tenso.

-Pues macho, qué quieres que te diga, esa sonrisa me lleva helando la sangre desde que apareció delante nuestra. Igual le eligieron por eso, pero en este caso estoy con la lady... No me fío un pelo del cogote. Y además... ¿Sabes eso que me pasa cada vez que juego al póker y alguien me va de farol? ¿Ese cosquilleo en los bellotines? Pues lo tengo ahora mismo... Brrrrrrrrr...

Para sorpresa de todos, Killen Shaft mantuvo la sonrisa.

Aunque quizás, no era demasiado sorprendente en su caso particular.

-Oh, jo, jooo... ¿Tortura pues?-. El felino ladeó la cabeza, sus ojos clavados en el paladín para luego dirigirse a la hechicera. No parecía intimidado en lo más mínimo. La hipótesis de la lesión cerebral durante algún malogrado juego de infancia cobraba forma en la mente de Chafee.

-Me han dicho en ocasiones que no poseo un rostro demasiado... Ahem. Confiable. Herencia de mi amada madre. Selune la tenga en su gloria...

Lo gracioso del asunto es que la Zona de Verdad no se alteraba. Alguien se lo había dicho alguna vez.

-Milady, podéis entrar en mi mente si así lo deseáis. No os arañaré, si es lo que teméis-, afirmó mientras asentía. Sus ojos fueron a parar un instante a Billy, mas no dijo nada al escucharle hablar. -Como anteriormente he dicho, siento cierta afinidad por los que detentan auténtico poder. Y ahora, antes de empezar a hurgar en mi cerebro, quisiera compartir con ustedes una pequeña confesión...

La Zona de Verdad parpadeó, perdió fuerza y se disipó en el silencio dramático que siguió a las palabras de Killen Shaft.

-...No es la primera vez que me torturan.

Pareció masticar algo y su inquietante risilla tornóse un ahogo. Espumarajos de espesa saliva borbotearon de su boca y tosió un torrente de sangre sobre el peto de Mikeala, bañando su rostro en un denso rojo carmesí. A la tos y a la asfixia siguieron las convulsiones, acompañadas de un último estertor.

Killen Shaft cayó muerto al suelo delante del grupo. Y ni uno solo de ellos supo bien por qué.

En su rostro, mancillado por la sangre y la saliva, aún persistía aquella enigmática sonrisa.

-¡¿Pero qué...?!-. Comadreja se horrorizó ante la escena, pero algo en su interior la impulsó a acercarse como una centella al cadáver del tabaxi.

Lengua azul.

-Dioses que me asisten... Se ha suicidado...-, dijo mirando con sus ojos animales a Efrain.

Chafee empezó a brincar como un loco presa del frenesí.

-¡ESO SIGNIFICA QUE ÍBAMOS DIRECTOS A UNA TRAMPA! ¡EN CUANTO LA LADY HA AMENAZADO CON INTERROGARLE SE HA QUITADO DE EN MEDIO!-, chilló señalando a Mikeala y al felino, ahora más tieso que un plato de mojama.

-¡Comadreja, apártate! ¡Igual es contagioso! ¡DISTANCIAMIENTO SOCIAL!-, dijo Chafee recordando las directrices para prevenir el COVID en su madriguera cuando estalló la pandemia en Faerûn hará cosa de unos años.

Pero Comadreja no se apartó. 

Al contrario. Introdujo su mano en la boca de Shaft para horror de Chafee y extrajo la cápsula del veneno que había ingerido el tabaxi.

-Un diente falso...-. Palideció y musitó un interrogante que, en secreto, estaban compartiendo todos los presentes.

-¿Pero qué está pasando...?-.

Me levanto de un salto cuando Killen empieza a sangrar. - Hostia, ¡lo sabía!. No solo es un espía y está con quien ha orquestrado esto; sino que además es un fanático, dispuesto a morir antes que revelar sus secretos. Esto se pone feo, Sir Caballero del Zodíaco. - Me giro a Comadreja - pero ¿Quien o qué son estos gigantes? ¿Són realmente capaces de generar una devoción de éste calibre, o podríamos estarnos enfrentando a algo más?

Apuro mi cigarro y lo piso mientras empiezo a moverme por la sala, alejado del cadáver, mientras rebusco pistas: una oquedad en la pared, un cajon de doble fondo, cualquier cosa donde pudiese guardar algo de información extra que se ha quedado sin contarnos.

Comadreja miró con curiosidad a Billy mientras se apartaba del cadáver de Killen. No iba a reconocerlo jamás, pero Chafee la había puesto de los nervios con una sola palabra mágica.

"Contagioso".

-Por favor, Capitán, ¿podría...?-. Señaló la compuerta y trató sin mucho éxito de aspirar aire puro. A todas luces, estaba algo alterada tras el suceso. -Me falta el aire...-.

Fue en ese preciso instante cuando Billy halló algo sobresaliendo de uno de los bolsillos del cadáver de Killen.

-¿Billy? ¿Qué has...?-, inquirió con cierta repulsión Comadreja viendo al bardo acercarse al cadáver con muchísima cautela. -¡Por Selune, Billy! ¡Apártate!

Billy reprimió sus miedos y tomó lo que parecía...

Una carta.