Partida Rol por web

Anteriormente en Aventura en Corvin 2...

Benamir Ajertreado
Lo iba a ser una reunión de viejos amigos en el borde de la galaxia pronto se convirtió en una cortina blásters. Ayudasteis a Reginald el contrabandista halfling a defenderse de los orcos que lo perseguían. Elirion se unió al grupo en el combate. Holdon reconoce las insignias de los orcos caídos como tripulación de la Tashkedrian, unos sanguinarios piratas.
En el espaciopuerto un siniestro elfo parecía estar al mando de un grupo más numerosos de orcos. Evitasteis el conflicto y pudísteis escapar con la Aurora gracias a una épica maniobra de Tithon.
Una vez a salvo Reginald os dió las gracias y rebeló que la perseguían por algo que escuchó sobre una señal en el límite del universo conocido, una baliza del tiempo del Viejo Imperio, élfica. Pusisteis rumbo al Cinturón de Osnamando en busca de un contacto del halflig en busca de respuestas. 

Las cartas sobre la mesa en Osnamando
Korgan, el contrabandista ermitaño enano capitán de la Kraddagor os recibio con desconfianza, pero corroboró la historia de Reginald.
Elirion rebeló que el siniestro elfo que visteis en el espaciopuerto de deCorvin 2 es un mago llamado Haraiss que trabaja para el Consejo de los Nueve, un grupo de personas siniestras versadas también en el arte del conocimiento y de la magia. Rebela también que busca una reliquia elvinor, la Estrella del Alba, que se perdió en un carguero pesado élfico en una Tormenta Solar cuando viajaba en hipersalto mientras recorria el sistema Dao en los ultimos días del Viejo Imperio. Elirion cree que Haraiss va tras esa reliquia. Elirion hablaba como si el asunto fuera algo personal. Tras las puyas y la desconfianza contra el elvinor asumís que hasta que esto acabe estáis juntos en esto, vuestros enemigos no os dejarán en paz si no lo resolvéis.
Korgan, a cambio de una participación, os reveló que La señal veníe del planeta Goomer, en el sistema Dao. El sistema Dao es un lugar inhóspito y remoto, sin recursos destacables, nadie va por allá. Cuando rastreó la señal se dió cuenta de que era una baliza de socorro elvinor, el código es de tiempos de Viejo Imperio. Entre el código viene cifrado el nombre de la nave, la Delorean.
De pronto algo grande acababa de salir del hipersalto, una corbeta pirata, la  Tashkedrian. ¡De alguna manera os han encontrado! La nave os marca como blanco de sus blasters mientras torpedos de protones pulverizaban los asteroides más cercanos a su proa. Pronto todo es un caos. El grupo se separa, Yldamar y Segis en las torretas, Tithon y Reginald ponen en marcha la Aurora, Elirion trastea con los paneles de la nave, Holdon trata de asistir a Korgan.
Os defendisteis como gato panza arriba e hicísteis hacéis sudar a los piratas pero era cuestión de tiempo que su potencia de fuego superior os hiciera trizas. Korgan os consiguió un pasillo para escapar. Tithon lo vuelve a hacer. Pasáis tan cerca de la nave pirata que podéis ver los rostros cargados de odio de Harrais y el capitán Nersus a través del vidriacero del puente de mando.
Ponéis rumbo a Goomer.

La Delorean
Dejamos a nuestros héroes siguiendo la pista de la señal de la baliza de rescate élvinor en el tormentoso Goomer del sistema Dao. Reginad se quedó atrás, en la Aurora, no había exotrajes para todos. Habíais encontrado los restos de la Delorean. 
Dentro del cascarón del crucero estaba oscuro y frío, más que en el exterior. En cuanto cruzasteis la puerta de escama comprobáis que la estática inunda vuestros comunicadores haciendo imposible el contacto con la Aurora.
Abatisteis un hueco, una caricatura grotesca del elvinor que una vez fue.

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En la bodega de carga de la Delorean...

Segis encuentra una puerta más en medio de la pared norte, está cerrada. Junto a ella una terminal de prisma, completamente muerta en apariencia. Un prisma facetado de cristal violáceo parece surgir del suelo hasta la altura de la cintura, donde parece cortado limpiamente presentando un plano en cierto ángulo respecto del suelo. Vuestro técnico ha oído hablar de ellas y su bloqueo biométrico, en el Viejo Imperio solo los elfos podían usarlas. Si algo puede regular las luces o daros un acceso a información sobre la nave es esa terminal pero debéis romper el bloqueo. 

Elirion acerca el camafeo élvinor, pero nada sucede hasta que Elirion toca con la mano la superficie cristalina de la consola. Entonces, con un leve parpadeo, una luminiscencia violácea hace brillar el prisma, especialmente en sus aristas. Las luces de la sala se encienden levemente revelando senderos iluminados que simulan constelaciones de estrellas y que marcan los caminos principales de la sala, Los caminos convergen en la puerta junto a la consola, donde os encontráis Elirion, Segis y Holdon.

Segis sonrie satisfecho al ver que poco a poco el grupo va desentrañando el funcionamiento de la nave. 

La puerta sigue cerrada, pero la consola parece encendida y arroja algunas lecturas del crucero, todas en viejo élvinor. Segis y Holdon se miran un momento sin entender nada mientras los elegantes caracteres holográficos se suceden en cascada sobre la consola.

 -Creo que no deberíamos separar el grupo... si aparece otro de estos engendros ambulantes - dice Segis- tendremos más posibilidades estando todos juntos. Y tengo el presentimiento de que habrá más. Si me traduces lo que pon en esos símbolos quizás te pueda ayudar a activar y abrir la puerta, Elirion.

Sin esperar respuesta, Segis se pone a operar con el comunicador como si hubiera caído en la cuenta de algo, intentando dar pulsos de estática a ver si alguien responde... las pulsaciones son lentas y llenas de dubitativas pausas. - --.- ..- . / -- .- --. --- ..--..

-Mago....  - masculla para sí el técnico pensativo mientras mantiene en la mano el comunicador - algo o alguien esta mandando la palabra "mago" en estos pulsos... Quizás nos estén advirtiendo de que hay un mago que ha provocado todo esto... 

Arriba, en la pasarela, Tithon e Ydamar descubren que ambas puertas se deslizan a un lado en cuanto llegan hasta ellas. Ambas llevan a un almacén HazMat y a accesos a la cubierta superior. Parecen accesos gemelos.

Holdon observó con nerviosismo el terminal élfico sin comprender el aparato. Esperaba que entre el ingeniero y el elfo fueran capaces de desentrañar su funcionamiento. A el sólo le quedaba esperar, mantuvo su pistolo en la mano, si había alguna amenaza tras la puerta, no le pillaría desprevenido.

Yldamar entró en el almacén HazMat con cautela, con el rifle blaster preparado, observando los accesos a la cubierta superior por si surgieran más de esos abominables Huecos...

Puede que haya algo aún usable en este almacén, Tithon, vamos a echar un vistazo rápido - comentó el mercenario a su compañero piloto.

Segis manipuló la estática del comunicador y en seguida el patrón cambió al otro lado -- .- --. --- / ... .. -. .. . ... - .-. --- .-.-.

Holdon montaba guardia frente a la puerta pero pronto se hizo evidente de nada iba a salir de ella. Parecía ser presa de alguna directiva de bloqueo, quizá desde el puente de mando, quien sabe.

Sobre la consola prismática, junto la puerta cerrada, aparecen una serie de hologramas en luz violeta. Extrañas gráficas y gráficos de análisis, quizá un informe de rutinas de emergencia en viejo élvinor. Uno de ellos es una mapa por cubiertas de la Delorean. Parpadea tan solo unos segundos delante de Holdon, Segis y Elirion.

Yldamar y Tithon registraron el almacén HazMat sin demasiado éxito. Estaba vacío. Lo que sí que encontraron es otra puerta que se deslizó a un lado sin apenas hacer ruido en cuanto se acercaron. Había unas escaleras al otro lado. Parecía un acceso a la cubierta superior.

Un montón de lucecitas parpadearon en la consola que trasteaban Segis y Elirion, Holdon empezaba a pensar que aquello era una pérdida de tiempo.

Elirion y Holdon no sacaron nada en claro de los que acababan de ver. El diagrama de las cubiertas solo había sido visible unos segundos. Segis, demasiado ocupado con el comunicador, apenas lo había visto cuando ya se estaba desvaneciendo. Yldamar y Tithon segían buscado arriba, en el almacén HazMat situado a la derecha de la pasarela elevada. El grupo se volvió a reunir en el HazMat. Yldamar retiraba contenedores vacíos de uno de los armarios mientras se encogía de hombros. Era el último que quedaba por mirar, nada. Tithon, pistola blaster en mano, observaba la oscuridad de pasillo que se abría al otro lado del almacén que apenas media 3x3m de planta. Segis se percató de que el comunicador hacia rato que parecía muerto, arrojando solo un ruido blanco uniforme. Fuera quien fuese quien estuviese al otro lado había dejado de comunicarse.

Tithon avanzó hacia la puerta que daba a las escaleras ascendentes. Las linternas de vuestros exotrajes iluminaban el pasillo vagamente. Tras tomaros unos momentos para aseguraos de que nadie salía de las sombras para atacarles el grupo continuó la marcha. El pasillo de 1,5 m de sección, ascendía suavemente en una curva a la izquierda. Nadie hablaba, tensos. Yldamar y Tithon abrían la marcha codo con codo, seguidos de Elirion y Holdon, Segis cerraba la marcha echando mirada hacia atrás. Todo estaba oscuro y comenzaba a hacer frío. 

Tras las escalera a la cubierta superior otra puerta se abrió a vuestro paso. El grupo llegó a un largo corredor sumido en sombras a izquierda y derecha, popa y proa respectivamente. Por su extensión y lo cerca de está del casco de estribor seguramente un pasillo longitudinal. Unas luminiscencia violeta recorría el suelo a modo de luces de emergencia a lo largo de un delicado trazado ligeramente ondulado. Por el pasillo de la derecha, a pocos metros se adivinaba otra puerta de escama, debía ser otra exclusa al exterior. Todo estaba en silencio. Hacía mucho frío, el vaho de las respiración de Yldamar y Tithon congelaba en diminutos cristales que reflejan la luz de suelo unos instantes antes de desaparecer. Se hacía evidente unos grados de inclinación de la cubierta, caía hacia el corredor de la derecha, la proa y hacia delante, babor. Nada que les impidiera severamente el movimiento.

Seguis camina en silencio, alerta a lo que pudiera pasar y salir a su encuentro... "Esto no me gusta nada, huele a trampa mortal" masculla para si mismo.

Yldamar observaba receloso el oscuro pasillo que les planteaba dos posibilidades. Necesitaban llegar al puente, allí probablemente habría terminales de control que les permitirían el acceso a los sistemas de la nave.

¿Alguno tiene idea de dónde solían tener el puente las naves élficas del Viejo Imperio? - preguntó el desgarbado elfo, quizás no todo lo atento que debiera a lo que ocurría a su alrededor...

Yldamar observó en ambas direcciones del pasillo preguntándose donde diablos estaría el puente en los cruceros como este. Ninguno de sus compañeros parecía tener ni idea tampoco. Todo estaba en silencio, en calma, a oscuras, si no fuese por el palpitar de las luces violetas en el suelo. Segis comprendió que era algún tipo de luz de emergencia. El pasillo de popa parecía un opción buena como cualquier otra.

El grupo se deslizó despacio en dirección popa, cuidando de que cada sombra no albergara algún horror. Tras caminar unos metros por el pasillo otro se abría a la derecha hasta una puerta cerrada, otro bloqueo de seguridad. Hacía mucho frío aquí. Las comisuras de la puerta hidráulica parecían colonizadas por una estructura cristalina azulada. Parecía hielo pero no lo era, ni mucho menos. Cuando la luz de vuestros trajes iluminó lo que quiera que fuera aquello, la estructura cristalina reaccionó fluctuando a lo largo de la comisura de la puerta. Los que combatieron a espada en la muelle de carga habían visto eso antes, en el fondo de los ojos de hueco que abatieron. 

Yldamar oyó unos golpes secos en dirección popa que le pusieron en guardia. Luego nada, otra vez silencio.

Holdon preparó su pistola, buscando una cobertura en aquel corredor.

-No me gustan estas cartas, chicos. - Murmuró desde el interior de seu traje ambiental.

A Holdon le parece oír unos susurros que provienen de la extraña puerta. Voces dulces y melodiosas.

Bueno, parece que hemos dado con aquello que ha creado al puto hueco - el mercenario elfo casi escupió la última palabra - por muchas ganas que tenga de hacerle probar mi blaster, creo que toca ser prudentes y probar el otro camino, todavía no sabemos a qué nos enfrentamos.

A Yldamar le parece oír unos susurros que provienen de la extraña puerta. Voces dulces y melodiosas.

Yldamar parecía decidido a resolver la situación. Tras un momento de turbación, en el que miró con recelo la extraña puerta cerrada, el mercenario elfo encaró de nuevo la negrura del pasillo y lideró la marcha. El resto le siguió manteniendo la formación de a 2. Holdon, mantenía su blaster en alto. Todos caminaban en silencio con las armas listas. Unos metros más adelante el grupo llegó a una intersección en T.

En frente había otra puerta cerrada. Una luz roja palpitaba débilmente junto al mecanismo de apertura manual, indicando un bloqueo de seguridad.

A la derecha había un largo pasillo transversal. El pasillo parecía jalonado por varias puertas a izquierda y derecha, dos a cada lado. Todas las que daban a popa estaban bloqueadas de igual manera que la que tenían delante. Daba la impresión de que habían aislado toda la sección de popa con el bloqueo. Las puertas que daban popa parecían abrirse a algún tipo de sala. En la oscuridad, al fondo del pasillo, había otra luz roja, esta vez fija.

El golpe seco que oyeron antes sobresaltó al grupo de nuevo. Esta vez estaba claro, había venido del otro lado de la puerta cerrada que tenían en frente.

Holdon tragó saliva, intntando no mirar aquella puerta cerrada. Si encontraban la sala de control podrían mirarlo a través de las cámaras, si este trasto las tenía.

Trató de acercarse a la primera de las puertas no bloqueadas sin hacer ruido para poder ver la sala a la que se abrían, mientras se desplazaba, trató de cubrir su figura acercándose a la pared, no sabía si había alguien, o algo, allí para verlo, pero si lo había, estaba convencido de no querer ser visto.