Partida Rol por web

El bárbaro estaba totalmente furioso, ya había recordado todo lo sucedido, y alguien debía pagar, pero por no era el mejor momento, además de que estaba casi exhausto por lo visto habían trasgos por las cercanías por lo que pudo escuchar... Escuchó las palabras del clérigo, y mirando a este fijamente asintió sin más, ya encontraría la manera de hacer pagar a quien fuera todo lo sucedido, ahora debía curarse... Echó una ojeada por el alrededor, y no encontró lo que buscaba...

 - Y mi espada... Creo que la necesitaré...

- Bien adios - Dijo el explorador retirandose del lugar sin su arco..... En sus ojos habia cierto disgusto y que decir molestia ante los dichos de aquellos dos.... La culpa recayo sobre el siendo qeu los otros no pueden controlar su temperamento...

Si bien el explorador se suelta sin ningun tipo de forcejeo de sus amarras... Aún le queda el paladín haciendole de celador...

El aire se corta con navaja cuando Samir encara para irse, y toca a Nathan decidir qué hacer, si bien ha propuesto una solución lo menos desfavorable posible para el individuo...

Veo con sorpresa cómo Samir se había desatado y, tras encarase con Magnus, se disponía a largarse con disgusto. Y me parecía mal desproveerle del único recuerdo de su familia por una acción de la que si bien fue desproporcionado y casi mata a un compañero, creo no había mala intención.

- Espera un momento, por favor - le digo a Samir antes de que se vaya, y me giro hacia Magnus - Magnus, entrégale el arco, por favor... pero nos quedaremos con sus flechas como sugerí antes. Creo que no hubo maldad en su acción, aunque bien es cierto que se pasó y casi mata a nuestro compañero bárbaro, lo cual no podemos pasar por alto. Por eso creo que lo adecuado es dejarle sin municiones.

Me acerco a Magnus, pidiéndole amablemente el arco.

- Confíe en mi criterio... sin arco o sin flechas es lo mismo, puede conseguir recambios igualmente... pero un recuerdo familiar no puede restituirse de ninguna forma.

Mi mirada muestra cierta tristeza, recordando ciertos enigmas sobre mi pasado.

--No sé si te has dado cuenta, Nathan --señaló Durbara--. Pero esencialmente lo estás condenando a muerte dejándolo desarmado en un bosque infestado de trasgos.

- De todos modos no está en condiciones para hacerles frente, aun armado. Lo mejor que puede hacer es retirarse sigilosamente hasta un lugar seguro, reponerse y reaprovisionarse. Debe posponer la caza de trasgos un tiempo si quiere vivir para ello, aunque DEBE PROCURAR NO OBCECARSE CON LA VENGANZA - digo la última parte en voz bien alta

La enana se encogió de hombros.

--Si eso deja tu conciencia tranquila...

- Créeme, Durbara, que si le damos el arco y las flechas, se lanzará contra los trasgos inmediatamente, y no saldrá vivo estando en el estado que está. Prefiero que no dándole flechas le obliguemos a buscar un lugar seguro, que descanse y se aprovisione antes de que vuelva a ir a por ellos. Si con eso logro que viva más tiempo, desde luego que descansaré con la conciencia tranquila, y más si conserva el arco de su madre y no nos guardara resquemor por ello - digo con total firmeza y seguridad, antes de girarme hacia Magnus, esperando su decisión - Magnus, yo ya he planteado mi punto de vista, pero eres tú quien decide. Sea lo que sea lo acataré.

Al ver como Samir estaba de pie y con intención demarcharse Magnus se volvió a Nathan con una mirada de "pero no estabas vigilandole".
Para acabarlo de arreglar, Durbara que era la otra persona que había complicado las cosas seguía echando pullas.

No he dicho que se vaya desarmado. He dicho que se vaya sin arco. Que no es lo mismo. Si nos quiere atacar tendrá que hacerlo cuerpo a cuerpo, no escondido en la distancia. Y no pienso cambiar mi decisión. Que se marche ya y nos deje en paz. Bastante ha hecho.

El clérigo del Caballero Rojo se empezó a poner su armadura visiblemente malhumorado.

Durbara enarcó una ceja.

Una cosa era odiar a los trasgos y otra cosa era ser imbécil y abalanzarse ciegamente contra ellos estando herido. Pero lo que sus honorables y rectos compañeros no querían ver era el hecho de que si estaba solo y era atacado por un grupo de trasgos armado únicamente con un arma cuerpo a cuerpo... ya podía darse por muerto. 

Pero viendo los malos modos con los que el clérigo se ponía la armadura era obvio que no iba a entrar en razón.

--Pues muy bien. Se hará lo que ordenéis, oh omnipresente figura de autoridad --respondió con gelidez.

Pongo mirada triste al escuchar la respuesta de Magnus, al tiempo que compruebo que está enfadado, seguramente en parte a que Samir se desató y no llegué a darme cuenta y, sobre todo, estaba quemado de estar curando constantemente al grupo cuando es un clérigo estratega.

- Como digas, tú eres el líder - digo con desánimo, antes de girarme hacia Samir - Lo siento, lo he intentado... no se lo tengas en cuenta, hemos pasado una noche muy mala como sabrás, y él no ha parado de sanar tanto al bárbaro como a ti... entenderás que está de mal humor, pues somos un grupo complicado. Os aconsejo no ir por el bosque y sigáis el camino hasta Calimshan, está a unas horas de aquí. Allí hay una buena posada aunque el enano que lo regenta es un poco borde.

Meto la mano en mi bolsa y saco* rebusco en su interior*

Cuando metes la mano en la bolsa no hay caso de que encuentres ni un solo dánter... Hay monedas de plata y de cobre... Pero ni una de oro...

Rebusco como loco, pero no encuentro más que monedas de plata y de cobre, y recordaba tener varios dánteres.

- ¡Me han robado los dánteres! - exclamo indignado, mirando inconscientemente hacia Lorethel

Por si todo lo ocurrido fuera poco... Ahora faltaba dinero en la bolsa del paladín...

Las cosas podrían estar peores... Con un contemplador a sus espaldas!