Partida Rol por web

Durbara se rascó la nariz y contempló al paladín con curiosidad, muy a su pesar.

--Tu padre no será Ser Aylomen ¿verdad? --le preguntó Durbara--. Le encargó un daga enjoyada a mi hermano, Thraar Corazón de Forja.

Carraspeó, como si lo siguiente que fuera a decir se le estuviera atragantando en la garganta.

--Es un buen hombre --admitió al fin--. ¿Cómo está?

Miro a la enana quien, al parecer, conoce a mi padre.

- Sí, es él. Recuerdo ese curioso encargo que le hizo a tu hermano - por un momento me quedo pensando en aquello... nunca supe para qué quería esa daga y qué hizo con ella - Él está estupendamente, llevando su granja y peleándose cada día con la terca de la mula... se ve que a ella le gusta darle mucha guerra.

"Sí, seguramente a estas hora la mula ya le habrá tirado al barro... como todas las mañanas" pienso, con una sonrisilla. Después vuelvo a centrarme en la enana, mirándola con detenimiento.

- Ahora que me doy cuenta... sí, te pareces a tu hermano... por cierto, ¿cómo está él?

Mientras hablan del antiguo paladìn y del herrero enano, hace su apariciòn por la misma puerta que ingresara el bàrbaro un semiorco alto, con aspecto de bobo... El mismo mira a todos lados, y al ver a Hugash procede a tomar lugar en la mesa...

Se nota que ni presta atenciòn en la concurrencia, y su cara està fatal...

Doler... Coco...

Le dice al enorme bàrbaro.

El bárbaro que sin saber muy bien por que le empezaba a gustar aquel ser, pegó una pequeña risotada y le palmeó la espalda mientras este tomaba asiento...

- Ya me han dicho que bebiste más de lo debido... jajajaja. Depende como acabe el día podrás beber más si quieres esta noche... A no ser que quieras a estas horas probar más cerveza.

El bárbaro no era muy animoso para soreir, pero el semiorco le hacía ese efecto...

El grandullon menea la cabeza como espantado, y ataca la comida con desesperaciòn... A causa quizá de lo mucho vomitado la noche anterior... U otra cosa...

--Está bien, con mucho trabajo. Por cierto, no te pareces en nada a tu padre --dijo distraídamente Durbara.

Lo cierto es que su atención recaía ahora en el semiorco que acababa de entrar en aquel momento. Durbara siempre tenía cara de malas pulgas, pero la máscara de desprecio abierto y absoluto en el que se convirtió su rostro dejaba a las claras lo que pensaba de aquella criatura.

--Eso, bebed cerveza hasta que os reviente la cabeza --gruñó la enana. Así me ahorraré el esfuerzo de abrírtela por mi misma, escoria orca--terminó la frase en su cabeza.

Era curioso como éramos tan distintos, el contratista se había encargado de que lo fuéramos y a mí me parecía algo hecho con toda la intención. No sabía si era buena idea o no pero me encontré mirando a Nathan hablando con la enana, ella era curiosa, me hacia gracia su manera de expresarse.

-Demasiada cerveza puede achicharrarte el cerebro...

Lo dije sin pensar y de inmediato me di cuenta que no debía pero una sonrisa afloró de mis labios como si le hubiera dicho aquello a un amigo al cual le tuviera demasiada confianza. Comienzo a comer, haciendo de cuenta que no he dicho nada y entonces de nuevo pienso en Nathan y Durbara.

-No es difícil, todos los enanos se parecen, ¿no?

Bebí un poco y miré a la enana con una nueva sonrisa, no intentaba sobrarla, sólo no podía contener algunos comentarios.

- No, lo cierto es que nos parecemos. Lo cierto es que él... - la aparición del semi-orco me interrumpió. Parecía tener mala cara (aparte de su aspecto físico), y veo cómo toma asiento, tras ser recibido por el bárbaro. Posteriormente escucho el comentario de Arshade acerca de los enanos - Eso mismo piensan ellos de los demás, es normal

El tosco semiorco mira a la enana cuando esta habla... Sin duda, no entiende la segunda intenciòn de las mismas, y, tras pestañar, vacuno, se limita a eructar sonora pero repulsivamente...

Luego, sigue comiendo como un leòn... Tanto asì que ni mira a la hermosa pelirroja cuando hace el comentario.

Tu odio a la progenie orca y sus derivados te hace ver a la criatura con rencor... Pero, con ojo en los detalles.

Puedes notar que, sus uñas estan cuarteadas... Recientemente cuarteadas... Y, bajo las de la mano izquierda, ademàs de la mugre esperable, ves fibras... Fibras como ¿pelos? y por si fuera poco rojizos rastros de... sangre? Sì, al parecer es sangre. Y si tu ojo crìtico de guerrera no te engaña, sangre relativamente reciente, de tan solo un par de horas.

Sin embargo, el semiorco come feliz y alegre...

Miras con un poco más de detenimiento, y notas un tenue arañazo, allì donde su peludo antebrazo verduzco tiene una pulcera de cuero, y las marcas de un arañazo en curiosa orientaciòn... como desde abajo...

Durbara resopló.

--Si me dieran un cobre cada vez que alguien hace ese chiste, a estas alturas sería más rica que cualquier jefe de cofradía de Athkatla. Espero que no hagas el chiste de las barbas de las enanas. Por vuestro bien.

Entonces la enana se inclinó sobre el paladín y su compañera para murmurarles unas palabras. Tenían algo que les hacía confiar en ellos.

--¿Os habéis fijado en las manchas de pelo y sangre que tiene ese semiorco bajo las uñas? --murmuró en un tono bajo, sólo audible para ellos dos--. ¿Y en los arañazos desde abajo de su brazalete de cuero? Alguien se ha estado dedicando a pasárselo en grande, y no sólo bebiendo.

Observo al semiorco, pero por más que miro solo logro terminar bostezando, sin haber visto nada destacable aparte de la mala cara del semiorco.

- Disculpadme, no me he desperezado del todo... - digo, a la par que me froto un poco los ojos para despejarme un poco.

La llegada del semiorco atrajo la atencion de todo el mundo. Ya no era que ni saludara o se presentara, simplemente dijo dos palabras al barbaro, al cual parecia conocer, y se puso a comer vorazmente.

Desde luego no era de la zona. O por lo menos los semiorcos que había encontrado hasta ahora parecian más civilizados que aquel. A la enana fue a la que menos gracia le hizo la presencia. La enemistad entre las dos razas era legendaría. Pero al parecer tenía el suficiente autocontrol.

Magnus trató de llevar la conversación por otros derroteros.

Hablando de la misión. ¿Alguno de ustedes sabe exactamente qué es lo que se requiere de nosotros?. El hombre que me contrató fue algo escueto en detalles. Algo de un templo mancillado. Pero no sé nada más.

Me giro hacia el clérigo del Caballero Rojo cuando éste menciona la misión.

- La verdad es que fue muy parco en detalles, sé lo mismo que usted.

"Espero que no sea un trabajo impropio para un paladín... andaré necesitado de dinero, pero no traicionaré los principios de Tyr... ni los míos"