Partida Rol por web

Lanzó un suspiro y dejó en el suelo el saco –preocupantemente, menos pesado-. Se mantenía en las lindes del círculo de compañerismo, escrutando en lo posible hacia sus ocupantes, y cruzaba los dedos para que Hugash tuviese la ocurrencia de presentarle.

Miré a los recién llegados, al parecer Hugash había encontrado algo más que información, quizás era información parlante. Escrutar en aquel personaje no era una buena idea porque finalmente sabía que no iba a conseguir nada y aguardé pacientemente durante menos de diez segundos, si esperaba más me comía la intriga.

-¿Y tú eres? Aquí nos gusta conocernos, aunque todos aparentemos estar en nuestro mundo...-estiré una mano.-Soy Arshade, un proyecto de mago.

Nuevamente reí, iba a presentar a los demás pero quizás no era correcto, aunque, ¿cuándo me había importado a mí lo que era correcto y lo que no? Estaba bien, se lo merecían por haberme salvado así que cerré mi enorme bocota luego de presentarme.

     Se atusó el bigote, recreando la mirada en la joven, tan resuelta y risueña, y se inclinó galantemente para atrapar la mano tendida; durante unos instantes chocantes, se quedó congelado a la vista del delicado dorso (“No muerdas, por lo que más quieras”, se debatía) antes de completar el besamanos.

    -Confío en que ese proyecto se realizará del modo más plenamente satisfactorio –contestó por fin con un errático acento, roturado por las erres. –Soy Misha Maturin, un viajero por Amn, y me tengo por un adivino competente. Vuestro amigo, el amable Hugash, tuvo a bien acogerme en vuestro solio. He de confesar que estaba un poco perdido, e inquieto, con la noche encima y los extraños sonidos en el bosque.

Al ver que Hugash llegaba por fin al campamento Magnus se tranquilizó, para despues volver a fruncir el ceño al ver que no venía sólo. Sino que le acompañaba un tipo vestido de oscuro. Antes de que pudiera decir nada Arshade se presentó, tan lanzada como siempre. Y el extrañó aprovechó para presentarse él mismo. Cómo adivino nada menos.

No podía decir que estaba contento, no es que fuera a negar la hospitalidad a nadie, pero despues de lo que pasó la última vez que se nos unió una persona por la noche no estaba para más sorpresas.

Buenas noches señor Maturin. Mi nombre es Magnus.
Perdone que sea tan directo, pero qué es lo que le trae a vagar por esta zona del bosque, alejada del camino y algo peligrosa.

Habia terminado de acomodar mis cosas en el campamento que habian armado Magnus y Arshade, todo estaba en su lugar para cualquier emergencia y comodidad... pero lo mas importante, mi estoque, estaba siempre junto a mi atado a la altura de la cintura. Justo me encontraba examinando algunos relieves extraños del mismo, cuando escucho unas pisadas a lo lejos y al volverme hacia ellas confirmo que el Barbaro estaba volviendo al campamento... aunque desafortunadamente no estaba solo.

Cuando el otro hombre se acerco y Arshade se levanto para saludarlo yo instintibamente tome mi la empuñadura del estoque. No me fiaba de los "nuevos amigos" sobretodo luego de lo que habiamos pasado con el ultimo que se nos unio... Pude notar como magnus compartia mi malestar, su ceño fruncido era suficiente para darse cuenta, pero a pesar de ello mantuvo la cortesia hacia el extraño.

Inocente hasta que se demuestre lo contrario...eso ha llevado a la ruina a mas de los que puedo contar.

Mis pensamientos vagaban en frases que habia escuchado, aunque tambien debia admitir que me habian sido de utilidad en algunos momentos. Supongo que darle una oportunidad al sujeto no estaria mal, siempre y cuando estuviera bien vigilado. Ademas dijo ser un adivino, eso puede resultar interesante...

Me puse en pie dejando mi mano izquierda cerca de la empuñadura de mi arma, no la tenia tomada para no presentarme como una amenaza pero estaba lo suficientemente cerca como para reaccionar rapido si tuviese la necesidad.

-Buenas noches viajero, mi nombre es Lorethel.

Me presente desde donde estaba sin ser tan cortes como Arshade que le tendio su mano, luego me caye esperando la respuesta a las preguntas de nuestro lider.

El bárbaro caminó erguido y algo malhumorado pues finalmente no pudo realizar lo que quería, probar su nueva adquisición n el arco, además tenía la intención de traer al grupo alguna pieza de caza, pero los hechos hicieron que eso fuera tarea imposible, así que se  sentó junto al fuego sin mediar palabra, mientras los demás hacían lo habitual ante un nuevo conocido, socializarse y demás...

 - Hay alguna nueva noticia, habéis encontrado algo fuera de lo normal?

Aún no me había quitado la armadura cuando fui a responder a la broma de Arshade.

- Pues no, me limité a rodar cual saco de patatas - dije, acompañando el comentario con una sonrisa.

Entocnes regresa el bárbaro, al parecer acompañado. Me giro hacia el hombre y le analizo con la mirada. Su aspecto me da algo de mala espina, pero no pienso juzgarlo a primera vista.

- Soy Nathan Fenders, paladín al servicio de Tyr... - hago mi saludo inclinando cortésmente la cabeza

- Pues no hemos visto nada fuera de lo normal, aunque espero que eso no fuera por culpa mi "incidente" - no me apetecía volver a contarlo, así que procedí a quitarme la armadura finalmente para quedarme con ropa más cómoda y sentarme al lado de Arshade

Ahora mismo, Tycho y Hugash llegan a la misma conclusión: El ruido a metal entrechocandose al caer y rodar cuesta abajo no era otra cosa que Nathan...

Luego del incidente con Samir, era evidente el incremento en cuanto a recelo refiere incluso por parte del más bienintencionado... Aquel traicionero explorador había socabado en los cimientos de todos con su accionar erratico y artero...

Las preguntas de rigor quedaban en el aire esperando una respuesta creíble...

  Tycho encajó el recelo de Magnus y la distante Lorethel y aguardó a que se aquietara el diálogo entre el bárbaro y el hombre de hojalata, antes de responder:

  -Voy de pueblo en pueblo, ganándome la vida con mis vaticinios. Creí, al abandonar Amnagua, que no tardaría en toparme con otro pueblo, y me equivoqué de medio a medio. Soy un extranjero en este reino, pero lo que sí os puedo asegurar es que no he venido a ocasionaros problemas. Dejadme compartir vuestro fuego, mis pies están fatigados.

  Los fue observando de uno en uno, y en cuanto percibió aquiescencia, colgó el saco de una rama baja y fue a sentarse no demasiado lejos. El saco era de arpillera, voluminoso, estaba atado con una cuerda y mostraba manchas carmesíes más o menos oscurecidas. Adelantó las palmas y expresó:

  -Ah, esto es otra cosa. En realidad, fue por Hugash que me encuentro aquí; él fue quien me metió el miedo en el cuerpo, mencionando a los trasgos. Además… -ahuecó la voz y abrió mucho los ojos fijos sobre las llamas; en su cuello en tensión se puso de manifiesto una profunda cicatriz circundante- el aire huele a sangre.

  Sólo que enseguida adoptó otro aire, más mundano, inquiriendo:

  -Contadme, ¿qué empresa os coliga?

De reojo, puedes ver como el clérigo observa cada gesto, cada movimiento que realizas, y analiza cada palabra  que sale de tu boca... Sabes, ahora mismo, como lo sabe la bolsa, que el clérigo siente algo raro... Puede palparlo por poco, pero ahí está la potencial amenaza... Sabes que la bolsa podría intentar engañarlo, y que tanto mejor se le da que a ti... A un costo de parte de sus poderes por supuesto... "Solo dame la orden" resuena en tu cabeza...

-Noo, si la contumacia de ese entrometido no conoce límites, sabrá que eres algo precioso para mí. Mejor que se delate él mismo, y si nos busca problemas, nos marcharemos.

Algo en las palabras del hombre no termina de cerrar. No parece que mienta, pero tampoco que diga toda la verdad...  Lo cierto es que no ves indicio alguno de intenciones dañinas en ÉL... Parece lo que dice ser, un adivino vagando por Amn...

Magnus se quedó mirando un momento a Misha. Sabía que no le estaba contando todo, pero tampoco podía saber qué.
Despues miró a Nathan, sabía que los paladines podían detectar el mal. No le gustaba mucho la idea, pero no queria arriesgarse a otro Samir.

Nathan te importaría usar tú habilidad con el señor Maturin. Sólo por confirmar.

Las dudas de mis compañeros eran válidas, yo la verdad es que no estaba muy segura pero tampoco me gustaba levantar el dedo y señalar porque realmente sabía lo que se sentía aquello y prefería que otro hiciera el trabajo sucio, en este caso Magnus que diplomáticamente había pedido a Nathan que se asegurara de que el recién llegado nos estaba diciendo la verdad.

-Nathan a leer como en un libro...-murmuré.

Me senté a ver si el paladín accedía a dicha petición y a ver si el señor nombre raro no se ofendía con tamaña desconfianza. Era por lo menos divertido, todos a la espera de una palabra y zas, sacarían las armas. Si, divertido pero no tanto.

El bárbaro se dio cuenta al instante con algunos de los comentarios que había provocado aquel alboroto, no había caído entonces que podía ser, pero en ese momento una sencilla y curiosa  sonrisa recorrió el rostro del grandote humano, era muy raro verle sonreír, pero la imagen de Nathan cayendo, eso no podía evitarlo " Y yo creía que venían un grupo de trasgos bien armados y preparados, ja".

Después escucho mientras se ponía bien en su sitio las palabras del nuevo, un adivino... "Un adivino que va de pueblo en pueblo, y por lo visto se equivoca en encontrar otro poblado en poco tiempo".

El bárbaro niega con la cabeza, mientras saca algunos víveres de su mochila para comer junto al fuego...

Me giré hacia Magnus al escuchar su petición, entendiendo perfectamente el por qué me lo pedía.

- De acuerdo - digo asintiendo con la cabeza, girándome hacia Misha para usar mi habilidad - Discúlpenos señor, pero ya hemos tenido anteriormente una mala experiencia... ¡Detectar el mal!

Aquello no era cortesía, era precaución... Quizá veinticuatro horas atrás Nathan no hubiera accedido a realizar tales trabajos, dado lo puro de su corazón... Pero mucha agua había corrido bajo el puente, y hoy era otra la coyuntura...

Mischa se mantiene impertèrrito cuando el joven de rojos cabellos se le aproxima, ya sin su brillante armadura... Aùn cuando este ejecuta la orden a los cielos para que el manco dios obre utilizandolo como herramienta mundana...

El paladín observa al caminante solitario y descubre que no es mal lo que anida en su corazón, ni en su alma. "no es mal tipo" podría decirse... Sin embargo, un aura residual extremadamente maligna hace cosquillear la yema de los dedos del paladín... El aura de algo mal, con ganas!

Todos pueden ver los ojos de Nathan abrirse como platos, y su frente perlarse de sudor... Y por si esto fuera poco, sus musculos parecen ponerse como piedra, mas éste no se mueve un centímetro, como temiendo buscar en las inmediaciones el origen de aquel residuo aterradoramente maligno...

Tras retroceder instintivamente y quedarme unos segundos perplejo por lo que vi (pues jamás había visto nada así en mi vida), me recompongo y retrocedo despacio hacia mis pertrechos, como precaución para poder coger mi arma por si fuese necesario, y miro a Magnus preocupado.

No sé qué hacer, si bien el aura que le rodea es terriblemente maligno, en su alma y su corazón no lo hay. No sé si coger mi arma e ir a erradicar ese mal, o si darle una oportunidad para explicarse... aunque no soporto esa maldad. Los demás pueden ver perfectamente que estoy realmente tenso, aún más que cuando el asunto de los trasgos.

"¡Hay un aura terriblemente maligna en él! ¡Hay que destruirle de inmediato! Espera... en su corazón y en su alma no hay maldad... ¿y si él es inocente de ello? ¿Y si no? Es obvio que nos oculta algo... mierda... ¿qué harías en mi lugar, padre?"

Ante tantas dudas, finalmente tomo una decisión.

- Tened cuidado... un aura extremadamente maligna le rodea, jamás vi nada así. No nos ha contado la verdad... o al menos no toda. Cuéntenos toda la verdad, señor Maturin...

Dependiendo de si se explica o no, y dependiendo de si su explicación me satisface o no tomaré una decisión.

"Le daré la posibilidad de explicarse, luego le juzgaré en nombre de Tyr"

En cuanto Nathan reacciona de aquella manera Magnus se lleva la mano a la espada, pero no es hasta cuando habla del aura maligna que la desenvaina. Todavía podía verse la melladura en ella tras el mal ataque al trasgo, aunque no por ello dejaba de ser un arma peligrosa.

Que el extraño no les había contado todo era algo que el clérigo ya había deducido, pero en su interior esperaba que simplemente fuese la desconfianza de encontrarse con un grupo al que no conocia. Pero las palabras del paladín dejaban claro que no era así.

Muy bien señor Maturin. Única oportunidad para explicarse. Y más vale que sea convincente.