Partida Rol por web

Ese montón heces era más grande lo que nunca hubiera imaginado. O la rata llevaba mucho tiempo allí, o era una rata enorme, pensó Daniel, frotándose un poco los ojos. No entendía muy bien por que se veía de forma extraña ese montón de excrementos, pero al mirar con más atención, se dio cuenta de que debía de estar a una temperatura muy elevada. ¿Eso era un cráneo? Si la rata podía comerse a un humano, sería fácilmente más grande que él. 

El chico tragó saliva, asustándose por primera vez desde que había decidido volverse un mercenario. Había esperado que fuera más una prueba de habilidad que de combate, pero por lo que acababa de ver, iba a sufrir para acabar con esa rata, si es que no moría en el intento. Los gritos de Choe sacaron al chico de sus pensamientos, que antes de que pudiera darse cuenta, estaba sentado en el frío suelo, con ella encima. 

-¡Pero qué pasa!- Exclamó el chico. Podía notar las curvas femeninas de la su compañera pegadas a su cuerpo, y Daniel no pudo evitar sonrojarse, nunca había estado tan cerca de una chica. Sin embargo, acabó rodando por el suelo, pegado a ella, sintiendo como si una llamarada lamiese su piel. Cuando finalmente se incorporó, vio que la capa de su compañera estaba en llamas, y que al otro lado del pasillo había una enorme rata, si es que a eso podía llamársele rata, que escupía fuego -¡Dímelo tú!- Exclamó.

Ahora si que estaba nervioso. Si ni siquiera Choe, que era natural de ese mundo, sabía qué era esa cosa, estaban en un buen lío. Su cuerpo parecía estar paralizado, pero pronto sacudió la cabeza con determinación, y aferró su espada con ambas manos. No podía evitar que estas temblasen al sujetarla, pero a pesar de ello, no era momento para dudar. Tenía que emplearse a fondo si quería sobrevivir.

-Voy a atacarla de frente- Le dijo a Choa, avanzando un paso, y preparándose para lanzarse sobre la rata. Quería atacar antes de que esta pudiera soltar una llamarada hacia ellos -Tu rodea los barriles e intenta atacar por la espalda. Tienes armas, ¿no?

Pese a que pudiste disfrutar levemente del frágil toque femenino, fue por un momento muy breve, ahora había cosas de mayor relevancia, como un roedor subdesarrollado que arroja fuego por su boca. Ante tus palabras, la chica desenfunda de sus costados dos dagas no muy largas, pero se pone en guardia, ahora que la impresión había pasado, parecía mas molesta que asustada. 

- ¡Estas muy loco! - Exclama dando unos pequeños giros a sus armas mientras se pone en guardia - ¡Pero podría funcionar! - Entonces sin decir mas palabras la chica parte corriendo con bastante velocidad, lista para el combate contra esa cosa que estaba aterrorizando la bodega de la taberna. 

Por su lado, la rata no parece esperar y comienza a caminar hacia ti mientras chilla y arroja pequeñas llamaradas por su boca mientras jadea, pareciera que no fuera capaz de usar ese ataque tan de corrido, menos mal, sino sería un puto dragón. 

- ¡No rompan todos los barriles! - Grita alguien desde arriba. 

Así comienza el combate, la bestia parece enfurecida y carga a ciegas contra ti. 

Era de agradecer que su compañera colaborase de tan buena gana, pues en esas situaciones la coordinación era clave. Daniel se sorprendió un poco de que la rata también se lanzase a por el, pero se preparó para el choque. Por fortuna no parecía que el animal pudiera usar su aliento de fuego varias veces seguidas, más bien parecía que estaba resollando y jadeando, reuniendo sus energías para lanzar otro ataque. 

-¡Viene hacia mi!- Gritó Daniel, avisando a Choe de que la rata se había movido. El pasillo era estrecho, pero el chico, sin saber muy bien como, logró esquivar al animal, echándose a un lado en el último momento. Notó el calor que manaba del cuerpo de la enorme rata, y procuró no acercarse mucho. Si la tocaba, era bastante probable que acabase con quemaduras.

Daniel no estaba preocupado por los barriles, si no por no morir. Lo ideal sería distraer a la rata hasta que la gata pudiera acercarse por detrás, pero el joven la tenía a su alcance, y no lo dudó. Apretó con fuerza la espada entre sus manos, y echándola hacia atrás, descargó un golpe hacia el lomo de la criatura. Había jugado alguna vez al tenis, y golpeó de una forma similar, como si el filo fuera el canto de la raqueta. No quiso apuntar hacia la cabeza, pues aunque seguramente le haría más daño, era más probable que fallase, y prefirió asegurarse de que por lo menos heriría a la rata. 

¿Huir? Era la opción mas razonable, nadie me había dicho que habría una rata con aliento de fuego en el sótano, pero bueno, no era viable, no si quería cumplir con mis objetivos este era un paso mas hacía aquello, cuando comienzo a correr miro de reojo a Thorim, parecía tener un rostro marcado con determinación. 

- Que tonto - Pienso, el tiempo casi se detiene por unos instantes - La gente como el siempre acaba muerta, pero bueno, es interesante. 

Sonrió, no esperaba que en esta taberna hubiese gente que despertara algo de interés, parecía un chico divertido, aunque es extraño lo rodea un aire extraño, debe de tener una edad adulta para los estándares humanos, pero tiene un cierto aire de inocencia... aunque de seguro debe ser una fachada, después de todo la buena gente no frecuenta este tipo de lugares, ni se acercaría a Efir de esa manera. Aprovechando el impulso de velocidad salto hacia un estante y me impulso en una de las tablas para llegar hasta arriba de los barriles de esa fila, solo para presenciar algo increíble. 

- Tan joven... - Pienso al ver que la rata ya casi le embiste y el planea tomar ese ataque de cara, sin embargo... - ¡Ugh lo esquivo!

No solo esquiva el ataque, sino que toma una postura extraña y golpea a la rata con un angulo extraño...

- Parece que estuviera blandiendo un garrote... - No puedo evitarlo, es una persona interesante - ¡Nyahahahahaha! - Me rió por lo que veo - ¡Así se hace! 

Miro mis armas, el golpe del chico no parece haber causado gran daño, pero si no podrá volver a cargar de ese modo, pues la espada desgarro la carne de una de sus patas y el costado de la bestia, si una espada no pudo hacer nada sería inútil que lo intente con mis dagas. Pero si hay algo que puedo hacer... Utilizo mis dagas para cortar las ataduras del barril por sobre la bestia que se encontraba rugiendo de dolor y lo empujo con toda mi fuerza... desde esta altura...

Tu compañera de batalla no se lanza sobre la rata, pero deja caer un pesado barril con alcohol sobre el animal, el cual suelta un chirrido horrible cuando es aplastado, retorciéndose en el piso... en un comienzo parece que le causo un gran daño a la bestia, sin embargo, esta comienza a levantarse nuevamente, en sus ojos puedes ver la desesperación y la locura de la rata, determinación, matar, eran cosas que destellaban de sus ojos... sin embargo... el alcohol entra en contacto con el excremento incandescente, provocando una reacción increíble... un chispazo... un chispazo que prendió un fuego que pronto comenzó a envolver al enloquecido animal. 

¡BUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUM!

De manera inesperada el animal envuelto en llamas explota, quizás tenía una sustancia inflamable en su estomago y por eso podía arrojar fuego, a saber, no eres biólogo, sin embargo la ola explosiva te arroja varios metros para atrás y también derriba hacia atrás a la chica gato, la cual cae pesadamente de culo al piso frente a la salida de aquella bodega. 

VICTORIA

Has adquirido la habilidad Esgrima "E". 

El golpe de Daniel, para la sorpresa del propio chico, penetró en el costado de la bestia y dejó inutilizada una de sus patas. Vaya...lo he hecho Pensó para si, alucinado de que hubiera podido esquivar a la rata y de asestar un golpe como ese. No había sido el mejor golpe, pero si que había sido efectivo. Escuchó la risa y los ánimos de su compañera por encima de su cabeza, y se permitió sonreir un momento, más confiado.

Pero entonces se dio cuenta de que la rata no estaba derrotada. Seguía ahí, de pie, a su lado, lanzándole una mirada furiosa al joven héroe -¡Choe! ¡Haz al...!- Dejó su frase a medio terminar, pues justo en ese preciso instante, un barril cayó desde arriba, golpeando a la criatura y haciéndose añicos. El líquido del interior apestaba a alcohol, y empapó a la criatura, que cayó al suelo como si hubiera sido aplastada por un enorme peso. Sin embargo, cuando comenzó a levantarse, recuperando el aire amenazador que la caracterizaba, Daniel volvió a precuparse.

-¡No ha sido suficiente!- Exclamó Daniel, dando un par de pasos hacia atrás. Fue entonces cuando el fuego comenzó a envolver al animal, que pareció enloquecer. A pesar de tener un aliento de fuego, la rata en si no era invulnerable al fuego, y sin previo aviso, estalló.

La onda expansiva lanzó a Daniel varios metros hacia atrás, pero por fortuna para el, chocó con algunas cajas y sacos en vez de contra la dura pared. La cabeza le dolía, los oídos le pitaban, y veía destellos en su campo visual, pero a pesar de todo, no parecía haber sufrido daños mayores. Se levantó un poco dolorido pero sonriente al ver la ventanita que indicaba la victoria, aunque no le prestó demasiada atención. Estaba preocupado por su compañera.

-Choe, ¿estás bien? ¡Lo hemos logrado!- Exclamó, acercándose a la mujer gato, aún mareado, para ayudarla a levantarse -¿Has oído Efir?- Gritó hacia la puerta de la bodega, aunque dudaba que lo escuchasen -¡Lo conseguimos! ¡La rata está muerta!

- ¿Quién es Choe? ¿Es el nombre de tu novia? - Exclama la chica con el orgullo algo herido poniéndose de pie con un poco de esfuerzo, si bien no fue una pelea de leyendas lograron su objetivo de deshacerse de aquella molestia, la rata lanzallamas ya no existe, la chica cierra un ojo, tiene todo el cabello desordenado por la caída y la explosión, pero se ve algo linda, te pincha el pecho con su dedo índice - Choa, mi nombre es Choa, no lo olvides.

Ante tu aviso de victoria escuchas un estallido de voces sobre ustedes, algunas celebrando y otras quejándose.

- ¡Mierda, he perdido la apuesta!

- No seas marica, paga.

- ¡Jajajaja!

Incluso parece que su desventura fue motivo de apuestas. Sin más demora, subieron las hasta llegar a la posada nuevamente. Quedaba menos gente, parecía que se había oscurecido bastante afuera, posiblemente no sea muy tarde, pero por la tormenta muchos se habían marchado, quedando unas 18 personas y el viejo tabernero, tu instinto te dice que es el grupo de Efir el que quedó en el lugar.

- Woooah es una belleza - Exclama sin reparos un malviviente.

- Mira como la dejaste de despeinada, de seguro hicieron algo más que matar la rata.

- Tch.. - Exclama de manera molesta Choa.

El gigantesco jefe de aquel grupo aplaude.

- Impresionante, se han cargado a la mascota del dueño.

- Jajajaja - Se ríe el anciano dueño de la taberna, al parecer era su mascota, pero de igual modo le causa gracia - Ya conseguiré otra...

Efir te extiende la mano.

- Bienvenido a bordo mocoso.

-¡Choa! ¡Choa!- Repitió el chico, poniéndose como un tomate al tener a la atractiva gata tan cerca, y notando como su dedo, con una afilada uña, se hundía en su pecho. Después de eso, seguro que no se le olvidaba -¡Y no tengo novia! Así que no te burles...

Emprendieron el camino de vuelta, y Daniel se sorprendió de alegrarse de volver a estar en esa lúgubre taberna. Parecía que todas las miradas se las llevaba Choa, y eso hizo sentir un poco incómodo al chico, que nunca se había visto en una situación como aquella -¡No hicimos nada!- Le aclaró al hombre que lo había insinuado, tal vez demasiado a la defensiva. 

¿Era realmente la mascota del dueño? Eso tenía sentido, porque de no ser así, habría tenido dificultades entrando a la bodega para tomar las provisiones. Al final había sido todo una broma pesada, que había servido como prueba. Un poco cruel, pero necesario, pensó Daniel, pues así Efir evitaba que gente sin habilidad entrase en su grupo.

-Hemos pasado la prueba, ¿no?- Sonrió el héroe con más confianza, al estrecharle la mano a Efir. Su rostro estaba algo ennegrecido por la explosión, y cubierto de polvo, al igual que su ropa. Su espada estaba manchada con la oscura sangre de la rata, pero a pesar de todo, lucía como un hombre que pensaba que había logrado una gran victoria -¿Hay que firmar algún contrato? ¿Pasaremos aquí la noche? ¿Y la paga?- Daniel tenía un montón de dudas. Nunca había trabajado en su vida, y menos en una profesión como aquella, así que no tenía ni idea de como iban las cosas. Esperaba que Choa dijera algo, porque el realmente no sabía que pasaría a continuación.

- Directo al grano, así me gusta - Exclamo el hombre - Usted también señorita bestia, podría venir aquí unos instantes. 

Efir los guía a ambos a una mesa en una esquina. mas cerca de la chimenea de aquella taberna. El hombre toma asiento y casi de inmediato una de las mozas que trabaja en el lugar, al parecer la única que no se encontraba "atendiendo" las necesidades de los otros deja sobre la mesa otra jarra de cerveza para aquel hombre enorme. Con una rápida mirada puedes ver que bien los que no se encontraban flirteando con las empleadas, o haciendo "otras cosas" con ellas, se encontraban apostando en una mesa y repartiendo lo de la apuesta. Al parecer solo uno aposto a su favor y levanta su jarra en vuestro honor cuando sus ojos se cruzan. 

- Respondiendo a tu pregunta, nos quedaremos aquí esta noche, partiremos de madrugada, ustedes dos compartirán habitación - Choa lo fulmina con la mirada - No me mires así princesa, de haber sabido que habría una nena entre nosotros hubiese acomodado otra - Luego te mira a ti y levanta las cejas - En fin, eso me da igual, es su problema, nada de contratos, supongo que eres novato en esto. 

- Nunca hay contratos, solo los aventureros firman contratos, o los contratados por los nobles - Exclama Choa mirando a la chimenea, las llamas se consumen lentamente. 

- Nos repartiremos el botín mañana, ustedes son nuevos así que recibirán una porción mas pequeña, pero igual tendrán su paga ¿generoso, no? En fin, yo me voy a dormir, tengo que reponer energía, mañana hay mucho que hacer. 

Busca en su bolsillo y deja una llave en vuestra mesa, luego toma a la camarera la cual parece sorprendida unos instantes y la alza hasta dejarla sobre su hombro, la cual los mira y se sonroja antes de desaparecer junto al hombre que sube por la escalera. La llave dice "304". Choa suelta un suspiro y se deja caer sobre la silla, luego te mira. 

- No te hagas ideas raras nya. 

Era un poco triste que solo uno de los mercenarios hubiera apostado por ellos, pero eso quería decir que el reto había sido difícil. O tal vez que los veían como a un par de debiluchos, nunca lo sabría. Tomó asiento junto a Efir y Choa, y escuchó sus palabras atentamente. 

Daniel notó enseguida que Choa no estaba contenta con que durmieran juntos. A él tampoco le hacía demasiada gracia, pues siendo hijo único, nunca había tenido que compartir habitación ni nada por el estilo. Esperaba que al menos hubiera dos camas, o seguramente la gata le haría dormir en el suelo, una perspectiva nada atractiva.

-Entiendo...sin contratos, me parece bien- Daniel asintió. Estaba claro que era nuevo en aquello, y si le preguntaban por su pasado, seguramente tendría que inventarse algún tipo de historia. 

Esperaba con ganas el momento de repartirse el botín. Sabía que el dinero que llevaba encima era muy poco, así que dependiendo de lo que le dieran, sabría si ganaría mucho o poco. No iba a ponerse a protestar en ese momento por el dinero, ya que era mejor que nada. La mirada de Daniel se cruzó con la de la camarera, y esto hizo que se sonrojase, porque sabía perfectamente lo que pasaría en la habitación de Efir.

-No te hagas tu tampoco ideas raras- Le respondió el chico, sabiendo perfectamente a que se refería. ¿Acaso pensaba que era un pervertido? Tenía que ser duro ser una mujer en un mundo como aquel, pero esperaba algo más de confianza después de haber peleado juntos. Daniel suspiró largamente, el día había sido corto pero intenso. Así que se puso en pie y siguió el ejemplo de Efir, tomando la llave de la habitación 304 -Me voy a ir ya a dormir, ¿vienes o te quedas?- Le preguntó a Choa, mirando en su dirección.

Cuando le refutas sus palabras la chica hace un sonoro "hum" y mira en otra dirección, sin embargo cuando le dices lo de ir a acostarse suelta un suspiro y se levanta de su asiento. Por primera vez desde que bajaron, no son el centro de atención de aquel grupo, pues ahora estaban demasiado entretenidos como para prestarle atención a los recién llegados. 

Las escaleras por donde había subido Efir hace unos instantes, estaban construidas como si simplemente se hubiesen montado ahí, sin conceptos de ingeniería por detrás, estas crujían por cada paso que daban a medida que subían por ellas. El segundo piso estaba casi en completa oscuridad, pero se escuchaba vida, y bastante vida en este lugar, o quizás sería mejor decir como se "generaba" vida en este lugar. Choa te da un empujón para que sigas avanzando, si su llave decía 304 debería ser el tercer piso de la taberna. El tercer piso estaba mas tranquilo, solo se escuchaba ruido de una habitación al fondo, pero era música, al parecer alguien tocaba un instrumento de cuerdos. 

- Es esa - Dice Choa señalando a una puerta mas allá de su posición. 

La chica camina hasta la habitación y abre la puerta, al parecer no era necesaria la llave para entrar, pero si quizás para cerrar la puerta. La habitación en cuestión, afortunadamente tiene dos camas, y una bañera de madera con agua aparentemente helada, ya que no emitía vapor. No hay mas muebles en la habitación, fuera de una pequeña mesa entre las dos camas. 

Cuando subieron al primer piso, los sonidos de provenientes de las habitaciones hicieron que Daniel se sonrojase de nuevo. ¿Iba a ser siempre así? Esperaba poder acostumbrarse a esa faceta tan descarnada del mundo, pues suponía que era algo normal. Se había detenido en las escaleras, perdiéndose en los sonidos, cuando Choa lo empujó y el chico recuperó el sentido. Volvió a mirar la llave, y continuó subiendo hasta el tercer piso.

Por suerte para ellos, ese estaba mucho más en silencio, y eso les facilitaría el descanso. Siguiendo la indicación de Choa, Daniel abrió la puerta y entró en la habitación. La verdad es que la había esperado mucho mejor, teniendo el cuenta el tipo de local en el que se encontraban. El chico se desató el cinturón de la espada y la lanzó sobre la cama de la derecha, reclamándola como suya. Era la única pertenencia de valor que tenía, así que tendría que cuidarla.

-No me vendría mal un baño...- Comentó al ver la bañera, y se acercó para meter la mano. Efectivamente estaba helada, pero por lo menos no hacía frío en la habitación. Daniel miró de reojo hacia Choa. ¿Debería darse un baño con ella delante? Le daba algo de vergüenza, pero si más adelante iba a viajar con toda una banda de mercenarios, no es que fuera a tener mucha más intimidad que ahora -Voy a darme un baño antes de dormir- Le dijo a la gata, dejando la llave de la habitación en la mesita entre las dos camas -Si quieres salte fuera, o no mires, o...bah, haz lo que quieras.

Sin mayor ceremonia, Daniel le dio la espalda a la gata, y empezó a desvestirse. Su ropa apestaba, y su cuerpo acumulaba la suciedad de varios días sin bañarse. El chico se desvistió rápidamente, dejando sus nalgas pequeñas y respingonas, pálidas, a la vista. Su cuerpo delgado estaba cubierto de manchas de sudor y suciedad, y tenía que quitárselas de una vez- Sabía que si se lo pensaba se iba a arrepentir, así que con un rápido chapoteo, entró rápidamente a la bañera -Joder, ¡está helada!- Se quejó, sentándose hasta que el agua le llegó al pecho, y empezando a frotarse con energía. No era algo placentero, y cuanto menos tardarse, mejor.

Observo como el chico reclama una cama de inmediato, no es como que me importara mucho mientras yo también tuviese un lugar donde dormir, ya me estaba haciendo la idea de dormir en el suelo, después de todo los humanos pueden llegar a ser bastante racistas, tras unos momentos el chico deja la llave en la mesita y anuncia sus intenciones. 

- ¡Nyahahahaha! - No puedo evitar estallar nuevamente en una carcajada, no había conocido una persona tan pudorosa en mi vida, casi parecía que la cosa fuera de forma inversa, que yo fuese el hombre y el la mujer, hago un ademán con la mano para restarle importancia al asunto - No te preocupes, no te preocupes. 

Mientras el chico disfruta del baño, quejándose inicialmente por la temperatura del agua, yo dejo mis dagas debajo de la almohada, nunca se sabe, mejor dormir preparada. Ladeo un poco la cabeza y recuerdo que no limpio la espada, por lo que de uno de mis bolsillos del pequeño bolso que porto, saco un paño y desenfundo la espada de Thorin. 

- La limpiare por ti, solo por hoy, si no cuidas de tus cosas terminaran inutilizables ¿sabes? 

Lo miro de reojo viendo su espalda en la bañera, no veo cicatrices ni nada notorio, parece que ha vivido una vida bastante acomodada. 

No entendía muy bien de que se reía Choa. Sería de sus quejas por la temperatura del agua, pues no había otra explicación. Daniel no le dio mucha importancia, e incluso sonrió un poco. Le gustaba que su compañera de habitación fuera así de alegre, mucho mejor que tener a alguien protestando.

-Vaya, es verdad, se me había olvidado completamente- Dijo el chico, mirando hacia atrás para fijarse en como Choa limpiaba su espada -Muchas gracias, Choa, no tenías por que hacerlo- Le dijo. Recordó que la espada podía oxidarse si no limpiaba la sangre, la proxima vez tendría más cuidado.

En pocos minutos, que a Daniel le parecieron horas, logró limpiar su cuerpo lo mejor que pudo. No alcanzaba demasiado bien su espalda, pero no pensaba pedirle ayuda a la gata, así que después de quedar lo más limpio posible, se levantó para salir. Miró a su alrededor, frustrado, no había ninguna toalla ni nada por el estilo, así que decidió usar su camiseta para secarse, dándole de nuevo la espalda a Choa, y secándose las axilas, pantorrillas, y demás zonas de su cuerpo.

-La verdad es que sin ti no habría podido vencer a la rata, fue una suerte que aparecieras- Comentó Daniel, no queriendo permanecer en un silencio incómodo, totalmente desnudo. Cuando finalmente se hubo secado, se puso los pantalones, con cuidado de que Choa no viera nada, y dejó su camiseta mojada extendida sobre la cama, para que se secase más rápido.

-¿Qué tal vas?- Le preguntó a la gata, sentándose a su lado, para poder observar mejor como limpiaba el arma. Estaba desnudo de cintura para arriba, con sus pezones diminutos debido al frío, y su torso delgado bastante cerca de la gata, sin pretenderlo. Intentaba pensar que era estar como en la playa, no en una habitación a solas con una chica, para que le diera menos vergüenza.

- La verdad es que me sorprendió - Hablo mientras limpio la espada - No esperaba que apareciera un monstruo que lanza fuego por la boca, no soy muy buena enfrentando monstruos nya~

Le respondo a Thorin mientras termino de remover la sangre de la espada, quien no tuviera experiencia creería que es algo fácil, pero en verdad queda grasienta, y pierde filo, es por eso que deber ser tratada por ideal al termino de la pelea. Lo bueno es que no paso demasiado tiempo, pero poco a poco puedo ir haciéndome la idea sobre el trasfondo de mi compañero, de una u otra manera creo que comienzo a entender su origen, pero no es mi deber meter mis narices donde no es necesario. Escucho como sale de la bañera, una vez esta vestido se acerca. 

- Estoy terminando - Exclamo ya terminando de pasar el paño al arma - Ya esta, como nueva. 

Le entrego la espada al joven envainada en su funda y me pongo de pie, caminando hacia la bañera. Suelto un suspiro y comienzo a desvestirme también, había quedado sucia tras caer en el polvoriento piso de la bodega de esta taberna, además del viaje hasta este lugar había sido largo. Sin mucha ceremonia termino de desvestirme. Me doy vuelta para mirar al chico por unos instantes y me rasco la mejilla. 

- ¿Porque has aceptado este trabajo? - Digo casi preguntándome a mi misma, luego niego con la cabeza y comienzo a meterme a la bañera, siento como mi cuerpo se estremece - Aaaah - Dejo salir un pequeño gemido en forma de queja - ¡Esta healda!

Sin mas demora intento lavarme lo mas rápido posible, ya entiendo porque se tardo tan poco mi compañero de habitación. 

-Yo era la primera vez que me enfrentaba a un monstruo. Si a ti se te da mal y yo soy un novato, creo que ha salido bastante bien- Respondió con una sonrisa.

Daniel tomó la espada y la sopesó de nuevo en sus manos, desenvainándola para ver como la había dejado Choa. No creía que fuera un arma magnífica pero cumplía su función, y siendo lo único que tenía, debía tratarla bien, como le había advertido la gata. Estaba absorto en el filo del arma, que no se dio cuenta de que Choa se había desvestido hasta que escuchó su voz, y al mirarla, se la encontró totalmente desnuda frente a él.

-¡Ahhh! ¡Pero qué haces!- Daniel se puso muy nervioso, tornándose sus mejillas rojas como tomates en cuestión de segundos, y se dio la vuelta rápidamente. ¿Pero que le pasaba a esa chica? ¿Acaso era normal estar totalmente desnudo por ahí? Normal que entonces tuviera miedo de que le hicieran algo, pensó.

Cuando escuchó el sonido del agua al meterse en la bañera, ya más tranquilo, Daniel se tumbó en su cama, boca arriba, dejando la espada en el suelo a un lado. En cualquier circunstancia era una buena pregunta, pero para el la respuesta era muy sencilla, y carente de misterio -No tengo ningún sitio a donde ir, ni tengo dinero, así que me pareció lo mejor para empezar de nuevo- Contestó finalmente, mirando de vez en cuando de reojo hacia la bañera. Le resultaba divertido ver cómo se movía la cola de la gata por encima del agua -¿Y tú? ¿Por qué estás aquí? Imagino que tendrás mejores opciones...

- Eres divertido, es como si nunca hubieras visto a una chica desnuda - No puedo evitar volver a reír con mi característica risa gatuna por su reacción, es algo tonto, pero bueno, cada quien con lo suyo, mientras froto mi cuerpo escucho sus palabras, supongo que tiene sentido, le dedico una mirada de reojo y salgo del baño, esta demasiado helada el agua como para estar mas tiempo allí.

Una vez fuera del baño me estremezco de frió, podía sentir los pezones duros nada mas por el escalofrió, por lo que me limito a apurarme en meterme a la cama. Si bien no es tan cómoda es mejor que dormir en el piso. Su pregunta me pilla un poco por sorpresa, pero supongo que es justa, después de todo yo me metí en su vida con mi pregunta.

- ¿Que opciones? - Pregunto sonriendo de forma irónica una vez ya tapada - Este mundo no da opciones, cuando te quedas sin dinero y eres alguien como yo solo puedes convertirte en una ramera, o hacer lo que puedas para ganar algo para comer. No me malinterpretes, no quiero invadir tu vida, pero espero que nadie del grupo de Efir se entere de lo que eres, sino tendrás problemas... yo no diré nada. 

Miro al chico acostada, podía sentir la temperatura de mi cuerpo subir un poco. 

- Debe ser difícil ¿no? De pasar de tener todo a no tener nada... ser un ex noble no es fácil ¿no? - Niego con la cabeza. 

-Bueno, realmente no es que la haya visto, así que...- Decir eso no le iba a ayudar mucho, pensó Daniel, y seguramente solo consiguiera más risas por parte de Choa, pero era un chico sincero al fin y al cabo.

Cuando Choa salió de la bañera, el joven giró el rostro, mirando hacia la pared para darle intimidad. Parecía que a ella le daba igual que la vieran desnuda, pero aún así, el chico no quiso ponerse a observar su cuerpo, se sentía mal por aprovecharse así. Cuando ella se hubo tapado con las sábanas, Daniel volvió a mirarla, escuchándola y asintiendo con la cabeza.

-Ya, me imaagino que tiene que ser duro...pero parece que te las arreglas bien...- Comentó, y entonces un sudor frío recorrió su cuerpo al escuchar sus palabras.

¿Tan claro estaba que era un héroe? Igual derrotar a la rata de una forma tan limpia había levantado sospechas en la gata. ¿Qué iba a hacer ahora?. Soltó un respiro de alivio cuando escuchó que pensaba que era un noble. Si, esa sería una buena coartada para él, y le ahorraría más preguntas innecesarias.

-Bueno, si...tienes razón. Es complicado...pero esto me permite empezar de cero y ver mundo, algo que siempre había querido. Encima, ha hecho que te conozca. Está bien, ¿no?- Sonrió un poco, y asintió con la cabeza, agradecido por su discrección -Muchas gracias, Choa, si no le cuentas nada de esto a nadie, creo que me irá mucho mejor. Y yo no dire...bueno, estoy en desventaja, no se ningún secreto tuyo- Rió suavemente, recostándose para mirar hacia Choa.

- Es luchar o morir nya - Exclamo en un tono mas sombrío recordando algunas cosas que en verdad no quería recordar - No se puede escapar siempre de los problemas, pero si logras afrontarlos te haces mas fuerte, así funciona el mundo. Tu secreto está a salvo conmigo, es mejor que no sepas mucho de mi, solo puedo decirte que tengas cuidado, estas jugando con fuego en este lugar, y quienes juegan con fuego pueden quemarse. 

Clavo mis ojos directo en los suyos, mi vida ha sido marcada por polos muy opuestos, he conocido la felicidad, pero también he estado sumergida en la desgracia, ahora recién comienzo a levantarme nuevamente, yo al menos se a que me arriesgo al haber entrado a esta taberna, solo puedo esperar que este muchacho lo sepa también. Pero bueno, para los estándares humanos, es un hombre ya, simplemente es tan inocente que parece un niño. 

- Sera mejor que durmamos - Exclamo finalmente - Si te preguntan mañana, di que lo hiciste conmigo, así no se burlaran de ti y  no sospecharan. 

Tras decir eso doy media vuelta y cierro los ojos. 

-De acuerdo...está bien- Asintió a sus palabras. Tampoco quería meterse demasiado en la vida privada de Choa, así ella no intentaría indagar mucho en la suya. 

Lo que decía de fingir que se habían acostado juntos tenía cierto sentido. Incrementaría su reputación ante el resto de los hombres, y también protegería a Choa de ellos si creían que estaban juntos. No es que pensase que iban a tomarlo muy enserio, pero tal vez entonces se lo pensasen dos veces antes de ponerle la mano encima a la gata. Daniel tenía ya sueño, agotado después de un día lleno de emociones, y bostezó.

-Tienes razón, así además seguro que hay menos posibilidades de que intenten algo contigo- Respondió a su sugerencia, y rezó por que mañana no se le notase mucho que mentía. Acto seguido se dio la vuelta también, y cerró los ojos intentando dormir -¡Buenas noches!