Partida Rol por web

Esa noche fue muy lluviosa, la tormenta no amaino en lo absoluto, pero pese a todo tu compañera se quedo dormida al instante poco después de murmurar unas palabras que podrías interpretarlas como "buenas noches". Es extraño, son prácticamente desconocidos, pero ella y aquel anciano son las personas que mas conoces en este mundo, bueno quizás Efir también, pero es un caso diferente siendo el tu empleador. Por tu parte, a ti te costo un poco en un principio quedarte dormido, podías escuchar la suave respiración de Choa no muy lejos de ti, pero también podías escuchar el poderoso viento, como este hacía crujir la madera, por unos instantes preguntándote si la madera iría a ceder y se llevaría el techo del edificio... sin embargo eso nunca ocurrió y sucumbiste al cansancio, pese a que seguramente recién iban a ser las diez de la noche. 

En tus sueños pudiste recordar el hogar de tus padres y los buenos tiempos frente a la computadora. No tenías preocupaciones, tus padres te proveían todo, incluso durante la pandemia del coronavirus nunca estuviste en peligro real (ya que casi no te dejaron salir de tu casa). ¿Como es posible que todo cambiara tan rápido? Desde que aquella egoísta princesa te invoco, has enfrentado a la muerte cara a cara dos veces en tan solo tres días, ya sea por el envenenamiento, como por causa de una rata gigante hiperdesarrollada con lanzallamas incorporado. ¿Que otros peligros te esperan? ¿Podrías siquiera volver a tu hogar? ¿Que tendrías que hacer para volver a tu hogar? ¿Bastará con encontrar un mago lo suficientemente bueno? Si es así de seguro que cobrara una cantidad exorbitante de dinero... o quizás ¿Tendrás que derrotar al señor demonio? ¿Tienes que derrotarlo tu o basta con que un héroe u otra persona lo derrote? Eran muchas las interrogantes.

Fue así como despertaste, aun no había salido el sol, pero te sentías refrescado. Puedes ver que Choa esta sentada en la cama, al parecer poniéndose sus botas, aunque aun esta desnuda del torso para arriba solo puedes ver su espalda, en cosa de menos de un minuto ya estaba lista. Puedes notar que mueve una de sus orejas, al parecer percatándose que estas despierto. 

- Has despertado - Exclama - Es hora de partir, levántate. 

La chica se pone en pie y sale por la puerta haciendo un ademán con la mano. Si fue difícil para ti ponerte en pie o no a esa hora, es algo que solo tu puedes saber, pero te las arreglas para vestirte y bajar al comedor, en donde no hay muchachas sirviendo, pero todos están comiendo un caldo para el desayunar. No hay mucho animo como ayer en la noche, seguramente mas de alguno siente el efecto rebote de tanto beber, sin embargo el jefe, aquel gigante parece animado y de bastante buen humor, cuando te ve se limita a asentir y sigue comiendo. Tomas asiento frente a la chica gato que estaba rodeada por otros dos miembros del grupo comiendo y escuchas parte de sus conversaciones. 

- Viejo, esas chicas algún día van a matarme, casi no me han dejado dormir... 

- Eso te pasa por mujeriego - Exclama el que parece haber sido su compañero de habitación - Si eres un hombre asume tus acciones en silencio y cállate. 

- Espero que el día de hoy sea productivo - Dice otro hombre, luego niega con la cabeza - Nah, de seguro nos va bien, la información es confiable. 

- ¡Eh novato! - Dice otro un par de asientos mas allá - ¡Arroja el salero para acá! - Dicho salero reposa a tu costado derecho sobre la mesa. 

- Apuraos hombres, señorita - Diice de forma formal el jefe, cosa que no le pegaba para nada, cosa que se gana un par de risas por ahí - Los caballos están listos, partiremos en cuanto todos terminen.  

Al cerrar los ojos, la oscuridad volvió a envolver a Daniel, pero esta vez no estaba en riesgo su vida, sólo tenía mucho sueño. No sabía si era por el viento de fuera, o por la respiración suave y acompasada de Choa, pero tardó en dormirse. Y eso le dio tiempo para pensar en todo lo que había pasado hasta ahora. Estaba en una cama, pero no era la suya. ¿Cómo estarían sus padres? ¿Estaban muy preocupados? Esperaba que no, aunque si supieran todas las cosas por las que había pasado, se tirarían de los pelos. Había sobrevivido a un intento de envenenamiento y a una rata escupefueegos gigante. Seguramente lo próximo fuese aún peor, así que tenía que estar preparado.

Por otro lado, no sabía si podría volver alguna vez a su mundo. Lo único que le servía de consuelo era saber que estaba haciendo lo correcto. En todos los isekais, el héroe debía hacerse más poderoso para cumplir sus objetivos, y el iba camino de ello. Esgrima "E", pensó para si, y sonrió un poco. No era mucho, pero empezaba a avanzar. Además, había conocido a algunas personas que no parecían tan malas como las que le habían invocado. Parecía que podía confiar en Choa, el anciano Zac le había ayudado mucho, era pronto, pero Efir parecía un jefe en el que se podía confiar...

Cuando quiso darse cuenta, Daniel se había quedado dormido. Se despertó temprano, acostumbrado a madrugar para estudiar, y pensando que había soñado con que un enorme demonio le perseguía, azotándole con un látigo en llamas. Parpadeó, mirando al techo, y recordando donde estaba. La voz de Choa hizo que se levantase de pronto, irguiéndose en la cama.

-Mierda, ¿me he quedado dormido? ¿qué hora eres?- Preguntó. Por suerte para él, solo tenía que ponerse su camiseta y los zapatos, y estaba listo para bajar al comedor.

No le sorprendió ver que en el comedor, la gente era más silenciosa que la noche anterior. Seguramente muchos de ellos estaban de resaca, y procuraban hablar poco y en voz baja, evitando hacer mucho ruido. Con un bol de caldo entre las manos, Daniel se sentó frente a Choa y empezó a beber. Estaba muy caliente, así que le daba pequeños sorbitos, notando como un calor reconfortante invadía su cuerpo. Las palabras de los hombres le recordaron lo que le había dicho Choa la noche anterior: Si le preguntaban, decir que se habían acostado.

-¿Eh? ¿El salero? Toma- Daniel tomó el salero que tenía a su lado y se lo lanzó al hombre que lo había pedido, con bastante buena puntería, para ser tan temprano. Este lo cazó al vuelo y se echó un poco de sal en su caldo. El joven se giró para mirar en dirección al jefe cuando dijo que fueran terminando. ¿Montar a caballo? Nunca lo había hecho, y esperaba que no se notase mucho. De hecho, nunca había visto un caballo de cerca, así que tendría que recordar como los montaban en las películas. Apuró su bol de caldo y se levantó, nervioso, yendo hacia el exterior. Esperaba que los caballos no fueran muy grandes.

- ¡Eh! - Exclama alegre el que recibió el salero - Buena puntería, ¿No has probado con cuchillos arrojadizos? De seguro te va bastante bien usando ese tipo de armas. 

- Es un saco de sorpresas - Exclama otro entornando los ojos restando importancia al asunto. 

El caldo en cuestión es un cocimiento de muchas verduras, no parece tener carne, sin embargo su calor es reconfortante, especialmente para despertar, y bueno para mas de alguno para quitarse la resaca. Lo otro que notas, es que tiene un cierto efecto que te hace sentir que tu energía vuelve a tu cuerpo. De todas maneras es un alivio saber que no han usado la carne chamuscada de la rata para cocinar esto. El resto del desayuno fue bastante tranquilo, la gente mantuvo los comentarios al mínimo, y por supuesto, Choa no te dirigió la palabra durante la comida, parecía perdida en sus pensamientos. 

- ¡De acuerdo nenas, muevan sus culos, nos vamos! - Brama Efir alzando un puño al aire, los demás suelta un grito bastante desmotivado respondiendo a su exclamación. 

Antes de salir notas que Efir le da un saco de monedas al dueño de la taberna, seguramente el pago por la estadía, la comida y las mujeres, aunque puedes notar un poco de familiaridad entre ellos dos, quizás son conocidos de hace mucho tiempo, aunque desde donde estás no alcanzas a escuchar lo que dicen. Por otro lado, te das cuenta de que en algún momento, Choa consiguió otra capa y se cubrió por completo nuevamente. Poco a poco todos comienzan a salir. 

El exterior todavía esta oscuro, esta fresco y hay mucho barro, también hay algunos escombros de techos de algunas casas que si se volaron, parece que la tormenta si causo algunos estragos. Afortunada, o desafortunadamente para ti, solamente eran cuatro caballos, pues tiraban dos carromatos enormes en donde cabrían todos como grupo. Parece que la idea de montar un caballo se ha esfumado por ahora. 

- Todos abordo, tenemos una cita con el destino. 

Efir se monta en el primer carruaje y Choa en el segundo, poco a poco se van llenando ambos, aunque hay cupo para todos es momento de elegir en cual de los dos subirse, de todas maneras ambos llevaran al mismo destino, al menos eso supones.

Las palabras de los hombres hicieron que Daniel sonriera. Poco a poco, su confianza en si mismo iba creciendo, y aunque podía llegar a ser peligroso, de momento no le venía nada mal un poco de refuerzo positivo. Por otro lado, no sabía si era por lo poco que comía desde que había llegado a ese mundo, pero la comida le sabía deliciosa, y el caldo, aunque no era nada del otro mundo, le sentó de maravilla.

Cuando terminaron de desayunar, el joven se levantó y se fijó en el saco que Efir le daba al dueño de la taberna, mucho más grande que el que tenía Daniel, así que pensó que debía de haber gastado una buena cantidad de dinero en aquel establecimiento. Mujeres, camas, comida para tanta gente...parecía que Efir sabía mantener contentos a sus hombres, y que se ganaba un buen dinero con su trabajo, pensó mientras salía al exterior.

Afortunadamente, viajarían en carros, lo que supuso que Daniel soltase un suspiro de alivio al ver los enormes vehículos de tracción animal. Antes de montar, repasó su equipo (que no era mucho) asegurándose de que la espada estaba bien sujeta a su cintura, y el saquito con monedas guardado debidamente. A la hora de elegir carruaje al que subirse, el chico no se lo pensó mucho y se subió al segundo, con Choa. Que hubiera podido dormir tranquilo, sin que le degollasen, ya decía que la mujer-gato era alguien en quien podía confiar relativamente. 

-¿Qué tal has dormido?- Le preguntó de forma a la mujer, cuando subió al carruaje y se sentó a su lado, procurando no estorbar a nadie. No había hablado mucho desde que se habían levantado, y no sabía si es que era así, o estaba preocupada por algo -¿Sabes algo de cual es la misión? O a dónde vamos...No tengo ni idea. 

Las palabras de Efir "Una cita con el destino" resonaron en su cabeza unos instantes. Sonaba bastante épico, y que la banda al completo de mercenarios fuera puesta en marcha, debía indicar que no se estaban embarcando en una misión precisamente fácil. Esperaba que, en comparación con la rata y al estar rodeado de tanta gente, esta vez corriera menos peligro. Aún así, estaba impaciente por ver que les deparaba el día.

El carro en donde tu subiste pronto se lleno, afortunadamente pudiste sentarte al lado de Choa, Puedes notar que hay dos sacos rellenos de algo apilados cerca del espacio del conductor, poco a poco el lugar se llena, y a medida que la gente iba tomando sus asientos puedes ver que los hombres revisan su equipo, quizás una ultima revisada antes de partir. Ante tu pregunta Choa te mira entrecerrando un poco sus ojos, entonces sonríe de forma algo malvada. 

- ¿Presumiendo tan temprano? A penas me has dejado dormir. 

Ante esa respuesta se escuchan unas cuantas carcajadas. Pero antes de que puedas hablar mas sientes que la carreta comienza a moverse, afortunadamente es techada, pero puedes ver como la taberna va quedando mas y mas lejos por la parte de atrás que no está cubierta. Ante tu segunda pregunta notas que Choa abre mucho los ojos y se sobresalta un poco, al parecer los otros no habían escuchado gracias al ruido de la carreta al avanzar y el casco de los caballos. 

- ¿Que? ¿Estas hablando en serio? - Exclamo la chica murmurando - ¿De verdad fuiste directo donde Efir a pedir trabajo sin siquiera saber que es lo que vamos a hacer? No tienes remedio... Me pregunto... si es mejor que no lo sepas hasta que lleguemos. 

La chica te mira con una mezcla de indignación y de preocupación. 

El resto de mercenarios también revisaron sus armas, e internamente Daniel se sintió bastante aliviado de que al menos iba sabiendo lo que debía hacer. Después de tantas horas pegado a una pantalla viendo historias sobre mundos de fantasía, todo ese conocimiento estaba resultándole ser útil. Habría sido mejor que no hubiera estudiado, y se hubiera dedicado a intentar ser jugador profesional de algo, pensó.

Captó el comentario de la gata al instante que le pilló completamente desprevenido, y se sonrojó un poco. No pensaba que fuera a sacar ella misma el tema -Bueno...eso también es culpa tuya- Respondió con una media sonrisa, intentando seguirle la corriente.

Lo que parecía que empezaba siendo una mañana alegre empezó a cambiar cuando vio la expresión de Choa ante su pregunta. Si, no preguntar en que consistía el trabajo en el que se embarcaban había sido un error por su parte, pero tampoco creía que fuera tan grave. 

-¡Yo no conocía a nadie!- Exclamó, y viendo que algunos giraban la cabeza al escucharle, bajó la voz para que solo Choa pudiera hacerlo -No me acerqué, fui a la barra y resultó que lo tenía al lado. Pero eso da igual...¿De que va todo esto?¿Es peor que la rata?.

Daniel no sabía por qué Choa parecía de repente tan preocupada, pero eso explicaba que se encontrase tan silenciosa y encerrada en si misma. Como hacía con su ventana de estado, se concentró e intentó pensar en la de la gata que tenía al lado. Con un poco de suerte, conseguiría ver algo que le sacase le dudas.

La mujer bestia ante ti se lleva una mano al rostro, parecía que lo que habías dicho le cuadraba aún mas en su imagen que tiene de ti sobre que eres un noble, en estos instantes no parecía saber si reír o llorar. 

- Eres único Thorin - Contesta sin responder tu pregunta. 

Se viene a tu mente la idea de que si puedes ver tu estado quizás puedas ver el de los demás, y resulta que la idea dio frutos de manera instantánea, bueno según los animes y mangas que habías visto y leído es algo común que los héroes puedan ver los estados de los demás... pero aún así no te habías percatado del camino que habías elegido y el cual te había recibido de tan buena manera, de hecho, Choa ni siquiera se percata que estas espiando su estado. 

Nombre: Choa

Raza: Bestia

Clase: Bandida (Ilegalidad -> Dinero extra)

Nivel: 6

Habilidades: Dagas C, Puñalada C, Emboscada C, Artes Amatorias D, Robar B. 

Poder de Combate: 180

Estado: Molesta, motivada, ligeramente excitada. 

Especial: -

¿Bandida? Pasas los ojos rápidamente por los otros miembros de la carreta... bandido, bandido, ladrón... ¿¡asesino!? ¡Todos tienen trabajos de mierda! ¡Menuda heroína/posible interés amoroso que has encontrado! Así comienza tu viaje del terror en la carreta llena de criminales, que seguramente son buscados ¿Es por eso que la chica se protege tan bien de la vista de los demás? 

- Dime Thorin - Exclama finalmente de manera agridulce tu compañera de habitación - ¿Has matado antes a una persona?

Evaluación

¡Hola! Aquí master-chan-sama, esta es tu evaluación de la primera escena.

Logros: D

Fama: D

Secretos Desbloqueados: 0/0

Notas: Decir mal el nombre de Choa fue oro puro jajajaja