Partida Rol por web

Kiga... La sorpresa me hace levantarme precipitadamente, de forma que mi maréo se acentúa y caigo de nuevo sobre el lecho en el que me recuperaba de las heridas. Solo mi mano se abre camino hasta tocar la suya propia y así volver a sentir su tacto.

Cuando me sentí algo más aliviada y recuperada del repentino maréo pude preguntarle sobre lo sucedido. ¿Qué ha pasado?

Mis palabras fueron lo último que escuché, pues aunque el maréo había desaparecido, mi cuerpo no pudo mantener mi consciencia y todo se volvió negro de nuevo.

Muralla Kaiu. Hora de Ryoshun.

La batalla llega a un punto álgido, la ventaja en los dos últimos ataques puede ser definitiva y ves a las fuerzas enemigas flaquear.

Has observado posibles víctimas fáciles para tu tetsubo, pero las órdenes que tenías eran claras, debías permanecer junto a Kanbu. La carnicería que hay a tu alrededor es horrible, lleváis horas luchando y el calor del sol ha comenzado a descomponer los cuerpos. El olor de la sangre seca y coagulada inunda tus fosas nasales, aunque no es nada a lo que no estés acostumbrado, a pesar de que siga sin ser agradable.

Unas órdenes gritadas más por Hida Kanbu y los luchadores Cangrejo renuevan sus fuerzas y cargan contra las criaturas de las Tierras Sombrías, que comienzan la retirada de forma desordenada. Tienes ganas de marchar tras ellas y Kanbu lo sabe, a lo que con un toque en el brazo y una mirada, te da permiso.

Muralla Kaiu. Hora de Ryoshun.

Persigues a un grupo de adversarios que huyen, cuando ven que no pueden por la estrechez de la escalera de bajada de vuelta a las Tierras Sombrías.

Acorralados, deciden plantar cara y vender a un alto precio su vida.

Dos samuráis corrompidos por la podredumbre de las tierras del Innombrable se ponen en posición para atacarte.

Con un rugido de rabia, y el permiso de Kanbu-sama, me lanzo tras los enemigos que huyen. Tengo que dejar todo lo que resta mi energia tras ellos... La deuda de sangre nunca sera saldada, pero cada vida que tomamos del enemigo es parte del pago, por todas las vidas Cangrejos que ellos han tomado,... por la sangre derramada el dia de hoy. Asi que, como muchos de mis camaradas no se levantaran el dia de mañana, estos tampoco lo haran. Eso refuerza mi determinacion, tanto como la perspectiva de la victoria.

Encuentro un grupito que trata de tomar una de las escalas por las que treparon a la Muralla. Decido ayudarles a bajar, a nuestro modo. El modo rapido y brutal de los Cangrejo.
-GRAAAAAGH!!!
La saliva, ligeramente teñida de rojo por mis heridas, escurre por mi boca cuando me lanzo sobre ellos, rugiendo salvajemente. Hago destinatario al primero de los samurais corruptos de un tremendo golpe, y al hacerlo puedo sentir como sus huesos y su inmunda vida se deshacen...

Muralla Kaiu. Hora de Ryoshun.

El destino quiere que se produzca un golpe kármico entre ambos contendientes.

El golpe del Cangrejo es brutalmente efectivo, llevándose la vida del samurái corrupto consigo. Este no volverá a molestar a nadie. Aún con todo el samurái, perdiendo la vida, consigue impactar a Daichi. Su compañero no se queda atrás.

Sin respirar casi, con un mero paso me afirmo y giro el cuerpo, esquivando parcialmente la hoja del segundo oponente... Puedo ver claramente su cara, y el tambien la mia. Las venas y musculos tensados, febriles.., el sudor corriendo por mi frente,... la sangre manando ligeramente por mi boca... enseñando los dientes con rabia...

Es lo ultimo que ve, tambien, por que sin vacilar abro un poco la guardia y alzo el tetsubo sobre mi cabeza, abatiendolo sobre el con tremenda fuerza, como el trueno que desciende de las alturas...

Muralla Kaiu. Hora de Ryoshun.

Acabas con el segundo samurái corrupto. Tus heridas siguen sangrando, pero nada de lo que debas preocuparte. Miras a tu alrededor. Multitud de hombres y mujeres del Cangrejo descansan ya agotados. No quedan criaturas oscuras vivas sobre la muralla, y las que han sobrevivido se adentran en la oscuridad.

Piensas en el destino de Sayuri.

Doy unos cuantos golpes a la escala que pretendian usar, los suficientes para romperla y echarla abajo, mientras mi ira se va consumiendo lentamente... Poco a poco, tambien el dolor de las diversas heridas regresa... Necesito sentarme un momento.

Dejo el tetsubo a un lado y pongo mi trasero en el sucio suelo de la Muralla. Los cadaveres de camaradas y enemigos se apilan a mi alrrededor, pero tengo que estar alegre... no soy uno de ellos. No hoy. Soy de esos otros que, adoloridos y fatigados, se ven aqui y alla tomando aire como yo. Respiro profundamente ese aire, el aire frio y apestoso a sangre que queda tras una batalla...Es un hedor repugnante, dirian muchos, pero para mi, es lo mismo que el fuerte dolor que me invade. Un recordatorio de que sigo vivo.

Tras un par de minutos recobrandome, paso a levantarme... y, usando la fiel arma que he empuñado todo el combate como baston, comienzo a caminar despacio para ir en busca de los Kuni. Esto trae , de inmediato, a Sayuri a mi mente. Me pregunto si la cazadora habra sobrevivido tambien... Es casi seguro, si mi compañero la saco a tiempo. Tenemos que hablar de su propuesta ... Ademas, tal vez quiera un poco de calor mientras reposa y a mi me vendria bien usar esos lindos pechos de almohada... Sonrrio y carcajeo despacio con este pensamiento tan irreverente como cierto, pero el esfuerzo de reir hace que mis heridas en el vientre duelan mas, asi que desisto de el. Simplemente lo uso como un alicente mas para llegar a donde se dan los cuidados medicos.

El viento fetido se lleva la pequeña risa, junto a los gemidos de los heridos y moribundos a mi alrededor.

Muralla Kaiu. Hora de la Luna.

Por fin te despiertas y te encuentras en un catre, junto a otros heridos, en lo que sin duda debe de ser la enfermería. Abres los ojos y, con esfuerzo, éstos comienzan a ver más nítidamente. Kigaru está a tu lado. Intentas hablar, pero aún estás demasiado débil. Vuelves a cerrar los ojos y te vuelves a sumir en la oscuridad.

Muralla Kaiu. Hora de la Luna.

Te has dirigido hacia la enfermería hace horas, aunque recuerdas poco de lo que ha pasado desde tu último combate. Tus heridas son graves, y tardarás en sanar, pero al menos estás vivo.

Notas tus ojos pesados, los médicos han debido de utilizar algún narcótico para que puedas conciliar el sueño.

Justamente antes de volver a cerrar irremediablemente los ojos, crees ver al fondo de la sala a Sayuri junto a un samurái grande y corpulento al que no reconoces. Probablemente porque ahora no lleva casco.

Respiro profundamente un par de veces antes de incorporarme, abandonando la comodidad del descanso unos minutos para ver que tal esta la muchacha. Camino hacia ella despacio, tanto para no forzarme como por que no hay prisa. El otro sera el hombre que la cargo?

Con gesto cansado, los saludo al llegar cerca de ellos.

-Konnichi wa, yujin!...

Sonrio a la muchacha y miro al hombre unos instantes, para tratar de reconocerlo. A ver si de cerca me es familiar.

Muralla Kaiu. Hora de la Luna.

Cuando Daichi se acerca al catre de Sayuri, el hombre que estaba sentado a su lado le mira con cara osca. No sabe quien es y éste ni siquiera se ha presentado.

-Hola. ¿Quién eres? -Contesta de forma seca el hombre. -Tal vez no sea éste el mejor momento de visita, Sayuri descansa.

-No importa, solo queria ver que tan grave estaba, antes de seguir durmiendo... +respondo, encogiendo los hombros con indiferencia respecto al comentario del momento. No conozco al tipo, no es de mi escuadron. Tal vez si sea el que la cargo+ Soy Hida Daichi, del escuadron de Hida Kanbu. Hoy la asignaron con nosotros, y estaba con ella cuando la hirieron. Y tu eres?

Muralla Kaiu. Hora de la Luna.

El Cangrejo sigue con su mirada de suspicacia. Aún con todo te contesta de mala gana.

-Mi nombre es Hida Kigaru y soy amigo de Kuni Sayuri y de su hermano. Acabo de llegar de las Tierras Sombrías.

-Bienvenido a casa entonces. +respondo tranquilamente. El nombre no me suena, pero no es importante realmente, si es un amigo de la muchacha esta bien. La miro apreciativamente... No soy medico, pero uno en esto ha visto bastantes heridas. El golpe del trasgo, aunque aprovecho la guardia caida de la joven, no pudo ser tan fuerte... esas criaturitas son basura. Debio estar algo machucada de antes, como yo... Y se mantuvo luchando aun asi. Sonrrio ligeramente, aprobandola. Luego miro al hombre.
-Kigaru-san, si estas cuando despierte, dile que lo hizo bien. Hablare con ella despues. Sayonara.
Con un gesto de la cabeza me despido, regresando despacio a mi lugar de reposo. Pensando en descanso, eso me hace acordar que estoy perdiendo el franco por esto. No parece que pueda ir con las chicas hoy... Que mala suerte!

Mis ojos se abrieron lentamente. Para mi era como si hubiese sucedido un parpadéo entre la última vez que había despertado en el catre y este momento, pero la situación me hizo saber que había pasado algo más de tiempo.

Kigaru aun seguía allí, pero junto a él se encontraba Daichi. Hablaban de mi, oí, pues mencionaban mi nombre, aunque el sonido me llegó vagamente hasta escuchar la despedida de Daichi.

¿Que ha sucedido? Conseguí decir en una quebrada y débil voz.

-Lo de siempre, una visita de nuestros "amigables" vecinos de las Tierras Sombrías, Sayuri. Después charlamos. Descansa... Kigaru-san te cuidara.
Responde a la muchacha con tono alegre. Es bueno, si puede recobrarse pronto, antes podran... quien sabe. Lo deja para pensarlo luego... Seguidamente retoma su camino, regresándose a la cama...