Partida Rol por web

Karmarac casi que lo cortó – Bajad la voz, de eso se trata, de no llamar la atención de nadie, no queremos saqueadores de templos. Cualquiera que quiera arriesgarse a encontrar alguna reliquia o la ilusión de algún tesoro perdido son motivos más que suficientes.

Ahora tocó responder al enano – Lo que sabemos es como si se hubiese esfumado, desde los escritos de mis ancestros no se ha vuelto a saber nada más – La última de las preguntas de Angainor podía darse respondida también con todo lo que se había dicho.

- Bueno qué ¿Estáis interesados? Si es así rubricaremos nuestro acuerdo con una ronda de cerveza que pagaremos nosotros.

Miro a mis compañeros esperando que estén interesados, algo de emoción y una oportunidad de hacer dinero nunca vienen mal...y tengo la curiosidad de entrar en un templo y contemplar las riquezas que pueda albergar.

- Por mi parte, me apunto siempre y cuando mis compañeros piensen lo mismo ya que o vamos todos o ninguno...

Rasco mi barba ante las palabras de los hombres y me doy por conforme con lo dicho. Verdad es que este lugar, fuera del poblado, ha demostrado ser suficientemente hostil como para necesitar llevar encima uno un filo o tener a alguien que pueda protegerle las espaldas.

Escucho al compañero hobbit y asiento a sus palabras. "- Jamás podría negarme si con tal tinta sellaremos esto- comento con una risa-. Pulgar arriba para mí también, ¿qué dicen ustedes?- agrego mirando a nuestros compañeros".

Asiento con ánimo, y me uno a la aprobación ya expresada:

-Contad también conmigo. Es una empresa que llama mi atención, y además es una nueva oportunidad de compartir camino con mis amigos, así que sin dudarlo.. ¡acepto!

No sabemos lo que nos aguarda, y a veces el destino se sella con decisiones como la mía, pero.. que los dioses nos acompañen y estén a nuestro favor, y todo saldrá bien.

-¿Qué puedo decir yo si mis compañeros ya ha tomado la decisión? dijo Eadar con una sonrisa en el rostro contento de poder de nuevo disfrutar de la compañía de aquellos locos.

-Entonces, aceptamos, caballeros. Los ojos de Eadar se movieron de uno a otro de sus compañeros recordando los últimos sucesos vividos para finalmente acabar observando a Manari y Karmarac asintiendo a su ofrecimiento.

Dicho y hecho, el grupo aceptó el nuevo encargo de Manari y Karmarac y se rubricó con otra pinta de cerveza negra especiada. Beber con alguien estrecha lazos y acerca posiciones, al menos bebiendo con moderación. La noche acabó felizmente.

Quedasteis en que os darían un día por si necesitabas conseguir pertrechos para la misión y para al otro sería el día de partida y os entregarían la primera parte del oro, según lo acordado. La partida sería desde esta misma posada y a la hora de la salida del sol, para poder aprovechar bien la luz diurna.

Hablo con mis compañeros y les sugiero ir a comprar pertrechos para el desierto, aunque claro yo sólo sé de ese entorno lo que he leído en las bibliotecas de La Comarca (y tampoco es un tema muy conocido ya que la pasión hobbit es la Cocina y el Cultivo de Hierba para pipa).

- Supongo que habrá viento así que nos vendría bien pañuelos para taparnos la cara y la cabeza...y algún odre para llevar agua y evitar la terrible sed que aunque esté a solo un par de días puede que pasemos allí bastante más tiempo...

Eadar asintió a las palabras del mediano. 

-No sé si disponemos de dinero suficiente para comprar algún animal de carga que nos permita llevar los víveres suficiente para no perecer en el desierto. Yo llevaría al menos víveres para ida y vuelta y seguramente el doble, por si no nos fuese sencillo encontrar el lugar. Girándose hacia sus compañeros indicó:

-¿nos comentaron a cuantos días de aquí estimaban la ubicación del templo? Preguntó intentando hacer memoria.

Las noches en los desiertos son bastante frías. al menos eso oí decir a mi padre alguna vez. Quizá sería bueno pertrecharnos con algo de abrigo. 

-Eso he oído también yo, el frío de las noches. Lo de algún animal de carga no me parece mala idea. agua hemos de llevar sin duda, y la precaución por las tormentas de arena y el sol nos será útil.. Cuentan que el desierto es un mal amigo de los descuidados. Llevemos armas, también, y quizás no vendría mal algún tipo de tienda de campaña. Si las tormentas del desierto y el sol son tan terribles como he oído, quizás necesitemos refugio, aunque sea liviano.

Era la primera vez que me adentraría en un desierto, pero conocía historias de gente que pereció en ellos, perdidos o por culpa del sol o la sed.. Toda precaución sería poca.

Si el movernos por el bosque con la protección de los árboles ante el clima nos resultó difícil, andar por el desierto sería seguramente peor. Escucho lo que dicen mis compañeros y asiento a lo que dicen.

"- Lo poco que sé del desierto me viene de lo que me comentó mi padre cuando comerciaba... refugio, agua y comida, como bien dicen, son de los mejores amigos con los que podemos contar. Él también me hablaba del peligro de los vientos y tormentas... para eso solía llevar cencerros en los animales o agarrarse a una soga entre los integrantes de la caravana para evitar que alguno se perdiese. Esperemos no tener que vérnosla con tal complejidad en el camino... en cualquier caso contamos con sogas para ayudarnos- comento a los demás-. Lo otro sería buscar algún ungüento refrescante en caso que el calor haga mella sobre nuestros cuerpos".

El otoño parecía que no quería llegar a este lugar, pues teníais la impresión de que aquí siempre se vivía en verano, al menos para lo que estabais acostumbrados.

Tras conseguir ciertos pertrechos, entre ellos lo más considerable se trataba de un camello que os pudiese facilitar el transporte de víveres a través del desierto. Una compra cara, pero sin duda útil y que una vez finalizada la misión podrías intentar volverlo a vender para recuperar parte del dinero invertido en él. Su característica más importante su capacidad para resistir varios días sin beber y su adaptación a moverse a través de las dudas.

Luego también tanto Lorgan como Angainor, fueron a visitar a su pequeña mascota felina y a seguir abonando a un chaval del pueblo por su manutención.

Pero llegó un nuevo día de inicio de aventura, estas mañana tenían un sabor especial, y no por el olor a especias que había en el aire, sino a los nervios naturales y de emoción por emprender algo nuevo. Tan vez vuestra última misión en tierras tan al sur. Sentíais la llamada del norte y comenzabais a tener deseos de regresar.

El punto de encuentro fue a la puerta de la posaba, justo a la salida del sol. Vuestros patrones, Marari y Karmarac ya os esperaban con la mochila cargada. El primero lucía un bonito alfanje de acero en su cinto, y el segundo en su mano portaba un cayado de madera oscura de roble.

Pestañeo de a poco y recibo el nuevo día, un nuevo amanecer, agradecido por la luz que toca mi rostro y por una aventura que se avecina. Lavo mi cara y enjuago un poco mi cuerpo, pues mejor será estar cómodo para partir a las tierras de la arena. Quién sabe cuánto tardaremos en regresar y qué tan indómito será el lugar que nos espera.

Aprovecho para comer unos pocos frutos secos y beber unos sorbos de agua. No mucho, para evitar que la comida y el calor me afecten en el camino. Preparo mis pertrechos y espero a los demás para ir al encuentro de los hombres.

Listos todos y llegados a la puerta de la posada, saludo a Marari y Karmarac que nos esperan. "- Buena sea la mañana, señores. Nos hemos hecho de algunas cosas- digo señalando al camello y lo que lleva- para que sea cómodo nuestro recorrido- miro a mis compañeros un segundo y nuevamente a los hombres-. Creo que está todo listo para partir, no sé qué opinan los demás".

Por fin había llegado el momento de partir. El grupo se acercó al punto de encuentro en que habían quedado con la pareja para emprender una nueva aventura. Al llegar al lugar, Marari y Karmarac ya estaban esperándoles. El montaraz les saludó:

-Buenos días. Estamos listos para partir. Creemos que traemos todo lo necesario para esta nueva expedición.

Me levanto con energía con ganas de empezar el viaje. Saludo a mis compañeros antes de salir a comprar algunas cosas en las tiendas de los alrededores, busco a un buen armero y me consigo una daga mejor que la mía y también una honda que me ayude en esta misión. Además aprovecho mi viaje al mercado para realizar algunas compras para tener todo el material listo para la aventura. Luego me junto con el resto de ellos para disfrutar de un segundo o tercer desayuno y cerrar algunas cuestiones...el no conocer la zona me inquieta ya que no sabemos en qué nos vamos a ver inmiscuidos.

- Buenos días compañeros...¿qué tal habéis descansado?

La mañana irrumpe en mi cuarto trayéndome a la mente nuestra nueva aventura. No había minutos para tardar. En lo más brevemente posible me pertreché con mis cosas, y bajé a encontrarme con mis amigos, encontrándolos también animados y deseosos de comenzar.

-Buenos días tengáis también todos, ¡y que los dioses nos acompañen en esta nueva campaña! He descansado bien, Mut, gracias.. ¿Buena bestia nos acompaña! -digo, mirando al camello-. Creo que, si no nos falta nada, hemos de encontrarnos con los de la taberna, para partir. Mejor no demorarnos.

Una vez ya todos en el punto de reunión sólo quedaba comenzar a dar los primeros pasos. Y estos os condujeron hacia la puerta este de la ciudad. Ya conocida ya que fue por la que salisteis en la primera de las aventuras, a aquella que ya parecía tan lejana de la senda del herborista.

Merecía la pena no demorar más la salida y así poder aprovechar el día, para poder avanzar lo máximo antes de la caída de la noche. El camello os acompañó ya cargado sobretodo con agua y alguna cosa más que ya no os cabía encima. El sol por el momento molestaba un poco ya que se levantaba justo por la dirección a la que os dirigís.

¿Sería por fin un viaje tranquilo? Por lo que decían las gentes de aquí eso era una cosa no muy probable.

Manari y Karmarac iban en cabeza, por el momento siguiendo el recorrido del camino del este.

De nuevo se ponían en camino. Atravesaron la puerta este y Eadar recorrió con la mirada la misma, recordando su primera aventura en aquel lugar. Volvió la vista hacia el infinito desierto y decidido se puso el pañuelo sobre el cuello y preparó su equipo, dejando a mano el arco y carcaj. Aseguró las cinchas del camello para estar tranquilo que no perderían nada por el camino. Observó el sol y se preparó para lo que esta nueva aventura tenía preparado para ellos.

Camino a unos pasos de los dos hombres que guían al grupo, me mantengo atento observando el entorno ya que el camino aunque conocido en este parte del recurrido siempre es peligroso...por lo menos en estas latitudes. En La Comarca puedes ir a cualquier cuaderna que si vas por el camino lo más peligroso que puedas encontrarte es una cabra enfurecida por alguna broma hobbit.

Aunque los pasos me llevan hacia adelante, miro por un instante hacia atrás, a la ciudad que dejamos a nuestras espaldas. No disfrutamos más que brevemente de ella, pero representa sin duda una seguridad y una calma que nuestras aventuras a veces nos hacen anhelar. Me pregunto si volveremos a verla todos.. Seguro que sí, pienso con una optimista sonrisa, y retomo mi paso tras mis amigos.

Comienza el nuevo viaje. Comienza la aventura.

Dejamos nuevamente Bozisha-Dar para emprender la marcha por el desierto. Caminamos un paso tras otro y al ver a Eadar emplear el pañuelo para cubrirse del Sol que nos pega de frente en el camino, no puedo más que imitarle. Un enano es más bien amigo de zonas frescas y húmedas, como las hermosas cavernas de Ered Luin que hace tiempo no veo.

Miro a todos lados, preocupado por los rumores locales, a pesar que recién acabamos de comenzar la jornada, mirando constantemente hacia adelante intrigado por el camino que haremos.