Tras aguantar la respiración hasta el límite atravesando un túnel que parecía interminable, llegáis a una pequeña laguna subterránea de agua muy fría. Os sentís desorientados, pero con paciencia no os cuesta llegar a la orilla, donde reponéis fuerzas y expulsáis el agua que habéis tragado. La oscuridad es total y vuestra intuición os previene de lo que os deparan las tinieblas. Debéis tener máxima cautela ahora que habéis llegado tan lejos, los enfermos os necesitan, no podéis fracasar.
Tenéis derecho a una tirada de Alerta.
La travesía al interior del pozo no fue problemática y ahora nos encontramos mojados y a obscuras, pero juntos, y dispuestos a seguir con nuestra misión. Me mantengo en silencio e intento ubicarme en aquella penumbra, pero el frío en el cuerpo nubla mis sentidos y no puedo percibir nada más que a mis compañeros.
Motivo: Alerta
Tirada: 1d6
Dificultad: 2-
Resultado: 5 (Fracaso) [5]
Estaba exhausto tras el buceo. Estaba empapado y el frío me calaba hasta los huesos. Mis compañeros compartían la misma suerte. Estaba oscuro y tuve que guiarme por mis oídos.
Motivo: Alerta
Tirada: 1d6
Dificultad: 2-
Resultado: 6 (Fracaso) [6]
Dasig salió a la laguna el último. Al encontrar esta oscuridad tan absoluta, está tentado de invocar la luz de los dioses, pero sospecha que eso puede ser más peligroso que moverse en la oscuridad, así que agudiza sus otros sentidos, como tantas veces entrenó en su abadía.
Motivo: Alerta
Tirada: 1d6
Dificultad: 4-
Resultado: 3 (Exito) [3]
Escuchas levemente algo similar al jadeo de un perro rabioso, quizá haya más de uno por la variación de tono. Sea lo que sea, no parece haberos detectado, de momento. La fuente del sonido no se encuentra demasiado lejos.
Motivo: Revisar
Tirada: 1d6
Dificultad: 3+
Resultado: 4 (Exito) [4]
Me costó llegar, pero cuando lo hice, solté una montón de agua que quería inundar mis pulmones. Aspiré con fuerza para coger aire y me quedé un rato tirado en la fría piedra, con los ojos cerrados y perjurando por todo. Al alzar por fin la vista, vi a mis compañeros investigando el lugar, que era oscuro como boca de lobo.
Motivo: Alerta
Tirada: 1d6
Dificultad: 2-
Resultado: 4 (Fracaso) [4]
- ¿Estáis todos bien? ¡Qué alivio! Pensé que no lo contaba.
Me dejé caer en el suelo y me tumbé cogiendo aliento. La piedra era dura y fría pero estaba tan cansado que no me importó.
- Tengo una antorcha pero está empapada y no creo que prenda. ¿Veis algo? ¿Algún punto de luz al que dirigirnos?
Los enanos estamos acostumbrados a la vida en penumbra de las minas pero aquel lugar inhóspito y oscuro me ponía los pelos de punta. Echaba de menos el calor de una chimenea de taberna, bebiendo cerveza tranquilamente. Pero habíamos sufrido mucho para llegar tan lejos y debíamos ser fuertes para continuar.
Me puse en pie y me quedé mirando los alrededores, lo que pudiera ver o sentir. La voz del enano tronaba por la cavidad, sacando ecos mientras se perdía en lontananza.
-"Yo no tengo memorizado el conjuro de luz, así que no contéis con mi magia." Dije tosiendo un poco.
—¿Qué hacemos compañía? —hago varias preguntas a los demás—, ¿descanzamos un poco más?¿En qué dirección continuamos? Yo no alcanzo a percibir nada así que no creo poder tomar una decisión por el momento.
Dasig susurró a sus compañeros:
- Shhhhh, no estamos solos... Oigo algún tipo de bestia no muy lejos... Puedo invocar Luz o encender unas velas que llevo, pero en el momento que lo haga, nos verán sin duda. Tendremos que actuar muy rápido y disponernos a caer sobre esas bestias. Sea lo que sea que hay aquí abajo, no serán seres amistosos.
¿Qué preferís, velas o hechizo de luz (pero me quedo sin curación)?
Me puse tenso y apreté tan fuerte la lanza que los nudillos se pusieron blancos. ¿Qué tipo de bestias vivirían en semejante lugar? Tenía miedo pero permanecer a oscuras era más aterrador aún.
- Enciende las velas y ahorra energías. - dije con la voz tan baja que apenas me escuchaba a mí mismo.
Me preparé y recé a los dioses para que no hubieran muchas criaturas.
No he dicho nada todavía porque me encuentro a la espera de que actuéis.
Saco de mi pequeña mochila la yesca y el pedernal, además de varias velas. Todo empapado, claro, como no podía ser de otra manera. Intento encender una de ellas, tarde el tiempo que tarde. A mi alrededor, mis compañeros parecen andar cerca.
Barrik con mucha paciencia trata de secar una de las velas y encenderla. El ruido insistente que provoca el uso del pedernal hace que vuestra presencia no pase inadvertida. De pronto se oye un grito bestial, que es acompañado por muchos otros. Hay una multitud que brama como poseída y se la oye acudir a toda prisa hasta donde estáis. La vela prende tímidamente, su pobre luz apenas os permite contemplar los detalles que os rodean.
Tirada oculta
Motivo: Número de enemigos
Tirada: 4d4
Resultado: 9 [2, 2, 2, 3]
Lay se prepara dejando su lanza a un lado y con du arco en ristre
-caballeros, tenemos compañía.....al terminar pido las garras, colmillos y accesorios
Que tiro para estar atento y tirar?
- ¡Maldición! Debí quedarme en la taberna bebiendo cerveza. - me quejé con amargura. Los dioses no habían atendido mis plegarias. Los gritos retumbaban en las paredes de la caverna, debían de ser muchos. ¿Qué sería de nosotros?¿Íbamos a morir y pudrirnos en aquel maldito lugar? La vela apenas iluminaba unos metros. ¿Cómo íbamos a luchar contra un enemigo al que no vemos? Agarré la lanza y me preparé para lo que pudiera pasar.
Iba a apagar la vela y decirle al grupo que se tumbara en el suelo y no hicieran ruido. Pero volveríamos a estar en la misma situación que antes.
- ¡Hay que evitar que nos rodeen!
Si la sala tiene una entrada donde podamos hacer tapón, pues la señalo y nos dirigimos ahí. Si en realidad ya están sobre nosotros, pues la idea es formar un círculo, o protegernos las espaldas contra una pared.
Las criaturas se acercaban, pero prefería ver lo que tenía alrededor que morir a oscuras. El enano parecía no ver, cuando siempre había creído que veían en la oscuridad. Después de encender la primera vela, fui a por la segunda y a por una tercera. Necesitábamos luz, bastante luz, si iba a haber un combate. Así sabríamos su número y por dónde venían. Además, si eran criaturas de la oscuridad, quizás la luz hiriera sus ojos y salieran huyendo.