Partida Rol por web

- No tieness porque ssaber porque lo quiere la Ley, ssolo lo que quiere...declaró el hombre, abriendo la compuerta para que Nathaniel entrase en el conducto tras entregar el paquete. La ranchera ya se largaba calle abajo, perdiéndose en las cuasi desiertas calles de Nueva York. - Pero tu ssituación no ess buena, Sscott...admitió el hombre, cerrando la puerta como una señal ominosa del funesto destino que esperaba al pobre hombre...

- Esstoy aquí para matarte. acabó con tranquilidad, bloqueando cuan grande era la única salida que Nath tenía. Oh, joder... Pero puedo ofrecerte algo. Y quiero que sseass ssincero. Trabajar para la Ley ess mucho máss dessagradable que la muerte. Muchass vecess lo ess, créeme. Su voz, incluso apagada tras la mascara, sonaba sincera y melancólica. ¿Quieress intentar demosstrarme ssi eress válido realmente, o prefieress que acabe ya con esto?

¿que es lo que espero? La vida es así. Es un suceso que viene a recordar lo cruel y frio que es estar vivo... A veces la realidad nos golpea fuerte, y zarandeándonos de forma ridícula algunos nos damos cuenta de lo nihilista y absurdo que al fin y al cabo es todo. Estaríamos mejor todos muertos. Estoy hasta los cojones de la vida... pero aun así, solo por el hecho de estar vivo... solo por que soy una insignificante entidad compuesta de carne y voluntad... solo por eso ya no necesito ninguna razón lógica para querer vivir. Mi patético instinto natural me hace aferrarme a la vida por muy horrible e infecta que sea mi existencia. Tengo miedo. Miedo a morir. A desaparecer. A no dejar huella en el mundo. Y aún sabiendo que los muertos no sienten nada, ahora estoy vivo, y puedo asegurar que me angustia la idea de morir. Y por muy irracional que sea, tengo miedo a morir sin haber vivido suficiente. Sin haberme comido el mundo. Sin haber cumplido mis sueños. ¿Que hay mas triste que un poderoso sueño, de un simple humano... ... ... ... del humano... vulnerable y pusilánime, muriendo a la vez que muerde el polvo su recipiente agotado?¿Acaso los sueños no deberían sobrevivir a nuestros cuerpos perecederos?¿no deberían ... dibujarse en el firmamento?¿Acaso los sueños no deberían poder salir volando... como dragones hacia el infinito azul... en vez de  hundirse en la arena esperando a terminar de ser tragados por la marea? ..... ..... ......

N-No quiero morir... no hoy... no aquí...

¿Por ahí iba a ir su vida a partir de ahora? ...rencor... algo hervía dentro de Nathan... no era rabia... no sabía muy bien lo que era... miedo? impotencia? ¿quizá un mal presagio? 

Intentaré lo que sea.... pruebame...

El hombre se quedó unos segundos en silencio. Parecía meditar la respuesta a Nathaniel, o má bien su sinceridad. Por supuesto que quería vivir. Todo el mundo. Pero la voluntad era algo determinante, no solo el miedo, y Nat no tenía muchos más motivos que el simple terror para aferrarse a una vida asquerosa en un mundo de mierda, como a un simple clavo ardiendo.

Y sin embargo, allí estaba.

- Essta bien. Respondió escueto, llevándose las manos enguantadas a la máscara, que empezó a desmontar con lentitud, una lentitud odiosa que sonaba como un reloj en una sala vacía, las agujas avanzando lenta pero inexorablemente hasta un final que solo puedes retrasar poco a poco, sin evitarlo completamente.

...Pero Nat no se esperaba lo que iba a encontrar.

Tras el rostro cadavérico de cuero apareció una imagen sacada de la peor de las pesadillas. Como una leyenda urbana andante, la cara de su captor aparecía completamente cubierta de escamas, de arriba a abajo. Una boca demasiado grande para ser humana recorría su rostro, de la que salían dientes blancos y lo bastante afilados para desgarrar carne humana sin esfuerzo. Sus ojos, dorados, tenían una pupila estrechísima que observaba el rostro de incredulidad del drogadicto. En un parpadeo, Nat casi pudo apreciar el doble pestañeo del secuestrador reptil, un sonido grotesco producido por un párpado sólido pero transparente.

La poca luz que entraba por las rendijas, de espaldas a su captor, ponía en un relieve siniestro cada áspera alteración en su cara. Un puto monstruo. Un puto monstruo sacado de un delirio y...

Era eso. Joder. Llevaba mucho tiempo sin meterse nada en serio. La dosis del otro día no era suficiente con todo lo que estaba pasando. ¿Cuanto tiempo llevaba ahí? Otro escalofrío de sudor frío le recorrió, aunque esta vez sin necesidad de brisa.

Puto mono. Un hombre cocodrilo. ¡JAJAJA!

No. No podía creerselo. No podía creerse su propia mentira. Estaba intentando engañarse. Esa cosa era real, tan real como que estaban en un conducto de ventilación. No era fruto de su síndrome de abstinencia. No era un delirio por fiebres ni terror. Era la cruda realidad, mucho peor que la imaginación más macabra.

Y Nathaniel, ahora, esta bien jodido.

Ante aquella aterradora visión, quedé estupefacto... Caí de espaldas lastimándome los miembros ya entumecidos. Estaba en una especie de shock. No pensaba con claridad, ni siquiera era capaz de pensar en posibles explicaciones coherentes. Abrí la boca intentando decir algo... pero no sabía el qué... ni siquiera era capaz de articular sonido alguno...

¿Es esto una pesadilla?

...

¿Que está ocurriendo?

...

¿Voy a morir?

...

¿Quien soy?

...

¿Como es mi mundo?

...

tartamudeando horrores, conseguí decir algo... 

¿q...?¿que...?¿que es todo esto?

Ya no importaba nada. Ya nada más cabía en mi mente... Ni mi trabajo... ni mis amigos... ni la carcel... ni el mono... ni nada, ni nadie. Ya no existía nada, nada mas allá que aquel tunel, y aquel viperino rostro inhumano... dientes, ojos, escamas....

- Essto es la Verdad, Sscott. El hombre alzó los brazos, como un director de orquesta a punto de iniciar con vehemencia la parte más emotiva de la canción. Su boca apenas se abría al hablar, dejando ver una lengua estrecha y partida, cuyos extremos golpeaban sus labios de manera frenética. Y ahora formass parte de ella. Felicidadesss. añadió, con algo de ironía, bajando las manos y avanzando lentamente hacía él. Algo en su actitud lo hacía tremendamente amenazador, mucho más que antes: quizás y sencillamente, el hecho de estar recubierto de escamas y ser un predador nato.

Tras varias horas, se apartó del ordenador. Tenía los ojos secos y llorosos, pero eso importaba una mierda. Importaba una mierda cuando había conseguido averiguar donde sería la siguiente desaparición.

Y es que con toda la puntillosa información que Black en le había dado en la cabeza de Thoma se comenzó a dibujar una imagen perfectamente definida. Con rapidez sacó esas viejas chinchetas de colores y se dedicó a apuñalar el mapa de la ciudad que colgaba en su corcho, amarillento después de tantos años de servicio...y tantos años muerto de asco.  A la mitad de la lista, con una práctica espiral de colores claveteada, ya sabía por donde iba a poner el siguiente, incluso en las pocas zonas de la ciudad que el viejo policía no conocía. Casi culpándose por no haberse dado cuenta de todo eso antes, buscaba con precisión el siguiente punto como un niño uniéndolos en busca del animalito de turno en la hoja de pasatiempos del periódico. Solo que hacía décadas que Thomas había dejado atrás la niñez, en tiempos mejores donde ser niño implicaba jugar con los mecano y no con blackberries. 

Con las fechas, nombre adicionales y lugares de desaparición tan marcados como los había dejado Black, era fácil encontrar un patrón. Labor de retrasados: nada que Thomas no hubiese hecho ya. Pero eran las desapariciones que faltaban las que acabaron de rellenar su bosquejo, con unas formas tan reveladoras que el policía casi se vio sorprendido por el asco. Casi.

Fuese quién fuese el que estaba haciendo eso, lo hacía con una precisión metódica. Las primeras desapariciones se concentraban en la zona más pobre de Nueva york, pero había ido avanzando poco a poco, en un baile de barrios aparentemente caótico. Aparentemente. Thomas había visto eso antes. Hace muchos muchos años, allá cuando diseccionaba ranas en el instituto. Le sorprendió recordar aquello, especialmente cuando la imagen estaba distorsionada por la falta de precisión en los datos. 

La espiral aúrea: una de las presentaciones del número aúreo. La divina proporción. Un puto tarado seleccionaba a la gente en base a la representación de la perfección en la naturaleza. Ya no eran solo barrios. Con aquella imagen Jackson solo tuvo que recolocar ligeramente las chinchetas para centrarlas en una única calle, una manzana si se quería curar en salud. 

La frecuencia, cada dos semanas perfectas, por la noche. Pero la noche era muy larga, y fijándose bien en las horas, se podía también concretar un poco más: entre las 21:00 y las 00:00. Horas donde hay gente en la calle, pero no demasiada.

Sabía donde iba a golpear el asesino. Sabía cuando iba a hacerlo.

Mañana, en el Lúmiere. 

Entonces...¿Por que coño había desaparecido la hija del periódico ayer? Estaba claro que la puta precisión enfermiza del plan no permitía unas salidas de tono como esas. Linda Charlmers. Otro misterio sin resolver: una desaparición que nada tenía que ver con las suyas, por brillante que fuese. 

Thomas no pudo evitar sonreír. Una sonrisa torcida, cargada de una amarga victoria. ¿Otra serie de desapariciones, quizás? ¿Venganza personal? Había mucha mierda en Nueva York...y ahora era toda suya.

Mi rostro revelaba claramente mi miedo, mi actitud de reticencia hacia "lo sobrenatural" de aquel tipo...

Era un... reptil. Aquel tipo era un reptil. Pero ¿como? ¿Acaso había más como él? ... Por supuesto... no puede ser un caso aislado, al que casualmente me haya encontrado yo. 

Pero había que mantener la mente fría si quería tener oportunidad de sobrevivir. Había que vencer al pánico. Ante mi, había alguien pidiéndome una misión a cambio de no matarme ahora mismo. Eso lo entendía perfectamente. Si. Algo que podía entender. Lo primero es salir vivo. Si salgo vivo ya tendré oportunidad de saciar mis dudas.

La ley... Hombres reptil... ¿Que va a ser lo siguiente? La humanidad vive tan engañada? ¿Como podemos estar tan ciegos? Era sobrecogedor aventurar tu imaginación en todo lo que podíamos estar ignorando de la realidad...

Porfavor... calmate Nathan... estúpido, solo es un hombre lagarto... (y asesino)... Pero no te va a asesinar!!! ahora vas a dejar de temblar... tienes que hablar con él. Lo que vas a hacer es pedirle la misión... te la dirá y no morirás. Levantate!

... ... n-no conozco tu nombre... ¿Como te puedo llamar?

Mi mirada se dirigió por un momento al suelo del tunel. Una sonrisa se dibujó en mi rostro poco a poco y finalmente me levanté sacudiendo la suciedad de mi ropa. Conque si que hay cocodrilos en las alcantarillas, eh... jajaja Eso es lo que pensaba en ese momento. A veces el sarcasmo era el único modo de liberación. Pero aun con todo, no me hubiera atrevido a decir en alto nada que pudiera ofender lo más mínimo al reptiliano. La verdad es que a pesar de mi temple, todavía estaba temblando. Aquello era demasiado impactante a la par que intimidante. Je... Bueno, nadie es perfecto.

Bien... estoy espectante. ¿Cual será mi misión?

- Benjamin. respondió, algo sorprendido porque aquella fuese la primera pregunta de Nathaniel tras recuperar un poco la compostura. Nada de ¿porque yo? ¿De donde demonios has salido? Desde luego no era lo normal, si es que hay algo normal en el hecho de que te secuestre un hombre cocodrilo gigante.

- Vass a tener que vigilar a alguien, Sscott.- De un bolsillo del pantalón sacó una foto, arrugada y algo sucia por el reverso. Sin embargo se identificaba perfectamente al personaje: Ronald Charlmers, director de uno de los periódicos de Nueva York. Disscreto. Ssin atacar. puntualizó. Ssolo quiero ssaber que hace en ssu día a día...pero lo quiero ssaber todo.

- Puedess dormir aquí. Señaló los conductos, como si aquello fuese la casa más cómoda del mundo. Y además, fuese su casa. Tu hogar essta desscartado...Ya no eress Nathaniel Scott. No tieness identidad. Assí que procura no llamar la atención de lass autoridadess...

¿Vigilar a Ronald Charmlers?? Y a pelo???

Joder, aquello no me iba a resultar facil. Pero no tenía más cojones que intentarlo para salvar la vida.

No tengo ningún tipo de conocimiento sobre espionaje. Ni equipo para escuchar conversaciones, ni nada...

A ver si lo he entendido... Quieres que le siga desde primera hora del día, que me entere de todo lo que hace: Llamadas telefónicas, donde ha estado y cuanto tiempo ha estado... conversaciones... Pero ¿cómo todo todo?

- No necessito ssaber ssuss converssacioness exactas, ssolo de que han verssado. Benjamin asintió con lentitud. Ssuss futuross movimientoss. Sse bien de la complejidad de lo que te pido, pero tu comportamiento exige una penitencia a la altura. Tieness que demosstrarme que eress lo ssuficientemente bueno para que merezca la pena olvidar tus erroress. Gánate mi confianza con dedicación y essfuerzo y te iré ayudando...

Al parecer, Benjamín si tenía aparatos de espionaje o algo parecido, pero la prueba era más para que Nathaniel le demostrara su valía que para conseguir algo en claro. Eso, o el puñetero hombre cocodrilo sencillamente estaba como una puta regadera.

Finalmente cogí la foto y me la guardé. No pude evitar imaginarme unas garras monstruosas bajo la tela de aquellos guantes.

...lo haré... ... ...

La verdad lo que me mandaba Benjamin era una locura. ¿Que cojones iba a hacer?¿Entrar a su despacho a preguntarle que es lo que hacía*???¿Acribillar a preguntas a los de alrededor? Ya pensaría en ello a primera hora...

Bénjamin... Tienes mi cartera? ......... No puedo moverme por las calles con esta ropa sucia y sin llamar la atención. Además tendré que comer algo... Necesito mi dinero...

Aunque la necesidad de su cartera era lógica y vital para su cometido, subconscientemente la mente de Scott estaba pensando en otra cosa dentro de ella....

- Tengo algo mejor. Las manos de su captor se movieron como cuchillos despedazadores en la imaginación de Nat, rebuscando en su macuto hasta tirar al hombre de la inmobiliaria un fajo de ropa...y un fajo de billetes. La ropa en realidad no era nada dle otro mundo y seguramente quedase algo grande a Nathaniel...pero aún más grande le quedaba el fajo. Otro dinero. admitió, divertido al ver la cara de Nat. El hombre cocodrilo seguramente hubiera visto la droga de Nat, o quizás solo le hacía gracia la sorpresa al ver a un medio reptil que vive en un conducto de ventilación con esa exagerada cantidad de dinero. Gasstalo bien.

Desde que se había quitado la máscara las ordenes y comentarios de Benjamín sonaban con ese tono que tienen las bromas internas que nadie más entiende. Y el cocodrilo debía de tener una por escama, porque que se le llevaran los demonios a Nat si entendía algo de lo que allí pasaba...

- Te veo aquí cada noche. Ssal pronto y vuelve tarde. Su voz había vuelto al tono marcial de sus primeras ordenes, aunque algo paternal, como un padre enseñando a cazar a su hijo. O a su cría. O lo que demonios fuera.  No queremoss que nadie ssosspeche. Me daráss tu informe y me traeráss cena antess de acosstarnoss, y veremoss como proceder. Sseráss miss ojoss allá fuera.  

- De momento y por hoy...de su macuto sacó un par de sandwiches sellados al vacío, y lanzó uno a Nat. Noss conformaremoss con essto.

Otro taxi le llevó hasta la casa de su jefe. El viaje se hizo largo y el abogado a punto estuvo de acusar al taxista de hacerle dar vueltas por la ciudad solo para aumentar la tarifa, pero pronto se dio cuenta de que su jefe era de los pocos acomodados que seguí viviendo en los suburbios de la ciudad.

Aunque vaya suburbios.

Las casas estaban entre el chalet unifamiliar y la mansión colonial. Algunas con unos jardines que ocupaban casi lo que su manzana, una serie de urbanizaciones con edificios totalmente personalizados se alzaba en uno de los barrios más influyentes de Nueva York. Bradley sabía que Lew Ashby, una de las estrellas del rock inmortales del momento vivía allí, junto con jugadores de baloncesto y actores varios.

Una asistenta latinoamericana (que más tarde averiguaría que se llamaba Dolores) le abrió la puerta con signos de haber estado llorando largo y tendido, vestida en su uniforme y con una fisionomía tan esterotipica que apunto estuvo de ponerse a hablar en chicano.

Aaaay, la señorita desapareciooooo. ¡Traigala de nuevo a la hasienda, Senior Eduardo Juán José Galán!

El día de Thomas empezó pronto. El día anterior había acabado dormido al lado de los dossieres en su casa y aún tenía pendiente una buena lista de cosas para evitar una tragedia. Y sólo dependía de él, cosa que se disponía a cambiar, que ya no tenía edad para andar haciéndose el héroe por las calles de Nueva York. Así que tocaba llamar a Rick

-Rick-dijo en cuanto cogió el teléfono, sin saludar-No tengo mucho tiempo para andarme con rodeos, así que iré al grano. Te necesito a ti y a toda la gente de fiar que tengas y conozcas hoy en el Lumiere y alrededores.-Lo cierto era que dicho así de un tirón sonaba raro-Luego te explico.-

Al menos Thomas tuvo la decencia de no colgar y esperar su respuesta, pero ya tenía toda la información que éste necesitaba tener. Y después llamaría al agente Black...

- Bradley, me alegra verte.

De la escalera baja Charlmers, con un "traje de andar por casa" que bien dejaría en ridículo la vestimenta de muchos de sus empleados. Solo el ojo atento de Bradley podía saberlo, conocedor de que aquel traje sería de una colección de, aproximadamente , cinco años atrás.

- Dolores, lleva el equipaje del Señor Bradley a su habitación. ordenó con amable seriedad, haciendo que la sirvienta asintiese y tendiese su mano tostada hacia la maleta de Edward. Yo le enseñaré la casa.

Estaba bastante sorprendido. Aunque demasiado cansado como para seguir dandole vueltas a todos los sucesos del día. Tenía que estar despejado, con la mente muy abierta a la impactante realidad, aceptar las cosas como eran... Pero sobre todo tenía que descansar para afrontar la misión de mañana... 

Me cambié de ropa poniendo la sucia en el curvado suelo para no estar en contacto directo con el tunel. Al menos tenía ropa... zapatos, cazadora, un reloj analógico y un gran fajo de dinero. Me daba la impresión de que Bénjamin sabía perfectamente que quería la droga, pero no se la pedí. Cogí el sandwitch y lo devoré...

Mañana era el día decisivo... la había cagado hasta el fondo, y tenía una oportunidad... Cerré los ojos mentalizandome para poder despertarme pronto, aunque probablemente se despertaría  al no poder dormir en la incomodidad de la tubería...

Resguardando del invierno a mis miembros dentro de la cazadora, esperaba a quedarme dormido... El pequeño reloj emitía los únicos sonidos perceptibles, a parte del murmullo de los coches afuera... en el asfalto...

Tic tac tic tac...