Partida Rol por web

Bajo las luces de New York

New York, New York

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30/05/2013, 23:59
David Stanford [Superviviente]

Notas de juego

Petit ha dicho que tenemos un único post de reacción, así que me abstengo de postear hasta que lo haga ella o me de luz verde. Por respeto a las normas, ya sabéis. Pero vamos, que en principio podéis bien-suponer que la cara de David se relaja ligeramente al ver que no venís a decirle "te has metido donde no te llaman" o "te has tirado a mi novia". Aunque bueno, lo segundo se puede decir igual usando lo primero xD

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31/05/2013, 00:12
Isabella

Isabella se quedó apoyada en la pared, mirando a escena de los dos hombres fijamente. Había dejado de vomitar, pero su cuerpo ahora estaba sacudido por leves temblores y su mirada tenía un toque siniestro y amenazador, como el de un lobo contemplando la que podría ser su próxima presa...Las manchas oscuras que habían salpicado las perneras de sus pantalones no ayudaban, ni tampoco el olor desagradable que el aire arrastraba desde su lugar de vigilancia.

Sin embargo, no se movió. David tuvo una extraña certeza sobre lo que podía estar pasando al haber vaciado el estómago, pero la mujer no parecía dispuesta a hacer ningún movimiento, calmada como un perro de guerra que aún no ha recibido las ordenes de su amo.

Notas de juego

Podéis continuar. Era solo por si había huidas y ese tipo de cosas. Viendo que ambos bandos están dispuestos a un acercamiento pacífico, podéis continuar sin mis intervenciones con total tranquilidad hasta que os diga lo contrario.

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31/05/2013, 02:40
David Stanford [Superviviente]

David se estremeció cuando giró el cráneo y miró a Isabella. El rostro se mostraba sombrío en cuanto a pómulos, mandíbula y luz se refería. La luz de la farola a pie de acera incidía sobra David, pero no para darle una apariencia que infundiese temor, sino para reflejar esa emoción.

Edward Bradley y Ulysses Brown no debían temer a David Stanford sin haber hecho méritos para ello. En su lugar, era Isabella la que acaparaba todo el temor del dramaturgo, que tragó saliva al ver cómo se sentía aquella pequeña gran bulímica. Tenía hambre. Asumía que su capacidad de autocontrol estaba por encima de la situación, pero su vena narcisista temía que le arrancase medio cuello de un mordisco en cuanto tuviese al coche. No en vano, para bien y para mal, se sabía más deseable que sus dos interlocutores, el asustadizo hombre negro y el educado trajeado. 

Lo cual no significa que fuese mejor que ellos en líneas generales. No en vano, no era él que había estado siendo acechado, a falta de poder decir perseguido, cazado o acosado. Y tenía ante él a los responsables, uno a los que entendía.

- Dispare- dijo con un deje molesto, pero concesivo a fin de cuentas.

Estaba molesto porque su hija estaba muerta, y porque no podía hacer su trabajo de justiciero vengativo, pero concedía el crédito porque, joder, esos hombres, si lo que decían era cierto, estaban en su misma situación. Y les creía. Podía leer la sinceridad de su emociones grabada en el rostro. Por dios, el pobre hombre de color apenas podía lidiar con la carga emocional de la situación. David podía considerarse afortunado por haber vivido toda su vida entre presuntas tinieblas.

Apoyó las manos en las ventanillas, revelando unos nudillos llenos de magulladuras y heridas viejas, parcialmente disimuladas por algún tipo de almohadillado durante su concepción. Eran recientes, de una o dos noches de antigüedad. Y David era de temperamento impulsivo, pero por lo general no pasaba de las peleas de bar.

- Lo entiendo- añadió, tanto para si como para su interlocutor-. Mientras no me haga las preguntas equivocadas- miró a Isabella con cara de circunstancias-, intentaré responderles. Aunque siento decirle que probablemente- dio vueltas a la mano, recogiéndola ligeramente hacia el exterior para no invadir la intimidad de nadie, sin querer pretender que la mano en la ventanilla era quitar espacio vital, pues era mero exceso de confianza- no pueda serles tan útil como quisieran.

Joder, la próxima vez hablad con mi agente. Aunque claro, Charlie os mandaría a la mierda dados los tiempos que corren. Sea como fuere, preguntad antes de que Isabella nos devore de una forma no sexual. No quisiera terminar mis días siendo la cena de una depredadora. Aunque bien mirado... tendría su retorcida lógica.

Al parecer, pese a la veinteañera bulímica que había vomitado tras pegarse horas fuera de la ventanilla, tras seguirles en coche por media ciudad y tras haber perdido a su hija, Edward Bradley había conseguido tocar una melodía que amansase temporalmente a Stanford. Empatía por igualdad de circunstancias. Y por extensión, Ulysses, aunque este último, luchando por contener esfínteres, apenas podía inspirar, por desgracia, poco más que lástima a ojos de un narcisista misántropo como David.

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05/06/2013, 11:39
Edward Bradley

Bradley tuvo que reprimir un gesto de impresión al ver que Stanford aceptaba a la primera responder a sus preguntas. Hablamos de David Stanford, su fama le precede (aunque el abogado no siguiera especialmente su carrera) y Edward se sintió como una especie de embaucador al ver que la estrella desarrollaba algo de empatía, comprensible si se tiene en cuenta que su hija acababa de morir.

Veamos. He leído su blog, la entrada sobre su hija y quiero que sepa que lamento su pérdida. - Eso es, aproximación emocional. - Mis compañeros y yo estamos relacionados en mayor o menos medida con una persona desaparecida, y creemos que la puede tener el mismo hombre u hombres que retuvieron a su hija y al resto de personas que se mencionaban en su carta. Por eso me gustaría que compartiera cualquier dato que nos pudiera ceder sobre los secuestros, o si sospecha dónde pudo estar retenida su hija, o dónde apareció. Nuestro contacto - algo dentro de Bradley se rompió al llamar a Ned así - desapareció justo al emprender un viaje a los Grandes Lagos. ¿Le sugiere algo esta localización, en relación con lo ocurrido?

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06/06/2013, 01:26
David Stanford [Superviviente]

David Stanford compuso una sonrisa cínica e hizo un amago de negar con la cabeza, aunque se recompuso, guardándose las bravatas. No había ninguna necesidad de insultar a aquel hombre, por mucho que egoístamente le apeteciese. Había oído demasiadas veces en el día "lamento su pérdida", y le sonaba una construcción tan vacua y una muestra de hipocresía magnífica.

Y sin embargo, entendía que así lo hiciese Bradley, así que se guardó sus ascos e intentó ayudarle a su particular manera. Ningún Dios iba a agradecérselo nunca, pero confiaba en que debía hacerlo. Si hubiese nacido en el lugar de Bradley estaría haciendo exactamente lo mismo que él.

- Mi hija era grande- metafóricamente hablando, orgulloso de la niña-, y acabó en el agua. Es todo cuanto me recuerda a Grandes Lagos.

Era ligeramente críptico, pero se entendía. Si Grandes Lagos era lo que su nombre decía, era muy posible que el cadáver estuviese allí, fuese en el estómago de un caimán o flotando en la superficie. No en vano, su hija había sido encontrada en el segundo estado.

- Si ha visto las imágenes adjuntas a las entradas del blog en mi web personal habrá visto esto- tendió al hombre una nota arrugada y manoseada.

Era la misma imagen que, escaneada, estaba en la web. La caligrafía era femenina, juvenil, y destilaba un pulso nervioso y  frágil, como si el miedo la hubiese atenazado como una soga al cuello durante la concepción de las palabras en tinta.

Lo siento.

Sé que me esperabais para la cena pero ya no importa. Estoy muerta, papá. No sé cuando me encontrarán y dejo a tu criterio lo que le digas a mama. Puede que no pase nunca o que ya haya pasado y mi nota no valga de nada.

Pero tiene que valer de algo tienes que ser fuerte porque se que ella no podrá. Tienes que salvar a Alex. No se merece esto y sé que tu tampoco pero ambos teneis vivir. Y creo que os llevaríais bien. Está en una granja donde nos encerraron con mucha más gente en jaulas como animales. Una niña un hombre de traje y cara torcida y una mujer pelirroja. Solo sé que está en las afueras de la ciudad. Recuerdo un sol, hazle caso y ve de dia con fuego y herramientas.

Sé que lo harás porque en el fondo siempre has sido un buen padre.

He estado muy tiempo fuera de casa del flujo familiar. Me daba rabia que todo el mundo me señalase como la hija de David Stanford pero no por tus hechos sino porque me despojaba de toda identidad. Quise ser todo lo que tú no y ahora soy un cadáver. Por eliminación tú vas por buen camino.

Ten cuidado papá. Siempre te ha querido y siempre te querrá.

Clare, Orgullosa Stanford.

Tras leerlo, cuando Bradley se detuvo finalmente, David guardó el papel de vuelta a su cartera, en el bolsillo trasero del pantalón, de donde había salido. Tenía cara de estar enfadado y molesto sólo por tener que recordarlo, pero demonios, acababa de perder a su hija hacía un día y le estaba enseñando a un desconocido la prueba de que era real.

Una que la prensa insistía en decir que no existía, muy probablemente por incredulidad, comodidad, control o una mezcla de aquella posible trinidad. Era una noticia demasiado espeluznante como para divulgarla a la prensa. Al menos al dramaturgo le quedaba el consuelo de saber que su hija había hecho las paces con él. Que aún le quería pese a todo.

- Mi hija fue vista por última vez en público en un tugurio llamado Lúmiere. O algo así, ahora mismo no sabría decirle- apuntó con una cara de circunstancias, con ceja alzada, que indicaba que el escritor no estaba en su mejor momento cognitivo.

Conociendo su fama, era muy probable que llevase alquitrán en los pulmones, alcohol en el hígado y quizás alguna droga como paliativo espiritual. Podía tocarse la nariz con el dedo índice y andar en línea recta, pero no le pidieses que pensase demasiado en minucias.

- Estaba con el tío de la carta, Alex, una suerte de gilipollas que ahora debe de estar criando hongos en Grandes Lagos o algún lugar de por ahí- inquirió el hombre, bastante fatalista pero congruente, y era bastante probable que tuviese razón-. El caso es que yo estuve en el local ese con un tipo, Dimitri o algo así. Un ruso recién llegado a la ciudad que se dedica oficialmente al petróleo. Sus chicas me drogaron mientras me acostaba con ellas.

Ladeó el rostro, amagando una sonrisa. Técnicamente fue antes de hacerlo, pero ese detalle no importaba. Por el tono, no se dio cuenta de ese detalle hasta que fue demasiado tarde, pero parecía que le había compensado, salvo por el tema de su hija muerta, claro.

- Y eso es todo- añadió David con sencillez-. Un capullo obseso la secuestró, la encerró con los demás, dejó que escapase y escribiese la nota, la atrapó y la sangró- sí, la sangró, como a un animal de verdad.

Golpeó con suavidad los nudillos de una mano con la palma de la otra, enfatizando aquello. Era obvio que David no podía tener pruebas sólidas sobre todo aquello, o las cosas estarían desarrollándose de un modo muy distinto, pero parecía bastante convencido de lo que decía.

- Quien hizo esto era un obseso- aseguró con cara de saber reconocer la obsesión a kilómetros-, y está confiado en que no le van a atrapar. No con represalias fatales para él, al menos. Y se equivoca- añadió gruñón por lo bajo.

Ahí es donde entraba en juego Isabella. La bulímica insalvable que iba a protagonizar la némesis Terminator Cinco. Independientemente, David se pasó la mono por el rostro, soltando aire despacio. Hacer una síntesis de todo lo relevante no sólo le resultaba doliente en su fuero interno, sino extenuante y motivo de ira.

- Quizás haya algo más, pero ahora no sabría decirle- confesó en tono modesto y ajado, bajando la mirada-. Si eso es todo, suerte. Subiré al coche y seguiré haciendo el trabajo que compete teóricamente a la policía.

Aunque no sería él quien se encargase del trabajo sucio. Magnífico.

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07/06/2013, 01:57
Jack

Jack tose cuando mencionas la palabra susto y puedes atisbar una medio sonrisa.

- Creo... que todavía me quedan unos años de juventud - ironiza te mira.- Muchas preguntas... - murmura y se lleva las manos a la cabeza.

Pasan unos instantes que parecen una eternidad. Tal vez Donna se preocupe, se ha quedado esperando fuera, pero en realidad fue ella la que prefirió quedarse en el pasillo. Pensándolo bien, la charla con la joven periodista había revelado mucha información, por no había tenido demasiado valor para asimilar la perdida de un buen amigo... 

- Es un tema complicado como para hablar... - dice con debilidad en sus palabras, un gesto poco habitual en el vagabundo. Puedes notar que no está recuperado del todo...y por mucho que diga, puede que nunca lo esté- Yo... quiero explicarte... pero no me creerás. Había certeza en sus palabras, y fijo sus ojos en Kate. Una joven de provecho, lista y racionl.Pensarás... que estoy loco - murmura mirándote a los ojos. - No las recibo exactamente...- parece un poco abrumado y sin encontrar las palabras, pero con rapidez baja el tono y continua hablando. - Los muertos quieren despedirse y les ayudo. No se que dicen las cartas. Confiesa, un verdad un tanto confusa

- A veces voy al río. Volvió a comenzar cogiendo aire con lentitud por sus fosas nasales. Como poniendo orden a todo. Pero era imposible que aquella explicación tuviese la más mínima lógica, Kate estaba segura. Cartas desde la tumba venidas de un vagabundo esquizofrénico. Llevo papel y tinta y espero. A veces bebo el agua. Entonces siento que alguien escribe, pero no soy yo. Son los muertos cuya sangre lega al río. Exclamó, convencido.

Su sonrisa ya no está presente en su rostro. Es pura seriedad.

- Solo miro a quién están dirigidas y las dejo en sus buzones o busco alguien quien se las entregue. Depende del mes, pueden ser cuatro o más. Se recuesta levemente en la almohada. En realidad, es bastante facil suponer que es lo que está escrito la mayoría de las veces...

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09/06/2013, 22:22
Edward Bradley

Bradley escuchó atentamente todo lo que David Stanford tenía que decir sin interrumpirle y tratando de que su rostro no mostrara la más mínima reacción, pero el relato en detalle de cómo había sido asesinada su hija hizo que la mente del abogado le jugara una muy mala pasada. ¿Estarían Ned o Lynda en una situación similar? Sólo pensarlo hizo que Edward palideciera ligeramente, y eso no era decir poco.

Del relato de Stanford poco pudo sacar el abogado en claro. Se centró en memorizar algunos datos de manera especial para posteriormente anotarlos en uno de sus móviles (no iba a hacerlo delante de David a riesgo de ofenderle). Cuando la celebrity acabó de contar su historia, Edward no vio motivos para retener durante más tiempo a la estrella.

Muchas gracias por la información. Le dejaremos que siga con sus asuntos, y esté tranquilo, no volveremos a seguirle, ¿verdad? - finalizó dando vía libre a Stanford para irse a su gusto mientras le daba un codazo "amistoso" en el costado a Daniel.

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09/06/2013, 22:48
Isabella

La chica comenzó a moverse con las últimas palabras de Bradley, arrancando un sobresalto a Ulysses. Caminaba con la cabeza gacha, haciendo que mechones de pelo negro azabache se agolpasen sobre su rostro pálido. Llevaba los ojos cubiertos por unas gafas de sol que se había puesto en algún momento durante su recuperación, aunque a juzgar por su respiración (lenta y profunda, resollando como un instrumento oxidado y en cierta manera angustiante) la palabra recuperación en si misma no parecía demasiado bien elegida.

Se movía con un paso paradojicamente vacilante y determinado, como un borracho al que su cuerpo no quiere escuchar. Por un momento giró su cabeza hacía el grupo de Edward con un gesto que hizo que David tragase saliva, pero pronto volvió a avanzar hasta el coche del escritor.

- Vamonos a buscar a uno de esos capullos- añadió con voz ronca, antes de montarse en el coche mientras el escritor aún esperaba fuera. Necesito pillar algo de comer.

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10/06/2013, 05:12
David Stanford [Superviviente]

David se mostró conforme, dando una pequeña palmada contra la carrocería e irguiéndose en el sitio. Sacó de su pantalón trasero el paquete de tabaco y se dio fuego a uno, soltando humo por los labios. Era obvio que David era un vicioso empedernido, en el sentido de que necesitaba adicciones a las que atarse para huir de algo. Así había sido siempre.

- Suerte en su búsqueda, señor Bradley. La próxima vez llame a la oficina de Charlie, mi agente, y dígale que es importante- a partir de ese día el hombre iba a estar sobresaturado, pero un abogado como Bradley pasaba automáticamente por encima-. La contraseña para este tipo de casos es "cabrón hijo de puta"- bromeó, aunque ese era casi la coletilla que solía seguirle a sus saludos para el hombre.

Palideció ligeramente al ver a Isabella acercarse, temiéndose zumo de seguidores, y bajó el pecho de forma notoria al ver cómo iba para su coche. Sin perder segundo echó a andar hacia allá, obviando al resto del universo.

- Este es el tipo de situaciones en que doy gracias a Dios por evitar que una veinteañera se obsesione con mi palanca de cambios- murmuró conforme se alejaba de un coche y se acercaba al siguiente.

Al turrón.

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10/06/2013, 13:34
Ulysses Brown

Ulysses no salía de su asombro tras la desconcertante escena que acababa de vivir en directo. No podía decir que la había vivido en primera persona porque su cabeza y su alma se encontraban tan desconcertadas que no sabría decir a ciencia cierta si había estado allí o no... Su cuerpo,bañado en sudor, un sudor frío y pegajoso, abundante, casi de selva tropical, temblaba de forma sincopada mientras intentaba poco a poco emitir algún sonido que lo devolviese a la realidad. Lo primero que le vino a la mente fue un "jodeeeerr...qué coño estoy haciendo aqui...", pero ni tan siquiera podía articular las primeras palabras.

-No...no...no entiendo nada de lo que está ocurriendo... ¿Qué le pasaba a esa chica? ¿Qué hablaba ese hombre acerca de los Grandes Lagos y esos cadáveres flotando? ¿No es allí a donde tenemos que ir, verdad? ¿O sí?

En su fuero interno Ulysses deseaba no haberse embarcado en aquella extraña aventura que, en cuestión de segundos y con tan sólo un movimiento, había adquirido tintes dramáticos, horripilantes, terroríficos...

Sus preguntas flotaron en el aire, el sudor le corría por la frente a chorros y le enjugaba los ojos, unos grandes ojos abiertos como platos, que reflejaban todo el horror que acababa de vivir y que, intuía, era sólo el principio 

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11/06/2013, 19:43
Katherine Aldridge

A Kate le costaba creer lo que Jack le contaba. Era algo totalmente irracional y carente de sentido desde el punto de vista de la joven periodista y su manera de entender la vida. Kate siempre había creído que cuando uno se moría era pasto de los gusanos y ya está. Que no había nada más. Todas esas chorradas de mediums capaces de contactar con los muertos, espiritistas y demás tonterías eran eso, tonterías. Una manera de aprovecharse del sufrimiento de las personas que acaban de perder a un familiar, una manera nada honrada de robarles varios dólares.

Pero los últimos acontecimientos hacían que no supiera que creer. Aquellas últimas cartas que había leído se ajustaban mucho a la realidad y para colmo eran de personas recién fallecidas. Kate escuchaba atentamente, sólo estaba segura de una cosa: Jack podía ser muchas cosas pero no era un timador. Aquello que le decía era cierto. No sabía si era una paranoia suya, o algo que ocurría tal cual lo contaba realmente. Pero lo contaba con la verdad en sus ojos.

-Gracias por sincerarte conmigo, Jack. Lo que me dices es muy difícil de creer, pienso que no tiene ninguna lógica, pero... por muy contradictorio que suene, creo que es la realidad.  -Estuvo tentada de mencionarle lo de la granja y todo aquello que ocurría pero no quiso preocuparle innecesariamente. -Ahora tengo que irme. Hay cosas que debo hacer, pero tú mejórate, ¿de acuerdo?. Me pondré en contacto contigo dentro de poco. - De una manera o de otra. -Parecía querer decir.

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13/06/2013, 00:40
Jack

Jack escuchó con evidente alivio las palabras de la joven. Kate nunca había pensado que la opinión que los demás tenían sobre él afectase al vagabundo, pero estaba claro que el hombre tenía en aprecio a la periodista y su opinión si importaba. Pero las últimas palabras de la joven enturbiaron su mirada e hicieron apagar la tenue sonrisa que Kate había conseguido dibujar apenas un segundo antes.

- Cuídate tu también, Kate. La mano entubada del vagabundo buscó la de su interlocutora, que apretó durante unos breves instantes mientras fijaba sus ojos en los de Kate con una muda súplica. Nueva York no es un lugar seguro.

 

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13/06/2013, 00:44
Director

Kate abandonó la habitación, volviendo a su carrera urbana por los pasillos del hospital. Las miradas de desprecio de algunos de los internos más amargados volvieron a resbalarle mientras las ideas se agolpaban en su cabeza a velocidad de vértigo. Estuvo a punto de chocar con un joven en silla de ruedas, completamente entubado y rapado, al que logró arrancarle una sonrisa al esquivar por poco a la enfermera, que le dedico un par de comentarios bastante fuera de lugar.

Mientras giraba la esquina, podía oír la risa enferma de aquel hombre. El único pedazo de alegría honesta que había escuchado en cierto tiempo venía, curiosamente, de un hospital. Una verdad un poco torcida, pero al menos esperanzadora.

Donna le esperaba en el garaje, en el coche*, y le recibió con un saludo despistado y una sonrisa apagada cuando entro en el interior. Se dio cuenta, sin embargo, de que la redactora se había tomado las molestias de quitarse todo el llamativo maquillaje que llevaba normalmente en los ojos.

El coche arrancó y Kate y Donna salieron fuera de nuevo, al mundo real. Ese Nueva York peligroso del que le había hablado Jack. El sol comenzaba a apagarse, perezoso, irradiando todo a su paso con una luz rojiza. Dentro de poco se haría de noche. Que poco se aprovechaban las tardes tan cercanas al inviernos.

- ¿Donde vamos? preguntó Donna, mirando a Kate por el retrovisor. Si querías visitar ese sitio por el día más vale que sea rápido y esté cerca...

Notas de juego

*Creo...xD

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13/06/2013, 00:51
Director

Notas de juego

¿Algún tipo más de interacción entre vosotros, u os separo finalmente?

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13/06/2013, 00:52
Director

Notas de juego

Usted va a continuar con la acción sin verse afectado por el cambio de día del lunes. Básicamente, vas a seguir roleando durante lo que serían las horas previas a la madrugada. ¿Todo correcto? Lo digo por que no te preocupes tanto de mantener la coherencia en ese aspecto o te entre prisa por cerrar.

Quiero que rolees tu encontronazo con tus nuevos "amigos"...

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13/06/2013, 00:58
David Stanford [Superviviente]
Sólo para el director

Notas de juego

Yo, por mi, go to mars. Sin problemas.

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15/06/2013, 19:14
Director

Un gruñido de Isabella fue suficiente para que el escritor pusiera en marcha el motor con cierto recelo, ignorando a los tres tipejos que le habían seguido y vigilando a la ghoul con ojo avieso.

No hacía falta mucho cinismo para clasificarlos como unos solterones sin vida aburridos amantes de los misterios de barrio. La versión mundana y gris de la Caravana del Misterio de Scooby Doo, sin jovencitas ni perros parlanchines: solo un par de ineptos sociales sin vida. Si no fuera por el líder dicharachero ese que había salido a su protección como un caballero andante, David dudaba que hubieran sabido responder a un puto saludo.

Ni siquiera habían planteado ninguna pregunta verdaderamente útil e interesante y, si no fuese porque la parada en realidad había sido poco más que una excusa para que Isabella vaciase su estómago, David se hubiera sentido hasta asqueado por perder el tiempo. Dicen que la venganza es un plato que se sirve frío, pero...el escritor estaba deseando meter la cabeza en la cazuela aún hirviendo.

Pero su centenaria acompañante era una distracción importante. La mirada de Isabella se perdía continuamente en el horizonte: los ojos demasiado abiertos y la nariz olfateando con el ansia de un predador hambriento. David recordó lo que la mujer le había contando y, por unos segundos de sensatez, tuvo miedo. Sin embargo parecía que la mera sensación de la caza era suficiente para sumir a la ghoul en un trance, del que solo salió con lo que prácticamente fue un ladrido desgañitado.

- AHÍ. La fina barbilla de la ghoul, que se había salido por la ventana junto con casi medio cuerpo en el arrebato de victoria, señalaba un complejo abandonado en la zona industrial. La carretera que llevaba hacía él siquiera estaba señalada: un cadáver urbano pudriéndose discretamente ante los ojos inclementes de la gran ciudad.  ¡ESTÁ AQUÍ! Su voz era una mezcla de ansia pura y rabiosa y el más absoluto frenesí. La falta de alimento estaba claramente afectando a su mente fría y racional.

Hacía unos veinte minutos que habían abandonado la zona de las finanzas, solo para dar a una rotonda que permitía volver al centro o alejarse de la gran urbe hacía el elemento, fantasmagórico y ajeno, que había despertado el interés de la ghoul. David tomó a tiempo la antaño gloriosa carretera, ahora llena de grietas que la cruzaban como cicatrices repletas de vegetación salvaje. Poco a poco las naves comenzaron a dibujarse de manera clara y siniestra en el horizonte, oscuras como una noche sin luna.

Apenas había luces funcionales. Las farolas del camino hacía el complejo habían sido apedreadas hacía ya tiempo, y solo un par de bombillas tímidas iluminaban el maltratado asfalto. Todas las naves a la vista estaban cerradas a cal y canto, algunas incluso con unos cuantos tablones y clavos para mantener a ralla a los vagabundos. La atmósfera decadente y su peligrosa e inestable acompañante recreaban a la perfección una de esas escenas de película de terror donde un espíritu aparece de golpe en la carretera. O peor aún, una de esas donde se te para el coche sin posibilidad de escapar. Sin embargo la carretera y los aparcamientos estaban desiertos, salvo por lo que seguramente fuera una pareja dándose el lote.

Que probablemente habría acabado con un desagradable gatillazo si se habían encontrado con la gélida pero ardiente mirada de la ghoul, que ahora se movía en el asiento como un perro de caza hiperactivo. Todo sea dicho.

¿De que estaba hablando la pequeña y hambrienta loca ahora? 

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15/06/2013, 22:26
David Stanford [Superviviente]
Sólo para el director

En realidad Edward y Ulysses no se diferenciaban tanto de David e Isabella. Ambos grupos querían lo mismo, aunque cada uno con sus métodos y métodos. David solo era el tío con suerte al que le había tocado la asesina nonagenaria en lugar del gordo sudoroso. Desde luego, si él era Shaggy, prefería a su Scooby. Aunque como la llamase en alto a partir de ahora podría llamarse a si mismo el Jinete sin Cabeza. Y la verdad, le gustaba seguir montando.

Aparcó el vehículo, apagó las luces y giró la llave del motor, arrancándola al final con un tirón de muñeca. Era un coche descapotable, así que descapotado estaba, no fuese a ser que así a la vástago se le llenasen mejor las fosas nasales o que a David le golpease un poco más de realidad en el rostro.

- ¿Es aquí?- preguntó mientras sacaba el bate de baseball de detrás. Cuando Isabella se percató de lo que tenia entre las manos, sonrió, se encogió de hombros y esperó-. Sigo siendo humano y frágil, querida. Ya sabes, soy un hombre, me siento indefenso sin un palo largo y duro entre las manos para defender mi hombría.

Su tono seguía siendo de comicidad, pero por su cara se intuía que sólo lo hacia por hastiante rutina y costumbrismo. No sólo no se esforzaba lo más mínimo, sino que se dejaba llevar por la resaca. Tantas pullas y bromas que podía haberle soltado en el coche, y ni una. Claro, que acababa de morir su hija y no estaba para hacerse el gracioso. Sin sumarle que esa pequeña monstruosidad le podía arrancar la cabeza y comérsela luego tras ponerla a asar en el horno.

Hubiese preguntado qué podía hacer vomitar a un personaje así, pero la verdad, prefirió callarse. No sólo temía que no fuese a responderle, sino que la respuesta no le gustase. Por otro lado, si no estaba directamente relacionado con su hija, podía irse al infierno por su propio pie. David ya tenia otro asunto del que encargarse.

Bajo del vehículo y cerró la puerta tras él, resoplando. Aquello estaba resultando jodidamente difícil, extraño y doloroso. Le costaba mantener el tipo, aunque todo lo de ese día bien le ayudaba como aceite de motor. Sólo debía aguantar un poco más. Estaban llegando al clímax.

- ¿Puedo mirar?- preguntó. En su cabeza había sonado con aire juguetón, de niño inocente que pretendía espiar tras la cortina del baño. Pero no, no se sentía así, así que le salió de forma neutra y anodina, sin que pareciese siquiera un ruego. Sólo era una forma de preguntarle ¿te encargas tú o como va el tema?-. Supongo que ese orgasmo tuyo en trinidad- "Ahí, Está aquí"- significa que por fin voy a verte usar tus dotes de momia-monje-kill-bill.

No esperaba que supiese qué demonios era Kill Bill, y Dios, él ni había visto la película, pero algo le había dicho Becca y, la verdad, le importaba un carajo. Solo quería protegerse de algún modo contra aquella especie de golem reconcentrado machacahuesos, aunque fuese a base de comportarse como un gilipollas integral. No distaba mucho de serlo, la verdad, aunque pocas veces David se sentía verdaderamente sobrepasado e intimidado por alguien. Una no-muerta nonagenaria hambrienta en su coche era motivo suficiente.

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16/06/2013, 00:06
Isabella

- No se quién está ahí. Ni siquiera miró a David, la mirada vagando errática entre los edificios abandonados como la de un drogadicto en su peor mono. Las bromas del escritor, normalmente suficiente para enervarla, pasaron completamente desapercibidas a sus oídos. Isabella estaba totalmente centrada en su caza, cegada por una sensación de deber. O quizás, de venganza.

En el fondo, y obviando la diferencias de poder y su estado biológico, no eran tan distintos.

- Pero es quién busco. No es uno de tus vampiros.

Fue entonces cuando volvió la vista al escritor. Hubieran sido ojos inyectados en sangre si no fuese porque, probablemente, el cuerpo de Isabella se movía por líquido de motor sobrenatural o a saber qué. Desmesuradamente abiertos un paso más allá de lo cómico para integrarse en lo inquietante.

Por intimidante que pudiera resultar, no había amenaza en la voz de la ghoul. No era una negativa a la pregunta de David, pero estaba claro el toque de advertencia. Vas a ver cosas que no te van a gustar y ni siquiera va a ser por tu hija.

Notas de juego

Lo siento, pero ando muy cansada. Te pongo esto por si te apetece rolear el pifostio que se va a montar ahí dentro (que puede ser muy interesante) o prefieres ir a saco por los vampiros. Ambas opciones son correctas y lo sabes, así que lo que más te mole.

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16/06/2013, 21:11
Katherine Aldridge

Su jefa había ignorado la petición de la periodista para que la acompañara al interior del hospital por quitarse el maquillaje estropeado por las lágrimas, afortunadamente estaba a salvo y los temores de la joven eran totalmente infundados. Kate subió al coche y cuando salieron del parking se sorprendió de lo rápido que había pasado el día y empezó a notar como las tripas le rugían del hambre. No había comido nada aún. Sin embargo le preocupaba mucho más la hora que era. 

-No debemos ir de noche. Tal vez sea mejor idea esperar a mañana para entrar en la granja. -Sugirió Kate. Le daba mucha rabia que tuvieran que posponer aquello, sobre todo con lo crucial que era. Cada día que dejaba transcurrir sin hacer nada al respecto era peor que el anterior.

-Escucha Donna, creo que no sería buena idea volver a nuestras casas. Al menos no me fio de la mía. -Lo había pensado durante un rato en el que había permanecido callada. Pese a su sugerencia de no ir hacía la granja había instado a la editora a conducir en esa dirección. -Busquemos un hotel cercano, y mañana a primera hora vamos a la granja. -Miró a la editora a los ojos, tal vez aquello fuera demasiado para ella. -No tienes porque venir si no quieres...