Partida Rol por web

Bamberg: una caza de brujas

Dia 3: Juicio

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07/10/2021, 22:33
10: Wilburg

Quien me acusa por compartir lo que descubro se delata más a sí mesmo que a mí

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07/10/2021, 22:50
9: Horst “mataosos”

Usted, señor molinero, no me ha respondido a mi pregunta,lo que le delata únicamente a usted a mi parecer.

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07/10/2021, 22:56
1: Wilhelm Schlingel

Es que... no le va a responder, señor Horst. Ahora, elevará la voz, y soltará alguna que otra falacia, bien contra mi, bien contra usted, o bien contra cualquiera. Al fin y al cabo, lo único que quiere es desviar la atención lejos de su persona.

Miré entonces al ovejero, sin la menor animadversión, pues el incidente de ayer ya estaba olvidado.

Efectivamente, Harby, uno de los dos ha de ser quien diga la verdad. La decisión es solo nuestra, y la responsabilidad. Por supuesto. Cuando los hombres de su excelencia nos pidan un nombre, es necesario que todos y cada uno de los presentes actuemos con sabiduría.

Por mi parte no diré nada más, excepto que alguien me interpele directamente, pues poco o nada puedo aportar.

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08/10/2021, 00:13
3: Eleonora

Dos noches seguidas de pesadillas y poco descanso, aquello le estaba pasando factura a Eleonora. En la granja, hacía las tareas algo más despacio y de vez en cuando, se echaba una corta siesta para poder seguir trabajando.

Otro día de juicio y se reunió con todos los del pueblo. Se empezaron a acusar y toda aquella situación le apenaba. Habían compartido muchos años juntos - Oh Dios mío... Antes de acusar, deberíamos tener pruebas más concluyentes... Acusar sin ton ni son es acabar con la vida de una persona y puede que sea inocente... Además, nos conocemos ya de muchos años...

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08/10/2021, 01:40
10: Wilburg

Y dale... ¡si acaso es con pruebas! Tós los que puedan seguir las intrigas del pueblo podrán velo.

Señor leñador, ¿me negará quel primer día era osté uno de los protagonistas desta historia? ¿Y quel segundo día eso dejó de ser fiable porque se volvieron tos locos? Osté debería tener más claro que nadie que non acuso sin faltar a la verdá.

A diferencia que cuando compartí lo que sabía de osté, que dije tantas veces como intervení que non era decisivo, hoy lo digo claro. Con el herrero non hay duda que forma parte duna secta.

¿Y cuala es su defensa? ¿Señalarme a mi diciendo non se que cosa de cosas en mi casa? Si eso fuese cierto y yo tuviese cosas de sectas en mi casa, contéstenme a esto:

¿Por qué non lo dijo inmediatamente como hiz yo cuando supe quél era Sectario?

Valga Dios queso tenía que ser suficiente pacerles dudar dél. ¡Nin siquiera lo dijo de primeras al defenderse! ¡que lo planteó como un secreto entre él y yo que non quería compartir si non le preguntaban!

Sepanlo bien, todo el que me vote se delata.

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08/10/2021, 08:33
Friedrich Förner

Förner había asistido impasibleal intercambio, observando no solo al molinero y herrero, sino viendo a los demás, midiendo sus reacciones, a quién miraban, o a quien evitaban mirar. De vez en cuando, cogía la pluma que tenía junto a él y anotaba algo, a hacía un gesto y uno de sus escribas se acercaba e inclinaba la cabeza para que el hombre pudiese susurrarle algo al oído. Su expresión, como siempre, era difícil de desntrañar. Su mirada era escrutadora y su boca estaba cerrada en una fina línea casi vertical, pero la forma de las arrugas de su rostro, alrededor de la comisura de los labios y los ojos se curvaban hacia fuera de una forma peculiar.

Parecía... ¿complacido?

En ese momento se alza una voz desde las gradas.

Hale, pues. Ya tiene su excelencia lo que quería. Ya nos tiene a todos saltándonos al cuello los unos de los otros para servirle a usté los brujazos en bandeja. ¿Ya está contento, o quiere que salgan las cizallas y nos saquemos los ojos aquí mesmo?

La sala cae en silencio. Todos recuerdan lo que le ocurrió al último que se encaró con el vicario. Quien habla esta vez es una chica jóven, de dieciseis o diecisieta años, con el pelo atado en una larga trenza rubia hasta por debajo de los hombros y las ropas de una campesina. Un espacio se forma en torno a ella cuando los que están a su lado se apartan rápidamente, y tres guardias avanzan, pero se detinenen cuando Förner hace un gesto con la mano, la mirada fija en la joven.

Yo non sé de brujazos, ni de teologías, ni les puedo citar la Biblia como hacen usté o el encuadernador, que si los Salmos este y el Levítico dice que lo otro. Yo solo se qué mi agüela, que persona más santa no he conocío en la vida incluyéndole a usté, me dijo que el mundo ya es duro de abondo pa andar nosotros buscando de malmeter, y que al que no te quiera mal no le busques tu el suyo. Yo non sé si me quieren mal aquí, yo solo sé que el molinero me ha dao harina pal pan años y endeveces yo se que me cobraba por un peso y el peso era más del que me cobraba y fingía no darse cuenta pa que no le pagase más. Y que el herrero endeveces le llevaba yo una horca que le se había torcido un diente pa que lo pusiese bien y luego al ir por ella me decía que había arreglado el diente pero toa un la cabeza era nueva, y que aora de verlos así se me hace mal. Y digo yo que si Dios quiere que se anden así, pos que antes que Dios prefiero a mi agüela, y ya me puén curtir el lomo sus guardias que diré lo mesmo.

El silencio en la sala se hace más profundo si cabe. Un par de personas murmuran "blasfemia", pero se callan rápidamente al ver que el silencio sepulcral magnifica sus palabras. Förner entrelaza los dedos y se reclina en su asiento, como un maestro cansado de repetir la lección.

Ignoro cual sea a los ojos del Señor la santidad de su señora abuela, joven, aunque rezo por que la tenga en su gloria. Lo que es aberrante a sus ojos, y a los nuestros, es lo que está sucediendo en esta ciudad. Hoy lo han visto todos. Se lo dije desde el primer dia, ¿no es así?.

Bien, hoy Dios ha tenido a bien probarlo sin que pagemos en sangre cristiana. La sabiduría de su señora abuela sin duda estaba fundada en la caridad y en un corazón noble. Pero incluso esas cualidades las puede tomar el Diablo como instrumento de sus argucias. Si a usted le sale gangena en un dedo y por compasión de no hacerla sufrir el galeno la manda para su casa, y la gangrena le llega a la pierna, ¿no le hará sufrir más si se la amputa entonces? ¿No moriría si se quedase al lado y no hiciese nada?

La vida es dura, sí. Y Dios la hace así y nos prueba mediante ella. Todo lo que está sucediendo aquí es una prueba. Con qué fin, lo ignoro. Sólo se que yo soy el galeno del alma de este lugar, haya yo deseado serlo o no, y que sea cual sea el motivo por el que Dios me ha puesto aquí, cumpliré con su voluntad y purgaré sus enemigos. Usted puede preferir a su abuela y sentir su conciencia tranquila sin tener que tomar decisiones difíciles. Yo no me puedo permitir ese lujo.

Se dirige entonces a uno de los guardias:

Quince latigazos por blasfemar en un lugar público, y tres por minar la moral de la ciudad. Considere el que no la aprehenda como cómplice del caos creado por la magia negra y mande levantar otro poste la prueba de que no carezco por completo de la compasión que predica. La pena se ejecutará mañana por la mañana en la plaza de la catedral. ¿Alguien más desea aportar al debate?

Se hace un silencio aún más denso y hostil.

Bien. Escribas, procedan.

 

Notas de juego

Tenéis todo el día de hoy para votar.

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08/10/2021, 09:20
8: Berthold "Carnero" Bauer
Sólo para el director

Sin duda, lo que más le había dolido de toda la discusión es que Wilhelm no hiciera siquiera el amago de tomar la piedra que él consideraba condenatoria, teniéndola todavía en sus manos. La miró con tristeza, moviéndola entre los dedos y sintiendo la rugosidad del tacto mientras estaba convencido de que su blancura significaba que era bueno.

Non quiso mi piedra. Es un brujazo d'esos.- Sentenció a Förner sin dudar antes de bajar del estrado para dejar al siguiente votar.

Notas de juego

Voto por Wilhelm Schlingel (1)

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08/10/2021, 10:45
1: Wilhelm Schlingel
Sólo para el director

Voto por Wilburg, el molinero.

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08/10/2021, 13:09
4: Edeltraut
Sólo para el director

1Wilhelm Schlingel

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08/10/2021, 13:16
2: Clara
Sólo para el director

Voto por Wilhelm (1)

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08/10/2021, 13:38
10: Wilburg
Sólo para el director

Voto a Wilhelm

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08/10/2021, 14:29
6: Franz Laurentius
Sólo para el director

10: Wilburg

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08/10/2021, 15:11
9: Horst “mataosos”
Sólo para el director

Voto a Wilburg

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08/10/2021, 17:10
7: Harby

El ovejero escucho temeroso pero con atención las palabras de cada uno de los acusados, dos personas que compartían pueblo, servicios y casi nombres, ahora enfrentados por la maldad oculta entre las fronteras de la ciudad... Uno de los dos debía ser lo que él otro le acusara, eso lo tenia claro aquel joven de campo, más las palabras de la niña ahora condenada a latigazos, también tenia verdad en sus palabras... Ambos eran pueblo y gente de bien, que alguno fuera bruja era impensable, como lo era pensar que la dulce Muriel con sus dulces también lo fuera. -Ay dios... con la inquisición hemos topao. -Musito entre dientes, como lo hiciera el viejo Tom Bori antes de morir, y quedo mirando aquellas personas que esperaban por él para darles un nombre, por eso lo pensó un poco mas y después se acerco ha susurrar.

Notas de juego

Voto editado por el DJ tras el recuento

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09/10/2021, 00:08
3: Eleonora
Sólo para el director

Mi voto va para Edeltraut (creo que te lo puse en lo de la resolución de intrigas)

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10/10/2021, 14:39
3: Eleonora

Eleonora se levanta y habla en un tono imperioso que por un momento parece ahogar todos los demás sonidos de la sala. Incluso Förner parece sorprenderse y no puede hacer más que mirar, absorto, como la sencilla joven habla con una entereza y autoridad que ya quisieran para sí el Príncipe-Obispo... o el mismo emperador.

Poco sé de brujas y el Diablo, más se que es la serpiente de la Biblia, el mal que se arrastra. No la espada que viene a tu pecho, sino el veneno que tu enemigo te vierte en la boca y las orejas por la noche, y aquí lo estamos viendo. Os recrimino, a vosotros todos, que ya lo estáis bebiendo como si fuera miel. Señor Förner, sepa que yo no rehuyo la cara. Y pues tanto le place en recordarnos que el Diablo se esconde para cumplir con su labor, yo no voy a esconderme. Yo, Eleanora, te acuso, Edeltraut- dice, apuntando con su dedo a la regordeta y agria dama de compañía.

Te he visto rehuir en silencio y buscar excusas para ti y tu señora, para no venir y mezclaros con nosotros, y creo que no es tanta tu preocupación por tu ama, a la cual por cierto hace que no vemos, que por que se descubra algo que no se debe. Esto lo digo a rostro descubierto, y veremos si alguien más tiene el valor de hacer lo que yo. Si es así, auguro que pronto seremos libres.

La sala cae en un denso silencio tras las palabras de la joven granjera, que ahora se sienta en su banco con expresión confusa, como si hubiera dicho algo leyendo de un texto que no comprende. Pero sus palabras han calado, y un corro creciente de murmullos demuestra que no es la única que puede haber pensado en lo que ha dicho con tato arrojo.

Notas de juego

Post del DJ. Como se determinó en la fase de intriga, Eleanora vota de forma pública, y por lo tanto Edeltraut recibe dos votos en contra.

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10/10/2021, 14:50
Friedrich Förner

Los escribas finalizan con su trabajo en medio de un silencio casi reverencial. Esta vez hay pocas interrupciones, aunque entre los asientos delanteros, donde se sienta la gente más rica e influente- entre los cuales, como ha mencionado Eleonora, no parece estar la familia a la que Edeltraut sirve, mucha gente comenda en susurros enfadados y dirige miradas bastante significativas en la dirección de Förner, hasta que este ordena silencio en la sala.

Esta vez parece haber mucha menos discusión que en anteriores votaciones. Cuando termina el recuento, hay unos momentos de deliberación mientras dos guardias que estaban cerca del estrado se bajan y conversan apresuradamente en susurros. A pesar de que no se producen escenas, la tensión se podría cortar con un cuchillo. Todos parecen estar mirando las llamas del brasero, pero viendo en realidad las de la posada de Muriel... y lo que vieron en ella.

Finalmente, Förner se levanta. En el mismo momento en que lo hace, dos alguaciles avanzan y cruzan sus alabardas sobre el cuello de Wilhelm, listos a rebañar con el filo del hacha al más mínimo movimiento por parte del herrero.

Wilhelm Schlingel. El pueblo de Bamberg te condena como hechicero. Por la autoridad de la que me investe Dios y los hombres, yo oiré tu confesión esta noche. Ya es tarde para tí, me temo, y no quiero que sufras más por la esperanza frustrada. Tu cáscara mortal arderá en el fuego, pero tu alma no tiene por qué seguir el mismo camino. Reflexiona sobre tus actos, encuentra en el dolor la expiación que Cristo encontró en su camino al Calvario, abjura de tu amo y acepta a Jesús como tu salvador. Que al menos tu alma no siga a tu cuerpo a las llamas.

Un tercer guardia aparece con una recia cuerda de cáñamo, con la cual ata las manos del herrero a la espalda, y entre los tres sacan al herrero de la sala.

A la medianoche se ejecutará la sentencia, junto con las de los otros confesos. Que en la hora de mayor oscuridad, nuestras llamas le muestren al enemigo que tiene tiene a la llama viva de Dios, a nada teme. 

Förner y sus escribas salen, sin duda en dirección a las mazmorras donde los carceleros preparan a Wilhlem para su confesión.

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11/10/2021, 23:04
Friedrich Förner

El pueblo se congrega en silencio frente a las seis estacas semicubiertas de leña en la plaza. Dos están ocupadas por dos mujeres ancianas. Todos las conoceis. Costureras, solteronas y hermanas. Llevan el vestido blanco de los arrepentidos- los que han confesado brujería y abjurado de Satán. Sus rostros están ocultos por un sambenito de tela del mismo colo, pero los gemidos que se oyen bajo él y su forma de retorcerse entre las cuerdas dan testimonio de que si hay piedad para sus almas, no la habido para sus cuerpos. La tercera, una mujer de mediana edad que vivía con su marido en el bosque, lleva sus ropas normales y no cesa de insultar a Förner y los presentes con un vocabulario que hace sonrojarse hasta alguno de los marinos que operan los botes fluviales. Las vendas ensangrentadas y en partes aún amarillas por una costra de pus hacen que no sea difícil averiguar quién la acusó... y en que circunstancias. El hombre permanece mirando al suelo, con una mezcla de vergüenza e ira en su rostro.

La niña del primer día está en otro de los postes, inmóvil, con la vista fija en algún punto de su mente mucho, mucho más allá de los congregados en la plaza. Y junto a ella, Wilhelm, con el rostro amoratado y varios dientes que le faltan, escupiendo de cuando en cuando para quitarse el exceso de sangre de las encías.

Los escribas de Förner forman un círculo con sus antorchas. El brillo del fuego hace que sus rostros sean aún más indistinguibles bajo la capucha. El vicario toma una de las antorchas y se adelanta hasta quedar en medio de ls fila de estacas.

Sólo vuestra inquina ha traído esto sobre vuestras cabezas. Que el fuego de nuestro Señor rompa el hielo que habéis sembrado en nuestros cuerpos como el nuestro romperá vuestras cadenas con el Maligno. Dios padre todopoderoso tenga piedad de vuestras almas.

Y sin más ceremonias, lanza la primra antorcha, a la pila desde la cual la mujer sigue increpándole.

La muerte viene de forma distinta para cada cual. Las ancianas parecen encogerse aún más sobre si mismas y simplemente... se extinguen, sus formas hundiéndose entre las cuerdas en un desmorone lento hasta que las llamas crecen y las perdeis de vista. La mujer grita todo el tiempo, primero blasfemias y luego un aullido de dolor interminable que se mezcla con risas, hasta que el fuego, consumido el aire que la rodea, baja por su garganta y ciega el sonido del raíz al abrasar las cuerdas vocales y los pulmones. Sólo entonces se queda inmóvil.

La niña permanece inmóvil y en sllencio, mirando siempre hacia adelante, como si no viese las llamas que prenden en su pelo y forman una visión imposiblemente hermosa, de su rostro enmarcado por un halo de fuego, páildo y sereno como una luna aureolada de llamas. Al menos hasta que el cuero cabelludo se agrieta y cede, y el pelo cae en cascadas de pavesas de su rostro, que se desintgra con él. Wilhelm, aullando él mismo de dolor, se gira para verla por útima vez, y en lo profundo de las llamas, lo capta. La figura de una imagen suspendida en la luz, que abre los manos en actitud de acogida y rodea con ellos el cuerpo dimunto y torturado, y una oleada de paz lo invade y se lleva el dolor con él. Quizás la Virgen que ha entrevisto, bajando a por la jóven alma, ha extendido su manto sobre el para consolarle. O quizás simplemente el calor le ha fundido las córneas, hacíendole ver formas, y todos los nervios han ardido al fin y ya no puede sentir más dolor a medida que su ser se desmorona entre el fuego.

No obtiene respuestas. Como tampoco las obtienen los que le observan, intentando decidir si han hecho bien.

Wilhelm ha muerto.