Partida Rol por web

 - Bien...en ese caso. Terminemos. - Gelroos colocó sus manos sobre las empuñaduras de sus armas, irguió su rostro y contempló como el horizonte rojizo se tornaba oscuro con los últimos rayos del sol muriendo, aquellos luminosos tentáculos que acababan por desistir, difuminandose y consumiendose para dejar paso a la noche estrellada...

  Sería un momento idóneo para desenfundar las dagas de acero oscuro y rebanarle el pescuezo a aquel semielfo, híbrido odiado por tantos y amado por tan pocos. Pero quizás, a pesar de sus palabras, no hubiese terminado de torturar su mente.

 Sus hombros fueron sacudidos por un movimiento que murio sin llegar a producirse, pues no desenfundó. Sus ojos brillaron, en un blanco tétrico cuando la noche cayó, con un misticismo y una profundidad sin igual en ninguna otra raza. Su piel oscura apenas apreciable en la oscuridad, la luna no estaba presente para aclarar la noche...parecía un ser maldito, pero a la vez un depredador siniestro, de tal forma que podría tomarse como un ser rápido, inteligente...letal...era intimidante a pesar de ser un ser alargado y más diestro que musculoso...

  - Tu padre me envia. - Y con aquello esperaba haber roto todos sus planteamientos, ladeaba levemente la cabeza analizando sus impulsos, no sería extraño que atacase, su herida...ya no sangraba o la oscuridad impedía ver el brillo negruzco de su sangre maldita... - Pero puedo darte muerte...si es lo que buscas. - ...Maldito...bastardo...

 No debería escuchar sus palabras... las dudas me destruyen por dentro...

- Hmm.....déjame dormir un poco más...aún falta para la noche de las ofrendas....mmh..h...m....- Iris se encontraba bien, aunque profundamente dormida, tardó muchisimo tiempo en despertar, tiempo en el que el drow estuvo en silencio, frente a Pwyll. La noche ya había caido y aquello no ayudaba a que Iris despertase, su vigilia estaba realmente trastornada después de agotar todas sus energías.

 Abrió los ojos, los párpados a media altura, aquellos pequeños iris apuntaron hacia el rostro del semielfo y se los frotó con el antebrazo y el dorso de la pequeña manita, tratando de desperezarse, su primera reacción pudo reflejar cierto miedo en su semblante, pero en cuanto reconoció a Pwyll éste se esfumó, se encontraba de espaldas al drow y no parecía sentir su presencia...

 - ¿qué pasa....qué pasa? Estaba echando una siesta...- Confirmó con total naturalidad.

  -"Iris...", no puedo evitar sonreir un poco...

Hum..Iris sigue despertando, agitando ligeramente la cabecita y terminando de frotar sus ojos, mira a Pwyll sin sonreir, quizás sin entender las complejas emociones que éste esta experimentado, ella es incapaz de tener más de un sentimiento a la vez, a duras penas dos, quizás debido a su pequeño tamaño, y no parece muy contenta de tener que separarse del semielfo.

  Se pregunta si estará bien sin ella, los parpados a media altura, algo caidos, de largas pestañas dejan entrever sus brillantes y preciosos ojos, observandolo con la inocencia más pura mientras se levanta entre sus manos. Asiente.

 - Está bien. No tardaré.

 Y sin más, sin preguntas comenzó a batir las alas, como una luciernaga que deja una estela similar al arcoiris en la noche se cuela entre los árboles sin que el drow haga un solo movimiento. No parece inquietarlo lo más mínimo que Iris transmita el mensaje, o quizás tenga la certeza de que no lo conseguirá. Aún así, no baja la guardia y ante la noche podrá usar sus armas sin contenerse, sin embargo...no las usa.

 Observo como Iris se aleja... el drow ni se mueve...

Al menos, he cumplido con Oropher... si vuelvo a verle alguna vez, va a tener que arrodillarse delante de mi...

Ya no queda nada por hacer... 

Miro al drow.

-"Venías a matarme, drow... pero no lo haces... ¿quién eres?", pregunto al elfo oscuro, arma en ristre...

-"Bueno, en realidad no me importa... no volveré a repetirlo..."

Respiro profundamente. Todo está hecho. No queda nada.

-"Acabemos de una vez con esto... para bien o para mal...", digo con tranquilidad en la voz... si debo morir, que sea rápido...

Y Oropher tendrá hasta que levantarme una estatua... cuando lo vea List!!!!!

- Para ser tan joven tienen demasiadas ganas de morir.

 Le miré sonriendo de soslayo, mis músculos estaban relajados, salvo mi brazo derecho, el biceps se encontraba en tensión, mis ojos no se desplazaban indicando una mirada completamente fija en sus ojos, no era un reto, analítica, precavida, dispuesta...

  Sus ropas de cuero estaban bien ceñidas, y su piel, oscura, era dificil de diferenciar en la noche, como asesinos nocturnos los drow no tenían rival, sigilosos, con un camuflaje casi natural, frios, puede que nisiquiera le latiese el corazón. No se notaba como respiraba, no mostraba debilidad por la herida superficial, y aunque no acaba de hacer nada para acabar con la vida de Pwyll, su mirada estudiaba ciento y una forma de defenestrarlo.

 - Ahora mismo vienen hacia aquí un grupo de seis drows, cinco varones y una fémina. Si nos encuentran aquí morirás tu y moriré yo...pero hay una alternativa.

 Puede que fuese demasiado tarde, que a aquel semielfo le hubiese lavado la cabeza los altos elfos y no hubiese nada que hacer, puede que, simplemente lo mejor fuese marcharse y olvidar esa promesa que después de todo, no significaba tanto para él...

 - Puedes venir conmigo. Puedo mostrarte lo que los elfos no quieren que sepas. La decisión es sólo tuya.

 Las dagas en sus vainas, y las manos sobre las empuñaduras, reposando sobre ellas sin hostilidad, sólo entonces varió su mirada y comprobó los alrededores, como si pretendiese irse sin más.

 ¿A qué había venido el juego? Por una razón muy lógica pero también porque hacía mucho que no se divertía viendo sufrir a alguien...

 Me quedo mirando al drow, con la boca abierta...

- Bien...- Su voz era ronca y vibrante de garganta, sus músculos se tensaron de nuevo, y flexionando ligeramente las piernas empezó la carrera, sus tendones y gemelos palpitaron una única vez para darle impulso, no parecía dispuesto a conceder a Pwyll ninguna clase de descanso.

  O me sigues o mueres chaval, ese es el trato.

 Pasó cerca de él, sus intenciones de que no quería hacerle daño no estaban claras, no lo quería almenos en ese momento, pero su mirada y su expresión era cruda, como si no conociese ni hubiese conocido nunca sentimientos cálidos como la amistad o el amor. Su color, azabache, podía perderse con facilidad a la vista pero el semielfo podía fijarse en el brillo que creaba el reflejo de la luna en una de sus dagas de metal oscuro.

  Tendrían que atravesar bosque, que ser más rápidos y silenciosos que ellos, y aquello era realmente complicado con un lastre así. Comenzaba el adiestramiento. Con voz queda, en un susurro le dijo:

 - Pisa sólo donde yo pise, si creen que vas tu solo igual no se toman la molestia de seguirte. - Pwyll no necesitó confirmación entonces sobre a quien perseguían realmente esos drow, aunque Gelroos omitió decir que ocurriría si por casualidad uno de aquellos elfos oscuros se cruzaba con el semielfo.

  Será mejor no demotivarle tan pronto con imagenes que no pueda digerir.

 Podía resultar complicado pisar donde Gelroos pisaba, nunca dejaba huella.

A su alrededor bosque, y dada la dirección un bosque cada vez con vegetación más espesa, el suelo está poblado de vida, y apenas si hay espacio para correr con tranquilidad. El Drow no se ayuda de las manos para caminar, no toca nada a su alrededor salvo el suelo y por el resultado cabría dudar que lo hiciera...

 Demasiado pendiente de seguir al drow, sus palabras casi pasan desapercibidas.

Cuando las proceso y deduzco que lo están persiguiendo, todo se me hace más raro aún...

Un drow evita que avise a Oropher de una emboscada... dice que le envía mi padre... ahora resulta que es un fugitivo... y yo estoy huyendo con él...

Sin saber a qué atenerme, sólo puedo seguir corriendo, intentando que mi sangre humana se desvanezca, porque necesito toda mi agilidad y reflejos para seguir al elfo oscuro...

- "¿A dónde vamos, drow? Yo necesito ver a Ignea...", digo entre jadeos, usando el mismo volumen de voz que ha usado él...

Un pensamiento vuela hacia Iris... espero que haya llegado a tiempo...

- Te mostraré el camino llegado el momento, ahora tendrás que confiar en mi.

 Y a fin de cuentas era lo que había hecho desde que emprendió el primer paso a su espalda, por eso era diferente, por eso aún había esperanza, muchos eran los designios de futuro que se habían realizado para ellos y para otros, que se cumplieran, hacía que Gelroos se moviese pletórico, rápido, ágil y majestuoso entre los árboles, un lugar, de por si, que repudiaba con todo su ser.

 Avanzaron hacia el norte, durante un buen rato, posiblemente también hacia el oeste, el fuego quedó atrás, y la columna de humo siguió siendo apreciable, posiblemente lo fuese durante días, había tormensa sobre el bosque, un lugar tan vasto en extensión que nisiquiera aquellas nubes negras de lluvia y relámpagos podían cubrirlo por completo.

  El terreno se antojó más escarpado, desnudo, atravesaron varios riachuelos que avanzaban en su curso hacia los mares del oeste, mares desconocidos incluso para un marinero tan versado como Pwyll. Fueron horas de una larga noche, y cuando estuvo a punto de amanecer, el drow se detuvo.

  El escenario era bien diferente, se encontraban en un alto de la cañana, podía ver el bosque, la columna de humo, negro, parecía que nadie les había seguido hasta aquel acantilado, al otro lado, una caída mortal por necesidad, en una pared de rocas afiladas con numerosas enredaderas incrustadas, raíces de viejos árboles caídos, viejos y rohídos. La hierba crecía en prociones de tierra muy pequeñas y en el horizonte, hacia el oeste sólo quedaban grandes cordilleras, picos y montañas, algún bosque y la neblina...por algún motivo, Pwyll sentiría el océano, no tan lejano...que le llamaba.

 - Los elfos y los drow están en guerra. Si...supongo que sabes que siempre lo han estado, pero nunca fue tan directa y brutal, temo por la permanencia de las dos.

 Has resultado digno de ser entrenado, como quería tu padre, mas...la decisión es sólo tuya.

 No le había explicado nada, pronto llegarían más preguntas, las mismas de siempre, pero en esta ocasión, puede que fueran respondidas. El amanecer estaba próximo, y Gelroos se mostró cansado, indignado ante la idea de volver a ver el sol, incluso antes de que los rayos brotaran en el horizonte de la que se antojaba una mañana fría y oscura, ya ocultaba su rostro bajo su brazo derecho.

 Algo en el aire me trae olor de sal y de mar... siento una punzada de nostalgia...

El amanecer... veo el incipiente brillo del sol naciente... me calienta por dentro aún antes de salir... estoy cansado, muy cansado... pero el sol me reconforta y tranquiliza.

Las vueltas que dan las cosas...

Por alguna extraña razón (quizá por el hecho de haber sobrevivido a una noche que jamás pensé que fuera posible), el olor del océano me recuerda a Lantamae, a mi madre...

...a mi padre.

Y ahora, contra todo pronóstico, las palabras de Tundar y Gaia se me hacen evidentes.

Fuiste amado... no debes perseguir las preguntas... las cosas llegarán...

- "¿Como quiere mi padre, drow?", sonrío incrédulo... no pregunto... sea lo que sea, llegará.

Afirmo con seguridad. Esta vez, mi voz no suena a niño.

- "Sea."

- Existe una orden de protectores. No te engañaré...muchos la conocen como una orden de asesinos. Las cosas no son siempre tan simples como nos gustaría...

 Gelroos tomó una de aquellas grandes raíces al borde del acantilado, se mostraba molesto ante la inminente salida del sol algo que se reflejaba en sus movimientos mucho más torpes que nunca. Tiraba con fuerza, sus biceps se marcaban, se veía una criatura delgada y alargada pero a su vez entrenada para el ejercicio y el esfuerzo físico.

  Cuando la hubo asegurado inclinó la cabeza para que el semielfo lo imitase.

- No todos los elfos tienen la misma raíz, no todos comparten su odio por los drow, no todos comparten líneas, remotas, de sangre con ellos. No todos los drow son seres manipulables por las grandes fuerzas de sus cubiles, no todos siguen la voluntad de un Dios que sólo aboga por la destrucción.

  Desde hace muchos siglos, existe una comunidad de elfos con diferentes condiciones, que luchan por el equilibrio de una forma mucho más neutral. No entran en el alineamiento de las demás facciones pero las manipula desde el interior. Son un mito, una leyenda, nadie sabe cuantos son, ni donde están...pero tampoco se les puede tomar a la ligera.

  Antaño fueron temidos por ciertos asesinatos, que gente desapareciera o muriera de forma selectiva podía cambiar el curso de la historia...

 No trataba de justificar sus actos pero bien lo había parecido. Un asesinato no necesitaba una excusa como esa.

 - Se ha...designado un maestro y un aprendiz. Si aceptas y fallas, morirás irremediablemente.

 Gelroos parecía la intención de descender por el acantilado ayudandose de las enredaderas y las raices.

- "¿Una orden de Protectores?", pregunto fascinado.

Una orden de elfos y drows, juntos... trabajando por el Equilibrio... Gaia...

Presto atención a la historia que me cuenta el drow.

Una orden secreta, de asesinos, de manipuladores... Qué apropiado, padre...

Pero la verdad es que la idea me encanta, si realmente el fin de esa orden es acabar con las guerras entre elfos y drows, claro.

Y entonces, las sorprendentes últimas palabras.

-"¿Un maestro y un aprendiz?", pregunto con incredulidad, "¿significa eso que TÚ me vas a entrenar por orden de mi padre? ¡Ja!  ¡Pero si hace un momento me querías matar! ¡Si no sé ni quién eres!"

Un momento, un momento... no puedo perder una ocasión como esta... ¡entrenado por un drow! Algún elfo que yo me sé lo va a pasar francamente mal cuando vuelva a encontrarse conmigo en E'leessëa...

Bajo la mirada. Y cuando vuelvo a alzarla, sonrío un poco.

Dejarse llevar... Gaia... no buscamos... las cosas vienen...

-"Perdonad... ... ...Maestro...", digo con cierta solemnidad. Y nada más pronunciarlas, siento una punzada amarga en el corazón...

List...

Me encamino hacia el acantilado, mientras me remango mi sucia camisa... sólo espero que mi "hermano mayor" entienda lo que hago... algún día volverá...

- Si hubieses sido una rata cobarde ahora no vivirías. Pero supongo que después de vivir entre dos mundos y no encajar en ninguno de ellos te has hecho más fuerte y estúpido de lo que cabía esperar.

 Aunque para Gelroos la palabra estúpido era como haber proferido un halago, logró sonreir de medio lado, observandolo mientras se colocaba en el borde, tensando la raiz.

 - No recibirás ayuda en tu entrenamiento. Si te quedas atrás, es cosa tuya. Si te hieren de muerte, es cosa tuya. Si te mueres de hambre, es cosa tuya.

 Gelroos podría enseñarle cosas, pero estaba bastante claro que no pensaba hacerse cargo del semielfo bajo ningún concepto.

 - Asique...Ignea...¿eh? Bien. Si tienes una misión, has de cumplirla. Es el código. Pero creeme...no te será nada sencillo...

 Gelroos comenzó a descender sin más dilación, y lo hacía con bastante agilidad. Los primeros rayos de sol comenzaban a extenderse en el horizonte, sobre la neblina y la estrella vespertina brillaba más que nunca.

- "¿Que no recibiré ayuda?", protesto, "entonces, ¿cómo diablos váis a entrenarme?"

Recuerdo que el príncipe Oropher dijo algo parecido... si fallaba, moriría... pero por alguna razón, a Oropher no lo creí... y al drow sí...

Pateo una piedra.

Desde luego, se le da bien hacer daño... en insultos y pullas no hay quien le gane...

Cuando le veo bajar, sonrío sin que me vea...

No eres tan duro, drow... no has pasado ni la mitad que yo...

Un pensamiento ridículo, pero bastante convincente para un crío...

Me dirijo al acantilado, observo al drow y comienzo a bajar con cuidado, imitando sus movimientos...

  No tuvieron que descender demasiados metros para encontrar aquella gruta oradada en la montaña, el ambiente era terriblemente húmedo y no parecía una cueva demasiado fiable, las rocas estaban suertas, las estalactitas y estalagmitas manaban agua como sangre...

 La luz del sol bañó por fin los claros y la extensión de las montañas y se colaba como un hábil intruso en el interior de aquella gruta. El Drow no parecía muy alegre ante este hecho y buscó refugio en la oscuridad, la misma oscuridad que nacía como en el interior de las fauces de algún gigantesco animal...

  Un camino conducía al interior de la montaña, pero estaba tan oscuro que cabía la sospecha de que aquellas tinieblas serían capaces de apagar la luz de una antorcha...

  - Ahora descansa. Mañana aprenderás a manejar la espada.

 No servía de nada amenazarle diciendole que perdería su patética vida pronto si no lo hacía, era desperdiciar saliba, y bastaba con escupir las palabras como si fuera un regalo que no merece...si me había seguido hasta aquí era por un buen motivo, y debería de tener otros tantos para saber que no debía hacer ninguna tontería si quería que las cosas fuesen bien...

  aún así todo saldrá mal...aunque supongo que eso...él ya lo sabe...

 - ¿Cómo esclavizaste al hada que te seguía?

 Puede que gelroos no pudiese transcribir a aquella lengua común para ambos palabras que no existen en su propio idioma, palabras como amistad o compañerismo...

  Hasta que el drow no me lo dice, no reparo en lo sumamente cansado que estoy... 

Por Lantamae, llevo todo el día corriendo y escapando... eso sin pensar en la pelea con el elfo oscuro...

Demasiado cansar para replicar, me tiendo en el suelo. Cerca del drow, pero en un lugar donde los rayos del sol me calienten... me froto los ojos con sueño... noto de nuevo pelusa en mis mejillas, en mi labio...

Bueno, qué se le va a hacer... ya me afeitaré...

Intento no dormirme hasta que no lo haga el drow... aún no me fío de él lo suficiente... doy una cabezada...

-"¿Que cómo esclavicé al hada? No lo entenderías, drow...", digo mientras mis ojos se caen de puro sueño.

No te duermas antes que él...

-"Se llama amistad... una poderosa magia... en realidad, ella me esclavizó a mi...", añado bostezando... sonrío al pensar en cómo conocí a Iris...

Los rayos del sol me calientan la espalda... un agradable escalofrío me recorre la columna...

No te duermas antes que él...

Pero una parte de mi ya está rendida al sueño. De pronto, pienso en los sueños que comenté con List... no me gustaría soñar eso aquí ahora, está fuera de lugar... siento un leve endurecimiento entre mis piernas...

No te... duermas antes... que él... no... te... duermas... zzz... zzz... zzz... zzz...

SPLAAAAAASSSSSHHHH

   Un golpe de agua contra la cabeza de Pwyll, un jarro de agua fría que confunde, aturde y a la vez...despierta por completo sin dar opción al raciocinio para tomar parte, ahora los instintos inhundarían al joven semielfo, una espada le apunta al cuello, si se mueve....morirá...

 - En guardia... - Susurró siseante...y se apartó... - Hehehe....

 La noche apenas había caído ya, llevaban el día durmiendo quizás el drow menos...el cuerpo pesa aún, lo hace porque el sol no se ha ocultado todavía pero quizás en el semielfo lo haga por las agujetas del camino. No hay rastro de Iris y si regresase al elfo oscuro nada le impedía arrebatarle la vida...

 sonreía con socarronería con la espada en alto, no la tenía la noche anterior, la hoja estaba impoluta pero no era acero oscuro, se trataba de un arma élfica muy parecida a las que Pwyll podía haber visto en Elëssea.

 - ¿No sabes luchar? - hahaha....- Yo te enseñaré. ¡En pie aprendiz!

 aquel ocaso...parecía especialmente contento...

 Desorientado por completo por el brusco despertar me incorporo como un resorte.

Cuando me tranquilizo un poco, miro al drow con cara de no comprender...

Parece que está de buen humor... eso... o está loco...

Chorreando agua rebusco entre mis cosas para coger la espada.

Cuando la tengo, me giro y me pongo en guardia.

-"Cuando querais, maestro"

Y sin más palabras, embisto...