Partida Rol por web

Había sido idea de Darin el coger a las chicas y llevarlas a celebrar la noche de Halloween a la vieja casa en la colina. La mansión llevaba allí desde 1935 y por lo que recordaban, nadie había vivido en ella nunca. Aún así, las ventanas no estaban rotas a pedradas ni ningún chico se había aventurado allí a recoger algún trofeo, víctima de una apuesta. La casa tenía un halo extraño que hacía alejarse a todos de allí. Situada a unos dos kilómetros a las afueras del pueblo, dominaba toda la localidad desde su altura.

Así que colocaron las cervezas, la comida y la parafernalia de Halloween en la vieja furgoneta de Ox. A eso de las 7, cuando empezaba a oscurecer, recogieron a las chicas y condujeron hasta allí. Ellas no sabían de los planes de sus novios, por eso las sorprendió (y asustó) un poco cuando pararon frente a la vieja casona.

Sin embargo no estaban solos. Se podía ver el haz de luz de una linterna en la sala principal. Los cuatro jóvenes se acercaron a la puerta de entrada y ésta se abrió de repente para revelar a una niña pequeña que les observaba con desparpajo. Tras ella, una mujer con una linterna en la mano, exploraba la entrada principal.

Frustrada, Vivian se pasó tardes enteras delante del ordenador rodeada de sus libros favoritos, notas con recordatorios que pasaron al olvido, arrugadas bolas de papel que en un inicio la idea que contenía era brillante y con la mente en blanco, nada, por cada línea que escribía borraba la anterior, no conseguía plasmar una idea coherente, solamente frases o párrafos que pese a sonar interesantes resultaban absurdos e inconexos en su conjunto.

Sin duda se había acabado su musa, o quizás no la encontraba, o mejor, pasaba olímpicamente de ella como un amante al día después. Igual de deprimente tal vez. Además, aquellos días le tocaba ocuparse de la pequeña Missy, no es que le pareciese una molestia, sin embargo no ayudaba a continuar con su grandiosa carrera novelística, para cuentos infantiles tal vez pero no era de su estilo.

Por fortuna a la pequeña le encantaba explorar, y sus historias, la mayoría sacadas de algún libro edulcorando o dramatizando la escena según conveniencia. Había llegado a sus oídos una casa abandonada, una casa antigua con mucha historia, historia interesante, historia que tanto le atraían, llenas de suspense, intriga llenas de sombras.

No lo dudó, a pesar de haber cambiado de profesión temporalmente a canguro, vio una oportunidad de conseguir aquello que tanta rabia le ocasionaba, ideas que tanta falta le hacía. A todo el mundo le gustaba las novelas basadas en casas encantadas, y siempre podía añadirle más de todo para conseguir una obra de arte, lejos de ser un best-seller, pero no estaría mal. ¿Cierto?

Por supuesto se llevo a la pequeña consigo, así podría avanzar de una maldita vez con su carrera, y así cuidar de la pequeña mientras ambas se divertían, claro. Así que ni cortas ni perezosas se marcharon en dirección a aquella reliquia llena de madera y metal. Fue preparada con una linterna, y al estar lejos dejó el coche fuera, comodidad ante todo, no iban a venir andando, más con el calzado, unos tacones, no lujosos pero sí de un elegante marrón.

Al llegar allí no tardó en hacer falta la práctica linterna, después de todo no era la primera vez que fuesen a un lugar así por las razones de siempre, razones que una dama como ella no expondría. ¿Acusada de falta de ideas? Jamás, diría que fueron a pasar el tiempo allí movidas por la curiosidad, sonaba más creíble, eso seguro.

Missy, cariño, no te alejes de mí, ¿vale? - Le dijo a la niña que iba con ella en su tono habitual y una sonrisa. Al poco algo la sorprendió aunque eso tampoco lo admitiría, no sin su abogado. Desvió la linterna para enfocar el origen de aquel cambio, que resultó que unos hormonados jóvenes, dos parejas habían entrado por donde ella, la puerta principal.

Dos chicos y dos chicas, no le hizo falta un esquema para saber el motivo por el cuál ellos habían venido. Al fin y al cabo ella también lo hizo en aquella época, época no tan lejana claro está, y sobraba decir que Vivian lo hacía con mejor estilo. Sin dudarlo.

¿Y vosotros? No importa. - Se olvidó de ellos para seguir adelante, la casa le llamaba, quería explorarla, descubrir sus secretos. Estuvo tentada de subir al piso de arriba y pasar los dedos por la barandilla, pero la desechó raudamente, no quería ensuciarse innecesariamente, quería permanecer impecable un poco más.

De vestimenta práctica pero aún así bien vestida, vaqueros ajustados para realzar su madura pero aún esbelta figura, un top blanco y una chaqueta negra, y los finos tacones ya mencionados. Nadie diría que ha pasado los cuarenta, aún los tiene, y según el día incluso los treinta y ocho. Tampoco es que se atreviese a alguien a rebatirlo. El tiempo no castigó excesivamente su rostro, después de todo como toda mujer ocultaba sus imperfecciones con maquillaje, ella diría que no, que es maquillaje natural.

Después se giró suavemente y con elegancia hacia la pequeña. - Voy primera, ¿de acuerdo? Miro lo que hay y después te llamo. - Era la tía por excelencia, su tía favorita, sin contar el hecho de que no tenía más, más como ella por supuesto. Y como tal tenía que comportarse como correspondía, con un mínimo de responsabilidad.

Sus tacones resonaron por la antigua madera en dirección a una de las puertas de la planta baja, no tenía mucha prisa así que fue a la siguiente sala. Si todo estaba bien le diría a su Missy que pudiese pasar. Fue al vestíbulo para admirar lo que aquella sala le pudiese ofrecer. Supuso que sería el vestíbulo, quizás allí tuviese una mejor idea de lo que le deparaba. Escogió la puerta de la derecha, abrió la desgastada puerta y se perdió por allí.

Vivian atravesó la puerta derecha situada en el Vestíbulo y entró en un pequeño Patio interior con el suelo construido en baldosas de piedra. Habían otras dos puertas, una a su derecha y otra al frente. A su izquierda el muro había sido sustituido por un enrejado que daba a un jardín interior de la casa bastante descuidado. Mientras exploraba el patio escuchó de pronto una voz que le susurró junto al oído:

-Estoy bajo el suelo. Enterrado bajo el suelo...

Vivian se giró bruscamente intentando encontrar el origen de la voz, pero allí no había nadie. Estaba sola en el patio.

La aun joven Vivian exploraba con curiosidad la mansión cruzando primero una de las puertas del vestíbulo, quería saber qué historias albergaba aquellas inmensas cuatro paredes. - Por fuera engaña. Es más grande por de lo que creía. - Comentó levemente sorprendida mientras avanzaba por lo que era un patio interior cuyos tiempos mejores distaban mucho de los actuales.

Aquella voz le erizó el vello casi provocando que la linterna se le escapara de las manos. Por suerte eso no pasó, si no estaría en un problema. Giró su cuerpo buscando el origen creyendo que su imaginativa mente le estaba haciendo alguna traviesa jugarreta, pero no. Estaba casi segura de que sí lo había escuchado. Casi. - ¿Qué ha sido eso? ¿Quién? No tiene gracia. - Preguntó con suspicacia pero de poco le serviría, estaba sola. No sabía si eso era peor, o estar acompañada.

Buscando por aquel ruinoso y sucio lugar por el suelo encontró algo, sin saber muy bien que era utilizando la linterna alumbró para ver mejor. Sin dudarlo demasiado lo agarró, tal vez le serviría para más adelante.

No nos habia costado mucho a Ox y a mi engañar a las chicas para traerlas a la casa abandonada.Menuda noche iban a pasar alli.Cervezas,comida y Jenny, que mas se puede pedir.

Cuando van a abrir la puerta sale una niña de la casa(casi me muero del susto aunque lo disimulo).Detras se ve a una mujer con una linterna.

-Esto no nos va a estropear la noche- pienso mientras rodeo a Jenny por la cintura.La mujer dice algo a la niña y desaparece por una puerta a la derecha.Miro a mi alrededor y veo que estoy en el vestibulo al fondo una escalera y puertas a ambos lados.Deseando que empieze la fiesta suelto a Jenny -Voy a ver si encuentro la cocina y hay algo donde poner las cervecas en frio-digo mientras me interno en la puerta de la izquierda.

Darrin fue hasta el vestíbulo y probó con la otra puerta buscando la cocina. En su lugar se encontró con un largo corredor decorado con pedestales de madera. Sobre ellos habían unos bustos de mármol. Uno de los pedestales estaba en el suelo y la mitad de las estatuas yacían rotas y desperdigadas por el pasillo. Al fondo había otra puerta.

Entonces Darrin se detuvo sorprendido. De detrás de una de las estatuas apareció una mujer vestida con ropas de, al menos, la guerra civil americana. Le hacía señas al joven para que se acercara. Se asustó muchísimo y aunque no quería, sus pies empezaron a moverse solos en dirección a la mujer...

Entro en un pasillo(maldita sea no es la cocina)esta todo lleno de bustos,vaya a saber de quien,en completo desorden.Al fondo veo una puerta,quizas este alli la cocina.Me dirijo hacia alli,pero a mitad del pasillo veo,no puede ser,una mujer vestida de manera antigua que me atrae hacia ella.Intento luchar pero no puedo,de repente no noto la fuerza arrastrandome,pero.....¿¿donde estoy??

Cuando Darrin se despertó del trance, tanto el pasillo como la mujer habían desaparecido. Se encontraba ahora en una habitación que parecía una iglesia. Había dos hileras de bancos y un enorme órgano frente a él ¿Dónde demonios se encontraba? ¿Y dónde estaban los demás?

Heather se estremeció un poco al ver el lugar a donde Darrin y Ox les habían traído. Se suponía que iban a tener una divertida fiesta de Halloween, o al menos eso le habían a Heather su novio y el de su amiga Jenny, que habían organizado y preparado todo. Sin embargo, aquel sitio no la incitaba demasiado a divertirse y a celebrar, sino que más bien le daba unos ligeros escalofríos por alguna razón que no acababa de comprender del todo. Cierto, el lugar era un poco lúgubre, pero aquello no tenía por qué ser malo, ¿no? Seguro que podian olvidarse del ambiente y divertirse...

O al menos eso pensaba la rubia hasta que vio a aquella niña y a aquella mujer aparecer frente a la puerta de la mansión. ¿Qué hacían allí? ¿Podrían desmadrarse tal y como tenían previsto en aquella casa, con una mujer mayor y una niña pequeña cerca...? Heather escuchó a Darrin decirle a su amiga que aquello no les iba a aguar la fiesta, y la rubia suspiró encogiéndose de hombros.

-En fin, vamos nosotros también para adentro... - le dijo Heather a su novio y también a su amiga, y tras darle un beso en la mejilla al chico y sonreirle a la chica avanzó al interior para explorar.

Heather fue en la misma dirección que había tomado Darrin. Sin embargo cuando entró al corredor no encontró al chico ¿Dónde se había metido? Supuso que había ido a la habitación contigua así que cruzó el umbral.

Se encontró en una Sala de Juegos. A su derecha había una mesa redonda de madera para jugar al poker y en una esquina había un tablero de ajedrez con las piezas dispuestas y dos viejos butacones frente a frente. En el suelo había una alfombra hecha con piel de oso y en las paredes colgaban las cabezas de varios ciervos disecados.

Entonces la habitación empezó a volverse más y más caliente. Heather vio con horror como las paredes empezaban a pulsar, como si estuvieran vivas. Su terror aumentó aun más cuando se percató que latían al mismo ritmo que su corazón. Aterrorizada corrió hacia una de las puertas e intentó huir.

Cuando cruzó la puerta pensó que era un mal sueño. Estaba en una zona exterior de la casa pero que estaba acotada con una reja que rodeaba las tres cuartas partes del perímetro. El suelo era de tierra apisonada y siete u ocho lápidas maltrechas se encontraban allí. Era un Cementerio.

De pronto empezó a soplar el viento. Primero una suave brisa y luego un viento que se convirtió en huracanado...

Sin saber muy bien cómo, un fuerte viento que empezó como una despreocupada brisa empezó a golpear fuertemente a una confiada Vivian, que al principio no le dio más importancia hasta que finalmente para su desgracia no se quedó ahí. Intentó resistirse con fuerza y buscar refugio, sin embargo carecía de fuerza y ese fue la razón de la que no pudo imponerse demasiado.

Por mucho que lo intentase sus esfuerzos no sirvieron de nada. Vivian retrocedía cada paso ganado hasta que su cuerpo se rindió al feroz temporal. Pero por alguna extraña razón su cuerpo no fue quien sufrió el daño si no su alma, algo la desgarró por dentro provocando un estremecimiento primero y gritar después con dolor.

Heather entró en la casa y siguió los pasos de Darrin, al que le había parecido ver entrando en la puerta de la izquierda del vestíbulo de la mansión. Es por eso que la rubia se extrañó tanto cuando, al abrir dicha puerta, sólo encontró un pasillo vacío con estatuas a los lados... aunque eso no la preocupó demasiado. Seguramente el novio de su amiga simplemente había avanzado hasta la siguiente habitación, así que ella hizo lo mismo y abrió la puerta al final del pasillo, para finalmente hallarse en una sala de juegos.

Aquel sitio parecía divertido con la mesa de poker y todo eso, seguro que podían echar una partida más tarde, a pesar de que las cabezas disecadas de animales por las paredes no le agradaban demasiado. Y le gustó aún menos cuando vio que las paredes... ¡empezaban a latir, como si estuvieran vivas! Aterrada tras darse cuenta de que latían al mismo ritmo de su corazón, la chica avanzó hasta la siguiente puerta y la abrió para salir de allí cuanto antes.

El sitio al que llegó no era mucho mejor. ¡¿Un cementerio dentro de una mansión?! La chica casi se echó a temblar de miedo por lo que había pasado y por dónde se encontraba, pero rápidamente el viento empezó a soplar...

Aquel espeluznante impacto pareció no afectar a una tenaz Vivan, que salvo caerse al suelo no sufrió daño de más. En un instante se incorporó más preocupada por quitarse de encima todo el polvo que se había quedado en su ropa. - Vaya, me la puse limpia. - Comentó con fastidio mientras con la mano libre empezó a sacudirse unos vaqueros no tan impolutos.

Eso sí, no tenía pensado salir de esa casa, en su creativa mente se imaginó historias de fantasmas, fantasmas de todo tipo. Después de un rato centrada en aquel tema se preguntó qué tal le iría a la pequeña Missy, le dijo que se quedara ahí pero claro, ¿le haría caso? Lo dudaba. Aunque sinceramente, en su lugar tampoco lo hubiese hecho.

El viento se puso a soplar en aquel cementerio, y Heather se rodeó a sí misma con sus brazos. No tenía frío, pero sí miedo. Le había parecido escuchar voces en el viento... pero no, aquello no podía ser. Se serenó sacudiendo la cabeza y se armó de valor. Eran imaginaciones suyas, era la noche de Halloween y estaba sugestionada. También podía ser algún tipo de broma. Lo que estaba claro era que no podía dejarse llevar por el miedo.

No sabia realmente donde iríamos pues Darrin me tuvo a intriga así que deje que me sorprendiera, ya que estábamos en Hallowen lo suyo es ir a un sitio que de terror.Tras bajarnos de la furgoneta de Ox me encontré de cara una casa antigua y dejada, entramos en ella y parecía las típicas casa de terror. No estábamos solos había otra mujer con una niña pequeña. Darrin fue a buscar la cocina y tras de el fue Heather también y me quede a sola con Ox y como veía que tardaba en volver - Voy a buscar estos dos que seguro que nos quiere gastar una bromas de la suyas! Pero hice lo que no dije me gustaba investigar así que cogí por la escalera.

Jenny se sintió atraída por las enormes escaleras que se encontraban al final del pasillo de entrada. Se fue hacia allí sin intercambiar palabra con nadie y subió los escalones rumbo al piso superior. En la entrada sólo se quedaron Ox y la niña que se miraron entre si.