Partida Rol por web

Jenny, aún con el hacha en la mano, dejó a Ox atrás y siguió explorando aquella extraña casa un poco más segura. El nuevo cuarto había sido acondicionado como un invernadero. Los paneles de cristal cubrían parte del muro izquierdo y el techo, aunque casi todos estaban rotos. La habitación estaba al aire libre para que las plantas recibieran la luz del sol. Sólo que la vegetación había crecido sin ningún control. Entre las malezas y las macetas destrozadas, Jenny hizo un macabro descubrimiento.

Eran los esqueletos de una madre y su hijo, aún abrazados. La caja torácica de la mujer estaba destrozada, igual que el cráneo del niño. Jenny miró el hacha que tenía en sus manos, atando cabos con horror...

Ox se alegro de encontrar a uno de sus acompañantes aunque se estraño por el hacha le pregunto por esta ella algo alterada dijo que no habia echo nada que toda la sangre de la habitación no era cosa suya,  tampoco es algo que a el se le hubiese pasado por la cabeza, Jenny salio de la habitación,  el se inclino un poco tocando la sangre del suelo poniendo una mueca,  Ni loco ne quedo en esta hhabitación, penso mientras salia volviendo al pasillo,  cogiendo direcion contraria a la de Jenny. 

Ox escapó de aquella terrible habitación de aspecto siniestro para pasar a un elegante dormitorio. Estaba amueblado con una enorme cama de matrimonio con las sábanas preparadas, una enorme alfombra que cubría parte del suelo y un baúl de aspecto viejo al pie de la cama. A la izquierda había una lámpara de pie. Pero lo que más llamó la atención del joven, fue una armadura ricamente decorada que sostenía una afilada y peligrosa lanza. Después de lo que había visto en la otra habitación, conseguir cualquier tipo de arma le parecía esencial. Acercándose a la armadura, comprobó que la lanza se podía deslizar entre las manos de la pieza. Tirando de ella, logró sacarla. Estaba claro que en aquella mansión ocurría algo raro y era mejor ir armado, tal y como estaba Jenny.

La aventurarea e igualmente talentosa escritora se quedó atrapada ante el encanto de aquella antigua reliquia, una caja de madera cuya melodía era hipnótica, atrapante hasta ser peligrosa. Casi sin darse cuenta se vio envuelta en una situación surrealista, su activa mente le jugó una mala pasada, todo empezó a perder nitidez, todo lo que sus ojos alcanzaban, y hasta los sonidos y la melodía como que pasaron a un extraño segundo plano.

No supo que estaba pasando, no obstante pudo reaccionar con rapidez, cerró la caja sin dudarlo y nuevamente volvió a la realidad. Lo que aquella reliquia era capaz de hacer le fue complicado de discernir, pero a pesar de todo tomó la hasta temeraria decisión de llevársela. Al fin y al cabo, tenía su encanto.

Tentada de coger alguna botella, que por razones obvias prefirió no hacer ya que a saber que podría contener teniendo en cuenta la cadena de sucesos cada vez más estrambóticos, la vital Vivian abrió la otra puerta una vez que se recuperó la plenitud de su templanza. Quería saber que había más allá y no regresaría por el camino pese a que muchas habitaciones desconociose su historia solamente podía estar en un sitio al mismo muy a su pesar.

Ya tendría tiempo para conocer más a fondo todo lo que aquella mansión pudiese albergar. Por otro lado, salvo un fugaz encuentro su prima, y la inesperada reunión con aquellos muchachos, prácticamente estaba sola, pero aquello, la verdad no es que le preocupase lo más mínimo a aquella mujer cuya valentía rozaba la temeriedad.

Si pensaba que la mansión ya no podría sorprenderle, Vivian estaba del todo equivocada. Ante ella se abría una habitación que no era tal. Seguramente los cimientos de la casa se habían excavado sobre un lago subterráneo ya que esto era lo que tenía ante sí ahora mismo. Un estrecho pasillo de piedra llevaba en dirección a la otra puerta. Hacía bastante fresco en aquella estancia y el agua estaba demasiado oscura para saber su profundidad. Vivian tampoco quiso comprobarlo.

El suelo estaba resbaladizo por la humedad y de pronto ocurrió el desastre. Resbaló con una baldosa mojada y se fue de cabeza al suelo con tan mala suerte que uno de los objetos que llevaba se le cayó del bolsillo y se hundió en el agua.

Para su desgracia, su buena suerte la abandonó sin previo aviso. Un mal paso, un resbalón, hizo perder a la arrojada mujer los guantes sin remediarlo. Fue incapaz de atrapar los guantes que conseguidos anteriormente antes de que acabaran en el agua, la razón de que hubiese o no un estanque allí, o más bien un lago era irrelevante, a ella le importaba más bien poco. Maldijo su suerte, su torpeza y aquel acuoso lugar, especialmente lo último.

Sin duda los había perdido, y desde luego no se iba a sumergir en su búsqueda, a saber que podría encontrarse en el fondo. No obstante, tenía le pequeña esperanza de encontrar más cosas interesantes en aquel vasto lugar que más que una casa se asemejaba más a un laberinto de viejas puertas de madera y otras de metal.

La habitacion parecia un laboratorio,estaba observando con detenimiento cuando de repente de la nada aparece un fantasma envuelto en llamas(ya estaba convencido de que aquella casa estaba encantada,poseida o que el se estaba volviendo loco).

- ¡Ahhh!¡Diossss!-grite,ahora era yo quien estaba ardiendo.No podia aguantar el dolor,¿seria ahora cuando iba a morir?.Cuando iba a perder el sentido,todo desaparecio.Ya no sentia el dolor,ni estaba ardiendo,ni estaba alli aquel espectro.Tenia que salir de alli.

Darrin salió huyendo sin mirar atrás y atravesó el laboratorio rumbo a la habitación contigua. De nuevo la mansión volvía a sorprenderle. Se encontraba en un gimnasio completamente equipado, aunque con máquinas bastante antiguas. El suelo construido en listones de madera tenía algunos agujeros. Entonces descubrió que no estaba solo allí. Un hombre se encontraba arrinconado en una esquina, temblando. Al entrar Darrin, alzó la cabeza.

-Oh, Dios ¿Eres real? ¡Tienes que sacarme aquí! ¡Esta casa está maldita!

Al principio Heather no comprendió lo que estaba pasando. Un momento atrás había deseado, medio en broma medio en serio, que el suelo no cediera bajo sus pies... y realmente lo hizo. La chica dejó escapar un grito de miedo al darse cuenta de que iba a caer al vacío, pero el grito terminó con un gemido de dolor cuando aterrizó. Se clavó unas pocas astillas y se hizo daño en la espalda y el trasero, pero lo que más le aterrorizó fue darse cuenta de dónde estaba: una especie de cripta, llena de ataúdes, ¡y ella había caído en uno de ellos! La chica se levantó y comenzó a caminar a toda prisa hacia la siguiente sala, pero las paredes comenzaron a sangrar. Aquello era una verdadera pesadilla. Corrió hacia la salida, y mientras lo hacía las paredes dejaron de sangrar, pero aquello no consiguió tranquilizarla.

-¡Ox! ¡Jenny! ¡Darrin! - gritó Heather con terror, atravesando un par de salas.

Heather huyó de la Cripta mientras gritaba el nombre de sus amigos. Pasó por otra habitación y se metió ciegamente por una de sus puertas. Llegó a un pasillo construido en piedra y bastante polvoriento. Había otras dos salidas, frente a ella y hacia la derecha y ni rastro de sus amigos. Aunque le había parecido escuchar a la mujer que se encontraron en la entrada cerca de allí...