Partida Rol por web

Entró en el pub y se dirigió a la barra. Al fondo de ésta vio cómo un hombre de mediana edad, moreno y bien parecido, intentaba ligar con una mujer hermosa, de amplio pecho, talle estrecho y rostro níveo. Mientras la miraba embelesado, el camarero se le acercó, ya cansado, y le preguntó sin rodeos qué quería tomar.

Caminaba lentamente por la calle. Sara iba inmersa en su mundo, con los casos puestos y las manos metidas en los bolsillos del abrigo. La mochila repleta, acababa de terminar el ExpoComic y la joven volvía a casa muy cansada pero muy contenta. Era tontería coger el metro, podía permitirse pagar un taxi perfectamente... El mayor problema era encontrarlo. Así que, de momento, caminaba por la calle sin un rumbo determinado. Tampoco era que tuviese prisa.
Se metió por un lateral de la calle y entró en un parque para ratravesarlo. Pisaba hojas secas, el otoño entraba.

-Tengo un apartamento, sí - respondió ella, mirándolo con unos ojos profundos como el océano- cortesía de la empresa... Pero es muy grande y se siente una tan sola en él...

Entonces bebió otro sorbo y se quedó mirando su vaso, dubitativa, mientras se mordía el labio.

-¿De qué son esas botellas que tienes en tu casa, Isaac? -preguntó finalmente, sonriendo mientras dejaba el vaso sobre la encimera.

Los viernes por la mañana Rafa va a la facultad de periodismo que hacen batucada y kalimoxada hasta la hora del aperitivo. Después se va a Malasaña a tomar unas cervezas y picar algo y luego por la tarde suelen ir a tomar café y jugar al futbolín hasta casi la noche. A eso de las 8 se va para Carabanchel, deja la mochila, se ducha, come algo y vuelve a Malasaña para salir de bares. Algunas veces cruzan a Alonso Martínez y otras acaban en los Bajos de Argüelles en los garitos de heavy´s. Unas veces la noche acaba a eso de las 2-3 y otras se queda con unos colegas en el 2 de Mayo fumando porros hasta que amanece.

- ¿Y si te pasas por mi apartamento y seleccionas tú misma la bebida que te apetezca? Hace una noche estupenda para malgastarla en soledad.

Le muestro la mejor de mis sonrisas

- Mi apartamento está aquí al lado.

John viendo como ese sujeto se llevaba a esa linda dama no le quedo más que sentir algo de envidia, unas se ganan y otras se pierden pensó para si mismo, al escuchar la pregunta del camarero dijo, un whisky doble por favor y estando allí en la barra se dedico simplemente a apreciar el lugar mientras disfrutaba de su trago.

En pocas oportunidades tenia tiempo de disfrutar de algo de su tiempo libre...

Paseo de forma tranquila, disfrutando de la buena música, que, en el silenció de la noche se puede escuchar a un par de metros de mi, al llegar al centro de la plaza me paro un momento, cojo mi cajeta de cigarros y me enciendo uno, después me paro a contemplar el cielo un segundo y exhalo la primera bocanada de tabaco, entonces pienso

---Estos días son los que dan sentido a mi vida.

Después re-emprendo la marcha y procedo a ir algún sitio que sepa que frecuentan taxis

La noche había caído ya sobre Madrid pues el otoño entraba fuerte y las nubes cubrían por completo el cielo, haciendo que la tenue luz del atardecer se hubiese disipado ya, hacía un rato. Rafael caminaba rápidamente, en Argüelles lo esperaban unos amigos para tomar unas cervezas en el Ragnarok. Aquel día hacían especial de un grupo de viking metal que le gustaba a un amigo suyo y ninguno se lo quería perder. 

Una de las farolas de la calle por la que estaba atajando, angosta y empinada, titiló levemente y luego se apagó, haciendo que se apagaran todas las de la calle... menudo alumbrado antiguo en serie...

Se arrebujó un poco más en su palestina, pues el frío ya comenzaba a calar. Sus oídos escucharon entonces un ruido a sus espaldas, en una calle que parecía desierta. 

La mujer se lo quedó mirando un rato. Después sonrió ampliamente. 

-Creo que tú y yo nos vamos a llevar muy bien, Isaac.

Entonces sacó un billete grande, lo dejó en el mostrador y le dijo al camarero: 

-Quédese la propina y cómprese algo digno de beber. Vamos, Isaac -dijo después, cogiéndolo por el brazo-, déjame elegir una botella de esas tuyas a ver si le doy mi aprobación. Y mientras podrías contarme un poco más sobre ti.

Paseó la mirada por el bar. Era un pub de gente solitaria, la mayoría de las personas estaba allí bebiendo algo y pensando en sus cosas. Había una mujer morena cerca de donde él se encontraba, en la barra, con rizos de color de ala de cuervo que le caían hasta la cintura y un estilizado abrigo bien ceñido entorno a su talle. Sus ojos oscuros estaban perdidos en el vaso de whisky que tenía entre sus níveos dedos. Al fondo de la barra, un joven parecía desahogar sus penas con las tres  cervezas vacías que tenía delante. otra mujer, ésta sentada en una mesa, con el pelo caoba, corto al estilo moderno y una chupa de cuero daba vueltas lentamente con un palillo a los hielos de su copa de color azul. En otra esquina, un hombre mayor gruñía, refunfuñando sobre política. 

El camarero se le acercó y le puso delante un posavasos, un vaso lleno y un cuenco de cacahuetes. 

Se dirigió hacia la salida este del parque, donde sabía que había una parada de taxis y seguramente allí podría coger uno. El parque a aquellas horas estaba prácticamente solitario y nada la molestaba, nada se escuchaba, salvo el canto de los pajaritos sobre un árbol. Por eso fue tan llamativo el sonido de pisadas a su espalda. 

Verónica los viernes por la tarde va a clases de dibujo. Los viernes en concreto suelen hacer salidas a parques y a zonas tipicas de Madrid a dibujar lo que ven, ya pueden ser personas o edificios emblemáticos. Hace un tiempo que como rutina después de las clases quedan los compañeros de dibujo a cenar y a tomar algo. Ella no se suele quedar hasta muy tarde ya que le entra sueño enseguida. Entre semana se queda tarde viendo películas y los viernes es cuando le viene el cansancio de toda la semana. 

Al hacer el recorrido a través del espacio donde se encontraba, la cantidad de personas brindaba una calidez singular al local como tal, John siempre había tenido a su favor facilidad para entablar conversaciones, y sin duda alguna la mujer cercana a el en la barra había llamado su atención, se dedico a esperar el momento en que sus miradas se cruzarán para decir Buenas Noches, que tal?, no estaba entre sus planes ligar con esa mujer más disfrutar de una buena conversación no es algo que pensará dejar pasar por alto.

Me paro menos de un segundo y giro la cabeza hacia atrás para quitar la curiosidad de mi mente.

Sara volteó la cabeza ligeramente justo a tiempo para que un muchacho que corría en su dirección la pasara veloz, en dirección hacia el otro lado del parque, donde un autobús estaba llegando a una parada. 

Sin embargo, aquel fugaz atisbo le sirvió a la joven para vislumbrar una figura que antes le había pasado desapercibida. El típico joven ultramusculado con la gorra hacia atrás y mirada de pocos amigos apoyaba la espalda contra el tronco de un árbol y la miraba fijamente, sin moverse. 

Chicos, os he leído a todos, pero mañana tengo un viaje de madrugada y estaré out hasta el viernes, intentaré responderos antes pero no prometo nada, ok? :)

El destacado hombre musculado que la miraba fijamente me causo cierta impresión así que decidí matener contacto visual unos segundos a ver que reacción tenia, estaba tranquila, sabia como actuar en caso de que intentara agredirme.

Verónica continuaba pintando, sola. Sus compañeros se habían marchado antes para ducharse antes de salir a cenar pero ella había decidido quedarse un rato más. El otoño pintaba el parque del Retiro de rojos y anaranjados, enmarcado una postal digna de recordar. La joven terminó su obra, al fin. Ya no quedaba mucha gente por esa zona del parque. Mientras recogía los pinceles y la paletay guardaba el lienzo aún húmedo de óleos con sumo cuidado, escuchó tras de sí un crujido de ramas al romperse majo el peso de alguna pisada.

- ¡ La Botella de los cojones y su alumbrado! -no puedo dejar de exclamar al ver cómo se apagan todas las farolas de golpe. No pasaba ningún coche ni se veía a nadie justo en ese momento, así que aprieto el paso no vayan a aparecer un grupo de rapados y me den de hostias.

Entonces escucho un sonido a mi espalda y me temo lo peor. Muy lentamente, me doy la vuelta para ver qué ha provocado el ruido.

Que no sea un nazi que no sea un nazi