Partida Rol por web

-Bueno, he conseguido algunos... votantes... más, así que yo diría... -se lo pensó un poco mientras daba un sorbito a su nuevo vaso- ... que también ha sido productivo para mí. Aunque, la verdad, en este momento tengo tantas dudas en mi cabeza... no sé si lo que estoy haciendo es lo correcto, no sé si mi partido hace realmente lo que yo quería que hiciera... digamos que me encuentro en un momento de incertidumbre intelectual... pero dejemos de hablar de mí sin apenas habernos conocido. Mi nombre es Lola, encantada.

Le tendió la mano. Sonrió. Su sonrisa no fue cálida, ni traviesa. Tampoco fue de mentira. Era una sonrisa sincera, sesgada, y en ella había algo que no había visto nunca, jamás. Sus ojos, de un negro profundo, se cavaron en los de John. 

-Me parece magnífico -sonrió el joven mientras le daba la mano-, me llamo Alejandro, encantado.

Verónica le estrechó la mano, contenta por su nuevo trabajo. Pero entonces, de pronto, una sensación nunca antes conocida le recorrió la espina dorsal. Cuando sus manos se tocaron, le embargó una extraña calidez y a la vez sintió de pronto mucho frío. Verónica quedó desconcertada, trató de que no se le notara, pero no fue capaz y en su rostro se reflejó una expresión de sorpresa. 

-Vaya... -el chico esbozó una sesgada sonrisa y apretó más la mano de ella, sin dejar que se soltara, pero sin llegar a hacerla daño- por eso te elegí... tu percepción está mucho más allá de la del resto de mortales -su voz había cambiado, ya no era el joven tímido y dubitativo de antes, ahora era completamente diferente-. Acerté. Serás muy buena, ¿sabes? Supongo que es cosa de artistas, por eso me gustas tanto... tanto.  

mel sin dejar de poner la vista en el intenta darle esquinazo y dar un rodeo para no encontrarse con ese tipo y llegar con sus compañeros de la universidad

Mel corrió por una de las calles adyacentes. Giró de improviso una de las esquinas. Vio cómo el hombre salía a esa misma calle por otro lado. Había tenido la intención de cortarle el paso, pero había llegado demasiado tarde. La joven dobló otra esquina más, callejeando, mezclándose entre la multitud. Finalmente, cuando por fin alcanzó el punto donde había quedado con sus amigos, se sintió más segura. Éstos la regañaban por llegar tarde, pero ella no prestaba atención, sólo miraba en todas direcciones en busca del hombre. Éste no aparecía por ningún lado. Se había salvado, de momento.

--- A lo siento pero creo que disfrutare un rato mas de la música, ademas me están entrando ganas de ir a un sitio en concreto.Pero muchas gracias por la oferta. Respondo de manera totalmente sincera, pues al mirar el cielo estrellado he recordado una novela cinemática y me han entrado ganas de ir al planetario, a mas a mas no tengo ganas de coger un taxi con alguien que no conozco.

A John siempre le han llamado la atención las mujeres de ojos negros como la misma noche, mirando a los ojos directamente tomo su mano con delicadeza tal cual se debe hacer con una mujer, por un momento pensó en besar su mano más no le pareció adecuado al detallar la sonrisa de la mujer, ella proyectaba neutralidad y besar su mano no era adecuado, no en estas circunstancias. 

Mi nombre es John Summers, estoy recién llegado a la ciudad y quiero dedicarme al área política al igual que tu... Siempre me ha llamado la atención esa vida, Como se llama tu partido? Que deseas que este haga? Quizas pueda darte consejo....

-¡Recién llegado! Vaya... -dijo ella, haciendo caso omiso a sus otras preguntas- ¿Tienes dónde alojarte? El hotel en el que yo estoy está bastante bien situado y es no menos cómodo.

Sacó una tarjetita con un nombre de hotel de cinco estrellas y una dirección.

-Mi habitación está en la séptima planta y tiene una vistas maravillosas del centro de la ciudad, de noche es precioso. Puedes venir a verlo, si quieres. Oh -añadió- no es que sea descortés al no responderte, es sólo que ahora mismo no me apetece hablar del tema de mi trabajo, sólo quiero relajarme...

Sara vio cómo el joven se alejaba con paso alegre parque adelante. Estaba a punto de darse la vuelta para ir al planetario cuando, de pronto, dos sombras cruzaron veloces su campo de visión. Cuando las siguió, vio cómo a lo lejos las dos sombras le salían al paso al chico que acababa de despedir y le decían algo. Vio también cómo él negaba con la cabeza, levantando las manos y trataba de dar unos pasos hacia atrás, pero otras tres figuras le cerraban la retirada apareciendo prácticamente de la misma nada. Entonces, uno de ellos saltó sobre el joven y él tuvo que defenderse. Lo hizo bien al principio, era cierto que sabía aikido. Incluso contra dos se defendió bien. Pero finalmente los cinco a la vez lo atacaron y aquello ya era demasiado para él. Sara vio cómo caía al suelo y trataba de levantarse varias veces, con un éxito un tanto dudoso.

Al ver el panorama:

Me acerco corriendo y grito ---¡ ustedes que mierda están haciendo, apartaros de el ahora mismo! 

Sara salió corriendo sin pensárselo mucho y se plantó entre las cinco siluetas que rodeaban al joven. Esto sirvió para que, al menos, él se pudiera levantar del suelo. Cuando se acercó observó que eran tres hombres y dos mujeres, algo mayores que ellos, todos en muy buena condición física. No era de extrañar que el chico, a pesar de su fuerza y sus demostradas habilidades, no hubiera podido hacer nada. La sorpresa hizo que los cinco se quedaran quietos por un momento, lo que dio pie a que Sara y el joven pudieran atacar. 

Me paro justo al lado del chico y le pregunto ---¿Que demonios esta pasando?,¿Quien es esta gente?, y ¿Porque te están atacando?

John revisa la hora, ve que es de noche más aun así temprano, al ver la dirección se da cuenta que bajar hasta allá y volver no sería complicado, aparte de ello piensa quizás podamos hablar un poco más allá, de todas maneras no demoraré mucho...

Es un poco de noche y no me gustaría te fueras sola hasta allá, permite que te acompañe, observaré esa vista que me dices y volveré a casa...

John pide ambas cuentas y las paga...

Termina su trago de un solo sorbo y pregunta Nos vamos?

Las palabras que acaba de oir le rebotaban en su cabeza…elegirme..y que acertó…que está diciendo?  ..y esa sensación a través de su mano…empieza a darse cuenta que lo que quiere ese hombre no son clases de dibujo.  Con semblante claramente de desconcierto  le pregunta..No entiendo nada, Quién eres? y Por qué dices que seré buena? Para qué?  Tiene miedo de las respuestas…mientras le habla, sin poder soltar su mano,  se va poniendo cada vez más tensa, siente su corazón bombeando con fuerza. Se le ocurre mirar a su alrededor por si ve alguien cerca que pueda auxiliarla si se pusiera a gritar.

Ella lo miró detenidamente largo rato, de arriba a abajo.

-Magnífico... -murmuró más para sí misma que para él- ...cuando quieras, John. 

Entonces, directamente, se colgó de su brazo con un movimiento sinuoso, que hizo que pareciera más una suave tela de terciopelo animada que una persona de carne y hueso.

-Muchas gracias por la invitación -agregó, esbozando esa extraña sonrisa, tan suya. 

***

Caminaron un rato, hablando de cosas triviales, hasta que llegaron al susodicho hotel. Subieron hasta la habitación de ella (casualmente, una suite, con salón y cocina separados del dormitorio y una balconada desde la que, efectivamente, se veía todo el centro de Madrid) y ella fue directamente hacia el balcón.

-Mira -le dijo, haciéndole un gesto para que se acercara- ¿no es una vista hermosa por la noche?

La noche ya era cerrada y las estrellas brillaban alto en el firmamento. No había luna aquella noche así que las luces de la ciudad brillaban de colores, remarcando la silueta de los edificios contra el oscuro terciopelo de la noche. John miró a Lola, de arriba a abajo. Su esbelto cuerpo se apoyaba grácilmente contra la barandilla y sus ojos, profundos como los abismales océanos y negros como ala de cuervo, se encontraban fijos en la vista que tenían frente a ellos, ensimismados. Sus labios delgados no esbozaban mueca alguna, pero su mirada sonreía de una forma calmada, pacífica, sincera. 

El joven sonrió alegremente. 

-Me refería al arte. Tienes una percepción tan alta que vas a ser muy buena en todo lo que hagas relacionado con el arte. Por eso te elegí como profesora... -entonces murmuró por lo bajo, convirtiendo su sonrisa amable en una traviesa- ... y como más cosas también. Pero no te asustes, no quiero hacerte daño, te lo juro.

Entonces, con un repentino movimiento la atrajo hacia sí y la sujetó por la cintura, mientras inmovilizaba sus brazos en el abrazo. 

-No quiero hacerte daño -repitió en voz muy baja, clavando en sus ojos una mirada penetrante, difícil de evitar- lo que quiero es darte la oportunidad de desarrollar tu arte hasta límites insospechados, un arte que sólo tú puedes hacer... y que será eterno. 

Muy a pesar del cansancio la noche para John era de lo más agradable, era extraño que una mujer actuará de manera tan abierta permitiendo que él entrará a su suite teniendo apenas pocos minutos de conocidos, quizás le caí bien y necesite alguien con quien hablar de manera agradable, pensó para si mismo a manera de justificar la forma de actuar de Lola.

Cabe destacar que él no podía evitar sentirse algo atraído, Lola era un festival de curvas muy placentero a sus ojos, apenas ella le llamo desde el balcón John se acerca para apreciar la vista en su totalidad Realmente es una vista agradable comenta al momento que sus ojos se tornan hacia ella...

Te apetece tomar algo?

Hay alguna bebida para compartir esta hermosa vista?