Partida Rol por web

A Verónica se le disiparon las dudas en cuanto sugirió que podrían quedar en un lugar público, con una sonrisa mas sincera que la última dice muy bien acepto darte clases, si te parece bien podemos quedar el martes y ya veremos luego según tu disponibilidad. El precio sería...20 es poco? 30 ..mucho?..25 euros la hora. Trae un bloc de hojas gruesas para dibujar y un lapiz muy blando, las primeras clases serán en blanco y negro, dibujaremos bocetos. Verónica acerca la mano hacia el joven con la intención de cerrar el trato, sonriendo aún mas si cabe. ¿te parece bien? Cuando les explique a los compañeros lo que me ha pasado van a flipar.

Rafa se dispuso a seguir a su colega ya que aquella silueta que había visto en una calle aledaña no le daba muy buena espina. Sin embargo, apenas había dado dos pasos cuando tres hombres le salieron al paso, aparecidos como de la nada. Tras él, una mujer sola le cortó la retaguardia. No parecían skins, ni nada por el estilo, pero estaba claro que lo estaban rodeando. 

-Sí -dijo entonces la mujer, que resultó ser una muchacha joven, más o menos de su edad- es él, lo quiero para mí. 

Entonces, sin previo aviso, los tres hombres saltaron sobre él, con una velocidad sobrehumana. También con una fuerza sobrehumana lo inmovilizaron, le taparon la boca y se lo llevaron a uno de los callejones oscuros de alrededor. La joven los siguió con parsimonia. 

***

Su amigo se dio la vuelta al llegar al final de la calle y darse cuenta de que le estaba hablando al aire cuando dijo "¿verdad?" y nadie respondió. Rafa había desaparecido por completo, no quedaba nada de él. Corrió calle arriba, pero no lo encontró; se asomó a las callejuelas laterales, pero tampoco. Entonces intentó llamarlo por teléfono, nadie lo cogía. Rafael Pera había desaparecido de repente, por completo.

Master lo ultimo lo as escrito para todos.

Arreglado ;) gracias^^

Era una tarde oscura y fría aquélla. Las nubes tapaban el sol y sus últimos rayos no lograban calentar lo suficiente las calles por las que Mel atravesaba. El otoño había caído con fuerza aquellos días sobre Madrid. La joven caminaba rápidamente por una de las calles principales. Llegaba tarde a una quedada con sus compañeros de clase y no quería que empezaran a pensar en ella como una "malqueda". 

Así que prácticamente corría por entre la gran cantidad de personas que subía y bajaba Arenal. De pronto, un hombre bastante grande le salió al paso de una de las calles adyacentes y trató de detenerla, para pedirle firmas para una asociación benéfica de forma muy insistente. 

La mujer que estaba cerca de él en la barra se terminó de un trago lo que quedaba en su vaso y pidió otro. Mientras se lo ponían, miró en derredor  se fijó en él, al ser el más cercano a ella. 

-¿Un día duro? -preguntó sin sonreir. 

El hombre continuó mirándola, no hizo más que continuar el contacto visual, le sostuvo la mirada largo rato. Sólo después de que ella no desviara la suya durante unos segundos, hablo:

-Te conozco... de la clase de aikido, ¿puede ser? -entonces sonrió y se acercó a ella- sí, es de eso, ya decía yo que me sonabas...

¿Pregunta yo le reconozco?

mel intenta no tener contacto visual con el de las firmas intena dejarlo atras con un perdon por que llega tarde 

- Lo siento pero tengo prisa 

El hombre continuaba insistiendo, pero ella trató de zafarse y esquivarlo. 

tiradas de mel para zafarse y esquivarlo y alerta + percepción

Decanto la cabeza hacia un lado y sitúo mi mano en la barbilla he intento recordar, luego digo.

---Disculpa pero no me suenas, la verdad es que no suelo interesarme mucho en las otras personas.

---Pero dime, ¿quieres algo de mi?

Rafa mordió la mano de uno de los dos tipos que le tapaba la boca pero para su sorpresa, al hincar los dientes con todas sus fuerzas en la pálida mano, el tipo ni siquiera pestañeó, aguantó el dolor de forma estoica y continuó a lo suyo. Rafael gritó pero sólo profirió sonidos apagados que se perdieron en la quietud de la noche. Le faltaba el aire y el corazón le palpitaba a toda velocidad, movía los brazos  y las piernas sin conseguir nada hasta que el cansancio pudo con él y sólo le quedó quedarse quieto y ver su vida pasar por delante de él.

Tras tomar un sorbo de su bebida John contesta, es cuestión de perspectiva, cuando pasa a ser rutina se transforma en normal, y más que duro yo diría productivo, poco a poco se van logrando las metas, que tal usted?

Mel, con un ágil giro logró esquivar al hombre que le pedía firmas. Durante el movimiento, lo miró a los ojos y algo extraño sucedió. Fue como si una descarga le recorriera la espina dorsal. Nunca nada le había dado tan mala espina como aquello. Mientras caminaba -o más bien casi corría- Arenal arriba, la sensación de desazón no cesaba en su nuca. 

Cuando miró hacia atrás, vio que el hombre se había dado la vuelta y se había quedado mirándola, con una expresión de sorpresa y extrañeza en el rostro. Entonces, lentamente, dio un paso, luego otro, en su dirección. Comenzó a caminar, despacio en la dirección en la que ella se había marchado corriendo. 

-Oh, no -respondió riendo, colocando una mano tras su cabeza- en realidad me ha hecho gracia encontrarte por aquí. Vengo del Expo Cómic e iba a coger un taxi. ¿Vas a coger tú uno también? ¿Lo compartimos y así pagamos menos?

Entonces el joven comenzó a caminar alegremente hacia la parada de taxis, atravesando el parque. 

Sin que Rafa se diera cuenta, los hombres lo habían arrastrado varias calles más allá, hasta una boca de saco oscura como la boca de un lobo. Lo lanzaron contra una pared, al golpearse, cayó al suelo. Y, cuando se quiso dar la vuelta, la joven se había lanzado sobre él y lo había inmovilizado con la misma fuerza que tenían los otros dos hombres juntos. Rafa no se podía mover, a pesar de que puso todo su empeño en pelear. 

En ese momento comenzó a llover.

-Oh, qué lástima -musitó la joven en su oído- el cielo llora tu muerte...

En ese momento, Rafa sintió un leve pinchazo en su cuello y, después, una extraña sensación recorrió todo su cuerpo. De pronto, comenzó a sentir un placer indescriptible, perdido en un extraño limbo entre la conciencia y la inconsciencia. Y, en ese limbo, en esa nublada dimensión a caballo entre la vida y la muerte, la vida se le fue escapando entre los dedos. Su conciencia se oscurecía poco a poco, lentamente. 

Cuando de sus ojos apenas quedaba un resquicio por el que sólo alcanzaba a ver las siluetas borrosas de sus atacantes, de pronto, en la oscuridad del callejón sonó un grito. Uno de los hombres se desplomó en el suelo, inerte. Después, otro más. Una sombra cruzaba veloz su campo de visión y de pronto sólo quedaba en pie la chica que estaba sobre él. Ésta se levantó, corriendo y, de pronto, Rafa vio asombrado cómo de su brazo sobresalía un hueso que, poco a poco, se convirtió en una afilada punta. Entonces la joven se convirtió también en una mancha borrosa en su campo de visión. Los dos borrones se juntaban y se separaban a una velocidad imposible de captar para el ojo humano.

Y entonces, de repente, tras uno de sus choques, el cuerpo de la joven salió disparado contra una pared y su cabeza cayó rodando al suelo...

La sombra se detuvo, se acercó a él rápidamente. 

-Sigues vivo... -murmuró- a pesar de todo... y has luchado, parece. Eres fuerte. Puedo darte una oportunidad -entonces se agachó junto a él, pero Rafa apenas pudo ver nada mejor que antes, apunto como estaba de desmayarse-, tal y como estás, morirás en unos segundos, pero yo puedo evitarlo, puedo darte otra oportunidad, por supuesto tendrás que darme algo a cambio, como pago, pero puedo salvarte. Puedo darte un poder que jamás has soñado, aunque también conlleva un pesado lastre. Sólo tienes que decirme que sí, pero no debatas mucho contigo mismo... estás a punto de morir. Dime, ¿quieres?